El Presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el Presidente de la Generalitat Joaquim Torra fotografiados el pasado mes de julio en el Palacio de la Moncloa junto a la fuente – conocida como la Fuente del Amor - donde se reunían Antonio Machado y su amada Guiomar. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
ANTONIO MACHADO
80 ANIVERSARIO
80 ANIVERSARIO
Por Florentino Areneros
Se cumplen ochenta años de la muerte del poeta Antonio Machado en Colliure, Francia, tras verse obligado a abandonar España ante el avance de las tropas franquistas en el epílogo de la trágica Guerra Civil que el golpe militar de julio de 1936 había provocado.
El pasado 8 de julio se reunían en el Palacio de la Moncloa de Madrid, el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el de la Generalitat Joaquim Torra. Aparte de todo lo tratado en la reunión, tuvo mucha repercusión en la prensa la visita que ambos mandatarios realizaron a una de las fuentes de los jardines del Palacio de la Moncloa, tras manifestar el Presidente de la Generalitat su deseo de conocer el lugar. Se trata de una modesta y pequeña fuente que según diversos autores, entre ellos hay que destacar al hispanista Ian Gibson, se trataría del lugar donde se reunirían en secreto el poeta Antonio Machado y la mujer a la que este daría a conocer como Guiomar en sus poemas. Seguramente ninguno de los dos sepa, pese a su interés por la memoria histórica, que ese lugar fue primera línea de Frente de Batalla en la Guerra Civil Española durante cerca de dos años y medio.
La “Fuente del Amor” sería utilizada como lavadero por los soldados franquistas durante la guerra. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Antonio Machado no solo se convertiría en protagonista de la actualidad política nacional por este singular interés del Presidente de la Generalitat, también a lo largo del mes de julio aparecieron diferentes artículos en diferentes medios de prensa como El País (“Qué tiene Machado que todo el mundo lo quiere”), o el diario digital Público (“Cuando la derecha utiliza a intelectuales de izquierdas para reforzar su discurso”), o el también digital Cuarto Poder (“De pablo Casado a Iglesias: por qué Machado es el poeta más citado por los políticos”), entre otros. En estos artículos se destacaba la utilización de citas y frases del poeta sevillano por parte de diferentes políticos que abarcarían la práctica totalidad del espectro político español, desde el flamante nuevo presidente del PP Pablo Casado, hasta el líder de Podemos Pablo Iglesias. El hecho de que nuestros líderes políticos conozcan y citen a nuestros clásicos universales debería congratularnos, pero mucho me temo que en la mayoría de los casos se trate de frases “precocinadas” por los asesores, que las eligen y las sirven frías como una venganza, para que los políticos las despachen a discreción en sus intervenciones. Aunque tal vez estemos equivocados, y estas frases y citas sean de cosecha propia.
El poeta Antonio Machado fotografiado por Alfonso. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Hoy redoblan los tambores electorales y también se acerca la fecha del aniversario de la muerte del poeta, y nuevamente los políticos se lanzan a la carga haciendo propias citas de Machado. La repentina fiebre machadiana es de tal intensidad, y utilizando el palabro de moda, tan “transversal”, que hasta incluso en Vox ni más ni menos, se hacen eco de sus palabras . Cómo será la cosa, que hasta algún bloguero indocumentado que se hace pasar por algo parecido a un historiador, se permite el lujo de escribir una crónica sobre el poeta. No sé a dónde vamos a llegar. Ay… si Don Antonio levantara la cabeza.
Pero volvamos al poeta que es lo que realmente importa. Gracias a mi amigo de Gefrema Fernando Cardenal Alcántara, supe de la relación de Guiomar con el barrio de Argüelles, donde ella residía. Sin duda este fue el motivo de que sus encuentros secretos con Machado tuvieran lugar en los jardines del Palacio de la Moncloa, relativamente cercano dando un paseo desde su domicilio, o bien tomando el tranvía que pasaba cercano a aquel lugar. La madre de Fernando Cardenal alquiló un amplio piso en el “principal” de la finca que hace esquina entre las calle de Marqués de Urquijo y Rosales, hoy número 47, en la época el 41, donde establecería la residencia familiar y una academia para señoritas. El edificio había sido construido por el general Valeriano Weyler, que habitó el piso hasta su fallecimiento. En el ático de la finca vivían también en el momento de iniciarse la Guerra Civil Rafael Alberti y su esposa María Teresa León.
Fotografía aérea del Paseo de Rosales una vez finalizada la guerra. En un hotelito de esta calle vivía Pilar Valderrama. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
El piso que había alquilado la madre de Fernando en el año 1932, había estado alquilado anteriormente por Guiomar, donde residía junto a su marido e hijos, hasta que se trasladaron a un chalé cercano en el número 44 del Paseo de Rosales, actual número 58. Todos estos detalles me los ha contado Fernando, quien vivía allí al comienzo de la guerra y conoció a gran parte de los protagonistas, los interesados en conocer más detalles de sus interesantes vivencias, los pueden encontrar en los números 14 y 30 de la revista Frente de Madrid, o en el monográfico especial que dedicamos a las vivencias de Fernando durante la guerra, donde él y su familia vivirían un sinfín de peripecias.
Para cerrar más el círculo decir que el padre de Fernando, el filósofo Manuel Cardenal Iracheta, era a su vez un gran amigo de Antonio Machado, con el que había compartido años de enseñanza en Segovia, el sevillano como catedrático de francés, y el filósofo, con lo suyo, de filosofía. En su estancia en Segovia ambos desarrollarían una intensa amistad, llegando incluso a vivir juntos. En 1934 Cardenal Iracheta será nombrado director del nuevo Instituto Cervantes de Madrid, en el que Machado vendrá a dar clases también como catedrático de francés a partir de 1935. En el Instituto se pretendía dar continuidad a los métodos pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza, de la que tanto Cardenal como Machado habían sido alumnos.
Y por si todas estas casualidades, o no, todavía no fueran suficientes, decir que el padre de Manuel, el filósofo, y abuelo de Fernando, era don Manuel Cardenal Dominicis, general del Ejército Español, quien sería ayudante y consejero del general Miaja durante la guerra.
Todo esto me lo ha contado mi amigo Fernando Cardenal, un joven de taitantos años, que afortunadamente goza de una excelente salud y una prodigiosa memoria, que le permite estar contando increíbles vivencias durante horas. Lo dejo caer por si algún periodista o informador se quiere apuntar el tanto de una sensacional exclusiva histórica.
Fernado Cardenal, testigo de excepción de nuestra historia, en una foto de 1936 y otra actual. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
El verdadero nombre de Guiomar era Pilar de Valderrama Alday Martínez y de la Pedrera, era hija de Francisco de Valderrama Martínez, natural de Santurce, y Ernestina Alday de la Pedrera, de Santander. Su padre fue un prestigioso abogado, que desempeñó diferentes cargos políticos, siendo diputado y gobernador en varias provincias. Su padre fallecería joven, con 39 años, y su madre contraerá nuevas nupcias. Pilar de Valderrama es una joven bella, culta, de costumbres tradicionales y aficionada a la literatura y a la poesía, a la que le gusta escribir poemas, publicando varios libros de poesia. Pilar es una gran admiradora de Antonio Machado y de su obra, llegando a afirmar en sus memorias: «Le leía con tanta frecuencia, que yo que nunca tuve en la memoria ni los versos míos, me sabía los suyos de tanto repetirlos en silencio».
En 1908 Pilar se casa con el ingeniero palentino Rafael Martínez Romarte, y fijan su domicilio en el barrio de Argüelles, en la finca de Marques de Urquijo 47 de la que ya hemos hablado anteriormente, una vivienda espaciosa con diez balcones a la calle. De su matrimonio nacerán sus hijos Alicia (1912), María Luz (1913) y Rafael (1915), otro fallecería fallecería al poco de nacer. Posteriormente se trasladaran al chalé de Pintor Rosales, desde donde dominan el Parque del Oeste y unas estupendas vistas de la sierra. Su nuevo domicilio está muy cercano al de su cuñado, que también lo utiliza como taller, el escultor nacido en Palencia Victorio Macho, quien está casado con Maria Soledad Martínez Romarte, hermana del marido de Pilar.
Es una pareja con una intensa vida social, su marido es muy aficionado al teatro. A finales de la década de los veinte Pilar se une al Lyceum Club femenino, donde conoce y alterna con lo más granado de la intelectualidad femenina del momento: Zenobia Camprubi, Clara Campoamor, Victoria Kent, María Teresa León, Elena Fortún o Margarita Nelken entre otras muchas.
Un grupo de mujeres que formaban parte del Lyceum Club. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Desde los primeros momentos ella sabe que su matrimonio no funciona como ella hubiera deseado, pero su educación y creencias la llevan a permanecer junto a su marido e hijos, mientras se refugia en la poesía. Su vida va a experimentar un dramático giro el 17 de marzo de 1928, el día que su marido, completamente abatido, la confiesa que desde hace dos años mantenía relaciones con una joven de 25 años, la cual se acababa de suicidar arrojándose al vacío desde un balcón de la calle Alcalá. La reconocida infidelidad de su marido, aunque ella siempre lo sospechó, y el trágico desenlace, suponen un durísimo golpe en la vida de Pilar, su relación carece ya de sentido, pero sin embargo continúa con su marido e hijos.
Pilar marcha a Segovia, «en busca de sosiego», con la intención de conocer a Machado, por el que Valderrama siente una muy profunda admiración como poeta. En su primera visita a la capital castellana no logra verle, pero en una visita posterior a las pocas semanas regresa a Segovia y hace llegar una tarjeta al poeta por medio del Botones del hotel. Machado se presenta esa misma noche y ambos por fin se conocen. El poeta queda embelesado ante la visión de aquella mujer.
A la noche siguiente vuelven a reunirse para cenar y dan un agradable paseo nocturno por la ciudad castellana, surgiendo entre ellos una especial atracción mutua, especialmente en Machado, quien queda profundamente impresionado y rendido a los encantos y personalidad de la que a partir de ahora habrá de ser su “musa”, su “diosa”.
A partir de entonces se desarrolla entre ambos una intensa relación, que se irá intensificando con el tiempo. Pero se trata, para desasosiego del poeta, de un amor platónico, una relación pura y casta, que impone Guiomar, y la cual Machado acepta a regañadientes, pese a algún intento de acercamiento carnal, que ella siempre rechaza. Esta castidad impuesta martirizará al poeta.
Machado y Guiomar mantienen una relación oculta, con citas a escondidas entre ellos cada vez que Machado regresa a Madrid desde Segovia, a la vez que mantienen un intenso intercambio epistolar. Uno de los lugares donde se reúnen con mayor frecuencia son los jardines del Palacio de la Moncloa, que habían sido recientemente inaugurados, tras una profunda rehabilitación llevada a cabo por el pintor y paisajista, también sevillano, Javier de WInthuysen. Donde se reúnen en lo que se conocía como “El Jardín de la Fuente”, un parterre con una fuente central, rodeada por unos bancos de piedra corridos que forman un cuadrado a su alrededor, y que Machado denominaría “El Banco del Amor”.
El Jardín del Barranco. Desde las terrazas del palacete, a la derecha de la imagen, una escalera descendía al jardín Alto, lugar donde se encontraban la mantequería y una fuente central redonda. Desde allí, una rampa en dos tramos conducía al jardín Bajo, que tenía una fuente adosada al muro y otra circular en el centro -la Fuente del Amor-. En el lateral -abajo en la imagen-una escalera doble comunicaba con el jardín del Paso. Finalmente, otra larga rampa bajaba desde el palacete, por el borde del barranco, hasta la fuente de los Caños –en el lado izquierdo, fuera de la imagen–. Archivo del Jardín Botánico. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Inspirado en este lugar Pilar de Valderrama compondría un poema titulado “La Fuente del Amor”, que sería publicado en su libro “Esencias” en 1930, publicado por Caro Reggio, la editorial de la familia Baroja, ubicada también en el barrio de Argüelles.
El mismo banco de piedra
donde los dos una tarde...
Se enrosca a el alma la hiedra
del recuerdo... ¡El pecho arde!
Pero estoy sola -es invierno-
sentada en la piedra fría.
Siento un escalofrío interno.
No está su mano en la mía.
Dime, Fuente del Amor,
¿dónde el que mi pecho añora
se oculta?
…Del surtidor
el agua, saltando, llora...
Mis labios están helados.
Mis ojos miran sin ver,
¡tan cansados!,
este frío atardecer
en el Jardín de la Fuente.
¡Cómo suena su canción
-canción del amado ausente-
dentro de mi corazón!
Cuando no se reúnen en la “fuente del amor”, acostumbran a hacerlo en un café cercano a Cuatro Caminos. Con el paso del tiempo, las citas se van distanciando en el tiempo, y no es extraño ver a Machado paseando solitario por el Paseo del Pintor Rosales frente a la casa de Guiomar, siempre por la acera que linda con el Parque del Oeste, tratando de adivinar tras los visillos la presencia de su “diosa”.
El comienzo de la guerra va a suponer la separación definitiva de Guiomar y Machado. Pocos días antes de producirse el golpe militar de julio de 1936, Guiomar huye de Madrid junto con su marido e hijos camino de Portugal, concretamente a Estoril. Antes de ello destruye más de doscientas cartas que Machado la había enviado, aunque afortunadamente conserva algunas de ellas que se conocerán con el paso del tiempo y que permitirán conocer más detalles de este singular romance.
Los continuos bombardeos que sufría Madrid aconsejaron evacuar a Machado para garantizar su seguridad. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Machado permanece en Madrid y desarrolla una intensa actividad en defensa de la República y los que luchan contra los golpistas, la identificación del poeta con el pueblo de España, que él ve representado en los civiles que defienden la República es total. Cuando en noviembre de 1936 la guerra llega a Madrid, algunos componentes de la Alianza de Intelectuales Antifascistas creen que es recomendable evacuar a Machado, junto a otros intelectuales antifascistas, ante el peligro que los bombardeos suponen. Pero él se resiste, quiere permanecer al lado del pueblo y correr su misma suerte. Alberti y León Felipe visitan al poeta, pero este se niega en primera estancia, es necesaria una segunda visita para convencerlo. En palabras de Rafael Alberti “se luchaba ya en las calles de Madrid y no queríamos –pues todo se podía esperar de ellos- exponerle a la misma suerte de Federico”.
Antonio Machado, posa junto a su hermano José, la esposa y las hijas de este, y su madre Ana Ruiz. A excepción de las niñas, el resto de la familia permanecería unida hasta la muerte del poeta. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
El 24 de noviembre Antonio Machado, junto a su familia, parten rumbo de Valencia, donde se ha establecido el gobierno y la estructura administrativa de la República. Allí se instalan en un chalet en Rocafort llamado Villa Amparo. Allí Machado continúa con su actividad en defensa de la República, publicando poemas y textos en prensa, el más destacado seguramente fuera el titulado “Madrid. Baluarte de nuestra guerra de independencia (7.XI.1936 – 7.XI.1937)", con textos de Antonio Machado y fotografías de Joaquín Cortés y Roman Llores , editada en 1937 en Valencia por el Servicio Español de Información del Gobierno de la República. Un cuadernillo de 16 páginas de cuidada edición en el que se exaltaba la heroica defensa de la capital y la abnegación de sus habitantes tras un año de asedio y muerte.
Portada del fotolibro ““Madrid. Baluarte de nuestra guerra de independencia (7.XI.1936 – 7.XI.1937)” con textos de Machado. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Pero Antonio Machado comenzaba a marchitarse lentamente, su salud comienza a declinar, y su aspecto físico refleja un acelerado envejecimiento. Su residencia se convierte en una especie de atracción turística, y son numerosos los personajes, especialmente intelectuales, que desean visitar y saludar al poeta, convertido ya en todo un símbolo de la causa republicana.
Fotografía actual de Villa Amparo en Rocafort (Valencia), donde se alojaron los Machado durante su estancia en Valencia. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Pese a todo Machado sigue pensando en su Musa, en su diosa, en Guiomar, que él supone todavía en Portugal, aunque ella ha regresado ya España con su familia, concretamente a Palencia, de donde era natural su marido. Seguramente en la mente del poeta siguiera vivo el recuerdo de aquellos paseos por los jardines de la Moncloa y las tardes en el “banco del amor”. Allí compondría este soneto, pensando en su amada, en el que ya parece presentir la cercana muerte:
De mar a mar entre los dos la guerra,
más honda que la mar. En mi parterre,
miro a la mar que el horizonte cierra.
Tú asomada, Guiomar, a un finisterre,
miras hacia otra mar, la mar de España
que Camoens cantara, tenebrosa.
Acaso a ti mi ausencia te acompaña.
A mí me duele tu recuerdo, diosa.
La guerra dio al amor el tajo fuerte.
Y es la total angustia de la muerte,
con la sombra infecunda de la llama
y la soñada miel de amor tardío,
y la flor imposible de la rama
que ha sentido del hacha el corte frío.
En mayo de 1938 los Machado se trasladan a Barcelona, donde permanecerán hasta enero de 1939, cuando la amenaza de la llegada de las tropas franquistas a la ciudad aconsejan su evacuación. Será así como comienza el calvario de su camino hacia la frontera francesa.
La aglomeración de personas y vehículos, obliga a Antonio Machado y a sus acompañantes, entre ellos su octogenaria madre, a realizar el último tramo del camino a pie, bajo una fuerte lluvia que los empapa, así como un frío y viento intensos. La mayor parte de sus pertenencias y recuerdos se quedarán en el automóvil que les ha llevado hasta allí y se perderán para siempre, entre ellas posiblemente las cartas que Guiomar escribió a Machado.
La aglomeración de refugiados, obligó a los Machado a recorrer al pie el último tramo de su trayecto hacia Francia. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Una vez traspasada la frontera y gracias a algunas gestiones de sus acompañantes, entre los que se encontraba Corpus Barga, Machado y su madre tienen el “privilegio” de poder dormir en un vagón de ferrocarril de la estación de Cerbere. Al día siguiente, y gracias nuevamente a las gestiones de Barga en Perpiñan, consiguen que Álvarez del Vayo, ministro de Estado de la República, autorice que la embajada española se haga cargo de los gastos de los Machado. Es el 28 de enero de 1939.
De Cerbere se trasladarán en tren a Colliure, un bello pueblo pesquero, donde después de diversas peripecias conseguirán hospedarse en un modesto hotel. Los días pasan, las noticias que llegan de España son dramáticas, la salud de Machado cada día es peor, la nostalgia y la tristeza desbordan al poeta. Un día le hace entrega a la dueña del hotel de un pequeño joyero, que guardaba la joya más querida de Machado, diciéndola:
- Es tierra de España. Si muero en este pueblo, quiero que me entierren con ella.
La mujer trata de hacerle cambiar de opinión, haciéndole ver que eso no va a ocurrir. A lo que Machado responde:
- Mis días, señora, están contados.
Última foto con vida del poeta, tomada en Colliure pocos días antes de su fallecimiento. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
NOTA: Según nos comenta nuestro lector Ghirdanlaio, esta foto que aparece en algunas biografías situada en Colliure como la última foto con vida de Machado, en realidad estaría tomada en Villa Rocafort. La balaustrada y la persina así parecen confirmarlo.
Una mañana Machado se encuentra muy mal, y avisan a un médico. El diagnóstico es preocupante, el poeta es asmático y el frío que pasó en Cerbere le ha provocado una congestión, su estado es muy grave. El diagnóstico no podía ser más dramático: Machado se moría.
Tras cuatro días de sufrimiento, el poeta entra en coma y fallece el 22 de febrero de 1939, a las tres y media de la tarde del Miércoles de Ceniza.
El cuerpo de Antonio Machado cubierto con una bandera republicana, cosida de manera improvisada por la dueña del hotel la noche en la que falleció el poeta. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
En su abrigo, su hermano José encontró un papel con tres apuntes escritos a lápiz, el primero es el comienzo del popular monólogo de Hamlet “ser o no ser…”. El segundo un enigmático verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”. Y por último cuatro versos de una estrofa de su poema “Otras Canciones a Guiomar”, cambiando el “te enviaré” del original, por “te daré”:
Y te daré mi canción:
“Se canta lo que se pierde”,
con un papagayo verde
que la diga en tu balcón
Sus últimos versos fueron de recuerdo a su amada Guiomar. Quién sabe si sus últimos pensamientos no fueron también para recordar aquellas tardes mágicas junto a su “diosa” junto a aquella fuente de la Moncloa, sentados en el “Banco del Amor”.
Antonio Machado sería enterrado en el cementerio de Colliure. A día de hoy sus restos todavía descansan en una modesta tumba en aquel recoleto camposanto, abierto a todo aquel que quiera rendir homenaje a uno de los más grandes poetas en lengua española de todos los tiempos.
La tumba del poeta y de su madre, fallecida tres días después que este, en el cementerio de Colliure. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
A MODO DE FINAL
El Palacio de la Moncloa sería ocupado por las fuerzas franquistas el 19 de noviembre de 1936, durante los combates de la Batalla de Madrid, y permanecerían en este lugar hasta la finalización de la guerra.
El teniente coronel Fernández Virto y el comandante Gutiérrez Cano, junto al equipo de filmación de Edgar Neville, fotografiados en las proximidades de la fuente. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Todo el área alrededor del Palacio de la Moncloa sufriría cuantiosos daños durante la contienda, perdiéndose muchos de los elementos originales para siempre. Afortunadamente, la “Fuente de los Enamorados” conseguiría salvarse de la destrucción, sin duda la proximidad al pronunciado talud que se encuentra entre el palacio y el río, hizo de parapeto natural evitando la acción de la artillería. Algo que pronto descubrieron las fuerzas ocupantes, que utilizaron esta zona desenfilada como área de descanso y residencia.
A día de hoy la fuente se encuentra dentro del complejo presidencial de la Moncloa, y no es visitable para el público en general. Aunque si desde Presidencia del Gobierno (esté quien esté) quieren cursar una invitación a la muy benemérita y abnegada asociación Gefrema para visitar el lugar, les puedo garantizar que no rechazaran tan cortés ofrecimiento.
La zona donde se encontraba la fuente, protegida por el muro del jardín, era utilizada como zona residencial y de descanso por las tropas allí acantonadas. (Haga clic en la foto para verla ampliada)
Como vimos al comienzo del artículo, Machado y su obra suponen el “comodín del público” para muchos políticos, aunque bien es cierto que el recuerdo del poeta no lo puede arreglar todo. Tampoco una declaración amorosa a la luz de la luna en la “Fuente de los Enamorados” garantiza un amor eterno, como hemos visto tras la ruptura de Sáchez y Torra. Pero nunca está de más que nos acordemos del poeta, España necesita más Machados y menos Belenes Esteban.
He leído que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitará la tumba del poeta en Colliure este próximo domingo 23 de febrero, y más allá de las connotaciones publicitarias y propagandísticas que se le puedan ver a este acto, y más en precampaña electoral, me parece muy acertado que el Presidente del Gobierno Español, independientemente de la formación a la que pertenezca, visite la tumba de Antonio Machado, con todo lo que este universal poeta representa.
El otro día me decía mi amigo Pedro Corral, que sería una buena idea que el Rey visitara la tumba de Machado en un acto oficial. Sería un gesto de humildad cargado de simbolismo, así como de reconocimiento a los que como Machado perdieron la guerra, un gesto que pese a todo el tiempo transcurrido desde el final de la guerra o desde la muerte del dictador, todavía no se ha producido.
Florentino Areneros
AGRADECIMIENTOS: A Ian Gibson, que con su libro "Ligero de equipaje", me la ha puesto templadita y al pie, para poder escribir este artículo sobre Machado.
BIBLIOGRAFÍA:
Ian Gibson - "Ligero de equipaje" Aguilar-2006
Ian Gibson - "Cuatro Poetas en Guerra" Planeta-2007
Pilar Valderrama - Si, soy Guiomar. Memorias de mi vida. (Plaza & Janés, Barcelona. 1981).
Juan Antonio González Cárceles - LA RECUPERACIÓN DEL PALACETE UNA INTENSA HISTORIA.