jueves, 31 de mayo de 2012

LA GUERRA CIVIL EN LA CIUDAD LINEAL


Aficionados y diestros fotografiados en la entrada de Villa Eloisa, cuartel general del Partido Comunista durante los sucesos del golpe de Casado de 1939. (Al final de la crónica encontraran un video con una selección de imágenes del festejo).

LA GUERRA CIVIL EN LA CIUDAD LINEAL

Por nuestro corresponsal Florentino Areneros.

Domingo soleado de tibia temperatura primaveral, fresca por momentos a partir del mediodía, para acompañar a “Finito de Hortaleza” en su reaparición en Madrid, en la que compartiría cartel con Ricardo Márquez “Cani”, que tomaba la alternativa. En esta ocasión se lidiarían reses del hierro de Ciudad Lineal, morlacos que algunos aficionados miraban con escepticismo antes de iniciarse el festejo, dudando del juego que pudiera dar esta ganadería que se lidiaba por primera vez, aunque durante la lidia todos los ejemplares dieron una excelente muestra de clase, casta y poderío, que permitieron el lucimiento de los diestros, para regocijo y disfrute de los aficionados. La plaza presentaba media entrada larga, y en los tendidos se encontraban algunas de las primeras figuras del panorama actual de la moderna guerracivilmaquia, destacando la egregia figura del indiscutible número uno del escalafón, el inigualable Moncloveño, al que cada día se le ve más joven y más en forma, ¡¡que estampa torera señoras y señores!!. Junto a él los más incondicionales de los aficionados de Gefrema, los que nunca chaquetean: Modesto, Merengón, Arquitecto, Manzanares, Correas, entre otros muchos, y como no podía ser menos una nutrida representación de la Peña Taurina Segismundo Casado, representada en esta ocasión por su secretario general el Chato de Ventas y por su presidente, el ínclito Sandoval, que debutaba en el mundo del managerismo como apoderado de “Cani”. Desde aquí queremos agradecer, y que no sirva de precedente, a Sandoval sus denodados esfuerzos negociadores con los organizadores del festejo, para que el diestro de la ribera del Plus Ultra pudiera completar el cartel y tomar la alternativa en tan señalada mañana.

Los aficionados junto a los restos de un posible pozo y una acequia en el Pinar del Rey.

En cuanto a los detalles de la lidia, poco más podemos añadir a la trayectoria del inigualable maestro de las Cárcavas, el legendario José Ignacio Fernández Bazán “Finito de Hortaleza”, cuyas apariciones en los cosos de la guerracivilmaquia se cuentan por triunfos, el cual volvió a ofrecer durante toda la mañana, sobradas muestras de su maestría y depurado dominio de la técnica, que arrancaron sentidas ovaciones desde los tendidos en muchos de sus lances. Como es norma general en las actuaciones de este diestro se cuidó hasta el último detalle, llevando un exquisito control de la lidia en todos los momentos de la misma y siendo muy cuidadoso en la elección de los terrenos, aunque en esta ocasión tampoco privó a los aficionados de sus clamorosas y apoteósicas “vueltas al ruedo”, que el diestro de Hortaleza suele completar, paseando también, seguido de los aficionados, por gradas y andanadas. Y como siempre, no podía faltar el enciclopédico programa del festejo con el que este maestro agasaja a su público en todas sus actuaciones.

Fotografía de Villa Eloisa y sus jardines.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Pero sin duda la sorpresa de la mañana fue la alternativa de Ricardo Márquez “Cani”, un diestro toricantano en las lides de la guerracivilmaquia que actuaba por primera vez con público en las gradas, algo que no consiguió amilanarle en ningún momento de la lidia, al contrario, ya que lance tras lance pudimos comprobar como “Cani” se iba viniendo arriba en cada pase, a la par que ponía en pie a los tendidos con su depurado arte. “Cani” venía precedido de un aura mítica, casi legendaria, gracias a su blog Historias Matritentenses, un auténtico y enciclopédico Cossio de la Historia de Madrid, donde podemos encontrar auténticas joyas que harán las delicias de los amantes de la historia de esta querida ciudad. Entre esas innumerables joyas, se encuentra un excepcional artículo (clic aquí para ir al artículo) en el que realiza un minucioso repaso de los acontecimientos históricos que tuvieron lugar en la Ciudad Lineal (una zona controlada por el Partido Comunista que fue el principal bastión de la resistencia frente a las fuerzas casadistas), en los días posteriores al Golpe de Casado, artículo en el que identifica y localiza, la mayoría de edificios y lugares donde se desarrollaron estos intensos episodios.

El inigualable maestro "Finito de Hortaleza" brindando a los tendidos en una de sus apoteósicas faenas.

Gracias a las investigaciones de Ricardo Marquez en aquel insuperable artículo, se pudo desvelar por fin el misterio de la ubicación de Villa Eloisa, lugar donde se ubicaba el Cuartel General de los comunistas, uno de los objetivos de las tropas de Cipriano Mera en su entrada en Madrid. Les recomiendo encarecidamente la lectura de este artículo, un cuidado y minucioso trabajo de investigación que despeja muchas incógnitas sobre lo sucedido en aquellos intensos días, algo que otros muchos investigadores trataron de desvelar antes que Ricardo Márquez sin conseguirlo, una verdadera primicia histórica que no deben dejar de leer, así como tampoco deben dejar de visitar ese incomparable blog (clic aquí para ir al blog).

El Colegio de Huérfanos del Ejercito, otro de los bastiones durante los combates de Marzo de 1939.

En la ruta del pasado domingo se recorrieron gran parte de los lugares que se mencionan en aquel memorable artículo de “Cani”, y los asistentes pudieron disfrutar con las explicaciones sobre el terreno, acompañadas de todo tipo de detalles y de cualquier aclaracion que se le pidiera a este diestro debutante, que tras su monumental triunfo se ha convertido por derecho propio en un consagrado maestro en el noble arte de la guerracivilmaquia, y esperamos que su apoderado Sandoval consiga convencer al politburó de Gefrema para que vuelva a contratar a este joven y prometedor diestro, que tan bellas estampas ha dejado en las retinas de los aficionados que tuvieron el enorme privilegio de verle actuar el pasado domingo.

Una de las antiguas casas de la primitiva Ciudad Lineal, en este caso se trata de un edificio que fue tienda de comestibles y útiles diversos.

Y hasta aquí esta breve crónica (brevedad motivada por problemas de redacción que esperamos solventar en breve) en la que hemos querido hacerles llegar el espíritu de lo vivido el pasado domingo en el monumental coso de la Ciudad Lineal, y además el que quiera más detalles que vaya a las rutas, que para eso la gente las prepara y se las trabaja, que es muy cómodo ver los toros desde la barrera y que te lo cuenten, ¡¡ya está bien hombre de tanta comodidad!!.

Una vista panorámica de Madrid obtenida desde los jardines del hospital de San Juan de Dios, donde se ubicaba un fortín, desaparecido en la actualidad.

Una memorable jornada que finalizaría como no podía ser de otra forma con ambos diestros siendo sacados a hombros por la Puerta Grande entre una atronadora ovación, un clamor acústico que no se escuchaba en ese mismo lugar desde el atentado a José María Aznar de hace unos años y que hizo asomarse a los balcones a muchos vecinos. Otra mañana de Gloria para los aficionados a este noble arte de la guerracivilmaquia, un día en el que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que “ha nacido una estrella”.

Florentino Areneros.

La iglesia de San Juan Bautista, sería utilizada para diferentes fines durante la Guerra Civil, de almacén a puesto militar.


LOS VIDEOS DE SOL Y MOSCAS

A continuación les ofrecemos un video con una cuidad selección de imágenes de diferentes momentos del festejo que tuvo lugar el pasado domingo, amenizadas por el magistral pasodoble “Lagartijilla” del maestro José Martín Domingo, un pasodoble con una triste y emotiva historia detrás, se me ponen los vellos como escarpias al escuchar los acordes,de la que quizá un día escribamos unas letras.




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jueves, 24 de mayo de 2012

FOTOGRAFÍAS TRUCADAS

Una de las fotos más emblemáticas e icónicas de la II Guerra Mundial. Los soldados soviéticos han entrado en Berlín, y colocan la bandera de la Unión Soviética en lo alto de Reichstag. Una foto para la épica si no fuera por un pequeño detalle, uno de los soldados que coloca la bandera luce un lujoso reloj en cada una de sus muñecas, un objeto poco habitual entre los miembros del Ejercito Rojo y que seguramente fue obtenido mediante el pillaje. Un molesto detalle que sería convenientemente borrado para la posteridad. (Haga clic en cualquiera de las imágenes de esta crónica para verlas ampliadas).

FOTOGRAFIAS TRUCADAS

Por Florentino Areneros.

Seguramente muchos de ustedes, sobre todo si son entrados en años y de una época anterior a la era digital, habrán sentido muchas veces el incontenible deseo de hacer desparecer alguna fotografía de sus álbumes: aquella foto en la que sale poco agraciado (en mi caso prendería todos los álbumes), o en la que sale acompañado por personas o familiares de las que ya no quiere saber nada, o en la que ha sido sorprendido por el objetivo en una posición o actitud poco decorosa o ridícula. Este sentimiento es generalizado, y tan antiguo como la propia historia de la fotografía. Afortunadamente aquellos tiempos ya son el pasado, y ahora la tecnología nos ofrece un amplio abanico de posibilidades para remediar estos desagradables entuertos. Pero mucho antes de la existencia de herramientas como el Photoshop, los fotógrafos ya habían desarrollado sus propias técnicas para poder satisfacer tanto las peticiones de sus clientes, como para poder conseguir mejores fotografías.

Entre las “trampas” más habituales que utilizaban los fotógrafos, la más extendida era la del retoque durante el proceso de revelado o bien posteriormente a este. Existían un buen número de técnicas que iban desde la manipulación del negativo a la composición posterior, pasando por métodos "pictóricos" y los corta pega tan habituales en la actualidad en diferentes ámbitos. No entraremos en detalles técnicos porque en este tema, como en la gran mayoría de los que tratamos, no tenemos ni idea de lo que estamos diciendo, solamente queremos que sepan ustedes que esos métodos estaban allí y ya eran utilizados.

Desde la aparición de la fotografía, todos los dictadores totalitarios han hecho uso de ella para crearse una imagen idealizada de si mismos y de lo que representaban. Para conseguir este fin no importaba hacer pequeñas trampas, como hacer desparecer al mozo que sujeta el caballo en esta foto propagandistica de Musolini que representaría algo similar a “el Duce guiando su corcel hacia la victoria”. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Otra de las “trampas” más utilizadas para cambiar el sentido de la fotografía de tal forma que lo que pensábamos que estábamos contemplando en la imagen, en realidad no se correspondía con lo que estaba ocurriendo cuando se tomó la foto, nos estamos refiriendo a los posados, una técnica periodística y fotográfica que es bien conocida por los buenos aficionados a la guerracivilmaquia, muchos de los cuales tenemos el honor de contar entre nuestros lectores. La Guerra Civil supuso un cambio radical en lo que fue todo lo relacionado con el reportaje gráfico, sin duda motivado por la aparición de unas cámaras más pequeñas y manejables, pero de gran calidad. La posibilidades que ofrecían estas cámaras eran inmensas, entre ellas la de poder acercarte a la primera línea de fuego, algo impensable con las antiguas cámaras y toda su parafernalia de manejo. Esto sería rápidamente aprovechado por algunos reporteros que crearían un nuevo tipo de periodismo, destacando entre todos ellos Robert Capa, que haría famosa su frase: “Si la foto no es buena, es que no estabas suficientemente cerca”.

El “posado” es una técnica más, por la que el fotógrafo presenta como real un momento que en realidad se está representando. Muchas fotos no ofrecen ninguna duda de que se trata de un posado, sin embargo la polémica sobre si lo son o no acompaña a otras imágenes como esta foto mítica de Robert Capa. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

En esta ocasión nos vamos a centrar en el retoque, y dejaremos para otra ocasión el tema del posado en la Guerra Civil que sin duda también dará mucho juego, y vamos a ver algunos ejemplos de fotos con un antes y después. Seguramente detrás de las fotos que vamos a estudiar, haya mucha más historia, muy posiblemente una historia jugosa y apasionante, aunque no profundizaremos en ello en esta crónica.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Vamos a comenzar cronológicamente. Empezamos con unas fotos de la Unión Sovietica, un país que tendría una gran importancia en el desarrollo del conflicto español, al convertirse prácticamente en el único valedor internacional de la República Española, tras la desafección de las grandes democracias europeas, y frente al decidido apoyo de las portencias fascistas a Franco. La evolución política de la Unión Sovietica desde la Revolución de 1917 hasta el final de la II Guerra Mundial sería muy intensa. Tras la muerte de Lenin, líder indiscutible hasta ese momento, se desataría una lucha entre diferentes persona e interpretaciones de cual debería ser la continuidad del joven estado, de aquella lucha saldría vencedor el georgiano Stalin, que muy pronto comenzó con una política de eliminación de adversarios, generalizándose las llamadas purgas, que acabarían por convertir a este personaje en uno de los mayores asesinos de la historia de la humanidad. Pero esa eliminación física, también tenía que ir acompañada de una eliminación de las memorias, tenía que ser una desaparición total. Las fotografías, que se limitan a reflejar y dar fe de un determinado momento, se podían convertir en algunos casos en molestos testigos de la nueva realidad, por lo tanto había que hacerlas desaparecer también, o cuando menos hacer desaparecer de ellas lo que queríamos eliminar.

Stalin, Lenin y Trostky, tres de los principales protagonistas de la Revolución Rusa. Tras la muerte de Lenin, la rivalidad entre Stalin y Trostky adquiriría tintes dramáticos, y tras la llegada del primero al poder, la desaparición a cualquier nivel de todo lo relacionado con Trostky, incluidas fotografías, se convertiría en una obsesión que haría correr ríos de sangre. (Haga clic en la fotografía para ampliarla)
NOTA DE LA REDACCIÓN: Según nos informa nuestro lector pabloR la persona que hemos identificado como Trostky es en realidad Mijail Kalinin, otro destacado líder bolchevique.


Uno de los personajes, más odiados por Stalin fue Trostky, uno de los principales colaborados de Lenin, su hombre de confianza. La eliminación de Trostky y la de sus seguidores, se convirtió en una obsesión para Stalin, cualquier persona u organización sospechosa de tener alguna relación con Trostky debía ser eliminada, incluso fuera de la URSS. Sin embargo, como no podía ser de otro modo, Trostky aparecía en muchas de las fotografías históricas de los momentos más importantes de la revolución junto a Lenin, unas imágenes que formaban parte del ideario colectivo y que no podían desaparecer. Ante este problema se optó por una solución que ustedes ya habrán podido imaginar: el retoque. En la siguiente imagen podemos ver a Lenin que se dirige a las tropas que van a combatir contra Polonia en la Plaza Svérdlov frente al teatro Bolshoi de Moscú en 1920, en plena guerra civil rusa

Una de las fotos más célebres de la Revolución Rusa, es esta de Lenin que se dirige a las tropas que van a combatir contra Polonia en la Plaza Svérdlov frente al teatro Bolshoi de Moscú. Bajo el improvisado escenario, y a la espalda de Lenin, vemos apoyado a Trostky con uniforme y gorra militar. En la foto inferior vemos que Trostky ha desaparecido. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Otra fotografía en la que ustedes pueden apreciar la misma situación la pueden ver a continuación, en ella vemos a Trostky saludando militarmente al lado de Lenin, rodeados de otras personas. En la segunda foto ya retocada podemos ver como el incomodo Trostky ha desaparecido.

Otra foto de la que Leon Trostky sería eliminado del lado del indiscutible Lenin. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Pero si se fijan atentamente, como en el juego de las diez diferencias, podrán ver que la desaparición de Trostky no es lo único que falta, si no que en la segunda imagen han sido borrados también 3 personajes más, que no hemos conseguido identificar, pero que sin duda se trataba de personas non gratas para Stalin, y por lo tanto nos tememos su final.

Aunque en la secuencia anterior pudiera parecer que el único “defenestrado” por el retoque era el habitual Trostky, si nos fijamos con detalle, vemos que el “recortador” se ha llevado a otros tres por delante. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Pero volvamos ahora a España, la guerra había terminado, Franco ejercía de Caudillo con un poder absoluto, uno de los pilares del régimen era el culto al líder, al hombre que “había salvado a España”. Desde que Franco fuera proclamado Generalísimo en octubre de 1936 en Cáceres, la propaganda se había encargado de dar forma a la figura de un hombre cargado de las más nobles virtudes y principios, una especie de padre benefactor de todos los españoles, al que se le asoció un aura mítica, casi divina. Todas las representaciones del lider, se hacían eco de ello, y esta iconografía inundaba las calles y los medios de comunicación. Sin embargo el general Franco dejaba mucho que desear, y no solo hablamos de sus cualidades morales, si no también de las físicas. Franco era un hombre bajito, de voz atiplada, con un físico ramplón, que incluso hizo que algunos de sus compañeros de armas le denominaran peyorativamente como “Paca la Culona”.

Desde que Franco se hizo con el poder, una poderosa maquinaria se puso en marcha para agrandar la figura del que se denominaría “Caudillo” (en sintonia con el Fuhrer alemán y el Duce Italiano), en quien se juntarían todas las virtudes del nuevo régimen que nacía en España, otorgándole un carácter cuasi divino. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Una de las mayores oportunidades que se le presentarían tanto a Franco como a su régimen de afianzar, e incluso engrandecer su imagen internacionalmente, fue la entrevista que mantendría con Hitler en la estación de ferrocarril de Hendaya en octubre de 1940, con Francia ocupada por las fuerzas alemanas. No entraremos en detalle de lo tratado en aquella ocasión, ni de lo que allí sucedió. Nos limitaremos a señalar las diferencias entre las fotografías originales y las retocadas para que ustedes puedan extraer sus propias conclusiones. En la primera de ellas vemos a los dos dictadores departiendo amigablemente el la estación de Hendaya, pero los investigadores de los archivos de la Agencia EFE han descubierto que en realidad se trata de un montaje de las siluetas de las personas que aparecen superpuestas sobre la foto de un anden vacío.

El encuentro de Franco con Hitler en Hendaya, fue una oportunidad única para conseguir dar otra dimensión a la figura de Franco, por ello la parte gráfica se cuidaría hasta en el último detalle, como en este montaje fotografico. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Otra de las fotos, y quizá la más conocida de toda esta serie sea la de Hitler y Franco pasando revista a las tropas que les rendían honores, una foto en la que a Franco le han pillado con los ojos cerrados con una expresión que no se corresponde con la que sus servicios de propaganda querían transmitir. Solución: el retoque.

En la foto original, Franco fue sorprendido con los ojos cerrados y una expresión poco acorde a la categoría de un mandatario de talla mundial, algo que sería inmediatamente corregido mediante hábil arreglo. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Pero en la foto anterior, además de los ojos, todavía podemos encontrar detalles que evidentemente no podían ser del agrado del “departamento de imagen” del "Caudillo". En primer lugar es muy evidente que Franco es mas bajito que Hitler, quien por cierto tampoco es que fuera muy espigado. La punta del gorrito de Franco no llega ni a las cejas de Adolfo, además si nos fijamos se le ve tan alto como el oficial de su espalda que está a unos pasos de distancia y por efectos de la perspectiva debería ser más bajo. Pues ni cortos ni perezosos el gabinete de imagen, se trabaja una foto, con un exultante Franco tan alto como Hitler, y mucho más que los soldados de su espalda. El tema de la altura de los mandatarios nunca ha sido una cuestión baladí, recuerden ustedes el cajoncito que le ponían al defenestrado Sarkozy para sus comparecencias con otros líderes más altos, pero en cuestion de alturas y de dictadores, yo me quedo con la delirante escena entre Hitler y Musolini de “El Gran Dictador” de Charles Chaplin, que transcurre cuando se entrevistan en el despacho del primero y entre otras cosas le recortan las patas a la silla del Duce y le colocan un busto encima, o la escena en la peluquería, compitiendo entre ambos por ver quien llega más alto. Si no han visto todavía esta magnífica película se lo recomiendo, se van a divertir y algo más.

Seguramente nadie como Charles Chaplin en su película “El Gran Dictador” haya caricaturizado el “culto a la imagen propia” que caracteriza a todos los dictadores independientemente de ideologías. Las escenas de rivalidad entre Adenoid Hinkel y Benzina Napaloni, como la de la peluquería que ven en las imágenes, tal vez no estuvieran tan alejadas de la realidad como pudiéramos pensar. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Pero volvamos a la fotografía. Seguramente para esta foto se utilizaron recortes de diferentes fotos, y así vemos como Franco por arte de magia ha cambiado la condecoración que llevaba en el pecho. Mientras que en las anteriores fotos Franco luce la medalla de la Cruz del Águila Alemana y sin embargo en esta luce la Medalla Militar Individual. Sin duda esta foto estaba destinada al público español, con un Franco a la “altura” de otros mandatarios (en todos los sentidos) mostrando orgulloso las condecoraciones de nuestro ejercito, sin duda de mucho más valor que las que pudiera tener otorgadas por otros paises.

Pero el retoque de los ojos no debió de ser considerado suficiente, Franco era más bajito que Hitler, eso había que solucionarlo como fuera. De paso se sustituyó la condecoración alemana que llevaba prendida en el pecho, por una española, sin duda de mucho más valor que cualquier medalla de otro país. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Pero durante la Guerra Civil también tuvimos fotos en el más puro estilo estalinista, aunque en esta ocasión el método fue utilizado por los sublevados. A finales de septiembre de 1936 la columnas del Ejército Africano, compuesto mayoritariamente de marroquíes y legionarios, consiguen llegar a Toledo y liberan a los asediados del Alcázar que llevan dos meses resistiendo las acometidas de los sitiadores republicanos. Esta polémica decisión dará gran popularidad al general Franco, y así pocos días después sería proclamado generalísimo de todas las fuerzas sublevadas, sin embargo el desvío que hubo de realizar para llegar a la capital manchega, le hizo perder un tiempo precioso que permitió que las defensas de la ciudad de Madrid se reforzaran, haciendo fracasar los posteriores intentos de tomar la ciudad por parte de Franco, objetivo que no conseguiría hasta finalizada la guerra.

Franco y Hitler se despiden amigablemente. En la foto podemos apreciar con todo detalle la Cruz del Águila Alemana que Franco luce en su solapa, pero que en España fue sustituida por la Medalla Militar Individual. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Tras la toma del Alcázar (clic aquí para ir a la crónica) llegaba el momento de dar trascendencia mediática a la hazaña, había que utilizarlo como propaganda para la causa, y por todo el mundo circularon imágenes de las ruinas, y de los demacrados rostros de los asediados. Entre aquellas imágenes se encontraba una en la que en un primer plano se distinguía a un Franco con expresión de satisfacción y junto a el un demacrado y pensativo coronel Moscardó, con barba de muchos días. Entre ambos se asoma un joven, con gafas de pasta, que irrumpe en la imagen. La fotografía sería portada del ABC de Sevilla el 28 de septiembre de 1936.

El 28 de septiembre en la portada del ABC de Sevilla se podía ver una foto de Franco junto al recien liberado Moscardó y entre ellos un enigmático personaje. Fotografía blog "Toledo Olvidado" (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Esta foto, con el espontáneo de las gafas, se publicaría en otros medios de comunicación, como el Diario de Lisboa, pero más tarde circularía la misma foto, pero en esta ocasión se había suprimido la figura del espontáneo, ¿cuál fue el motivo de eliminar a este personaje?. Esta y otras preguntas ya se las planteó Eduardo Sánchez Butragueño en su estupendo blog Toledo Olvidado, el cual les recomiendo encarecidamente visitar. La primera hipótesis que se plantearon era que el misterioso personaje fuera Mijail Koltsov, el misterioso periodista del diario Pravda del que ya hemos hablado en nuestra publicación en diversas ocasiones, como en las recientemente publicadas crónicas sobre el derribo y muerte de Sergei Tarjov (I parte y II parte), en una crónica anterior de título “cortarse la coleta”, hablábamos de los intentos de asalto al Alcázar de Toledo donde también Koltsov desmpeñaba un papel protagonista como dejó constancia en su diario. Por lo tanto, no quedaba ninguna duda de que Koltsov había estado en Toledo, pero aunque Mijail Koltsov tuvo ocvasión de demostrar en más de una ocasión que no se amilanaba fácilmente, el haber pasado las líneas y llegar a fotografiarse con el comandante de los sublevados hubiera sido más que una decisión temeraria, habría sido un suicidio en toda regla. Sin embargo, es notable el tremendo parecido del personaje que aparece en la fotografía con Koltsov.

El enigmático corresponsal del diario Pravda Mijail Koltsov, que tenía un gran parecido con el periodista portugués Artur Portela. Fotografía LA BIBLIOTECA FANTASMA.

Descartado Koltsov, ¿quién podría ser el misterioso personaje de la gafas?. La respuesta la encontramos en el ya citado blog “Toledo Olvidado”. Se trata del periodista portugués Artur Portela, cuya identidad ha sido confirmada a los autores del blog por el propio hijo de este, un escritor de renombre en Portugal llamado también Artur Portela como su padre. Conocida la identidad de la persona que se encuentra entre Franco y Moscardó, las razones que pudieron motivar su eliminación de la foto siguen siendo un misterio. En Toledo Olvidado plantean la posibilidad de que fuera borrado para que en la imagen histórica aparecieran solo protagonistas de aquel episodio, sin olvidar que como recalca el propio hijo de Portela, su padre era masón, demócrata y republicano, un personaje incómodo para compartir la posteridad en una imagen con tintes de leyenda.

La persona que aparece entre Franco y Moscardó es el periodista portugués Artur Portela, corresponsal del Diario de Lisboa. Por algún motivo que se nos escapa la presencia de este periodista en la foto no agradaría a alguien y su imagen sería “borrada”.Fotografía blog "Toledo Olvidado" (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Seguramente nunca sepamos la verdadera razón de la eliminación de Artur Portela de aquella foto, que puede ser perfectamente cualquiera de las dos planteadas en el blog Toledo Histórico, o incluso que alguien pensara que se les había colado en la retaguardia el taimado corresponsal del Pravda Mijail Koltsov, en un intrépido golpe de efecto. Tal vez algún día podemos conocer las historias que se esconden detrás de esta y otras muchas fotos que nos hacen muchas preguntas cuando las contemplamos.

Termino esta crónica con otra foto ajena totalmente a lo aquí tratado, pero que no me he podido resistir a la tentación de ponerla en esta crónica. Cuando te entra el gusanillo de la fotografía de la Guerra Civil, según va pasando el tiempo se va convirtiendo más y más en algo obsesivo, un paseo por las calles de Madrid es una invitación a que imágenes de esos lugares en blanco y negro empiecen a aparecer en tu mente, se camina mirando hacia arriba (con los inevitables y dolorosos bolardazos), y cualquier fotografía o imagen de la actualidad rápidamente se asocia con otra antigua si existe alguna similitud, imaginense como será la cosa que hace tiempo el hijo del gran “Moncloveño”, un chaval muy espabilado pese a su juventud (de casta le viene al galgo) le dijo a su padre: “Papá, vas a acabar como Don Quijote pero con la guerra. Y cualquier día vas a querer ir al Parque del Oeste a dar tiros a los malos”, para que un hijo le diga esos a su padre imaginense como tiene que estar el patio. De entre la innumerables fotografías que se conservan de la Guerra de España, muchas de ellas son auténticos iconos, algunas de ellas aparecen en esta crónica, como por ejemplo la que aparece Artur Portela tras Franco y Moscardó, por ello mientras el otro día seguía el escrutinio de las Elecciones Andaluzas, la foto vino inmediatamente a mi memoria y supongo que ustedes entenderán la razón por la que la traigo a estas páginas. Espero estimados lectores que me sepan disculpar, pero la tentación ha sido muy grande, tan grande que no me he podido resistir, espero lo comprendan.

Cuando el gusanillo de la fotografía de la Guerra Civil entra en el cuerpo, uno acaba viendo las mismas fotos en las más diversas circunstancias, ¿no me digan que a ustedes no les pasa?. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

LOS VIDEOS DE
SOL Y MOSCAS

Si la tentación de poner la anterior fotografía era fuerte y hemos cedido a ella, tras hablar de “El Gran Dictador” no podía de dejar de traer a esta crónica de egos, vanidades, trampas y propagandas, uno de los momentos más sublimes de la cinematografía de todos los tiempos. En estos tiempos que corren, donde se impone la desesperanza, a veces podemos echar la vista atrás y comprobar que volvemos a equivocarnos en las mismas cosas, como si estuviéramos condenados a no aprender. Viendo este trozo de video comprobaremos que algo muy similar a lo que nos está pasando ocurrió hace 75 años, aunque hayamos cambiado dictadores por mercados, y entonces ya hubo gente que se dio cuenta y propuso alternativas, sin embargo parece que nuevamente hemos cometido los mismos errores de antaño y tomamos nuevamente un camino que tampoco conduce a la solución, aunque tal vez todavía estemos a tiempo de cambiarlo. Bueno, no les doy más el tostón que me pongo melodramático, les dejo con los últimos minutos de aquella mítica película (rodada en el mismo año en que Franco y Hitler se reunían en Hendaya) y que cada uno saque sus propias conclusiones. Muchas gracias por haber llegado leyendo hasta aquí y disfruten del video.



Florentino Areneros.


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viernes, 11 de mayo de 2012

¿SE ESTÁ PERDIENDO LA RAZA? (II PARTE)

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Desde su llegada al trono de España la dinastía Borbón los escándalos, pelotazos, fraudes, adulterios, traiciones, intrigas, etc. se han sucedido sin que a los españoles pareciera preocuparnos. Sin embargo en la actualidad, por unas menudencias y algún desliz sin mayor importancia si los comparamos con otros pasados, los ciudadanos ponen inmediatamente el grito en el cielo. ¿Qué está pasando?, ¿se está perdiendo la raza?. (Haga clic en cualquiera de la imágenes para verlas ampliadas).

¿SE ESTÁ PERDIENDO LA RAZA? (II PARTE)

Por nuestro corresponsal Abilio Ovejero.

En nuestra crónica anterior haciamos un pequeño resumen de los aconteceres de la dinastía Borbón desde los comienzos del Siglo XIX, una historia de sexo, pasiones, intrigas, traiciones, infidelidades, negocios sucios, asesinatos, atentados, guerras y odios. Si tras leerla pensaron alguno de ustedes que aquello no se podía superar, he de decirles que se equivocan, como comprobaran si siguen leyendo.

Finalizábamos aquella crónica anunciando el matrimonio de la joven reina con uno de sus primos, Francisco de Asís, hijo del hermano de Fernando VII, Francisco de Paula. El candidato elegido no es del gusto de la joven reina, además las malas lenguas acusan al pretendiente de ser homosexual (aunque no podemos confirmar que fuera a “clubes de hombres nocturnos” y encontrara el infierno). Seguramente ustedes pensaran: “pues se busca otro y punto”. Nada más lejos de la realidad estimados amigos, la elección del futuro rey no era una cuestión baladí, existían muchos intereses cruzados y no abundaban los candidatos que reunieran las características apropiadas, nada que ver con lo que pasa ahora que los monarcas se pueden casar con un jugador de balonmano, con una periodista, o con un… eehhh…, estooo…., bueno, pues eso, con cualquier persona, ya me entienden.

La actual Familia Real, pese a tener lo suyo, es todo un ejemplo si la comparamos con los Borbones del Siglo XIX, más cercanos a la familia Channing en Falcon Crest que otra cosa. Lo malo es que en vez de viñedos se jugaban el provenir de España, y así nos fue.

Como comentábamos en la crónica anterior la reina madre, que debía hacerse cargo de la regencia hasta la mayoría de edad de su hija, se había casado con un sargento de su Guardia de Corps, de nombre Fernando Muñoz, con el que tendría ocho hijos, el cual rápidamente dio innegables muestras de poseer un fino olfato para los chanchullos, llegándose a decir que había pocos negocios en los que la reina madre no estuviera de por medio. La situación fue deteriorándose, y el general Espartero se hace con la regencia ante la minoría de edad de Isabel y manda al exilio parisino a la reina madre, marido e hijos, que ya eran conocidos popularmente como “los muñoces”, aunque bien es cierto que la reina madre, no estaba dispuesta a dejar de influir en las cosas de palacio. No debemos olvidar tampoco a los tíos por parte de padre de la reina, el infante Carlos que reclamaba el trono y había provocado una sangrienta guerra, y al infante Francisco de Paula, que también tendrían mucho que decir en el futuro. En medio de todo ello se encontraba la pobre Isabel, con solo dieciséis añitos, rodeada por una serie de personajes cada uno con sus propios intereses, sin tener en cuenta para nada el interés o preferencias de la propia reina.

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Cada uno de los “lobbys” con intereses en la elección del candidato comenzó a jugar sus cartas, la lista de posibles candidatos era variada. Se propuso al hijo del infante Carlos, su primo Carlos Luis de Borbón, conde de Montemolín, para de este modo terminar con el contencioso “carlista”, pero finalmente se desestima, habían perdido la guerra. Los “muñoces”, que habían regresado del exilio tras la salida de Espartero y la llegada de Narváez, proponen al príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo, todo un galán, primo de la todopoderosa reina Victoria de Inglaterra (por si éramos pocos solo faltaba la Pérfida Albión) que apoya la unión, algo que no agrada nada a los franceses (si no éramos suficientes, ahora los gabachos), que proponen a los hermanos Orléans: Enrique, duque de Aumale, y Antonio, duque de Montpensier, hijos del Rey Luís Felipe de Francia. Como se pueden imaginar, estos candidatos no gozaban de las simpatías de Inglaterra. No se vayan a pensar ustedes que esto era una cuestión de menor importancia, era tal la trascendencia del matrimonio, que los británicos y franceses para no llegar a más acaban firmando el Tratado de Eu en 1845, que reduce el número de candidatos solamente a la rama Borbón, siempre que no tengan opciones al trono de Francia. Como ven mucho antes de Merkel, Camerón y Sarkozy, ya se nos decía lo que teníamos que hacer.

Isabel II fue heredera de una situación que se precipitaba hacia el abismo desde el reinado de su abuelo Carlos IV, al que tras la Guerra de Independencia, siguió el catastrófico de su padre y después el periodo no menos caótico de la regencia de su madre, marcado por una guerra civil con los partidarios de su tío Carlos. Pero aún teniendo el listón muy alto, la joven princesa conseguiría superar en torpeza e ineptitud a todos ellos, aconsejada casi siempre por esa oligarquía patria de la que todavía disfrutamos los españoles.

La lista se reduce y los “muñoces” proponen otro candidato: el hermano menor de la Reina Madre María Cristina, Francisco de Paula de Borbón-Dos Sicilias, conde de Trapani. Pero el muchacho parece que es un poco zangolotino, no tiene buena prensa en España y finalmente es descartado, no sin antes provocar la decisión un rifi rafe entre Maria Cristina y Narvaez, que haría dimitir a este último. Tras este descarte ya solo quedaban dos candidatos, los hijos de Francisco de Paula, hermano de Fernando VII: Francisco de Asís, Duque de Cadiz y Enrique, Duque de Sevilla, ambos primos de la reina. El elegido finalmente será Francisco de Asís.

Como hemos dicho anteriormente, la única que no tenía vela en este entierro era la propia Isabel, la cual, según cuentan, en el momento de conocer la elección exclamó: “No, la Paquita no…, con cualquiera menos con la Paquita”. El disgusto fue tremendo, y al parecer fueron varios los días que pasó en su cuarto llorando, además para hacer más profunda la herida, se decidió casar a ambas hermanas a la vez, Isabel y Luisa Fernanda, eligiendo como esposo de esta última a Antonio de Orleáns, Duque de Montpensier, un marido de mayor jerarquía (sin contar otras cualidades) que el que le ha tocado en suerte a Isabel. Nadie puede negar que la vida había sido bastante dura con Isabel. La boda (aunque sería más correcto decir las bodas) se celebró en la capilla del palacio el 10 de octubre de 1846, tras lo cual los recién casados partieron hacia San Ildefonso de luna de miel.

Isabel II (sentada a la izquierda) sería obligada a casarse con un primo suyo, Francisco de Asís, conocido popularmente como “La Paquita” o “Paco Natillas” debido a que se sospechaba que visitaba “clubes de hombres nocturnos”, como diría algún obispo.

La relación fue un rotundo fracaso, ambos cónyuges no congeniaban en absoluto, sin olvidar la supuesta homosexualidad de Francisco, que llevó a decir a la reina que en la noche de bodas “llevaba más puntillas que ella”. La distancia, incluso el desprecio, se fue haciendo mayor entre ellos. Isabel comienza a llevar una vida festiva y desordenada, no hay fiesta a la que no asista, en compañía la mayoría de ocasiones de su prima, y a la vez cuñada, la infanta Josefa. Uno de los lugares preferidos de la reina es el restaurante Lhardy, donde no es raro verla acompañada de jóvenes de la nobleza e incluso de populares actores o artistas.

La situación en palacio es cada vez más tensa, la relación de Isabel con su madre es ya de abierta hostilidad, no sin razón la considera la culpable de su desgracia conyugal y finalmente los “muñoces” acaban haciendo las maletas y marchando a Francia. Para complicar más la situación, Isabel entabla algo más que amistad con el general Serrano, un militar liberal que es Ministro de la Guerra, y se murmura que son amantes. La relación de los reyes es ya insostenible, Isabel quiere la nulidad. El asunto supera el ámbito familiar y trasciende a la vida política del país, siendo conocido ya como “la cuestión de palacio”. En abril de 1847 (no han pasado ni seis meses de la boda) la ruptura se oficializa, Isabel marcha a Aranjuez y Francisco a El Pardo, la reina a su vez inicia los trámites de la nulidad matrimonial, alegando coacción moral e impotencia de su esposo. Periódicos como The Times, se hacen eco de la noticia.

El general Francisco Serrano, oficiosamente sería el primer amante de la reina dentro de una larga lista. Este papel de “favorito” lo utilizaría para sus intereses particulares, al igual que harían otros posteriormente.

Las intrigas se desatan, Serrano es una baza importante, los liberales lo utilizan para manejar a la reina, y los conservadores, apoyados por los “muñoces” y por el propio rey, quieren aprovechar la relación sentimental de la reina para quitársela del medio, sustituyéndola o bien por el propio Francisco o bien por su hermana Luisa Fernanda y su marido. Tras negociaciones a muchas bandas, los reyes deciden “reconciliarse” nuevamente. Por su parte Serrano pone tierra de por medio, y tras recibir una importante compensación económica (aquí el que no corre vuela), marcha destinado a Granada, otro mazazo para la reina nuevamente abandonada a su suerte.

La reina se encuentra rodeada en palacio de personas hostiles a su persona, y algún que otro personaje singular, como el confesor del rey, el padre Fulgencio, un tipo raro e intrigante que ejerció una gran influencia entre las paredes de palacio. También se encontraba por allí la monja sor Patrocinio (les prometo que no me invento los nombres) conocida como “la monja de las llagas”, una hermana que había padecido varias “experiencias místicas”, entre ellas la aparición de llagas en manos pies y costado, así como un vuelo en que un diablo la condujo por tierras de Guadarrama, rapto que finalizó depositándola sobre un tejadillo del convento, en el que la monja había sido descubierta por sus hermanas de Orden, fatigada y sucia de tierra y restos vegetales. En pleno SXIX ya la gente no se creía estas cosas, y tras ser juzgada, acabaría acusada de impostora y condenada a ser desterrada de la Corte en 1836. Posteriormente sería perdonada y consiguió introducirse en palacio, donde ejercería una gran influencia sobre Francisco e Isabel. Ante este panorama, Isabel decide buscarse compañía y esta vez se fija en el marques de Bedmar, un joven aristócrata. Al igual que anteriormente ocurriera con Serrano, es ahora Bedmar el centro de las intrigas políticas, y gracias a su influencia sobre la reina consigue que Narváez sea cesado por esta, aunque posteriormente al día siguiente le reincorpora al cargo, tras ser aconsejada por los “muñoces”. Narváez, regresa más cabreado que una mona y sabedor de los tejemanejes de palacio manda al padre Fulgencio confinado a un convento de los escolapios, y a sor Patrocinio a Talavera. Al rey, que estaba también en el ajo, lo confina en sus dormitorios, menudo era este Narváez, aunque al poquito le dejó salir.

El general Ramón María Narváez, todo un clásico en todos los tejemanejes gubernamentales de un periodo del SXIX, que tuvo que padecer muchos de los caprichos de la reina, su familia y la camarilla de palacio.

Con lo visto hasta ahora ya se pueden ir haciendo ustedes una idea de cómo era la vida en palacio: una reina manipulada por una camarilla y un “favorito” (asociado a algún grupo político o de intereses económicos, incluidas corruptelas varias) que a la larga acaban determinando las decisiones políticas que han de regir el país. Mientras tanto la nación queda estancada, la pobreza aumenta y España ve como se pierde el tren de la modernidad. Las algaradas y pronunciamientos se suceden, muchas veces corre la sangre generosamente, y empieza a nacer una conciencia republicana en amplios sectores de la población, que empieza a ver en la monarquía la causa de los males de España.

Pero volvamos a la crónica rosa, Isabel sigue con sus veleidades y vida libertina, su marido el rey Francisco, tiene ya asumido su papel en esta historia y decide sacar tajada del asunto chantajeando a la reina y a los políticos de turno para evitar escándalos, así es nombrado intendente del Real Patrimonio y administrador de los bienes de la Corona. En 1850 nacería el primer hijo de Isabel, de nombre Fernando que fallecería a las pocas horas de nacer, la muerte del bebe supuso un duro golpe para la reina, pero a principio del nuevo año establece una nueva relación con otro joven aristócrata, José María Ruiz de Arana, al que permanecerá unida por un periodo de cinco años.

Mientras tanto Narváez hastiado de la situación decide marcharse definitivamente, y nuevamente los “muñoces” y la camarilla de palacio rigen desde la sombra los destinos del país. Isabel anuncia un nuevo embarazo, y a finales de diciembre de 1851 nace Isabel Francisca de Asís y Borbón, que posteriormente será popularmente conocida como “La Chata”, pese al nombre todo los indicios apuntan a que Francisco no es el padre si no Ruiz de Arana, pero nunca lo sabremos. Cuando la niña va a ser presentada a la Virgen de Atocha, la reina sufre un atentado, un clérigo se arrodilla como si fuera a entregarle algo, y cuando se acerca la reina, saca un estilete de debajo de su sotana e intenta apuñalar a la reina, pero los volantes del vestido y un firme corsé de ballenas, impiden que la reina sufra heridas de importancia. El atacante es detenido en el momento, se trata del cura Mateo Merino, un sacerdote que ya luchó contra los franceses y que es un declarado liberal, detenido y encarcelado en varias ocasiones por participar en revueltas y algaradas, un personaje apasionante, que como anécdota diremos que residía en el madrileño callejón del Infierno nº2. Tras ser juzgado, es condenado a morir a garrote vil. Aunque no consiguió probarse, muchos piensan que Merino era parte de una conjura, en la que algunos sitúan al propio marido de la reina y a su camarilla teocrática.

Una caricatura de época de el cura Merino, un peculiar sacerdote de ideas liberales que había combatido contra los franceses y que acabaría atentando contra la reina, lo que le costaría la vida ejecutado con garrote vil.

La reina, que ha visto acrecentarse su popularidad entre las clases populares tras el atentado, sigue a los suyo en palacio donde continúa su relación con Ruiz de Arana. La reina madre, o el clan de los “muñoces” para ser más exactos, son los auténticos amos del país. Isabel está nuevamente embarazada (no me hagan preguntas) y en enero de 1854 nace su hija Cristina que muere a los pocos días. Ese mismo año se destapa un escándalo financiero de gran magnitud relacionado con las jugosas concesiones del ferrocarril, entre los implicados aparece el Marqués de Salamanca, ministro en varias ocasiones, y como era de esperar en algún momento, también los “muñoces”. La gente, que llevaba mosca mucho tiempo, no aguanta más y se echa a las calles, O’Donell subleva a las tropas del cuartel de Vicalvaro, la famosa “Vicalvarada”. Y ya saben ustedes si leyeron nuestra crónica del Dos de Mayo como las gastan en Madrid las masas cuando se enfadan. Por de pronto le metieron fuego a las casas del Marques de Salamanca y a la residencia de los “muñoces”. El conflicto se extendió a toda España, y finalmente se recurrió a un anciano Espartero, que junto a O’Donell, entraría en Madrid a finales de julio entre el clamor popular.

Tras estallar un escándalo financiero en el que estaban implicados miembros de la Familia Real, el general O’Donnell sublevaría a las tropas de la guarnición de Vicalvaro, lo que se conocería como “La Vicalvarada” a la que se sumaría el pueblo de Madrid.

Tras esta revolución de 1854, los “muñoces” volverían a ser despachados al exilio tras serles confiscados sus bienes (ya he perdido la cuenta de las “espantás” de esta familia, aunque en esto hay que reconocer que los franceses con el tema de la guillotina se evitaban problemas futuros) y comenzaría lo que se conoce como el Bienio Progresista, que coincidiría con un periodo de crisis económica y en 1856 O’Donnell cede su puesto a Narváez. En ese periodo Isabel II y Ruiz de Arana terminan su relación, la soberana cuenta solo con 27 años, tras esta ruptura comenzará una nueva relación con Enrique Puigmoltó, capitán del ejército. A comienzos de 1857 se anuncia que la reina está nuevamente embarazada (tampoco me hagan preguntas), Francisco de Asis hastiado ya, se niega a transigir con el reconocimiento de la criatura, en esta ocasión ni siquiera le hace cambiar de opinión el millón de reales que según las malas lenguas cobra por cada reconocimiento, sin embargo la intervención de sor Patrocinio (la de las llagas), que ejerce una gran influencia sobre el rey, le hace cambiar de opinión. En esa época también entra en escena otro personaje peculiar que pasa a formar parte de la camarilla de palacio, se trata del padre Claret, que ejercerá de confesor de la reina y consejero religioso. Claret, que conoce ya todos los tinglados de palacio, va a ejercer una gran influencia en la reina, consigue que el Papa se encargue de apadrinar al futuro bebe, pero pide a la reina que expulse a Puigmoltó, la reina se niega y Claret abandona palacio, pero la reina recapacita y Puigmoltó es destinado a Inglaterra. En 1857 nacería Alfonso Francisco Fernando Pío Juan de María de la Concepción Gregorio Pelayo de Borbón y Borbón , que reinaría como Alfonso XII, aunque para muchos debería apellidarse Puigmoltó y Borbón, no en vano la maledicencia popular acabaría conociendole por el sobrenombre de “el puigmoltolejo”. Tras el nacimiento Isabel comenzaría una época de gran espiritualidad, influida enormemente por el padre Claret.

En 1857 la reina Isabel II daría a luz a su hijo Alfonso, del que muchos atribuyen la paternidad a Enrique Puigmoltó, amante de la reina en aquella época, por lo que popularmente le llamaron “El Puigmoltolejo”.

A partir de aquí podemos hablar de “más de los mismo” hasta el final del reinado de Isabel II, tendría nuevos amantes, el más conocido de ellos sería Miguel Tenorio de Castilla. Por su parte a Francisco también se le atribuye un romance, en este caso con Antonio Ramón Meneses, su secretario y apuesto joven. Isabel II tendría 11 hijos durante su matrimonio, de los que solamente cinco llegarían a edad adulta. El tiempo pasa, el país sigue sin levantar cabeza y acumulando un enorme retraso respecto a otras naciones europeas. La popularidad tanto de la reina, como de la familia (los “muñoces” habían regresado nuevamente) y de la propia institución monárquica, está bajo mínimos, gran parte del pueblo le achaca los males patrios y los ideales republicanos toman fuerza día a día. Episodios como la Noche de San Daniel, o la revuelta de los sargentos del cuartel de San Gil, seguidos ambos de una desmedida represión acaban de socavar el poco prestigio que le quedaba a la reina y a la institución.

En septiembre de 1869 el vicealmirante Topete se subleva en Cádiz, el mismo lugar en que 50 años antes lo hiciera Riego contra Fernando VII, comenzando lo que se conocería como Revolución de 1868 o “La Gloriosa”. A Topete le apoyan un buen número de militares, destacando entre todos ellos Serrano, un viejo conocido de la reina, y Juan Prim Prats, un general catalán de ideas liberales y progresistas que ha destacado en el campo de batalla, tanto en Marruecos como en México. Los leales a la reina se organizan al mando del general Pavía y plantan pelea a los sublevados, pero son derrotados en la Batalla de Alcolea, la reina se ve obligada a exiliarse a Francia, tras 25 años de reinado y con solo 38 años de edad.

El general catalan Juan Prim y Prats fue una pieza clave en el desenlace del periodo final del reinado de Isabel II, y uno de los artífices de la llegada de Amadeo I. Tras su muerte en atentado, muchos vieron la mano del cuñado de la reina, Antonio de Orleáns. El la imagen le vemos al frente de los Voluntarios Catalanes, combatiendo en Tetuan.

Comienza lo que se conoce como el Sexenio Democrátrico. Prim se hace cargo del gobierno y Serrano ejerce de regente. Su principal objetivo es buscar un monarca de ideales liberales y democráticos para sustituir a la dinastía Borbón, tarea tan difícil que el propio Serrano manifiesta: «¡Encontrar a un rey democrático en Europa es tan difícil como encontrar un ateo en el cielo!». El Sexenio fue nuevamente un periodo convulso, y lleno de sobresaltos. Tras varios intentos y descartes se elegiría como rey a Amadeo de Saboya el 27 de diciembre pero tres días después, su principal valedor, Prim es asesinado en un atentado en las calles de Madrid mientras se desplaza en su berlina, un atentado en el que muchos intuían detrás la mano del Duque de Montpensier, del que hablaremos más adelante. Tras dos años de reinado, Amadeo de Saboya, incapaz de hacerse con las riendas del país y aburrido de las intrigas del ruedo ibérico, abandonaría. Tras Amadeo se proclamaría la Primera República en febrero de 1873, un experimento federalista de corta vida que acabaría el 3 de enero de 1874 con la entrada del general Pavía al frente de la Guardia Civil en el Congreso (seguramente esto les recuerde algo, para que luego digan que la historia no se repite). A finales de ese año, un pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto, proclama rey de España a Alfonso XII, vuelven los Borbones, aunque algún malvado diría que en realidad vuelven los Puigmoltó.

Tras el abandono de Isabel II se inicio un periodo conocido como el Sexenio Democrático, que finalizaría con la entrada del general Pavía en el Congreso al mando de la Guardia Civil, algo similar al episodio protagonizado por Tejero seis años después de la muerte de Franco, aunque en esta ocasión fracasaría.

Antes de centrarnos en el breve reinado de Alfonso XII (con el que acabaremos esta crónica, lo prometo) quiero hablarles de Antonio de Orleáns, Duque de Montpensier, hijo del rey Luis Felipe de Francia. Como hemos dicho en esta crónica, estaba casado con Luisa Fernanda, hermana de Isabel II, y durante todo el reinado de la misma, estuvo intrigando para hacerse por medio de su mujer con el trono, algo habitual en esta familia, casi genético, como ya han podido comprobar: Fernando quiso quitar el trono a su propio padre, cambio la ley para que no reinara su hermano Carlos, este desató una guerra para quitárselo a su cuñada primero y a su sobrina después, y como no podía ser menos a Isabel se lo quería quitar su hermana. Como decían los Payasos de la Tele: “no hay nada más lindo que la familia unida”. El duque de Montpensier, tomaría parte en La Gloriosa, convencido de que él y su esposa serían proclamados reyes tras ser derrocada Isabel, pero el tiro se lo dio en el pie (lo siento, no he podido contenerme), y finalmente sería Amadeo el designado, estudios posteriores parecen señalar a un duque desairado como el instigador del atentado que acabaría con la vida de Prim. Sin embargo el tiro que si le salió centradito, fue el que le metió al primo de su mujer y hermano del rey consorte: Enrique de Borbón, al que mandaría al otro mundo durante un duelo a pistola que tuvo lugar en Leganés. Al parecer un comentario sobre la hombría del rey dicho en presencia de su hermano, impulsó a este a retar a duelo al duque, aunque otras versiones sostienen que Enrique, un aristócrata muy liberal, atacó duramente al intrigante Duque en varios artículos de prensa, y fue este el que le retó. Antonio de Orleáns sería condenado por esta muerte, pero poquito, ya saben ustedes que a las personas influyentes se las condena pero poquito que diría Gila, o se les prescribe, o se les indulta, no piensen ustedes que es algo de nuestros tiempos. Con la muerte de Enrique, el Duque de Montpensier se cerraba todas las puertas al trono de España.

Don Antonio de Orleáns, duque de Montpensier, hijo del rey Luis Felipe de Francia y esposo de Luisa Fernanda, hermana de Isabel II. Este personaje intrigó continuamente para hacerse con el trono de su cuñada, hasta que en un duelo le descerrajó un tiro al hermano del rey, con lo que se cerró las puertas al trono. Aún así conseguiría casar a una de sus hijas con el rey Alfonso XII.

Buenos volvamos a los Borbones, o a los Puigmoltó según versiones. Alfonso llegaría a España en enero de 1875 y sería proclamado rey ante Las Cortes. Su reinado sería breve, ya que fallecería de tuberculosis solamente 10 años más tarde, pero en ese tiempo finalizaría la última guerra carlista y se conseguiría llegar a un acuerdo en Cuba con los independentistas que garantizaba el fin momentáneo de las hostilidades, por todo ello sería conocido como “El Pacificador”. Pero volvamos a la prensa rosa, había que casar al rey, como ya habrán comprobado la generación en serie de herederos era una cuestión de estado, y ya saben ustedes la querencia que tenían los Borbones a casarse entre primos, con lo que la elegida es Maria de las Mercedes de Orleáns, la hija de Luisa Fernanda, hermana de Isabel II, y de Antonio de Orleáns, ya saben, el intrigante que había matado en duelo al hermano del rey, es decir al tío de Alfonso XII, vaya lío ¿no?. Pero en aquella época a los españoles estas cosas no les importaban, no es como ahora que nos hemos vuelto más tiquismiquis, mas ñoños, se imaginan ustedes que en los tiempos que corren se produjera un hecho similar. Seguro que hoy en día algún "Jaime Peñafiel" podía el grito en el cielo si se decidiera que la Infanta Leonor se tiene que casar con su primo Froilan y para colmo, resultará que Marichalar, el padre del futuro rey consorte, le había metido un tiro entre ceja y ceja a Urdangarín en un duelo por un quítame allá unos bonus, es decir el padre del novio se había cargado a un tío de la heredera a la corona. Vamos que Hola y Sálvame De Luxe se disparaban en bolsa, pero a la gente como que no le haría gracia, no seria serio en un país moderno.

La boda de Alfonso XII con su prima María de las Mercedes, la cual fallecería a los pocos meses de casarse, sería recordada durante mucho tiempo, dando lugar a coplas, canciones e incluso películas ya bien entrado el Siglo XX.

Pero para que vean ustedes que cuando les digo que se esta perdiendo la raza no estoy muy desencaminado, esto no solamente no supuso ningún sobresalto en la España del momento, al contrario, aquel matrimonio gozó de una gran popularidad. La temprana muerte de María de las Mercedes a los pocos meses de la boda, hizo que aquella relación tomara tintes de leyenda, incluso se hicieron coplas muchos años después, recuerdan ustedes aquella de Doña Concha Piquer cuyo estribillo decía: “María de la Mercedes / no te vayas de Sevilla / que en nardo cambiarse puede / el rosa de tus mejillas”, que bonito. O aquella canción de los juegos infantiles “¿Dónde vas Alfonso XII, dónde vas triste de ti?...”, cancioncilla de la que nacería una película muy celebrada en espacios tipo "Cine de Barrio". Alfonso XII se volvería a casar, ya saben ustedes aquello de fabricar niños en serie, en esta ocasión con María Cristina de Habsburgo, emparentada con el Emperador de Austria, Como decíamos, Alfonso murió joven, pero cumplió con la dinastía y antes de fallecer su mujer estaba embarazada de un varón que habría de ser el futuro rey, y antes había tenido dos hijas más. Seguramente estén ustedes extrañados de que Alfonso llevará más o menos una vida “normal”, pues no es así, como no podía ser menos en esta familia, Alfonso también tuvo su canita al aire. En 1872 conocería en Viena a la cantante de ópera Elena Sanz, con la que mantendría una apasionada relación que mantendría durante sus dos matrimonios hasta el final de sus días. Una relación de la que nacerían dos hijos. Alfonso XII, que era bastante supersticioso, antes de morir pidió que al niño que habría de nacer no le pusieran Alfonso, ya que el 13 era un mal presagio, como luego se demostró. Podríamos escribir una nueva crónica sobre una supuesta maldición que persigue a la dinastía Borbón desde que Felipe V tomara el relevo del último rey de la dinastía de los Austria: Carlos II “El Hechizado”. Desde entonces los Borbones no dejan de sufrir periódicamente calamidades y desgracias, una maldición que es conocida como la de “los niños muertos”. A ver si me da permiso Don Florentino y me pongo a escribir una crónica sobre ello, aunque si no tiene que ver con la guerracivilmaquia la cosa se pone difícil.

Tras la Guerra de Sucesión, los Borbones de la mano de Felipe V (quien sucedería al Carlos II “el Hechizado”), llegarían al trono de España. Desde entonces una serie de desgracias y acontecimientos han tenido como protagonistas a esta dinastía, llegando algunos a hablar de una maldición que recae sobre esta familia.

Y hasta aquí esta apasionada crónica en dos partes en las que repasamos la vida de los Borbones durante el Siglo XIX, una historia apasionante en la que nos podríamos haber extendido muchísimo más ( y también haber hecho más pupa)si no fuera porque Don Florentino luego me llama al orden por enrollarme. Una historia ligada un periodo histórico no menos apasionante, en el cual les recomiendo profundizar, sin duda todos aquellos acontecimientos acabarían influyendo sobremanera en el devenir del SXX hasta y en las causas que propiciaron la proclamación de la II Republica y en el desenlace de la Guerra Civil.

Como han podido comprobar, los reyes tenían que hacer cosas muy, muy, muy gordas para que la gente se enfadara, no como ahora que por una simple cacería, que encima se la paga un amigote, o por una supuesta canita al aire con una bella señorita, o porque el yerno hace algunos pinillos financieros que ya han prescrito, nos ponemos hechos unos basiliscos, y aunque el hombre ya ha perdido perdón, todavía andamos hurgando en la herida. Todo esto es una prueba irrefutable y concluyente de que los españoles ya no somos lo que éramos, está claro que indefectiblemente se está perdiendo la raza. Y esto es algo que podemos apreciar también en nuestros políticos, lo que ha pasado con Sarkozy utilizando el nombre de España en una campaña era algo impensable hace 200 años, esas ofensas no podían quedar impunes. Me imagino una cumbre del G20 hace 200 años a la que asiste Mariano Rajoy con su navaja de siete muelles asomamdo el mango de asta por la parte superior del refajo de "a cinco vueltas" que le comprime la barriga. Seguramente en medio de las deliberaciones un ruido sordo interrumpiría a los asistentes: “clac-clac-clac-clac-clac-clac-clac”, y como en la película “la princesa prometida” se oiría una voz increpando a Sarkozy: “soy Mariano Rajoy Brei. Tú citaste el nombre de España en campaña. Prepárate a morir”. A los pocos días veríamos a Carla Bruni de negro (con lo bien que le sienta, aunque realmente a esta mujer le sienta bien cualquier color). O si quieren, se pueden imaginar también una reunión de mujeres presidentas en la vecina Lisboa, y que coinciden en la legendaria peluquería del Chiado “O Vaporouso Cardadu” la presidenta argentina Cristina Kirchner y la madrileña Esperanza Aguirre, vamos…, la que se hubiera liado hace 200 años habría sido parda, y si al salir la rioplatense todavía conservaba un mechón se podía considerar una mujer afortunada. Pero todo esto es ya parte del pasado y no volverá a ocurrir, porque lamentablemente e irremediablemente amigos lectores aunque nos cueste reconocerlo, podemos afirmar rotundamente que: “SE ESTÁ PERDIENDO LA RAZA”.

Abilio Ovejero.


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viernes, 4 de mayo de 2012

¿SE ESTÁ PERDIENDO LA RAZA?

Durante el Siglo XIX los Borbones protagonizaron innumerables escándalos: desfalcos, infidelidades, traiciones, pelotazos, homicidios y un largo etcétera sin que los españoles nos rasgáramos las vestiduras. Sin embargo en la actualidad, la muerte de un paquidermo, una supuesta canita al aire o un desfalquillo ya prescrito del yerno, nos causan tremenda indignación. Por alguna razón los españoles nos hemos vuelto más ñoños y tiquismiquis con el paso de los lustros, ¿qué nos está pasando?,¿se está perdiendo la raza?. (Haga clic en cualquiera de las imágenes para verlas ampliadas).

¿SE ESTÁ PERDIENDO LA RAZA?

Por nuestro corresponsal Abilio Ovejero.

Estimados lectores de Sol y Moscas, nuevamente Don Florentino me concede otra oportunidad de colaborar en esta prestigiosa publicación, todo un honor para mi persona. Espero estar a la altura de la confianza que en mi deposita este auténtico auriga de la guerracivilmaquia periodística, al que desde aquí quiero agradecer públicamente esta atención para conmigo.

Hace tiempo, escribí una crónica de título ”el gen del asedio”, que habría de servir de introducción a otra sublime crónica que Don Florentino, con su magistral pluma, dedicaría al 75 aniversario del episodio del Alcázar de Toledo. En aquella crónica, tras un riguroso y científico análisis histórico quedaba demostrada la existencia de un gen exclusivo de los españoles, o más concretamente de los ibéricos.

Diferentes autores manejan diversas teorías para explicar el origen de la Guerra Civil, la mayoría de ellos coinciden en señalar el fracaso del golpe militar de julio de 1936 como el desencadenante del conflicto, otros te hablan de la revolución de octubre del 34, otros del golpe de Sanjurjo del 32, incluso para algunos responde a una reacción causa-efecto al asesinato de Calvo Sotelo, entre otras muchas, porque hay cada hooligan de la historia que quitan el hipo, alguno de ellos con su carrera de historia terminada y todo, no se vayan ustedes a creer. Es muy complicado que finalmente se llegue a un consenso en este punto, sobre todo teniendo en cuenta que hay muchos interesados en defender su versión aun a sabiendas de que es falsa y manipulada. Pero en lo que hay una gran coincidencia es en la enorme influencia que en el devenir de los acontecimientos del Siglo XX, tuvo el nefasto Siglo XIX español, que desde la guerra de Independencia hasta el desastre del 98 tuvo una historia convulsa que acabaría pos sumir a la nación en un retraso respecto a otras potencias europeas y a crear unas enormes diferencias sociales, con unas altísimas tasas de analfabetismo y de pobreza.

Tras el desastroso Siglo XIX, España iniciaría la nueva centuria con gran parte de su población sumida en la más absoluta pobreza. En la imagen vemos un dibujo de Gutierrez Solana que muestra uno de los muchos comedores para pobres que se podían encontrar por todo el país.

En todo ese tiempo, desde la Guerra de Independencia hasta nuestros días, hay una presencia constante, que con mayor o menor protagonismo ha influido y condicionado la historia de España, nos referimos a la familia Borbón. Una familia que ha protagonizado innumerables errores, escándalos y “espantás” que diría Don Florentino, pero que sin embargo siguen ahí como quien no quiere la cosa. Esta permanencia pese a las continuas y sonoras meteduras de pata es algo de lo que no encontramos equivalencia en otros países, donde por mucho menos tiran de guillotinas u otros útiles abdicantes. Lo más parecido que hemos encontrado, es la permanencia de Victoriano Sánchez Arminio al frente del Comité Nacional de Árbitros tras casi 20 años, tiempo durante el cual la Liga Española se ha convertido en la mejor del mundo, donde juegan los más grandes y afamados jugadores, pero que paradójicamente tiene a los peores árbitros del planeta, y sin embargo este personaje, al igual que su amigo Villar (si, si, ese del famoso Villarato) siguen ahí imperturbables, y lo que te rondaré morena. Pues amigas y amigos lectores, con los Borbones pasa tres cuarto de lo mismo, por muy mal que lo hagan, como el turrón El Lobo, siempre vuelven a casa por Navidad a darnos la charla.

Todos los años por Navidad, como el turrón el Lobo, podemos asistir al discurso del monarca, donde nos da sabios consejos, aunque en ocasiones ni él mismo hace caso.

La dinastía de los Borbones protagonizaría una serie de acontecimientos y sucesos en España a lo largo del Siglo XIX, al lado de los cuales lo del elefante, lo de la tal Corinna y su supuesta relación con el monarca, o los chanchullos de Urdangarín se convierten en cosas de simples aficionados. A esta familia en España les hemos permitido de todo, e incluso después de echarlos les hemos pedido que vuelvan, y tampoco nos han preocupado mucho sus chanchullos y vida privada, entonces, ¿cuál es la razón de que ahora nos preocupemos por un simple paquidermo?, ¿Qué nos importa que eche una canita al aire, y más a su edad?, ¿Qué mal hay en que el yerno quiera hacer sus pinitos financieros, sobre todo si ya han prescrito los posibles delitos?. Está claro que los españoles nos estamos volviendo más tiquismiquis que nuestros abuelos, la razón no está clara, tal vez la dieta o la televisión, y habrá de ser objeto de estudio concienzudo por parte de genetistas y sociólogos, pero la pregunta está ahí: ¿se está perdiendo la raza?.

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Para que ustedes se hagan una idea de lo que les digo, vamos a comenzar a repasar la Historia a principios del Siglo XIX. En aquellos años era Rey de España Carlos IV, que había sucedido a su padre Carlos III (posiblemente uno de los pocos Borbones que se salven de la quema). Carlos IV era, según nos los describen los historiadores, un rey de carácter débil (que además se llevó un susto de muerte con el tema de la Revolución Francesa), y estaba muy influido por su mujer María Luisa de Parma, que era quien realmente llevaba las riendas del reino, o los pantalones, como prefieran.

La familia de Carlos IV retratada Goya. Podemos señalar este reinado como el punto de inicio de una serie de despropósito y escándalos que se prolongarían durante todo el siglo. Observen en la relación de la foto inferior como la esposa de Fernando VII la han puesto mirando a Cuenca, seguramente por que en el momento de posar, todavía no se había decidido por ninguna (posteriormente tendría cuatro esposas).

María Luisa era una mujer peculiar, además de prima hermana de Carlos por parte de padres. Tenía un difícil carácter, y era una persona muy caprichosa (algo comprensible si eres rey, faltaría más). Con Carlos IV tendría 14 hijos, además de 10 embarazos más que acabaron en abortos, ya ven ustedes que actividad, me gustaría saber que dieta hacían, o tal vez fuera porque no había televisión. Pero por si esto no fuera suficiente, se le atribuyen numerosos amantes, destacando entre todos ellos el de un sargento de su Guardia de Corps de nombre Manuel Godoy (aunque algunos autores desmienten tal relación), que gracias al favor de la reina acabaría subiendo como la espuma y llegaría a ocupar las más altas responsabilidades en la gobernación de la nación, y como era costumbre si tenías el favor real, se le concederían diferentes títulos nobiliarios: duque de Sueca, duque de Alcudia, Príncipe de la Paz, Príncipe de Bassano y además Grande de España, e incluso “Generalísimo”, ahí es nada. Para los seguidores de la prensa del corazón hay que decir que la reina tenía un pique importante con la Duquesa de Alba, amiga a su vez, o algo más, de Francisco de Goya, con la que tuvo una gran rivalidad.

La esposa de Carlos IV Maria Luisa de Parma, era en realidad quien manejaba los resortes del reino. Se la atribuyen diversos amantes, entre ellos un sargento de su Guardia de Corps, Manuel Godoy, que con el tiempo y gracias al favor de la reina, legaría a ser el principal gobernante de la nación.

Sería largo el narrar los acontecimientos durante el reinado de Carlos IV, o de Godoy, donde se produjeron acontecimientos tan señalados como la Batalla de Trafalgar o el Motín de Aranjuez, y para no aburrirles, nos vamos directamente a Bayona en 1808. Allí nos encontramos con Carlos IV, junto a napoleón Bonaparte y a Fernando, hijo del primero, el cual ya había intentado hacerse con el trono de su padre el año anterior en lo que se conoció como Conjura de El Escorial, haciendo bueno el refrán de “cría cuervos…”. Allí en Bayona, a finales de abril de 1808, Napoleón tuvo que asistir al lamentable espectáculo de padre e hijo tirándose los trastos a la cabeza, y ambos acabarían cediendo sus derechos al emperador francés (tras llegar a un generoso acuerdo económico previo, por supuesto), y este a su vez cedería estos derechos en la persona de su hermano José, que sería conocido en España como Pepe Botella, que contrariamente a lo que algunos pudieran pensar no tiene nada que ver con nuestra alcaldesa Ana Botella.

Retrato de Manuel Godoy, que de sargento de Guardia de Corps, llegaría a las más altas responsabilidades en el gobierno de la nación, al cual se le otorgarían diferentes títulos y distinciones.

Mientras tanto en España se había montado una buena. En Madrid el pueblo se había echado a la calle, pero a lo grande, sin reparar en gastos. Nada que ver con las algaradas actuales de romper escaparates y quemar contenedores que tanto enervan a nuestra presidenta Esperanza Aguirre, Condesa de Murillo. Así, mientras la familia Borbón hacía sus apaños en tierras francesas, en España la sangre corría por las calles y se iniciaba una cruenta y sangrienta guerra que habría de durar cinco terribles años, periodo durante el cual se redactaría la Constitución de Cádiz, de la que ahora se cumple su bicentenario. Una constitución moderna para su tiempo, que sentaba las bases para establecer un estado moderno, más acorde con los nuevos tiempos políticos que habrían de imperar en el mundo tras el cambio que supuso la Revolución Francesa.

Tras la derrota de Napoleón, Fernando VII, que ya era conocido como “El Deseado”, regresaría a España en 1814, no sin antes haber llegado a diferentes acuerdos con Napoleón. Sin embargo, se negaría a acatar la nueva constitución, y restableció la monarquía absoluta, con lo que el lío estaba nuevamente asegurado. Tras varios años de tira y afloja, y tras el pronunciamiento del general Riego (el de el himno) el rey se declararía un convencido constitucionalista, aunque en las sombra maniobraba para retomar el poder absoluto. El rey acató la constitución, comenzando así el trienio liberal, que vería terminar sus días con la llegada desde Francia de los Cien Mil Hijos de San Luís, que reinstaurarían la monarquía absoluta en 1823, dando inicio a lo que se conoció como Década Ominosa, y ya se pueden imaginar por el nombre como fueron aquellos diez años.

Fernando VII entraría en la historia intrigando para hacerse con el trono de su padre. Su reinado fue uno de los más nefastos de toda la historia de España, de ser conocido como “el Deseado” al principio de su reinado, acabaría siendo designado como “el Felón”.

Fernando moriría en 1833, ahora ya era conocido con el sobrenombre de “el Felón”, tras un reinado plagado de traiciones, engaños y mal gobierno, que dejarían a España el la “pole position” del desastre. Durante su azarosa vida había contraído matrimonio en 4 ocasiones, en primer lugar con su prima María Antonia de Nápoles con la que no tuvo descendencia. Posteriormente con su sobrina Isabel de Braganza y tras la dramática muerte de esta durante un parto, lo haría con María Josefa Amalia de Sajonia, con la que tampoco tendría descendencia. Tras la muerte de esta última en 1829 (estaba claro que casarse con este rey era un deporte de riesgo), se casaría con su sobrina María Cristina, con la que engendraría dos hijas: Isabel, que reinaría como Isabel II, y Luisa Fernanda.

La reina María Cristina, cuarta esposa de Fernando VII con quien tendría dos hijas. A la muerte de este ocuparía la regencia, tiempo en el que no sabemos si influida por las andanzas de su suegra, se emparejó con una sargento de la Guardia de Corps con el que tendría ni más ni menos que la friolera de ocho hijos.

Antes de morir Fernando firmaría la Pragmática Sanción, que permitiría reinar a su hija Isabel en detrimento de su hermano Carlos, al que le correspondería heredar el trono según las leyes anteriores. Como se pueden imaginar tratándose de esta familia, el lío volvía a estar asegurado y comenzó la Primera Guerra Carlista (1833-1840), que enfrentaría a los seguidores del infante Carlos, apoyado por los sectores más conservadores y por territorios interesados en mantener sus privilegios forales como el País Vasco y Navarra, o bien en recuperarlos como Aragón o Cataluña, que los habían perdido tras la llegada de los Borbones. En el otro bando se encontraban los partidarios de la Reina Regente, es decir María Cristina, principalmente liberales y constitucionalistas, muchos de los cuales habían sido represaliados anteriormente durante el reinado de Fernando VII. El carlismo, pese a perder esta guerra y dos posteriores, se mantendría prácticamente hasta nuestros días, desarrollando un papel de crucial importancia durante la Guerra Civil y el posterior régimen franquista, aunque serían muchos los carlistas que se sentirían engañados por le general Franco.

Ya en el Siglo XX y en plena Guerra Civil, el régimen franquista haría suyo parte de la simbología e ideario del carlismo tradicional, muchos de cuyos seguidores se sintieron traicionados por el régimen. En la foto vemos al general Franco presidiendo el Desfile de la Victoria de 1939 en Madrid, tocado con la tradicional boina de los carlistas.

Pero por lo poco que hemos visto por hasta ahora de esta familia, ya se pueden ustedes imaginar que en este periodo bélico no se iban a estar quietos, y la regente María Cristina (Isabel era una niña todavía), no sabemos si siguiendo el ejemplo de su suegra María Luisa, la mujer de Carlos IV, también se lió con una sargento de la Guardia de Corps, de nombre Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, con el que tendría ni más ni menos la cantidad de “ocho hijos, ocho” (sigo pensando en la dieta o en la televisión). Al igual que Godoy, este sargento venido a más, sería elevado a la categoría de Duque de Riansares con Grandeza de España, así como Marqués de San Agustín, además de Teniente General y senador vitalicio. Sin olvidar que a los ocho retoños también fue necesario crearles algún condado, ducado, marquesado y similares. El Duque de Riansares pronto se descubriría como un lince para los negocios, y junto con su mujer crearon diferentes empresas promotoras de ferrocarriles, un negocio en auge en aquellos años, y otras inversiones (incluyendo negocios con el tráfico de esclavos). El Duque tenía una fluida relación con promotores de la categoría de los Rothschild, los banqueros franceses Laffitte y el autóctono Marqués de Salamanca, otro angelito de la época cuya figura avergonzaría a algunos que hoy en día, con indisimulada vanidad y gran orgullo, se tildan como especuladores inmobiliarios y financieros, unos mindundis a su lado. Era tal la avidez de esta familia que se llegó a decir que «no había proyecto industrial en el que la Reina madre no tuviera intereses». Lo de la Reina y el sargento clamaba al cielo, y en 1840 se haría con el poder el general Espartero que mandaría a reina, marido, negocios y retoños al exilio francés. Ya fuera de España, María Cristina aprovecharía para darse una vuelta por Roma, donde el papa Gregorio XVI (o Gregorio "equis uve palito" que cantaban los jóvenes en las jornadas con el Papa del pasado verano madrileño) daría la bendición a su matrimonio morganático con el sargento.

El Duque de Riansares, que de sargento de la Guardia de Corps y tras contraer matrimonio morganático con la viuda de Fernando VII, se convertiría, además de en noble, en un acaudalado hombre de negocios que haría sonrojar de vergüenza a los supuestos amaños que se le atribuyen Iñaki Urdangarín.

Nos encontramos en 1840, con el general Espartero de regente y una reina niña todavía menor de edad. En este momento, España ha perdido ya la mayoría de sus posesiones de ultramar, y la inestabilidad política es una constante. Las Cortes deciden que es necesario que la futura reina tenga una formación acorde con los principios constitucionales y designan a Agustín Argüelles, uno de los padres de la Constitución de Cádiz, como tutor de la princesa. Le ayudaran en esta tarea el poeta y escritor José Quintana y José Vicente Ventosa, que diseño un innovador sistema pedagógico hecho a propósito para las infantas (su hermana Luisa Fernanda también entraba en el lote formativo), que incluía incluso juegos para motivar el deseo de aprender. Sin embargo los resultados no fueron los esperados, la niña no daba señales de querer esforzarse y aprender. La situación en palacio no era favorable para el cometido de Argüelles, así, nada más iniciar su misión encomendada, tuvo que hacer frente a una rebelión de las damas de compañía de la reina, conocido como el “motín de las damas de Palacio”, que dimitieron en masa como protesta por la marcha de la Reina Cristina, así como por la presencia de liberales en Palacio, incluyendo a la nueva aya de la niñas, la condesa de Espoz y Mina, viuda del general liberal del mismo nombre, ya que esta no era si quiera “grande de España”.

La reina Isabel II a la edad de quine años pintada por Madrazo.

En 1843 terminó el periodo esparterista, tras el pronunciamiento militar de Narváez y Serrano (otro pronuciamineto más de los muchos del SXIX), y con el mismo terminaría también el programa de educación de la futura reina, que de todas formas había sido un rotundo fracaso. En ese momento Isabel contaba solamente con 13 años, lo que no impidió que fuera proclamada reina a esa edad tras promulgarse una ley por la que se la declaraba mayor de edad. De esta forma nos encontramos con una niña técnicamente huérfana en el Trono de España, con una mínima formación académica y cultural, convertida en un títere de los gobernantes de cada momento y rodeada de una camarilla de personajes singulares que habrían de ejercer una influencia determinante en el comportamiento y acciones de la Reina, y de rebote en la Historia de España.

En nuestra próxima crónica conoceremos un poco más de la vida en palacio de Isabel II, a la que se le atribuyen un buen número de amantes, así como episodios de gran laxitud moral que rozaban la orgía. En la imagen uno de los dibujos del folletín de título "LOS BORBONES EN PELOTA" creado por los hermanos Bécquer como crítica y caricatura de los desmanes palaciegos.

Y vamos a poner aquí, en el momento en que Isabel II es proclamada reina, el punto final a la primera parte de esta crónica. En una próxima entrega les contaremos como la joven reina es obligada a casarse con solamente 16 años, con su primo hermano Francisco de Borbón, Duque de Cádiz, conocido popular y maliciosamente como “la Paquita” a causa de su supuesta homosexualidad. También conoceremos historias de infidelidades varias, paternidades reconocidas a golpe de talonario, supuestas orgías sexuales en Palacio, e incluso tiroteos entre la familia, con muertes incluidas. Todo un auténtico folletín decimonónico que no deben dejar de leer.

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Abilio Ovejero.


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