miércoles, 14 de abril de 2010

OTRAS PLAZAS: CARTAGENA I

Imagen de la Plaza de Toros de Cartagena en la actualidad. En la misma se están realizando trabajos arqueológicos ya que se encuentra ubicada sobre los restos del antiguo anfiteatro romano, toreros sobre gladiadores. (Haga doble click en cualquier imagen para ampliarla)
Comenzamos temprano la jornada para encaminarnos hacia la más que bimilenaria ciudad de Cartagena. A primera hora de la mañana partimos el equipo de la redacción al completo: la responsable de administración y finanzas, los jóvenes becarios, la suegra de redacción y el modesto plumilla que suscribe. No han pasado muchos minutos cuando nos encontramos con ese fenómeno que ya glosara con gran maestría Julio Cortázar, tan ancestral, tan nuestro, tan español y tan entrañable, del atasco, que no dudamos será declarado también en breve bien de interés cultural al igual que nuestra querida fiesta. Que alegría produce ver a todas esas familias ibéricas dirigiéndose alegres, impasibles a la quietud del paisaje, hacia sus destinos vacacionales. Contemplando este soberbio espectáculo equiparable a las migraciones del Seregenti (donde los cocodrilos de los cruces de los ríos, son reemplazados por otros seres verdes en los cruces de las carreteras), uno no puede menos que pensar cuanta razón tenía Supertramp al decir aquello de: CRISIS?, WHAT CRISIS?. También quiero llamar la atención a las autoridades eclesiásticas, a nuestro querido obispo Rouco, para que tenga a bien considerar la posibilidad de otorgar una bula Papal o una indulgencia plenaria, o incluso un dos por tres en pecadillos beniales si se me apura, a los sufridos pecadores que experimentan esta penitencia pascual equiparable a otras no menos tortuosas que se producen por estas fechas. No quisiera terminar esta breve introducción sin mencionar un fenómeno paranormal que no dudo ya habrá llamado la atención al mismísimo Iker Jiménez, un fenómeno inexplicable equiparable al del sacamantecas, o al del chotacabras entre otros insondables misterios, que no es otro que la misteriosa razón que hace que el carril adicional permanezca suspendido en una conjunción espacio-temporal, manteniendo abducidos a los impávidos que han caído en su campo gravitatorio, mientras el resto de carriles se espanden, lenta pero constantemente, hacia los confines del universo.

Uno de los impresionantes cañones (cerca de 12 metros de longitud) que defendían el puerto de Cartagena desde las alturas de los acantilados de Cabo Tiñoso. Cartagena conserva un buen número de baterías de costa ya en desuso que pueden ser visitadas con total libertad por los buenos aficionados.