jueves, 24 de mayo de 2012

FOTOGRAFÍAS TRUCADAS

Una de las fotos más emblemáticas e icónicas de la II Guerra Mundial. Los soldados soviéticos han entrado en Berlín, y colocan la bandera de la Unión Soviética en lo alto de Reichstag. Una foto para la épica si no fuera por un pequeño detalle, uno de los soldados que coloca la bandera luce un lujoso reloj en cada una de sus muñecas, un objeto poco habitual entre los miembros del Ejercito Rojo y que seguramente fue obtenido mediante el pillaje. Un molesto detalle que sería convenientemente borrado para la posteridad. (Haga clic en cualquiera de las imágenes de esta crónica para verlas ampliadas).

FOTOGRAFIAS TRUCADAS

Por Florentino Areneros.

Seguramente muchos de ustedes, sobre todo si son entrados en años y de una época anterior a la era digital, habrán sentido muchas veces el incontenible deseo de hacer desparecer alguna fotografía de sus álbumes: aquella foto en la que sale poco agraciado (en mi caso prendería todos los álbumes), o en la que sale acompañado por personas o familiares de las que ya no quiere saber nada, o en la que ha sido sorprendido por el objetivo en una posición o actitud poco decorosa o ridícula. Este sentimiento es generalizado, y tan antiguo como la propia historia de la fotografía. Afortunadamente aquellos tiempos ya son el pasado, y ahora la tecnología nos ofrece un amplio abanico de posibilidades para remediar estos desagradables entuertos. Pero mucho antes de la existencia de herramientas como el Photoshop, los fotógrafos ya habían desarrollado sus propias técnicas para poder satisfacer tanto las peticiones de sus clientes, como para poder conseguir mejores fotografías.

Entre las “trampas” más habituales que utilizaban los fotógrafos, la más extendida era la del retoque durante el proceso de revelado o bien posteriormente a este. Existían un buen número de técnicas que iban desde la manipulación del negativo a la composición posterior, pasando por métodos "pictóricos" y los corta pega tan habituales en la actualidad en diferentes ámbitos. No entraremos en detalles técnicos porque en este tema, como en la gran mayoría de los que tratamos, no tenemos ni idea de lo que estamos diciendo, solamente queremos que sepan ustedes que esos métodos estaban allí y ya eran utilizados.

Desde la aparición de la fotografía, todos los dictadores totalitarios han hecho uso de ella para crearse una imagen idealizada de si mismos y de lo que representaban. Para conseguir este fin no importaba hacer pequeñas trampas, como hacer desparecer al mozo que sujeta el caballo en esta foto propagandistica de Musolini que representaría algo similar a “el Duce guiando su corcel hacia la victoria”. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Otra de las “trampas” más utilizadas para cambiar el sentido de la fotografía de tal forma que lo que pensábamos que estábamos contemplando en la imagen, en realidad no se correspondía con lo que estaba ocurriendo cuando se tomó la foto, nos estamos refiriendo a los posados, una técnica periodística y fotográfica que es bien conocida por los buenos aficionados a la guerracivilmaquia, muchos de los cuales tenemos el honor de contar entre nuestros lectores. La Guerra Civil supuso un cambio radical en lo que fue todo lo relacionado con el reportaje gráfico, sin duda motivado por la aparición de unas cámaras más pequeñas y manejables, pero de gran calidad. La posibilidades que ofrecían estas cámaras eran inmensas, entre ellas la de poder acercarte a la primera línea de fuego, algo impensable con las antiguas cámaras y toda su parafernalia de manejo. Esto sería rápidamente aprovechado por algunos reporteros que crearían un nuevo tipo de periodismo, destacando entre todos ellos Robert Capa, que haría famosa su frase: “Si la foto no es buena, es que no estabas suficientemente cerca”.

El “posado” es una técnica más, por la que el fotógrafo presenta como real un momento que en realidad se está representando. Muchas fotos no ofrecen ninguna duda de que se trata de un posado, sin embargo la polémica sobre si lo son o no acompaña a otras imágenes como esta foto mítica de Robert Capa. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

En esta ocasión nos vamos a centrar en el retoque, y dejaremos para otra ocasión el tema del posado en la Guerra Civil que sin duda también dará mucho juego, y vamos a ver algunos ejemplos de fotos con un antes y después. Seguramente detrás de las fotos que vamos a estudiar, haya mucha más historia, muy posiblemente una historia jugosa y apasionante, aunque no profundizaremos en ello en esta crónica.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Vamos a comenzar cronológicamente. Empezamos con unas fotos de la Unión Sovietica, un país que tendría una gran importancia en el desarrollo del conflicto español, al convertirse prácticamente en el único valedor internacional de la República Española, tras la desafección de las grandes democracias europeas, y frente al decidido apoyo de las portencias fascistas a Franco. La evolución política de la Unión Sovietica desde la Revolución de 1917 hasta el final de la II Guerra Mundial sería muy intensa. Tras la muerte de Lenin, líder indiscutible hasta ese momento, se desataría una lucha entre diferentes persona e interpretaciones de cual debería ser la continuidad del joven estado, de aquella lucha saldría vencedor el georgiano Stalin, que muy pronto comenzó con una política de eliminación de adversarios, generalizándose las llamadas purgas, que acabarían por convertir a este personaje en uno de los mayores asesinos de la historia de la humanidad. Pero esa eliminación física, también tenía que ir acompañada de una eliminación de las memorias, tenía que ser una desaparición total. Las fotografías, que se limitan a reflejar y dar fe de un determinado momento, se podían convertir en algunos casos en molestos testigos de la nueva realidad, por lo tanto había que hacerlas desaparecer también, o cuando menos hacer desaparecer de ellas lo que queríamos eliminar.

Stalin, Lenin y Trostky, tres de los principales protagonistas de la Revolución Rusa. Tras la muerte de Lenin, la rivalidad entre Stalin y Trostky adquiriría tintes dramáticos, y tras la llegada del primero al poder, la desaparición a cualquier nivel de todo lo relacionado con Trostky, incluidas fotografías, se convertiría en una obsesión que haría correr ríos de sangre. (Haga clic en la fotografía para ampliarla)
NOTA DE LA REDACCIÓN: Según nos informa nuestro lector pabloR la persona que hemos identificado como Trostky es en realidad Mijail Kalinin, otro destacado líder bolchevique.


Uno de los personajes, más odiados por Stalin fue Trostky, uno de los principales colaborados de Lenin, su hombre de confianza. La eliminación de Trostky y la de sus seguidores, se convirtió en una obsesión para Stalin, cualquier persona u organización sospechosa de tener alguna relación con Trostky debía ser eliminada, incluso fuera de la URSS. Sin embargo, como no podía ser de otro modo, Trostky aparecía en muchas de las fotografías históricas de los momentos más importantes de la revolución junto a Lenin, unas imágenes que formaban parte del ideario colectivo y que no podían desaparecer. Ante este problema se optó por una solución que ustedes ya habrán podido imaginar: el retoque. En la siguiente imagen podemos ver a Lenin que se dirige a las tropas que van a combatir contra Polonia en la Plaza Svérdlov frente al teatro Bolshoi de Moscú en 1920, en plena guerra civil rusa

Una de las fotos más célebres de la Revolución Rusa, es esta de Lenin que se dirige a las tropas que van a combatir contra Polonia en la Plaza Svérdlov frente al teatro Bolshoi de Moscú. Bajo el improvisado escenario, y a la espalda de Lenin, vemos apoyado a Trostky con uniforme y gorra militar. En la foto inferior vemos que Trostky ha desaparecido. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Otra fotografía en la que ustedes pueden apreciar la misma situación la pueden ver a continuación, en ella vemos a Trostky saludando militarmente al lado de Lenin, rodeados de otras personas. En la segunda foto ya retocada podemos ver como el incomodo Trostky ha desaparecido.

Otra foto de la que Leon Trostky sería eliminado del lado del indiscutible Lenin. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Pero si se fijan atentamente, como en el juego de las diez diferencias, podrán ver que la desaparición de Trostky no es lo único que falta, si no que en la segunda imagen han sido borrados también 3 personajes más, que no hemos conseguido identificar, pero que sin duda se trataba de personas non gratas para Stalin, y por lo tanto nos tememos su final.

Aunque en la secuencia anterior pudiera parecer que el único “defenestrado” por el retoque era el habitual Trostky, si nos fijamos con detalle, vemos que el “recortador” se ha llevado a otros tres por delante. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Pero volvamos ahora a España, la guerra había terminado, Franco ejercía de Caudillo con un poder absoluto, uno de los pilares del régimen era el culto al líder, al hombre que “había salvado a España”. Desde que Franco fuera proclamado Generalísimo en octubre de 1936 en Cáceres, la propaganda se había encargado de dar forma a la figura de un hombre cargado de las más nobles virtudes y principios, una especie de padre benefactor de todos los españoles, al que se le asoció un aura mítica, casi divina. Todas las representaciones del lider, se hacían eco de ello, y esta iconografía inundaba las calles y los medios de comunicación. Sin embargo el general Franco dejaba mucho que desear, y no solo hablamos de sus cualidades morales, si no también de las físicas. Franco era un hombre bajito, de voz atiplada, con un físico ramplón, que incluso hizo que algunos de sus compañeros de armas le denominaran peyorativamente como “Paca la Culona”.

Desde que Franco se hizo con el poder, una poderosa maquinaria se puso en marcha para agrandar la figura del que se denominaría “Caudillo” (en sintonia con el Fuhrer alemán y el Duce Italiano), en quien se juntarían todas las virtudes del nuevo régimen que nacía en España, otorgándole un carácter cuasi divino. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Una de las mayores oportunidades que se le presentarían tanto a Franco como a su régimen de afianzar, e incluso engrandecer su imagen internacionalmente, fue la entrevista que mantendría con Hitler en la estación de ferrocarril de Hendaya en octubre de 1940, con Francia ocupada por las fuerzas alemanas. No entraremos en detalle de lo tratado en aquella ocasión, ni de lo que allí sucedió. Nos limitaremos a señalar las diferencias entre las fotografías originales y las retocadas para que ustedes puedan extraer sus propias conclusiones. En la primera de ellas vemos a los dos dictadores departiendo amigablemente el la estación de Hendaya, pero los investigadores de los archivos de la Agencia EFE han descubierto que en realidad se trata de un montaje de las siluetas de las personas que aparecen superpuestas sobre la foto de un anden vacío.

El encuentro de Franco con Hitler en Hendaya, fue una oportunidad única para conseguir dar otra dimensión a la figura de Franco, por ello la parte gráfica se cuidaría hasta en el último detalle, como en este montaje fotografico. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Otra de las fotos, y quizá la más conocida de toda esta serie sea la de Hitler y Franco pasando revista a las tropas que les rendían honores, una foto en la que a Franco le han pillado con los ojos cerrados con una expresión que no se corresponde con la que sus servicios de propaganda querían transmitir. Solución: el retoque.

En la foto original, Franco fue sorprendido con los ojos cerrados y una expresión poco acorde a la categoría de un mandatario de talla mundial, algo que sería inmediatamente corregido mediante hábil arreglo. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Pero en la foto anterior, además de los ojos, todavía podemos encontrar detalles que evidentemente no podían ser del agrado del “departamento de imagen” del "Caudillo". En primer lugar es muy evidente que Franco es mas bajito que Hitler, quien por cierto tampoco es que fuera muy espigado. La punta del gorrito de Franco no llega ni a las cejas de Adolfo, además si nos fijamos se le ve tan alto como el oficial de su espalda que está a unos pasos de distancia y por efectos de la perspectiva debería ser más bajo. Pues ni cortos ni perezosos el gabinete de imagen, se trabaja una foto, con un exultante Franco tan alto como Hitler, y mucho más que los soldados de su espalda. El tema de la altura de los mandatarios nunca ha sido una cuestión baladí, recuerden ustedes el cajoncito que le ponían al defenestrado Sarkozy para sus comparecencias con otros líderes más altos, pero en cuestion de alturas y de dictadores, yo me quedo con la delirante escena entre Hitler y Musolini de “El Gran Dictador” de Charles Chaplin, que transcurre cuando se entrevistan en el despacho del primero y entre otras cosas le recortan las patas a la silla del Duce y le colocan un busto encima, o la escena en la peluquería, compitiendo entre ambos por ver quien llega más alto. Si no han visto todavía esta magnífica película se lo recomiendo, se van a divertir y algo más.

Seguramente nadie como Charles Chaplin en su película “El Gran Dictador” haya caricaturizado el “culto a la imagen propia” que caracteriza a todos los dictadores independientemente de ideologías. Las escenas de rivalidad entre Adenoid Hinkel y Benzina Napaloni, como la de la peluquería que ven en las imágenes, tal vez no estuvieran tan alejadas de la realidad como pudiéramos pensar. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Pero volvamos a la fotografía. Seguramente para esta foto se utilizaron recortes de diferentes fotos, y así vemos como Franco por arte de magia ha cambiado la condecoración que llevaba en el pecho. Mientras que en las anteriores fotos Franco luce la medalla de la Cruz del Águila Alemana y sin embargo en esta luce la Medalla Militar Individual. Sin duda esta foto estaba destinada al público español, con un Franco a la “altura” de otros mandatarios (en todos los sentidos) mostrando orgulloso las condecoraciones de nuestro ejercito, sin duda de mucho más valor que las que pudiera tener otorgadas por otros paises.

Pero el retoque de los ojos no debió de ser considerado suficiente, Franco era más bajito que Hitler, eso había que solucionarlo como fuera. De paso se sustituyó la condecoración alemana que llevaba prendida en el pecho, por una española, sin duda de mucho más valor que cualquier medalla de otro país. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Pero durante la Guerra Civil también tuvimos fotos en el más puro estilo estalinista, aunque en esta ocasión el método fue utilizado por los sublevados. A finales de septiembre de 1936 la columnas del Ejército Africano, compuesto mayoritariamente de marroquíes y legionarios, consiguen llegar a Toledo y liberan a los asediados del Alcázar que llevan dos meses resistiendo las acometidas de los sitiadores republicanos. Esta polémica decisión dará gran popularidad al general Franco, y así pocos días después sería proclamado generalísimo de todas las fuerzas sublevadas, sin embargo el desvío que hubo de realizar para llegar a la capital manchega, le hizo perder un tiempo precioso que permitió que las defensas de la ciudad de Madrid se reforzaran, haciendo fracasar los posteriores intentos de tomar la ciudad por parte de Franco, objetivo que no conseguiría hasta finalizada la guerra.

Franco y Hitler se despiden amigablemente. En la foto podemos apreciar con todo detalle la Cruz del Águila Alemana que Franco luce en su solapa, pero que en España fue sustituida por la Medalla Militar Individual. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Tras la toma del Alcázar (clic aquí para ir a la crónica) llegaba el momento de dar trascendencia mediática a la hazaña, había que utilizarlo como propaganda para la causa, y por todo el mundo circularon imágenes de las ruinas, y de los demacrados rostros de los asediados. Entre aquellas imágenes se encontraba una en la que en un primer plano se distinguía a un Franco con expresión de satisfacción y junto a el un demacrado y pensativo coronel Moscardó, con barba de muchos días. Entre ambos se asoma un joven, con gafas de pasta, que irrumpe en la imagen. La fotografía sería portada del ABC de Sevilla el 28 de septiembre de 1936.

El 28 de septiembre en la portada del ABC de Sevilla se podía ver una foto de Franco junto al recien liberado Moscardó y entre ellos un enigmático personaje. Fotografía blog "Toledo Olvidado" (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Esta foto, con el espontáneo de las gafas, se publicaría en otros medios de comunicación, como el Diario de Lisboa, pero más tarde circularía la misma foto, pero en esta ocasión se había suprimido la figura del espontáneo, ¿cuál fue el motivo de eliminar a este personaje?. Esta y otras preguntas ya se las planteó Eduardo Sánchez Butragueño en su estupendo blog Toledo Olvidado, el cual les recomiendo encarecidamente visitar. La primera hipótesis que se plantearon era que el misterioso personaje fuera Mijail Koltsov, el misterioso periodista del diario Pravda del que ya hemos hablado en nuestra publicación en diversas ocasiones, como en las recientemente publicadas crónicas sobre el derribo y muerte de Sergei Tarjov (I parte y II parte), en una crónica anterior de título “cortarse la coleta”, hablábamos de los intentos de asalto al Alcázar de Toledo donde también Koltsov desmpeñaba un papel protagonista como dejó constancia en su diario. Por lo tanto, no quedaba ninguna duda de que Koltsov había estado en Toledo, pero aunque Mijail Koltsov tuvo ocvasión de demostrar en más de una ocasión que no se amilanaba fácilmente, el haber pasado las líneas y llegar a fotografiarse con el comandante de los sublevados hubiera sido más que una decisión temeraria, habría sido un suicidio en toda regla. Sin embargo, es notable el tremendo parecido del personaje que aparece en la fotografía con Koltsov.

El enigmático corresponsal del diario Pravda Mijail Koltsov, que tenía un gran parecido con el periodista portugués Artur Portela. Fotografía LA BIBLIOTECA FANTASMA.

Descartado Koltsov, ¿quién podría ser el misterioso personaje de la gafas?. La respuesta la encontramos en el ya citado blog “Toledo Olvidado”. Se trata del periodista portugués Artur Portela, cuya identidad ha sido confirmada a los autores del blog por el propio hijo de este, un escritor de renombre en Portugal llamado también Artur Portela como su padre. Conocida la identidad de la persona que se encuentra entre Franco y Moscardó, las razones que pudieron motivar su eliminación de la foto siguen siendo un misterio. En Toledo Olvidado plantean la posibilidad de que fuera borrado para que en la imagen histórica aparecieran solo protagonistas de aquel episodio, sin olvidar que como recalca el propio hijo de Portela, su padre era masón, demócrata y republicano, un personaje incómodo para compartir la posteridad en una imagen con tintes de leyenda.

La persona que aparece entre Franco y Moscardó es el periodista portugués Artur Portela, corresponsal del Diario de Lisboa. Por algún motivo que se nos escapa la presencia de este periodista en la foto no agradaría a alguien y su imagen sería “borrada”.Fotografía blog "Toledo Olvidado" (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Seguramente nunca sepamos la verdadera razón de la eliminación de Artur Portela de aquella foto, que puede ser perfectamente cualquiera de las dos planteadas en el blog Toledo Histórico, o incluso que alguien pensara que se les había colado en la retaguardia el taimado corresponsal del Pravda Mijail Koltsov, en un intrépido golpe de efecto. Tal vez algún día podemos conocer las historias que se esconden detrás de esta y otras muchas fotos que nos hacen muchas preguntas cuando las contemplamos.

Termino esta crónica con otra foto ajena totalmente a lo aquí tratado, pero que no me he podido resistir a la tentación de ponerla en esta crónica. Cuando te entra el gusanillo de la fotografía de la Guerra Civil, según va pasando el tiempo se va convirtiendo más y más en algo obsesivo, un paseo por las calles de Madrid es una invitación a que imágenes de esos lugares en blanco y negro empiecen a aparecer en tu mente, se camina mirando hacia arriba (con los inevitables y dolorosos bolardazos), y cualquier fotografía o imagen de la actualidad rápidamente se asocia con otra antigua si existe alguna similitud, imaginense como será la cosa que hace tiempo el hijo del gran “Moncloveño”, un chaval muy espabilado pese a su juventud (de casta le viene al galgo) le dijo a su padre: “Papá, vas a acabar como Don Quijote pero con la guerra. Y cualquier día vas a querer ir al Parque del Oeste a dar tiros a los malos”, para que un hijo le diga esos a su padre imaginense como tiene que estar el patio. De entre la innumerables fotografías que se conservan de la Guerra de España, muchas de ellas son auténticos iconos, algunas de ellas aparecen en esta crónica, como por ejemplo la que aparece Artur Portela tras Franco y Moscardó, por ello mientras el otro día seguía el escrutinio de las Elecciones Andaluzas, la foto vino inmediatamente a mi memoria y supongo que ustedes entenderán la razón por la que la traigo a estas páginas. Espero estimados lectores que me sepan disculpar, pero la tentación ha sido muy grande, tan grande que no me he podido resistir, espero lo comprendan.

Cuando el gusanillo de la fotografía de la Guerra Civil entra en el cuerpo, uno acaba viendo las mismas fotos en las más diversas circunstancias, ¿no me digan que a ustedes no les pasa?. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

LOS VIDEOS DE
SOL Y MOSCAS

Si la tentación de poner la anterior fotografía era fuerte y hemos cedido a ella, tras hablar de “El Gran Dictador” no podía de dejar de traer a esta crónica de egos, vanidades, trampas y propagandas, uno de los momentos más sublimes de la cinematografía de todos los tiempos. En estos tiempos que corren, donde se impone la desesperanza, a veces podemos echar la vista atrás y comprobar que volvemos a equivocarnos en las mismas cosas, como si estuviéramos condenados a no aprender. Viendo este trozo de video comprobaremos que algo muy similar a lo que nos está pasando ocurrió hace 75 años, aunque hayamos cambiado dictadores por mercados, y entonces ya hubo gente que se dio cuenta y propuso alternativas, sin embargo parece que nuevamente hemos cometido los mismos errores de antaño y tomamos nuevamente un camino que tampoco conduce a la solución, aunque tal vez todavía estemos a tiempo de cambiarlo. Bueno, no les doy más el tostón que me pongo melodramático, les dejo con los últimos minutos de aquella mítica película (rodada en el mismo año en que Franco y Hitler se reunían en Hendaya) y que cada uno saque sus propias conclusiones. Muchas gracias por haber llegado leyendo hasta aquí y disfruten del video.



Florentino Areneros.


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