viernes, 27 de abril de 2012

DERRIBO Y MUERTE DEL PILOTO SERGEI TARJOV (II PARTE)

Durante la Batalla de Madrid la ciudad sufriría un buen número de bombardeos indiscriminados que provocarían innumerables victimas civiles. En la imagen vemos un bombardeo Savoia SM81 escoltado por un grupo de “chirris”. (Hacka clic en cualquiera de las imágenes de esta crónica para verlas ampliadas).

DERRIBO Y MUERTE DEL PILOTO SERGEI TARJOV (II PARTE)

Finalizaba nuestra anterior crónica en una habitación del hotel Palace de Madrid la noche del 13 de noviembre de 1936, donde el “periodista” Mijail Koltsov conversaba con Sergei Tarjov “Antonio”, capitán de una escuadrilla de Polikarpov I-15, los populares “chatos”, cuyo aparato había sido abatido esa misma mañana en un espectacular duelo aéreo en el cielo de Madrid, el más importante de toda la guerra hasta aquel momento por número de aparatos que intervinieron en el mismo. Tarjov ante la imposibilidad de controlar el aparato se vio forzado a saltar en paracaídas. Mientras descendía es confundido con un piloto alemán y los milicianos abren fuego sobre él causándole graves heridas, de las que es operado ese mismo día en el hotel Palace convertido en hospital de sangre.

Sergei Fedorovich Tarjov había nacido en Saratov, Rusia, el 8 de octubre de 1909. Desde 1929 era miembro del partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Por medio del Komsomol (Unión Comunista de la Juventud) sería enviado a estudiar en la Escuela Militar de Leningrado para ingresar en la fuerza aérea, la formación práctica la realizaría en la Escuela de Pilotos Militares de Orenburg. Se graduó en julio de 1929 como piloto militar, siendo destinado a los distritos militares de Kiev y Bielorrusia. En 1934 se graduó en la escuela de vuelo superior táctico. En Febrero de 1936, antes de de ir a España, pasó a comandar el Escuadrón 107 de la Aviación de Combate de la URSS.

El piloto ruso Sergei Tarjov “Antonio”.

En esta crónica, continuación de la anterior, seguiremos repasando los textos del “Diario de la guerra de España” de Mijail Koltsov referidos a la guerra en el aire, entre los días 13 y 23 de noviembre de 1936, que fueron los días de mayor intensidad de la Batalla de Madrid. Koltsov oficialmente era corresponsal del diario Pravda en España, sin embargo sus funciones iban mucho más allá, fue asesor político, asesor militar y llegó a intervenir directamente en algunos combates, como ya vimos en una crónica anterior sobre el asalto al Alcázar de Toledo. Mijail Koltsov llegaría incluso a ser considerado por algunos como “los ojos y los oidos de Stalin en España”, y no cabe ninguna duda de que en aquellos días ejercía un gran poder, y pocas cosas y decisiones escapaban a su control. El novelista Hemingway llegaría a decir de él que era “uno de los tres hombres más importantes de España”. Por ello la lectura de su diario, de una gran calidad literaria por otra parte, es un ejercicio imprescindible para todo aquel aficionado a la guerracivilmaquia que quiera conocer como fueron los primeros meses de la guerra, y más concretamente la Batalla de Madrid. Recomendamos a nuestros lectores, los que todavía no lo hayan hecho, la lectura del “Diario de la guerra de España” de Mijail Koltsov, reeditado por Planeta en 2009 con un interesante prólogo de Paul Preston.

Retomamos el relato de Koltsov (omitiendo lo que no tenga relación con la guerra en el aire o con Sergei Tarjov) en la mañana del 14 de noviembre de 1936, uno de los momentos álgidos de la Batalla de Madrid, cuando se luchaba, a veces cuerpo a cuerpo, en las trincheras de la ciudad, y la intensidad de los bombardeos indiscriminados de la aviación franquista, y la frecuencia de los combates aéreos aumentaban.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

14 de noviembre

Hoy, por la mañana, ha sido volado el puente de Segovia. Lo ha volado un Junker de una bomba, sin quererlo él mismo. Apuntaba a las unidades republicanas que estaban junto al puente. Cerca de la estación de Atocha, las bombas han estropeado la fachada del Ministerio de Fomento. Dos enormes columnas de mármol se han deshecho como si fueran de azúcar. Al lado del ministerio, una bomba ha abierto un embudo muy hondo, por el que se ven los raíles del metro. Bien es verdad que el metro, aquí, no está construido a gran profundidad. La potencia de las bombas es enorme. Son bombas de media tonelada.


…las bombas han estropeado la fachada del Ministerio de Fomento. Dos enormes columnas de mármol se han deshecho como si fueran de azúcar.

Lo ocurrido con Antonio ha causado una honda impresión en el Estado Mayor. Se ha dado una orden especial sobre la salvaguarda de la vida de todos los pilotos, aunque sean enemigos, que efectúen un aterrizaje forzoso o que salten en paracaídas sobre territorio republicano. Todos los aviadores ilesos serán dirigidos inmediatamente al Estado Mayor, sin hacerlos objeto de ofensas de palabra ni de hecho. Se ordena que a los heridos se los conduzca inmediatamente al hospital. Quienes infrinjan la orden serán entregados a un tribunal militar.

El general Miaja (sentado) junto a su ayudante el general Cardenal.

En la orden se dice:

«Comprendemos muy bien el sentimiento de ira y de furia que se apodera de los milicianos al ver a los fascistas destructores de nuestras casas. Pero principios de orden militar nos obligan a exigir de todas las unidades una actitud correcta respecto a los aviadores prisioneros. El piloto que salta en paracaídas, queda fuera de combate y, al mismo tiempo, es de gran valor la información que de él se puede obtener. El mando espera que no serán las medidas de castigo, sino la conciencia de los combatientes republicanos, lo que hará cumplir esta orden.»
La orden se ha publicado en todos los periódicos y ha sido transmitida por radio.


15 de noviembre

Como respuesta a la magnánima orden sobre el humano trato que se ha de tener con los aviadores, los fascistas han arrojado sobre el aeródromo madrileño de Barajas una carga monstruosa. Al paracaídas iba atada una caja de madera con la inscripción: «Valladolid.» Al abrir la caja, se ha encontrado dentro un cadáver cortado en pedazos, un montón espantoso de carne ensangrentada y trozos de ropa. Por algunos indicios se ha logrado reconocer el cuerpo del aviador de un caza republicano, José Galarza, quien ayer participó en un combate aéreo y efectuó un aterrizaje forzoso en territorio enemigo. Para llevar a cabo su acción, los fascistas necesitaron por lo menos varias horas. Tuvieron que cortar el cuerpo de José Galarza (¿muerto o vivo?) a lo matarife, en pedazos; luego tuvieron que colocar esos trozos en una sábana, atarla para hacer un lío, colocarlo en la caja, atarla al paracaídas, entregarla a un aviador, efectuar el vuelo con la caja y arrojarla.

Al paracaídas iba atada una caja de madera con la inscripción: «Valladolid.» Al abrir la caja, se ha encontrado dentro un cadáver cortado en pedazos, un montón espantoso de carne ensangrentada y trozos de ropa.

El capitán Antonio se consume en la cama. Le es muy difícil no moverse. Exige que le visiten sus «muchachos» de la escuadrilla de “chatos”, los llama por su nombre, cita entre ellos a José Galarza. Un obús ha estallado nuevamente junto al Palace. Las paredes han temblado. Los heridos han saltado de sus camas y han salido al corredor. Ha saltado y ha salido, también, Antonio. A duras penas lo han metido en la cama. Tiene vaga la mirada, habla mucho. El médico ha dicho que empieza la peritonitis.

Durante todo el día se han librado incesantes y encarnizados combates aéreos. Los «chatos» pelean intrépidamente contra la aviación fascista que casi es tres veces superior. A las dieciséis horas, durante su cuarto combate del día, un caza republicano, separándose de su eslabón, ha atacado audazmente a un grupo de Junkers. Tras él se ha lanzado una bandada entera de Heinkels y lo han derribado. El aviador ha saltado en paracaídas y ha caído indemne en el paseo de la Castellana. La muchedumbre, entusiasmada, ha llevado en brazos al valiente a un automóvil. A los quince minutos ya se encontraba en el edificio del Ministerio de la Guerra. Los miembros de la Junta de Defensa aplauden al héroe, le abrazan. El piloto, Pablo Palancar, se siente confuso ante semejante recibimiento. Tiene los cabellos enmarañados, de sus atrevidos ojos no ha desaparecido aún la excitación de la lucha y del peligro. Informa brevemente y pide permiso para volver en seguida a su unidad.


Pavel Rigachov “Pablo Palancar”.

17 de noviembre

Noche de pesadilla. Los Junkers han volado furiosos desde las once de la noche hasta las cinco de la madrugada. Han atacado con bombas de media tonelada toda la parte central de la ciudad. Los edificios más afectados por el bombardeo han sido los hospitales.

En el Palace vibraban sin cesar las paredes, tintineaban los cristales rotos, gritaban histéricamente los heridos. La enfermería se ha convertido en un manicomio ensangrentado. No he podido ir a ninguna parte, hasta el amanecer he permanecido sentado junto a la cama de Antonio, sosteniendo en mis manos las suyas, grandes, pero ya débiles y húmedas, procurando no estremecerme con él cuando retemblaban las bóvedas, cuando la oscuridad absoluta quedaba rasgada por el relámpago de las explosiones y el precipitado rumor de pasos en el corredor despertaba el gregario deseo de lanzarse hacia abajo y refugiarse en el sótano. ¡Antonio no puede correr, no debe ser llevado a ninguna otra parte!


Los Junkers han volado furiosos desde las once de la noche hasta las cinco de la madrugada. Han atacado con bombas de media tonelada toda la parte central de la ciudad”. En la imagen vemos la calle Costanilla de los Ángeles.

-¡¿No me abandonarán, aquí?! ¿,No me dejarán? Me parece que ya han salido todos. ¿Por qué nos quedamos, nosotros?
-No se ha ido nadie, quédate tranquilo en la cama. Sobre nosotros tenemos nada menos que cuatro pisos. Además, yo estoy contigo, a tu lado, esto significa que no pasa nada grave, ¿no es así?
-;No te vayas por nada del mundo! De otro modo, también yo me levantaré e iré detrás de ti.
Se durmió, mejor dicho, quedó adormilado, inconsciente, después de las cuatro de la madrugada. Yo salí a la calle -en torno, ruinas, cascotes, huellas de incendios-. El Palace ha sufrido poco; en cambio, a su lado ha sido reducido a cenizas un gran hotel de lujo, el Savoy, uno de los mejores de Madrid. Del bar instalado en la planta baja, por una verdadera casualidad, ha quedado el mostrador con licores. Estremecido por el frío matinal, he contemplado cómo dos mozos, riendo, probaban el contenido de las botellas.


El Palace ha sufrido poco; en cambio, a su lado ha sido reducido a cenizas un gran hotel de lujo, el Savoy, uno de los mejores de Madrid.”. En la fotografía vemos el Hotel Savoy, ubicado en la Plaza de Platerias Martínez, se conserva el edifico aunque ya no es un hotel.

En el hospital de San Carlos han quedado completamente destruidos los dos pisos superiores. Han sufrido mucho el hospital provincial de Madrid de la Federación Sanitaria y el hospital de la Facultad de Medicina de la Universidad. En San Carlos hay veintitrés muertos y noventa y tres heridos por efectos del bombardeo. Además, a consecuencia de la evacuación precipitada del hospital, por la noche, han muerto noventa heridos.
Se supone que las bombas no han caído en los hospitales por casualidad.
Los bombarderos arrojaban primero hacia abajo bengalas luminosas, veían cuáles eran los edificios y luego echaban las bombas.


19 de noviembre

Estas cuarenta y ocho horas han sido lo más terrible de cuanto hasta ahora ha experimentado la desgraciada ciudad.
Madrid arde. Las calles están llenas de luz, en las calles hace calor, pero no es de día ni es verano, sino una noche de noviembre. Camino por la ciudad; un enorme resplandor ilumina las calles por todas partes, a dondequiera que me dirija.
Madrid arde. Lo ha incendiado la aviación alemana.



Madrid arde. Las calles están llenas de luz, en las calles hace calor, pero no es de día ni es verano, sino una noche de noviembre”. En la imagen la Plaza del Carmen con los edificios adyacentes ardiendo por efecto de los bombardeos aéreos.

La resistencia de Madrid ha provocado en los fascistas una furia ciega. Han decidido borrar de la faz de la tierra la capital de España, aniquilar a sus habitantes o por lo menos obligar a los defensores de Madrid a ceder la capital para conservar un millón de vidas humanas. Lo que ahora ocurre puede hacer perder el equilibrio hasta al hombre más firme. Ni siquiera sé si cabe garantizar que los madrileños adultos conservan la psique en orden. En la ciudad han aparecido muchos alienados.

El hecho es que la prueba aún no ha terminado. El mando fascista bombardea a Madrid con fuerza creciente. Aquí ha sido concentrada en lo fundamental toda la aviación de los facciosos. Hoy, durante el día, han bombardeado la ciudad veinte Junkers acompañados de treinta cazas -había de una vez cincuenta aparatos en el aire-. La aviación republicana, numéricamente, es en mucho más débil. Su audacia no siempre puede compensar la superioridad de fuerzas del enemigo. De todos modos, los chatos han abatido hoy dos Junkers y dos cazas. El bombardeo se reanuda cada tres o cuatro horas. Y después de cada incursión aérea, es mayor y mayor el número de ruinas humeantes, cada vez hay más y más carne humana ensangrentada. Resuenan por las calles los lamentos, los llantos, los gemidos de la enloquecida gente. Asesinos perspicaces, tranquilos, en naves grises, oscuras, de acero, una y otra vez vuelan sobre la ciudad, una y otra vez arrojan el estruendo de la muerte sobre las indefensas personas. Transcurren tres o cuatro horas. De la calle han tenido tiempo de retirar a las víctimas; soplan en las habitaciones frías corrientes de aire -son muy pocos los cristales de las ventanas enteros, no rotos-. Y todo vuelve a comenzar desde el principio. Lo que parecía una maligna utopía, prototipo libresco de la futura guerra, se ha convertido ahora en un hecho. En el umbral del año 1937, el militarismo fascista, a los ojos del mundo entero, destruye una enorme capital europea.


Ayer, la aviación fascista necesitaba aún bengalas luminosas. Hoy, la ciudad en llamas se ilumina a sí misma”. En esta fotografía vemos los restos de lo que fue el Mercado de la Plaza del Carmen.

Bien avanzada la noche, recorremos las calles de Madrid. Ayer, la aviación fascista necesitaba aún bengalas luminosas. Hoy, la ciudad en llamas se ilumina a sí misma. Embriagados por el espectáculo de los incendios, los asesinos vuelven una y otra vez, arrojando siempre nuevas bombas sobre nuevos blancos, sobre nuevos seres vivos.

23 de noviembre

Por la mañana ha muerto el capitán Antonio.

Ha estado delirando hasta las últimas horas de su vida: subía al caza, atacaba los aparatos de bombardeo fascistas, daba órdenes. Un cuarto de hora antes de la muerte, de súbito, ha recobrado el conocimiento. Ha preguntado qué hora era y cómo luchaba su escuadrilla. Recibida la contestación, ha sonreído.
-Que feliz soy de haber conducido, por lo menos antes de la muerte, a mis muchachos a1 combate... ¡Son mis discípulos, mi semilla, mi sangre!
Ahora ya no combate. Grande, tranquilo, yace sin movimiento, con una flor en la almohada. Primero lo han llevado abajo, al garaje convertido en depósito de cadáveres, donde también estuvo el tanquista Simón. Luego le hemos a un cementerio, en la parte oriental de la ciudad. Hermoso cementerio. Aquí traen gente sin cesar. Ahora es poco menos que el único. El cementerio donde enterrábamos antes a los aviadores de la escuadrilla internacional, en el extremo de Carabanchel, ya está en manos de los fascistas.


Uno de los muchos entierros de militares que se pudieron ver en Madrid durante los meses de la guerra.

Sólo cinco personas acompañan el ataúd de Antonio, entre ellas el médico y la hermana de la caridad que lo han estado cuidando. Los «chatos» no han podido acudir a despedirse de su jefe. El día es claro, combaten. Precisamente estando nosotros en el cementerio han volado por encima de él altos, muy altos; la audaz bandada se lanza una y otra vez a nuevos combates.
En este cementerio no entierran los ataúdes, los colocan en nichos de cemento, dispuestos en dos pisos.
Hemos mirado una vez más a Antonio.
El celador del camposanto ha comprobado el documento del hospital, ha colocado la tapa del féretro y lo ha cerrado. Extraña costumbre la de España: cierran el ataúd con llave.

-¿Quién es, aquí, el pariente más próximo? -pregunta el celador.
-Yo soy el pariente más próximo -contesto.
Me ha tendido una llavecita de hierro atada a una cinta negra. Hemos levantado el ataud hasta el nivel de los hombros y lo hemos colocado en la hilera superior de nichos. Nos hemos quedado mirando cómo un albañil, manejando hábilmente la llana, tapiaba el hueco.
-¿Qué inscripción se ha de poner? -pregunta el celador.
-Ninguna -he respondido-. Por de pronto, yacerá aquí sin inscripción. De él escribirán donde hace falta.(*)

Mijail Koltsov


Casi con toda seguridad Mijail Koltsov cuando habla de “un cementerio en la parte oriental de la ciudad”, se está refiriendo al madrileño cementerio de La Almudena, o tal vez al Cementerio Civil. La pregunta ahora sería saber si los restos del piloto continúan en este cementerio, o posteriormente fueron trasladados, quizá al cementerio de Fuencarral donde serían enterrados un buen número de los fallecidos den combate de las Brigadas Internacionales. Tampoco descartamos la posibilidad de que sus restos fueran repatriados, algo bastante improbable, así como tampoco descartamos que una vez finalizada la guerra los restos de Tarjov, al igual que los de otros muchos fallecidos del Ejercito Republicano, fueran traslados al mausoleo del Valle de los Caidos. Seguiremos investigando.

Florentino Areneros.

(*) El capitán Sergei Tarjov sería distinguido como “Héroe de la Unión Soviética” a título póstumo el 31 de diciembre de 1936.

Monumento a los voluntarios de la Unión Soviética que perdieron su vida en la Guerra de España. Este monumento está ubicado en el madrileño cementerio de Fuencarral donde también se encuentran otros dedicados a la memoria de los brigadistas internacionales.


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viernes, 20 de abril de 2012

DERRIBO Y MUERTE DEL PILOTO SERGEI TARJOV (I PARTE)

En este cuadro de Juan Abellán podemos ver dos aparatos Polikarpov I-15 “Chato”, los primeros aviones de caza soviéticos que actuaron en los cielos de Madrid en 1936 pilotados por pilotos de la unión soviética. (Haga clic en cualquiera de la imágenes para verla ampliada).

DERRIBO Y MUERTE DEL PILOTO SERGEI TARJOV

Por Florentino Areneros

En nuestra anterior crónica publicábamos una necrológica, redactada por Juan Manuel Riesgo, sobre la figura de Juan Abellán, un afamado pintor que dedicó gran parte de su obra a temas de la aeronáutica militar. Su vocación e interés por estos temas tal vez haya que buscarlos el día del 13 de noviembre de 1936, cuando siendo todavía un muchacho, presenció desde la terraza de la Residencia de Estudiantes, donde se encontraba cursando estudios, un espectacular combate aéreo en los cielos de Madrid, en el que pudo contemplar el derribo de uno de los aviones que en aquel duelo participaba. Aquel combate aéreo fue probablemente el primero que contemplaban muchos madrileños, acostumbrados hasta ese momento a ver a las escuadrillas de aviones de bombardeo alemanes e italianos, bombardear la ciudad con total tranquilidad e impunidad.

Fotografía tomada durante la Guerra Civil de la calle Pintor Rosales esquina a Marqués de Urquijo. En el edificio de la derecha está marcada la ventana del sótano donde permaneció refugiado Fernando Cardenal los primeros días de la Batalla de Madrid.(Pueden encontrar el relato integro en una entrevista que le fue realizada para el número 14 de la revista Frente de Madrid ).

Otra de las personas que presenciaron aquel combate fue nuestro buen amigo Fernando Cardenal “Niño de Rosales”, como nos confesó al leer el obituario de Abellán. Fernando había pasado los primeros días de la Batalla de Madrid escondido en el sótano de la finca que se encuentra en la esquina de Marqués de Urquijo con el Paseo Rosales, donde su familia poseía una academia dedicada a la formación de señoritas. En esa misma casa, en el ático, residía también la pareja formada por Teresa León y Rafael Alberti. La casa, por su situación frente al Parque del Oeste quedaría en primera línea de fuego y muy expuesta a los impactos, por lo que tuvieron que trasladarse más a la “retaguardia”, refugiándose en otro sótano en compañía de varios vecinos, esta vez en un edificio que hace esquina entre las calles de Marqués de Urquijo y Martín de los Heros, donde su familia tenía alquilada otra vivienda, cuyas ventanas interiores daban hacia el sureste, hacia el Cuartel de la Montaña, y fue desde esas ventanas desde donde Fernando contempló aquel enfrentamiento, que al igual que le ocurrió a Juan Abellán, quedaría grabado para siempre en su memoria.Jesús Salas Larrazabal, tiene referencias a otro derribo de un avión soviético que caería sobre el Cuartel de la Montaña, sería este combate el que pudo contemplar Fernando Cardenal desde la ventana de su domicilio orientada hacia el cuartel (Pueden encontrar el relato integro en una entrevista que le fue realizada para el número 14 de la revista Frente de Madrid ). Este combate aéreo tuvo lugar el 8 de noviembre según la versión de Salas: “Un residente en Madrid afirma que en la mañana del 8 de noviembre cayo un Chato en el Cuartel de la Montaña y que su piloto, lanzado en paracaídas, fue muerto por los milicianos, que lo tomaron por alemán. Mi informante recogió una libreta que se le cayó al piloto y recuerda perfectamente que estaba escrita en caracteres cirílicos, lo que demuestra que el piloto era ruso. Pensé yo inicialmente que este suceso habría ocurrido el día 9, pero el testigo llevaba su propio diario, que conserva. La discrepancia de horarios puede resolverse situando el combate a las dos de la tarde –lo que concuerda con los relatos de Seibane y del parte de Madrid- hora que los madrileños consideran aún de la mañana, dada la tardía hora a que acostumbran a comer”.
(1)

Fotografía de la finca de Marques de Urquijo esquina a Martín de los Heros donde residía Fernando Cardenal, desde una de las ventanas de su casa contemplaría como un avión derribado caía en la zona del Cuartel de la Montaña. ).


Con toda esta ingente cantidad de jugosa información, no podíamos dejar sin torear este morlaco que nos han colocado en suerte, o por lo menos intentarlo. Y fue así como llegamos hasta la figura del piloto que fue derribado y tuvo que saltar en paracaídas, un capitán ruso de nombre Sergei Tarjov, también conocido como “Antonio”, que moriría a los pocos días a consecuencia de la heridas que sufrió aquel día.

Tras el golpe militar de julio, los sublevados comenzaron a recibir una importante ayuda por parte de las potencias fascistas europeas, Alemania e Italia. Una ayuda de vital importancia en los primeros momentos del conflicto, que permitiría a los sublevados desarrollar diferentes operaciones estratégicas, destacando entre todas ellas el “Paso del Estrecho”, que sería el primer puente aerotransportado de la historia militar, y que permitiría a los rebeldes trasladar un importante número de efectivos del Ejercito de África, a la península, una operación que acabaría por inclinar radicalmente la situación inicial (a esta operación militar dedicamos una crónica que ustedes pueden leer haciendo clic aquí). Por su parte las potencias llamadas democráticas, Francia y el Reino Unido, acabarían inclinándose por la elaboración de un Pacto de No Intervención, en el que también participarían Alemania, Italia y la Unión Soviética. Con este pacto se pretendía evitar que el conflicto español pudiera generalizarse y provocar su extensión al resto del continente. Aunque inicialmente los cinco estados firmarían este pacto, tanto Alemania como Italia continuarían con el envío de material y personal militar a los rebeldes, posteriormente la Unión Soviética comenzaría a enviar material militar, así como asesores y técnicos al gobierno de la República. La ayuda soviética supondría un fuerte espaldarazo a las opciones republicanas, cuyas fuerzas en los primeros meses de la guerra se habían visto incapaces de detener el arrollador avance del Ejército de África, que tras cruzar el estrecho, se dirigía imparable hacia la capital de España.

Fotografia coloreada a un grupo de soldados marroquies de Regulares esperando para ser transportados a la península. Al fondo otro grupo de soldados nativos sube a uno de los Junker 52 facilitados por Hitler a los sublevados.

En Octubre de 1936 comenzaron a llegar cargueros con la ayuda soviética a los puertos españoles de la zona republicana, principalmente al de Cartagena. En estos envíos se contemplaba todo tipo de armamento, destacando por el protagonismo que habrían de tener posteriormente los tanques T-26, así como los aviones, principalmente los bombarderos Tupolev SB-2 “Katiuska” y los cazas Polikarpov I-15 “Chatos” y los I-16 “Moscas”. Estas unidades aéreas se embarcaban desmontadas, teniendo que proceder a su ensamblaje una vez en tierra, lo que suponía tener que esperar un tiempo desde su desembarco hasta su entrada en acción. El avión conocido como Chato había sido diseñado en 1933 por el proyectista de aviones soviético Nikolai Nikolaiev Polikarpov, que en ese momento era jefe de la Oficina de Proyectos del Instituto Central de Aerodinámica de Moscú. El avión debería sustituir a los obsoletos modelos Polikarpov I-5 de los años 20. El avión comenzó a fabricarse en 1934, con la denominación de Polikarpov I-15 “Chatka”, que en ruso significa “gaviota”.(2)

El avión de bombardeo SB-2 “Katiuska”, que comenzaría a operar en los cielos de España en los últimos días de octubre de 1936. ).

El 13 de octubre el carguero soviético “Bolshevik” desembarcaba en Cartagena 13 aviones I-15, y el 16 el buque “Lavamendi” trasbordaba en alta mar 12 aparatos I-15 a buques de menor tamaño que los desembarcarían posteriormente también en Cartagena. A continuación serían trasladados al cercano aeródromo de Los Alcázares, que contaba ya con amplios medios trasladados de los talleres antes ubicados en la zona periférica de Madrid, donde serían montados bajo la supervisión de técnicos rusos. Con estos 25 aparatos a principio de noviembre se organizarían las dos primeras escuadrillas de “Chatos”, que serían conocidas en aquellos momentos por el nombre de sus jefes, los soviéticos Pavel Vassillievic Richagov “Pablo Palancar” y Sergei Tarkhov “Antonio” (2).

El Polikarpov I-16 “Mosca”, un monoplano de grandes prestaciones que junto con los “Chatos” provocarían un giro radical en la guerra en el aire. Según algunas versiones, es posible que Sergei Tarjov fuera derribado a los mandos de uno de estos aparatos en vez de un I-15 como sostienen las mayoría de versiones. ). En la imagen vemos el aparato que ha restaurado la Fundación Infante de Orleáns.

El 4 de noviembre entrarían por primera vez en combate estas dos escuadrillas, terminando con la impunidad con la que hasta ese momento habían actuado las escuadras de bombardeo de la aviación franquista. Del impacto que causo la aparición de estos modernos y manejables aparatos en el cielo de Madrid da fe el hecho de que el siete de ese mismo mes el jefe de la Fuerzas Aéreas de Talavera (el principal grupo que operaba sobre Madrid), el coronel italiano Ruggero Bonomi “Federico Federici” ordenaba: “Por número de cazas enemigos, coronel dispone no se preste ningún servicio”. Sin duda esta orden influyó en los combates posteriores, y así el domingo 8 “las columnas del ala izquierda de Varela, irrumpieron en la Casa de Campo, pero, carentes de apoyo aéreo, fueron frenados en su arboleda”(1). Tendría que ser el propio Franco el que ordenara a las 15:15 de ese mismo día que tres Romeo 37 y nueve Fiat acudieran a proteger el avance por la Casa de Campo. El coronel Bonomi según recoge en sus memorias acataría la orden al haberse reparado diferentes aviones y contar ya con un número suficiente de aparatos para realizar alguna acción con garantías.(1)

Un tanque T-26 con un Polikarpov I-15 volando al fondo. Estos tanques y aviones, junto con las piezas de artillería, permitirían al Ejercito Popular de la Republica encarar el conflicto en una situación de mayor equilibrio.

Los enfrentamientos continuarían en los días posteriores, culminando el día 13 con un espectacular combate aéreo en el cielo de Madrid en el que intervendrían un elevado número de unidades por ambos bandos. Por parte de la aviación del bando franquista participarían 14 Fiat y 9 He 51, que daban escolta a 3 bombarderos Heinkel 46 y 10 Junker 52(1), por parte de la aviación republicana intervendrían las dos escuadrillas de Chatos citadas anteriormente. Aunque Salas no menciona el número de aparatos por parte gubernamental que intervinieron en el combate, teniendo en cuenta el número inicial de 25 unidades desembarcadas en Cartagena y restando las bajas por derribo y por averías, el número de Chatos probablemente no alcanzara la veintena. Según testimonio del mítico piloto republicano Andrés García de la Calle “Lacalle”: “…el recuerdo que tengo de la actuación de estas dos escuadrillas rusas, a una de las cuales me incorporé casi desde su formación, es que nunca conseguimos actuar completas…”(3). Más adelante continúa: “La prueba mas contundente de la gran superioridad moral que tenía la aviación gubernamenteal en el frente de Madrid, y el absoluto dominio que ejercía sobre su cielo, es que, precisamente en esas fechas, esto es, entre el 4 y 15 de noviembre, disponíamos de menor número de aviones de caza que la aviación fascista, ya que a duras penas conseguíamos reunir dieciocho o veinte aviones en total”(3). Según el trabajo de investigación de Salas, aquel 13 de noviembre “Cayeron tres jefes de escuadrilla: el capitán ruso “Antonio” –maltratado por la muchedumbre, al confundir otra vez la nacionalidad -, el veterano alemán Eberhard y el debutante italiano “Mosca”, quien, más afortunado que los otros dos, solo resultó herido por el momento; murió asimismo, otro destacado piloto alemán, el teniente Henrici. El capitán “Antonio” no era sino Sergei Tarjov, cuya defunción consta en los papeles de Hospital Gómez Ulla, con fecha 22-11-36”(1). También “Lacalle” se hace cargo de la muerte de “Antonio” : “Fui a verlo con los pilotos rusos de mi escuadrilla al hotel convertido en hospital. La visita fue patética. Me tradujeron sus palabras: “Gracias, camaradas, por haber venido. Estoy muy contento de verme otra vez junto a vosotros”. Esto lo dijo hablando muy despacio y en muy baja voz. “Con cuanto gusto me tomaría ahora un vaso de cerveza”. Me dijeron que no tenía salvación. Salimos del hospital bastante deprimidos y nos dirigimos al bar Miami donde solíamos ir las pocas veces que nos autorizaban a ir a Madrid, para regresar al aeródromo antes de las once de la noche. Los pilotos rusos se lamentaban mucho conmigo de que su compañero hubiese sido herido precisamente por nuestros propios soldados.”(3). La muerte de Tarjov hizo que el general Miaja promulgara pocos días después una orden prohibiendo hacer fuego sobre los pilotos que descendieran en paracaídas.

Fotografía de los miembros de la escuadrilla “Lacalle”. Esta escuadrilla sería la “heredera” de la escuadrilla “Palancar”, que junto con la de “Antonio” serían las primeras en actuar en Madrid. (En la foto aparece Lacalle de pié, segundo por la derecha).

Tratándose de un piloto soviético, actuando en España de incógnito, no podíamos dejar de consultar el libro de Mijail Koltsov, ese enigmático periodista de Pravda de múltiples identidades, cuyas misiones en España iban mucho más allá de las de un simple periodista. El protagonismo de Koltsov durante los días de la Batalla de Madrid es indiscutible, y podríamos asegurar que muy pocas cosas de lo que ocurrió en Madrid durante aquellas intensas jornadas escaparon de su control. Recogemos a continuación en esta crónica todo lo que Koltsov dejó reflejado en su diario relacionado con la actuación y muerte de su amigo Sergei Tarjov “Antonio” durante aquellos trágicos e intensos días de noviembre de 1936.

Mijail Koltsov, el enigmático corresponsal del diario Pravda en España, que escribiría un libro indispensable para conocer la Historia de la Guerra Civil: “Diario de la Guerra de España”.

13 de noviembre de 1936

Lo mismo que en los días anteriores, a las dos de la tarde han aparecido sobre la ciudad los Junkers acompañados de sus cazas. Miaja se puso rojo de ira y con su mullido puño dio un golpe a la mesa del comedor.
-Pero ¿cuándo comen éstos? Ni ellos comen ni dejan comer a los otros. Les ruego que no se levanten de la mesa.
De todos modos, él mismo se dejó llevar por la tentación y con la servilleta al cuello, se precipitó hacia el balcón cuando le dijeron que el combate aéreo tenía lugar sobre el mismísimo edificio del ministerio. Los Junkers ya huían, los “chatos” atacaban a los Heinkels. Con ceñidos virajes y bajando en picado hacían centellear sus alas de color, como las mariposas, provocando el entusiasmo del público que, ávido, observaba desde la tierra.


Dos niñas se refugian mientras parecen contemplar algo en el cielo, posiblemente un combate aéreo.

Luego el combate se desplazó más allá del ángulo de la casa y no se vio nada más. Todos nos sentamos a la mesa para proseguir la comida. Cinco minutos después, comunicaron por teléfono que se habían abatido varios aparatos y que uno de los pilotos se había tirado en paracaídas y había sido hecho prisionero. Miaja ordenó que lo trajeran aquí, al Estado Mayor. Unos diez minutos más tarde se oyó un extraordinario ruido y griterío de la muchedumbre. Desde el balcón se veía cómo se iba acercando a la verja del ministerio, lentamente, un automóvil rodeado de gente por todas partes, hasta por encima. Se abrió la portezuela, hicieron salir a alguien y lo arrastraron a través del jardín del ministerio. Un grupo de acompañantes y mirones se precipitó hacia el interior del edificio. Salí a la escalera; por sus amplios peldaños mitad conducían, mitad llevaban hacia arriba a un joven de constitución atlética, en cuya cara se dibujaba una mueca de dolor; se agarraba con las manos el vientre, como si se le hubiera roto la correa y le cayeran los pantalones. No era, ni mucho menos, un aviador fascista. Era -le reconocí a la primera mirada- el capitán Antonio, jefe de un destacamento de los “chatos”.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

¿Por qué le arrastran de este modo? Está muy pálido, da trompicones, casi no ve. En la gran estancia en que Rojo trabaja con sus ayudantes, se desploma sobre un diván, poco menos que destrozándolo
con su poderoso cuerpo.
-Antonio, ¿has sido tú quien ha saltado en paracaídas? ¿Te han atacado a ti?
Respiraba pesadamente.
-Dame agua. Tengo el vientre acribillado.
-¡Antonio!
-¡Qué casa de locos es ésta! ¿Por qué disparan contra los suyos?
¡Dame agua en seguida! Tengo fuego en el vientre. Muchas balas en el vientre. Dame agua y luego te explicaré lo que ha sucedido.
-Antonio, no cuentes nada. No has de beber, si estás herido en el vientre. Ahora mismo te hospitalizarán, te llevaran al Palace.
-Cuanto antes al hospital, y ¡un poco de agua! He de apagar el fuego de las balas. ¡No te apartes de mi vista, por favor! Seis víboras me han atacado a la vez. Iba por debajo de las nubes y de pronto seis Heinkels, de todas partes, ¡todos contra mí! Te lo suplico, ¡no te apartes de mi vista!
-No me apartaré de tu vista. Iré contigo al Palace. Es el hospital. Yo vivo allí mismo, a tu lado. Antonio, querido, no hables, ¡te lo prohíbo!


Junto a los pilotos soviéticos, también llegarían conductores de los tanques de la misma nacionalidad, que tendrían un destacado papel. En total se calcula que no más de 2500 soviéticos vinieron a España para ayudar a la República durante toda la guerra, además de militares y asesores en ese número se incluye también personal civil, traductores, personal sanitario, etc…

Todos lo s presentes escuchan horrorizados. ¿Por qué habían arrastrado aquí a un aviador republicano herido, por qué no lo habían llevado a la enfermería? Empieza el vocerío, todos se acusan unos a otros. Coinciden todos en que la culpa recae por entero en la orden de Miaja. Se les había mandado traer al aviador aquí, y lo habían traído. Pero la orden estaba basada en una información falsa, en el hecho de que en paracaídas se había arrojado un aviador fascista. ¿Había que cometer la idiotez de cumplir una orden, basada en una información falsa? ¿O se había cumplido en un acto de provocación? Todos coinciden en que no se debía haber cumplido la orden. Nadie
llama a los sanitarios ni manda traer una camilla. Todos coinciden en que es necesario llamar a los sanitarios y mandar que traigan una camilla. Antonio empieza a deslizarse del diván, se le cierran los párpados. Por fin llegan los sanitarios con la camilla. Cogen a Antonio, muy torpemente, del diván y lo colocan en la camilla, de través. Pero dan un empujón a un sanitario, éste suelta una mano y Antonio cae estrepitosamente al suelo. Todos gritan de horror y dolor, únicamente Antonio no grita. Le cogen otra vez, vuelven a ponerlo en la camilla, bajamos hacia la ambulancia, vamos al Palace, sólo a tres minutos. Le llevan a la sala de operaciones. Aquí hay un tropel de gente, se fuma, hay montones de guata sucia; unos dedos sin recoger, unos pies y aún otra incomprensible parte de un cuerpo, semejante a una rodilla, en una gran jofaina, esperan a la enfermera; de la pared cuelga un cartel con una pareja bailando: “Pasad el verano en Santander.”. A Antonio le colocan en la mesa de operaciones; de pronto, este hombre, tan grande, parece un niño ...


Muchos edificios de Madrid serían utilizados durante la guerra como hospitales de sangre, en la fotografía podemos ver uno de ellos. Los hoteles Palace y Ritz también serían convertidos en hospitale, y en el primero sería operado Sergei Tarjov.

Dos horas más tarde el doctor Gomecilla vino a decirme que Antonio ya estaba operado, que se hallaba en la habitación inmediata, que me llamaba, nervioso. De los intestinos le han sacado cuatro balas; otras dos le han quedado en los órganos internos, sacarlas es muy peligroso. La cuestión está en que el herido permanezca inmóvil; si no, se le producirá una peritonitis y todo se habrá terminado. Por lo visto el aviador tiene una constitución de hierro, hay posibilidades de que se salve, si se logra que permanezca completamente inmóvil en la cama. Pero esta muy intranquilo. Está nervioso y le llama. Quiere explicarle alguna cosa.

Fui a ver a Antonio. En efecto, estaba muy nervioso. Ante todo tuve que coger una hoja de papel y escribir su informe.
-¿Comprendes? No hay ningún documento. Hay que levantar acta ...
-¿Qué documento quieres? Te has batido valientemente, como un héroe, estás herido, has de curarte; de los documentos ya se encargarán los otros.
-El documento es necesario. En el diario del aeródromo se anotó a qué hora emprendimos el vuelo, a la señal de alarma. Por favor, toma esa fecha y anótala en el informe. Lo recuerdo muy bien; quince
horas cuarenta y ocho minutos, pero compruébalo con el diario, ¡esto es un documento!
-¿No querrás decir trece horas cuarenta y ocho minutos? A las quince horas cuarenta y ocho minutos ya te estaban operando ...
-¡Un momento! iUn momento! Lo recuerdo con exactitud; ayer, a las quince horas cuarenta y ocho, a las quince ...
-Ayer no, hoy; ¡el combate se ha librado hoy, hace tres horas!
Antonio se inquietó:
-¿Hoy? ¡¿Es posible que haya sido hoy?! ¿Cómo puede engañarme la memoria? ¡Tú bromeas! ¿.Acaso el combate ha sido hoy? ¿A qué día estamos?
-Ha sido hoy. Te han puesto narcótico. Todo esto carece de importancia. Lo principal es que no te muevas, te curarás.
Está muy deprimido por haber confundido los días.
-¿Es que no tengo nada en el cerebro? Dime la verdad.
-¡No tienes nada en el cerebro, cabeza loca! Estáte quieto.
-¿Y los muchachos, qué? ¿Todos bien?
-Más que bien. Tus muchachos han derribado cinco aparatos, y tú, además, uno; en total, seis.
-¡Son unos águilas! iAh, mis buenos muchachos! Son jóvenes, a seis los mandé a perseguir a los Junkers y yo, con otros dos, de los más experimentados, me puse a combatir con los cazas ... Combatimos bien contra seis. Cada uno de nosotros derribó a una víbora ... De pronto veo que el camarada de mi derecha ha desaparecido y que también han desaparecido todos los fascistas. Estaba claro que habían descendido por debajo de las nubes. Me inquieto por los jóvenes. Los muchachos son jóvenes y aún poco experimentados. Bajo en picado ... ¿No confundo nada? En todo caso, dímelo.
-No confundes nada. Calla, haz el favor. No has de hablar.
-Me siento inquieto por los jóvenes. Bajo en picado ... Y entonces, de pronto, otra vez seis Heinkels, otros, viniendo de todas partes, como perros de presa, ¡todos contra mí! No tuve tiempo de orientarme -enseguida una ráfaga de ametralladora me cortó el ala izquierda y los alerones-. Entré en barrena. De tiempo en tiempo procuro nivelar el aparato por medio del motor -todo inútil . ¿Comprendes? Todo es inútil. ¡¿Comprendes?!
-Comprendo. Calla, querido, luego me lo contarás.
-¿Comprendes? Me dolía perder el aparato. Pero era inútil. Aparatos, tenemos pocos, ¿comprendes? Entonces me desabroché el cinturón, empujé el aparato con los pies y salté. Salté y me dije: el viento sopla hacia el sur, en dirección a los fascistas, por esto hay que caer con rapidez, retardando el paracaídas ... A unos cuatrocientos metros lo abro, bajo sobre una calle, no sé en manos de quién está ... Unos veinte metros deciden de mi suerte. ¿Comprendes? ¿Comprendes? ¿Puedes comprender lo que pensaba en estos momentos? ... Y encima, comienzan a disparar desde la tierra -no sé si contra los aviones o contra mí-. De nuevo tampoco sé quién dispara. Y de pronto algo me arde en el vientre. Es posible que por estupidez alguien hasta de nuestra parte haya disparado ... Pero no lo digas a nadie. Mis muchachos no deben saberlo en ningún caso. Para su temple político-moral es inútil saberlo. Estos errores pueden darse, pero no son característicos. No hay que educar a los aviadores a base de tales equivocaciones. ¿Comprendes? Esto, cállalo.


Paracaídas y diversos objetos de un piloto alemán derribado en Madrid.

-No soy yo quien ha de callar, sino tú, ¿comprendes? Si sigues hablando me iré en seguida. Para ti sólo hay una salvación: no moverte, estar acostado, callar.
-¿Sólo una salvación? ... ¿Esto quiere decir que la cosa va mal?
Enmudeció y pronto se puso a hablar otra vez:
-Estando herido en el vientre, según las reglas, ya no podía saltar.
Me di un golpe muy fuerte contra el suelo. Recuerdo muy claramente que se precipitaron hacia mí unos rostros desconocidos. Quiénes eran, tampoco lo sabía ...
-No me haces caso. Me voy ...
-Bueno, callaré. Es una gran pena que me hayan acribillado. Habría bajado a tierra sin contratiempos y hoy habría peleado otra vez... Contra los fascistas. ¡Contra los fascistas! ¡Contra los fascistas!
-Te pido y te propongo que dejes de hablar. Así sanarás más pronto y volverás al frente.
-¿Crees que volveré?
Me miró a los ojos con una mirada de pronto tan omnividente y penetrante que me asusté pensando que iba a leer en mi rostro la palabra peritonitis.. Pero no la leyó. Se debilitó y en seguida se quedó adormilado.

Restos de un aparato de la aviación franquista derribado en las afueras de Madrid.

El destacamento del capitán Antonio ha volado hoy otra vez en combate a las dieciséis horas y unos minutos. Ha derribado otros cuatro cazas, tres Heinkels y un Fiat. En total, sobre Madrid han sido derribados hoy diez aviones fascistas, ocho alemanes y dos italianos. Las pérdidas han sido un aparato de bombardeo Breguet, de tipo antiguo, y el de Antonio.

Titulares de hoy por la noche en Mundo Obrero:
«Combate aéreo sobre los tejados de Madrid.», «¡Gloria a los héroes del aire! Los aviones fascistas, derribados por los aviadores de la libertad, son una prueba ante el mundo de que el fascismo será vencido en las puertas de Madrid.» .«¡Vivan los pilotos de la República!» (4)


CONTINUARÁ…

(1) Jesús Salas Larrazabal. “La Batalla aérea de Madrid”. Revista Aeroplano nº5.
(2) Estanislao Abellán Agius. “Los Chatos en España”. Revista Aeroplano nº7.
(3) Andrés García de la Calle en: Jesús Salas Larrazabal. “La Batalla aérea de Madrid”. Revista Aeroplano nº5.
(4) Mijail Koltsov. "Diario de la Guerra de España".


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lunes, 16 de abril de 2012

JUAN ABELLAN: PINTOR DE LA GUERRA CIVIL

Juan Abellán trabajando en uno de sus lienzos.(HAGA CLIC SOBRE CUALQUIERA DE LAS IMÁGENES PARA AMPLIARLAS).

JUAN ABELLÁN:
PINTOR DE LA GUERRA CIVIL


El pasado 17 de febrero de 2012 se publicaba en el diario El País una necrológica firmada por nuestro buen amigo Juan Manuel Riesgo, por la que nos enterábamos de la triste noticia del fallecimiento de Juan Abellán García-Muñoz, un pintor tal vez no muy conocido del gran público, pero sin embargo con un importante legado artístico a sus espaldas.

Una de las razones de traer hoy a estas páginas la figura de Abellán obedece al hecho de que gran parte de su obra gráfica la dedicó a la temática de la Guerra Civil, concretamente a la guerra en el aire. La otra razón que nos movió a ello, fue el conocer que lo que se había publicado en El País, era solamente parte de la necrológica escrita por Riesgo, que además había sido retocada. Considerando la indudable importancia de este artista, ofrecimos a Juan Manuel Riesgo la posibilidad de publicar completa en estas páginas la necrológica de Juan Abellán, cosa que aceptó ofreciéndonos todo tipo de facilidades para la elaboración de esta crónica.

Dos Polikarpov I-15 “Chatos” en vuelo.

La mayor parte de la obra de Abellán relacionada con la Guerra Civil, se encuentra depositada en el Museo del Aire de Madrid, gran parte de esta obra no se puede contemplar debido a alguno de los muchos despropósitos cometidos en esta institución. El Museo del Aire de Cuatro Vientos posee unos fondos de incalculable valor, donde podemos encontrar verdaderas joyas, sin embargo debido a un enorme cúmulo de circunstancias se ha terminado convirtiendo en un museo de segunda fila, en un museo menor, todo ello debido a una gestión equivocada, en ocasiones negligente, donde tampoco han faltado decisiones marcadas directamente por la política o la ideología, sin respetar los criterios estrictamente históricos y museísticos que son los que deberían regir una institución de estas características. Son muy numerosas las “tropelías” cometidas en este museo, desde la misteriosa desaparición de una roca lunar (valorada en un millón de dólares) donada por Neil Amstrong, el primer hombre en pisar la luna, al museo en señal de gratitud al general republicano español Emilio Herrera (Granada 1879-Ginebra, 1967), exiliado al finalizar la guerra que sería el precursor de la escafandra y vestimenta empleados en los vuelos espaciales. Para que se hagan ustedes una idea de hasta donde llegar la irracionalidad en determinados temas, les comentaré que en el museo se exponía un avión Mig-17, una de las joyas de la ingeniería aeronáutica soviética, perteneciente a la patrulla acrobática de la URSS, el equivalente a nuestra Patrulla Aguila, que se encontraba expuesto en el exterior de los hangares con los colores (rojo) y los símbolos de la patrulla, entre ellos la estrella roja de cinco puntas, así como la hoz y el martillo, avión fue incorporado a la colección del museo en 1998. Actualmente el avión se puede seguir contemplando, pero ahora este avión ha sido pintado en gris metalizado y con los símbolos de la aviación ni más ni menos que de Bulgaria, algo realmente increíble, sin entrar en el coste que habrá supuesto este cambio. El caso del Museo del Aire de Cuatro Vientos es algo para tratar detenidamente, y seguramente le dediquemos una crónica en el futuro.

En la imagen superior vemos el MIG-17 que perteneció a la Patrulla Acrobática de la Unión Soviética tal y como se encontraba en 2006, con sus colores y símbolos originales, incluyendo la hoz y el martillo.(FOTO JAZ). En la imagen inferior vemos al mismo MIG-17 tal y como se puede contemplar en la actualidad tras ser pintado de gris metalizado y haber sido sustituidos los emblemas originales por los de la aviación búlgara.

No hace mucho Madrid perdió uno de los museos más antiguos y tradicionales, el Museo del Ejercito, que sería trasladado al restaurado Alcázar de Toledo. Confiemos en que la historia no se repita y este museo se pueda conservar en un lugar tan ligado a la historia de la aeronáutica española como es Cuatro Vientos, y esperemos también que el museo recobre su esplendor perdido, convirtiéndose de este modo en un referente para todos aquellos interesados en conocer la historia de la aviación española.

En este cuadro de Abellán vemos a tres I-15 “Chatos” atacando a dos Junkers de la aviación nacionalista.

En una próxima crónica que publicaremos en breve, seguiremos la pista de aquel piloto soviético de nombre Sergei Tarjov cuyo avión fue derribado en el combate que Juan Abellán contempló aquel 13 de noviembre del 36 desde la terraza de la Residencia de Estudiantes. Tarjov formaba parte de un grupo de pilotos soviéticos llegados a España para tripular los primeros aviones que llegarían a los puertos españoles en octubre de 1936, y sería en Madrid donde perdería la vida tras una serie de singulares circunstancias.

Terminar agradeciendo a Juan Manuel Riesgo su amabilidad al colaborar con Sol y Moscas, todo un orgullo y un honor para esta humilde publicación el poder contar en nuestras páginas con la presencia de un primer espada de su categoría y tronío.

Florentino Areneros.

Nota: Al final de esta crónica pueden encontrar una selección de imágenes donde recogemos diferentes muestras de la obra de este prolífico autor.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Una imagen de Juan Antonio Abellán.

JUAN ABELLÁN GARCÍA-MUÑOZ:
ALUMNO de MÚSICA Y PINTURA de FEDERICO GARCÍA LORCA. PRESTIGIOSO DIBUJANTE de “COMIC”, PINTOR de “GRANDES VUELOS “Y de “BATALLAS AÉREAS “.

Por Juan Manuel Riesgo Perez-Dueño(*)

Juan Abellán nació en Madrid el 18 de Octubre de 1926. El mismo año en él que aviones españoles llegaron a Argentina, Filipinas y Guinea. Sus padres Juan Antonio abogado y funcionario de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid y Ángeles vivían en la calle Claudio Coello 113 y estaban al día de las inquietudes de la época, lo matricularon en el próximo Instituto-Escuela. Allí compartió clase con mi madre María Teresa Pérez- Dueño, segunda generación de “institucionistas”, nacida en el mismo año. Tuvieron un profesor excepcional de música y pintura, nada menos que el gran Federico García Lorca. Como el padre de Abellán era también aficionado a la pintura, esta fue la vocación de aquel niño al que su padre llevaba a todos los festivales aeronáuticos.

Una de las láminas pintadas por Juan Abellán por encargo del Museo del Aire en la que podemos ver el “Jesús del Gran Poder”, en el que se realizaron algunos de los grandes vuelos de la aviación española.

El 13 de Noviembre de 1936 en un día muy despejado Abellán con otros niños del Instituto-Escuela y algunas otras personas alojadas en la Residencia de Estudiantes, fueron testigos desde la azotea de este edificio singular del primer gran combate aéreo sobre Madrid. En él participaron por primera vez los cazas rusos Polikarpov I-16, capaces de alcanzar una velocidad de 450 km y luego decisivos para que los atacantes no tomaran Madrid. El pueblo los conoció como “Moscas”. Parte de la escena filmada por un residente la ha reproducido Juan Pérez de Ayala, en su documental del Centenario de la Residencia. Abellán pudo rememorar este episodio en 1988 con otro entonces niño, testigo presencial desde la próxima calle Teruel, José Ramón Pérez G. Lengomín delineante del Museo del Aire. Uno de los “Moscas” pilotado por el Capitán Sergei Tarjov resultó alcanzado viéndose obligado a saltar en paracaídas, pero al piloto por su aspecto lo creen alemán y le disparan desde tierra. Morirá el día 22 en el “Palace”, convertido en Hospital Militar. Este hecho marcará a Abellán para siempre. Al pueblo le habían dicho que atacaban Madrid pilotos alemanes, pero nadie les había dicho que lo defendían rusos. Por ello el General Miaja tuvo que publicar un edicto para que se respetara la vida de los pilotos que serían más valiosos como prisioneros.

La escena representa el ataque de unos “Chatos” a dos Savoia 81 en los cielos de Málaga.

Terminada la guerra se especializa en el Círculo de Bellas Artes y en la Academia de San Fernando. Se matricula en la Escuela de Cerámica del Parque del Oeste y en 1948 obtiene el título de artesano ceramista. Trabaja en la Revista “Chicos” con la que colaborará en todas sus etapas y en la Escuela Mayor de Artesanía como dibujante de tapices, reposteros y alfombras. Para “Chicos” crea el “Capitán Lucky“ con guión propio. Trabaja como publicista para “Viajes Meliá” y en 1954 para “Publicidad Clarín”, donde era Jefe del Estudio Gráfico Antonio Mingote. En 1955 se trasladó a vivir a Masnou, Barcelona donde se encontraban la mayoría de las editoriales del dibujo que ahora llamamos “comic”, especialmente Bruguera y realiza “Selecciones Ilustradas”. A través de la británica “Fleetway” sus dibujos serían conocidos y difundidos por todo el mundo anglosajón e hispanoamericano. No dejó de colaborar con “Avión” del Real Aeroclub de España y con la Revista “Flaps” para la que realizó ”Fuego en el cielo”, inspirándose en el héroe de la 2ª Guerra Mundial Pierre Clostermann. Entre 1960 y 1983 Abellán se convirtió en un prestigioso artista que se disputaban todas las editoriales del género Afha, Bruguera, Clipper, Marín, Molino Roma etc.

Dos páginas de algunas de las muchas que Juan Abellán realizó para el legendario tebeo “Hazañas Bélicas” . (ORIGEN ILUSTRACIONES: “TEBEISTAS”, HAGA CLIC SOBRE ESTE TEXTO PARA IR A LA PÁGINA)

En 1977 Abellán tuvo un encuentro crucial. Realizó una exposición de su obra aeronáutica en Madrid y recibió la visita del Director del Museo del Aire y de Aeronáutica, cuya sede definitiva acababa de fijarse en el histórico Aeródromo de Cuatro Vientos, Teniente General Antonio de Alós Herrero. Le acompañaba un notable pintor que se iba a convertir en el Subdirector-Conservador del Museo y era además funcionario del Ministerio de la Vivienda. Se trataba del Coronel Antonio Linares Mohedano quién no dudaría en interpretar para su amigo Berlanga en “La Vaquilla” el papel de un inventado coronel. Entre los tres personajes hubo chispa enseguida y surgió desde el principio una gran amistad. A Abellán se le encargaron una serie de láminas que llegarían hasta 30, de aviones históricos y modernos. Ocho tendrían la bandera republicana, entre ellos los Polikarpov I-15 “Chato “e I-16 “Mosca”. También pintaría una lámina del bombardero “Potez-54” de la “Escuadrilla España” de Malraux, en la que figuraba sobre la letra del timón o deriva y junto a la bandera republicana, la hoz y el martillo de los partidos comunistas. De uno de estos Potez el “Aquí te espero”, que es una connotación humorística no retadora, se conserva un trozo de fuselaje en el museo. Durante más de 20 años esa lámina colocada encima del trozo de avión lo explicó con normalidad dándole sentido, sin que ningún militar de Franco se inmutara por ello. Hubo que esperar a la llegada de Trillo al frente del Ministerio de Defensa para que se retirara.

En esta fotografía podemos observar el trozo de fuselaje del Potez-54 “Aquí te espero” derribado por Salas Larrazabal. Sobre el mismo la lámina de Abellán en la que se ve el modelo de avión del que formaba parte el trozo expuesto.
La lámina que Abellán pintó del Potéz-54 donde distinguimos en la cola la hoz y el martillo, posible causa de su retirada. Con la retirada de esta lámina, el trozo de fuselaje pierde gran parte de su significado para el visitante, que gracias a esta lámina podía hacerse una idea más precisa de todo el conjunto.
Una foto del mismo modelo en el que se inspiró Abellán para pintar la lámina, en donde observamos que efectivamente tenía pintada la hoz y el martillo. Abellán, un pintor con un cuidado exquisito en el detalle, lo reflejaría en su modelo.

Abellán pintó unos 52 emblemas de gran tamaño de la Guerra Civil de los que hoy se exponen 51 EN LOS Hangares 1 y 2 del Museo del Aire, 120 láminas para dos carpetas de maquetas y una de aeronaves y dos libros uno de uniformes y equipos de pilotos (1993) y “Galería de Aviones de la Guerra Civil” (1995). Para el Museo pintó 21 cuadros, de los que 16 están en exposición aunque dos en restauración. De los 5 retirados cuatro son imprescindibles. “La Batalla de Málaga” el 11 de Febrero de 1937, “Sobre campos y trincheras”, cuyo título hace referencia a un popular himno de Aviación en el que aparecen García Morato en el Fiat 3-51 y su discípulo también laureado Vázquez Sagastizábal en el Fiat 3-55, primer provisional que mandó una escuadrilla del “Grupo Morato.” Y por supuesto sus dos obras maestras, que son un recuerdo de aquel derribo de Tarjov que tanto le impresionó “La Batalla de Madrid”. En el lienzo “tres Moscas” sobrevuelan Rosales para impedir que los “Junkers-52” apoyen el ataque de la infantería desde la Casa de Campo. El otro de gran tamaño representa el derribo el 16 de Febrero de 1937 del Capitán José Calderón Gaztelu piloto de “Junkers”en la “Batalla del Jarama” por dos Moscas I-16, pilotados por rusos. Desde 2003, no están en exposición y además se le anularon tres encargos del Museo al morir el 7 de Abril el Director Miguel Ruiz Nicoláu: “el derribo de Haya el 21 de Febrero de 1938 por el Teniente republicano Viñals”, el “Lanzamiento por el propio Haya de pavos a los guardias civiles sitiados en Santa Mª de la Cabeza” y “La Batalla de Guadalajara”. Abellán, hombre temperamental, escribió una dura carta a Trillo quejándose de la situación, pero no pudo conseguir que sus cuadros fueran de nuevo aceptados. Tras la marcha de Trillo la situación en el museo no cambió ni con Bono ni con Carme Chacón al frente del ministerio, y continua igual en la actualidad.

Lienzo que representa el lanzamiento de alimentos, en este caso pavos, realizado desde el avión pilotado por Carlos Haya a los sitiados en el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza. Este fue uno de los cuadros encargados a Abellán por el Museo del Aire, siendo posteriormente anulado.
Cuadro de Abellán de Título “Batalla sobre el Jarama”, que reproduce el combate aéreo en el que acabó siendo derribado el Junker del capitán José Calderón Gaztelu por aviones republicanos. Este cuadro, que se encontraba junto al trozo de fuselaje del Potez y su lámina como apreciamos en la fotografía, ha sido retirado de la exposición del Museo del Aire.

Aunque trabajó mucho y ganó dinero, poco tiempo estuvo dado de alta en la Seguridad Social y su pensión era mínima. Como artista tuvo una vida bohemia llegando a tener viviendas en Madrid y Masnou, que perdió por la “Ley Boyer”. El Director de Publicaciones de José Bono, Magariños le ayudó encargándole un último libro “Aviones de la Guerra de Marruecos” (2005) Después de vivir un tiempo con una nieta, que le cuidaba en Trijueque (Guadalajara), fue llevado a un asilo en Manresa, donde cayó en una depresión falleciendo por una neumonía el 25 de Enero de 2012. Hoy estaría feliz pues los dos últimos Generales Directores del Museo el culto D. Federico Yániz y el muy sensible D. Alejandro Mendo, han realizado una muy feliz incorporación una reconstrucción de un “Comper Swift”, el avión con el que Fernando Rein Loring hizo su segundo vuelo Madrid-Manila en 1933. Y han tenido la gentileza de colocarlo muy cerca de la pintura de este mismo avión de Abellán en el Hangar-1 y principal del Museo. El cuadro que lo representa y el de la “Travesía del Sahara por Carlos Haya son de los más admirados de “La Época de los Grandes Vuelos”. Este prolífico pintor me cedió por mi ayuda “La Batalla de Guadalajara”. No pude conseguir que Carmen Chacón ordenase su recepción. Pido al Ministro D. Pedro Morenés por la especial sensibilidad que me demostró cuando le expliqué el Museo en 1999, disponga su exposición allí, pues fue donde se encargó. España y este gran artista que fue Juan Abellán se lo merecen

Juan Manuel Riesgo Perez-Dueño(*)

(*) Juan Manuel Riesgo, fue Jefe de las Secciones Histórica y de Exposición del Museo del Aire 1983-2002. Director del Seminario “La Conquista Española del Aire”, Secretario General del Aula Aeronáutica y Cultural “General Miguel Ruiz Nicolau”. Ha sido Profesor de Historia Contemporánea del Centro AsociadoUNED-FAS. Ha publicado artículos relacionados con la Historia Aeronáutica en un buen número de publicaciones como “AENA ARTE”, “La Aventura de la Historia”, “Avión Revue” y “Boletin del Museo del Aire”, entre otras. Es Director de Extensión Universitaria en los Colegios Mayores San Juan Evangelista y Africa. Ha participado en innumerables congresos, como el “Congreso Internacional de la Guerra Civil Española de 2006”, donde presentó una ponencia sobre el “Paso del Estrecho en 1936”. Así mismo es un incansable conferenciante y divulgador de todo lo relacionado con la historia de la aeronáutica y de la Guerra Civil.

GALERÍA FOTOGRAFICA:

Comic de Juan Abellán ambientado en un episodio de la Guerra Civil.

Una lámina del Polikarpov I-16 “MOSCA”.

Lienzo de Juan Abellán que representa la Batalla de Guadalajara.

Un grupo de Polikarpov I-16 “Mosca” atacando a una pareja de Heinkel HE-111 “Pedro”.

Dos Fiat CR-32 “Chirri”.

Un Polikarpov i-16 “Mosca”.

Un Heinkel HE-51 en acción.

Un Fiat CR-32 “Chirri”.

Un avión Messerschmitt BF-109 B-1.

Un avión Messerschmitt BF-109E de hélice tripala.

Dos aviones norteamericanos Grumman FF-1 “Delfín”.

Un “Natacha” en acción de bombardeo.


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