jueves, 12 de junio de 2014

EL ENCASTE


Durante la guerra y una vez terminada esta un grupo de doctores, capitaneados por Antonio Vallejo Nájera, realizarían diferentes experimentos con presos republicanos para tratar de probar la existencia del “gen rojo” y la inferioridad racial de los adeptos al marxismo. En la imagen, presos republicabos formados en el penal de Ocaña. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

EL ENCASTE

«Nuestras esperanzas de justicia no quedarán defraudadas ni tampoco impunes los crímenes perpetrados, lo mismo los morales que los materiales. Inductores y asesinos sufrirán las penas merecidas, la de muerte la más llevadera. Unos padecerán emigración perpetua, lejos de la Madre Patria, a la que no supieron amar, a la que quisieron vender, a la que no pueden olvidar, porque también los hijos descastados añoran el calor materno. Otros perderán la libertad, gemirán durante años en prisiones, purgando sus delitos, en trabajos forzados, para ganarse el pan, y legarán a sus hijos un nombre infame: los que traicionan a la Patria no pueden legar a la descendencia apellidos honrados. Otros sufrirán el menosprecio social, aunque la justicia social no los perdonará, y experimentarán el horror de las gentes, que verán sus manos teñidas de sangre»

Antonio Vallejo Nájera



Si un político de la actualidad escribiera: «Ya en épocas remotas -existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo- se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente -era un hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe” superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia» y más adelante continuara escribiendo «…ya nadie pone en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual. No solo desde el momento del nacimiento sino desde el propio de la fecundación (…) El hombre después, en cierta manera nace predestinado para lo que habrá de ser. La desigualdad natural de hombre viene descrita en el código genético» seguramente pensaríamos que estamos ante la opinión de un político del Frente Nacional francés, o algún partido de corte similar, pero lo más sorprendente de todo es que estas palabras fueron escritas ni más ni menos que por Mariano Rajoy Brey, el actual presidente del Gobierno de España siendo diputado de Alianza Popular en el Parlamento Gallego y publicadas en el Faro de Vigo el 4 de marzo de 1983. Estas sorprendentes afirmaciones podrían haber sido asumidas perfectamente por el militar y médico español Antonio Vallejo Nájera cincuenta años antes.

El Presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, escribió hace unos años un artículo en el que defendía la desigualdad biológica entre los humanos y la supremacía de los hijos de “buena estirpe”. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Antonio Vallejo Nájera nació en Paredes de Nava (Palencia) en 1889. Se licenciaría en medicina en Valladolid en 1909, ingresando posteriormente en el cuerpo de Sanidad Militar. Desarrolla su actividad en el ejército, recibiendo varias condecoraciones por su labor. En 1917 es nombrado Agregado de la Embajada de España en Berlín como miembro de la comisión militar que debía inspeccionar los campos de prisioneros de guerra, lo que le hará acreedor de diversas condecoraciones y reconocimientos por diferentes países. Será en Alemania donde Vallejo Nájera entre en contacto con la psiquiatría, así como con diferentes doctores que influirán notablemente en sus trabajos posteriores. De regreso a España Vallejo Nájera pasará por diferentes puestos, entre ellos el de director del manicomio de Ciempozuelos en 1930. Al llegar la República en 1931 se sitúa entre los círculos monárquicos cercanos a la revista Acción Española, donde publicaría algunos artículos. En abril de1934, durante lo que fue conocido como el Bienio Negro, sería nombrado consejero del recién creado Consejo Nacional de Sanidad y Asistencia Pública, y el 4 de mayo de ese mismo año, durante la Semana Nacional de Higiene Mental pronunciaría una conferencia de título "La higiene mental de la raza".

Poco antes de iniciarse la guerra Vallejo Nájera estaba a punto de publicar un libro de título “Programa de Higiene Racial”, el estallido de la contienda frustra el proyecto y tiene que esperar hasta 1937 para verlo publicado, esta vez con el título de “Eugenesia de la Hispanidad”. En el prólogo escribiría: «Escribimos la presente monografía abrumados por un medio ambiente que justificaba el descorazonamiento y desesperanza reflejados en el prólogo. Al abandonar nuestro hogar, el 18 de julio, para incorporarnos al glorioso Movimiento Nacional, yacían en la mesa de trabajo las galeradas que hoy recuperamos, gracias a la diligencia del editor. Experimentamos idéntica alegría que el padre que encuentra al hijo perdido durante unos meses y apresúrase a mostrarlo a los amigos, aunque sea raquítico y deforme, por parecerle hermoso y dotado de altas cualidades estéticas».

Durante la Guerra Civil el ya coronel Vallejo-Nájera dirigió los Servicios Psiquiátricos del Ejército franquista y persuadió a Franco para crear el Gabinete de Investigación Psicológicas del Ejército un organismo inspirado en el Ahnenerbe (Instituto de Investigación y Estudio de la Herencia Ancestral Alemana), creado en 1935 en la Alemania nazi por Heinrich Himmler. Pese al paralelismo de ambos proyectos, el nazi y el franquista, Vallejo Nájera se encontraba con un serio contratiempo: en un país como España, crisol de culturas y pueblos a lo largo de los tiempos, no se podía hablar de una raza pura y superior como la raza aria de los alemanes. Un serio handicap que Vallejo resuelve de la siguiente manera: «No podemos los españoles hablar de pureza del genotipo racial, menos quizás que otros pueblos, pues las repetidas invasiones que ha experimentado la península han dejado sedimento de variadísimos genotipos. Mezclados los antiguos iberos con griegos y latinos, han sufrido las invasiones africanas, las infiltraciones judía, germana, gala e incluso nórdica, de manera que más que de una raza trátase de un pueblo sometido a muchas influencias civilizadoras y cruces de genotipos.

Una instantánea de Heinrich Himmler en el aeropuerto de El Prat de Barcelona, durante su visita a España en 1940. El jerarca alemán había creado en 1935 la Ahnenerbe (Instituto de Investigación y Estudio de la Herencia Ancestral Alemana), en la que se inspiraría Vallejo Nájera para crear el Gabinete de Investigación Psicológicas del Ejército. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

En la raza ibérica no existe unidad en el biotipo, y así el vasco nos ofrece una figura corporal, un temperamento y un carácter que le hacen muy distinto del andaluz, del catalán, del gallego y del castellano. Pero la raza ha rebasado los límites territoriales y ha poblado o repoblado muchas naciones americanas, infundiéndoles no solamente caracteres biológicos, sino ideas, hábitos, idioma, religión y cultura, de manera que el argentino, el peruano, el chileno, el mejicano, ofrecen tales semejanzas con el castellano, por ejemplo, que podemos hablar de unidad racial. Empero repetimos que no hemos de dar importancia ni al ángulo facial ni al color de la piel, porque lo que llamamos raza no está constituido exclusivamente por las características biológicas que pueden transmitirse al través del plasma germinal, sino por aquellas que son luz del espíritu, como el pensamiento y el idioma». A su vez Vallejo Nájera apuntala dos conceptos tan queridos por el franquismo como son la raza y la patria: «La esencia de la raza radica en el patriotismo. No puede existir Raza mientras no haya Patria: habrá «población», pueblo, conjunto de habitantes de un territorio, sin características psicológicas propias que eleven y extiendan su pensamiento, y con ello su influencia, por todo el universo». Entre las características que definían a la raza hispánica destacaban «un masculinismo, un canto a la fuerza física y un profundo nacionalismo y catolicismo», pudiendo establecerse que «La verdadera raza española es la hispano-romano-gótica, proveniente de tres troncos raciales: el ibérico, el latino y el gótico, empero fusionados los referidos troncos antropológicos por la consistente amalgama del pensamiento católico, resulto la raza de reconquistadores que durante ocho siglos pugnaron por la expulsión de los invasores musulmanes del solar patrio. El nexo de unión patriótico de los españoles ha de ser el espíritu colectivo que nos fusiona en Dios, en España y en el Caudillo». Sin embargo, la Raza estaba en peligro, la democracia aplebeyada habría causado estragos en la pureza de esa inigualable raza española: «Mientras subsistieron los hidalgos, templo de la caballerosidad, redoma continente de esencias y virtudes patrióticas, contaba la raza con una fuerza de reserva. Absorbidos los restos de la pequeña nobleza por la burguesía engendrada por una democracia aplebeyada, el instinto de adquisitividad hipertrofiábase en perjuicio de cualidades ancestrales excelsas. El fenotipo amojamado, anguloso, sobrio, casto, austero, transformábase en otro redondeado, ventrudo, sensual, versátil y arrivista, hoy predominante. Tiene tan estrecha relación la figura corporal con la psicología del individuo, que hemos de entristecernos de la pululación de Sanchos y penuria de Quijotes».

El doctor Antonio Vallejo Nájera inspirador y creador del Gabinete de Investigación Psicológicas del Ejército. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

El 24 de agosto de 1938 Antonio Vallejo Nájera recibiría en Burgos un telegrama remitido por el propio Franco: «En contestación a su escrito del 10 del actual proponiendo la creación de un Gabinete de Investigaciones Psicológicas cuya finalidad primordial será investigar las raíces psicofísicas del marxismo, manifiesto que de conformidad con su mencionada propuesta, autorizo la creación del mismo». El principal objetivo del Gabinete de Investigación Psicológicas del Ejército sería demostrar que el marxismo tenía su origen en una tara mental, Vallejo Nájera por medio de sus investigaciones quería encontrar el origen de la malformación biopsiquica que conducía a determinadas personas hacia el marxismo, es decir, se proponía descubrir el maléfico “gen rojo”.

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Sus investigaciones se centrarían en grupos seleccionados entre los innumerables prisioneros que abarrotaban las cárceles y campos de concentración franquistas. Se estudiaría a miembros de las Brigadas Internacionales, 257 en total, presos en el campo de concentración de San Pedro de Cárdeña en Burgos, también a un grupo de 50 reclusas de la cárcel de Málaga. Otro grupo objeto de estudio serían los varones encarcelados por sus actividades políticas, y por último grupos de reclusos nacionalistas vascos y catalanes. Estos presos nacionalistas despertaban un gran interés entre los encargados de realizar la investigación, ya que los vascos eran «sujetos de un curioso fenómeno de fanatismo político unido a un fanatismo religioso, enemigos de España» y los catalanes porque en ellos «se une el fanatismo marxista y el antiespañol». En estas investigaciones colaborarían miembros de la Gestapo Alemana, que seguían con sumo interés los trabajos del doctor Vallejo Nájera, constituyendo estos estudios un excepcional “laboratorio” que les serviría de base para sus perversos trabajos durante la II Guerra Mundial. Testimonios de presos supervivientes confirmaron posteriormente la presencia de estos miembros de la Gestapo «que tomaban mediciones antropométricas e interrogaban a los prisioneros», así como de científicos alemanes que realizaban diferentes pruebas y test a los reclusos.

En este interesante documental podemos observar como era la vida en el campo de concentración de San Pedro de Cárdena Burgos, donde se enviaban a los prisioneros de las Brigadas Internacionales capturados en los campos de batalla. Los brigadistas fueron objeto de profundo estudio por parte de Vallejo Nájera y de miembros de las SS alemanas. (Haga clic sobre la imagen para ver el vídeo completo en otra pantalla).

La principal conclusión de estas investigaciones era contundente: «el marxismo español se nutre de las personas menos inteligentes de la sociedad». Quedaba demostrado que existía una «alta incidencia del fanatismo marxista en los inferiores mentales» así como «la presencia de psicópatas antisociales en las masas marxistas». Para Vallejo, el «imbécil social incluía a esa multitud de seres incultos, torpes, sugestionables, carentes de espontaneidad e iniciativa, que contribuyen a formar parte de la masa gregaria de las gentes anónimas». Los resultados de este trabajo confirmaban una de las hipótesis del doctor vallejo Nájera planteadas al iniciar el estudio: «La inferioridad mental de los partidarios de la igualdad social y política o desafectos».

Para los autores del estudio quedaba claro que «los marxistas aspiran al comunismo y a la igualdad de clases a causa de su inferioridad, de la que seguramente tienen conciencia. Y por ello se consideran incapaces de prosperar mediante el trabajo y el esfuerzo personal. Si se quiere la igualdad de clases no es por el afán de superarse, sino de que desciendan a su nivel aquellos que poseen un puesto social destacado, sea adquirido o heredado». Pero el marxista, ¿nace o se hace?. Vallejo Nájera y sus colaboradores concluían que la debilidades biopsiquicas de determinados individuos constituían el sustrato sobre el que acababan arraigando las doctrinas marxistas, que llegaban hasta ellos por diferentes medios: «Acaso sea la conclusión más aprovechable de nuestro trabajo, desde el punto de vista de la educación del pueblo, el elevado porcentaje de marxistas que deben sus creencias a la Prensa revolucionaria, coligiéndose la decisiva influencia de la prensa diaria y del cinematógrafo sobre las gentes de mediana o inferior inteligencia».

Las conclusiones de los trabajos de Vallejo Nájera son estremecedoras, aunque bien es cierto que algunas pueden provocar directamente hilaridad. Creo que con lo comentado hasta ahora en esta crónica podemos hacernos una idea de la mentalidad de este siniestro personaje, pero nos gustaría dedicar un poco más de atención a lo que en este trabajo se afirmaba sobre las mujeres. Como hemos comentado anteriormente entre los presos seleccionados para la realización de este estudio se encontraban 50 mujeres presas en la cárcel de Málaga. El resultado de aquellas investigaciones fue publicado en la Revista Española de Medicina y Cirugía en Mayo de 1939 bajo el inquietante título “Psiquismo del Fanatismo Marxista. Investigaciones Psicológicas en Marxistas Femeninos Delincuentes”. Las tesis que se extrajeron de aquel trabajo fueron las siguientes:

A) La mujer roja y la mujer en general tienen rasgos físicos y psíquicos de extraordinaria inferioridad en relación al hombre.
B) El marxismo y la revolución unidos a la mujer deben de ser tratados “médicamente”, no políticamente.
C) Estos, aplicados al “caso” malagueño hacen de la mujer roja un ser degenerado, lleno de ferocidad y rasgos criminales.


Dos imágenes de una procesión celebrada el día del Corpus Christi en la madrileña prisión de Ventas en junio de 1939 a las pocas semanas de terminar la guerra. En la imagen inferior podemos contemplar las expresiones de angustia en los rostros de las mujeres. Muchas ellas serían condenadas a muerte, como fue el caso de las Trece Rosas. En agosto de este año se cumplirá el 75 aniversario de aquellas ejecuciones. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Las mujeres seleccionadas para este estudio cumplían diferentes penas, 33 estaban condenadas a muerte, 10 a reclusión perpetua y 7 a penas de entre 12 y 20 años, aunque en el estudio se resaltaba que “la magnanimidad del Caudillo ha conmutado las penas de muerte por las de reclusión perpetua en todos los casos que estudiamos”. Los motivos más graves de condena eran los siguientes: 14 habían sido condenadas por “participación en los crímenes”, 5 por “Necrofagia”, 8 por “Militantes”, 7 por “Denuncias” y 16 por “Actuación Libertaria”. Destacar así mismo que de todas ellas 23 eran analfabetas y 17 tenían un grado de cultura bajo, según se indica en el estudio por sus autores.

La consideración hacia la mujer en este trabajo era contundente: «Recuérdese para comprender la activísima participación del sexo femenino en la revolución marxista su característica labilidad psíquica, la debilidad del equilibrio mental, la menor resistencia a las influencias ambientales, la inseguridad del control sobre la personalidad y la tendencia a la impulsividad, cualidades psicológicas que en circunstancias excepcionales acarrean anormalidades en la conducta social y sumen al individuo en estados psicopatológicos... Si la mujer es habitualmente de carácter apacible, dulce y bondadoso débese a los frenos que obran sobre ella; pero como el psiquismo femenino tiene muchos puntos de contacto con el infantil y el animal, cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer y se liberan las inhibiciones frenatrices de las impulsiones instintivas, entonces despiértase en el sexo femenino el instinto de crueldad y rebasa todas las posibilidades imaginadas, precisamente por faltarle las inhibiciones inteligentes y lógicas...
Suele observarse que las mujeres lanzadas a la política no lo hacen arrastradas por sus ideas, sino por sus sentimientos, que alcanzan proporciones inmoderadas o incluso patológicas debido a la irritabilidad propia de la personalidad femenina ( ) Además, en las revueltas políticas tienen la ocasión de satisfacer sus apetencias sexuales latentes»
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Las conclusiones de Vallejo Nájera sobre la mujer “roja” eran demoledoras y humillantes, aunque tampoco se podrían mostrar muy alegres las mujeres “no rojas” con la opinión de Vallejo sobre la mujer en general, que destilaba misoginia por los cuatro costados. Si los marxistas eran ya de por si débiles mentales, seres con serias taras biopsiquicas, la mujer que abrazaba esta ideología ocupaba todavía un escalón inferior, la expresión suprema de hasta donde podía llegar la degeneración de la raza. La consideración de la mujer era tan baja, que al contrario de lo ocurrido con los presos, a estas ni se les realizaron estudios antropológicos ni mediciones biométricas, para Vallejo Nájera no hacia falta realizar un estudio «antropológico del sujeto, necesario para establecer las relaciones entre la figura corporal y el temperamento, que en el sexo femenino carece de finalidad, por la impureza de sus contornos».

Durante la guerra y una vez terminada esta, muchas mujeres republicanas serían vejadas y humilladas, otras encarceladas y muchas asesinadas. En la imagen vemos a tres mujeres de La Peña en el Alto Aragón, esposas de sindicalistas de la CNT. Tras entrar las tropas franquistas en el pueblo, serían rapadas, marcadas con cruces y humilladas públicamente. Sus casas fueron incendiadas. Tras conseguir fugarse, llegarían hasta las líneas republicanas tras pasar varios días vagando por el monte acompañadas de sus hijos. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Las conclusiones de este trabajo servirían como sustrato al naciente régimen franquista para cimentar sus política de exterminio del enemigo político, así como para aplicar sus formulas dedicadas a la “mejora de la raza”, para realizar una eugenesia en la sociedad española, favoreciendo la reproducción de los mejor dotados física y mentalmente, e impidiendo que los inferiores puedan perpetuar sus defectos en su descendencia: «Racionalmente suponemos que el mejor medio de impedir la degeneración de la raza será multiplicar los selectos y dejar que perezcan los débiles, para que no predominen en la masa de población. Si mejoramos los inferiores, si los colocamos en condiciones favorables de subsistencia, perjudicaremos a los selectos, cuyas ideas e inventos serán aprovechados por los degradados y mediocres, que, nutriéndose a expensas de la actividad vital de los fuertes, terminan por dejarlos exhaustos». Si tal y como entendían Vallejo Nájera y sus colaboradores, el “gen rojo” se desarrollaba mejor en determinados ambientes como hemos visto, una buena solución podría ser apartar a los niños de estos “ambientes nocivos”, para educarlos de manera adecuada y de esta forma evitar el desarrollo del maligno gen: «Las íntimas relaciones entre marxismo e inferioridad mental ya las habíamos expuesto anteriormente. La segregación de estos sujetos desde la infancia podría liberar a la sociedad de plaga tan terrible».

Tras estas terribles y perversas premisas muchos autores sitúan el origen de ese vergonzoso episodio de nuestra historia conocido como “los niños robados del franquismo”, que se prolongó desde el periodo de la guerra hasta después de la muerte del dictador, sin olvidar los miles de niños que fueron separados de sus familias para ser internados en los “hogares” del Auxilio Social. Según señala Paul Preston en su libro “Verdugos y represores. Los crímenes de Franco y de los franquistas” publicado en 2006, «La humillación social y la explotación de los vencidos se justificaban en términos religiosos como la expiación de sus pecados, pero también en términos socio darwinianos. En este sentido, ante la creencia de que los vencidos/as eran personas degeneradas, se les quitaban los hijos a sus madres, de manera que en las prisiones y campos de concentración el lema era no sólo someter los cuerpos, sino destruir las mentes, anular las voluntades e infligir el máximo dolor».

Iniciamos esta crónica recordando un artículo publicado por el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy, y no queremos terminarla sin mostrar más inquietantes paralelismos entre lo vertido en aquel artículo y lo defendido en las teorías de Vallejo Nájera. Si este sostenía que «La perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos donde sólo triunfan socialmente los mejores», Mariano Rajoy escribía: « Por eso, todos los modelos, desde el comunismo radical hasta el socialismo atenuado, que predican la igualdad de riquezas (…) son radicalmente contrarias a la esencia misma del hombre, a su ser peculiar, a su afán de superación y progreso y por ello, aunque se llamen a sí mismos “modelos progresistas”, constituyen un claro atentado al progreso, porque contrarían y suprimen el natural instinto del hombre a desigualarse, que es el que ha enriquecido el mundo y elevado el nivel de vida de los pueblos, que la imposición de esa igualdad rebajaría a cotas mínimas al privar a los más hábiles, a los más capaces, a los más emprendedores…de esa iniciativa más provechosa para todos que la igualdad en la miseria, que es la única igualdad que hasta la fecha de hoy han logrado imponer….».

El artículo integro publicado en el faro de Vigo por Mariano Rajoy, por si alguien quiere disfrutarlo en todo su esplendor. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Si inquietante es el artículo de Mariano Rajoy, más inquietante todavía es que en la actualidad se siga teniendo en consideración la obra y la figura del doctor Antonio Vallejo Nájera. Hace escasos días, el 27 de marzo de 2014, se celebraba en la Real Academia Nacional de Medicina una sesión científica conmemorativa con motivo de la Exposición “500 años de Sanidad Militar”. En el díptico entregado para la celebración de aquel evento (haga clic aquí para visualizar el díptico) y firmado por el coordinador de aquella sesión, el doctor Gonzalo Piédrola Angulo, académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina, podíamos leer: «No es de extrañar, pues, que Académicos de la Real Academia Nacional de Medicina hayan sido, desde el primer presidente perpetuo, José Cervi, quien consta como “Protomédico general del Ejército”, hombres egregios que todavía resuenan en el eco de historia reciente como nuestro premio nobel Ramón y Cajal, García Tapia, Palanca, Juarros, Gómez Ulla, Vallejo Nájera o Piédrola Gil, ilustres en un batallón de ilustres. En su memoria, en tanto que Académicos y médicos militares, rendimos este justo homenaje». No sabemos si por error se refiere al hijo de Antonio Vallejo Nájera de nombre Juan Antonio Vallejo Nágera (se cambió la j por la g en el apellido), psiquiatra también como su padre y escritor. Si no se trata de un error no estaría de más una rectificación o aclaración por parte del firmante y de la propia Academia. No es de recibo que personas que están detrás de las perversas teorías que hemos conocido en esta crónica, reciban en la actualidad el homenaje de organismos públicos. Algo inconcebible en cualquier país de nuestro entorno, pero que de manera inquietante se produce con cierta frecuencia en España, ¿seremos portadores los españoles de un gen especial?.

Florentino Areneros.