LAS TUMBAS DE
LA UNIVERSITARIA
Por Florentino Areneros
Hace unos días Salvar los Restos de la Guerra Civil Salvar los Restos de la Guerra Civil , el pseudónimo o ‘Nick’ de uno de los participantes habituales y más activos en el grupo de Facebook de Gefrema, publicó una fotografía para tratar de concretar su localización. La imagen estaba sacada de un vídeo de un noticiario norteamericano, en la que aparecían un grupo de milicianos armados avanzando en medio de un pinar. En un lado de la imagen se distinguía claramente el trazado de la catenaria de un tranvía clic aquí para ver el hilo en el Foro de Gefrema).
Otro fotograma de la filmación que nos ayuda a localizar donde se realizó. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
En otra escena de la filmación, anterior a la de los milicianos, se apreciaba un letrero con el escudo de la Ciudad Universitaria de Madrid en el que se podía leer: “PUERTA VERDE. CIUDAD UNIVERSITARIA” y en letras de menor tamaño añadía: “estas vías son propiedad de la ciudad universitaria. Los transeúntes están obligados en ellas a cumplir el reglamento de circulación vigente y acatar las indicaciones del personal encargado de su vigilancia”. Según indica Guillermo Poza Madera, otro de los expertos que participan habitualmente en este Foro, la Puerta Verde se encontraba en las inmediaciones de la Puerta de Hierro, estaba situada en el camino conocido como Paseo del Rey, dando entrada y salida a los terrenos de El Pardo.
Fotografía aérea de la localización de la Puerta Verde. (Foro de Gefrema: Guillermo Poza Madera) (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Todo hacía pensar que la grabación estaba realizada en algún lugar cercano a la citada Puerta Verde, en las proximidades de la Puerta de Hierro. La línea del tranvía tendría que ser la que partía de la Plaza de la Moncloa, y tras recorrer la Ciudad Universitaria, cruzar el Viaducto del Aire y pasar por las proximidades del palacete de la Moncloa, finalizar su recorrido en Puerta de Hierro. Una línea muy popular para muchos madrileños que les permitía desplazarse a entornos en plena naturaleza, y a lugares tan renombrados como la Fuente de las Damas, tras unos pocos minutos de viaje desde el centro de la ciudad. Seguramente este sería el medio de transporte utilizado por Antonio Machado y su adorada Giomar para sus encuentros en la Fuente del Amor de los jardines del Palacete de la Moncloa.
Pero en la foto aparecían también unas misteriosas tumbas, con unas rudimentarias cruces de madera donde aparecían escritos algunos nombres. En una podía leerse ROLF y en otra MAGER, mientras que en las otras dos apenas se distinguía lo que tenían escrito, casi con toda probabilidad se tratara de brigadistas internacionales fallecidos en los combates de noviembre. Aquellas tumbas me trajeron a la memoria el testimonio de un brigadista leído hace mucho tiempo. En primer lugar me vino a la cabeza Boadilla, del brigadista británico Esmond Romilly, que dedica algunos capítulos de su libro a los combates en esta zona en noviembre y diciembre de 1936, pero no encontré el episodio de las tumbas. Más tarde recordé el libro Se levantaron antes del Alba del brigadista checo Artur London, y efectivamente era allí donde había leído el episodio de la tumbas excavadas en medio de los combates y que la foto ahora recordaba.
Portada del libro de Artur London. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Me extrañaba que pudiera tener el recuerdo de aquellos brigadistas enterrando a sus compañeros tan reciente, pero la explicación era bien sencilla, este episodio estaba recogido en el artículo central del último número de la revista Frente de Madrid publicada por Gefrema. El artículo firmado por Alberto Losada Villasante, lleva por título El paso de la Guerra de España por la Escuela Especial de Ingenieros Agrónomos, un trabajo extraordinariamente documentado sobre la batalla de Madrid, especialmente en todo lo referido a los combates en la Ciudad Universitaria. Efectivamente el testimonio correspondía a Artur London y a su libro citado. London vino a España a luchar con las Brigadas Internacionales con apenas 21 años, aunque pese a su juventud ya era un curtido militante comunista. Tras la derrota republicana partiría hacia Francia con su esposa Lise, donde al comenzar la II Guerra Mundial se uniría a la resistencia francesa. Ambos terminarían en diferentes campos de concentración. Finalizada la guerra, y tras permanecer algunos años en Francia, el matrimonio regresaría a Checoslovaquia, donde Artur London ocuparía cargos de responsabilidad, llegando a ser nombrado viceministro de exteriores. Contrario al estalinismo, sería detenido en 1951, siendo uno de los condenados en lo que se conoció como el Proceso de Praga, que terminaría con once condenas a muerte y tres cadenas perpetuas, entre ellas la de London que logró salvar su vida. Es autor de varios libros de gran interés.
Portada del nº43 de la revista Frente de Madrid(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Pero regresemos al relato de Se levantaron antes del Alba y a las misteriosas tumbas. Reproducimos la parte del texto que a su historia se refiere:
«Uno de los primeros boletines del batallón Thaelmann hablaba de la abnegación de estos luchadores. Fue escrito bajo la lluvia y sobre las rodillas, debajo de unos pinos del puesto de mando de Ludwig Renn a no más de cien metros de la línea de fuego. Cuando se perdió por primera vez la “Casa Blanca” ellos se presentaron entre los primeros voluntarios para sacar por la noche a los heridos que habían quedado dentro y salvarlos de la muerte, si aún estaban vivos entre las paredes ametralladas y el techo en llamas. Así intentarían también recuperar las preciosas municiones para tanques de Odesa.
En la “Casa blanca” había habitaciones desde las que Ondrej apuntaba contra los francotiradores marroquíes y los legionarios. Por las ventanas del edificio sacaban los cañones de sus Maxims los voluntarios checos, eslovacos y húngaros del batallón Thaelmann. Por las galerías del patio corría Josef Majek dando órdenes y consejos. De aquellos días existe una fotografía en la que, detrás de la pared oriental de la “Casa blanca”, la más alejada del enemigo, un grupo de voluntarios del batallón Thaelmann espera impacientemente el tanque prometido. Desde la parte occidental, paralelamente a la fachada de la “Casa Blanca” avanzaba el enemigo lanzando una lluvia de balas sobre las dos esquinas de la pared oriental. Tras ella estaban los defensores, pero a su derecha y a su izquierda silbaban las balas. “Si cae una mina…” pensaban los más expertos, como Majek. También Karl Mager, de la vieja unidad Thälmann, que aún bajo la lluvia mantenía siempre erguida la cabeza, pensó o mismo, seguramente, y se aventuró a ir hacia la esquina derecha de pared oriental. En el momento en que su mano indicaba adelante y sus labios decían: “Aquí habría que...”, su voz se cortó, saltó por el aire como empujado por un muelle invisible y un hilo rojo brotó en medio de su frente. Los voluntarios ingleses y escandinavos, que querían establecer la defensa en la esquina izquierda de la “Casa blanca” perecieron todos. Mientras tanto, el enemigo seguía avanzando. No se podía esperar a que alcanzase la esquina del edificio, ya que desde allí tendría todo el camino libre. El tanque que podría oponer su cuerpo blindado al tiroteo seguía sin llegar. Los voluntarios checoslovacos del batallón Thaelmann se dijeron: “No nos queda más que poner nuestros pechos en el mismo lugar en que cayó Mager”. En momentos tales las personas se comprenden en un segundo y Majek y sus amigos arrastraron la pesada Maxim hasta el centro mismo de la calle, bajo una furiosa lluvia de balas. En aquel duelo con la Maxim colocada entre la esquina de la “Casa blanca" y la “Casa roja”, perdió el enemigo.
Las queridas Maxims, las ametralladoras pesadas soviéticas, jugaron un papel importante en la batalla para salvar Madrid.
El 23 de noviembre, cuando por orden del general Lukacs el batallón Thaelmann debía conquistar la “Casa blanca”, que el día anterior se había vuelto a perder, Majek, cumpliendo su misión de jefe de unidad, aseguraba con sus ametralladoras el ataque de las unidades de infantería. Cuando la ametralladora emplazada en el ala izquierda de la explanada del Palacete quedó muda, porque el el ametrallador Julius Kaupe y el resto de los soldados habían caido, Majek se acercó y se colocó detrás de ella. Pero la Maxim ya no volvió a oírse...
Por la noche, los camaradas sacaron sus cadáveres. El alemán Kaupe y el eslovaco Majek fueron enterrados junto al austriaco Mager, que había caído dos días antes. Los enterraron cerca del viaducto en la carretera Madrid-Palacete. Sobre sus tumbas, con tres sencillas cruces de madera, se alzaba una bandera roja. Juntos están enterrados en esa antigua tierra de Castilla un alemán, un eslovaco y un austriaco; lejos de su patria y de su familia cayeron por la misma causa por la que tantos valientes hijos de España ofrendaron su vida»(1)
La fotografía y el relato de Artur London coincidían completamente, los nombres escritos apresuradamente sobre las rudimentarias cruces eran los mismos que los de los brigadistas del testimonio escrito, que ahora, gracias al documento fotográfico, cobraba un nuevo valor y verosimilitud. Ya sabíamos cómo, donde y cuando habían muerto esos combatientes, ahora quedaría por saber dónde estaban sus tumbas.
En el testimonio encontramos una buena pista: “Los enterraron cerca del viaducto en la carretera Madrid-Palacete”, ahora habría que saber cual era esa carretera y a que viaducto se refería London, la respuesta se encontraba en la misma foto.
En la parte izquierda de la imagen se distingue claramente la catenaria de un tranvía de doble sentido, como ya hemos visto sin duda se trata de la línea de tranvía que iba de Moncloa a Puerta de Hierro, atravesando la Universitaria y las inmediaciones el Palacete de la Moncloa. Pero hay otro detalle en la imagen que pasa desapercibido, pero que si rescatamos uno a uno los fotogramas de la secuencia, se puede distinguir con total nitidez y apreciar con claridad su forma. Se trataría de un puente de hormigón.
Secuencia de fotogramas en la que distinguimos con total nitidez la presencia del viaducto de la Fuente de las Damas(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Con todas estas pistas la solución era bastante evidente, la silueta es inconfundible, y es el único puente o viaducto de la línea por el que por la parte inferior pasaba esa línea. Solamente se podía tratar del Viaducto de la Fuente de las Damas, uno de las tres estructuras que diseñó el ingeniero Eduardo Torroja para la realización del trazado de lo que en su origen sería la Avenida de Alfonso XIII, para posteriormente pasar a denominarse Avenida de la República, y que en la actualidad conocemos como Avenida Puerta de Hierro o simplemente como Carretera de la Coruña.
Dos planos del proyecto de la Ciudad Universitaria donde podemos apreciar la localización del viaducto y el trazado de la vía del tranvía. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
El punto exacto donde se encontrarían las tumbas es más difícil de determinar, aunque Artur London nos afrece de nuevo una buena pista: “Los enterraron cerca del viaducto en la carretera Madrid-Palacete”. En la foto se aprecia que hay un ligero desnivel, se distingue claramente viendo los postes de la catenaria como el trazado de la vía del tranvía desciende para pasar bajo el viaducto por su lado izquierdo, tal y como se aprecia en el plano de la Universitaria. El terreno en esta zona desciende hacia el río, es decir desde el este hacia el oeste, por lo que la fotografía estaría sacada, si nos situáramos en un vehículo sobre el viaducto en sentido salida de Madrid, a la derecha del mismo. Para hacernos una idea más concreta, estaría sacada desde algún lugar cercano a la entrada del Punto Limpio del distrito de Moncloa.
Fotografía aérea actual con la posible ubicación del lugar donde se encontrarían de las tumbas. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
La zona ha sido modificada de manera notable desde aquella fecha, se han realizado innumerables obras y construido un buen número de viales, la posibilidad de que los cuerpos de los brigadistas continúen en el lugar son escasas. O tal vez esos cuerpos fueran trasladados al Cementerio de Fuencarral junto al de otros centenares de compañeros de las Brigadas Internacionales fallecidos en los combates de Madrid, un cementerio que ha sido noticias en las últimas semanas. Finalizada la guerra los vencedores decidieron sacar los cuerpos de los brigadistas allí enterrados y arrojarlos a una fosa común en un descampado cercano. Pasados los años el Ayuntamiento decidió construir un cantón de limpiezas justo en el solar en el que se sospecha se encuentra la fosa común con los restos de los brigadistas. Afortunadamente la intervención de varias asociaciones, con la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales a la cabeza, han conseguido que las obras hayan sido detenidas a la espera de que se realicen las correspondientes catas arqueológicas.
Tumbas de brigadistas internacionales en el cementerio de Fuencarral. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Pues hasta aquí esta crónica, que empezó con una foto en el Foro de Facebook de Gefrema, para enlazar con el libro de un brigadista, la revista Frente de Madrid, la ruta Torroja de Madrid en Guerra y un cantón de limpieza junto al cementerio de Fuencarral. Esto es lo que engancha de curiosear en las historias de la Guerra Civil, cuando empiezas a tirar de un hilo, nunca sabes lo que te vas a encontrar al final, muchas veces alguna sorpresa inesperada que produce gran satisfacción. Animamos a todos nuestros lectores a empezar a tirar de los hilos, seguro que se enganchan también. Seguramente tras la publicación de esta crónica nuestros lectores encontrarán nuevas líneas de investigación.
Florentino Areneros.
NOTA: En el momento que preparábamos esta crónica, Julio García Mouton, otro de los miembros más activos del grupo de Facebook de Gefrema, colgó una imagen con la parte del artículo que hace referencia a las tumbas. Abusando de los privilegios que da el ser administrador borré la fotografía (con el conocimiento y autorización del autor), pero que quede aquí constancia de su hallazgo.
(1) Artur London. Se levantaron antes del Alba... Ediciones Península (2006). Pags. 122 y 123