viernes, 31 de enero de 2020

LA MUERTE DE DURRUTI

LA MUERTE DE DURRUTI
EN EL HOTEL RITZ

Buenaventura Durruti herido en una cama del Hotel Ritz. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

El 20 de noviembre de 1936 fallecía en una habitación del madrileño hotel Ritz el líder anarquista Buenaventura Durruti, quien había sido herido horas antes en las proximidades del hospital Clínico. Las circunstancias en las que fue herido de muerte de Durruti todavía siguen rodeadas de un halo de misterio. Este artículo firmado por Javier Egido nos acerca a aquellos momentos, y sirve de presentación a la ruta que el autor guiará próximamente por el barrio de Salamanca (CLIC AQUÍ PARA MÁS INFORMACIÓN), donde el Hotel Ritz es una de las paradas obligadas del recorrido.


Por Javier Egido

El interior del hotel Ritz, de la Plaza de la Lealtad (Madrid), se desplomó el 18 de septiembre de 2018 durante las obras de reforma que se estaban realizando en ese momento. En el accidente murió un trabajador, de 41 años, y otros siete obreros resultaron heridos. La habitación en la que falleció Durruti, es más que probable que se haya perdido para siempre.

El hotel Ritz debe su nombre a César Ritz, un empresario suizo de la Belle Époque, que partiendo de un origen humilde consiguió triunfar. Su madre le mandó a estudiar a los jesuitas de Sion (Suiza) donde aprendió francés, inglés y perfeccionó el alemán lo que le resultó muy útil en el futuro. Pronto dejó los estudios para colocarse como aprendiz de camarero en el hotel Couronnes et Poste en Brig. Ritz daba el perfil laboral pues era extrovertido y le agradaba el trato con los clientes. Con motivo de la Exposición Universal de 1867 se traslada a París encontrando trabajo en el restaurante del hotel de la Fidelitè alcanzando el puesto de maître. Luego pasó al elegante Voisin, uno de los mejores restaurantes de París, donde aprendió todo sobre fogones, vinos y etiqueta. Estudió los hábitos de la alta sociedad parisina, era hábil memorizando los nombres de los comensales y sus preferencias, anticipándose siempre a sus requerimientos. Su carrera profesional da un importante salto cuando le ofrecen la dirección del Gran Hotel Nacional de Lucerna. Estuvo allí once años y lo convirtió en uno de los hoteles más modernos y elegantes de Europa con una serie de medidas novedosas como la instalación de cuartos de baño privados en cada suite, así como su cuidada decoración. Perfeccionó la atención al cliente centralizando el servicio de habitaciones desde la recepción y estableció un código de conducta para el personal basado en la máxima “el cliente siempre tiene razón”. El siguiente elemento que añade seducción para los clientes del hotel es la cocina, es decir, la excelencia gastronómica. Constituyó una novedad pues en esa época no era habitual ir a comer a un hotel, salvo los que se alojaban en él. Contrató al muy innovador chef Auguste Escoffier, formando un tándem triunfador, que se consolidó en lo más alto trabajando juntos en el Hotel Savoy de Londres durante diez años.

Cesar Ritz y su esposa(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Desde 1896 va madurando su gran sueño que es la apertura de su propio establecimiento. El Ritz abrió sus puertas el 1 de junio de 1898, en un edificio del siglo XVII, en el centro de París, en el número 15 de la emblemática plaza Vendôme. Pronto ampliaría el negocio abriendo establecimientos en Londres (1906), Madrid (1910) y Nueva York (1911). Pero apenas pudo disfrutar del éxito. El exceso de trabajo le pasó factura desde 1902 desembocando en una grave neurosis depresiva. Su esposa Marie-Louise, su hijo Charles y su nuera Monique se hicieron cargo del negocio. César Ritz murió el 26 de octubre de 1918, a los 68 años de edad. En 1979 Monique Ritz vendió el último hotel que le quedaba a la familia, el de París, al empresario Mohamed Al-Fayed, su actual propietario. Su hijo Dodi Al-Fayed y su pareja Diana de Gales murieron en accidente de tráfico en 1997 cuando acababan de salir del hotel. Las cámaras de seguridad captaron sus últimas imágenes que dieron la vuelta al mundo.(1)

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El hotel Ritz de Madrid fue construido sobre los terrenos que ocuparon el Teatro Tívoli y el Circo Hipódromo por la cadena hotelera "Ritz Development", quien encargó el proyecto al arquitecto francés Charles H. Mewes, autor de los homónimos de la cadena en París y Londres, y la supervisión del mismo en España, así como la dirección de las obras, a Luis de Landecho Jordán de Urríes. Se trata de un volumen levantado sobre un solar irregular y con tres fachadas, una de ellas curva, para adaptarse a la plaza de la Lealtad, que es en donde se encuentra su entrada principal. Contaba, hasta su derrumbe, con ocho niveles: sótano, donde se sitúan la cocina y sus dependencias, así como los comedores de servicio, despensas, bodegas y cuartos de instalaciones; bajo, destinado a salones de recibo y descanso de viajeros, jardín de invierno, salón de fiestas, restaurant y comedores; cinco superiores para dormitorios y aseos; y sotabanco para los cuartos de la servidumbre. Para la comunicación vertical se proyectó una gran escalera de tres tramos y solada de mármol, junto al acceso, y otra secundaria en el ángulo de las medianerías, así como varios ascensores y montacargas. Las plantas superiores se distribuían según un patio central y rectangular, que fue el que se hundió en la reforma, desplomando los forjados de la segunda planta a la sexta. Era de notables dimensiones, con crujías de habitaciones paralelas a sus lados y a las fachadas, siendo el suelo de aquel acristalado, lo que se aprovechaba en la inferior para colocar el conocido como Jardín de Invierno. Destacaba además este nivel por su distinción, como se podía observar en el diseño del vestíbulo semicircular y en el hall cuadrado y columnado, con nichos en las esquinas, y su diafanidad, con espaciosas salas iluminadas desde el exterior y separadas por columnas. Lamentablemente todo esto se ha perdido para siempre. Las fachadas son de líneas francesas, neobarrocas, suavemente decoradas por Landecho. A pesar de que todo el conjunto goza de unidad y gran equilibrio compositivo, destaca en él el alzado a la Plaza de Cánovas del Castillo, hoy semioculto por un jardín, bien proporcionado y simétrico, flanqueado por torreones curvos rematados por cúpulas(2).

Vista del Hotel Ritz en los años 30. Fotografía Colección Anmogon, cortesía de Andrés Molina González. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Durante la Guerra civil, en un documento del Estado Mayor del Cuartel General del Generalísimo, fechado en octubre de 1936, aparece el Hotel Ritz, en un listado de objetivos en Madrid, como hospital de sangre(3).

El hotel fue incautado para instalar el hospital número 21 de Milicias Confederadas del Centro, controlado por los anarquistas. Allí muere Durruti en la madrugada del día 20 de noviembre de 1936. El dramático desenlace se inicia el día 19 cuando Durruti y Cipriano Mera departen, en el interior del Cuartel de la Guardia Nacional de la calle Guzmán el Bueno, con Feliciano Benito, Manzana, Yoldi y Artemio García preparando el asalto al Clínico con el que Durruti quiere resarcirse de las críticas sufridas, y demostrar a Miaja la capacidad de sus milicias. Mera le informa, además, de ciertos detalles de la estructura del Hospital pues había estado trabajando como albañil en su construcción antes de la guerra. Le informó de que en el Clínico existía una galería que iba a dar al colector general del Manzanares, y era lo suficientemente amplia como para permitir transitar por ella. Durruti se dio por enterado y redactó al instante la orden al capitán para el asalto recomendándole, ante todo la ocupación de la planta baja y de los sótanos. A las ocho y media se le comunicó a Durruti que no era posible mantener comunicación con las fuerzas allí presentes. Entonces el sargento Manzana se dirigió al Clínico, siendo herido en una mano antes de llegar.

Buenaventura Durruti conversa con el sargento Manzana. Al poco de ser tomada esta foto, sería alcanzado por una bala que le causaría la muerte. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Durruti abandonó el puesto de observación para ordenar al jefe del batallón que tenía de reserva en la avenida de la Reina Victoria que atacase con dos compañías a las fuerzas enemigas instaladas en los sótanos y en la planta baja del Hospital Clínico(4). Se inicia el ataque según el plan previsto logrando penetrar a duras penas en el edificio. Regulares y legionarios resisten en una lucha de gran violencia. A las doce treinta horas, las noticias que le llegan a Durruti a su Cuartel General del Palacio de los Duques de Sotomayor, en la calle Miguel Ángel, hablan de gran número de bajas entre sus hombres, cansancio y desmoralización. Durruti da la orden de resistir a toda costa y decide acudir para controlar la situación personalmente. La situación es muy complicada. Vicente Rojo sopesa ordenar al coronel Alzugaray desarmar a los anarquistas y no dar más oportunidades a Durruti y a sus hombres. Por tanto, a las trece horas salen del Palacio de los Duques de Sotomayor dos vehículos, el primero conducido por Lorente, con Bonilla y Doga, seguido por el Packard que conduce Graves, con Durruti y el sargento Manzana en el asiento posterior. El itinerario recorrido partió de la calle Miguel Ángel hasta su confluencia con el Paseo de la Castellana, que subieron hasta la intersección de la calle Raimundo Fernández Villaverde, para llegar a la Glorieta de Cuatro Caminos, bajar por Pablo Iglesias (actual Reina Victoria) y atravesando la Colonia Metropolitana, alcanzarían la Avenida del Valle, estacionando finalmente el vehículo en la calle de la Viña. Allí Durruti recibió el balazo mortal de manera accidental, de su propio subfusil “naranjero” o del de su acompañante, el sargento Manzana. Los doctores que le examinaron coinciden en que por los restos de pólvora en la guerrera y la piel, las quemaduras apreciables así como la trayectoria del impacto, el proyectil del calibre 9 mm. largo no pudo ser efectuado a una distancia mayor de 35-40 cm., casi a quemarropa y efectuado de abajo hacia arriba. La bala penetró a la altura del cuarto espacio intercostal izquierdo, con salida por la espalda. Los naranjeros eran muy inestables al golpearse, carecían de seguro fiador. De hecho, Durruti no fue el único. Otro líder miliciano, López Tienda, sufrió un incidente parecido en la retirada de Móstoles, encontrando la muerte de la misma manera.

Por tanto, Graves, cuando vio malherido a su jefe, giró el vehículo rápidamente enfilando la avenida del Valle y Pablo Iglesias, a toda velocidad en dirección al Hotel Ritz, donde se encontraba instalado el Hospital de Milicias Confederadas de Centro, y a las quince horas ya estaba sobre los quirófanos ubicados en los sótanos del hotel.

El doctor Manuel Bastos Ansart en uniforme militar. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

El doctor Santamaría, jefe médico que le recibe y el resto de facultativos, ante la gravedad de la herida y, sobre todo, ante la tesitura que supone operar a vida o muerte ni más ni menos que a Durruti, conscientes de que un fatal desenlace dispararían las sospechas sobre la praxis médica de los cirujanos, decidieron llamar al doctor Manuel Bastos Ansard, el mejor especialista existente entonces en Madrid y que se encontraba operando muy cerca, en la rotonda del Hotel Palace, en ese momento Hospital Militar(5), y son requeridos sus servicios por un grupo de milicianos visiblemente nerviosos, según cuenta el doctor Bastos. Relata además que en el trayecto, a pesar de ser corto, fue muy accidentado debido a los estampidos producidos por los continuos bombardeos. El doctor Bastos llega a los sótanos del Ritz, diagnostica una herida mortal de necesidad, confirmando el primer dictamen de sus colegas, y acuerda no operar, ordenando que se le administre morfina hasta su muerte, que le llega a las cuatro de la madrugada del día 20. Refiere el doctor Bastos que en la habitación se oyó el suspiro que exhalaron todos los médicos asistentes. Pues éstos se habían quitado con ello un gran peso de encima: el de que se les conminara a operar al herido con el temor de su más que probable fallecimiento. Les responsabilizarían del óbito con todas sus consecuencias. Y finaliza el doctor Bastos: “Me he encontrado años después a varios médicos de los que asistieron a aquella escena, y todavía temblaban al evocarla, no se atrevían a darse a conocer más que de oído a oído y palidecían a su solo recuerdo”.(6)

En la imagen Wenceslao Carrillo. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Pasaron dos años, y el 7 de noviembre de 1938 se organizó en el hotel un almuerzo, que incluía como extra un cigarro, para conmemorar el segundo aniversario de la batalla de Madrid. Pronunciaron discursos, entre otros, Wenceslao Carrillo, que era en esos momentos Subsecretario de Gobernación. Entre los actos que se organizaron por esta conmemoración destaca la visita del Consejo municipal a las 10:30 horas a las tumbas de los compañeros internacionales enterrados en el cementerio de Fuencarral.

Imagen del cementerio de Fuencarral donde fueron enterrados muchos de los brigadistas fallecidos en Madrid.

Fueron invitados al acto las fuerzas militares y civiles, así como los siguientes medios de comunicación:

Diarios de la Mañana:
ABC (Serrano, 55), incautado por los Republicanos de Izquierdas – Ahora (Pº. San
Vicente, 16), incautado por la JSU – El Liberal (Marqués de Cubas, 7), Republicano de
Izquierdas – La Libertad (Madera, 8), Republicano de Izquierdas – El Sol (Larra, 8),
Republicano – Castilla Libre (Fernando el Santo, 23) – Política (Alfonso XI, 4), de
Izquierda Republicana – El Socialista (Trafalgar, 31), órgano del PSOE. Director Julián
Zugazagoitia – Febos (Álvarez Quintero, 2)

Diarios de la Tarde:
La Voz (Larra, 8), del equipo Urgoiti como El Sol – Informaciones (Madera, 8),
socialista del grupo de Indalecio Prieto – Heraldo de Madrid (Marqués de Cubas, 7),
Republicano de Izquierdas – Claridad (Narváez, 72), socialista de Largo Caballero – El
Sindicalista (San Bernardo, 68) del Partido Sindicalista – CNT (Larra, 8), de la CNT FAI, anarquista – Mundo Obrero (Alfonso XI, 4) del Partido Comunista.
Agencia Española (Medinaceli, 2)
Unión Radio (Castellana esquina Martínez de la Rosa) (7).

NOTAS

1. Joric, Carlos: César Ritz, el césar de los hoteleros. Historia y Vida nº 613. Pág. 69-75. Abril 2019.
2. http://212.145.146.10/biblioteca/fondos/ingra2014/index.htm#inm.F1.233 (COAM)
3. AGMAV, CGG, R55, A7, L367, Cp12
4. MERA, Cipriano: Guerra, exilio y cárcel de un anarcosindicalista. Editan la Confederación Sindical Solidaridad Obrera y la Malatesta editorial. 3ª Ed. 2016. (pág.133)
5. CANCIO FERNÁNDEZ, Raúl C. El enigma de la muerte de Durruti. Frente de Madrid nº 15, GEFREMA, Julio 2009. (pág.24-31).
6. BASTOS ANSART, Manuel: De las guerras coloniales a la guerra civil. Memorias de un cirujano. Ariel, Barcelona 1969. (pág.317-318)
7. AV, 30-120-127

Portada del nº15 de la revista Frente de Madrid , que incluye un extraordinario y documentado artículo central de Raúl César Cancio dedicado a la muerte de Durruti. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)