viernes, 25 de octubre de 2013

GIBRALTAR Y LOS CATALANES

Los contenciosos de Gibraltar y Cataluña están más relacionados de lo que muchos pueden llegar a creer. Un grupo de catalanes colaboraría con las tropas británicas en la conquista del Peñón y en aquel conflicto global los catalanes acabarían perdiendo sus fueros y privilegios. En la imagen podemos apreciar la perfecta sincronía entre los dirigentes actuales de estos territorios: -“¿dos y una?” –“tres”. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Finalizaba el verano con tres temas de candente actualidad acaparando los titulares de la actualidad informativa. Por un lado resurgía con inusitada intensidad el conflicto de Gibraltar, y por otro las grandes movilizaciones en Cataluña con motivo de la Diada del 11 de septiembre, ambas noticias serían eclipsadas por la dimensión de la que sin lugar sin lugar a dudas ha sido la noticia de este verano: el fichaje de Gareth Bale por el Real Madrid. Dejando de lado el fútbol, que es una cosa muy seria, nuestra crónica de hoy va a estar centrada en Gibraltar y los catalanes, que para sorpresa de algunos están curiosamente relacionados en la Historia, si buceamos en ella descubriremos como un puñado de catalanes ayudó a que el peñón pasara a manos británicas. Conoceremos así mismo como ambos contenciosos tienen su origen en un mismo episodio histórico, y también veremos como comparten algunos protagonistas, así como diversas curiosidades comunes.

En esta ocasión cedemos los tratos a nuestro reportero especializado en estas lides históricas Abilio Ovejero, que ya trató el apasionante tema de los Borbones en el Siglo XIX con sus crónicas “¿se está perdiendo la Raza? (1ª parte)” y “¿se está perdiendo la Raza? (2ª parte)”, o aquella titulada “el gen del asedio”, donde repasaba la importancia de los asedios en la Historia de España, lo que ha llevado a algunos científicos a especular con la hipótesis de la existencia de un gen específico en los pueblos de la península. También se encargó de cubrir la información de dos rutas de Gefrema, con dos oníricas crónicas tituladas “diario de un becario” y “domingo de carnaval”. Esperamos que en esta ocasión tampoco les defraude.


GIBRALTAR Y LOS CATALANES

Por Abilio Ovejero

Para situarnos en contexto debemos trasladarnos a la España de finales del Siglo XVII. El Reino de España continua siendo una potencia pero ha dejado de tener la importancia y pujanza que tuvo en los siglos anteriores, los continuos conflictos en diferentes frentes, tanto internos como externos, han ido socavando el poderío de la que fue primera potencia mundial. En el trono encontramos a Carlos II, conocido como “el Hechizado”, un monarca con un penoso estado físico , muy enfermizo, raquítico y según decían las malas lenguas de no mucha inteligencia y además, y esto si que es muy importante para una dinastía, era estéril. Todos estos defectos seguramente eran debido a la consanguinidad, es decir a la manía que tienen los reyes de casarse entre ellos, primos con primos, tíos con sobrinos,... todo por no repartir con nadie. Pero esto de los peligros de la consanguinidad, que hoy nos parece tan evidente, en aquellos tiempo no lo era, sobre todo para la todopoderosa Iglesia que era quien bendecía, y en muchos casos promocionaba, aquellos matrimonios. Todos sabemos lo mal que se llevaban en aquella época Iglesia y ciencia (tampoco es que hoy haya cambiado mucho la cosa, pero bueno, ya no se quema a nadie) y tras los males del monarca muchos acabaron viendo la figura de “El Maléfico”, por lo que el pobre hombre tuvo que padecer diversos exorcismos a lo largo de su vida, como si de la película de “El Exorcista” se tratara. Para que se hagan una idea del estado del rey, recogemos la descripción que el Nuncio de su Santidad hizo de él en una carta enviada al Papa: « El rey es más bien bajo que alto, no mal formado, feo de rostro; tiene el cuello largo, la cara larga y como encorvada hacia arriba; el labio inferior típico de los Austria; ojos no muy grandes, de color azul turquesa y cutis fino y delicado. El cabello es rubio y largo, y lo lleva peinado para atrás, de modo que las orejas quedan al descubierto. No puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una mesa u otra cosa. Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora; por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad propia», fin de la cita.

Retrato juvenil de Carlos II conocido como “el Hechizado”, como pueden apreciar realmente daba el perfil para una película de misterio y suspense. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Carlos II accedería al trono a los cuatro años, tras la muerte de su padre Felipe IV, y los primeros años la regencia la ostentaría su madre, Mariana de Austria, una historia que nos recuerda mucho a la de Isabel II. Por si el chaval tenía ya poco con lo suyo, en Palacio tampoco le hacían mucho caso, la verdad es que nadie daba un duro por él y muchos pensarían que para que perder tiempo en darle una educación adecuada para lo que iba a durar, por lo que el joven quedaría en manos de los habituales sacerdotes de palacio, más preocupados en prepararle para la otra vida que para esta. Si el pobre venía ya mal de fábrica, esto de caer en manos de sacerdotes fanáticos era lo que le faltaba.

El desenlace de la historia estaba cantado, y como si de buitres sobrevolando a un animal herido se tratara, tanto en la corte española como en las de las naciones más poderosas comenzaron los movimientos para ocupar la “pole position” de la sucesión al trono de España. Sería muy largo de contar todos los movimientos que se hicieron durante aquellos años, pero finalmente el agraciado testamentario sería Felipe de Anjou (se pronuncia Anyú), nieto del todopoderoso rey de Francia Luis XIV, el “Rey Sol”. La posible unión de Francia y España constituyendo una alianza hegemónica no sentó muy bien al resto de potencias europeas, especialmente a británicos y holandeses. Carlos II terminaría falleciendo a finales de 1700 y a comienzos de 1701 ya teníamos al nieto del Rey Sol en España reinando con el nombre de Felipe V. En el resto de Europa estaban intranquilos, pero la situación permanecía en una calma tensa, cualquier chispazo podía encender la mecha.

Finalmente el agraciado con la pedrea del trono de España sería Felipe de Anjou, nieto del Rey de Francia, que reinaría con el nombre de Felipe V. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

A lo largo de la historia siempre nos han hablado de que si la patria, que si la soberanía, que si la defensa de nuestros valores, nuestras creencias, etc, etc, pero la verdad es que al final lo que prima son los intereses económicos, que habitualmente son los intereses de los mismos de siempre y el resto a hacer de carne de cañón, de esto tenemos innumerables ejemplos a lo largo de la Historia. Una de las primeras cosas que hicieron los franceses fue asegurarse una importante tajada del comercio con las posesiones españolas en América. El premio gordo de aquel negocio se lo llevaría la “Compagnie de Guinée” que se haría con el monopolio del comercio de esclavos con América, una compañía en la que casualmente Luis XIV y su nieto Felipe V tenían el 50% del capital. Para muchos historiadores aquello fue la causa del desencadenamiento de las hostilidades.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Británicos y holandeses se pusieron manos a la obra ,ya saben ustedes la tirria que nos tenían en los Países Bajos desde tiempos del Duque de Alba , y constituyeron la Gran Alianza, a la que se adhirieron Prusia y los principales estados alemanes, así como posteriormente Portugal y el Ducado de Saboya. La Gran Alianza acabaría apoyando las pretensiones del Archiduque Carlos, hijo de Leopoldo I Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, al trono de España, aunque en realidad este apoyo estaba supeditado a la consecución de sus intereses. La guerra estaba servida.

Retrato del todopoderoso Luis XIV de Francia, conocido también como el “Rey Sol”, uno de los protagonistas principales del conflicto. Aprecien el momentazo “Boris” que recoge el retrato, con esas piernas, esos tacones y ese pelucón cualquiera diría que estamos ante el hombre más poderoso del planeta. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Con tantos actores en juego podemos hablar de una guerra europea, lo que en aquella época equivalía a hablar de una verdadera guerra mundial. Los primeros enfrentamientos y grandes batallas tendrían lugar en las fronteras de Francia con los países de la Gran Alianza, pero con el tiempo la guerra acabaría llegando a España. En vista de la dimensión global que estaba tomando el conflicto, uno de los objetivos de los aliados fue el disponer de una base naval en la zona del Mediterráneo donde franceses y españoles tenían superioridad. En julio de 1702 los aliados apoyados por una impresionante flota trataron de conquistar Cádiz, pero fracasaron tras más de un mes de asedio, ya saben ustedes como las gastan en la Tacita de Plata. Lo volverían a intentar en 1704, cuando quisieron tomar Barcelona, en esta ocasión esperaban contar con el apoyo de parte de la población de la Ciudad Condal que apoyaba al Archiduque. La sublevación en la ciudad que los aliados esperaban no se produjo, y aunque llegaron a desembarcar, las autoridades borbónicas consiguieron neutralizar el intento. En la defensa de la ciudad el virrey Velasco contaría con el apoyo de la milicia de gremios de Barcelona, también conocida como “La Coronela”. Los aliados, cabreados por el fracaso, decidieron bombardear la ciudad, y el virrey que descubrió que existía una trama entre las autoridades locales para apoyar el desembarco de los aliados, tomaría sus medidas represivas, que ustedes ya se podrán imaginar.

El Archiduque Carlos de Austria, el otro pretendiente al trono de España. Observen el contraste entre las vestimentas de los borbones, coloridas y glamurosas, en comparación con la austeridad y ascetismo de las prendas de los austrias. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

La imponente flota aliada al mando del almirante inglés Rooke y del Príncipe de Hesse-Darstadt (quien había sido virrey de Cataluña hasta que lo destituyó el recién llegado Felipe V ya que sospechaba que era partidario del Archiduque Carlos) compuesta por más de 60 navíos con 4.000 cañones, 9.000 infantes y 25.000 marineros puso rumbo al sur, concretamente hacia Gibraltar. La plaza tenía unos 5000 habitantes y una dotación de no más de cien soldados, con un número similar de cañones, la mayoría obsoletos. Los aliados rodean la población por mar, y un contingente de tropas desembarcadas con anterioridad se sitúa en el istmo que une el Peñón a tierra. Se invitó a los gibraltareños a entregar la plaza y ponerse a las ordenes del pretendiente Carlos, pero si ha leído nuestra crónica “el gen del asedio” ya sabrán que una proposición de esas características por estas tierras a alguien encerrado en unas murallas equivale a un “cuando quieras empezamos a atizarnos”.

Al poco comenzaron los bombardeos sobre la ciudad y los intentos de asalto, pero la aplastante superioridad de los aliados no conseguía doblegar la resistencia de los sitiados. Y es aquí donde entran en juego los catalanes. Un batallón de unos 350 soldados catalanes, mandados por el general Basset, desembarcan al otro lado de la bahía, a espaldas de la población, y mediante cuerdas consiguen sortear los acantilados y situarse sobre la ciudad de Gibraltar, amenazando a los sitiados por su retaguardia, por la zona menos fortificada, ya que la propia orografía del terreno ofrecía una protección natural, que en este caso había sido superada por la audaz operación de las tropas catalanas que se habían descolgado por los acantilados. La suerte estaba echada y tras dos días de intensos bombardeos y de una honrosa resistencia, las autoridades locales deciden negociar la capitulación.

Cuadro del pintor catalán Augusto Ferrer Dalmau de título “El Último de Gibraltar”, en el que vemos al Gobernador de Gibraltar, Don Diego de Salinas, tras abandonar el Peñón. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Las fuerzas del Archiduque se hacen con el control de la población y de su puerto. Ya tienen la ansiada base en el Mediterráneo para que operen las flotas inglesa y holandesa. Parte de las fuerzas permanecen en Gibraltar y el resto de barcos y tropas se retiran para seguir actuando en otros frentes. Algunos catalanes se marchan también, aunque otros muchos se quedan, aproximadamente unos 200, entre ellos encontramos a Joseph Corrons, “el Pep” para los amigos, que sería nombrado Alcaide del Mar de Gibraltar. Aquella acción de los soldados catalanes no caería en el olvido, y todavía hoy podemos encontrar en Gibraltar una pequeña ensenada , en la parte del Peñón que mira a Málaga, que es la misma donde desembarcaron hace algo más de trescientos años, que se sigue denominando “Catalan Bay” en recuerdo de aquellos soldados y de su participación en la toma de la plaza.

La guerra comenzaba a pintar mal para los Borbones, pocos días después de la toma de Gibraltar los ejércitos borbónicos sufrirían una dura derrota en Blenheim, en Baviera, la supremacía militar francesa en el continente se venía abajo tras décadas de hegemonía. Pocos días más tarde, un flota francesa que había partido para intentar recuperar Gibraltar se enfrenta a la armada aliada en Málaga, finalmente los franceses se retiran. También en el mar la supremacía se inclina hacia las opciones del Archiduque Carlos. En aquel momento en cualquier casa de apuestas los pronósticos habrían estado claramente a favor del Archiduque Carlos.

Tras la Batalla de Blenheim en 1704, en la imagen, la guerra parecía inclinarse definitivamente hacia el lado de los austracistas. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Pero volvamos a Cataluña. La rebelión que los austricistas esperaban en Barcelona no se había producido durante el asedio de la ciudad, pero continuaron los intentos de sublevar a la población, y así la reina de Inglaterra, por medio de un tratante de aguardiente británico afincado en Cataluña, cierra un pacto en junio de 1705 con algunos notables del Principado, conocidos como los vigatans, por el que estos se comprometen a apoyar al Archiduque Carlos, y a su vez los británicos prometen fuerzas para apoyar la rebelión. En cumplimiento de aquel pacto conocido como el “Pacto de Génova” (nada que ver con la sede del PP), una gran flota parte de Lisboa en octubre de 1705 con el propio Carlos al frente. La flota hace escala en Denia y Altea, y se desencadena la revuelta de los maulets en Valencia, liderada por el mismo Basset que ya conocimos en la toma de Gibraltar. En Cataluña los vigatans hacen los propio haciéndose con el control del Principado y en octubre Carlos entra en Barcelona y jura las Constituciones Catalanas. A finales de ese año, coincidiendo con el giro que está tomando la guerra favorable a las posiciones austracistas, prácticamente la totalidad del territorio de lo que fue la Corona de Aragón era partidario del Archiduque Carlos, la guerra que asolaba Europa había llegado a España en forma de guerra civil.

Los historiadores tienen diferentes teorías para explicar las razones de este apoyo. Algunos pueden ver cierto oportunismo al coincidir con el nuevo panorama bélico favorable al Archiduque y sus aliados, es decir apostar a caballo ganador, pero la teoría más extendida se apoya en la desconfianza de los habitantes de estos territorios en que Felipe V respetara sus fueros y privilegios, aunque el monarca borbónico había jurado los fueros del Reino de Aragón, así como las Constituciones Catalanas nada más acceder al trono en 1701. La desconfianza con la casa de Borbón podía tener su origen en la guerra de los Treinta Años y en la sublevación de Cataluña de 1640, en aquella ocasión Francia y España estaban enfrentadas dentro de otro conflicto generalizado en Europa, otra vez más, y los catalanes apostaron por el Borbón francés y sus promesas. Tras la Paz de Westfalia, el tema catalán pierde interés para el rey francés y llega a un acuerdo con el de España por el Tratado de los Pirineos. Francia se queda con la Cataluña transpirenaica, el Rosellón, y con la mitad de Cerdeña. La apuesta de los catalanes les ha costado muy cara, con el tiempo, en 1700, Luis XIV rompiendo lo prometido a los catalanes prohibiría el uso del catalán en su territorio y a día de hoy, trescientos años después, la presencia cultural catalana en el sur de Francia es prácticamente inexistente.

Pero volvamos a la Guerra de Sucesión. El conflicto está desangrando a las naciones enfrentadas y a sus economías, el desgaste es total y ninguno de los dos bandos se ve en situación de terminar la guerra como vencedor, se impone un acuerdo de paz. Además la situación ha cambiado en Europa, en 1711 muere José I Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, siendo su sucesor ni más ni menos que el Archiduque Carlos, pretendiente al trono de España, por otro lado también fallece Luis de Francia, padre de Felipe V, con lo que las opciones de este a ocupar el trono de Francia crecen. Ahora Carlos ha heredado un Imperio y Felipe puede optar a dos, estas fusiones estatales son vistas con mucho recelo por países como Gran Bretaña y Holanda, si la unión de Francia y España era mala, todavía es peor los intereses de esas naciones la unión de España y el imperio Austriaco. Mientras tanto la guerra en España ha dado un giro notable desde la conquista de Gibraltar en 1704, tras las derrotas de los austracistas en Almansa, Brihuega y Villaviciosa, la balanza parecía inclinarse en la península del lado borbónico.

La Batalla de Almansa en 1707, en la imagen, supondría un duro quebranto de las aspiraciones del Archiduque en España. La guerra en el territorio español se inclinaba hacia los borbones. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

En vista del nuevo escenario, las potencias europeas deciden realizar un intercambio de cromos y de esta forma finiquitar este interminable conflicto. Se firman los Tratados de Utrech en 1714 y se reparte el pastel, gran parte de los territorios europeos de España pasan a otras manos: los Países Bajos, el reino de Nápoles y el Ducado de Milán pasan a manos de nuestro conocido Archiduque pretendiente, convertido ahora en el emperador Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico (aunque bien es cierto que Carlos VI tardaría algunos años más en firmar aquel acuerdo), y el Ducado de Saboya se quedaría con Sicilia. Gran Bretaña se haría con Gibraltar y Menorca, así como con otros territorios en América cedidos por la monarquía francesa, Y también se quedaría con el lucrativo negocio de los esclavos en las colonias españolas que como hemos visto, hasta ese momento estaba en manos de Felipe V y su abuelo, el Rey de Francia, por medio de la “Compagnie de Guinée”. Tal vez el mayor beneficiado de este apaño fuera Gran Bretaña, pero tanto Felipe V en España, como el Archiduque Carlos, habían conseguido hacerse con un imperio cada uno, y Francia conservaba gran parte de su hegemonía en el continente, contando a partir de ahora con la más que probable colaboración de España como aliado en futuros conflictos, todos contentos. Como siempre, al final los más perjudicados serían los habitantes de todas y cada una de las naciones que participaron en la guerra, que tuvieron que hacer grandes sacrificios y padecer las consecuencias de aquella crisis. ¿Y Cataluña?, ¿qué pasaba con Cataluña?.

El Archiduque Carlos había abandonado España para ser coronado Emperador, su esposa la emperatriz Isabel Cristina de Brunswick, quedó como regente en Cataluña. Durante las negociaciones de paz el asunto quedó en un segundo plano, Gran Bretaña se olvidó de ellos y del Tratado de Génova que había firmado, era mucho lo que se jugaba en el reparto y no tenía intención de comprometerse por un pequeño territorio, aunque consiguieron arrancar una promesa de amnistía general a Felipe V, pero no así el restablecimiento de los fueros, la respuesta de Felipe V a los británicos fue contundente: “Por esos canallas, esos sinvergüenzas, el rey no otorgará jamás sus privilegios, pues no sería rey si lo hiciera, y esperamos que la reina [de Inglaterra] no nos los quiera exigir. .... Sabemos que la paz os es tan necesaria como a nosotros y no la querréis romper por una bagatela”. Los austriacos por su parte evacuaron a sus tropas de Cataluña, y la emperatriz Cristina marchó junto a su marido a Alemania, dejando al mando al Príncipe Starhemberg como Virrey, con la misión de tratar de lograr una capitulación lo más honrosa posible. Al igual que había ocurrido en 1640 cuando los franceses abandonaron a los catalanes a su suerte tras quedarse con el Rosellón, ahora eran británicos y austriacos, los que les dejaban tirados.

La reina Ana de Inglaterra abandonaría a los catalanes a su suerte, pese a haber firmado un tratado con ellos por el que se comprometía a defenderles y apoyarles. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Felipe V, que había jurado las Constituciones y Fueros catalanes, al llegar al trono de España, no estaba dispuesto a perdonar lo que para él había sido una traición de los territorios de la Corona de Aragón que se pusieron del lado del Archiduque Carlos, y por ello anuló los fueros y privilegios de los catalanes, cosa que si que hizo Felipe V con los territorios de Navarra y el País Vasco que se mantuvieron leales al monarca Borbón y pudieron conservar sus fueros y privilegios una vez terminada la guerra. Ante esta tesitura los catalanes deciden ofrecer resistencia, tal vez esperanzados en que algunos de sus antiguos aliados replantease su actuación y decidiera ayudarlos, o tal vez influidos por el ya mencionado “el gen del asedio”.

Grabado que representa el saqueo de la ciudad de Barcelona tras la entrada de las tropas de Felipe V al mando del Duque de Berwick. Pero pese a lo que refleja el grabado la ciudad no sería saqueada, ya que en los acuerdos de capitulación se acordó que la ciudad no sería sometida a saqueo por las tropas vencedoras. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Barcelona sufriría un asedio de meses por tierra y mar, y finalmente el 11 de septiembre de 1714 comienza el asalto. Al frente de la ciudad se encuentran general Antonio de Villarroel y Rafael Casanova, las autoridades promulgan un bando llamando a la resistencia: «Ahora oíd, se hace saber a todos generalmente, de parte de los Tres Excelentísimos Comunes, tomado el parecer de los Señores de la Junta de Gobierno, personas asociadas, nobles, ciudadanos y oficiales de guerra, que separadamente están impidiendo que los enemigos se internen en la ciudad; atendiendo que la deplorable infelicidad de esta ciudad, en la que hoy reside la libertad de todo el Principado y de toda España, está expuesta al último extremo, de someterse a una entera esclavitud. Notifican, amonestan y exhortan, representando a Padres de la Patria que se afligen de la desgracia irreparable que amenaza el favor e injusto encono de las armas franco-españolas, hecha seria reflexión del estado en que los enemigos del Rey N.S., de nuestra libertad y Patria, están apostados ocupando todas las brechas, cortaduras, baluartes del Portal Nou, Sta. Clara, Llevant y Sta. Eulalia. Se hace saber, que si luego, inmediatamente de oído el presente pregón, todos los naturales, habitantes y demás gentes hábiles para las armas no se presentan en las plazas de Junqueras, Born y Plaza de Palacio, a fin de que unidamente con todos los Señores que representan los Comunes, se puedan rechazar los enemigos, haciendo el último esfuerzo, esperando que Dios misericordioso, mejorará la suerte. Se hace también saber, que siendo la esclavitud cierta y forzosa, en obligación de sus cargos, explican, declaran y protestan a los presentes, y dan testimonio a los venideros, de que han ejecutado las últimas exhortaciones y esfuerzos, protestando de todos los males, ruinas y desolaciones que sobrevengan a nuestra común y afligida Patria, y exterminio todos los honores y privilegios, quedando esclavos con los demás españoles engañados y todos en esclavitud del dominio francés; pero se confía, que todos como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la Libertad, acudirán a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre y vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España, y finalmente dicen y hacen saber, que si después de una hora de publicado el pregón, no comparece gente suficiente para ejecutar la ideada empresa, es forzoso, preciso y necesario hacer llamada y pedir capitulación a los enemigos, antes de llegar la noche, para no exponer a la más lamentable ruina de la Ciudad, para no exponerla a un saqueo general, profanación de los Santos Templos, y sacrificio de niños, mujeres y personas religiosas.
Y para que a todos sea generalmente notorio, que con voz alta, clara e inteligible sea publicado por todas las calles de la presente ciudad.
Dado en la casa de la Excelentísima Ciudad, residiendo en el Portal de S. Antonio, presentes los mencionados Excelentísimos Señores y personas asociadas, a 11 de Septiembre, a las 3 de la tarde, de 1714»
. Como ven la palabra España y españoles aparece en varias ocasiones en este bando, un hecho que no ha pasado desapercibido por los nacionalistas españoles que lo han utilizado para rebatir las teorías de los nacionalistas catalanes.

Una recreación del momento heroico en que Rafael Casanova, enarbolando el Pendón de Santa Eulalia, encabeza al mando de las tropas de la “Coronela” un contraataque contra las tropas que asediaban la ciudad. Casanova resultaría herido en este episodio, pero salvaría la vida, y tras ser amnistiado, moriría casi nonagenario. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Tras una heroica resistencia la ciudad cayó. La represión fue muy dura, aunque bien es cierto que ni Villaroel ni Casanova serían pasados por las armas, también se llegó a un acuerdo de capitulación por el que la ciudad no sería sometida a saqueo por las tropas vencedoras. Casanova, herido en una pierna durante la batalla, sería amnistiado posteriormente y moriría casi nonagenario. Por su parte Gibraltar pasaría a manos británicas tras el Tratado de Utrech, y como se pueden imaginar el bueno de de Pep Corrons sería destituido de su cargo de Alcaide del Mar de aquella plaza. España trataría de reconquistar la plaza en diversas ocasiones, quizá la que estuvieron más cerca fue durante el asedio de 1779 que duraría hasta 1783. Nunca se consiguió, y a día de hoy Gibraltar continua siendo británico.

Tras los tratados de Utrech Gibraltar quedaría en manos británicas. Serian varios los intentos por recuperar el Peñón, todos infructuosos. En la imagen vemos una recreación de aquellos momentos que los turistas pueden ver en la actualidad en los túneles de Gibraltar. (FOTO JOSUA). (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Han transcurrido trescientos años y nuevamente aquellos episodios históricos han pasado a ocupar un destacado lugar en la actualidad informativa y social, no estaría de más el repasar un poco la historia que tal vez nos haga ver el presente desde otra óptica, lejos de los apasionamientos tan frecuentes al tratar estos temas. No podemos resistirnos a la tentación de traer aquí las palabras de Miguel de Cervantes que nos sirven de entradilla en esta publicación: "...la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir."

En una próxima crónica volveremos a nuestra línea habitual y hablaremos de lo que ocurrió en Gibraltar durante la Guerra Civil Española, aunque en esta ocasión cederemos los trastos a Florentino Areneros, que es quien realmente sabe de estas cosas de la guerracivilmaquia.

Abilio Ovejero.


lunes, 7 de octubre de 2013

HERALDO DE MADRID


Portada del libro de Gil Toll. (Clic en la imagen para ampliar).

HERALDO DE MADRID
Tinta catalana para la II República española

El pasado 6 de junio pudimos ver lidiar juntos en Madrid a algunas de las primeras figuras del noble arte del periodismo y del estudio de la historia. En el monumental e histórico coso de la Fundación Diario Madrid algunos afortunados tuvimos el privilegio de contemplar juntos en singular cartel a Carmen del Riego, Presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, al ilustre periodista y comunicador Miguel Ángel Aguilar, el consagrado historiador José Álvarez Junco, y al gran periodista Enric Juliana, delegado del diario La Vanguardia en Madrid. En la antigüedad una excepcional conjunción de astros celestes era interpretada como anuncio de grandes acontecimientos. Del mismo modo, la alineación de esta pléyade de astros del periodismo y de la historia, solo podía presagiar algo memorable, como fue la presentación del libro “HERALDO DE MADRID, tinta catalana para la II República Española” del periodista catalán Gil Toll, quien tomaba la alternativa en Madrid arropado por este inigualable cartel de lujo. Con estos mimbres el éxito estaba asegurado.(Para ver las intervenciones haga clic aquí)

Una imagen de los participantes en la presentación del libro que tuvo lugar en la sede de la Asociación de la prensa de Madrid. (Clic en la imagen para ampliar).

Se retrasó un poco el inicio del festejo debido a la ausencia de uno de los diestros, y tras comprobar los aguacilillos que no se encontraba en ninguna de las dependencias de la plaza, se inició el solemne paseillo. Abrió plaza el incombustible Miguel Ángel Aguilar “Malospelos”, con un elegante terno en azabache y corbatín bermellón, que a los primeros lances ya se había metido al respetable en el bolsillo con cuatro pases de recibo marca de la casa. Es “Malospelos” un diestro muy placeado que se desenvuelve en el albero con singular maestría. Perfecto conocedor de los terrenos y las suertes de este noble oficio, sabe como manejar los tiempos de la lidia, a lo que hay que sumar su prodigiosa muñeca dialéctica y su legendario temple, lo que hace muy difícil que este diestro sufra los habituales enganchones que padecen los que se enfrentan a un micrófono sin estar lo suficientemente placeados. En una faena breve pero intensa, muy del gusto de la afición, Aguilar fue desglosando la importancia del trabajo de Gil Toll, no en vano Aguilar es el autor del prólogo del libro, destacando el valor sentimental que para el colectivo de la prensa de Madrid tiene la recuperación de la historia de un referente periodístico de la capital como fue El Heraldo. Cerró su faena de incomparable volapié, arrancando una clamorosa ovación de un público entregado que, puesto en pie, solicitaba los máximos trofeos para el diestro madrileño.

Carmen del Riego, Presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, en un momento de su intervención. (Clic en la imagen para ampliar).

Saltó al albero a continuación la periodista Carmen del Riego, la primera mujer en presidir la Asociación de la Prensa de Madrid, que realizó una faena seria, muy académica, para la que se había documentado profusamente en los archivos de la Asociación como pudo demostrar durante el trascurso de la lidia. Destacó Carmen del Riego la importancia de El Heraldo en la historia de la prensa en Madrid, según manifestó: “Recuperar la historia del Heraldo de Madrid es recuperar la historia del Asociación de la Prensa de Madrid”. Durante su lidia rememoró el paso por la publicación de algunas de las más destacadas personalidades del periodismo, tanto madrileño como nacional, que pasaron por la redacción de El Heraldo: Francos Rodríguez, quien fuera también alcalde de Madrid, Miguel Moya, Chaves Nogales, Cesar González Ruano o Alfredo Cabanillas, entre otros muchos, destacando la figura de una de las primeras periodistas españolas: Carmen de Burgos “Colombine”. Cerró su meritoria actuación reseñando la importancia e influencia que el periódico llegó a tener durante el periodo republicano, donde llegaría a alcanzar una tirada de 500.000 ejemplares en 1935, unas cifras que impresionan incluso hoy en día. Su actuación fue premiada con una atronadora ovación del respetable que pobló de pañuelos los tendidos.

El historiador José Álvarez Junco participó en la presentación del libro. (Clic en la imagen para ampliar).

Tras la meritoria faena de Carmen del Riego, apareció tras un burladero el historiador José Álvarez Junco, al parecer se había entretenido en una “capilla” aneja a la plaza haciendo unas libaciones, y con el despiste no había completado el paseillo junto con sus compañeros. Le recibió con un fuerte abrazo junto a las tablas el maestro “Malospelos” y en menos que se santigua un cura loco ya estaba “el Junco” trasteando al morlaco en los medios. El diestro leridano cuajó una faena pulcra y sentida, donde resaltó la influencia de la prensa desde el SXIX en la vida política mundial, una prensa capaz de poner y quitar gobiernos. Dejó el toro colocado en suerte al maestro Toll al mencionar que había echado en falta en el libro un poco más de profundidad al tratar el tema del “encaje catalán”. Remataría su faena con unos lances donde fue recogiendo distintos pasajes del libro en el periodo de la república y la Guerra Civil. El público, ya completamente entregado a estas alturas del festejo, ovacionó largamente la breve pero intensa faena de este diestro consagrado.

Un momento de la intervención del periodista de la Vanguardia Enric Juliana. (Clic en la imagen para ampliar).

A continuación saltó a la arena Enric Juliana, un maestro consagrado del periodismo catalán, que comenzó su faena rememorando los tiempos de maletilla que compartió con Gil Toll colaborando ambos en “el Mon” allá por los alegres ochentas, menudo peligro tenían que tener estos dos pollos sueltos por las Ramblas. A continuación destacó que se trata de un libro muy bien editado, algo no muy habitual, además de muy bien escrito, con el merito de combinar el rigor de la investigación histórica con una lectura agradable. Seguidamente estableció unos interesantes paralelismos entre las figuras de Chaves Nogales y Josep Pla, dos periodistas y escritores, que tras un periodo de “olvido” hemos visto como su figura y obra han resurgido con fuerza en los últimos años. Hizo hincapié en un tema muy interesante y poco conocido que trata el libro, como es la teoría mantenida por algunos historiadores de la influencia de las compañías petroleras, las famosas Siete Hermanas, en la caída de la monarquía, como respuesta a la creación del monopolio del petróleo (CAMPSA) durante la Dictadura de Primo de Rivera siendo ministro Calvo Sotelo. Finalizó su faena lidiando el tema de la relación entre Cataluña y España, una relación compleja con muchos matices y sombras. Aprovechó estos lances para llevarse el morlaco toreado a sus terrenos, y se adornó destacando la presencia del periódico La Vanguardia en Madrid que ya en 1935 creó una delegación en la capital, aprovechó para lucirse como Delegado de este diario en Madrid, señalando que en la actualidad cerca de una veintena de periodistas trabajan en Madrid para este prestigioso diario. De esta forma cerró su actuación, que nuevamente fue recibida con encendidas muestras de entusiasmo por el respetable que poblaba los tendidos.

Gil Toll, autor del libro, durante su intervención. (Clic en la imagen para ampliar).

Tras la faena de Juliana, un run-run de expectación se extendió de barrera a andanadas, el público quería ver actuar Gil Toll, que tomaba la alternativa en esta plaza. El maestro Aguilar hizo solemne entrega de los trastos al toricantano y ambos se fundieron en un emotivo abrazo en los medios. A continuación Toll brindó su faena a Carmen del Riego, tras ello brindó su faena a Miguel Ángel Aguilar, después brindó a Álverz Junco, a continuación el brindis fue dedicado a Enric Juliana, y cuando ya no quedaba nadie a quien brindar, se dirigió a la puerta de chiqueros a recibir al morlaco a portagayola, y desde allí volvió a brindar, esta vez al escáner y a la digitalización sin los cuales, afirmó, su trabajo no hubiera sido posible.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Se mascaba la tensión en los tendidos ante el comienzo de esta lidia tan largamente esperada, y pese a la brevedad de su intervención, motivada entre otras cosas por el retraso en comenzar el paseillo, el diestro no defraudó. Comenzó su faena resaltando la importancia del mundo digital en su trabajo, destacando como sin la digitalización de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, posiblemente su labor no hubiera sido posible. Continuó dando detalles de lo que había sido su trabajo al escribir el libro y como buscó crear un dialogo entre la Prensa y la Historia. Habló del vacío existente en el conocimiento la historia de este diario, debido a que fue borrado de la historia oficial tras la guerra por el franquismo y no ha sido recuperada hasta la publicación de este libro, destacó el enorme vacío documental referente a este diario, el Heraldo había desaparecido de la historia de la prensa española. Cerró su meritoria faena definiéndose no como historiador, sino como una persona que hace periodismo histórico y finalizó con un emotivo ¡¡VIVA EL PERIODISMO!!. El efecto en los tendidos fue inmediato, y las gradas se poblaron de pañuelos exigiendo a la presidencia los trofeos para el diestro ilerdense, que tuvo que completar dos clamorosas vueltas al ruedo.



No estaban repuestos los aficionados de la emoción de contemplar este monumental festejo cuando la presidencia obsequió a los presentes con un refrigerio por todo lo alto, como un acto de esta prestancia y categoría merecía. Un refrigerio que no tenía nada que ver con el legendario puntillero de Las Ventas de nombre Agapito, aquello era un ágape en toda regla, un Don Ágape, como mandan los cánones. El cúmulo de emociones, estímulos y el propio ansia del inesperado momento, hizo que algún aficionado estuviera a punto de morir atragantado durante el colosal trasiego. Pero bueno, como diría Umbral, aquí estamos para hablar del libro.

El trabajo de Gil Toll viene a rellenar un vacío en la historia de la prensa española en el primer tercio del pasado siglo, inexplicablemente hasta la aparición de este libro muy poco, por no decir nada, se había escrito sobre el que fuera uno de los diarios más importantes e influyentes, por no decir el que más, de ese convulso periodo, especialmente el comprendido entre la dictadura de Primo de Rivera y el final de la guerra. Pero el libro no recoge solamente la historia del Heraldo de Madrid, también recupera del olvido a la familia que hizo posible que esta legendaria cabecera llegara a ser lo que fue. Nos referimos a la familia Busquets, y más concretamente a los hermanos Manuel y Juan Busquets George.

En la fotografía vemos a la derecha a Manuel Busquets George junto a su mujer Amparo y una amiga. A la derecha vemos a Pep Canudas Busquets, sobrino de Manuel y uno de los pioneros de la aeronáutica catalana y española. (Clic en la imagen para ampliar).

Los orígenes empresariales de esta familia hay que buscarlos en la Cuba anterior al desastre del 98, sería allí donde comenzaría la exitosa andadura de esta familia de emprendedores. A su regreso a Cataluña proseguirían con sus actividades comerciales, especializándose en los productos relacionados con el petróleo, tanto en la distribución y venta de combustibles, como la de otros derivados como lubricantes, aceites de motor, insecticidas y también tinta para las rotativas de muchos periódicos de todo el país. Sería la propia tinta, tras una serie de carambolas, la que llevaría a los hermanos Busquets a hacerse con el control de El Heraldo.

El Heraldo había sido fundado en 1890 por Felipe Ducazal, y se convertiría con el paso del tiempo en uno de los diarios más importantes de Madrid, que con el tiempo formaría parte junto con otros diarios de lo que sería la Sociedad Editorial de España. Al comenzar la década de los veinte, una serie de circunstancias adversas colocan al periódico en una situación difícil. Acuciado por las deudas el administrador, Antonio Sacristán Zavala, llega a un acuerdo con uno de sus principales acreedores, los hermanos Busquets que suministran la tinta tanto al Heraldo como a otros medios del grupo. Los Busquets, que tenían ya experiencia en la propiedad de El Diluvio, aceptan capitalizar la deuda pasando a formar parte del accionariado del grupo editorial, que pasaría a denominarse desde ese momento Sociedad Editora Universal, siendo presidente del grupo Manuel Busquets, mientras que su hermano Juan ocuparía el cargo de consejero gerente. En el grupo además del Heraldo encontramos otras cabeceras como El Liberal de Madrid, El Liberal de Sevilla, El Defensor de Granada, El Liberal de Murcia, la revista Royal y el semanario La Moda Práctica. En la decisión de los hermanos Busquets influiría de manera notable el abogado barcelonés Amadeu Hurtado, que también se convertiría en uno de los principales accionistas del grupo. Hurtado iría más allá de la intencionalidad meramente empresarial dándole una visión política a la operación, el hábil abogado encontraría con la compra del grupo una oportunidad de ofrecer e influir en una visión distinta de la realidad catalana desde la capital de España. Según recoge Gil Toll en su libro, Hurtado manifestaría:
-No se trata de ir a hacer catalinismo a Madrid como si estuviéramos en Barcelona, sino intervenir en la vida española pensando en catalán.

Una instantánea de los talleres de el Heraldo de Madrid donde distinguimos al periodista y escritor Manuel Chaves Nogales. Entre dos de las máquinas distinguimos a otro hombre con pajarita, que bien podría tratarse de Federico García Lorca, amigo de Chaves y colaborador ocasional del Heraldo. (Clic en la imagen para ampliar).

Una vez tomado el control del grupo, la línea editorial del periódico tomaría una posición crítica respecto al dictador Primo de Rivera, pese a la férrea censura a la que se veían sometidos la mayoría de publicaciones. Con el tiempo, el Heraldo se convertiría en uno de los medios que más apoyaron desde sus páginas la llegada de la república. La relación de los Busquets con los intereses de las compañías petroleras, han llevado a algunos autores, como Ricardo de la Cierva, a mantener que tras la compra del Heraldo se encontraban realmente las todopoderosas Siete Hermanas, que de esta forma se vengaban de la creación del monopolio de la CAMPSA siendo ministro José Calvo Sotelo, que habría perjudicado enormemente los intereses de estas compañías en España. Según se recoge en el libro, de la Cierva escribiría: “Pero la creación (del monopolio de CAMPSA) valió a Primo de Rivera y al propio Rey […] la hostilidad implacable de las Seven Sisters, que intervinieron descaradamente en la política interior española; compraron algunos periódicos liberales, como Heraldo de Madrid, que patrocinó desde entonces los más virulentos ataques contra la Dictadura y la Monarquía”. Este episodio del posible acoso de las petroleras a la monarquía que acabaría por forzar su caida, es tratado en profundidad por Gil Toll en su trabajo.

Una imagen de una de las manifestaciones espontáneas, en este caso en la Plaza de Cibeles muy cerca de las oficinas y talleres del Heraldo, que tuvieron lugar en Madrid tras las elecciones municipales del 12de abril de 1931. (Clic en la imagen para ampliar).

El Heraldo fue un firme defensor de los ideales republicanos, siendo un referente para la opinión pública. Como ejemplo baste citar que tras las elecciones del 12 de abril de 1931, una gran manifestación espontánea se dirigió a la sede del diario en la calle de Alcalá esquina a Marqués de Cubas, unas instalaciones que en aquel momento eran para ellos el centro del nuevo modelo de estado que estaba naciendo. Durante el periodo republicano el Heraldo se convertiría en el diario más importante e influyente de España, llegando a alcanzar una tirada de quinientos mil ejemplares como ya hemos reseñado, una cifra de vértigo incluso hoy en día. En esa época de esplendor pasarían por sus páginas lo más selecto del periodismo español de aquellos días: Manuel Chaves Nogales, César González Ruano, Carlos Sampelayo, Alfredo Cabanillas Blanco, Rafael Marquina, Carmen de Burgos “Colombine”, entre otros muchos como Juan González Olmedilla al que ya dedicamos una crónica de título “Un periodista en el Cuartel de la Montaña” en estas páginas de Sol y Moscas (haga clic aquí para ir a la crónica). También trabajaron para el Heraldo a famosos dibujantes como Manuel del Arco o Bon, así como prestigiosos fotógrafos, entre ellos José Díaz Casariego o los Alfonso, padre e hijo.

Tras el golpe militar de julio de 1936 que desencadenaría la Guerra Civil, nuevamente el Heraldo se posicionaría sin fisuras en defensa de la legalidad republicana, algo que continuaría haciendo hasta el final de la contienda. La guerra también afectaría a la redacción de este diario, como no podía ser de otro modo, y durante la misma vería como muchos de sus colaboradores iban desapareciendo. Las divisiones internas tan comunes en el lado republicano también afectarían al diario, como dejó escrito en sus memorias el jefe de redacción Alfredo Cabanillas y como recoge Gil Toll en su trabajo. Cabanillas, que también era vicepresidente de Unión Republicana, desarrolló su trabajo los primeros meses de la guerra bajo una gran presión de diversos grupos, lo que le hacía pasar las noches refugiado en una embajada, de donde salía para dirigirse a las oficinas del periódico hasta que acabó exiliándose a la Argentina. Tras su marcha el diario sería colectivizado por sus trabajadores.

En esta fotografía tomada durante el asalto al Cuartel de la Montaña en julio de 1936 distinguimos al periodista Juan González Olmedilla, a la izquierda con pajarita y pipa, que cubriría para el Heraldo la información de aquellos dramáticos acontecimientos. (Clic en la imagen para ampliar).

El final de la guerra supondría también el fin del Heraldo. El 28 de Marzo un grupo de falangistas armados entraba en las instalaciones del diario y allí sorprendió a los pocos empleados que continuaban trabajando mientras comían el menú habitual: un plato de lentejas. La Falange se incautaría del periódico así como de las instalaciones, y a los pocos días lo cedería, en agradecimiento a su apoyo a la causa, al empresario afecto Juan Pujol, un periodista, diputado por la CEDA, que había dirigido el periódico Informaciones propiedad de Juan March. Pujol comenzaría a editar en abril en esas instalaciones el diario Madrid, un periódico que con el tiempo llegó a convertirse paradójicamente en uno de los medios más críticos con el franquismo, lo que supondría su desaparición en 1971. Aquel 28 de Marzo, con la entrada de las tropas de Franco en la capital, desaparecía uno de los iconos de aquella efímera república que tantas expectativas había generado.

Al igual que muchos de sus colaboradores los hermanos Busquets tuvieron que emprender el camino del exilio, dejando atrás su patrimonio y el esfuerzo de tantos años de trabajo. Con el tiempo la familia Busquets reclamaría lo que en justicia les pertenecía, con resultados negativos. La muerte de Franco y la llegada de nuevos tiempos abriría nuevas expectativas a las reclamaciones de la familia, sin embargo a día de hoy todos los intentos de obtener una justa compensación al expolio sufrido han resultado infructuosos, incluyendo una iniciativa parlamentaria que no encontró apoyo en el Partido Popular, ni tampoco en el PSOE.

La entrada de las fuerzas del general Franco en Madrid el 28 de Marzo de 1939 supondría el fin de la existencia del Heraldo, que llegó a ser el periódico más importante e influyente del periodo republicano. (Clic en la imagen para ampliar).

Todos estos apuntes que les hemos reseñado, y otros muchos que hemos omitido de la apasionante andadura de este legendario diario, los pueden encontrar desarrollados y en detalle en este monumental trabajo que le ha llevado muchos años de investigación a Gil Toll hasta completarlo. Pero el libro no es un trabajo de historia al uso, está escrito en clave periodística, lo que hace su lectura amena y entretenida, nada que ver con los farragosos trabajos documentales de algunos historiadores. A todo ello hay que añadir un gran acierto del autor como ha sido el intercalar en el texto noticias y artículos publicados en el Heraldo durante el transcurso de los hechos que el autor relata, este brillante recurso nos permite conocer de primera mano cuales eran las opiniones y como se veía la situación en aquel momento, con lo que partiendo de la visión actual de aquellos episodios, podemos compararla con la que se tenía en aquellos momentos, lo que enriquece sobremanera la línea narrativa trazada por el autor. Desde las páginas de Sol y Moscas recomendamos a nuestros lectores la lectura de este excepcional trabajo, el cual estamos seguro que no les defraudará. Y si quieren profundizar todavía más en la historia tanto del periódico y de todo lo relacionado con el mismo, como con la de esta singular familia, no deben dejar de visitar el excelente blog GERMANS BUSQUETS (http://www.germansbusquets.com), elaborado por el autor del libro, donde podemos encontrar mucha e interesante información (haga clic aquí para ir al blog Germans Busquets).

Queremos finalizar esta crónica con las mismas palabras con las que Gil Toll cierra en el libro su monumental faena, un broche de oro para terminar esta crónica: «He escrito este libro desde la pasión que siento por el periodismo, en el que llevo profesionalmente 30 años. He trabajado en mejores y peores condiciones, pero nunca había disfrutado tanto como en la elaboración de este libro. Esta páginas son mi homenaje a todos los que participaron en un periódico de gran impacto en la España del Siglo XX que había sido borrado injustamente de nuestra historia y de cuyas columnas rebosaba la pasión por el periodismo y la aspiración por construir un mundo mejor.»

Florentino Areneros.

LOS VÍDEOS DE SOL Y MOSCAS

En el comienzo de su intervención durante la presentación del libro, Gil Toll obsequió a los presentes con la proyección de un pequeño fragmento de una película que se había rodado en los talleres del Heraldo de Madrid. La película no es una película cualquiera, se trata de la primera película sonora de la historia del cine español, su título es “el misterio de la Puerta del Sol” y narra las aventuras de un linotipista del Heraldo de nombre Pompeyo Pimpollo, interpretado por un joven Juan de Orduña. Los primeros fotogramas están rodados en los talleres del Heraldo, como anécdota señalar que las primeras palabras que se escucharon en castellano en un film español fueron estas: “¡¡Oiga pollo!!, ‘pa’ dormir se va p’al Ateneo”. La película rodada en 1929 tiene un gran valor tanto histórico como documental, y ahora, gracias a la magia de Internet podemos ofrecerla a nuestros lectores. Pónganse cómodos en sus butacas.



Recordarles para finalizar que el libro ha sido publicado por la editorial Renacimiento de Sevilla, y ustedes lo pueden encontrar en las principales librerías, o bien en la propia página web de la editorial www.editorialrenacimiento.com que tiene la ventaja de que les envía gratis el ejemplar a su domicilio.