lunes, 27 de septiembre de 2010

EL PASO DEL ESTRECHO DEL VERANO DE 1936

Fotografia coloreada a un grupo de soldados marroquies de Regulares esperando para ser transportados a la península. Al fondo otro grupo de soldados nativos sube a uno de los Junker 52 facilitados por Hitler a los sublevados. (Haga click en cualquiera de las imágenes para ampliarlas).

EL PASO DEL ESTRECHO DEL VERANO DE 1936

Por una vez, y sin que sirva de precedente, vamos a cumplir nuestra palabra y vamos a publicar la prometida crónica sobre la operación aerotransportada que tuvo lugar sobre el estrecho de Gibraltar en Agosto de 1936 y que tuvo una decisiva importancia en el desenlace final de la contienda a favor de los sublevados.

Pero antes de ello permítanme hablarles un poco sobre toreros y tauromaquia. Como todos ustedes como buenos aficionados ya sabrán, dentro de la raza de toros bravos cada encaste tiene unas características bien definidas, en cuanto a tamaño, morfología, pelaje, arboladura y por supuesto en el comportamiento durante la lidia. El conjunto de estas características hace que unos toreros prefieran a unos encaste y ganaderías frente a otras. Por su parte los aficionados en muchas ocasiones preferirían ver a esos toreros lidiando otros encastes, sobre todo cuando se tarta de lo que denominamos figuras. Por regla general los diestros consagrados en la actualidad prefieren ciertos encastes de dulce embestida y gran nobleza (no daremos nombres para que no se enfade nadie), que no buscan el tobillo y que siguen el engaño con extrema docilidad (mientras les duran las fuerzas), en fin un toro con el que diestro podría ir amigablemente a tomar unos vinos tras la corrida en entrañable camaradería, si no fuera por el molesto trámite del desolladero. Estas figuras del toreo no se contentan con tener que lidiar a ganaderías de estos encastes, si no que lo exigen, de tal forma que para contratarlos no basta solo con el parné, también hay que aceptar la imposición del ganado, y en muchos casos la de los otros diestros que compondrán el cartel. Por lo general esta ganaderías no son del agrado de gran parte de los aficionados, que prefieren otros encastes con toros de más cuajo, con fuerza y bravura, que mantengan la incertidumbre durante la lidia y que exijan al torero mostrar su dominio del arte y la técnica del toreo para conseguir lidiar a estos toros. Como comprenderán, estos encastes “problemáticos” que tanto gustan a muchos aficionados, no suelen ser los preferidos de la mayoría de los toreros, sin embargo a muchos de ellos, si desean torear, no les queda más remedio que tener que aceptar lidiar estas ganaderías, pidiendo algunos de ellos medirse con estas “alimañas” que las figuras rehúsan, para demostrar su valía y valor. Con el tiempo, y a fuerza de repetir, alguno de estos toreros, termina convirtiéndose en especialista en la lidia de estas ganaderías y no quiere ver a otros toros, aunque sean autenticas golosinas. Es decir, que si cada encaste o ganadería tiene sus características propias bien definidas, de igual forma hay toreros que se acoplan mejor a las características de determinadas ganaderías pudiendo sacar de ellas el máximo partido.

Uno de los Savoia Marchetti 81 facilitados por el régimen de Mussolini escoltado por un grupo de cazas durante una operación de bombardeo. Estos aviones junto con los JU52 alemanes tendrían un papel decisivo en el éxito de la operación.
En el noble arte del estudio de la guerra civil ocurre algo similar, son muchos los maestros y diestros en la materia, y cada uno de ellos prefiere o se siente más cómodo lidiando algún “encaste” concreto dentro de la amplia variedad de temas que este apasionante periodo histórico puede abarcar. Y en el tema de la guerra en el aire tenemos un indiscutible maestro de maestros, un fuera de serie, un fenómeno de la guerracivilmaquia. Nos estamos refiriendo a Don Juan Manuel Riesgo Pérez-Dueño, un diestro con un bagaje indiscutible: militar, historiador, profesor, conferenciante... entre otras muchas actividades. Un maestro, que aun destacando en la brega de morlacos relacionados con la aviación, no hace ascos a ninguna plaza ni ganadería, demostrando con todas ellas su enorme dominio y poderío. Un torero valiente, que no rehuye ninguna pelea, al que en alguna ocasión se le ha visto torear sus toros y además también los toros de sus compañeros de cartel, haciendo bueno el dicho de “dejarme solo”. Un diestro que siente tanto la fiesta que aun estando de espectador en los tendidos a veces no puede contenerse, y o bien dirige la lidia desde su localidad, o bien salta al albero cuan maletilla y haciéndose con los trastos, finiquita el mismo la lidia. Un torbellino, un huracán imparable este Riesgo, incansable luchador en defensa de la ortodoxia y pureza de la guerracivilmaquia y otras lides históricas, como viene demostrando durante tanto tiempo con su tenaz pelea por devolver su dignidad y grandeza al Museo del Aire de Cuatro Vientos.

Un Junker 52 que podemos contemplar en la actualidad si visitamos el Museo del Aire de Cuatro Vientos, junto a otro buen número de aparatos que tomaron parte en la contienda, entre otros muchos objetos y documentación que se guardan en este museo.

Pues bien amigos lectores, este fenómeno cuajó un apoteósico triunfo en el pasado congreso de la Guerra Civil Española celebrado en 2006, con su ponencia titulada: “Paso aéreo del Estrecho del Ejército de África: hecho decisivo en la guerra civil”, una de las mejores y más completas faenas que se pudieron contemplar en aquel magno acontecimiento y que ustedes pueden leer pulsando aquí.. Yo como modesto plumilla y admirador de este gran maestro me he tomado la libertad de resumirles a continuación (en negrita el texto original), para su comodidad, lo tratado en esa sin par ponencia.

jueves, 16 de septiembre de 2010

CÁI. (CÁDIZ PARA FORÁNEOS)

Imagen de la Real Plaza de Toros del Puerto de Santa María. (Click en cualquier imagen para ampliarla) .
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CÁI. (CÁDIZ PARA FORÁNEOS)

Desde hace 90 años cada 16 de mayo en la Plaza de Toros de Madrid se repite el mismo ritual, los toreros realizan el paseíllo desmonterados y una vez finalizado este, guardan un respetuoso minuto de silencio, al igual que el público puesto en pie en sus localidades. Esta singular conducta obedece a que en esa misma fecha del año de 1920 fallecía José Gómez Ortega, conocido como Joselito el Gallo, tras ser corneado en el vientre por el toro Bailador en la plaza de Talavera de la Reina. Para muchos este torero ha sido el más grande de todos los tiempos.

Joselito "El Gallo" (D) y Belmonte, dos maestros que protagonizarían lo que se conoce como la Edad de Oro del Toreo.
Nació Joselito en 1895 en el sevillano pueblo de Gelves en el seno de una familia gitana de larga tradición taurina, hijo, nieto y hermano de toreros. A pesar de su prematura muerte, Joselito marcaría un antes y un después en el mundo del toro, siendo considerado como uno de los padres del toreo moderno. Junto con Belmonte protagonizaría lo que se ha conocido como la Edad de Oro del toreo en la década de 1910. Su trágica muerte supuso una tremenda conmoción social en toda España, tanto que incluso la Virgen de la Macarena vistió de luto por primera y, hasta el día de hoy, única vez. Moría José Gómez Ortega joven pero en plenitud, haciendo bueno el dicho de “el toro de cinco y el torero de veinticinco”.

Ignacio Sánchez Mejías, cuñado de Joselito y torero como él, contempla el cadaver del joven diestro. Sánchez Mejías correría la misma suerte años despues (1934), tras sufrir una cogida en la Plaza de Manzanares.

Como ven amigos lectores, estamos hablando de una de las más grandes figuras, por no decir la más grande, que ha dado el mundo de la tauromaquia, por lo que cualquier opinión vertida por este genio sentaba indiscutiblemente cátedra. De todas ellas, quizá la más conocida fue la que pronunciara en San Sebastián durante una tertulia tras una corrida de la Semana Grande de 1916. Se cuenta que el diestro dialogaba con otros contertulios sobre cual era el mejor sitio para contemplar un festejo taurino, unos se inclinaban por Madrid, otros por Sevilla, y alguno por Bilbao o incluso por la propia San Sebastián. Y fue entonces cuando Joselito pronunció una de sus más famosas frases: “QUIEN NO HA VISTO TOROS EN EL PUERTO, NO SABE LO QUE ES UN DÍA DE TOROS”. Conociendo esta máxima, cualquier cronista taurino que se precie, aun siendo antitaurino, no se puede considerar como tal sin haber visitado El Puerto. En este Año Santo Compostelano iniciamos otra peregrinación pero en sentido contrario, hacia el sur, hacia otro santuario visitado por los dioses durante los tres últimos siglos, hacia la inigualable Plaza Real de El Puerto de Santa Maria, a ver toros en El Puerto.

Una de las paredes de la Puerta Grande de la Real Plaza de El Puerto donde podemos contemplar un mural de azulejos con la famosa frase de Joselito.

Solamente contemplar los alrededores de la plaza antes de comenzar la corrida es ya un espectáculo, y el acceder al recinto supone casi una experiencia mística. La corrida era algo secundario, lo importante era completar el rito de la peregrinación, aunque en este caso la corrida era de postín, como me quedo claramente constatado nada más asomarme a la taquilla. Toreaban Morante de la Puebla, José Mari Manzanares y Daniel Luque, con toros de la gaditana ganadería de Núñez del Cubillo, que pastan en las dehesas del vecino pueblo de Vejer de la Frontera. Al finalizar el festejo tuve la inmensa fortuna de pisar el albero de este templo y poder abandonar esta catedral por el mismo lugar por donde lo han hecho entre aclamaciones tantos dioses de la tauromaquia, por la Puerta Grande.