sábado, 28 de diciembre de 2019

EL ABUELO BRIGADISTA DE GARETH BALE

Detalle de una fotografía donde vemos un primer plano de Jonathan Bale durante su reclusión en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña en Burgos. El enorme parecido con su nieto es manifiesto. (Fotografía Biblioteca Nacional de España). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

EL ABUELO BRIGADISTA
DE GARETH BALE

Por Florentino Areneros

La Guerra Civil española está llena de singulares y emotivas historias personales, la mayoría de ellas son completamente desconocidas por el gran público, y muchas se acaban perdiendo para siempre cuando desaparecen sus protagonistas. Algunas resultan tan increíbles y fantásticas que muchos las consideran directamente una ficción fruto de alguna mente inquieta, cuando no fruto de una chanza. A veces estas historias desconocidas cobran una especial trascendencia cuando tienen alguna relación con el presente, o con algún personaje actual, como es el caso de la historia que traemos hoy a nuestras páginas.

Hace unos meses la Wales International Fighthers (WIFI), una asociación creada por antiguos brigadistas internacionales del País de Gales que a día de hoy sigue desarrollando la intensa actividad, publicó on-line parte de sus archivos y fondos documentales, entre los que se incluyen los informes y entrevistas que un importante número de brigadistas galeses redactaron a petición de la asociación años después de que finalizara la guerra, a comienzos de los años 50 del pasado siglo, en los que narraban su experiencia como miembros de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil Española. Unos testimonios que constituyen una extraordinaria fuente documental para conocer de primera mano y narrado en primera persona, las vivencias y vicisitudes de todos estos hombres, protagonistas de uno de los episodios más trascendentales de la Historia de España. Entre todos estos informes hemos encontrado el de Jonathan Bale, un joven minero galés que formó parte de las Brigadas internacionales. A ello habría que añadir el fondo documental de la Biblioteca Nacional de España, que guarda las fotografías de los brigadistas internacionales prisioneros en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña (Burgos).

Jonathan Bale, en el centro, junto a sus inseparables compañeros y amigos Thomas Jones (izquierda) y Kenneth Follet (derecha) posan para el fotógrafo junto a su perro “Churchill”. (Fotografía Biblioteca Nacional de España). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Jonathan Bale nació en el año 1913 en Pontllanfraith, ubicada en el valle de Sirhowy, una pequeña localidad del condado de Caerphilly Gales, en el seno de una humilde familia, cuyos miembros dependían desde hacía generaciones del trabajo en las minas de carbón, al igual que la mayoría de las familias de la comarca. Desde muy joven comenzó a trabajar, acompañando a su padre y tíos, en alguna de las numerosas minas de la región, la mayoría de las veces en muy duras condiciones. Su trabajo forjaría en él una marcada conciencia de clase, lo que le llevaría a afiliarse con solo 17 años al South Wales Miners Association, uno de los sindicatos o “trade union” que formaba parte de la poderosa Miners Federation of Great Britain (MFGB). Las penosas condiciones laborales, acrecentadas por los devastadores efectos de la crisis del 29 y el auge de los fascismos en Europa, convertirían a Jonathan en un comprometido activista pese a su juventud. Participaría en numerosas huelgas, dando en varias ocasiones con sus huesos en el calabozo.

Un grupo de mineros toma una cerveza en el pub de Pontllanfraith tras una dura jornada laboral. A la derecha de la imagen Genevieve, la camarera del local. (Fotografía Archivo del Ayuntamiento de Pontllanfraith). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

A comienzos de octubre de 1936 sería uno de los centenares de mineros galeses que se desplazarían en tren hasta Londres para oponerse a la manifestación que los partidarios de Oswald Mosley, líder del partido Unión Británica de Fascistas, habían convocado para el 4 de octubre. Aquella manifestación terminaría con graves enfrentamientos entre los sindicalistas y los fascistas de Mosley, en lo que se conoció como la Batalla de Cable Street. También participaría activamente en lo que se conoció como las “Marchas del Hambre”. Aquellos acontecimientos habrían de cambiar la vida de Jonathan Bale, convencido desde ese momento del inminente peligro que suponía el fascismo en Europa y de la necesidad de combatirlo.

Tres instantáneas de lo que se conocería como la Batalla de Cable Street que tuvo lugar en Londres el 4 de octubre de 1936. En la foto superior vemos al líder fascista británico Oswald Mosley pasando revista a sus partidarios antes de comenzar la manifestación. En la fotografía central vemos a los manifestantes que se dirigen a oponerse a la manifestación fascista. En la imagen inferior vemos un momento de los graves enfrentamientos entre policía y manifestantes contarios a los fascistas que se produjeron ese día. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Desde España llegaban noticias alarmantes, había comenzado la primera batalla contra el fascismo en Europa. Algunos compañeros del sindicato ya habían partido para España decididos a luchar contra los fascistas que iban ganando terreno de manera imparable. La idea comenzó a tomar fuerza en su cabeza, y finalmente a mediados de enero de 1937 se decidiría a emprender la aventura. Partiría rumbo a Londres en compañía de sus también compañeros y amigos desde la infancia Thomas Jones y Kenneth Follet, de quienes no se separaría en toda la guerra. En la estación Victoria de Londres compraron billetes de ida y vuelta de fin de semana a Paris, para lo que no era necesario pasaporte, burlando de esta forma la ley de alistamiento extranjero de 1870, un método habitual utilizado por los futuros brigadistas británicos. Partieron a Dover donde tomarían un vapor que les llevaría hasta Calais, ya en Francia.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Una vez en territorio francés, entraron en contacto con miembros del Partido Comunista de Francia, que habría creado una estructura para conseguir encauzar el imparable flujo de voluntarios que desde todos los rincones de Europa. Tras diversas vicisitudes conseguirían llegar a París, y desde allí hasta un pueblecito cercano a la frontera española del que Jonathan no recuerda el nombre en su informe, donde permanecerían un par de semanas hasta que finalmente consiguieron cruzar a territorio español. A los pocos días llegarían a Barcelona, y de allí a Valencia y Alicante. En su escrito Jonathan Bale deja constancia de la grata impresión que le produciría su entrada en España, menciona la constante presencia del Sol y la cegadora luz, en contraste con el brumoso clima al que estaba acostumbrado. También habla con entusiasmos de la visión del Mediterráneo, ese “gran mar azul y tranquilo”, y sus doradas playas. Tras varios días de viaje, que aprovecharían para ir conociendo un país que no dejaba de sorprenderles y admirarles, llegaron a Albacete y desde allí al pequeño pueblo de Madrigueras, donde comenzaría su entrenamiento militar.

Un grupo de brigadistas haciendo instrucción en los primeros días de su llegada a Albacete. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Junto a sus inseparables amigos sería destinado a un pelotón de ametralladoras, seguramente debido a que los tres habían trabajado con percutores neumáticos en las minas de su Gales natal. Les sería asiganda una maquina Maxim, de fabricación soviética, a la que bautizaron como “Sweet Genovieve” en recuerdo de una camarera del pub de su Pontllanfraith natal, tal y como relata Bale en su testimonio escrito. Quedarían bajo las órdenes del sargento Ben Toshack también galés como ellos, famoso en el Batallón por su mal carácter y su afición a comer bien y beber mejor. Hasta Madrigueras habían llegado los ecos de la heroica actuación del Batallón Británico en la Batalla del Jarama, donde sus componentes había protagonizado uno de los episodios más legendarios de toda la guerra con la tenaz resistencia en lo que luego se conoció como la Colina del Suicidio (Suicide Hill), un sangriento enfrentamiento en el que el Batallón perdería más de la mitad de sus componentes, consiguiendo con su extraordinario sacrificio frenar el avance del Ejército Africano del general Franco que había conseguido cruzar el Jarama la noche anterior. Gracias a la valerosa actuación de estos hombres, para muchos era la primera vez que empuñaban un arma, se consiguió frenar el imparable avance de los enemigos durante dos días con una manifiesta inferioridad de efectivos, y permitir la reorganización de las fuerzas republicanas. El sacrifico de los hombres del batallón Británico no había sido en vano.

Miembros del Batallón Británico posan con una de las banderas de la unidad. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Tras interminables semanas de preparación en Madriguerras, “in the middle of nowhere” según palabras del propio Jonathan Bale, por fin serían trasladados al frente. A comienzo de julio de 1937 serían desplazados en tren y posteriormente en camiones hasta algún lugar cercano a Madrid, iba a ser su bautismo de fuego. El 6 de julio comenzaría la ofensiva de Brunete y la compañía de Bale participaría en la toma de Villanueva de la Cañada. Aquello superaba con mucho todo lo que habían podido imaginar sobre la guerra, la visión de los primeros muertos, la sangre y las explosiones que convertían aquello en un auténtico infierno, marcarían profundamente a nuestros jóvenes protagonistas. A ello había que sumar un extraordinario calor, y el hambre y sobre todo la sed. Pese a las enormes dificultades y el terrible choque que la visión de la guerra les produjo, cumplieron con su deber. En los días posteriores participarían en el intento de toma del cerro Mosquito y el vértice Romanillos, bajo una auténtica lluvia de fuego. Al finalizar la batalla, nuevamente el Batallón Británico había sufrido un importantísimo número de bajas, entre ellas la de Kenneth, herido al ser alcanzado por un trozo de metralla, aunque afortunadamente no fue una herida grave y se pudo reincorporar a la unidad pocas semanas después. La dantesca visión de aquellos combates, el horror de la guerra, la muerte y la destrucción marcarían para siempre a Jonathan.

Estandarte del Batallón Británico donde figuran todas las batallas en las que intervino. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Desde ese momento participaría en todas las acciones en las que participó el Batallón, primero en Quinto y luego en Belchite, otro de los lugares donde comprobaría la crueldad de la guerra. Semanas más tarde participaría en los combates de Fuentes de Ebro, una desastrosa operación donde caería el mítico comandante Harold Fry, el héroe de la Colina del Suicidio.

En poco más de tres meses nuestros jóvenes amigos habían experimentado el dramático sabor de una guerra, apenas quedaba ya nada en ellos de aquellos jóvenes idealistas que salieron de Gales al comenzar el año, se habían convertido en unos experimentados y valerosos soldados. Tras la batalla de Fuentes de Ebro tendrían un periodo de descanso en tierras aragonesas, que sería aprovechado para intentar elevar la moral cada vez más dañada de estos hombres. Se organizaron diferentes actividades lúdicas y deportivas para distraer a la tropa, se organizó un campeonato de boxeo, que ganó un inglés, y un partido de fútbol entre componentes del Batallón Británico y un combinado de tropas españolas, que finalmente resultaron vencedoras del “match”. En aquel partido participaría Jonathan Bale jugando como “forward”. Jonathan Bale era un experimentado futbolista, cualidades que sin duda ha heredado el más afamado de sus nietos. En sus memorias achaca la causa de la derrota al terreno de juego “un pedregal donde no podían correr ni las cabras salvajes, pero donde los españoles se desenvolvían de manera diabólica”, en aquel partido Jonathan Bale se lesionaría, echando la culpa al estado del terreno de juego. El día del partido recibirían la visita del cantante, deportista y actor norteamericano Paul Robeson, y del líder del partido laborista Clement Attlee. Les acompañaba el político español Rafael Sánchez Guerra, que había sido presidente del Madrid C.F. hasta el comienzo de la contienda, quien al finalizar el encuentro regalaría un pequeño banderín con el escudo de su equipo a todos los participantes en el partido, un banderín del que Jonathan no se separaría hasta regresar a Gales, al igual que su ya inseparable boina de brigadista, y que presidiría el salón de su casa hasta el final de sus días, él defendía con orgullo que en España había jugado contra el Madrid.

Si en Brunete los miembros del Batallón Británico tuvieron que sufrir temperaturas superiores a los 40 grados centígrados, en Teruel, en la imagen, combatirían a menos de 20 grados bajo cero. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Si en Brunete habían experimentado un calor sahariano, ahora tendrían que padecer un frío siberiano en Teruel en enero de 1938. Tras la toma de la ciudad se desencadenó una extraordinaria ofensiva franquista que acabaría destrozando la resistencia republicana. Los hombres del Batallón Británico se vieron envueltos en las siguientes semanas en una retirada desordenada que habría de producirles numerosas pérdidas. A principios de Marzo, tras abandonar Alcañiz, se dispusieron a trazar una línea de resistencia en las afueras de la localidad. Era una mañana de niebla, nuestros jóvenes protagonistas situaron a “Sweet Genovieve” en la posición indicada por su sargento en uno de los flancos de la compañía. Al poco tiempo comenzó un fuego intenso, Jonathan no recuerda cuanto tiempo pasó, pero sin darse cuenta habían sido rodeados por un grupo de soldados moros, estaban perdidos. Levantaron las manos y se incorporaron, se pusieron en lo peor, sentían el final cerca, la ferocidad y salvajismo de estas tropas era de sobra conocida. Entonces Thomas Jones, con su potente voz, comenzó a entonar el tradicional «Dafydd y Garreg Wen», un triste canto tradicional de Gales. Aquello dejo perplejos a los enemigos, que permanecían absortos ante aquel extraño acontecimiento, mientras les apuntaban con sus fusiles. Sin duda el vozarrón de Thomas llamó la atención en los alrededores, y en ese momento apareció pistola en mano un teniente que dijo a sus hombres:

- A estos no les hagáis nada, llevárselos al comandante

Y dirigiéndose a uno de ellos le dijo

- A ti Mohamed te hago responsable de que lleguen los tres con vida, respondes con la tuya.

A continuación se dirigió a los prisioneros y tras ofrecerles un cigarrillo, comenzó a hablar con ellos pese al poco castellano que dominaban, a excepción de Kenneth que tenía cierta facilidad para las letras y los idiomas, y en el tiempo que llevaban en España había conseguido un nivel medianamente aceptable. Al enterarse de que eran ingleses les dijo que había estado en el Jarama y Brunete, y que admiraba su valor, pero que lamentaba que les hubieran engañado y que lucharan en el lado equivocado.

Un grupo de prisioneros de las Brigadas Internacionales custodiados por miembros de la Guardia Civil. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Seguidamente les condujeron no de muy buena gana y de no muy buenos modos hasta la retaguardia, aprovechando los moros el trayecto para “aligerarles” de algunas pertenencias. Tras más o menos media hora se encontraron con otro grupo más numeroso de prisioneros, que permanecían sentados formando un círculo. Allí se encontraron con otros miembros del Batallón, quienes les informaron que gran parte de los compañeros habían caído. Por la tarde fueron a una pequeña población, donde los prisioneros fueron introducidos en un corral de ovejas para pasar la noche. Los dos días siguientes lo pasaron andando casi todo el día, hasta llegar a una población más grande, de la que no recuerda el nombre, donde fueron introducidos en los vagones de un tren, también de ganado. No recuerda el tiempo que pasaron en el tren, seguramente un día entero con su noche, hasta que llegaron a Burgos. Allí hicieron descender a todos los prisioneros extranjeros y los hicieron montar en camiones, desde donde les trasladaron a un “antiguo convento muy grande” en palabras del propio Jonathan. Se trataba del monasterio de San Pedro de Cardeña, donde fueron confinados cientos de brigadistas internacionales durante la guerra.

Otra instantánea donde vemos a Jonathan Bale (en el centro) acompañado de sus inseparables amigos Thomas Jones (izquierda) y Kenneth Follet (derecha). Esta foto fue tomada antes de que fueran hechos prisioneros. (Fotografía Biblioteca Nacional de España). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Jonathan Bale y sus dos amigos permanecerían varios meses prisioneros. La vida en el monasterio era rutinaria, les obligaban a trabajar en la construcción de una carretera, aunque parece ser que su labor más habitual consistía en mover grandes piedras de un sitio a otro, para volver a llevarlas al sitio anterior al día siguiente. Otra de las ocupaciones más comunes era asistir a las soporíferas charlas de educación, donde les hablaban de los males del comunismo y de las virtudes de la religión. Pero lo que peor llevaban eran las largas ceremonias dominicales formados al sol, escuchando una interminable misa seguida de un no menos duradero discurso bien del responsable del campo, o bien del Obispo que algunos domingo tenía la “amabilidad” de visitarlos, o bien de los dos a la vez, cuando no se sumaba algún espontáneo más al “speach”, algo difícil de entender por parte de Jonathan porque al igual que él, seguramente el resto de prisioneros no se enteraban de la misa la media, nunca mejor dicho. En estas ceremonias de exaltación cuando los formaban y les hacían gritar ¡VIVA FRANCO!, los prisioneros de habla inglesa contestaban con un ¡VIVA FUCK YOU! (pronunciado viene a sonar como algo parecido a "viva fakiu"). El resto del tiempo lo pasaban ociosos deambulando por el patio, se hicieron con una mascota, un perro al que bautizaron como “Churchill”. También pasó por su cabeza el fugarse, pero era un plan irremediablemente condenado al fracaso, sin conocer el idioma y sin conocer el terreno, la fuga que era una temeridad que se pagaba muy cara.

Regularmente los prisioneros, por lo menos una vez a la semana, eran obligados a asitir a ceremonias religiosas y de exaltación del régimen franquista. Cuando eran obligados a gritar ¡VIVA FRANCO!, Bale y sus compañeros respondían ¡VIVA FUCK YOU!, que sonaba algo parecido a ¡VIVA FAKIU!. (Fotografía Biblioteca Nacional de España). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

A finales de 1938 reunieron a todos los prisioneros británicos, y les informaron que en breve partirían para su país. A los pocos días aparecieron varios autobuses con distintivos de la Cruz Roja donde subieron los prisioneros británicos y norteamericanos, atrás dejaban centenares de compañeros de otras nacionalidades de los que nunca más tendrían noticia. También dejaría Jonathan todos sus recuerdos y al pobre Churchill que fue adoptado por un brigadista polaco, solo conservó su ya inseparable boina de brigadista y el escudo del Madrid. Desde San Pedro de Cardeña se dirigieron hacia Santander escoltados por otros vehículos militares, y allí embarcarían hacia Portsmouth. A su llegada a suelo británico les esperaba un comité de recepción formado por varias decenas de simpatizantes. Tras ser minuciosamente fichados (los brigadistas no gozaban de muchas simpatías entra las autoridades y policías británicas), y pasar los diferentes trámites de inmigración serían puestos en libertad. Años después se enteraría de que el gobierno británico, por mediación del Duque de Alba, embajador extraoficial de Franco en el Reino Unido, había intercedido para poner en libertad a los ciudadanos británicos. Y Franco, deseoso de mantener buenas relaciones con el Imperio Británico una vez finalizada la guerra, habría accedido gustoso a la petición.

Brigadistas británicos a su llegada a un puerto del Reino Unido tras ser deportados desde España. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Jonathan Bale regresó a su Gales natal acompañado de sus dos inseparables amigos, ya unidos para siempre los tres con un vínculo indisoluble tras su paso por España. Conseguiría rehacer su vida y con los años formar una familia, pero nunca renunció a sus ideales ni a su pasado, siempre repetía con orgullo que él había estado en España luchando contra el fascismo. Tampoco se olvidó de su pasado sindicalista, y desarrolló una gran actividad a lo largo de toda su vida. En las legendarias huelgas de los años 80 contra las políticas mineras de Margaret Thatcher era habitual verle al frente de las manifestaciones con su inseparable boina de brigadista. Hasta el final de sus días siempre repitió que no había podido acabar con el fascismo en España, ni con el liberalismo de la Thatcher, según él el nuevo fascismo disfrazado que acabaría con el mundo si no se le paraba, pero que por lo menos lo había intentado. España siempre estuvo en su pensamiento y en el de sus amigos, tanto es así que a su primer hijo varón, su amigo Thomas Jones le bautizó como Paco en memoria de un amigo español muerto en Belchite. El recuerdo de España permanecería en sus mentes hasta el último momento.

Y esta es la increíble historia de Jonathan Bale en la Guerra Civil española, una historia en la que cayeron muchos inocentes.

Florentino Areneros.
MADRID 28 DE DICIEMBRE DE 2019



PRÓXIMAS ENTREGAS

Con este artículo sobre Jonathan Bale comenzamos una serie de entregas en la que recuperaremos las biografías de diferentes personajes anónimos que pasaron por nuestra Guerra Civil, que cobran gran interés bien pos su propia biografía, o bien con la relación que pueden mantener con algún personaje de la actualidad, como es el caso de J. Bale.

EL MILICIANO PACO BANDERAS


Francisco Banderas, Paco para los amigos, nació en Málaga en 1915, Al producirse el golpe militar que desencadenaría la Guerra Civil se presentaría voluntario para combatir a los sublevados. Tras luchar en la defensa de su ciudad, tuvo que huir al caer esta por lo que se conoció como “La Desbandá”, en la que murieron centenares de refugiados malagueños. Su biografía, pese a las numerosas peripecias que hubo de pasar durante y tras la guerra, podría ser la un miliciano más si no fuera porque Paco Banderas es el abuelo de un actor de reconocido prestigio mundial como es Antonio Banderas. En una próxima entrega repasaremos sus interesantes vivencias.

Un grupo de milicianos en Málaga a las pocas semanas de iniciarse la Guerra Civil. A la izquierda, rodeado por un círculo, vemos a Paco Banderas, abuelo del actor Antonio Banderas. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

EL CAMARADA KLAUS

En diciembre de 1936 se unió a las tropas que defendían Madrid un personaje singular, el cual se hizo rápidamente popular en todo el frente. No había muchas referencias sobre él, se trataba de un hombre ya entrado en años, con una poblada barba blanca. Decía haber llegado desde Laponia, llamarse Klaus y que había venido a España para evitar que el fascismo acabara con la ilusión de los niños. En los estadillos de tropa de estas fechas que se conservan en el Archivo de Salamanca, figura Rovaniemi, en Finlandia, como su domicilio. De carácter afable, rápidamente se ganó la simpatía y el cariño de sus compañeros, quienes le nombraban como el “Camarada Klaus”, nunca le permitieron situarse en primera línea. Se le dio como desaparecido en los combates que se produjeron al anochecer en las proximidades de Majadahonda, aunque ahora sabemos gracias al prestigioso investigador Guillermo Poza Madera, experto en esta zona, de la existencia de un parte médico del Hospital Psiquiátrico de Campaña Nº3 de Colmenarejo, donde uno de los milicianos allí ingresados, afirmaba haberle visto salir volando esa noche en un carro sin ruedas tirado por unos extraños ciervos. En el artículo que publicaremos próximamente ofreceremos muchos más detalles, incluido el parte médico, de la singular biografía de este personaje cargada de sorpresas.

El “Camarada Klauss” seguido de un nutrido grupo de jóvenes en las proximidades del frente madrileño en diciembre de 1936. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

La popularidad del “Camarada Klauss” alcanzó tal nivel que incluso le dedicaron portadas, como esta del madrileño diario Ahora del 22 de diciembre de 1936. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

ESTE ARTÍCULO
FUE PUBLICADO EL
28 DE DICIEMBRE DE 2019
DÍA DE LOS INOCENTES
TODAS LAS FOTOGRAFÍAS
SON AUTÉNTICAS

jueves, 19 de diciembre de 2019

EL FUSIL CHECO ZH29

El emperador etíope Haile Selassie con un sacerdote y dos guardias personales, uno de los cuales porta un ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
EL FUSIL CHECO ZH29

Muchas fotografías de la Guerra Civil Española esconden secretos o nos pueden proporcionar pistas para profundizar en aspectos poco conocidos de la contienda. En ocasiones gracias a las dotes de observación y al conocimiento experto de la persona que contempla la imagen, esa fotografía puede proporcionar una gran cantidad de información documental, que hasta entonces había pasado desapercibida.

Hace unas semanas recibimos un correo de Ramiro Alalado, lector de Sol y Moscas, en el que nos daba a conocer la singular y desconocida historia que se escondía tras unas fotografías de Alfonso, en las que aparecía un rifle desconocido en nuestra contienda. Ramiro Alalado, autor del artículo que encontraran a continuación, ha conseguido identificar el arma, y poner nombre también a alguno de los personajes que aparecen en las imágenes, y partir de ello, tratar de reconstruir la historia que se encerraba tras estas imágenes. Pero como suele ocurrir en muchas ocasiones tratándose de investigaciones sobre la Guerra Civil, al cerrar algunas puertas, se abren otras, aparecen nuevas incógnitas a las que responder.


EL FUSIL SEMIAUTOMATICO ZH 29 CALIBRE 7,92 mm,
DE ORIGEN CHECO,
EN LA ESPAÑA REPUBLICANA

Por Ramiro Alalado.

Vistas laterales del rifle ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

HE IDENTIFICADO, MEDIANTE LA OBSERVACIÓN DE VARIAS FOTOGRAFÍAS DEL ARCHIVO FOTOGRÁFICO ALFONSO, LA PRESENCIA DE ESTE ARMA EN LA ESPAÑA REPUBLICANA, SIENDO EXHIBIDO, EN ALGÚN LUGAR DEL ÁREA DE MADRID DURANTE LA GUERRA CIVIL DE 1936 – 1939.

EL FUSIL SEMIAUTOMÁTICO ZH 29 CAL. 7,92 mm


La famosa fábrica militar Československá Státní Zbrojovka de Brno (Moravia), más conocida como ZB, trabajo en el diseño de un fusil semiautomático que vendió bajo pedido a la República de la China Nacionalista. El diseñador fue Manuel Holek, creando en 1929 el fusil semiautomático ZH vz. 29. La letra H es una concesión a su diseñador y el 29 representa al año de entrada en producción 1929.

Era un arma con accionamiento por toma de gases, disipador de calor de aluminio rodeando parte del cañón y cargador extraíble de 5, 10 ò 20 unidades del potente cartucho de fusil calibre 7.92x57. También se fabricaron ejemplares en calibre .276 Pedersen y .30-06 americano de cara al mercado de exportación.

La industria militar checa tenía una fuerte presencia en la balanza comercial del estado. No hay datos sobre su uso por el ejército checo, aunque si hay fotos de su uso. Si sabemos de su evaluación por el ejército estadounidense que rechazo adquirir el arma. Estuvo en servicio en la China Nacionalista algunos años, pero poco antes de la invasión alemana de Checoeslovaquia dejó de fabricarse. Se calcula que solo se vendieron unos 600 ejemplares a China.

Era un arma cara, fabricada con profusión de costosas piezas de excelente acero mecanizado, con un difusor de calor construido con el caro aluminio fundido y al parecer podía dar problemas en condiciones de combate si no era mantenida y limpiada correctamente.

La República Española, que estaba inmersa en una larga guerra de desgaste, necesitaba conseguir armas evitando las restricciones del Comité de No Intervención. La República ya era cliente de la industria armamentista checa.

El fusil checo ZH 29 tenía una ventaja añadida que consistía en su munición, idéntica a la fabricada en España para el fusil Máuser producido en la Fábrica de Armas de Oviedo (FABRICA DE LA VEGA) antes de la guerra civil, arma reglamentaria en el Ejército Español, muy común entre las tropas republicanas.

Un grupo de soldados del ejército chino equipados con fusiles ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

COMO IDENTIFICAR EL ARMA: estas son las características observables del arma que nos permiten diferenciarla de cualquier otra:

- Bocacha con forma cónica desde el punto de mira. El cañón forma un ángulo de +1 grado respecto a la empuñadura de madera.
- Camisa cilíndrica de aluminio con acanaladuras, diseñada como difusor de calor para el cañón, construida de una pieza y colocada entre el cañón y la guarda de madera. El arma podía dispararse tiro a tiro o mediante ráfagas, de ahí la necesidad del difusor.
-Culata pequeña y corta, inferior en tamaño a la del fusil máuser o el moisin-nagant. se acompaña de una bayoneta tipo máuser que se engarza en la muesca bajo el cañón.
-No tiene acanaladuras en la guarda de madera para sujetar el arma durante el disparo. tampoco parece aconsejable sujetarla por el difusor de aluminio. En la foto del soldado chino (foto 1) se ve que usa la correa de cuero para mantener el arma sujeta durante el disparo.

FOTO 1: Un soldado chino disparando con un ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

-No lleva abrazaderas para sujetar la guarda al cañón.
-El punto de mira es grande y hendido.
-Tiene cuatro argollas para el correaje: dos en la guarda y dos en la culata.

EL ARMA DE LAS FOTOS DEL ARCHIVO ALFONSO tiene algunas características peculiares:

-Cargador metálico grande y recto – es el depósito para los clips de 5 balas. el arma se puede cargar introduciendo estos clips de cinco balas con la recamara abierta o mediante el intercambio de un cargador de 5, 10 ó 20 balas, relleno con uno ó mas clip de cinco balas. el que aparece en las fotos del Archivo Fotográfico Alfonso carga 20 balas.
-Varilla de limpieza alojada internamente bajo el cañón, en un agujero de la guarda de madera.

Detalle del mecanismo de disparo y carga del fusil. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

El Archivo Fotográfico Alfonso -custodiado en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares- contiene las fotografías realizadas, entre 1904 y 1989, por la saga de fotógrafos madrileños propietarios de la “Galería Fotográfica Alfonso” y sus empleados. En este inmenso legado fotográfico, hay una parte que ilustra las vicisitudes de la República Española en su lucha contra los rebeldes fascistas del general franco durante la guerra civil de 1936 – 1939.

Las fotografías que he localizado pertenecen a este periodo, aunque el fotógrafo no anotó una fecha o lugar explicito para esa secuencia de fotos.

Las fotos del Archivo Alfonso – la secuencia de fotos nos presenta una exhibición del arma en un terreno a campo abierto. A continuación paso a describirlas, teniendo en cuenta que numero.jpg es la signatura de archivo asignada por el Aga de Alcalá de Henares para la foto digitalizada:

010376.JPG – instructor checo, cuerpo a tierra, manejando el fusil zh 29 durante la exhibición. (foto 2)

010377.JPG – teniente coronel del EPR Carlos Romero Giménez, fumando en pipa, luciendo un curioso salacot con agujeros, tomando una fotografía con una cámara de 35 mm.

El teniente coronel Romero realizando las pruebas del ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

011037.JPG – instructor checo y teniente coronel romero con salacot, viendo una bomba de aviación que no exploto.

011038.JPG – soldado removiendo la tierra alrededor de la bomba de aviación sin explotar.

011039.JPG – oficial del EPR disparando, rodilla en tierra, con el fusil zh 29. Detrás, observando, el instructor checo, una chica con sombrero de paja, tal vez la traductora del checo y el teniente coronel Carlos Romero con su pipa y salacot. (foto 3)

011040.JPG – teniente coronel Carlos Romero probando el fusil zh 29. (foto 4)

011041.JPG – teniente coronel Carlos Romero probando el fusil zh 29. (foto 5)

ALGUNAS CONSIDERACIONES PREVIAS

SUPONGO que el “instructor checo”, el personaje vestido de oscuro con ropas civiles y aspecto eslavo, es de nacionalidad checa coincidente con el origen del arma. En el archivo fotográfico aparece descrito como “general ruso”.

FOTO 2: El instructor checo cuerpo a tierra manejando el fusil ZH-29 durante la exhibición. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

SUPONGO que las fotos están tomadas en algún lugar de Madrid porque Alfonsito no viajaba fuera de la capital por sus propios medios. Acompañaba a otros fotógrafos para cubrir eventos militares cuando el ejército republicano organizaba un convoy de reporteros a una zona del frente. En esta ocasión no aparece ningún representante de la prensa, solo el intrépido Alfonsito.

SUPONGO que el paisaje pertenece a la zona del valle del río Jarama. Hay fotos de mujeres lavando ropa en el río, con una mención en el archivo al final de los combates en esa zona. Además la presencia de una bomba de aviación sin explotar en la secuencia de fotos y la actuación de un artificiero recuperándola, corroborarían la suposición de que estamos cerca de la línea del frente.

FOTO 3: oficial del EPR disparando, rodilla en tierra, con el fusil ZH-29. Detrás, observando, el instructor checo, una chica con sombrero de paja, tal vez la traductora del checo y el teniente coronel Carlos Romero con su pipa y salacot. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

SUPONGO que las fotos se toman en pleno verano. La indumentaria de los presentes, las prendas de cabeza, (sombreo de paja, salacot con agujeros) o la traductora con gafas de sol, así lo sugieren. Además el fusil semiautomático ZH 29 se fabricaba en Brno, Moravia. El 1 de octubre de 1938 Alemania se anexiono ese territorio de Checoeslovaquia. Así pues, la visita de los “vendedores-instructores” checos tuvo que realizarse entre nov 1936 (romero lleva las nuevas insignias de rango del EPR) y oct 1938 cuando la fábrica checa pasa a manos alemanas. El verano de 1938 me parece menos probable para la exhibición de un fusil del que no tienen existencias almacenadas y cuya producción tardaría en llegar a las manos de la República Española.

Como conclusión de tanta suposición: creo que las fotos fueron tomadas en la zona del Jarama en agosto de 1937. Y es solo eso, una suposición.

La secuencia fotográfica nos permite identificar sin lugar a dudas el arma como el fusil semiautomático checo ZH 29. Podemos compararlo con la foto 1 que presenta un ZH 29 en manos chinas y el corte esquemático del arma sacado de un manual ruso.

Corte esquemático del arma sacado de un manual ruso. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

El teniente coronel Carlos Romero Giménez, el hombre con salacot, aparece en por el momento, en 60 fotografías diferentes del Archivo Fotográfico Alfonso, siendo fácil su identificación por su afición a fumar en pipa. en otras secuencias se le cita como jefe de las industrias de guerra romero, con imágenes de brillantes morteros recién construidos, lanzaminas de pequeño calibre, ensamblaje de ametralladoras Hotchkiss y fundición artesanal del hierro.

En Internet aparece información sobre la mina antitanque romero, una caja rectangular de hierro fundido pensada para contener de 20 a 50 kilos de dinamita, que se accionaba mediante un detonador de vidrio, al paso de un vehículo pesado. Con este curriculum cabe pensar que el coronel Carlos Romero Giménez podría formar parte de una hipotética comisión republicana encargada de evaluar el fusil ZH 29.

FOTO 4: Teniente coronel Carlos Romero probando el fusil ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

SIN EMBARGO HAY UNA SERIE DE PREGUNTAS PARA LAS QUE NO TENGO RESPUESTA:

1 - ¿POR QUE ELEGIR LOS ALREDEDORES DE MADRID PARA LA PRUEBA?
La retaguardia valenciana, alejada del enemigo, y en contacto con el gobierno republicano, parece el lugar idóneo para realizar la prueba del arma. En el frente madrileño no había ningún poder político que pudiera decidir la compra del fusil. Además es más fácil mover a los expertos en armamento desde Madrid a valencia que trasladar la comitiva con el arma y los instructores (personajes vip que no pueden ser capturados por el enemigo) la traductora, la escolta, etc. Desde la retaguardia valenciana al frente madrileño.

2 – ¿COMO SE EXPLICA LA PRESENCIA DEL FOTÓGRAFO?
No parece que se deba dar publicidad a la prueba de un arma nueva. No suele ser común que los fotógrafos de prensa sean testigos de la evaluación de un nuevo dispositivo militar. estas restricciones se incrementan en una situación de guerra, donde además, se debería evitar dar información a la Comisión Internacional de No Intervención, empeñada en frustrar los envíos de material bélico a los combatientes.

3 - ¿COMO ES POSIBLE QUE NO HAYA NINGUNA OTRA EVIDENCIA DE ESTA EVALUACION?
No he encontrado ninguna referencia escrita sobre este acontecimiento. No hay citas que la relacionen con Carlos Romero, ninguna referencia de la fábrica checa Zb de Brno o del gobierno checo de la época, habida cuenta de la publicidad positiva que para sus posibles clientes generaría mencionar este evento. Si que se mencionaron las pruebas del arma en concursos realizados en los EEUU, Escandinavia, o Sudamérica. Consta la venta del arma a la republica china y su uso contra la invasión japonesa. De España nada. Era un secreto a voces que el gobierno checo comerciaba con la República Española vendiendo una variada panoplia de efector militares: cascos, fusiles, munición, ametralladoras, granadas de mano, espoletas, cañones, incluso algún avión. Entonces ¿por qué silenciar este asunto en concreto?

Ramiro Alalado