jueves, 31 de mayo de 2012

LA GUERRA CIVIL EN LA CIUDAD LINEAL


Aficionados y diestros fotografiados en la entrada de Villa Eloisa, cuartel general del Partido Comunista durante los sucesos del golpe de Casado de 1939. (Al final de la crónica encontraran un video con una selección de imágenes del festejo).

LA GUERRA CIVIL EN LA CIUDAD LINEAL

Por nuestro corresponsal Florentino Areneros.

Domingo soleado de tibia temperatura primaveral, fresca por momentos a partir del mediodía, para acompañar a “Finito de Hortaleza” en su reaparición en Madrid, en la que compartiría cartel con Ricardo Márquez “Cani”, que tomaba la alternativa. En esta ocasión se lidiarían reses del hierro de Ciudad Lineal, morlacos que algunos aficionados miraban con escepticismo antes de iniciarse el festejo, dudando del juego que pudiera dar esta ganadería que se lidiaba por primera vez, aunque durante la lidia todos los ejemplares dieron una excelente muestra de clase, casta y poderío, que permitieron el lucimiento de los diestros, para regocijo y disfrute de los aficionados. La plaza presentaba media entrada larga, y en los tendidos se encontraban algunas de las primeras figuras del panorama actual de la moderna guerracivilmaquia, destacando la egregia figura del indiscutible número uno del escalafón, el inigualable Moncloveño, al que cada día se le ve más joven y más en forma, ¡¡que estampa torera señoras y señores!!. Junto a él los más incondicionales de los aficionados de Gefrema, los que nunca chaquetean: Modesto, Merengón, Arquitecto, Manzanares, Correas, entre otros muchos, y como no podía ser menos una nutrida representación de la Peña Taurina Segismundo Casado, representada en esta ocasión por su secretario general el Chato de Ventas y por su presidente, el ínclito Sandoval, que debutaba en el mundo del managerismo como apoderado de “Cani”. Desde aquí queremos agradecer, y que no sirva de precedente, a Sandoval sus denodados esfuerzos negociadores con los organizadores del festejo, para que el diestro de la ribera del Plus Ultra pudiera completar el cartel y tomar la alternativa en tan señalada mañana.

Los aficionados junto a los restos de un posible pozo y una acequia en el Pinar del Rey.

En cuanto a los detalles de la lidia, poco más podemos añadir a la trayectoria del inigualable maestro de las Cárcavas, el legendario José Ignacio Fernández Bazán “Finito de Hortaleza”, cuyas apariciones en los cosos de la guerracivilmaquia se cuentan por triunfos, el cual volvió a ofrecer durante toda la mañana, sobradas muestras de su maestría y depurado dominio de la técnica, que arrancaron sentidas ovaciones desde los tendidos en muchos de sus lances. Como es norma general en las actuaciones de este diestro se cuidó hasta el último detalle, llevando un exquisito control de la lidia en todos los momentos de la misma y siendo muy cuidadoso en la elección de los terrenos, aunque en esta ocasión tampoco privó a los aficionados de sus clamorosas y apoteósicas “vueltas al ruedo”, que el diestro de Hortaleza suele completar, paseando también, seguido de los aficionados, por gradas y andanadas. Y como siempre, no podía faltar el enciclopédico programa del festejo con el que este maestro agasaja a su público en todas sus actuaciones.

Fotografía de Villa Eloisa y sus jardines.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Pero sin duda la sorpresa de la mañana fue la alternativa de Ricardo Márquez “Cani”, un diestro toricantano en las lides de la guerracivilmaquia que actuaba por primera vez con público en las gradas, algo que no consiguió amilanarle en ningún momento de la lidia, al contrario, ya que lance tras lance pudimos comprobar como “Cani” se iba viniendo arriba en cada pase, a la par que ponía en pie a los tendidos con su depurado arte. “Cani” venía precedido de un aura mítica, casi legendaria, gracias a su blog Historias Matritentenses, un auténtico y enciclopédico Cossio de la Historia de Madrid, donde podemos encontrar auténticas joyas que harán las delicias de los amantes de la historia de esta querida ciudad. Entre esas innumerables joyas, se encuentra un excepcional artículo (clic aquí para ir al artículo) en el que realiza un minucioso repaso de los acontecimientos históricos que tuvieron lugar en la Ciudad Lineal (una zona controlada por el Partido Comunista que fue el principal bastión de la resistencia frente a las fuerzas casadistas), en los días posteriores al Golpe de Casado, artículo en el que identifica y localiza, la mayoría de edificios y lugares donde se desarrollaron estos intensos episodios.

El inigualable maestro "Finito de Hortaleza" brindando a los tendidos en una de sus apoteósicas faenas.

Gracias a las investigaciones de Ricardo Marquez en aquel insuperable artículo, se pudo desvelar por fin el misterio de la ubicación de Villa Eloisa, lugar donde se ubicaba el Cuartel General de los comunistas, uno de los objetivos de las tropas de Cipriano Mera en su entrada en Madrid. Les recomiendo encarecidamente la lectura de este artículo, un cuidado y minucioso trabajo de investigación que despeja muchas incógnitas sobre lo sucedido en aquellos intensos días, algo que otros muchos investigadores trataron de desvelar antes que Ricardo Márquez sin conseguirlo, una verdadera primicia histórica que no deben dejar de leer, así como tampoco deben dejar de visitar ese incomparable blog (clic aquí para ir al blog).

El Colegio de Huérfanos del Ejercito, otro de los bastiones durante los combates de Marzo de 1939.

En la ruta del pasado domingo se recorrieron gran parte de los lugares que se mencionan en aquel memorable artículo de “Cani”, y los asistentes pudieron disfrutar con las explicaciones sobre el terreno, acompañadas de todo tipo de detalles y de cualquier aclaracion que se le pidiera a este diestro debutante, que tras su monumental triunfo se ha convertido por derecho propio en un consagrado maestro en el noble arte de la guerracivilmaquia, y esperamos que su apoderado Sandoval consiga convencer al politburó de Gefrema para que vuelva a contratar a este joven y prometedor diestro, que tan bellas estampas ha dejado en las retinas de los aficionados que tuvieron el enorme privilegio de verle actuar el pasado domingo.

Una de las antiguas casas de la primitiva Ciudad Lineal, en este caso se trata de un edificio que fue tienda de comestibles y útiles diversos.

Y hasta aquí esta breve crónica (brevedad motivada por problemas de redacción que esperamos solventar en breve) en la que hemos querido hacerles llegar el espíritu de lo vivido el pasado domingo en el monumental coso de la Ciudad Lineal, y además el que quiera más detalles que vaya a las rutas, que para eso la gente las prepara y se las trabaja, que es muy cómodo ver los toros desde la barrera y que te lo cuenten, ¡¡ya está bien hombre de tanta comodidad!!.

Una vista panorámica de Madrid obtenida desde los jardines del hospital de San Juan de Dios, donde se ubicaba un fortín, desaparecido en la actualidad.

Una memorable jornada que finalizaría como no podía ser de otra forma con ambos diestros siendo sacados a hombros por la Puerta Grande entre una atronadora ovación, un clamor acústico que no se escuchaba en ese mismo lugar desde el atentado a José María Aznar de hace unos años y que hizo asomarse a los balcones a muchos vecinos. Otra mañana de Gloria para los aficionados a este noble arte de la guerracivilmaquia, un día en el que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que “ha nacido una estrella”.

Florentino Areneros.

La iglesia de San Juan Bautista, sería utilizada para diferentes fines durante la Guerra Civil, de almacén a puesto militar.


LOS VIDEOS DE SOL Y MOSCAS

A continuación les ofrecemos un video con una cuidad selección de imágenes de diferentes momentos del festejo que tuvo lugar el pasado domingo, amenizadas por el magistral pasodoble “Lagartijilla” del maestro José Martín Domingo, un pasodoble con una triste y emotiva historia detrás, se me ponen los vellos como escarpias al escuchar los acordes,de la que quizá un día escribamos unas letras.




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jueves, 24 de mayo de 2012

FOTOGRAFÍAS TRUCADAS

Una de las fotos más emblemáticas e icónicas de la II Guerra Mundial. Los soldados soviéticos han entrado en Berlín, y colocan la bandera de la Unión Soviética en lo alto de Reichstag. Una foto para la épica si no fuera por un pequeño detalle, uno de los soldados que coloca la bandera luce un lujoso reloj en cada una de sus muñecas, un objeto poco habitual entre los miembros del Ejercito Rojo y que seguramente fue obtenido mediante el pillaje. Un molesto detalle que sería convenientemente borrado para la posteridad. (Haga clic en cualquiera de las imágenes de esta crónica para verlas ampliadas).

FOTOGRAFIAS TRUCADAS

Por Florentino Areneros.

Seguramente muchos de ustedes, sobre todo si son entrados en años y de una época anterior a la era digital, habrán sentido muchas veces el incontenible deseo de hacer desparecer alguna fotografía de sus álbumes: aquella foto en la que sale poco agraciado (en mi caso prendería todos los álbumes), o en la que sale acompañado por personas o familiares de las que ya no quiere saber nada, o en la que ha sido sorprendido por el objetivo en una posición o actitud poco decorosa o ridícula. Este sentimiento es generalizado, y tan antiguo como la propia historia de la fotografía. Afortunadamente aquellos tiempos ya son el pasado, y ahora la tecnología nos ofrece un amplio abanico de posibilidades para remediar estos desagradables entuertos. Pero mucho antes de la existencia de herramientas como el Photoshop, los fotógrafos ya habían desarrollado sus propias técnicas para poder satisfacer tanto las peticiones de sus clientes, como para poder conseguir mejores fotografías.

Entre las “trampas” más habituales que utilizaban los fotógrafos, la más extendida era la del retoque durante el proceso de revelado o bien posteriormente a este. Existían un buen número de técnicas que iban desde la manipulación del negativo a la composición posterior, pasando por métodos "pictóricos" y los corta pega tan habituales en la actualidad en diferentes ámbitos. No entraremos en detalles técnicos porque en este tema, como en la gran mayoría de los que tratamos, no tenemos ni idea de lo que estamos diciendo, solamente queremos que sepan ustedes que esos métodos estaban allí y ya eran utilizados.

Desde la aparición de la fotografía, todos los dictadores totalitarios han hecho uso de ella para crearse una imagen idealizada de si mismos y de lo que representaban. Para conseguir este fin no importaba hacer pequeñas trampas, como hacer desparecer al mozo que sujeta el caballo en esta foto propagandistica de Musolini que representaría algo similar a “el Duce guiando su corcel hacia la victoria”. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Otra de las “trampas” más utilizadas para cambiar el sentido de la fotografía de tal forma que lo que pensábamos que estábamos contemplando en la imagen, en realidad no se correspondía con lo que estaba ocurriendo cuando se tomó la foto, nos estamos refiriendo a los posados, una técnica periodística y fotográfica que es bien conocida por los buenos aficionados a la guerracivilmaquia, muchos de los cuales tenemos el honor de contar entre nuestros lectores. La Guerra Civil supuso un cambio radical en lo que fue todo lo relacionado con el reportaje gráfico, sin duda motivado por la aparición de unas cámaras más pequeñas y manejables, pero de gran calidad. La posibilidades que ofrecían estas cámaras eran inmensas, entre ellas la de poder acercarte a la primera línea de fuego, algo impensable con las antiguas cámaras y toda su parafernalia de manejo. Esto sería rápidamente aprovechado por algunos reporteros que crearían un nuevo tipo de periodismo, destacando entre todos ellos Robert Capa, que haría famosa su frase: “Si la foto no es buena, es que no estabas suficientemente cerca”.

El “posado” es una técnica más, por la que el fotógrafo presenta como real un momento que en realidad se está representando. Muchas fotos no ofrecen ninguna duda de que se trata de un posado, sin embargo la polémica sobre si lo son o no acompaña a otras imágenes como esta foto mítica de Robert Capa. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

En esta ocasión nos vamos a centrar en el retoque, y dejaremos para otra ocasión el tema del posado en la Guerra Civil que sin duda también dará mucho juego, y vamos a ver algunos ejemplos de fotos con un antes y después. Seguramente detrás de las fotos que vamos a estudiar, haya mucha más historia, muy posiblemente una historia jugosa y apasionante, aunque no profundizaremos en ello en esta crónica.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Vamos a comenzar cronológicamente. Empezamos con unas fotos de la Unión Sovietica, un país que tendría una gran importancia en el desarrollo del conflicto español, al convertirse prácticamente en el único valedor internacional de la República Española, tras la desafección de las grandes democracias europeas, y frente al decidido apoyo de las portencias fascistas a Franco. La evolución política de la Unión Sovietica desde la Revolución de 1917 hasta el final de la II Guerra Mundial sería muy intensa. Tras la muerte de Lenin, líder indiscutible hasta ese momento, se desataría una lucha entre diferentes persona e interpretaciones de cual debería ser la continuidad del joven estado, de aquella lucha saldría vencedor el georgiano Stalin, que muy pronto comenzó con una política de eliminación de adversarios, generalizándose las llamadas purgas, que acabarían por convertir a este personaje en uno de los mayores asesinos de la historia de la humanidad. Pero esa eliminación física, también tenía que ir acompañada de una eliminación de las memorias, tenía que ser una desaparición total. Las fotografías, que se limitan a reflejar y dar fe de un determinado momento, se podían convertir en algunos casos en molestos testigos de la nueva realidad, por lo tanto había que hacerlas desaparecer también, o cuando menos hacer desaparecer de ellas lo que queríamos eliminar.

Stalin, Lenin y Trostky, tres de los principales protagonistas de la Revolución Rusa. Tras la muerte de Lenin, la rivalidad entre Stalin y Trostky adquiriría tintes dramáticos, y tras la llegada del primero al poder, la desaparición a cualquier nivel de todo lo relacionado con Trostky, incluidas fotografías, se convertiría en una obsesión que haría correr ríos de sangre. (Haga clic en la fotografía para ampliarla)
NOTA DE LA REDACCIÓN: Según nos informa nuestro lector pabloR la persona que hemos identificado como Trostky es en realidad Mijail Kalinin, otro destacado líder bolchevique.


Uno de los personajes, más odiados por Stalin fue Trostky, uno de los principales colaborados de Lenin, su hombre de confianza. La eliminación de Trostky y la de sus seguidores, se convirtió en una obsesión para Stalin, cualquier persona u organización sospechosa de tener alguna relación con Trostky debía ser eliminada, incluso fuera de la URSS. Sin embargo, como no podía ser de otro modo, Trostky aparecía en muchas de las fotografías históricas de los momentos más importantes de la revolución junto a Lenin, unas imágenes que formaban parte del ideario colectivo y que no podían desaparecer. Ante este problema se optó por una solución que ustedes ya habrán podido imaginar: el retoque. En la siguiente imagen podemos ver a Lenin que se dirige a las tropas que van a combatir contra Polonia en la Plaza Svérdlov frente al teatro Bolshoi de Moscú en 1920, en plena guerra civil rusa

Una de las fotos más célebres de la Revolución Rusa, es esta de Lenin que se dirige a las tropas que van a combatir contra Polonia en la Plaza Svérdlov frente al teatro Bolshoi de Moscú. Bajo el improvisado escenario, y a la espalda de Lenin, vemos apoyado a Trostky con uniforme y gorra militar. En la foto inferior vemos que Trostky ha desaparecido. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Otra fotografía en la que ustedes pueden apreciar la misma situación la pueden ver a continuación, en ella vemos a Trostky saludando militarmente al lado de Lenin, rodeados de otras personas. En la segunda foto ya retocada podemos ver como el incomodo Trostky ha desaparecido.

Otra foto de la que Leon Trostky sería eliminado del lado del indiscutible Lenin. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Pero si se fijan atentamente, como en el juego de las diez diferencias, podrán ver que la desaparición de Trostky no es lo único que falta, si no que en la segunda imagen han sido borrados también 3 personajes más, que no hemos conseguido identificar, pero que sin duda se trataba de personas non gratas para Stalin, y por lo tanto nos tememos su final.

Aunque en la secuencia anterior pudiera parecer que el único “defenestrado” por el retoque era el habitual Trostky, si nos fijamos con detalle, vemos que el “recortador” se ha llevado a otros tres por delante. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Pero volvamos ahora a España, la guerra había terminado, Franco ejercía de Caudillo con un poder absoluto, uno de los pilares del régimen era el culto al líder, al hombre que “había salvado a España”. Desde que Franco fuera proclamado Generalísimo en octubre de 1936 en Cáceres, la propaganda se había encargado de dar forma a la figura de un hombre cargado de las más nobles virtudes y principios, una especie de padre benefactor de todos los españoles, al que se le asoció un aura mítica, casi divina. Todas las representaciones del lider, se hacían eco de ello, y esta iconografía inundaba las calles y los medios de comunicación. Sin embargo el general Franco dejaba mucho que desear, y no solo hablamos de sus cualidades morales, si no también de las físicas. Franco era un hombre bajito, de voz atiplada, con un físico ramplón, que incluso hizo que algunos de sus compañeros de armas le denominaran peyorativamente como “Paca la Culona”.

Desde que Franco se hizo con el poder, una poderosa maquinaria se puso en marcha para agrandar la figura del que se denominaría “Caudillo” (en sintonia con el Fuhrer alemán y el Duce Italiano), en quien se juntarían todas las virtudes del nuevo régimen que nacía en España, otorgándole un carácter cuasi divino. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Una de las mayores oportunidades que se le presentarían tanto a Franco como a su régimen de afianzar, e incluso engrandecer su imagen internacionalmente, fue la entrevista que mantendría con Hitler en la estación de ferrocarril de Hendaya en octubre de 1940, con Francia ocupada por las fuerzas alemanas. No entraremos en detalle de lo tratado en aquella ocasión, ni de lo que allí sucedió. Nos limitaremos a señalar las diferencias entre las fotografías originales y las retocadas para que ustedes puedan extraer sus propias conclusiones. En la primera de ellas vemos a los dos dictadores departiendo amigablemente el la estación de Hendaya, pero los investigadores de los archivos de la Agencia EFE han descubierto que en realidad se trata de un montaje de las siluetas de las personas que aparecen superpuestas sobre la foto de un anden vacío.

El encuentro de Franco con Hitler en Hendaya, fue una oportunidad única para conseguir dar otra dimensión a la figura de Franco, por ello la parte gráfica se cuidaría hasta en el último detalle, como en este montaje fotografico. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Otra de las fotos, y quizá la más conocida de toda esta serie sea la de Hitler y Franco pasando revista a las tropas que les rendían honores, una foto en la que a Franco le han pillado con los ojos cerrados con una expresión que no se corresponde con la que sus servicios de propaganda querían transmitir. Solución: el retoque.

En la foto original, Franco fue sorprendido con los ojos cerrados y una expresión poco acorde a la categoría de un mandatario de talla mundial, algo que sería inmediatamente corregido mediante hábil arreglo. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Pero en la foto anterior, además de los ojos, todavía podemos encontrar detalles que evidentemente no podían ser del agrado del “departamento de imagen” del "Caudillo". En primer lugar es muy evidente que Franco es mas bajito que Hitler, quien por cierto tampoco es que fuera muy espigado. La punta del gorrito de Franco no llega ni a las cejas de Adolfo, además si nos fijamos se le ve tan alto como el oficial de su espalda que está a unos pasos de distancia y por efectos de la perspectiva debería ser más bajo. Pues ni cortos ni perezosos el gabinete de imagen, se trabaja una foto, con un exultante Franco tan alto como Hitler, y mucho más que los soldados de su espalda. El tema de la altura de los mandatarios nunca ha sido una cuestión baladí, recuerden ustedes el cajoncito que le ponían al defenestrado Sarkozy para sus comparecencias con otros líderes más altos, pero en cuestion de alturas y de dictadores, yo me quedo con la delirante escena entre Hitler y Musolini de “El Gran Dictador” de Charles Chaplin, que transcurre cuando se entrevistan en el despacho del primero y entre otras cosas le recortan las patas a la silla del Duce y le colocan un busto encima, o la escena en la peluquería, compitiendo entre ambos por ver quien llega más alto. Si no han visto todavía esta magnífica película se lo recomiendo, se van a divertir y algo más.

Seguramente nadie como Charles Chaplin en su película “El Gran Dictador” haya caricaturizado el “culto a la imagen propia” que caracteriza a todos los dictadores independientemente de ideologías. Las escenas de rivalidad entre Adenoid Hinkel y Benzina Napaloni, como la de la peluquería que ven en las imágenes, tal vez no estuvieran tan alejadas de la realidad como pudiéramos pensar. (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Pero volvamos a la fotografía. Seguramente para esta foto se utilizaron recortes de diferentes fotos, y así vemos como Franco por arte de magia ha cambiado la condecoración que llevaba en el pecho. Mientras que en las anteriores fotos Franco luce la medalla de la Cruz del Águila Alemana y sin embargo en esta luce la Medalla Militar Individual. Sin duda esta foto estaba destinada al público español, con un Franco a la “altura” de otros mandatarios (en todos los sentidos) mostrando orgulloso las condecoraciones de nuestro ejercito, sin duda de mucho más valor que las que pudiera tener otorgadas por otros paises.

Pero el retoque de los ojos no debió de ser considerado suficiente, Franco era más bajito que Hitler, eso había que solucionarlo como fuera. De paso se sustituyó la condecoración alemana que llevaba prendida en el pecho, por una española, sin duda de mucho más valor que cualquier medalla de otro país. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Pero durante la Guerra Civil también tuvimos fotos en el más puro estilo estalinista, aunque en esta ocasión el método fue utilizado por los sublevados. A finales de septiembre de 1936 la columnas del Ejército Africano, compuesto mayoritariamente de marroquíes y legionarios, consiguen llegar a Toledo y liberan a los asediados del Alcázar que llevan dos meses resistiendo las acometidas de los sitiadores republicanos. Esta polémica decisión dará gran popularidad al general Franco, y así pocos días después sería proclamado generalísimo de todas las fuerzas sublevadas, sin embargo el desvío que hubo de realizar para llegar a la capital manchega, le hizo perder un tiempo precioso que permitió que las defensas de la ciudad de Madrid se reforzaran, haciendo fracasar los posteriores intentos de tomar la ciudad por parte de Franco, objetivo que no conseguiría hasta finalizada la guerra.

Franco y Hitler se despiden amigablemente. En la foto podemos apreciar con todo detalle la Cruz del Águila Alemana que Franco luce en su solapa, pero que en España fue sustituida por la Medalla Militar Individual. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Tras la toma del Alcázar (clic aquí para ir a la crónica) llegaba el momento de dar trascendencia mediática a la hazaña, había que utilizarlo como propaganda para la causa, y por todo el mundo circularon imágenes de las ruinas, y de los demacrados rostros de los asediados. Entre aquellas imágenes se encontraba una en la que en un primer plano se distinguía a un Franco con expresión de satisfacción y junto a el un demacrado y pensativo coronel Moscardó, con barba de muchos días. Entre ambos se asoma un joven, con gafas de pasta, que irrumpe en la imagen. La fotografía sería portada del ABC de Sevilla el 28 de septiembre de 1936.

El 28 de septiembre en la portada del ABC de Sevilla se podía ver una foto de Franco junto al recien liberado Moscardó y entre ellos un enigmático personaje. Fotografía blog "Toledo Olvidado" (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

Esta foto, con el espontáneo de las gafas, se publicaría en otros medios de comunicación, como el Diario de Lisboa, pero más tarde circularía la misma foto, pero en esta ocasión se había suprimido la figura del espontáneo, ¿cuál fue el motivo de eliminar a este personaje?. Esta y otras preguntas ya se las planteó Eduardo Sánchez Butragueño en su estupendo blog Toledo Olvidado, el cual les recomiendo encarecidamente visitar. La primera hipótesis que se plantearon era que el misterioso personaje fuera Mijail Koltsov, el misterioso periodista del diario Pravda del que ya hemos hablado en nuestra publicación en diversas ocasiones, como en las recientemente publicadas crónicas sobre el derribo y muerte de Sergei Tarjov (I parte y II parte), en una crónica anterior de título “cortarse la coleta”, hablábamos de los intentos de asalto al Alcázar de Toledo donde también Koltsov desmpeñaba un papel protagonista como dejó constancia en su diario. Por lo tanto, no quedaba ninguna duda de que Koltsov había estado en Toledo, pero aunque Mijail Koltsov tuvo ocvasión de demostrar en más de una ocasión que no se amilanaba fácilmente, el haber pasado las líneas y llegar a fotografiarse con el comandante de los sublevados hubiera sido más que una decisión temeraria, habría sido un suicidio en toda regla. Sin embargo, es notable el tremendo parecido del personaje que aparece en la fotografía con Koltsov.

El enigmático corresponsal del diario Pravda Mijail Koltsov, que tenía un gran parecido con el periodista portugués Artur Portela. Fotografía LA BIBLIOTECA FANTASMA.

Descartado Koltsov, ¿quién podría ser el misterioso personaje de la gafas?. La respuesta la encontramos en el ya citado blog “Toledo Olvidado”. Se trata del periodista portugués Artur Portela, cuya identidad ha sido confirmada a los autores del blog por el propio hijo de este, un escritor de renombre en Portugal llamado también Artur Portela como su padre. Conocida la identidad de la persona que se encuentra entre Franco y Moscardó, las razones que pudieron motivar su eliminación de la foto siguen siendo un misterio. En Toledo Olvidado plantean la posibilidad de que fuera borrado para que en la imagen histórica aparecieran solo protagonistas de aquel episodio, sin olvidar que como recalca el propio hijo de Portela, su padre era masón, demócrata y republicano, un personaje incómodo para compartir la posteridad en una imagen con tintes de leyenda.

La persona que aparece entre Franco y Moscardó es el periodista portugués Artur Portela, corresponsal del Diario de Lisboa. Por algún motivo que se nos escapa la presencia de este periodista en la foto no agradaría a alguien y su imagen sería “borrada”.Fotografía blog "Toledo Olvidado" (Haga clic en las fotografías para ampliarlas).

Seguramente nunca sepamos la verdadera razón de la eliminación de Artur Portela de aquella foto, que puede ser perfectamente cualquiera de las dos planteadas en el blog Toledo Histórico, o incluso que alguien pensara que se les había colado en la retaguardia el taimado corresponsal del Pravda Mijail Koltsov, en un intrépido golpe de efecto. Tal vez algún día podemos conocer las historias que se esconden detrás de esta y otras muchas fotos que nos hacen muchas preguntas cuando las contemplamos.

Termino esta crónica con otra foto ajena totalmente a lo aquí tratado, pero que no me he podido resistir a la tentación de ponerla en esta crónica. Cuando te entra el gusanillo de la fotografía de la Guerra Civil, según va pasando el tiempo se va convirtiendo más y más en algo obsesivo, un paseo por las calles de Madrid es una invitación a que imágenes de esos lugares en blanco y negro empiecen a aparecer en tu mente, se camina mirando hacia arriba (con los inevitables y dolorosos bolardazos), y cualquier fotografía o imagen de la actualidad rápidamente se asocia con otra antigua si existe alguna similitud, imaginense como será la cosa que hace tiempo el hijo del gran “Moncloveño”, un chaval muy espabilado pese a su juventud (de casta le viene al galgo) le dijo a su padre: “Papá, vas a acabar como Don Quijote pero con la guerra. Y cualquier día vas a querer ir al Parque del Oeste a dar tiros a los malos”, para que un hijo le diga esos a su padre imaginense como tiene que estar el patio. De entre la innumerables fotografías que se conservan de la Guerra de España, muchas de ellas son auténticos iconos, algunas de ellas aparecen en esta crónica, como por ejemplo la que aparece Artur Portela tras Franco y Moscardó, por ello mientras el otro día seguía el escrutinio de las Elecciones Andaluzas, la foto vino inmediatamente a mi memoria y supongo que ustedes entenderán la razón por la que la traigo a estas páginas. Espero estimados lectores que me sepan disculpar, pero la tentación ha sido muy grande, tan grande que no me he podido resistir, espero lo comprendan.

Cuando el gusanillo de la fotografía de la Guerra Civil entra en el cuerpo, uno acaba viendo las mismas fotos en las más diversas circunstancias, ¿no me digan que a ustedes no les pasa?. (Haga clic en la fotografía para ampliarla).

LOS VIDEOS DE
SOL Y MOSCAS

Si la tentación de poner la anterior fotografía era fuerte y hemos cedido a ella, tras hablar de “El Gran Dictador” no podía de dejar de traer a esta crónica de egos, vanidades, trampas y propagandas, uno de los momentos más sublimes de la cinematografía de todos los tiempos. En estos tiempos que corren, donde se impone la desesperanza, a veces podemos echar la vista atrás y comprobar que volvemos a equivocarnos en las mismas cosas, como si estuviéramos condenados a no aprender. Viendo este trozo de video comprobaremos que algo muy similar a lo que nos está pasando ocurrió hace 75 años, aunque hayamos cambiado dictadores por mercados, y entonces ya hubo gente que se dio cuenta y propuso alternativas, sin embargo parece que nuevamente hemos cometido los mismos errores de antaño y tomamos nuevamente un camino que tampoco conduce a la solución, aunque tal vez todavía estemos a tiempo de cambiarlo. Bueno, no les doy más el tostón que me pongo melodramático, les dejo con los últimos minutos de aquella mítica película (rodada en el mismo año en que Franco y Hitler se reunían en Hendaya) y que cada uno saque sus propias conclusiones. Muchas gracias por haber llegado leyendo hasta aquí y disfruten del video.



Florentino Areneros.


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viernes, 11 de mayo de 2012

¿SE ESTÁ PERDIENDO LA RAZA? (II PARTE)

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Desde su llegada al trono de España la dinastía Borbón los escándalos, pelotazos, fraudes, adulterios, traiciones, intrigas, etc. se han sucedido sin que a los españoles pareciera preocuparnos. Sin embargo en la actualidad, por unas menudencias y algún desliz sin mayor importancia si los comparamos con otros pasados, los ciudadanos ponen inmediatamente el grito en el cielo. ¿Qué está pasando?, ¿se está perdiendo la raza?. (Haga clic en cualquiera de la imágenes para verlas ampliadas).

¿SE ESTÁ PERDIENDO LA RAZA? (II PARTE)

Por nuestro corresponsal Abilio Ovejero.

En nuestra crónica anterior haciamos un pequeño resumen de los aconteceres de la dinastía Borbón desde los comienzos del Siglo XIX, una historia de sexo, pasiones, intrigas, traiciones, infidelidades, negocios sucios, asesinatos, atentados, guerras y odios. Si tras leerla pensaron alguno de ustedes que aquello no se podía superar, he de decirles que se equivocan, como comprobaran si siguen leyendo.

Finalizábamos aquella crónica anunciando el matrimonio de la joven reina con uno de sus primos, Francisco de Asís, hijo del hermano de Fernando VII, Francisco de Paula. El candidato elegido no es del gusto de la joven reina, además las malas lenguas acusan al pretendiente de ser homosexual (aunque no podemos confirmar que fuera a “clubes de hombres nocturnos” y encontrara el infierno). Seguramente ustedes pensaran: “pues se busca otro y punto”. Nada más lejos de la realidad estimados amigos, la elección del futuro rey no era una cuestión baladí, existían muchos intereses cruzados y no abundaban los candidatos que reunieran las características apropiadas, nada que ver con lo que pasa ahora que los monarcas se pueden casar con un jugador de balonmano, con una periodista, o con un… eehhh…, estooo…., bueno, pues eso, con cualquier persona, ya me entienden.

La actual Familia Real, pese a tener lo suyo, es todo un ejemplo si la comparamos con los Borbones del Siglo XIX, más cercanos a la familia Channing en Falcon Crest que otra cosa. Lo malo es que en vez de viñedos se jugaban el provenir de España, y así nos fue.

Como comentábamos en la crónica anterior la reina madre, que debía hacerse cargo de la regencia hasta la mayoría de edad de su hija, se había casado con un sargento de su Guardia de Corps, de nombre Fernando Muñoz, con el que tendría ocho hijos, el cual rápidamente dio innegables muestras de poseer un fino olfato para los chanchullos, llegándose a decir que había pocos negocios en los que la reina madre no estuviera de por medio. La situación fue deteriorándose, y el general Espartero se hace con la regencia ante la minoría de edad de Isabel y manda al exilio parisino a la reina madre, marido e hijos, que ya eran conocidos popularmente como “los muñoces”, aunque bien es cierto que la reina madre, no estaba dispuesta a dejar de influir en las cosas de palacio. No debemos olvidar tampoco a los tíos por parte de padre de la reina, el infante Carlos que reclamaba el trono y había provocado una sangrienta guerra, y al infante Francisco de Paula, que también tendrían mucho que decir en el futuro. En medio de todo ello se encontraba la pobre Isabel, con solo dieciséis añitos, rodeada por una serie de personajes cada uno con sus propios intereses, sin tener en cuenta para nada el interés o preferencias de la propia reina.

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Cada uno de los “lobbys” con intereses en la elección del candidato comenzó a jugar sus cartas, la lista de posibles candidatos era variada. Se propuso al hijo del infante Carlos, su primo Carlos Luis de Borbón, conde de Montemolín, para de este modo terminar con el contencioso “carlista”, pero finalmente se desestima, habían perdido la guerra. Los “muñoces”, que habían regresado del exilio tras la salida de Espartero y la llegada de Narváez, proponen al príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo, todo un galán, primo de la todopoderosa reina Victoria de Inglaterra (por si éramos pocos solo faltaba la Pérfida Albión) que apoya la unión, algo que no agrada nada a los franceses (si no éramos suficientes, ahora los gabachos), que proponen a los hermanos Orléans: Enrique, duque de Aumale, y Antonio, duque de Montpensier, hijos del Rey Luís Felipe de Francia. Como se pueden imaginar, estos candidatos no gozaban de las simpatías de Inglaterra. No se vayan a pensar ustedes que esto era una cuestión de menor importancia, era tal la trascendencia del matrimonio, que los británicos y franceses para no llegar a más acaban firmando el Tratado de Eu en 1845, que reduce el número de candidatos solamente a la rama Borbón, siempre que no tengan opciones al trono de Francia. Como ven mucho antes de Merkel, Camerón y Sarkozy, ya se nos decía lo que teníamos que hacer.

Isabel II fue heredera de una situación que se precipitaba hacia el abismo desde el reinado de su abuelo Carlos IV, al que tras la Guerra de Independencia, siguió el catastrófico de su padre y después el periodo no menos caótico de la regencia de su madre, marcado por una guerra civil con los partidarios de su tío Carlos. Pero aún teniendo el listón muy alto, la joven princesa conseguiría superar en torpeza e ineptitud a todos ellos, aconsejada casi siempre por esa oligarquía patria de la que todavía disfrutamos los españoles.

La lista se reduce y los “muñoces” proponen otro candidato: el hermano menor de la Reina Madre María Cristina, Francisco de Paula de Borbón-Dos Sicilias, conde de Trapani. Pero el muchacho parece que es un poco zangolotino, no tiene buena prensa en España y finalmente es descartado, no sin antes provocar la decisión un rifi rafe entre Maria Cristina y Narvaez, que haría dimitir a este último. Tras este descarte ya solo quedaban dos candidatos, los hijos de Francisco de Paula, hermano de Fernando VII: Francisco de Asís, Duque de Cadiz y Enrique, Duque de Sevilla, ambos primos de la reina. El elegido finalmente será Francisco de Asís.

Como hemos dicho anteriormente, la única que no tenía vela en este entierro era la propia Isabel, la cual, según cuentan, en el momento de conocer la elección exclamó: “No, la Paquita no…, con cualquiera menos con la Paquita”. El disgusto fue tremendo, y al parecer fueron varios los días que pasó en su cuarto llorando, además para hacer más profunda la herida, se decidió casar a ambas hermanas a la vez, Isabel y Luisa Fernanda, eligiendo como esposo de esta última a Antonio de Orleáns, Duque de Montpensier, un marido de mayor jerarquía (sin contar otras cualidades) que el que le ha tocado en suerte a Isabel. Nadie puede negar que la vida había sido bastante dura con Isabel. La boda (aunque sería más correcto decir las bodas) se celebró en la capilla del palacio el 10 de octubre de 1846, tras lo cual los recién casados partieron hacia San Ildefonso de luna de miel.

Isabel II (sentada a la izquierda) sería obligada a casarse con un primo suyo, Francisco de Asís, conocido popularmente como “La Paquita” o “Paco Natillas” debido a que se sospechaba que visitaba “clubes de hombres nocturnos”, como diría algún obispo.

La relación fue un rotundo fracaso, ambos cónyuges no congeniaban en absoluto, sin olvidar la supuesta homosexualidad de Francisco, que llevó a decir a la reina que en la noche de bodas “llevaba más puntillas que ella”. La distancia, incluso el desprecio, se fue haciendo mayor entre ellos. Isabel comienza a llevar una vida festiva y desordenada, no hay fiesta a la que no asista, en compañía la mayoría de ocasiones de su prima, y a la vez cuñada, la infanta Josefa. Uno de los lugares preferidos de la reina es el restaurante Lhardy, donde no es raro verla acompañada de jóvenes de la nobleza e incluso de populares actores o artistas.

La situación en palacio es cada vez más tensa, la relación de Isabel con su madre es ya de abierta hostilidad, no sin razón la considera la culpable de su desgracia conyugal y finalmente los “muñoces” acaban haciendo las maletas y marchando a Francia. Para complicar más la situación, Isabel entabla algo más que amistad con el general Serrano, un militar liberal que es Ministro de la Guerra, y se murmura que son amantes. La relación de los reyes es ya insostenible, Isabel quiere la nulidad. El asunto supera el ámbito familiar y trasciende a la vida política del país, siendo conocido ya como “la cuestión de palacio”. En abril de 1847 (no han pasado ni seis meses de la boda) la ruptura se oficializa, Isabel marcha a Aranjuez y Francisco a El Pardo, la reina a su vez inicia los trámites de la nulidad matrimonial, alegando coacción moral e impotencia de su esposo. Periódicos como The Times, se hacen eco de la noticia.

El general Francisco Serrano, oficiosamente sería el primer amante de la reina dentro de una larga lista. Este papel de “favorito” lo utilizaría para sus intereses particulares, al igual que harían otros posteriormente.

Las intrigas se desatan, Serrano es una baza importante, los liberales lo utilizan para manejar a la reina, y los conservadores, apoyados por los “muñoces” y por el propio rey, quieren aprovechar la relación sentimental de la reina para quitársela del medio, sustituyéndola o bien por el propio Francisco o bien por su hermana Luisa Fernanda y su marido. Tras negociaciones a muchas bandas, los reyes deciden “reconciliarse” nuevamente. Por su parte Serrano pone tierra de por medio, y tras recibir una importante compensación económica (aquí el que no corre vuela), marcha destinado a Granada, otro mazazo para la reina nuevamente abandonada a su suerte.

La reina se encuentra rodeada en palacio de personas hostiles a su persona, y algún que otro personaje singular, como el confesor del rey, el padre Fulgencio, un tipo raro e intrigante que ejerció una gran influencia entre las paredes de palacio. También se encontraba por allí la monja sor Patrocinio (les prometo que no me invento los nombres) conocida como “la monja de las llagas”, una hermana que había padecido varias “experiencias místicas”, entre ellas la aparición de llagas en manos pies y costado, así como un vuelo en que un diablo la condujo por tierras de Guadarrama, rapto que finalizó depositándola sobre un tejadillo del convento, en el que la monja había sido descubierta por sus hermanas de Orden, fatigada y sucia de tierra y restos vegetales. En pleno SXIX ya la gente no se creía estas cosas, y tras ser juzgada, acabaría acusada de impostora y condenada a ser desterrada de la Corte en 1836. Posteriormente sería perdonada y consiguió introducirse en palacio, donde ejercería una gran influencia sobre Francisco e Isabel. Ante este panorama, Isabel decide buscarse compañía y esta vez se fija en el marques de Bedmar, un joven aristócrata. Al igual que anteriormente ocurriera con Serrano, es ahora Bedmar el centro de las intrigas políticas, y gracias a su influencia sobre la reina consigue que Narváez sea cesado por esta, aunque posteriormente al día siguiente le reincorpora al cargo, tras ser aconsejada por los “muñoces”. Narváez, regresa más cabreado que una mona y sabedor de los tejemanejes de palacio manda al padre Fulgencio confinado a un convento de los escolapios, y a sor Patrocinio a Talavera. Al rey, que estaba también en el ajo, lo confina en sus dormitorios, menudo era este Narváez, aunque al poquito le dejó salir.

El general Ramón María Narváez, todo un clásico en todos los tejemanejes gubernamentales de un periodo del SXIX, que tuvo que padecer muchos de los caprichos de la reina, su familia y la camarilla de palacio.

Con lo visto hasta ahora ya se pueden ir haciendo ustedes una idea de cómo era la vida en palacio: una reina manipulada por una camarilla y un “favorito” (asociado a algún grupo político o de intereses económicos, incluidas corruptelas varias) que a la larga acaban determinando las decisiones políticas que han de regir el país. Mientras tanto la nación queda estancada, la pobreza aumenta y España ve como se pierde el tren de la modernidad. Las algaradas y pronunciamientos se suceden, muchas veces corre la sangre generosamente, y empieza a nacer una conciencia republicana en amplios sectores de la población, que empieza a ver en la monarquía la causa de los males de España.

Pero volvamos a la crónica rosa, Isabel sigue con sus veleidades y vida libertina, su marido el rey Francisco, tiene ya asumido su papel en esta historia y decide sacar tajada del asunto chantajeando a la reina y a los políticos de turno para evitar escándalos, así es nombrado intendente del Real Patrimonio y administrador de los bienes de la Corona. En 1850 nacería el primer hijo de Isabel, de nombre Fernando que fallecería a las pocas horas de nacer, la muerte del bebe supuso un duro golpe para la reina, pero a principio del nuevo año establece una nueva relación con otro joven aristócrata, José María Ruiz de Arana, al que permanecerá unida por un periodo de cinco años.

Mientras tanto Narváez hastiado de la situación decide marcharse definitivamente, y nuevamente los “muñoces” y la camarilla de palacio rigen desde la sombra los destinos del país. Isabel anuncia un nuevo embarazo, y a finales de diciembre de 1851 nace Isabel Francisca de Asís y Borbón, que posteriormente será popularmente conocida como “La Chata”, pese al nombre todo los indicios apuntan a que Francisco no es el padre si no Ruiz de Arana, pero nunca lo sabremos. Cuando la niña va a ser presentada a la Virgen de Atocha, la reina sufre un atentado, un clérigo se arrodilla como si fuera a entregarle algo, y cuando se acerca la reina, saca un estilete de debajo de su sotana e intenta apuñalar a la reina, pero los volantes del vestido y un firme corsé de ballenas, impiden que la reina sufra heridas de importancia. El atacante es detenido en el momento, se trata del cura Mateo Merino, un sacerdote que ya luchó contra los franceses y que es un declarado liberal, detenido y encarcelado en varias ocasiones por participar en revueltas y algaradas, un personaje apasionante, que como anécdota diremos que residía en el madrileño callejón del Infierno nº2. Tras ser juzgado, es condenado a morir a garrote vil. Aunque no consiguió probarse, muchos piensan que Merino era parte de una conjura, en la que algunos sitúan al propio marido de la reina y a su camarilla teocrática.

Una caricatura de época de el cura Merino, un peculiar sacerdote de ideas liberales que había combatido contra los franceses y que acabaría atentando contra la reina, lo que le costaría la vida ejecutado con garrote vil.

La reina, que ha visto acrecentarse su popularidad entre las clases populares tras el atentado, sigue a los suyo en palacio donde continúa su relación con Ruiz de Arana. La reina madre, o el clan de los “muñoces” para ser más exactos, son los auténticos amos del país. Isabel está nuevamente embarazada (no me hagan preguntas) y en enero de 1854 nace su hija Cristina que muere a los pocos días. Ese mismo año se destapa un escándalo financiero de gran magnitud relacionado con las jugosas concesiones del ferrocarril, entre los implicados aparece el Marqués de Salamanca, ministro en varias ocasiones, y como era de esperar en algún momento, también los “muñoces”. La gente, que llevaba mosca mucho tiempo, no aguanta más y se echa a las calles, O’Donell subleva a las tropas del cuartel de Vicalvaro, la famosa “Vicalvarada”. Y ya saben ustedes si leyeron nuestra crónica del Dos de Mayo como las gastan en Madrid las masas cuando se enfadan. Por de pronto le metieron fuego a las casas del Marques de Salamanca y a la residencia de los “muñoces”. El conflicto se extendió a toda España, y finalmente se recurrió a un anciano Espartero, que junto a O’Donell, entraría en Madrid a finales de julio entre el clamor popular.

Tras estallar un escándalo financiero en el que estaban implicados miembros de la Familia Real, el general O’Donnell sublevaría a las tropas de la guarnición de Vicalvaro, lo que se conocería como “La Vicalvarada” a la que se sumaría el pueblo de Madrid.

Tras esta revolución de 1854, los “muñoces” volverían a ser despachados al exilio tras serles confiscados sus bienes (ya he perdido la cuenta de las “espantás” de esta familia, aunque en esto hay que reconocer que los franceses con el tema de la guillotina se evitaban problemas futuros) y comenzaría lo que se conoce como el Bienio Progresista, que coincidiría con un periodo de crisis económica y en 1856 O’Donnell cede su puesto a Narváez. En ese periodo Isabel II y Ruiz de Arana terminan su relación, la soberana cuenta solo con 27 años, tras esta ruptura comenzará una nueva relación con Enrique Puigmoltó, capitán del ejército. A comienzos de 1857 se anuncia que la reina está nuevamente embarazada (tampoco me hagan preguntas), Francisco de Asis hastiado ya, se niega a transigir con el reconocimiento de la criatura, en esta ocasión ni siquiera le hace cambiar de opinión el millón de reales que según las malas lenguas cobra por cada reconocimiento, sin embargo la intervención de sor Patrocinio (la de las llagas), que ejerce una gran influencia sobre el rey, le hace cambiar de opinión. En esa época también entra en escena otro personaje peculiar que pasa a formar parte de la camarilla de palacio, se trata del padre Claret, que ejercerá de confesor de la reina y consejero religioso. Claret, que conoce ya todos los tinglados de palacio, va a ejercer una gran influencia en la reina, consigue que el Papa se encargue de apadrinar al futuro bebe, pero pide a la reina que expulse a Puigmoltó, la reina se niega y Claret abandona palacio, pero la reina recapacita y Puigmoltó es destinado a Inglaterra. En 1857 nacería Alfonso Francisco Fernando Pío Juan de María de la Concepción Gregorio Pelayo de Borbón y Borbón , que reinaría como Alfonso XII, aunque para muchos debería apellidarse Puigmoltó y Borbón, no en vano la maledicencia popular acabaría conociendole por el sobrenombre de “el puigmoltolejo”. Tras el nacimiento Isabel comenzaría una época de gran espiritualidad, influida enormemente por el padre Claret.

En 1857 la reina Isabel II daría a luz a su hijo Alfonso, del que muchos atribuyen la paternidad a Enrique Puigmoltó, amante de la reina en aquella época, por lo que popularmente le llamaron “El Puigmoltolejo”.

A partir de aquí podemos hablar de “más de los mismo” hasta el final del reinado de Isabel II, tendría nuevos amantes, el más conocido de ellos sería Miguel Tenorio de Castilla. Por su parte a Francisco también se le atribuye un romance, en este caso con Antonio Ramón Meneses, su secretario y apuesto joven. Isabel II tendría 11 hijos durante su matrimonio, de los que solamente cinco llegarían a edad adulta. El tiempo pasa, el país sigue sin levantar cabeza y acumulando un enorme retraso respecto a otras naciones europeas. La popularidad tanto de la reina, como de la familia (los “muñoces” habían regresado nuevamente) y de la propia institución monárquica, está bajo mínimos, gran parte del pueblo le achaca los males patrios y los ideales republicanos toman fuerza día a día. Episodios como la Noche de San Daniel, o la revuelta de los sargentos del cuartel de San Gil, seguidos ambos de una desmedida represión acaban de socavar el poco prestigio que le quedaba a la reina y a la institución.

En septiembre de 1869 el vicealmirante Topete se subleva en Cádiz, el mismo lugar en que 50 años antes lo hiciera Riego contra Fernando VII, comenzando lo que se conocería como Revolución de 1868 o “La Gloriosa”. A Topete le apoyan un buen número de militares, destacando entre todos ellos Serrano, un viejo conocido de la reina, y Juan Prim Prats, un general catalán de ideas liberales y progresistas que ha destacado en el campo de batalla, tanto en Marruecos como en México. Los leales a la reina se organizan al mando del general Pavía y plantan pelea a los sublevados, pero son derrotados en la Batalla de Alcolea, la reina se ve obligada a exiliarse a Francia, tras 25 años de reinado y con solo 38 años de edad.

El general catalan Juan Prim y Prats fue una pieza clave en el desenlace del periodo final del reinado de Isabel II, y uno de los artífices de la llegada de Amadeo I. Tras su muerte en atentado, muchos vieron la mano del cuñado de la reina, Antonio de Orleáns. El la imagen le vemos al frente de los Voluntarios Catalanes, combatiendo en Tetuan.

Comienza lo que se conoce como el Sexenio Democrátrico. Prim se hace cargo del gobierno y Serrano ejerce de regente. Su principal objetivo es buscar un monarca de ideales liberales y democráticos para sustituir a la dinastía Borbón, tarea tan difícil que el propio Serrano manifiesta: «¡Encontrar a un rey democrático en Europa es tan difícil como encontrar un ateo en el cielo!». El Sexenio fue nuevamente un periodo convulso, y lleno de sobresaltos. Tras varios intentos y descartes se elegiría como rey a Amadeo de Saboya el 27 de diciembre pero tres días después, su principal valedor, Prim es asesinado en un atentado en las calles de Madrid mientras se desplaza en su berlina, un atentado en el que muchos intuían detrás la mano del Duque de Montpensier, del que hablaremos más adelante. Tras dos años de reinado, Amadeo de Saboya, incapaz de hacerse con las riendas del país y aburrido de las intrigas del ruedo ibérico, abandonaría. Tras Amadeo se proclamaría la Primera República en febrero de 1873, un experimento federalista de corta vida que acabaría el 3 de enero de 1874 con la entrada del general Pavía al frente de la Guardia Civil en el Congreso (seguramente esto les recuerde algo, para que luego digan que la historia no se repite). A finales de ese año, un pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto, proclama rey de España a Alfonso XII, vuelven los Borbones, aunque algún malvado diría que en realidad vuelven los Puigmoltó.

Tras el abandono de Isabel II se inicio un periodo conocido como el Sexenio Democrático, que finalizaría con la entrada del general Pavía en el Congreso al mando de la Guardia Civil, algo similar al episodio protagonizado por Tejero seis años después de la muerte de Franco, aunque en esta ocasión fracasaría.

Antes de centrarnos en el breve reinado de Alfonso XII (con el que acabaremos esta crónica, lo prometo) quiero hablarles de Antonio de Orleáns, Duque de Montpensier, hijo del rey Luis Felipe de Francia. Como hemos dicho en esta crónica, estaba casado con Luisa Fernanda, hermana de Isabel II, y durante todo el reinado de la misma, estuvo intrigando para hacerse por medio de su mujer con el trono, algo habitual en esta familia, casi genético, como ya han podido comprobar: Fernando quiso quitar el trono a su propio padre, cambio la ley para que no reinara su hermano Carlos, este desató una guerra para quitárselo a su cuñada primero y a su sobrina después, y como no podía ser menos a Isabel se lo quería quitar su hermana. Como decían los Payasos de la Tele: “no hay nada más lindo que la familia unida”. El duque de Montpensier, tomaría parte en La Gloriosa, convencido de que él y su esposa serían proclamados reyes tras ser derrocada Isabel, pero el tiro se lo dio en el pie (lo siento, no he podido contenerme), y finalmente sería Amadeo el designado, estudios posteriores parecen señalar a un duque desairado como el instigador del atentado que acabaría con la vida de Prim. Sin embargo el tiro que si le salió centradito, fue el que le metió al primo de su mujer y hermano del rey consorte: Enrique de Borbón, al que mandaría al otro mundo durante un duelo a pistola que tuvo lugar en Leganés. Al parecer un comentario sobre la hombría del rey dicho en presencia de su hermano, impulsó a este a retar a duelo al duque, aunque otras versiones sostienen que Enrique, un aristócrata muy liberal, atacó duramente al intrigante Duque en varios artículos de prensa, y fue este el que le retó. Antonio de Orleáns sería condenado por esta muerte, pero poquito, ya saben ustedes que a las personas influyentes se las condena pero poquito que diría Gila, o se les prescribe, o se les indulta, no piensen ustedes que es algo de nuestros tiempos. Con la muerte de Enrique, el Duque de Montpensier se cerraba todas las puertas al trono de España.

Don Antonio de Orleáns, duque de Montpensier, hijo del rey Luis Felipe de Francia y esposo de Luisa Fernanda, hermana de Isabel II. Este personaje intrigó continuamente para hacerse con el trono de su cuñada, hasta que en un duelo le descerrajó un tiro al hermano del rey, con lo que se cerró las puertas al trono. Aún así conseguiría casar a una de sus hijas con el rey Alfonso XII.

Buenos volvamos a los Borbones, o a los Puigmoltó según versiones. Alfonso llegaría a España en enero de 1875 y sería proclamado rey ante Las Cortes. Su reinado sería breve, ya que fallecería de tuberculosis solamente 10 años más tarde, pero en ese tiempo finalizaría la última guerra carlista y se conseguiría llegar a un acuerdo en Cuba con los independentistas que garantizaba el fin momentáneo de las hostilidades, por todo ello sería conocido como “El Pacificador”. Pero volvamos a la prensa rosa, había que casar al rey, como ya habrán comprobado la generación en serie de herederos era una cuestión de estado, y ya saben ustedes la querencia que tenían los Borbones a casarse entre primos, con lo que la elegida es Maria de las Mercedes de Orleáns, la hija de Luisa Fernanda, hermana de Isabel II, y de Antonio de Orleáns, ya saben, el intrigante que había matado en duelo al hermano del rey, es decir al tío de Alfonso XII, vaya lío ¿no?. Pero en aquella época a los españoles estas cosas no les importaban, no es como ahora que nos hemos vuelto más tiquismiquis, mas ñoños, se imaginan ustedes que en los tiempos que corren se produjera un hecho similar. Seguro que hoy en día algún "Jaime Peñafiel" podía el grito en el cielo si se decidiera que la Infanta Leonor se tiene que casar con su primo Froilan y para colmo, resultará que Marichalar, el padre del futuro rey consorte, le había metido un tiro entre ceja y ceja a Urdangarín en un duelo por un quítame allá unos bonus, es decir el padre del novio se había cargado a un tío de la heredera a la corona. Vamos que Hola y Sálvame De Luxe se disparaban en bolsa, pero a la gente como que no le haría gracia, no seria serio en un país moderno.

La boda de Alfonso XII con su prima María de las Mercedes, la cual fallecería a los pocos meses de casarse, sería recordada durante mucho tiempo, dando lugar a coplas, canciones e incluso películas ya bien entrado el Siglo XX.

Pero para que vean ustedes que cuando les digo que se esta perdiendo la raza no estoy muy desencaminado, esto no solamente no supuso ningún sobresalto en la España del momento, al contrario, aquel matrimonio gozó de una gran popularidad. La temprana muerte de María de las Mercedes a los pocos meses de la boda, hizo que aquella relación tomara tintes de leyenda, incluso se hicieron coplas muchos años después, recuerdan ustedes aquella de Doña Concha Piquer cuyo estribillo decía: “María de la Mercedes / no te vayas de Sevilla / que en nardo cambiarse puede / el rosa de tus mejillas”, que bonito. O aquella canción de los juegos infantiles “¿Dónde vas Alfonso XII, dónde vas triste de ti?...”, cancioncilla de la que nacería una película muy celebrada en espacios tipo "Cine de Barrio". Alfonso XII se volvería a casar, ya saben ustedes aquello de fabricar niños en serie, en esta ocasión con María Cristina de Habsburgo, emparentada con el Emperador de Austria, Como decíamos, Alfonso murió joven, pero cumplió con la dinastía y antes de fallecer su mujer estaba embarazada de un varón que habría de ser el futuro rey, y antes había tenido dos hijas más. Seguramente estén ustedes extrañados de que Alfonso llevará más o menos una vida “normal”, pues no es así, como no podía ser menos en esta familia, Alfonso también tuvo su canita al aire. En 1872 conocería en Viena a la cantante de ópera Elena Sanz, con la que mantendría una apasionada relación que mantendría durante sus dos matrimonios hasta el final de sus días. Una relación de la que nacerían dos hijos. Alfonso XII, que era bastante supersticioso, antes de morir pidió que al niño que habría de nacer no le pusieran Alfonso, ya que el 13 era un mal presagio, como luego se demostró. Podríamos escribir una nueva crónica sobre una supuesta maldición que persigue a la dinastía Borbón desde que Felipe V tomara el relevo del último rey de la dinastía de los Austria: Carlos II “El Hechizado”. Desde entonces los Borbones no dejan de sufrir periódicamente calamidades y desgracias, una maldición que es conocida como la de “los niños muertos”. A ver si me da permiso Don Florentino y me pongo a escribir una crónica sobre ello, aunque si no tiene que ver con la guerracivilmaquia la cosa se pone difícil.

Tras la Guerra de Sucesión, los Borbones de la mano de Felipe V (quien sucedería al Carlos II “el Hechizado”), llegarían al trono de España. Desde entonces una serie de desgracias y acontecimientos han tenido como protagonistas a esta dinastía, llegando algunos a hablar de una maldición que recae sobre esta familia.

Y hasta aquí esta apasionada crónica en dos partes en las que repasamos la vida de los Borbones durante el Siglo XIX, una historia apasionante en la que nos podríamos haber extendido muchísimo más ( y también haber hecho más pupa)si no fuera porque Don Florentino luego me llama al orden por enrollarme. Una historia ligada un periodo histórico no menos apasionante, en el cual les recomiendo profundizar, sin duda todos aquellos acontecimientos acabarían influyendo sobremanera en el devenir del SXX hasta y en las causas que propiciaron la proclamación de la II Republica y en el desenlace de la Guerra Civil.

Como han podido comprobar, los reyes tenían que hacer cosas muy, muy, muy gordas para que la gente se enfadara, no como ahora que por una simple cacería, que encima se la paga un amigote, o por una supuesta canita al aire con una bella señorita, o porque el yerno hace algunos pinillos financieros que ya han prescrito, nos ponemos hechos unos basiliscos, y aunque el hombre ya ha perdido perdón, todavía andamos hurgando en la herida. Todo esto es una prueba irrefutable y concluyente de que los españoles ya no somos lo que éramos, está claro que indefectiblemente se está perdiendo la raza. Y esto es algo que podemos apreciar también en nuestros políticos, lo que ha pasado con Sarkozy utilizando el nombre de España en una campaña era algo impensable hace 200 años, esas ofensas no podían quedar impunes. Me imagino una cumbre del G20 hace 200 años a la que asiste Mariano Rajoy con su navaja de siete muelles asomamdo el mango de asta por la parte superior del refajo de "a cinco vueltas" que le comprime la barriga. Seguramente en medio de las deliberaciones un ruido sordo interrumpiría a los asistentes: “clac-clac-clac-clac-clac-clac-clac”, y como en la película “la princesa prometida” se oiría una voz increpando a Sarkozy: “soy Mariano Rajoy Brei. Tú citaste el nombre de España en campaña. Prepárate a morir”. A los pocos días veríamos a Carla Bruni de negro (con lo bien que le sienta, aunque realmente a esta mujer le sienta bien cualquier color). O si quieren, se pueden imaginar también una reunión de mujeres presidentas en la vecina Lisboa, y que coinciden en la legendaria peluquería del Chiado “O Vaporouso Cardadu” la presidenta argentina Cristina Kirchner y la madrileña Esperanza Aguirre, vamos…, la que se hubiera liado hace 200 años habría sido parda, y si al salir la rioplatense todavía conservaba un mechón se podía considerar una mujer afortunada. Pero todo esto es ya parte del pasado y no volverá a ocurrir, porque lamentablemente e irremediablemente amigos lectores aunque nos cueste reconocerlo, podemos afirmar rotundamente que: “SE ESTÁ PERDIENDO LA RAZA”.

Abilio Ovejero.


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