lunes, 2 de abril de 2012

UNA CORRIDA EN EL CUARTEL DE LA MONTAÑA

Uno de los dos diestros que intervinieron en la corrida celebrada en el Cuartel de la Montaña (no sabemos si el sargento Sánchez o el cabo Emilio Martínez) se perfila para ejecutar el volapié.

UNA CORRIDA EN EL CUARTEL DE LA MONTAÑA

Cuando hace unos años aparecieron los primeros números de esta publicación no podíamos imaginar que en un solo edificio pudiéramos encontrar tantos temas relacionados con la Guerra Civil, o incluso relacionados directamente con el mundo de los toros, tantos temas que bien podíamos decir que hemos creado la “Saga del Cuartel de la Montaña”. Comenzamos con aquellas crónicas dedicadas a los acontecimientos de aquellos tres días de julio de 1936, para continuar con la vida y trágica muerte del comandante José Bretaño o con la del teniente Máximo Moreno. También recordarán aquella emotiva crónica que llevaba por título “Cuando te habla la Historia”, así como las más recientes dedicadas al periodista Juan González Olmedilla, y también aquella crónica en que la que seguíamos los pasos de dos toreros durante el asalto al Cuartel de la Montaña el 20 de julio de 1936, sin olvidar la conferencia que sobre este histórico edificio tuvo lugar en el Centro Cultural de los Ejércitos. (Al final de esta crónica encontrarán ustedes un detallado índice con todas las crónicas que hemos publicado dedicadas al Cuartel de la Montaña).

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Revisando en nuestros archivos hemos localizado unas fotografías excepcionales que nos remontan a un acontecimiento no menos excepcional: la celebración de una corrida en el interior del Cuartel de la Montaña. Si antes de ver las fotos alguien nos lo hubiera comentado, seguramente hubiéramos pensado que se trataba de una broma, pero no amigos lectores, el festejo se celebró el 8 de diciembre de 1906, y en el mismo se lidiaron “reses bravas de acreditada divisa”. La corrida formaba parte de los actos programados con motivo de la celebración de la fiesta de la patrona, la Inmaculada Concepción. Para narrarles aquellos fastuosos acontecimientos, hemos recurrido en esta ocasión a una vibrante y encendida crónica de un colega que firma con el popular nombre de “Juan del Vulgo”, un plumilla de la vieja escuela, de la escuela clásica. Del Vulgo trenza una brillante crónica con ese estilo único que se utilizaba para las narraciones taurinas, un estilo y un léxico específicos, que independientemente guste o no la fiesta de los toros deberíamos conservar al igual que otras especies en peligro de extinción. El artículo que trascribimos a continuación fue publicado el 10 de diciembre de 1906 en el “Diario Independiente EL DIA”.

Además del festejo taurino, para la fiesta de la patrona también se programaron otras actividades lúdicas, como esta especie de gymkhana donde los reclutas debían de mostrar sus habilidades montados en la bicicleta.

LA ADMINISTRACIÓN MILITAR Y SU PATRONA

Con gran esplendor y animación ha celebrado la primera comandancia de tropas de Administración Militar, la festividad de su patrona la Purísima Concepción.

Ha habido la consabida misa solemne, banquete a los jefes y oficiales, ranchos extraordinarios a la tropa, cucañas, proyecciones cinematográficas, carreras de cintas, persecución de patos por hombres metidos en sacos, y otros números igualmente divertidos y celebrados.

El principal festejo de los anunciados en el programa y el que más despertaba el entusiasmo, era la lidia de dos reses bravas de acreditada divisa. Los novillos eran dos astadas fieras de tan colosal romana que parecían elefantes párvulos.

El sargento Eduardo Sánchez era el encargado de estoquear al primero de los moruchos. Previa una faena inteligente y hábil, logró quitárselo de en medio después de taladrarle la piel en diversas regiones de su cuerpo, porque el animalito llegó al último tercio descompuesto, receloso y tapando las salidas.


Las mulillas se preparan para el arrastre de una de los toros lidiados.

El héroe de la tarde fue el cabo Emilio Martínez, a quien cupo en suerte despachar al corrido en segundo término. Fijos los pinreles en la arena, estirando los brazos como un señor catedrático taurino, pisando el terreno de los bravos y derrochando vista y hechuras, logró cuadrar al buró, y perfilándose como un ángel, metió el hombrillo y se arranco con fatigas, más derecho que una bala, para enterrar el estoque en la agujas, cruzando valientemente y rozando los costillares.

La estocada resultó contraria de tanto atracarse, y el bicho, en medio de una delirante ovación, mordió la tierra, como si hubiese sido herido por una corriente eléctrica.

Los banderilleros y peones, que por su número constituían un batallón, cumplieron como buenos, así como los Tancredos, que realizaron sus arriesgados experimentos con gran serenidad y fortuna.


En el grandioso festejo no podía faltar la figura de Don Tancredo, tan en auge en aquella época. En esta ocasión algún valiente recluta interpretó con nervios de acero este popular papel.

A continuación se celebró una escogida función de teatro, poniéndose en escena El bigote rubio, el monólogo El hijo de la Patria admirablemente desempeñado por el cabo Arambarri, y el arreglo al castellano de una comedia rusa titulada Cuento imprudente.

Tanto el sargento Sr. Castillo, como los cabos Fuster, Arambarri y Ovidio Fernández, afortunados intérpretes de la obra, rayaron a envidiable altura en el desempeño de sus respectivos papeles, obteniendo del numeroso público una entusiasta salva de aplausos al final de la representación.

Amenizaron los intermedios una banda de música y una comparsa de guitarras y bandurrias. La gente se hartó de reír y gozar pues hubo atractivos y emociones para todos los gustos, siendo de lamentar que el mal tiempo contribuyese a deslucir la fiesta.

Un solo comentario he de hacer a lo reseñado.


Las fiestas también suponían una oportunidad para muchos soldados de mostrar al resto de compañeros, así como al público que asistía a los festejos, sus habilidades gimnasticas.

Vean y apunten los que consideran el ejército como el suplicio de la gente humilde de qué modo las clases pobres de la sociedad van a las filas, a servir a su patria y cumplir el más alto deber del ciudadano, adquiriendo una instrucción imposible de obtener en la aldea, al mismo tiempo que poniéndose en contacto con los hombres, estrechan lazos de fraternidad y compañerismo.

Reciban mi más sincera enhorabuena los jóvenes actores y toreros, que hicieron nuestras delicias en en los difíciles artes de Talía y Curro Cúchares, y tengan la plena convicción de que en el Ejército se sabe recompensar al que lo merece y castigar al que no cumple fielmente sus deberes.

Nada más por hoy. Salud y fortuna deseo a todos hasta el año que viene.

Juan del Vulgo.


En el momento de redactar esta crónica no hemos conseguido datos precisos de la persona que se esconde tras el pseudónimo de Juan del Vulgo. Por alguna referencia hemos encontrado datos de que su nombre era Valentín Sastre y de alguna forma estaba relacionado con Segovia, ya que hemos localizado diferentes artículos publicados en el diario “El Adelantado” de aquella localidad. Seguiremos investigando.

Pues hasta aquí esta nueva crónica que vuelve a tener como protagonista el edificio ya desaparecido del Cuartel de la Montaña, ubicado en la montaña del Príncipe Pío en el lugar donde hoy se encuentra el Templo de Debod. Esta crónica no será la última, ya que tenemos material para continuar con esta “saga”. A continuación pueden encontrar un pequeño índice con todas las crónicas relacionadas con el Cuartel de la Montaña.

Florentino Areneros.

LA SAGA DEL CUARTEL DE LA MONTAÑA:

TRES DIAS DE JULIO: 18 JULIO 1936

El historiador y escritor Luis Romero escribiría un libro fundamental para conocer los acontecimientos que tuvieron lugar en España los días 18, 19 y 20 de Julio de 1936 de título "Tres Dias de Julio", de un gran valor no solamente histórico, si no también narrativo. A partir de este libro hemos reproducido los acontecimientos que tuvieron lugar en Madrid en esos tres días, dedicando una crónica a cada uno de ellos.

En esta primera crónica se narran los preparativos de los militares en la capital, así como las medidas que el Gobierno y el Presidente de la República van tomando según avanza una jornada caracterizada por la confusión. Por su parte las fuerzas políticas pertenecientes al Frente Popular empiezan también a movilizarse, al igual que las organizaciones obreras y sindicales.

TRES DIAS DE JULIO: 19 JULIO 1936

Segunda entrega basada en el libro Tres Días de Julio de Luis Romero sobre los acontecimientos que tuvieron lugar en la capital española los días 18, 19 y 20 de julio de 1936.

En esta entrega vemos como Martínez Barrio rechaza formar gobierno, responsabilidad que recae en José Giral que viendo como se desarrollan los acontecimientos decidirá armar al pueblo. Ese mismo día el general Fanjul se presentará en el Cuartel de la Montaña para hacerse cargo del mando de los sublevados allí concentrados. Sobre este cuartel comienza a estrecharse el cerco y los leales al Gobierno impiden cualquier intento de salida de los allí concentrados. Mientras tanto en los cuarteles de Campamento no se consigue organizar una columna que se dirija hacia Madrid.

TRES DIAS DE JULIO: 20 JULIO 1936

Tercera entrega basada en el libro Tres Días de Julio de Luis Romero. En esta crónica se repasan los acontecimientos que tuvieron lugar en el madrileño Cuartel de la Montaña, lugar donde se habían hecho fuertes los sublevados al mando del general Fanjul.

Podremos seguir los preparativos del asalto, como se intentó negociar, los combates, como fue el asalto, los participantes y muchos datos más. Así como la matanza que tras la toma tuvo lugar entre los muros del cuartel. Esta crónica sirve como desenlace de las dos anteriores y está acompañada de un buen número de fotografías comentadas muchas de ellas con textos del propio Luis Romero.

VIDA Y MUERTE DEL TENIENTE MÁXIMO MORENO

Máximo Moreno era teniente de la Guardia de Asalto en julio de 1936. Estuvo encarcelado desde octubre de 1934 recuperando la libertad tras la victoria del frente Popular en febrero de 1936. El teniente Moreno formaba parte del grupo que secuestro y asesinó al diputado Calvo Sotelo, y pocos días más tarde participaría activamente en la toma del Cuartel de la Montaña, como se puede comprobar en alguna fotografía gracias a la sagacidad de nuestra lectora y amiga Inés Tremis.
Tras la toma del cuartel, Máximo Moreno estuvo combatiendo en varios frentes, hasta su incorporación manejando una ametralladora en un bombardero Potez-54 de nombre "Aquí te espero". A bordo de el participaría en varias acciones, entre ellas el bombardeo del crucero Canarias en aguas gallegas. El avión sería derribado a finales de Septiembre falleciendo en circunstancias singulares. Gracias a documentación enviada por Inés Tremis sabemos que tras su la guerra, las fotos de su entierro serían utilizadas en la Causa General dentro del expediente del asesinato de Calvo Sotelo.

VIDA Y MUERTE DEL COMANDANTE JOSÉ BRETAÑO

El comandante José Bretaño Ramos es uno de esos personajes anónimos y secundarios de los que poco se habla en los libros de historia. En julio de 1936 se encontraba destinado en el cuartel de la Guardia Civil de la calle Guzmán el Bueno de Madrid, de donde partiría el día 20 al mando de dos compañías para reducir a los sublevados del Cuartel de la Montaña, como acredita su aparición en muchas de las fotos que se conservan de aquel acontecimiento, siendo tratado como un héroe tras la toma del cuartel. Sin embargo poco más de un mes de aquello sería encarcelado y moriría ejecutado en las tapias del cementerio del Este en noviembre de ese año.

En esta crónica repasamos brevemente lo poco que se conoce de su biografía, y de los procesos que contra el se siguieron a partir de algunos documentos que hemos conseguido rescatar. No se pierdan las serie de comentarios de nuestros lectores que pueden encontrar a continuación de esta crónica, donde destacan las intervenciones de esas dos primeras figuras de la guerracivilmaquia: El Rufián Melancólico y Bremaneur.

CUANDO TE HABLA LA HISTORIA

Desde hace ya unos cuantos años la asociación Gefrema organiza una ruta coincidiendo con el aniversario de los acontecimientos que tuvieron lugar en Madrid en el verano de 1936, concretamente el asalto al Cuartel de la Montaña ubicado donde ahora se encuentra el templo de Debod.

Los que asisten a este evento, tienen el privilegio de poder oír narrar el relato de aquellos acontecimientos a Don Bibiano Morcillo, que en aquellas fechas se encontraba en el interior del cuartel cumpliendo el servicio militar y fue testigo y protagonista de aquel episodio histórico. A pesar de su avanzada edad Don Bibiano compone una narración insustituible, emocionada y por momentos épica de todo lo que sucedió aquel día. Una experiencia impagable para cualquier aficionado a la historia.

UN TORERO EN EL CUARTEL DE LA MONTAÑA

Durante el año de 2011 dedicamos un conjunto de crónicas a los acontecimientos que tuvieron lugar en el madrileño Cuartel de la Montaña en julio de 1936 al cumplirse el 75 aniversario de aquel episodio, crónicas en la que repasábamos como acontecieron aquellos hechos, a la vez que nos centrábamos en alguno de sus protagonistas.

Entre aquellos protagonistas se encontraba un modesto torero, “El Peluchi”, que una vez finalizada la guerra sería reconocido en una de las fotos publicadas del asalto al cuartel, motivo por el cual sería encausado. A partir de su declaración a las autoridades franquistas, seguimos los pasos de este singular personaje durante la madrugada y la mañana del 20 de julio de 1936 en que tuvo lugar el asalto.

UN PERIODISTA EN EL CUARTEL DE LA MONTAÑA

Al igual que en la anterior crónica, en esta partimos de una fotografía en la cual encontramos a un periodista que hemos conseguido identificar con la ayuda de nuestros lectores como el sevillano Juan González Olmedilla, redactor del popular periódico El Heraldo de Madrid.

González Olmedilla tuvo un papel protagonista en los momentos previos al asalto al cuartel, y posteriormente junto con otros compañeros sería uno de los fundadores de las Milicias de la Prensa, un grupo muy activo en la defensa de la República durante los momentos posteriores al golpe militar de Julio del 36. Pese a todo ello a mediados de 1937 encontramos a Olmedilla exiliado en Argentina, ¿qué ocurrió en este tiempo?.


PRESENCIA MILITAR EN MADRID

En este año de 2012 el Centro Cultural de los Ejércitos ha organizado una serie de conferencias en colaboración con el Instituto de Estudios Madrileños donde se repasa la relación de Madrid con los ejércitos a los largo de la historia, en diferente ámbitos, prestando una especial atención a la arquitectura, o más concretamente a diferentes edificios militares madrileños.

En esta ocasión la conferencia estaba centrada en uno de los edificios más queridos en esta redacción, aunque desapareciera al finalizar la guerra: el Cuartel de la Montaña. La ponente era María Teresa Fernández Talaya, una historiadora que ha dedicado gran parte de su trabajo a la historia del barrio de la Moncloa, en algunas ocasiones con gran brillantez, aunque en este caso concreto fuimos un tanto críticos con su labor, sobre todo en la parte relacionada con los acontecimientos que tuvieron lugar en aquel recinto durante el transcurso de la Guerra Civil.


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