martes, 12 de octubre de 2010

LOS ESCUDOS DE LA REPUBLICA ( I)

Fachada principal de la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas del Espíritu Santo. (FOTO JAZ). Haga Click en cualquiera de las imágenes de este reportaje para ampliarlas.
LOS ESCUDOS DE LA REPUBLICA(I):
LAS VENTAS DEL ESPÍRITU SANTO.

Faltan pocas fechas para que se cumpla el primer aniversario de aquella memorable faena protagonizada por el inigualable diestro Moncloveño, en la que este joven maestro de la Cuesta de Areneros se encerró en solitario con un buen número de ejemplares de la ganadería de “Los Escudos de la República”, y que tuvo como escenario la monumental ciudad de Madrid. Una faena en la que este consagrado torero alcanzo un apoteósico triunfo solamente superado por aquella tremenda tarde. durante la pasada Feria de San Isidro en que compartió cartel en inigualable mano a mano con el sevillano maestro de maestros, con “El Zubi”.

Fotografía en la que podemos apreciar a Moncloveño rodeado de entusiastas seguidores tras culminar una memorable jornada en la que se encerró en solitario con un buen número de ejemplares de los Escudos de la República que todavía pese al paso del tiempo y dictaduras se pueden contemplar en Madrid.
Y a punto de cumplirse este primer aniversario se ha producido otro memorable acontecimiento, una de estas jornadas que al igual que las conjunciones planetarias o los eclipses solares, solo se producen una vez cada cierto tiempo. Así es amigos lectores, el pasado sábado 2 de Octubre asistí en compañía del joven Moncloveño II, que pese a su notable juventud comienza a dar precoces muestras de atesorar un supremo arte, a la corrida que tuvo lugar en el madrileño coso de Las Ventas del Espíritu Santo dentro del ciclo de la Feria de Otoño. Toreaban Juan Mora, Curro Díaz y Morenito de Aranda, los astados pertenecían a la gaditana ganadería de Torrealta. Los tres diestros acabarían cortando un total de CINCO OREJAS CINCO, algo que se ha producido en muy contadas ocasiones en esta plaza y que algunos destacados cronistas han denominado ya como “ TARDE DE GLORIA”.

Dos imágenes del diestro extremeño Juan Mora en Las Ventas durante la pasada Feria de Otoño de Madrid, donde alcanzaría un gran triunfo que le permitiría salir por la Puerata Grande de la citada plaza. (FOTO JAZ y El País).
Esta conjunción galáctica de acontecimientos me ha traído a la cabeza la promesa que realicé hace tiempo a varios de nuestros lectores, en la que me comprometí a rememorar aquella gran faena de Moncloveño, visitando los lugares donde este incomparable diestro lidió a esos magníficos ejemplares de “Los Escudos de la República” así como otros que dejó sin torear al no permitirlo el tiempo, en este caso cronológico que no atmosférico, ni la autoridad. Y que mejor lugar para comenzar ese memorable recorrido que la primera plaza del mundo, en el que podemos encontrar un policromado ejemplar, de los escasos que se conservan en nuestra ciudad, de escudo republicano.

Pero antes de comenzar permítanme ponerles en situación sobre las características de esta ganadería, algo que ya realizó el propio Moncloveño, que une a sus muchas y destacadas cualidades las de destacado articulista y gran estudioso de la fiesta, publicando en la prestigiosa revista Frente de Madrid editada por Gefrema un sensacional artículo sobre estos particulares y escasos escudos que adornan nuestra ciudad. En este magistral artículo Moncloveño nos daba pelos y señales sobre el cambio realizado en los símbolos nacionales como el himno, la bandera y el escudo, que serían cambiados al pasar de un régimen monárquico a uno republicano. La Marcha Real sería sustituida por el Himno de Riego, la bandera bicolor por la tricolor, y en el tema que nos ocupa, los escudos, desaparecerían todos los símbolos que pudieran recordar a la monarquía, como las coronas que desaparecerían o serían sustituidas. En el caso de la corona real que coronaba el escudo, sería remplazada por una almenada, las coronas que estaban encima de las Columnas de Hércules, cuya simbología ya vimos en otra crónica , desaparecerían, al igual que la del león, que representa al Reino de Léon. Así mismo también desparecerían las flores de lis, símbolo de la dinastía borbónica.


Un escudo republicano en la parte superior y monárquico en la inferior, que como pueden observar se diferencian en la corona superior, mural en el primero y real en el segundo, además de que el republicano ha perdido las coronas sobre las columnas y la cabeza del león, así como el cuartel central con las flores de lis de los Borbones.
En cuanto al escudo de Madrid ocurriría algo similar, sustituyéndose la corona real por la almenada. De todas formas si ustedes están interesados en conocer al detalle esos cambios que tuvieron lugar en 1931, les aconsejo que lean el artículo del gran Moncloveño, donde encontraran una amplia información relativa a estos cambios. Como hemos comentado más arriba, en la mismísima plaza de Las Ventas podemos encontrar uno de estos escasos ejemplares que pueblan nuestra querida ciudad, pero antes de hablar sobre este colorido ejemplar, quiero aprovechar para hablarles un poco de este emblemático lugar madrileño del que la plaza toma su nombre, de Las Ventas del Espíritu Santo.




Al igual que con el escudo de la nación, el de Madrid se modificaría también sustituyendo la corana real por una corona mural o almenada, recuperando la primera durante el franquismo. El escudo de Madrid sería posteriormente modificado en la segunda mitas del siglo XX, sustituyendo los tres cuarteles del oso, dragón y corona cívica, por el del oso y el madroño solamente como lo encontramos en la actualidad. En los rótulos de las calles todavía podemos encontrar ambos emblemas.
Seguramente más de uno de ustedes, como es mi caso, se hayan preguntado de donde proviene este sonoro nombre sin encontrar respuesta. Huérfano de explicaciones decidí encomendarme a esa ágora de sabios madrileñistas, auténtico sanedrín del conocimiento de la ciudad, que no es otro que el FORO DEL VIEJO MADRID , donde rápidamente ofrecieron respuesta a mi duda, lo que quiero aprovechar para agradecer aquí públicamente.