Portada del diario ABC del 23 de febrero de 1978. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Por Florentino Areneros
Durante el mes de marzo de 2020 la asociación Gefrema como en otros años ha programado diversas actividades con motivo del Día de la Mujer que se celebrará domingo el 8 de Marzo. El día 9 se celebró la III Jornada Mujer y Guerra Civil organizada por Gefrema, con una conferencia de la historiadora Almudena Rubio quien nos habló de dos extraordinarias fotógrafas que desarrollarían su actividad durante la Guerra Civil Española: Kati Horna y Margaret Michaelis. En esta conferencia Almudena Rubio nos dio a conocer alguna de las las fotografías que de ambas se conservan en el Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam, unas fotografías inéditas que aportan una nueva dimensión a la obra de estas dos extraordinarias mujeres.
Conferencia sobre las fotógrafas Kati Horna y Margaret Michaelis en las III Jornadas Mujer y Guerra Civil organizadas por Gefrema. En la imagen vemos a la ponente Almudena Rubio (izda.) y a Eulalia Ramírez, coordinadora de estas Jornadas. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Otra imagen del mismo acto. En esta ocasión podemos ver a la derecha al famoso cantante melódico griego Tikis Mikis momentos antes de comenzar su actuación con la que deleitó a los presentes tras la conferencia. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Posteriormente a esta conferencia se realizarán dos recorridos urbanos en los siguientes fines de semana de ese mes, y en exclusiva para los socios de Gefrema, que serán guiados por Eulalia Ramírez Nueda. Estas dos rutas, denominadas “LA REVOLUCIÓN DE LAS INVISIBLES”, seguirán los pasos por la ciudad de algunas de las mujeres que en el primer tercio del pasado siglo y durante los años de la II República y la Guerra Civil, lucharían por reivindicar la importancia del papel de la mujer en la nueva sociedad española, algo por lo que muchas de ellas tendrían que pagar un alto precio finalizada la guerra.
Todas las rutas que organiza Gefrema tienen tras de ellas un documentado y detallado proceso de elaboración por parte de la persona que guiará esa ruta, y siempre se realizan recorridos previos preparatorios con otros miembros de la asociación, casi siempre con los componentes de la benemérita Agrupación de Comandos Modesto, para calibrar tiempos, dificultad, o introducir posibles mejoras durante el recorrido. Durante la preparación de la primera ruta de LA REVOLUCIÓN DE LAS INVISIBLES, uno de los puntos de paso coincidía con el lugar donde vivió el que fuera primer presidente de la II República Española, don Niceto Alcalá Zamora, lo que nos deparó una extraordinaria sorpresa como podrán comprobar si continúan leyendo esta crónica.
Don Niceto Alcalá Zamora, primer Presidente de la II República Española. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Niceto Alcalá Zamora nació en Priego (Córdoba) en 1877. Como jurista desarrolló una brillante carrera profesional. De ideología liberal y monárquica, iniciaría una no menos brillante carrera política en el Partido Liberal, llegando a ocupar importantes cargos, entre ellos el de ministro con diferentes gobiernos. Con la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera, Alcalá Zamora se convirtió en un firme opositor de la misma, y se fue distanciando de la monarquía de Alfonso XIII que había apoyado el golpe, acercándose a las ideas republicanas. Su distanciamiento de la monarquía le convertiría en uno de los políticos que participaría en el pacto de San Sebastián de 1930, siendo nombrado Presidente del Comité Ejecutivo nacido de ese encuentro, germen de lo que meses más tarde se constituiría en el Gobierno Provisional de la República.
Tras la proclamación de la II República en abril de 1931 ocuparía el cargo de Presidente del Gobierno Provisional, y sería nombrado Presidente de la República en diciembre de 1931. Alcalá Zamora ocuparía el cargo desde esa fecha hasta mayo de 1936, cuando fue sustituido por Manuel Azaña. Durante este periodo se tendría que enfrentar a innumerables retos, problemas y vicisitudes, el relato de este periodo daría no solo para un artículo mucho más extenso, sino para muchos libros, lo que supera con mucho el objetivo de esta crónica y de este blog.
Imagen del Gobierno Provisional de la II República formado tras las elecciones del 14 de abril de 1931. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Durante los años de su mandato como Presidente de la República Española, Don Niceto Alcalá Zamora no quiso trasladar su residencia al Palacio Nacional, anteriormente Palacio Real, como correspondería a su cargo, y prefirió continuar residiendo en su anterior domicilio, desplazándose a Palacio solamente para los actos oficiales y protocolarios. Nada que ver con su sucesor, Manuel Azaña, quien si que supo disfrutar de la magnificencia del Palacio Nacional, o de otros lugares no menos lujosos como el Palacio de la Granja donde gustaba de retirarse a practicar una de sus grandes aficiones como era pasear por la montaña, o la Quinta de El Pardo, donde le sorprendería el golpe militar de julio de 1936.
Alcalá Zamora vivía en un palacete u hotelito situado en la actual calle de Martínez Campos, concretamente en el número 32, que en tiempos de la República era conocida popularmente como Paseo del Obelisco, aunque había ya cambiado su nombre oficialpor Francisco Giner, muy cerca del hotel que mando construir el pintor Joaquín Sorolla, hoy convertido en incomparable museo. Se trataba de una bella casa en la que se mezclaban diferentes estilos arquitectónicos, con una influencia muy marcada en la arquitectura tradicional andaluza, con rejas y celosías, y tejado de teja árabe, destacando un torreón central coronando el conjunto. Una arquitectura regionalista, mezclada con otros estilos, muy del gusto de la época y de la que todavía se conservan algunos extraordinarios ejemplos en Madrid. El hotelito contaba con un jardín en la parte posterior, algo bastante común en este tipo de viviendas unifamiliares del ensanche madrileño.
Imagen de la residencia de Don Niceto Alcalá Zamora en el número 32 del Paseo del Obelisco, actual General Martínez Campos. Fotografía de Alfonso cortesía de Andrés Molina González “Anmogon” publicada en el grupo de Facebook de Historias Matritenses. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Niceto Alcalá Zamora sería apartado del cargo tras una votación en las Cortes el 7 de abril de 1936, siendo sustituido por Manuel Azaña el 11 de mayo de 1936. Una realidad que no aceptaría de muy buena gana, convirtiéndose en un gran crítico del Frente Popular, llegando a cuestionar la legitimidad del nuevo gobierno.
El golpe militar de julio de 1936 que desencadenaría la Guerra Civil cambiaría radicalmente su situación. El golpe le sorprendió fuera de España, y ya nunca más regresaría a España, falleciendo en 1949 en Buenos Aires. Su casa de Francisco Giner, o Paseo del Obelisco, sería asaltada durante la guerra, sustrayéndose gran parte de la documentación que Don Niceto guardaba, entre la que se incluía sus diarios, en los que se mostraba muy crítico con el Frente Popular y cuestionaba su forma de llegar al poder tras las elecciones de febrero de 1936, llegando a acusar al Frente Popular de haber cometido fraude. Pero como decíamos anteriormente, la figura de Alcalá Zamora es de tal calado que sobrepasa con creces el alcance e intención de este artículo.
Don Niceto Alcalá-Zamora y Don Manuel Azaña, los dos Presidentes de la II República. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Finalizada la guerra los “vencedores” se harían con las posesiones y bienes de los “vencidos”. Un expolio que sería moneda común con los políticos y otras personalidades que apoyaron a la II República y fueron ejecutados, condenados, o empujados al exilio finalizada la contienda, y que verían como todas sus posesiones y pertenencias pasaban a otras manos con la complicidad del nuevo régimen. Un episodio poco estudiado y poco conocido de nuestra Historia, el del expolio de los vencidos, que con toda seguridad nos depararía grandes sorpresas si se conocieran los nombres y apellidos de los que fueron agraciados a la hora de apropiarse estos bienes ajenos, así como de sus descendientes y herederos, que en la actualidad siguen disfrutando de aquellos bienes, o bien han hecho ya suculenta caja con ellos. Desde aquí animo a los jóvenes historiadores en busca de nuevos retos, a bucear en los registros de la propiedad para conocer la “trazabilidad” de los bienes robados al finalizar la guerra.
Una imagen de Don Niceto Alcala-Zamora y tras él su consuegro Gonzalo Queipo de Llano, con gorra de plato y fajín, durante una visita a San Sebastián en 1932. El hijo primogénito de Alcalá-Zamora estaba casado con una hija de Queipo de Llano. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Sin embargo el palacete de Alcalá Zamora permaneció en poder de la familia finalizada la contienda, y eso que Don Niceto permaneció exiliado en la Argentina hasta su fallecimiento. Seguramente el hecho de que su hijo Niceto Alcalá-Zamora y Castillo estuviera casado con Ernestina Queipo de Llano, hija del general Gonzalo Queipo de Llano, pudo ayudar a que el patrimonio permaneciera en manos de la familia.
Como curiosidad destacar que en el año 2009, durante las tareas de derribo de la casa de Alcalá Zamora en Priego, apareció oculta tras una pared una lata de película cinematográfica 35 milímetros adornada con la bandera republicana, que contenía un noticiario de Fox Movietone de 21 minutos con extraordinarias imágenes inéditas tomadas en las primeras semanas de andadura de la República en 1931, entre ellas las de algunos políticos del momento como el propio Alcalá Zamora, o de Victoria Kent, una de las protagonistas destacadas de esta ruta de “LA REVOLUCIÓN DE LAS INVISIBLES”, entre otros. Esta cinta tiene un grandísimo valor documental añadido como es el tener registrado el sonido de las imágenes con altísima calidad, algo poco habitual en aquellas fechas en las que el cine sonoro comenzaba su andadura.
Pero volvamos a la finca de General Martínez Campos número 32, sabemos que permaneció en poder de la familia gracias al testimonio de Don Antonio Casas Miranda, uno de los fundadores de la Casa de Córdoba de Madrid, institución que a partir de 1956 tendría como domicilio social el palacete de Alcalá-Zamora hasta que el edificio fue derruido. No hemos podido encontrar ningún dato sobre la utilización del edificio desde el comienzo de la guerra hasta 1956, solo podemos afirmar siguiendo el testimonio de Antonio Casas que en esa fecha, cuando se traslada allí la Casa de Córdoba, se encontraba sin ningún tipo de mobiliario.
En la imagen superior podemos ver una imagen de la calle General Martínez Campos con el palacete de Alcalá- Zamora a la derecha señalado con una flecha (Fotografía de Ragel publicada en el grupo de Facebook de Historias Matritenses).
En la imagen inferior vemos la misma fotografía coloreada que se utilizó en la portada del libro de Almudena Grandes “Las tres bodas de Manolita”. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
La Casa de Córdoba había sido creada meses antes por un grupo de ciudadanos de aquella provincia afincados en Madrid, con el objetivo de mantener su identidad y tradiciones pese a estar lejos de su tierra. Pronto su modesta sede social se les quedaría pequeña, y comenzaron la búsqueda de una nueva ubicación. Se les presentó la oportunidad de alquilar el palacete de Martínez Campos 32, un extraordinario edificio que cumplía con creces sus necesidades, y que además por su singular arquitectura de influencia andaluza, aportaba un plus de identidad difícil de encontrar en una ciudad como Madrid.
Una vez superado el problema económico gracias a las aportaciones de los socios y diferentes personalidades desde alcaldes al Gobernador Civil, la Diputación Provincial, o miembros del régimen como José Solis Ruiz. Pero se presentaba otro importante inconveniente, según el relato de Antonio Casas Miranda “La familia Alcalá-Zamora no se decidía a alquilarla, habían sufrido mucho. La casa había estado requisada por el ejército, se la habían devuelto tarde y en mal estado. Prácticamente no querían ni hablar de la casa”. Uno de los socios de la casa, Don Bernabé Pérez, Magistrado del Supremo, se desplazó hasta la finca familiar de “La Gineta” en Priego, donde se entrevistó con la hija de Don Niceto, Isabel Alcalá-Zamora, consiguiendo finalmente que les alquilaran el edificio por 17.000 pesetas de la época.
Del palacete solo hemos conseguido imágenes del exterior, pero gracias a la detallada descripción que del interior nos hace Antonio Casas Miranda nos podemos hacer una idea de la belleza y de los cuidados detalles decorativos que se podían encontrar en sus estancias. Leyendo la descripción, no cabe la menor duda de que Niceto Alcalá-Zamora puso un gran interés e ilusión a la hora de construir su vivienda. A continuación reproducimos algunos párrafos del relato de Antonio Casas Miranda, que ustedes pueden leer completo: ir al texto completo (clic aquí).
«La puerta de entrada estaba centrada en el edificio y era de cerrajería artística. El portal, con escalinata central de mármol, conducía a un amplio hall. Previamente, a dicha escalinata, había dos puertas, una a cada lado, que conducían a las cocina y a la vivienda de la servidumbre, situadas en el semisótano. De la escalinata para arriba, a la izquierda, una ventana con reja de hierro artística. Que comunicaba con uno de los salones de la planta baja, a la derecha, en azulejos, la Virgen de la Candelaria patronímico de la dueña de la casa Dna. Purificación Castillo, esposa de D. Niceto.
Doña Purificación Castillo, esposa de Niceto Alcalá-Zamora, ambos dirigirían la construcción del palacete en 1910. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Del centro del amplio hall, arrancaba una preciosa escalera de mármol, que se inclinaba a la derecha, para comunicarse con la planta alta. La escalera era protegida por una balaustrada de madera noble tallada. El techo estaba formado por una amplia y preciosísima vidriera de colores que aportaba luz natural al hall o patio. A la izquierda se encontraba un gran salón que era el comedor de la casa. Zócalo de azulejos arábigo-andaluces a la derecha; en el centro, una monumental chimenea de azulejos y cerámica, donde se mezclaban los grises azulados con el amarillo y el verde. En la parte anterior de la campana de la chimenea, dos escudos enlazados con las iniciales del matrimonio AZ, Alcalá-Zamora y CP, Purificación Castillo.
En el otro ángulo izquierdo del patio, el ascensor, que comunicaba con las tres plantas y otra puerta que daba acceso a otro gran salón, con una hermosísima consola de mármol verde y gran espejo con mármol del mismo material. A la derecha del salón una rotonda acristalada que daba al jardín. Este vestíbulo de mármol blanco y azulejos arábigo-andaluces, rematado con un friso de escayola con inscripción árabe que traducido al español decía: “Dios proteja esta casa”. En un rincón de la derecha, una chimenea de mármol blanco labrado y, a los dos, grandes puertas de corredera, en madera noble con dibujo árabe; el techo, también de madera, con el mismo dibujo.
Una imagen de Niceto Alcalá-Zamora sentado en un banco de obra. La tipología anzaluza de los azulejos nos hace pensar que se tratara del jardín del palacete. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
La puerta izquierda comunicaba con el salón de la consola verde, ya descrito y, a la derecha, con otro gran salón de bellísima chimenea dorada de estilo barroco, que había sido hornacina de la capilla privada de D, Niceto en su fina de “La Gineta”, de Priego de Córdoba, su pueblo natal. A la izquierda de la chimenea, se extiende el salón, formando como una salita, a diferente nivel y acceso mediante dos amplios escalones de madera con grandes ventanales al jardín.
Otra vista de la residencia de Don Niceto Alcalá Zamora. Fotografía de Alfonso cortesía de Andrés Molina González “Anmogon” publicada en el grupo de Facebook de Historias Matritenses. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
A la derecha del patio, al otro lado de la escalera, una habitación con balcón; a la entrada de la escalera, otro gran salón con balcones a la calle y otra habitación pequeña con balcón, también a la calle.
Al subir a la planta alta, un corredor circulaba todo el patio con un pasillo protegido por una balaustrada de madera noble tallada continuación de la de la escalera. En la derecha del hall (parte alta), una habitación de mármol blanco y zócalo del mismo material en rojo. Este era el despacho privado de D. Niceto…
Fotografía de Don Niceto Alcalá-Zamora, muy probablemente se trate de la biblioteca o de su despacho en el palacete. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
…A la izquierda del despacho una gran habitación comunicaba con una terraza que daba al jardín. Esta la utilizábamos como Sala de Juntas. A la derecha, otra gran sala con balcones a la calle; comunicaba a la derecha, con un gran salón con tres balcones corridos, con vistas a la calle…. ».
Esta es solo parte de la detallada descripción que Don Antonio Casas Miranda realiza en su relato del interior del palacete, y que se puede leer y descargar completo pinchando sobre este texto . Gracias a este texto nos podemos hacer una idea muy aproximada de la extraordinaria belleza y singularidad del edificio, la cuidada estética interior refleja el interés y pasión que pusieron los propietarios en la creación de un espacio que habría de ser único para ellos. Leyendo el relato se entiende que Don Niceto prefiriera permanecer en la comodidad e intimidad de un hogar hecho a su medida, que el tener que residir en un lugar frío e impersonal como el Palacio Real, entonces Palacio Nacional.
A partir de 1956 la Casa de Córdoba viviría sus años de mayor esplendor y gloria en el palacete que mandara construir el que fuera Presidente de la II República Don Niceto Alcalá Zamora. Las actividades, reuniones y fiestas se sucedían aquel marco incomparable, un lugar único que se había convertido por derecho propio en un auténtico rincón de Andalucía en el centro de Madrid, a lo que contribuía de manera notable aquel palacete de aromas cordobeses que con tanto mimo y cariño construyeron sus propietarios.
Este romance entre la Casa de Córdoba y el palacete de Alcalá-Zamora finalizaría en 1978, cuando se decide demoler el edifico para levantar en la finca un moderno bloque de viviendas. A día de hoy nos resulta incomprensible que un edificio de estas características arquitectónicas y artísticas, y tan ligado a la Historia de España, pueda acabar convertido en pasto de la piqueta, y ser destruido en aras de un suculento beneficio económico. Y resulta más increíble que administraciones como el Ayuntamiento de Madrid u otras que pudieran tener relación con la conservación del patrimonio español, permitieran esta aberración. Lamentablemente desde la finalización de la Guerra Civil hasta nuestros días, con especial relevancia durante el periodo del franquismo donde algunos gozaban de total inmunidad, los madrileños hemos visto desaparecer notables edificios de un extraordinario valor artístico, urbanístico, y patrimonial en aras de la especulación, la lista sería interminable, incluidos no solo palacetes y edificios representativos, también muchos edificios propiedad de la Iglesia. Tal vez muchos de los que presumen de patriotismo algún día se den cuenta que el patrimonio también es patria, aunque lo más seguro es que ya lo sepan, pero en realidad su patria no esté aquí, sino en algún banco de Suiza, por muchas banderitas que lleven en las pulseras, los retrovisores, o el collar del perro.
De aquella decisión que condenó a aquel maravilloso palacete a su destrucción, también tenemos el indignado testimonio de Don Antonio Casas Miranda, quien en el relato anteriormente citado afirmaba: «Aquí manifiesto mi tristeza, por las personas que, años más tarde, pudiéndolo evitar, consintieron la inexorable demolición de este bello edificio; por los familiares de Alcalá-Zamora, que lo vendieron consintiendo su derribo; por los miembros de la Junta Directiva de la Casa de Córdoba, que no hizo todo lo posible por adquirirlo; y por las autoridades de Córdoba que no nos prestaron su ayuda para la adquisición. Que cada uno acepte su cuota de responsabilidad y cargo de conciencia.
Poco tiempo después de este hecho, se conseguía una orden de protección del edificio».
Como podemos comprobar por el testimonio de Antonio Casas Miranda, nuevamente el interés económico de unos pocos, pesó más que el interés patrimonial de todos, y nuevamente también triunfó la política de hechos consumados, un clásico en el urbanismo madrileño, y se procedió al derribo del edificio antes de que se decidiese sobre su protección, supongo que con total impunidad para los que perpetraron y consintieron el derribo.
Pero la demolición del palacete deparó una inesperada sorpresa. Bajo el edificio se encontró un extraordinario refugio antiaéreo, una sólida construcción de hormigón escondida bajo el suelo del jardín. La prensa se hizo eco de este singular descubrimiento, y el jueves 23 de febrero de 1978 la noticia ocupaba a toda plana, la portada del diario ABC. En la portada se podía leer:
Portada del diario ABC del 23 de febrero de 1978 donde podemos observar el detalle de la galería central del bunker, y una de las entradas desde el jardín. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
EL «BUNKER» DE ALCALÁ ZAMORA
En las obras de demolición de la finca número 32 de la madrileña calle del General Martínez Campos, donde tuvo su domicilio Don Niceto Alcalá Zamora, presidente de la II República, ha sido descubierto un refugio subterraneo, construido en hormigón, en forma de Z. Tiene unos doce metros de largo, dos y medio de alto y unas paredes de casi dos metros de espesor. Estaba protegido con chapas metálicas y disponía de respiraderos, luz eléctrica y servicios. Tenía capacidad para 24 personas que podían sentarse en bancos de hormigón.
En las páginas interiores encontrábamos una pequeña reseña con unos pocos detalles más que pueden leer en la siguiente imagen:
Texto publicado en el diario ABC el 23 de febrero de 1978, donde se hacen eco de la noticia del descubrimiento. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Por las fotografías y datos que encontramos en ABC suponemos que se trataba de un refugio subterráneo en galería, con bancos corridos de obra a todo el largo y a ambos lados de la galería, en los que se aprecia una especie de respaldo sobre la pares que podrían ser las chapas metálicas que se citan en la noticia. Tendría el techo formando una especie de falsa bóveda de forma trapezoidal, en vez de la habitual bóveda de cañón que podemos encontrar en la mayoría de los refugios.
Seguramente tuviera dos entradas perpendiculares a esta galería central, una hacia la derecha y otra hacia la izquierda de la misma, de ahí la forma de “Z” que se menciona en la noticia. No se menciona sin embargo la profundidad a la que se encontraba el refugio, ni si se accedía por unas escaleras, como seguramente ocurriría. La presencia de respiraderos, y el gran grosor de las paredes, cercano a los dos metros, nos inclina a pensar que el refugio se encontrara a una profundidad de cómo mínimo unos tres metros.
La finca de la calle General Martínez Campos en la actualidad, se conserva el paso de carruajes a la derecha de la parcela, y al fondo se distingue un jardín. ¿Podría seguir allí el bunker?. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Otra incógnita es la fecha de construcción. Dado que al comenzar la guerra Alcalá-Zamora ya no ocupaba ningún cargo, y tampoco residía en este domicilio durante la contienda, ya que como hemos mencionado anteriormente el golpe militar de julio de 1936 le sorprendería fuera de España, y nunca más regresaría a nuestro país, todo apuntaría a que el refugio se construyera en el periodo durante el que ocupó la Presidencia de la República, un periodo en el que como señalábamos al principio del artículo, siguió residiendo en este domicilio. De ser así se habría construido para garantizar la seguridad del presidente, pero llama la atención las dimensiones y tipología de la construcción, tal vez algo desproporcionado para los peligros que podían acecharle. Entre las amenazas que se podían esperar no creo que se contemplara un bombardeo aéreo con bombas de gran capacidad destructiva. Aunque no descartamos ninguna hipótesis.
Otra hipótesis sería su construcción durante la contienda, algo más acorde con la sólida tipología del refugio. Es muy probable que la casa fuera ocupada durante la guerra, pero no sabemos por quién, si se trataba de un personaje concreto, o bien que se convirtiera en sede de algún organismo, o bien cuartel general, o puesto de mando de alguna unidad militar, o sede de alguna organización política.
El misterio sobre el Bunker de Alcalá-Zamora está ahí para quien quiera profundizar más, las incógnitas son muchas. ¿Cuándo se construyó el refugio y para qué o quién?, tal vez en algún archivo se conserve documentación sobre su construcción. ¿Se conserva todavía ese refugio?, es bastante improbable, ya que la nueva finca ocupa la práctica totalidad de la parcela que ocupaba el palacete de Alcalá-Zamora, y además tiene un garaje bajo la superficie, aunque bien es cierto que en su lateral derecho se conserva el espacio de la entrada de carruajes, y tras el nuevo edificio queda algo de jardín. Lo mismo algún entusiasta lector de Sol y Moscas nos pueda aportar algún dato más, o quizás alguien se quiera acercar a preguntar al portero de la finca si sabe algo. Toda información será bien recibida para tratar de aclarar este interesante misterio.
Imagen del convento de las Damas Apostólicas del Paseo de la Habana de Madrid. Pese a gozar de protección, parte del mismo fue derribado antes de que se paralizaran los trabajos de demolición. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Tal vez alguno de nuestros lectores piense que estas cosas pasaban hace 40 años, y que ahora todo esto está ya superado. Sin embargo no hay que irse muy lejos para recordar el derribo de un histórico cuartel en Campamento, o más cercano en el tiempo el intento de derribo de un convento en el Paseo de la Habana, paralizado cuando ya se había tirado gran parte del edificio gracias a la acción de los vecinos y asociaciones de defensa del patrimonio, o el desaparecido Taller de Precisión de Artillería de Raimundo Fernández Villaverde, que albergaba también un refugio antiaéreo. Hechos que justifican y dan sentido a la existencia de asociaciones como GEFREMA, que desde su fundación tiene como uno de sus principales objetivos conservar y dar a conocer el extraordinario patrimonio arqueológico relacionado con la Guerra Civil que todavía se conserva en la Comunidad de Madrid. Afortunadamente poco a poco las diferentes administraciones, y cada vez muchas más personas, van tomando conciencia del gran valor que todo ello tiene, y de la importancia de legarlo a las generaciones futuras.
Florentino Areneros.
Como ya ha ocurrido en otras ocasiones, una vez publicados los artículos en el blog nuestros lectores los enriquecen, bien sea con sus testimonios o con aportaciones documentales.
Hace unos días recibimos un comentario de Antonio J. en el que nos comentaba sus vivencias en el edificio de la Casa de Córdoba, que antes de la guerra fuera residencia del primer presidente de la República, el cordobés Don Niceto Alcalá Zamora. Un testimonio de gran valor ya que su padre fue el conserje de la institución desde finales de los años 60 hasta su cierre, y Antonio vivió todos esos años en aquel edificio que conocía perfectamente, y en el que nos da algunas pistas de lo que pudieron ser los respiradores del búnker. También nos ha enviado cuatro interesantes fotografías en las que podemos apreciar detalles del edificio, tristemente desaparecido, que se comentan en el artículo.
Comenzamos reproduciendo el comentario que nos envió Antonio, por el que podemos deducir que la confirmación existencia del bunker subterráneo no se conoció hasta la triste demolición del edificio. Al final del mismo encontrarán las fotografías.
«Buenos días Sr. Areneros, lo primero felicitarle por el espléndido artículo. He llegado a el por casualidad y me dejo impactado. Yo viví junto con mis padres y hermanos en los bajos de esa casa desde finales de los 60 hasta su cierre como Casa de Córdoba. Mi padre era el conserje. En lo referente a este articulo y sobre el bunker que se descubrió en su demolición, lo que yo puedo aportar (con mis recuerdos de niño) es que todas las habitaciones y estancias de la planta alta estaban comunicadas entre sí con puertas, de tal manera que sin salir al pasillo circular que daba al hall principal, se podía llegar hasta el ascensor y escalera de servicio que estaba junto a él. Este ascensor yo no lo conocí en funcionamiento y la escalera moría en la planta del sótano, junto al salón que servía de teatro. En el patio de la casa, en el que nos pasábamos muchas horas jugando, existían unas planchas metálicas junto a una pista alicatada de losetas de barro, el resto del patio era tierra. De igual manera, había unos tubos de uralita que salían en una esquina del patio de más de dos metros de altura, y con los que nos entreteníamos tirando piedrecitas, incluso en alguna ocasión se nos coló alguna pelota de tenis, y ya la dábamos por perdida, porque no le veíamos el fondo. Queremos interpretar que eran respiradores del bunker.
También cuando nos enteramos en su día del descubrimiento del bunker, mi padre nos comentó que todos los electricistas que iban la casa a solucionar problemas eléctricos, se volvían locos porque había cables que no sabían de dónde venían, y evidentemente provenían de la instalación eléctrica de este bunker.
Yo no puedo decirle cuando se hicieron estas instalaciones, o el absurdo de que todas las habitaciones de la planta alta comunicaran entre si, no lo sé.
Le quería pedir un favor, no sé cómo consiguió esas memorias de D Antonio Casas, nos gustaría mucho que me dijera si contacto con algún familiar o quien se las proporciono, conocíamos a D. Antonio y también a algunos de sus hijos, pero les perdimos la pista hace muchísimos años. Conservamos algunas fotos de esos años y nos gustaría poder hacérselas llegar.
Muchísimas gracias, y me tiene enganchado definitivamente en su blog, un cordial saludo.»
Imagen de la fachada del edifico, seguramente tomada a finales de los años 60´s (Fotografía Antonio J.). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Don José, conserje de la Casa de Cordoba en la última etapa de la misma fotografiado en el interior de la misma, donde podemos apreciar la rica ornamentación de azulejos y el artístico suelo. (Fotografía Antonio J.). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Dos niños juegan en el jardín de la Casa de Córdoba, debajo de ellos se encontraba el búnker.(Fotografía Antonio J.).(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Otra fotografía de Don José fotografiado en la extraordinaria escalina principal del edificio en las navidades de 1971.(Fotografía Antonio J.).(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
También recibimos otro interesante comentario de sdotor quien conoció también en su juventud el edificio:
«Interesantísimo artículo. Permítame una aportación: durante varios años, al menos desde 1970 hasta 1975, los bajos y el jardín de la Casa de Córdoba fueron usados (no «los domingos por la tarde» como apunta un comentario refiriéndose a los bailes, sino los días de diario) como comedor para los alumnos del Colegio Británico que se encontraba enfrente (donde hoy está la sede del British Council en España). Los «old pupils» del Británico lo recordamos bien (la comida, no tan bien). Contábamos muchas historias acerca de cuartos secretos que encontrábamos fisgando en el largo rato que pasaba después de la comida hasta que empezaban las clases de la tarde; quizá alguno de nosotros encontró el búnker...»
Finalmente (por ahora) hay un hilo en Twitter con más fotografías e información sobre el edificio, pueden encontrar ese hilo haciendo clic aquí.
Nos informa Julio García Mouton en un comentario, que el palacete "Al menos entre 1945 y 1950, el edificio estuvo ocupado por la ordenación de pagos del ejercito".
EL MISTERIO DEL
BUNKER DE
ALCALÁ ZAMORA
BUNKER DE
ALCALÁ ZAMORA
Por Florentino Areneros
Durante el mes de marzo de 2020 la asociación Gefrema como en otros años ha programado diversas actividades con motivo del Día de la Mujer que se celebrará domingo el 8 de Marzo. El día 9 se celebró la III Jornada Mujer y Guerra Civil organizada por Gefrema, con una conferencia de la historiadora Almudena Rubio quien nos habló de dos extraordinarias fotógrafas que desarrollarían su actividad durante la Guerra Civil Española: Kati Horna y Margaret Michaelis. En esta conferencia Almudena Rubio nos dio a conocer alguna de las las fotografías que de ambas se conservan en el Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam, unas fotografías inéditas que aportan una nueva dimensión a la obra de estas dos extraordinarias mujeres.
Conferencia sobre las fotógrafas Kati Horna y Margaret Michaelis en las III Jornadas Mujer y Guerra Civil organizadas por Gefrema. En la imagen vemos a la ponente Almudena Rubio (izda.) y a Eulalia Ramírez, coordinadora de estas Jornadas. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Otra imagen del mismo acto. En esta ocasión podemos ver a la derecha al famoso cantante melódico griego Tikis Mikis momentos antes de comenzar su actuación con la que deleitó a los presentes tras la conferencia. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Posteriormente a esta conferencia se realizarán dos recorridos urbanos en los siguientes fines de semana de ese mes, y en exclusiva para los socios de Gefrema, que serán guiados por Eulalia Ramírez Nueda. Estas dos rutas, denominadas “LA REVOLUCIÓN DE LAS INVISIBLES”, seguirán los pasos por la ciudad de algunas de las mujeres que en el primer tercio del pasado siglo y durante los años de la II República y la Guerra Civil, lucharían por reivindicar la importancia del papel de la mujer en la nueva sociedad española, algo por lo que muchas de ellas tendrían que pagar un alto precio finalizada la guerra.
Todas las rutas que organiza Gefrema tienen tras de ellas un documentado y detallado proceso de elaboración por parte de la persona que guiará esa ruta, y siempre se realizan recorridos previos preparatorios con otros miembros de la asociación, casi siempre con los componentes de la benemérita Agrupación de Comandos Modesto, para calibrar tiempos, dificultad, o introducir posibles mejoras durante el recorrido. Durante la preparación de la primera ruta de LA REVOLUCIÓN DE LAS INVISIBLES, uno de los puntos de paso coincidía con el lugar donde vivió el que fuera primer presidente de la II República Española, don Niceto Alcalá Zamora, lo que nos deparó una extraordinaria sorpresa como podrán comprobar si continúan leyendo esta crónica.
Don Niceto Alcalá Zamora, primer Presidente de la II República Española. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Niceto Alcalá Zamora nació en Priego (Córdoba) en 1877. Como jurista desarrolló una brillante carrera profesional. De ideología liberal y monárquica, iniciaría una no menos brillante carrera política en el Partido Liberal, llegando a ocupar importantes cargos, entre ellos el de ministro con diferentes gobiernos. Con la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera, Alcalá Zamora se convirtió en un firme opositor de la misma, y se fue distanciando de la monarquía de Alfonso XIII que había apoyado el golpe, acercándose a las ideas republicanas. Su distanciamiento de la monarquía le convertiría en uno de los políticos que participaría en el pacto de San Sebastián de 1930, siendo nombrado Presidente del Comité Ejecutivo nacido de ese encuentro, germen de lo que meses más tarde se constituiría en el Gobierno Provisional de la República.
Tras la proclamación de la II República en abril de 1931 ocuparía el cargo de Presidente del Gobierno Provisional, y sería nombrado Presidente de la República en diciembre de 1931. Alcalá Zamora ocuparía el cargo desde esa fecha hasta mayo de 1936, cuando fue sustituido por Manuel Azaña. Durante este periodo se tendría que enfrentar a innumerables retos, problemas y vicisitudes, el relato de este periodo daría no solo para un artículo mucho más extenso, sino para muchos libros, lo que supera con mucho el objetivo de esta crónica y de este blog.
Imagen del Gobierno Provisional de la II República formado tras las elecciones del 14 de abril de 1931. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Durante los años de su mandato como Presidente de la República Española, Don Niceto Alcalá Zamora no quiso trasladar su residencia al Palacio Nacional, anteriormente Palacio Real, como correspondería a su cargo, y prefirió continuar residiendo en su anterior domicilio, desplazándose a Palacio solamente para los actos oficiales y protocolarios. Nada que ver con su sucesor, Manuel Azaña, quien si que supo disfrutar de la magnificencia del Palacio Nacional, o de otros lugares no menos lujosos como el Palacio de la Granja donde gustaba de retirarse a practicar una de sus grandes aficiones como era pasear por la montaña, o la Quinta de El Pardo, donde le sorprendería el golpe militar de julio de 1936.
Alcalá Zamora vivía en un palacete u hotelito situado en la actual calle de Martínez Campos, concretamente en el número 32, que en tiempos de la República era conocida popularmente como Paseo del Obelisco, aunque había ya cambiado su nombre oficialpor Francisco Giner, muy cerca del hotel que mando construir el pintor Joaquín Sorolla, hoy convertido en incomparable museo. Se trataba de una bella casa en la que se mezclaban diferentes estilos arquitectónicos, con una influencia muy marcada en la arquitectura tradicional andaluza, con rejas y celosías, y tejado de teja árabe, destacando un torreón central coronando el conjunto. Una arquitectura regionalista, mezclada con otros estilos, muy del gusto de la época y de la que todavía se conservan algunos extraordinarios ejemplos en Madrid. El hotelito contaba con un jardín en la parte posterior, algo bastante común en este tipo de viviendas unifamiliares del ensanche madrileño.
Imagen de la residencia de Don Niceto Alcalá Zamora en el número 32 del Paseo del Obelisco, actual General Martínez Campos. Fotografía de Alfonso cortesía de Andrés Molina González “Anmogon” publicada en el grupo de Facebook de Historias Matritenses. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Niceto Alcalá Zamora sería apartado del cargo tras una votación en las Cortes el 7 de abril de 1936, siendo sustituido por Manuel Azaña el 11 de mayo de 1936. Una realidad que no aceptaría de muy buena gana, convirtiéndose en un gran crítico del Frente Popular, llegando a cuestionar la legitimidad del nuevo gobierno.
El golpe militar de julio de 1936 que desencadenaría la Guerra Civil cambiaría radicalmente su situación. El golpe le sorprendió fuera de España, y ya nunca más regresaría a España, falleciendo en 1949 en Buenos Aires. Su casa de Francisco Giner, o Paseo del Obelisco, sería asaltada durante la guerra, sustrayéndose gran parte de la documentación que Don Niceto guardaba, entre la que se incluía sus diarios, en los que se mostraba muy crítico con el Frente Popular y cuestionaba su forma de llegar al poder tras las elecciones de febrero de 1936, llegando a acusar al Frente Popular de haber cometido fraude. Pero como decíamos anteriormente, la figura de Alcalá Zamora es de tal calado que sobrepasa con creces el alcance e intención de este artículo.
Don Niceto Alcalá-Zamora y Don Manuel Azaña, los dos Presidentes de la II República. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Finalizada la guerra los “vencedores” se harían con las posesiones y bienes de los “vencidos”. Un expolio que sería moneda común con los políticos y otras personalidades que apoyaron a la II República y fueron ejecutados, condenados, o empujados al exilio finalizada la contienda, y que verían como todas sus posesiones y pertenencias pasaban a otras manos con la complicidad del nuevo régimen. Un episodio poco estudiado y poco conocido de nuestra Historia, el del expolio de los vencidos, que con toda seguridad nos depararía grandes sorpresas si se conocieran los nombres y apellidos de los que fueron agraciados a la hora de apropiarse estos bienes ajenos, así como de sus descendientes y herederos, que en la actualidad siguen disfrutando de aquellos bienes, o bien han hecho ya suculenta caja con ellos. Desde aquí animo a los jóvenes historiadores en busca de nuevos retos, a bucear en los registros de la propiedad para conocer la “trazabilidad” de los bienes robados al finalizar la guerra.
Una imagen de Don Niceto Alcala-Zamora y tras él su consuegro Gonzalo Queipo de Llano, con gorra de plato y fajín, durante una visita a San Sebastián en 1932. El hijo primogénito de Alcalá-Zamora estaba casado con una hija de Queipo de Llano. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Sin embargo el palacete de Alcalá Zamora permaneció en poder de la familia finalizada la contienda, y eso que Don Niceto permaneció exiliado en la Argentina hasta su fallecimiento. Seguramente el hecho de que su hijo Niceto Alcalá-Zamora y Castillo estuviera casado con Ernestina Queipo de Llano, hija del general Gonzalo Queipo de Llano, pudo ayudar a que el patrimonio permaneciera en manos de la familia.
Como curiosidad destacar que en el año 2009, durante las tareas de derribo de la casa de Alcalá Zamora en Priego, apareció oculta tras una pared una lata de película cinematográfica 35 milímetros adornada con la bandera republicana, que contenía un noticiario de Fox Movietone de 21 minutos con extraordinarias imágenes inéditas tomadas en las primeras semanas de andadura de la República en 1931, entre ellas las de algunos políticos del momento como el propio Alcalá Zamora, o de Victoria Kent, una de las protagonistas destacadas de esta ruta de “LA REVOLUCIÓN DE LAS INVISIBLES”, entre otros. Esta cinta tiene un grandísimo valor documental añadido como es el tener registrado el sonido de las imágenes con altísima calidad, algo poco habitual en aquellas fechas en las que el cine sonoro comenzaba su andadura.
Pero volvamos a la finca de General Martínez Campos número 32, sabemos que permaneció en poder de la familia gracias al testimonio de Don Antonio Casas Miranda, uno de los fundadores de la Casa de Córdoba de Madrid, institución que a partir de 1956 tendría como domicilio social el palacete de Alcalá-Zamora hasta que el edificio fue derruido. No hemos podido encontrar ningún dato sobre la utilización del edificio desde el comienzo de la guerra hasta 1956, solo podemos afirmar siguiendo el testimonio de Antonio Casas que en esa fecha, cuando se traslada allí la Casa de Córdoba, se encontraba sin ningún tipo de mobiliario.
En la imagen superior podemos ver una imagen de la calle General Martínez Campos con el palacete de Alcalá- Zamora a la derecha señalado con una flecha (Fotografía de Ragel publicada en el grupo de Facebook de Historias Matritenses).
En la imagen inferior vemos la misma fotografía coloreada que se utilizó en la portada del libro de Almudena Grandes “Las tres bodas de Manolita”. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
La Casa de Córdoba había sido creada meses antes por un grupo de ciudadanos de aquella provincia afincados en Madrid, con el objetivo de mantener su identidad y tradiciones pese a estar lejos de su tierra. Pronto su modesta sede social se les quedaría pequeña, y comenzaron la búsqueda de una nueva ubicación. Se les presentó la oportunidad de alquilar el palacete de Martínez Campos 32, un extraordinario edificio que cumplía con creces sus necesidades, y que además por su singular arquitectura de influencia andaluza, aportaba un plus de identidad difícil de encontrar en una ciudad como Madrid.
Una vez superado el problema económico gracias a las aportaciones de los socios y diferentes personalidades desde alcaldes al Gobernador Civil, la Diputación Provincial, o miembros del régimen como José Solis Ruiz. Pero se presentaba otro importante inconveniente, según el relato de Antonio Casas Miranda “La familia Alcalá-Zamora no se decidía a alquilarla, habían sufrido mucho. La casa había estado requisada por el ejército, se la habían devuelto tarde y en mal estado. Prácticamente no querían ni hablar de la casa”. Uno de los socios de la casa, Don Bernabé Pérez, Magistrado del Supremo, se desplazó hasta la finca familiar de “La Gineta” en Priego, donde se entrevistó con la hija de Don Niceto, Isabel Alcalá-Zamora, consiguiendo finalmente que les alquilaran el edificio por 17.000 pesetas de la época.
Del palacete solo hemos conseguido imágenes del exterior, pero gracias a la detallada descripción que del interior nos hace Antonio Casas Miranda nos podemos hacer una idea de la belleza y de los cuidados detalles decorativos que se podían encontrar en sus estancias. Leyendo la descripción, no cabe la menor duda de que Niceto Alcalá-Zamora puso un gran interés e ilusión a la hora de construir su vivienda. A continuación reproducimos algunos párrafos del relato de Antonio Casas Miranda, que ustedes pueden leer completo: ir al texto completo (clic aquí).
«La puerta de entrada estaba centrada en el edificio y era de cerrajería artística. El portal, con escalinata central de mármol, conducía a un amplio hall. Previamente, a dicha escalinata, había dos puertas, una a cada lado, que conducían a las cocina y a la vivienda de la servidumbre, situadas en el semisótano. De la escalinata para arriba, a la izquierda, una ventana con reja de hierro artística. Que comunicaba con uno de los salones de la planta baja, a la derecha, en azulejos, la Virgen de la Candelaria patronímico de la dueña de la casa Dna. Purificación Castillo, esposa de D. Niceto.
Doña Purificación Castillo, esposa de Niceto Alcalá-Zamora, ambos dirigirían la construcción del palacete en 1910. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Del centro del amplio hall, arrancaba una preciosa escalera de mármol, que se inclinaba a la derecha, para comunicarse con la planta alta. La escalera era protegida por una balaustrada de madera noble tallada. El techo estaba formado por una amplia y preciosísima vidriera de colores que aportaba luz natural al hall o patio. A la izquierda se encontraba un gran salón que era el comedor de la casa. Zócalo de azulejos arábigo-andaluces a la derecha; en el centro, una monumental chimenea de azulejos y cerámica, donde se mezclaban los grises azulados con el amarillo y el verde. En la parte anterior de la campana de la chimenea, dos escudos enlazados con las iniciales del matrimonio AZ, Alcalá-Zamora y CP, Purificación Castillo.
En el otro ángulo izquierdo del patio, el ascensor, que comunicaba con las tres plantas y otra puerta que daba acceso a otro gran salón, con una hermosísima consola de mármol verde y gran espejo con mármol del mismo material. A la derecha del salón una rotonda acristalada que daba al jardín. Este vestíbulo de mármol blanco y azulejos arábigo-andaluces, rematado con un friso de escayola con inscripción árabe que traducido al español decía: “Dios proteja esta casa”. En un rincón de la derecha, una chimenea de mármol blanco labrado y, a los dos, grandes puertas de corredera, en madera noble con dibujo árabe; el techo, también de madera, con el mismo dibujo.
Una imagen de Niceto Alcalá-Zamora sentado en un banco de obra. La tipología anzaluza de los azulejos nos hace pensar que se tratara del jardín del palacete. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
La puerta izquierda comunicaba con el salón de la consola verde, ya descrito y, a la derecha, con otro gran salón de bellísima chimenea dorada de estilo barroco, que había sido hornacina de la capilla privada de D, Niceto en su fina de “La Gineta”, de Priego de Córdoba, su pueblo natal. A la izquierda de la chimenea, se extiende el salón, formando como una salita, a diferente nivel y acceso mediante dos amplios escalones de madera con grandes ventanales al jardín.
Otra vista de la residencia de Don Niceto Alcalá Zamora. Fotografía de Alfonso cortesía de Andrés Molina González “Anmogon” publicada en el grupo de Facebook de Historias Matritenses. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
A la derecha del patio, al otro lado de la escalera, una habitación con balcón; a la entrada de la escalera, otro gran salón con balcones a la calle y otra habitación pequeña con balcón, también a la calle.
Al subir a la planta alta, un corredor circulaba todo el patio con un pasillo protegido por una balaustrada de madera noble tallada continuación de la de la escalera. En la derecha del hall (parte alta), una habitación de mármol blanco y zócalo del mismo material en rojo. Este era el despacho privado de D. Niceto…
Fotografía de Don Niceto Alcalá-Zamora, muy probablemente se trate de la biblioteca o de su despacho en el palacete. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
…A la izquierda del despacho una gran habitación comunicaba con una terraza que daba al jardín. Esta la utilizábamos como Sala de Juntas. A la derecha, otra gran sala con balcones a la calle; comunicaba a la derecha, con un gran salón con tres balcones corridos, con vistas a la calle…. ».
Esta es solo parte de la detallada descripción que Don Antonio Casas Miranda realiza en su relato del interior del palacete, y que se puede leer y descargar completo pinchando sobre este texto . Gracias a este texto nos podemos hacer una idea muy aproximada de la extraordinaria belleza y singularidad del edificio, la cuidada estética interior refleja el interés y pasión que pusieron los propietarios en la creación de un espacio que habría de ser único para ellos. Leyendo el relato se entiende que Don Niceto prefiriera permanecer en la comodidad e intimidad de un hogar hecho a su medida, que el tener que residir en un lugar frío e impersonal como el Palacio Real, entonces Palacio Nacional.
A partir de 1956 la Casa de Córdoba viviría sus años de mayor esplendor y gloria en el palacete que mandara construir el que fuera Presidente de la II República Don Niceto Alcalá Zamora. Las actividades, reuniones y fiestas se sucedían aquel marco incomparable, un lugar único que se había convertido por derecho propio en un auténtico rincón de Andalucía en el centro de Madrid, a lo que contribuía de manera notable aquel palacete de aromas cordobeses que con tanto mimo y cariño construyeron sus propietarios.
Este romance entre la Casa de Córdoba y el palacete de Alcalá-Zamora finalizaría en 1978, cuando se decide demoler el edifico para levantar en la finca un moderno bloque de viviendas. A día de hoy nos resulta incomprensible que un edificio de estas características arquitectónicas y artísticas, y tan ligado a la Historia de España, pueda acabar convertido en pasto de la piqueta, y ser destruido en aras de un suculento beneficio económico. Y resulta más increíble que administraciones como el Ayuntamiento de Madrid u otras que pudieran tener relación con la conservación del patrimonio español, permitieran esta aberración. Lamentablemente desde la finalización de la Guerra Civil hasta nuestros días, con especial relevancia durante el periodo del franquismo donde algunos gozaban de total inmunidad, los madrileños hemos visto desaparecer notables edificios de un extraordinario valor artístico, urbanístico, y patrimonial en aras de la especulación, la lista sería interminable, incluidos no solo palacetes y edificios representativos, también muchos edificios propiedad de la Iglesia. Tal vez muchos de los que presumen de patriotismo algún día se den cuenta que el patrimonio también es patria, aunque lo más seguro es que ya lo sepan, pero en realidad su patria no esté aquí, sino en algún banco de Suiza, por muchas banderitas que lleven en las pulseras, los retrovisores, o el collar del perro.
De aquella decisión que condenó a aquel maravilloso palacete a su destrucción, también tenemos el indignado testimonio de Don Antonio Casas Miranda, quien en el relato anteriormente citado afirmaba: «Aquí manifiesto mi tristeza, por las personas que, años más tarde, pudiéndolo evitar, consintieron la inexorable demolición de este bello edificio; por los familiares de Alcalá-Zamora, que lo vendieron consintiendo su derribo; por los miembros de la Junta Directiva de la Casa de Córdoba, que no hizo todo lo posible por adquirirlo; y por las autoridades de Córdoba que no nos prestaron su ayuda para la adquisición. Que cada uno acepte su cuota de responsabilidad y cargo de conciencia.
Poco tiempo después de este hecho, se conseguía una orden de protección del edificio».
Como podemos comprobar por el testimonio de Antonio Casas Miranda, nuevamente el interés económico de unos pocos, pesó más que el interés patrimonial de todos, y nuevamente también triunfó la política de hechos consumados, un clásico en el urbanismo madrileño, y se procedió al derribo del edificio antes de que se decidiese sobre su protección, supongo que con total impunidad para los que perpetraron y consintieron el derribo.
Pero la demolición del palacete deparó una inesperada sorpresa. Bajo el edificio se encontró un extraordinario refugio antiaéreo, una sólida construcción de hormigón escondida bajo el suelo del jardín. La prensa se hizo eco de este singular descubrimiento, y el jueves 23 de febrero de 1978 la noticia ocupaba a toda plana, la portada del diario ABC. En la portada se podía leer:
Portada del diario ABC del 23 de febrero de 1978 donde podemos observar el detalle de la galería central del bunker, y una de las entradas desde el jardín. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
EL «BUNKER» DE ALCALÁ ZAMORA
En las obras de demolición de la finca número 32 de la madrileña calle del General Martínez Campos, donde tuvo su domicilio Don Niceto Alcalá Zamora, presidente de la II República, ha sido descubierto un refugio subterraneo, construido en hormigón, en forma de Z. Tiene unos doce metros de largo, dos y medio de alto y unas paredes de casi dos metros de espesor. Estaba protegido con chapas metálicas y disponía de respiraderos, luz eléctrica y servicios. Tenía capacidad para 24 personas que podían sentarse en bancos de hormigón.
En las páginas interiores encontrábamos una pequeña reseña con unos pocos detalles más que pueden leer en la siguiente imagen:
Texto publicado en el diario ABC el 23 de febrero de 1978, donde se hacen eco de la noticia del descubrimiento. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Por las fotografías y datos que encontramos en ABC suponemos que se trataba de un refugio subterráneo en galería, con bancos corridos de obra a todo el largo y a ambos lados de la galería, en los que se aprecia una especie de respaldo sobre la pares que podrían ser las chapas metálicas que se citan en la noticia. Tendría el techo formando una especie de falsa bóveda de forma trapezoidal, en vez de la habitual bóveda de cañón que podemos encontrar en la mayoría de los refugios.
Seguramente tuviera dos entradas perpendiculares a esta galería central, una hacia la derecha y otra hacia la izquierda de la misma, de ahí la forma de “Z” que se menciona en la noticia. No se menciona sin embargo la profundidad a la que se encontraba el refugio, ni si se accedía por unas escaleras, como seguramente ocurriría. La presencia de respiraderos, y el gran grosor de las paredes, cercano a los dos metros, nos inclina a pensar que el refugio se encontrara a una profundidad de cómo mínimo unos tres metros.
La finca de la calle General Martínez Campos en la actualidad, se conserva el paso de carruajes a la derecha de la parcela, y al fondo se distingue un jardín. ¿Podría seguir allí el bunker?. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Otra incógnita es la fecha de construcción. Dado que al comenzar la guerra Alcalá-Zamora ya no ocupaba ningún cargo, y tampoco residía en este domicilio durante la contienda, ya que como hemos mencionado anteriormente el golpe militar de julio de 1936 le sorprendería fuera de España, y nunca más regresaría a nuestro país, todo apuntaría a que el refugio se construyera en el periodo durante el que ocupó la Presidencia de la República, un periodo en el que como señalábamos al principio del artículo, siguió residiendo en este domicilio. De ser así se habría construido para garantizar la seguridad del presidente, pero llama la atención las dimensiones y tipología de la construcción, tal vez algo desproporcionado para los peligros que podían acecharle. Entre las amenazas que se podían esperar no creo que se contemplara un bombardeo aéreo con bombas de gran capacidad destructiva. Aunque no descartamos ninguna hipótesis.
Otra hipótesis sería su construcción durante la contienda, algo más acorde con la sólida tipología del refugio. Es muy probable que la casa fuera ocupada durante la guerra, pero no sabemos por quién, si se trataba de un personaje concreto, o bien que se convirtiera en sede de algún organismo, o bien cuartel general, o puesto de mando de alguna unidad militar, o sede de alguna organización política.
El misterio sobre el Bunker de Alcalá-Zamora está ahí para quien quiera profundizar más, las incógnitas son muchas. ¿Cuándo se construyó el refugio y para qué o quién?, tal vez en algún archivo se conserve documentación sobre su construcción. ¿Se conserva todavía ese refugio?, es bastante improbable, ya que la nueva finca ocupa la práctica totalidad de la parcela que ocupaba el palacete de Alcalá-Zamora, y además tiene un garaje bajo la superficie, aunque bien es cierto que en su lateral derecho se conserva el espacio de la entrada de carruajes, y tras el nuevo edificio queda algo de jardín. Lo mismo algún entusiasta lector de Sol y Moscas nos pueda aportar algún dato más, o quizás alguien se quiera acercar a preguntar al portero de la finca si sabe algo. Toda información será bien recibida para tratar de aclarar este interesante misterio.
Imagen del convento de las Damas Apostólicas del Paseo de la Habana de Madrid. Pese a gozar de protección, parte del mismo fue derribado antes de que se paralizaran los trabajos de demolición. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Tal vez alguno de nuestros lectores piense que estas cosas pasaban hace 40 años, y que ahora todo esto está ya superado. Sin embargo no hay que irse muy lejos para recordar el derribo de un histórico cuartel en Campamento, o más cercano en el tiempo el intento de derribo de un convento en el Paseo de la Habana, paralizado cuando ya se había tirado gran parte del edificio gracias a la acción de los vecinos y asociaciones de defensa del patrimonio, o el desaparecido Taller de Precisión de Artillería de Raimundo Fernández Villaverde, que albergaba también un refugio antiaéreo. Hechos que justifican y dan sentido a la existencia de asociaciones como GEFREMA, que desde su fundación tiene como uno de sus principales objetivos conservar y dar a conocer el extraordinario patrimonio arqueológico relacionado con la Guerra Civil que todavía se conserva en la Comunidad de Madrid. Afortunadamente poco a poco las diferentes administraciones, y cada vez muchas más personas, van tomando conciencia del gran valor que todo ello tiene, y de la importancia de legarlo a las generaciones futuras.
Florentino Areneros.
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LOS LECTORES
Como ya ha ocurrido en otras ocasiones, una vez publicados los artículos en el blog nuestros lectores los enriquecen, bien sea con sus testimonios o con aportaciones documentales.
Hace unos días recibimos un comentario de Antonio J. en el que nos comentaba sus vivencias en el edificio de la Casa de Córdoba, que antes de la guerra fuera residencia del primer presidente de la República, el cordobés Don Niceto Alcalá Zamora. Un testimonio de gran valor ya que su padre fue el conserje de la institución desde finales de los años 60 hasta su cierre, y Antonio vivió todos esos años en aquel edificio que conocía perfectamente, y en el que nos da algunas pistas de lo que pudieron ser los respiradores del búnker. También nos ha enviado cuatro interesantes fotografías en las que podemos apreciar detalles del edificio, tristemente desaparecido, que se comentan en el artículo.
Comenzamos reproduciendo el comentario que nos envió Antonio, por el que podemos deducir que la confirmación existencia del bunker subterráneo no se conoció hasta la triste demolición del edificio. Al final del mismo encontrarán las fotografías.
«Buenos días Sr. Areneros, lo primero felicitarle por el espléndido artículo. He llegado a el por casualidad y me dejo impactado. Yo viví junto con mis padres y hermanos en los bajos de esa casa desde finales de los 60 hasta su cierre como Casa de Córdoba. Mi padre era el conserje. En lo referente a este articulo y sobre el bunker que se descubrió en su demolición, lo que yo puedo aportar (con mis recuerdos de niño) es que todas las habitaciones y estancias de la planta alta estaban comunicadas entre sí con puertas, de tal manera que sin salir al pasillo circular que daba al hall principal, se podía llegar hasta el ascensor y escalera de servicio que estaba junto a él. Este ascensor yo no lo conocí en funcionamiento y la escalera moría en la planta del sótano, junto al salón que servía de teatro. En el patio de la casa, en el que nos pasábamos muchas horas jugando, existían unas planchas metálicas junto a una pista alicatada de losetas de barro, el resto del patio era tierra. De igual manera, había unos tubos de uralita que salían en una esquina del patio de más de dos metros de altura, y con los que nos entreteníamos tirando piedrecitas, incluso en alguna ocasión se nos coló alguna pelota de tenis, y ya la dábamos por perdida, porque no le veíamos el fondo. Queremos interpretar que eran respiradores del bunker.
También cuando nos enteramos en su día del descubrimiento del bunker, mi padre nos comentó que todos los electricistas que iban la casa a solucionar problemas eléctricos, se volvían locos porque había cables que no sabían de dónde venían, y evidentemente provenían de la instalación eléctrica de este bunker.
Yo no puedo decirle cuando se hicieron estas instalaciones, o el absurdo de que todas las habitaciones de la planta alta comunicaran entre si, no lo sé.
Le quería pedir un favor, no sé cómo consiguió esas memorias de D Antonio Casas, nos gustaría mucho que me dijera si contacto con algún familiar o quien se las proporciono, conocíamos a D. Antonio y también a algunos de sus hijos, pero les perdimos la pista hace muchísimos años. Conservamos algunas fotos de esos años y nos gustaría poder hacérselas llegar.
Muchísimas gracias, y me tiene enganchado definitivamente en su blog, un cordial saludo.»
Imagen de la fachada del edifico, seguramente tomada a finales de los años 60´s (Fotografía Antonio J.). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Don José, conserje de la Casa de Cordoba en la última etapa de la misma fotografiado en el interior de la misma, donde podemos apreciar la rica ornamentación de azulejos y el artístico suelo. (Fotografía Antonio J.). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Dos niños juegan en el jardín de la Casa de Córdoba, debajo de ellos se encontraba el búnker.(Fotografía Antonio J.).(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
Otra fotografía de Don José fotografiado en la extraordinaria escalina principal del edificio en las navidades de 1971.(Fotografía Antonio J.).(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
También recibimos otro interesante comentario de sdotor quien conoció también en su juventud el edificio:
«Interesantísimo artículo. Permítame una aportación: durante varios años, al menos desde 1970 hasta 1975, los bajos y el jardín de la Casa de Córdoba fueron usados (no «los domingos por la tarde» como apunta un comentario refiriéndose a los bailes, sino los días de diario) como comedor para los alumnos del Colegio Británico que se encontraba enfrente (donde hoy está la sede del British Council en España). Los «old pupils» del Británico lo recordamos bien (la comida, no tan bien). Contábamos muchas historias acerca de cuartos secretos que encontrábamos fisgando en el largo rato que pasaba después de la comida hasta que empezaban las clases de la tarde; quizá alguno de nosotros encontró el búnker...»
MÁS FOTOS EN TWITTER
Finalmente (por ahora) hay un hilo en Twitter con más fotografías e información sobre el edificio, pueden encontrar ese hilo haciendo clic aquí.
Nos informa Julio García Mouton en un comentario, que el palacete "Al menos entre 1945 y 1950, el edificio estuvo ocupado por la ordenación de pagos del ejercito".
¡Magnífico artículo, maestro Areneros! Y encima con moraleja.
ResponderEliminarEn dos palabras: ¡IN SUPERABLE!
Muchas gracias maestra. Como le dijo Belmonte a Valle Inclán "se hará lo que se pueda". Esto es solo una pequeña perla de lo que promete esa incomparable ruta.
Eliminar¡Buen trabajo, Don Florentino! Magnífico aporte a la ilustración de todos. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Enrique. Vamos a ver si por lo menos podemos contribuir a que el personal esté entretenido.
EliminarUn abrazo.
Muy interesante. Me ha sorprendido bastante la fecha de la demolición. No tenía noción de que a mediados de los 70 existiese ese palacete. En una calle por la que pasaba con frecuencia. En cuanto salgamos del confinamiento, me voy a pasar por el edificio. A ver si alguien sabe algo.
ResponderEliminarExcelente idea, yo tenía intención de pasar por allí antes de publicar la crónica, pero al final me encerraron antes. Supongo que el portero no sabrá nada, después de 40 años supongo que no será el que estaba allí en los años 80. Pero le delego la misión, dejo en sus manos las pesquisas sobre el terreno. Saludos.
EliminarFelicidades por este maravilloso artículo en la linea de los que nos tiene mal acostumbrados.
ResponderEliminar¿Una pregunta a la que solo podrán contestar los jóvenes de circa 70's: ¿En que se convertían los bajos y el jardín de la Casa de Córdoba los domingos por la tarde? Los acertantes serán obsequiados con media botellita de fino y una ración de boquerones fritos, cuando pase este mal rollo.
Perdón, olvide decir donde:
Eliminarhttp://www.casadecordobaenmadrid.es/
Muchas gracias por sus amables palabras.
EliminarPues no tengo ni idea, pero vamos supongo que no serían audiciones de música clásica.
El jardin de la Casa y el salón, se convertían los domingos en salones de baile "yeyé". Lo llevaba un matrimonio, Cantan se llamaba el señor. Acabo de encontrar este artículo y se me saltan casi las lágrimas, pase mi infancia en esas habitaciones de la "servidumbre". Ahora volveré a releer este artículo. Un cordial saludo.
EliminarEstimado Antonio J.
EliminarMuchas gracias por su comentario, me alegra saber que le ha gustado el artículo.
Un cordial saludo.
Muy curioso artículo, corrija cuando pueda la errata en un párrafo en verde pues falta una c a fina para que ponga finca, no explica cómo se llega a la noticia preparando la futura ruta, misterio que tal vez quieran aclarar en la misma. Y aplicando la navaja de Ockham la explicación más sencilla es la más probable lleva a suponer que es construido en guerra a menos que se demuestre lo contrario.
ResponderEliminarLa moderna habitación del pánico es algo más reciente por que en aquella época para una situación peligroso se realizaba una salida secreta, no un refugio así. Y lo más probable es que fuese escamoteado tras una pared en algún momento por lo que tras la Victoria los nuevos ocupantes desconocieron la existencia y los antiguos propietarios también. Dejemos la conspiranoia a los ultra frikis. Un saludo en la distancia.
ResponderEliminarExcelente crónica, como siempre don Florentino, no solo por los interesantes datos que aporta sino también por lo bien narrada que hace que no puedas dejar de leer hasta el final. Y después de la lectura de esta intriga te queda el gusanillo de indagar qué pasó con aquel refugio. He mirado el google maps de imagen por satélite y me da la impresión que el jardín que se ve al fondo del paso de carruajes no pertenece a esta finca sino a otra de la calle Zurbano y que el jardín en cuestión ha desaparecido bajo el edificio de nueva construcción. Bueno son elucubraciones que a lo mejor no tienen nada que ver con la realidad y son producto del confinamiento. Dejo el enlace https://www.google.com/maps/place/Paseo+del+General+Mart%C3%ADnez+Campos,+32,+28010+Madrid/@40.4347877,-3.6933584,60m/data=!3m1!1e3!4m5!3m4!1s0xd4228f29612936d:0x18255972d8e11bfd!8m2!3d40.4348472!4d-3.6936646
ResponderEliminarReciba un cordial saludo y de nuevo agradecerle la publicación de esta interesante crónica, tan necesaria en las circunstancias que estamos viviendo
Muchas gracias maestro Egido por sus palabras. Lo del jardín lo dejaba en el aire con la esperanza de que alguien se dejara caer por allí. A mi me deja cierta esperanza la entrada de carruajes que se conserva a la derecha de la finca, y que ya estaba en la casa original de Alcalá Zamora, ¿a donde conduce?, si no hay nada detrás de la finca no tiene sentido. A ver si pasa el bicho y podemos acercarnos a indagar.
EliminarUn cordial saludo.
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ResponderEliminarBuenos días Sr. Areneros, lo primero felicitarle por el esplendido artículo. He llegado a el por casualidad y me dejo impactado. Yo viví junto con mis padres y hermanos en los bajos de esa casa desde finales de los 60 hasta su cierre como Casa de Córdoba. Mi padre era el conserje.
ResponderEliminarEn lo referente a este articulo y sobre el bunker que se descubrió en su demolición, lo que yo puedo aportar (con mis recuerdos de niño) es que todas las habitaciones y estancias de la planta alta estaban comunicadas entre sí con puertas, de tal manera que sin salir al pasillo circular que daba al hall principal, se podía llegar hasta el ascensor y escalera de servicio que estaba junto a el. Este ascensor yo no lo conocí en funcionamiento y la escalera moría en la planta del sotano, junto al salón que servía de teatro. En el patio de la casa, en el que nos pasábamos muchas horas jugando, existían unas planchas metálicas junto a una pista alicatada de losetas de barro, el resto del patio era tierra. De igual manera, había unos tubos de uralita que salían en una esquina del patio de mas de dos metros de altura, y con los que nos entreteníamos tirando piedrecitas, incluso en alguna ocasión se nos coló alguna pelota de tenis, y ya la dábamos por perdida, porque no le veíamos el fondo. Queremos interpretar que eran respiradores del bunker.
También cuando nos enteramos en su día del descubrimiento del bunker, mi padre nos comentó que todos los electricistas que iban la casa a solucionar problemas eléctricos, se volvían locos porque había cables que no sabían de donde venían, y evidentemente provenían de la instalación eléctrica de este bunker.
Yo no puedo decirle cuando se hicieron estas instalaciones, o el absurdo de que todas las habitaciones de la planta alta comunicaran entre si, no lo sé.
Le quería pedir un favor, no se como consiguió esas memorias de D Antonio Casas, nos gustaría mucho que me dijera si contacto con algún familiar o quien se las proporciono, conocíamos a D. Antonio y también a algunos de sus hijos, pero les perdimos la pista hace muchísimos años. Conservamos algunas fotos de esos años y nos gustaría poder hacérselas llegar.
Muchísimas gracias, y me tiene enganchado definitivamente en su blog, un cordial saludo.
Estimado Antonio
EliminarMuchas gracias por sus amables palabras y por su extraordinaria descripción del edificio y el jardín, una pena que se haya perdido para siempre, al igual que muchos otros edificios de Madrid.
El texto lo encontré en la misma página web de la Casa de Córdoba, a continuación le copio el enlace. No sé si desde allí le podrán ayudar para localizar a los familiares. Y si quiere compartir fotos del edificio con nosotros, estaríamos encantados de publicarlas en esta misma crónica, citando su procedencia y su nombre por supuesto, para que los lectores tengan más información de este singular edifico desgraciadamente desaparecido.
https://www.casadecordobamadrid.es/historia-de-la-casa-de-cordoba
Reciba un cordial saludo.
Florentino muchas gracias por su información, intentare contactar con ellos. A lo que me comenta de las fotos, muchos son grupos de personas, que aunque están dentro de la casa, creo que debo respetar su intimidad. Le enviaré alguna que tengo de la fachada de otra época, y alguna del patio y del interior, que en todo caso saldrá algún familiar mío. Gracias por su interes.
EliminarInteresantísimo artículo. Permítame una aportación: durante varios años, al menos desde 1970 hasta 1975, los bajos y el jardín de la Casa de Córdoba fueron usados (no «los domingos por la tarde» como apunta un comentario refiriéndose a los bailes, sino los días de diario) como comedor para los alumnos del Colegio Británico que se encontraba enfrente (donde hoy está la sede del British Council en España). Los «old pupils» del Británico lo recordamos bien (la comida, no tan bien). Contábamos muchas historias acerca de cuartos secretos que encontrábamos fisgando en el largo rato que pasaba después de la comida hasta que empezaban las clases de la tarde; quizá alguno de nosotros encontró el búnker...
ResponderEliminarMuchas gracias por su benévola crítica del artículo, me alegra saber que ha resultado de su interés y le ha permitido recordar viejos momentos. Ya que es imposible recuperar el edificio, por lo menos nos queda el recuperar recuerdos y vivencias del mismo, y como bien dice lo mismo los últimos visitantes del bunker fueron los alumnos del British mientras jugaban por el jardín.
EliminarUn saludo.
Buenos días sdotor, efectivamente recuerdo perfectamente la "invasión" de los alumnos de British al mediodía. Mi madre también lo recordaba, porque en esas incursiones curiosas de niño, para descubrir puertas, iban en muchas ocasiones a la puerta de la cocina de nuestra casa, y mi madre se ponía de los nervios.
EliminarQue casualidad ir a coincidir en este blog después de tantos años, coincidimos en épocas de juventud por esos barrios. Casualmente mis hijos, muchos años después, fueron algún verano al British para estudiar inglés y le contaba todas las anécdotas de esa casa-palacete.
Un placer haber podido compartir estos recuerdos, un cordial saludo.
Hemos puesto en twitter alguna foto adicional
ResponderEliminarhttps://mobile.twitter.com/Pennypol/status/1326183411841716227
No se cómo se podrían incluir aquí
Muchas gracias Julio, voy a incluir otras fotos que me han enviado y algunos comentarios en el artículo. También incluiré un enlace a este hilo de Twitter como me pides.
EliminarSaludos y gracias.
Al menos entre 1945 y 1950, el edificio estuvo ocupado por la ordenación de pagos del ejercito
ResponderEliminarMuchas gracias Julio, interesante aportación que cubre parte del hueco temporal entre el final de la guerra y la utilización como sede de la Casa de Córdoba.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo era alumno del Británico en 1978. Efectivamente, se descubrió el bunker al derribar el edificio. Nosotros nos enteramos por la portada del ABC, y eso que estábamos enfrente. Una tarde conseguimos convencer a una profesora para que nos llevara a la obra a ver si podiamos ver el bunker. Y así fue. Cruzamos Martínez Campos con ella unos quince alumnos de distintas edades que se fueron apuntando según se corría la voz en el patio del colegio. Como eran otros tiempos, los albañiles no sólo nos dejaron acceder a la obra sino también entrar en el bunker. Era tal y como aparece en la foto del ABC. Recuerdo ver el cableado eléctrico trenzado propio de tiempos antiguos, el interruptor de mariposa y las bombillas colgando del techo.
ResponderEliminarMuchas gracias Carlos por su comentario y su testimonio. Una pena que en aquel entonces no existieran los teléfonos móviles que ahora tienen todos los jóvenes, seguro que habrían hecho muchas fotos. Pero por lo menos nos queda su testimonio personal.
EliminarUn poco más arriba puede encontrar otro comentario de un compañero suyo del Británico, tal vez coincidieran en sus aulas.
Un cordial saludo.