viernes, 16 de noviembre de 2012

LAS BRIGADAS INTERNACIONALES

El 8 de noviembre de 1936 los soldados de la XI Brigada Internacional desfilaban por la Gran Vía momentos antes de ocupar sus posiciones en el frente. Todavía hoy, 76 años después, podemos visitar y caminar por muchos de los lugares que aquellos voluntarios conocieron. (Montaje FOTO JAZ). Haga clic sobre cualquiera de las fotografías de esta crónica para verlas ampliadas.


LAS BRIGADAS INTERNACIONALES VUELVEN A DESFILAR POR LA GRAN VÍA
(76 ANIVERSARIO 1936-2012)
El ocho de noviembre de 1936 cerca de dos mil hombres llegados de diversos puntos del planeta desfilaban por la Gran Vía madrileña. La ciudad estaba siendo atacada por las fuerzas del ejército africano del general Franco, el gobierno republicano se había trasladado a Valencia encomendando la defensa de la ciudad al general Miaja, quien contaba para esta misión con un ejército de milicianos con escasa o nula preparación militar y mal armados, para hacer frente a un ejército profesional bien pertrechado. Pese a todo, los milicianos, que no estaban dispuestos a entregar su ciudad, habían conseguido fijar a las fuerzas atacantes en la periferia y los parques del oeste de la capital, donde se combatía encarnizadamente. La aparición en las calles madrileñas de estos hombres que hablaban en diferentes lenguas desbordó el entusiasmo de los madrileños que salieron a las calles para aclamarlos. Los madrileños ya no estaban solos, había personas de otros países que estaban dispuestos a morir con ellos. El ejemplo y sacrificio de aquellos hombres ayudaría a hacer realidad el grito de ¡NO PASARÁN! Y Madrid no sería tomada. Uno de aquellos hombres volvería a pasear por la Gran Vía el pasado día 9, su nombre: David Lomon.

El brigadista británico David Lomon ha regresado a Madrid y ha vuelto a recorrer las calles por donde sus compañeros desfilaron hace ahora 76 años.

David Lomon (o David Salomon que es su verdadero nombre) contaba con apenas 18 años cuando en octubre de 1936 Oswald Mosley, líder de la Unión Británica de Fascistas, convocó una marcha que habría de conducir a sus camisas negras por las calles del barrio londinense del East End que contaba con una importante población judía. Al igual que otros miles de londinenses antifascistas, David Lomon se opondría a aquella iniciativa. Por las principales calles del barrio se levantaron barricadas para impedir el paso de los camisas negras al grito de “THEY SHALL NOT PASS” (no pasarán). El enfrentamiento era inminente, sin embargo el gobierno se negó a prohibir la marcha.

Oswald Mosley, líder de la Unión Británica de Fascistas, convocó una marcha que habría de atravesar el East End londinense, una zona con una importante población judía.

Miles de londinenses se opondrían a aquella provocación, produciéndose violentos enfrentamientos. Aquel episodio sería conocido como la “Batalla de Cable Street”.

Se realizó un espectacular despliegue policial con más de 10.000 agentes, muchos de ellos a caballo, para evitar que los antifascistas boicotearan la marcha. Se producirían importantes enfrentamientos entre la policía y los que trataban de impedir la marcha. La multitud armada con palos, piedras y otros objetos hacía frente a la policía, las mujeres desde las ventanas arrojaban objetos, basura e incluso el contenido de los orinales a los agentes. Finalmente la marcha no se llevó a cabo, y los fascistas se dispersaron huyendo por Hyde Park. Aquel episodio sería conocido como la “Batalla de Cable Stret”, y supuso el fin del movimiento fascista en Gran Bretaña. Pero aquello no supuso el fin de la lucha contra el fascismo, para muchos como el propio David Lomon, la Batalla de Cable Street fue solo el principio.

Tras una jornada de violentos choques con las fuerzas del orden, los antifascistas conseguirían impedir la marcha de los camisas negras de Mosley que terminarían huyendo en desbandanda por Hyde Park. Aquel episodio supondría el fin del movimiento fascista británico.

Al igual que otros muchos británicos, David decidió unirse a las recién creadas Brigadas Internacionales, para, según sus palabras, “ayudar al pueblo español en su lucha contra las fuerzas del fascismo que amenazaban a su país y al mundo entero“. Se puso en contacto con la Liga de Jóvenes Comunistas, donde le proporcionaron un billete de tren para ir a París. Como relata Lomon “Me aconsejaron que cambiara mi apellido de David Solomón por otro menos aparentemente judío; al ir a luchar contra los fascistas, si tenía la mala suerte de ser apresado, podría ayudarme a sobrevivir (no imaginaba yo entonces cuánta razón tenían). Así que eliminé las dos primeras letras de mi nombre y me convertí en David Lomon, nombre por el que todavía hoy soy conocido”.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Por su indudable interés reproducimos a continuación el relato que el propio David Lomon nos hizo de su paso por España:

«Dejé una carta a mi madre y mis hermanas, en la que no les confesé mis intenciones, y me puse en camino hacia París. Pasé dos noches en un local del Partido Comunista en París donde fui inscrito y me hicieron un examen médico. Me uní a grupos de hombres con parecidas ideas procedentes de muy diferentes países y a la mañana del tercer día nos llevaron en autobús a las estribaciones de la Pirineos. Llegamos por la noche y nos estaban esperando dos guías españoles con los que iniciamos la marcha. Había unos guardias fronterizos franceses que, increíblemente, nos dieron la espalda y miraron a otro lado. La subida nocturna por la montaña fue ardua y peligrosa, pero la expectativa de ver el final de nuestros esfuerzos hizo que nadie se quejara.

Al amanecer nos dijeron que habíamos llegado a España. Agotados, pero llenos de esperanza, nos acogieron soldados españoles que sin perder tiempo nos llevaron en camiones a Figueras donde nos alojaron en lo que nos pareció una antigua fortaleza árabe. En los días siguientes se nos unieron otros pequeños grupos de hombres y finalmente nos llevaron en un largo viaje por carretera hasta la base de entrenamiento de las Brigadas Internacionales.


El cuartel de la Guardia Republicana de Albacete, sería utilizado por las recién formadas Brigadas Internacionales en octubre de 1936.

Fue allí donde encontré a hombres y mujeres de toda Gran Bretaña. Venían de todas las clases sociales y creencias políticas: mineros, abogados, doctores, obreros, trabajadores portuarios… todos estaban allí, incluso combatientes de la Primera Guerra Mundial; pero estábamos allí con una misma finalidad: luchar contra el fascismo y por la libertad del pueblo español. El entrenamiento fue largo y duro y tuvimos que conformarnos con armas antiguas, en su mayoría de antes de la guerra de 1914-18, y con las viejas ametralladoras rusas. La comida no era mucho mejor: carne de burro, sardinas y alubias era nuestra dieta básica. Sin embargo, estábamos tan determinados a superar todas las dificultades que acabamos por aceptar lo que nos daban y la instrucción que hacíamos. Después de todo no habíamos ido a España a comer sino a pelear. Me enseñaron a disparar la ametralladora rusa Maxim, un arma vieja y pesada que se refrigeraba con agua y requería mucho mantenimiento. Recuerdo que en una ocasión en que estábamos luchando en una zona alta de montaña, se congeló el agua y entonces descubrimos otro uso para el brandy español: sustituimos el agua por brandy y la ametralladora siguió disparando.

Los españoles eran fantásticos, con una actitud increíble hacia la vida. Su gobierno estaba haciendo lo mejor posible para mejorar su nivel de vida, teniendo en cuenta que la mayor parte de su vida tuvieron que aguantar la represión, la pobreza, la mala alimentación y los malos tratos. Tenían muy poco, pero compartían con nosotros lo poco que tenían.

Brigadistas internacionales en el frente de Madrid a finales de 1936.

La guerra, sin embargo, no iba bien. El bombardeo constante de los pueblos y aldeas estaba pasando factura. El ejército fascista español, bien equipado y reforzado con las tropas moras e italianas, seguía ganando terreno en todas partes. Málaga y Teruel habían caído y ahora se dirigían de nuevo a Madrid. Las Brigadas Internacionales habían hecho lo posible para salvar Madrid, pero la presión era intensa. Estuvimos luchando a lo largo del río Ebro en la que iba a ser mi última batalla. Fui capturado por tropas italianas, aunque no sé exactamente cómo sucedió aquello, ya que me encontraron boca abajo e inconsciente. Lo último que recuerdo fue la defensa de un puente en algún lugar a lo largo del Ebro y mi despertar en la parte trasera de un camión custodiado por las tropas italianas.

Me llevaron, junto con otros presos, al antiguo monasterio de San Pedro de Cardeña. Estuvimos hacinados en el sótano, donde muchos murieron por falta de atención médica y de alimentos. Pronto nos organizaron por grupos. El mío, compuesto principalmente por combatientes británicos, fue trasladado a un campo de prisioneros de guerra en Palencia. Allí pasé unos meses horrible. La Gestapo venía cada pocas semanas a llevarse ciudadanos alemanes y, en particular, a judíos. Fue entonces cuando agradecí el consejo que me dieron en Londres de cambiar mi nombre; eso me salvó la vida.

Prisioneros de las Brigadas Internacionales en el monasterio, reconvertido en campo de prisioneros, de San Pedro de Cardeña en Burgos.

Un día en que estábamos agrupados nos dijeron que uno de cada cuatro de la lista iba a ser canjeado por cuatro de sus propias tropas capturadas. Para mi alivio, yo estaba en la lista de intercambio. Nos llevaron a un lugar de la frontera francesa, donde se procedió al intercambio. Luego nos llevaron en tren hasta la costa y nos embarcaron en un buque que nos devolvió a casa.

Durante la Guerra Civil española, los gobiernos de Francia y Gran Bretaña dieron la espalda a lo que estaba ocurriendo en España y al papel activo que Alemania e Italia estaban jugando allí. Un año después del final de la guerra española, cuando Hitler y Mussolini desencadenaron la guerra tras ganar una gran experiencia operativa a costa de los españoles, ambos pagaron el precio de su indiferencia.

Me han dicho que soy uno de los tres únicos brigadistas que sobreviven en Gran Bretaña y el último judío combatiente en España. Me resulta difícil creerlo. Si todavía hay algún otro como yo que no se haya dado a conocer por la razón que sea, por favor, hacédmelo saber por si pudiera ayudar algo con mi vieja memoria. Tengo 94 años y me gustaría llenar algunas lagunas.»


David Lomon conserva todavía el entusiasmo y la vitalidad que le hicieron venir a España con 18 años. En la imagen le vemos en el acto de homenaje que tuvo lugar en el Ateneo Madrileño el pasado 7 de noviembre. (Fotografía publicada por cortesía de la AABI).

David Lomon tiene 94 años en la actualidad y aún conserva una estupenda forma física, además de una extraordinaria lucidez así como una excelente memoria. Tampoco ha perdido su sentido del humor; al finalizar el recorrido por la Gran Vía, contaba entre risas como estando prisionero en San Pedro de Cardeña, cuando los formaban y les hacían gritar ¡VIVA FRANCO!, los prisioneros de habla inglesa contestaban con un ¡VIVA FUCK YOU! (pronunciado viene a sonar como algo parecido a "viva fakiu").

Pese al tiempo pasado David Lomon conserva intactos los principios que le empujaron a dejarlo todo en su país para venir a España a luchar contra lo que él consideraba una amenaza para todo el mundo. En estos tiempos de crisis económica y de valores, ejemplos como los de este viejo luchador nos hacen recapacitar y darnos cuenta de que con voluntad y esfuerzo, se puede conseguir lo que nos propongamos.

Los brigadistas desfilan por la Gran Vía en la red de San Luis aclamados por un numeroso público que veía en ellos la esperanza para salvar su ciudad.

Hace 76 años un grupo de hombres desfiló por la Gran Vía entre una multitud que ,agradecida y admirada, les aclamaba, porque ellos con su esfuerzo y sacrificio solidario eran la esperanza. Hoy, 76 años después, uno de aquellos hombres ha vuelto a caminar por la Gran Vía recogiendo nuevamente la admiración y agradecimiento, porque David Lomon representa a aquellos brigadistas, y mantiene vivo el legado de todos aquellos miles de voluntarios que vinieron de todas las partes del mundo dispuestos a dar la vida por la defensa de sus ideales.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "LUGARES DE LAS BRIGADAS INTERNACIONALES"

Seguramente muchos de nuestros lectores todavía recuerden la apoteósica faena que cuajó hace ahora un año el inigualable diestro norteamericano afincado en Japón Ken O’Keefe “Ibarakeño”. En aquella ocasión el diestro de la ribera del río Tome deslumbró a los aficionados que abarrotaban el coso con un recorrido por algunos de los diferentes lugares de la geografía urbana madrileña relacionada con las Brigadas Internacionales, en una lidia en la que derrochó arte y poderío, cuajando una sublime obra de arte que le abriría de par en par la Puerta Grande, por donde saldría a hombros entre los gritos de una multitud entregada.

David Lomon y Victor Grossman en un momento de la ruta del pasado día 9 de noviembre. (FOTO JAZ).

Aquella memorable faena, estuvo dando vueltas durante un tiempo en la cabeza de este maestro, quien gracias a su profundo conocimiento de las suertes y los terrenos sabía que este morlaco ofrecía muchas posibilidades y podía dar mucho más juego. Desde su cortijo de Ibaraki, este profundo conocedor de todos los secretos de la guerracivilmaquia, comenzó a nadar entre sus Cossios y otros tratados, trabajando duramente para preparar su próxima reaparición en Madrid.

Vicente González “Cubanito” (i) y Ken O’Keefe “Ibarakeño” (d), durante la presentación del libro de este último que tuvo lugar el pasado día 8 en el salón de actos del Club de Amigos de la Unesco. (Fotografía publicada por cortesía de la AABI).

Y ese día llegó. Fue el pasado jueves 8 de noviembre, donde se celebró un grandioso festejo en el inigualable coso del Club de Amigos de la Unesco, una plaza con una larga historia a sus espaldas. El recuerdo de su apoteósico triunfo del año pasado hizo que en las gradas se completara un lleno de “no hay billetes”. Junto al maestro de Ibaraki, lidiarían el consagrado diestro Vicente González “Cubanito” acompañado por el historiador y activista norteamericano afincado en Berlin, Victor Grossman, y por el propio David Lomon. Los tres arrancarían encendidas ovaciones en las gradas, especialmente David Lomon, que con un par de emotivos quites puso en pie a un público entregado que abarrotaba los tendidos. Destacar también la meritoria actuación de Almudena Cros, que asistió a alguno de los diestros en los meritorios lances de la traducción.

Almudena Cros y Vistor Grossman durante la intervención de este último, donde hablo de su libro “Madrid, du Wunderbare” que próximamente será traducido al castellano. (Fotografía publicada por cortesía de la AABI).

La faena de “Ibarakeño” respondió con creces a la expectación creada. Nuevamente el diestro de la ribera del río Tome dio sobradas muestras de su arte sublime y su depurada técnica en una lidia memorable, en la que nos sorprendió con una nueva suerte desconocida hasta ese día: el “spanglish”. Al igual que en la plaza los diestros alternan los pases con la derecha, o derechazos, y los pases con la izquierda, conocidos estos estos últimos como pases “al natural” (es decir como la vida misma, cómo tiene que ser), el otro día Ken O´Keefe alternó partes de su faena en español y partes en inglés, una innovación nunca vista hasta el momento y que causo honda sensación en los tendidos. Cerró su monumental faena de tremendo volapié que hizo saltar de sus localidades a los aficionados, como empujados por un resorte, para pedir los máximo trofeos para el diestro de Ibaraki, que sería sacado a hombros por la Puerta Grande entre las aclamaciones del público y curiosos que se habían congregado en la plaza de Tirso de Molina para aclamar al maestro.

Una imagen del aspecto que presentaba el salón de actos del Club de Amigos de la Unesco. (Fotografía publicada por cortesía de la AABI).

Pero centrémonos ahora en el nuevo trabajo de Ken O´Keefe en el que ha estado volcado durante este último año. Se trata de un libro de bolsillo en el que están recogidos los principales lugares que relacionados con la historia de las Brigadas Internacionales en el centro de Madrid al que acompaña un plano desplegable con tres rutas que el lector puede recorrer y acompañándose de los textos del libro ir conociendo la historia de cada uno de ellos. Un excepcional trabajo en el que se condensan varios años de investigaciones.

Desde la redacción de Sol y Moscas recomendamos a nuestros lectores la lectura de este libro, donde se juntan la Historia y el ocio, de tal forma que dando un agradable paseo por alguno de los rincones con más encanto de Madrid, a la vez vamos conociendo alguno de los secretos e historias de esos rincones. Por citar un ejemplo, pocos madrileños pueden imaginar, mientras se compran una camisa en una tienda de la Gran Vía, que en ese mismo local durante la guerra se juntaban por la noche los brigadistas de permiso a tomar una copa y olvidarse de las trincheras. El libro ha sido editado por la AABI (Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales) y pueden ustedes adquirirlo por el simbólico precio de 5 euros, bien en algún acto organizado por esta asociación o bien en su página de Internet (haga clic aquí para ir a la página de la AABI).

El libro “Lugares de las Brigadas Internacionales en Madrid centro” viene acompañado de un plano con tres itinerarios por las calles de Madrid. Pueden informarse de cómo adquirir este libro en la página de la AABI.

La presentación del libro de Ken O´Keefe forma parte de una serie de actividades organizada por la AABI para conmemorar el aniversario de la llegada de la Brigadas Internacionales, al igual que ya hicieran el año pasado con motivo del 75 aniversario (Clic aquí para ver las actividades de la AABI), una iniciativa que piensan repetir en años sucesivos. Así el miércoles 7, día emblemático en la Batalla de Madrid, se celebró en el Ateneo de Madrid un multitudinario acto de homenaje a los Defensores de Madrid, que contó, entre otros, con la destacada presencia de Carmen Tagüeña, hija del coronel republicano Manuel Tagüeña, y de David Lomon.

El miércoles 7 se celebró en el Ateneo de Madrid un homenaje a los Defensores de Madrid. En la fotografía de izquierda a derecha: Carmen Tagüeña, hija del coronel republicano Manuel Tagüeña, Carlos Paris, presidente del Ateneo de Madrid, David Lomon, Almudena Cros y Ludivina García, de la Coordinadora por la Memoria Democrática de Madrid. (Fotografía publicada por cortesía de la AABI).

El viernes 9 se organizó una ruta siguiendo uno de los recorridos que se proponen en el libro de Ken O’Keefe, concretamente el que siguieron los hombres de la XI BRIGADA INTERNACIONAL tras su llegada a Madrid para dirigirse a los frentes. La ruta fue guiada por el propio O’Keefe al alimón con el maestro Vicente González “Cubanito”, y fue un rotundo éxito de crítica y público que tuvo su reflejo en los medios de comunicación (Esta ruta ya fue realizada el pasado año guidada en aquella ocasión por el mítico “Moncloveño”, siguiendo rigurosamente el recorrido propuesto por Ken O’Keefe).

Fotografía de la ruta a su paso por la Red de San Luis. En primer plano David Lomon, tras él Vicente González, megáfono en mano, comenta a los asistentes algunos detalles del edificio de la Telefónica. (Fotografía publicada por cortesía de la AABI).

El recorrido comenzó en la Glorieta de Atocha, finalizando en la Plaza de España, y contó con la participación de un buen número de personas que disfrutaron en todo momento con los comentarios que en distintas paradas realizaron con su habitual sabiduría ambos diestros. Entre los asistentes se encontraba David Lomon,quien intervendría con sus explicaciones en diversos momentos del recorrido y que completó a pie la mayor parte del itinerario, incluyendo la Gran Vía, como hicieron otros muchos compañeros 76 años atrás.

Ken O´Keefe se dirige a los asitentes a la ruta en la Plaza del Callao, donde en la guerra se encontraban los hoteles Capitol, que sigue en funcionamiento en la actualidad, y Florida, ya desaparecido. Este último hotel era donde se hospedaba Ernst Hemingway. (FOTO JAZ).

Se cerraba el programa de actividades el sábado 10 con un solemne y emotivo acto en el monumento a las Brigadas Internacionales en la Ciudad Universitaria, uno de los frentes de la Batalla de Madrid donde combatieron los brigadistas. El monumento nuevamente había sido vandalizado, lo que demuestra sin lugar a dudas que el recuerdo y el ejemplo de estas personas sigue más vivo que nunca, un recuerdo que incomoda y hace daño a los herederos ideológicos de aquellos a los que los brigadistas vinieron a combatir.

David Lomon coloca un ramo de flores a los pies del monumento a las Brigadas Internacionales de la Ciudad Universitaria durante el homenaje que organizado por la AABI tuvo lugar el pasado 10 de noviembre. (Fotografía publicada por cortesía de la AABI).

Setenta y seis años después la figura de David Lomon nos trae el eco de aquellas voces y aquellos pasos que se pudieron escuchar en la Gran Vía. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero pese a ello David Lomon sigue siendo el mismo joven idealista que decidió venir a España para “ayudar al pueblo español en su lucha contra las fuerzas del fascismo que amenazaban a su país y al mundo entero“. El ejemplo y la generosidad de aquellos miles de hombres que como David Lomon vinieron a España será muy difícil de olvidar por más que pasen los años: "Lo que hagas por ti morirá contigo, lo que hagas por los demás perdurará por siempre."

Florentino Areneros.



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