miércoles, 30 de junio de 2010

EL MUNDIAL, EL GOL DE LAMPARD Y EL VILLARATO INTERNACIONAL

EL MUNDIAL, EL GOL DE LAMPARD Y EL VILLARATO INTERNACIONAL

Por Florentino Areneros.


Una imagen del excepcional ambiente de deportividad que se vivió entre esas dos selecciones hermanas durante ese partido memorable que pasara a los anales de los mundiales como uno de los más vistosos y entretenidos que se recuerdan. (Haga doble click para ampliar cualquier fotografía).

Estimados amigos lectores permítanme tomarme la licencia de dedicar esta crónica semanal a unos temas ajenos al estudio de la guerracivilmaquia habituales en nuestras crónicas. Pero de nuevo la rabiosa actualidad nos empuja a tratar un tema que espero sea también de su interés. En nuestra crónica de la pasada semana recogíamos la triste noticia del fallecimiento del ilustre escritor luso José Saramago, un hombre de profundos ideales iberistas, que siempre defendió la unión de Portugal y España, que siempre abogó por la creación de una Federación Ibérica que uniera a ambos paises, y que si ayer hubiera podido ver el partido que disputaron las selecciones de ambos paises, sin duda habría sufrido al contemplar ese duelo fraticida. El partido fue épico, de los mejores que se recuerdan en las fases finales de un campeonato del mundo, con preciosas jugadas por ambos bandos y con una total entrega de todos los jugadores entre los que destacó el que es sin duda el mejor jugador del mundo con diferencia, que no es otro que Cristiano Ronaldo, el cual cuajaría una de las mejores actuaciones de su carrera, solamente empañada por la no menos meritoria actuación del portero de la selección nacional Iker Casillas, conocido como “el Santo”, que realizó numerosas paradas de gran merito que evitaron que el balón jabulani que tantos quebraderos de cabeza esta dando a otros cancerberos acabara alojado en la red. No puedo sustraerme a la imagen de ver a jugadores de ambos combinados compartiendo camiseta en una común selección ibérica, un combinado que sería invencible, y ya para completar el sueño, ver a ese equipo entrenado por Mourinho, uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos. Ni “jogo bonito”, ni “naranja mecánica”, ni “azzurri”, ni leches, la “Ibérica”.

Pero el partido jugado anoche, merecía otro desenlace, ese ritmo vertiginoso, esa sucesión de preciosistas jugadas, esa deportividad y respeto entre los jugadores, ese espectáculo sublime que pudimos contemplar, se debió resolver por méritos deportivos. Sin embargo, otra polémica decisión arbitral (y ya van muchas y sonadas en este campeonato) concedió la victoria a España, de lo cual nos alegramos sinceramente, aunque nos hubiera gustado que sucediera de otra forma, ya que queridos amigos lectores el gol que dio la victoria a España fue conseguido en claro fuera de juego que ni el juez de línea, ni el colegiado del encuentro vieron. No sabemos que esta pasando en este mundial con los árbitros que tal vez actúen aturdidos por el zumbido de las vuvuzelas, pero el nivel de errores es tremendo, algo que empieza a parecerse sospechosamente al Villarato que llevamos padeciendo en este país desde hace ya unas temporadas. Pero los errores arbitrales en los mundiales no son nada nuevo, vamos a viajar en el tiempo a un día tal como hoy 30 de junio pero de hace 44 años, al mundial de 1966. Déjense llevar amigos lectores, déjense llevar…

Londres, 30 de Junio de 1966. Estadio de Wembley, tarde soleada, Alemania e Inglaterra se enfrentan en la final del Campeonato de Mundo. Preside el partido la Reina Isabel II y junto a ella el presidente de la FIFA Sir Stanley Rous, antiguo colegiado y uno de los autores del nuevo reglamento del fútbol aprobado en 1938, en plena guerra civil española. Desde que comenzó, el Mundial, el campeonato se ha visto envuelto en la polémica arbitral, con algunas actuaciones muy dudosas que levantarían muchas sospechas. Años más tarde el que también fuera presidente de la FIFA, el brasileño Joao Havelange (que no se de que se quejaba este hombre de arbitrajes), manifestaría que el deseo de Sir Stanley era que Alemania e Inglaterra jugaran la final, y por supuesto que el ganador fuera el país anfitrión.

Los equipos que se sintieron más perjudicados, fueron los sudamericanos, principalmente Brasil, que quedarían eliminados tras polémicos arbitrajes. Al equipo carioca le arbitraron tres partidos y por “casualidades” del destino de los tres árbitros y de los seis jueces de línea que le tocaron en suerte, siete eran ingleses y los otros dos alemanes, hay que ver amigos lectores de SOL Y MOSCAS que cosas tiene la diosa fortuna. Hubo de todo en este mundial, si Inglaterra utilizó las malas artes para hacerse con el dominio del mar, también los haría para hacerse con el dominio del fútbol mundial. Sería largo de enumerar todas las pifias arbitrales que se sucedieron en este campeonato, pero permítanme relatarles alguna de ellas que hemos rescatado de la hemeroteca de este semanario taurino-guerracivilero, que hoy de manera extraordinaria les habla de fútbol.


El capitán argentino Rattin es expulsado en el Inglaterra-Argentina del mundial de 1966.

Uno de los más sonados se produjo en el encuentro Inglaterra-Argentina, arbitrado casualmente por un alemán Rudolf Kreitlein, este expulsaría incomprensiblemente al capitán argentino Antonio Rattín tras que este le protestara una falta (algunos atribuyen la decisión a que el argentino le miró mal). En aquella época no se habían inventado las tarjetas (se crearían a partir de este incidente) y mientras el trencilla le decía “außerhalb des Spielfelds” el argentino le contestaba “pero que decís boludo”. Así transcurrió casi un cuarto de hora, entre las gesticulaciones del pequeño árbitro y la indignación de los albicelestes que reclamaban la presencia de un intérprete. Al final el bueno de Rattín abandonó el campo, y no se le ocurrió otra cosa que irse a sentar en la alfombra regia a contemplar el resto del encuentro, junto al palco de su graciosa majestad a la que no debió hacer mucha gracia por muy graciosa que sea. Tras descansar sus plebeyas posaderas, se marchó a los vestuarios, no sin antes haber hecho trizas un banderín con la bandera británica, y tras encararse a los aficionados al grito de “animals, animals”, vocablo que un avispado espectador aprovecharía para fundar un grupo de rock que se haría famoso posteriormente. Y cuando las cosas se tuercen ya es difícil que se enderecen, y más si paso lo que tenía que pasar, es decir que Inglaterra ganara, además de un gol de chiripa, tengan en cuenta que chiripa no era un defensa argentino, me refiero a que fue un gol de suerte, buena para los británicos y mala para los argentinos. Al final, aficionados y componentes del banquillo albiceleste, se fueron a por el menudo colegiado (menudo de tamaño, ya que era tan chiquitín que fue conocido como “el satrecillo”) propiciándole alguna que otra colleja a lo Beny Hill en su lustrosa calva, hasta que fue llevado a los vestuarios bajo protección policial.


El colegiado del Argentina-Inglaterra de 1966 sale escoltado por la policia tras ser saludado efusivamente por los jugadores y miembros del banquillo argentinos.