miércoles, 15 de agosto de 2012

LA SANJURJADA II


Una instantánea del juicio al general Sanjurjo en el que sería condenado a muerte. En primer plano a la izquierda Sanjurjo junto a García de la Herrán, tras ellos el hijo de Sanjurjo y el teniente coronel Esteban Infantes. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

"LA SANJURJADA"
El primer golpe contra la Republica
(Segunda parte)

SEGUNDA PARTE: El 10 de agosto de 1932, hace ahora 80 años, se perpetraba el primer golpe militar contra la Segunda República, que sería conocido como “la Sanjurjada”. La intentona resultó un rotundo fracaso, y a las pocas horas el movimiento había sido completamente neutralizado. Las causas de este fracaso son diversas, desde la heterogeneidad de los implicados, hasta una pésima planificación y coordinación, sin olvidar algunas voces que hablaron directamente de traición. El golpe, que debería haber tenido dimensión nacional, solo tuvo alguna repercusión en Madrid y principalmente en Sevilla, donde el general Sanjurjo consiguió hacerse con el poder local durante unas horas. Este protagonismo haría que Sanjurjo fuera señalado como el principal artífice de este golpe, cuando en realidad era solamente una pieza más en una acción que él ni planificó ni dirigió. Los nombres de muchos de los participantes e instigadores de este golpe fallido nunca saldrían a la luz, y muchos de los implicados en esta acción, incluido el propio Sanjurjo, volverían a probar suerte en el golpe de julio de 1936.

Nuestra crónica anterior estaba dedicada a la génesis y ejecución del golpe militar que tuvo lugar el 10 de agosto de 1932, hace ahora 80m años, que sería conocido como “La Sanjurjada”: Tras realizar una pequeña introducción tomabamos el hilo conductor de lo que dejó registrado en sus diarios Manuel Azaña, presidente del Gobierno y Ministro de la Guerra en el momento de producirse el golpe, un testigo y protagonista de excepción de aquellos acontecimientos. Terminábamos nuestro relato en la madrugada del 9 al 10 de agosto, se había producido un intento fallido de asaltar el Palacio de Buenavista, residencia de Azaña, así como del Palacio de Comunicaciones, por parte de los golpistas que inicialmente habían sido reducidos. Por otro lado se recibían noticias contradictorias desde Sevilla, donde se sospecha se encuentra el general Sanjurjo dispuesto a sublevar la plaza. Azaña habla por teléfono con el general González, al mando de la División de Sevilla, al cual emplaza para que localice y neutralice a Sanjurjo.

MADRUGADA DEL 10 DE AGOSTO

«No había salido yo del despacho de Saravia desde donde hablé con el general, cuando llamaron de Sevilla. El telegrafista de la División le dijo a Saravia que Sanjurjo estaba allí con el general. Saravia le dijo que le pusieran en comunicación con él; pero rectificó y el que estaba con el general era un ayudante de Sanjurjo. De esto deduje que mientras hablaba yo con González, el ayudante de Sanjurjo estaba todavía allí. Saravia entonces le dice:
-¡Pues que se ponga al aparato el ayudante del general Sanjurjo!
Quien se puso al aparato fue el propio general González. Le dijo a Saravia que Sanjurjo se había sublevado. (Por lo visto, a mi me lo quiso decir con más rodeos).
-¿Y usted que hace ahí?
-Todas las fuerzas están con Sanjurjo. No podré hacer nada.
Entonces tomé yo el teléfono: “General, aquí el ministro. Cumpla usted con su deber, aunque le cueste la cabeza. Detenga a Sanjurjo y reduzca a los rebeldes. Dentro de media hora me da usted cuenta de haberlo hecho”. Colgué el teléfono. “Este hombre –le dije a Saravia- no sirve para nada. O tiene miedo o está vendido. Es inútil”.»


Tras hacerse con el control de Sevilla Sanjurjo pasearía por sus calles. En esta fotografía distinguimos de izquierda a derecha a Justo Sanjurjo, hijo del general, Sanjurjo, el teniente coronel de la Guardia Civil señor Varea y el general García de la Herran mientras pasean por Sevilla. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Pese a las noticias que llegan de Sevilla, Azaña está contento con el desarrollo de los acontecimientos, el haber neutralizado la acción en Madrid da muchas garantías de controlar el resto. Sin embargo según discurre la noche comienzan a llegar inquietantes noticias: en el regimiento 31(Cuartel de la Montaña) ocurre algo anormal, también dicen haber visto un regimiento formado en la Castellana, pero tras enviar varios emisarios todo parece continuar en la más absoluta tranquilidad. De repente comienza nuevamente el tiroteo por la parte de Cibeles, desde el Ministerio se responde. Azaña lo narra así:

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

«El tiroteo era muy intenso. Resonaban los disparos en la noche, como una operación siniestra, bárbara, pero más me sonaban a mí en el alma. El ruido de la fusilería me hacía pensar en el odio, en la brutalidad que la desencadenaba. Al ministerio llegaban muchos balazos. Percibíamos muy bien el chasquido cuando daban en la piedra. ¿Quién tira? ¿Es el regimiento que han creido ver en la Castellana? No se sabe. El fuego ha durado media hora. Desde el balcón oigo al comandante Fernández Navarro gritar ¡Alto el fuego! Pero la tropa tarda en obedecerle. Ya clarea.

Escribo esta nota, el cielo está blanco. Veo la mole del Banco, bañada en luz fría. Hay un gran silencio. Bajo los árboles del jardín, más oscuro, soldados. En la calle Alcalá aúlla un herido. Entra el fresco por el balcón; y no se oye nada más. Teléfono. Me interrumpen.


Algunos de los asaltante del Palacio de Comunicaciones que fueron detenidos en el momento de ser conducidos a prisión. El primero de ellos en el coche lo hemos podido identificar, gracias a la ayuda de Inés Tremis, como el comandante de Infantería Juan de Ozaeta Guerra (con barba). (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Avisan de Alcalá que los dos regimientos de caballería se han sublevado y vienen sobre Madrid. Lo ha comunicado el alcalde, que los ha visto salir. Trasladan el aviso desde Gobernación. Bueno –le he dicho a Cipriano- esto se pone serio.

Nonos dice a que hora han salido, pero como la carretera está asfaltada no podrán venir corriendo, y tendremos tiempo de hacer lo necesario. Saravia llama al cuartel de artillería de Vicálvaro.

El jefe de Vicálvaro recibe recibe la orden de sacar dos baterías a la carretera e impedir el paso de la fuerza que venga de Alcalá. Todavía unos tiros por la calle de Prim o la del Barquillo, no sé bien.

Casares me cuenta desde Gobernación detalles de la sublevación de Sevilla. Llamo al general González y el hombre habla por teléfono completamente desmoralizado. No sabe nada, no puede hacer nada. Le cuento lo que sé de lo que ocurre en Sevilla, y después de oirme, exclama, no sé si con cinismo o con imbecilidad: “¡Arrea!”. (Esta exclamación es de un héroe). El general parecía resignado, o aparentaba resignarse a lo que quisieran hacer de él los sublevados. (Pasaba por ser enérgico. Le apodan “el Perro”. Es viejo y recién casado).

Dicen de Vicálvaro que los sublevados de Alcalá no eran los dos regimientos, sino una fuerza que no llegaría a un escuadrón. Y que se han vuelto al cuartel, no siendo ya necesario sacar la artillería. Telefoneamos a Getafe y al campamento. No ha ocurrido novedad.


Imagen publicada en la prensa del paso a nivel donde las tropas sublevadas de Alcalá dieron media vuelta y regresaron a sus cuarteles. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

A las siete de la mañana del día 10

Todo sigue en calma. De provincias no hay más novedades que lo de Sevilla. De Madrid empiezo a recibir informaciones más precisas. Los que han atacado por la Cibeles y Recoletos eran, además de jefes y oficiales retirados, unos soldados y clases del Depósito de Remonta de Tetuán, con algunos de sus oficiales. Este grupo de gentes era sin duda el “regimiento” que algunos creyeron ver en la Castellana. Hasta ahora sabemos que ha habido en Madrid diez o doce muertos, y unos noventa presos, entre ellos el general Fernández Pérez, que al huir entró por el balcón de un piso bajo de Recoletos, que estaba abierto, y al encontrarse con las señoras de la casa, que asustadas por el ruido de los disparos se habían levantado, les dijo: “Soy un invicto general perseguido…”. Y una porción de tonterías más. Parece que entre los atacantes del ministerio estaba Cavalcanti. La intentona de sacar el regimiento 31 les ha fallado, en mucha parte por la serenidad y lealtad de dos sargentos. Hemos estado asediados hora y media; pero yo no acabo de comprender su plan, a no ser que contaran con alguien dentro del ministerio para abrirles una puerta, o que creyesen que toda la guarnición de Madrid iba a venir sobre nosotros. Ya ha empezado a venir gente a ofrecerse, a protestar, a “hacerse presente”».

Dos de los fallecidos en los enfrentamientos que tuvieron lugar al intentar asaltar los golpistas el Palacio de Comunicaciones en Cibeles. En la imagen superior vemos el cadáver de uno de los soldados del cuartel de la Remonta en Bravo Murillo que fueron obligados a tomar parte en la intentona, observen el cinturón para que se hagan una idea de cual era la situación de la tropa en aquellos años. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Tras la agitada madrugada la calma vuelve a Madrid, muchas personalidades y casi todos los ministros llegan a Buenavista, el presidente Alcalá Zamora regresa de sus vacaciones en La Granja. Por su parte Azaña se prepara para restablecer la normalidad en Sevilla:

«…Voy a acometerlos por tierra, por aire y por agua. Ya he hablado con Marina para que una escuadrilla de torpederos remonte el Guadalquivir, también me suministra Marina unos hidroaviones. He dado a Sandino el mando de una escuadrilla de aviones, que saldrá hoy por la mañana de Cuatro Vientos, sobre Sevilla…. He enviado órdenes a Valencia, Alicante, Cádiz, Algeciras y Ceuta, para que hoy mismo se pongan en marcha, antes del mediodía, diversas fuerzas. De Madrid saldrán otras. Mañana estarán concentrados en Córdoba 14 batallones y 48 piezas de artillería. El paso a Madrid se les cortará, por mucho empuje que tengan. Y le he dicho también a Ruiz Fornells que, sacándolos de Asturias, León, Zamora y Valladolid, concentre otros ocho o diez batallones en Extremadura, por si se les ocurre seguir otro camino, y en todo caso, para cortarles el de Portugal. Doy el mando de las fuerzas que van sobre Sevilla a Ruiz Trillo, que no es un Belisario, ciertamente, pero que cumplirá lo que se le ordene. Y se han tomado todas las disposiciones para aislar totalmente a Sevilla, y que se cuezan en su salsa».

Tras conocerse la situación en Sevilla, desde Madrid y otros puntos de España se enviaron tropas para sofocar la rebelión. En la imagen vemos un tren en la estación de Atocha preparado para partir hacia Sevilla. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Después de cursar las órdenes oportunas, Azaña se prepara para vivir un día “normal” cumpliendo con todos sus compromisos, incluyendo un consejo de ministros y una visita vespertina a las Cortes. Tras ello su relato se centra nuevamente en lo que sucede en Sevilla:

«El aislamiento de Sevilla es absoluto. Nosotros conservamos un hilo que los sublevados no conocen, y tenemos noticias, aunque vagas y con algunas dificultades. La inacción de Sanjurjo me llena de asombro. ¿A qué espera? Yo suponía que hoy mismo, por la mañana, se pondría en movimiento para ocupar antes que nosotros los pasos del río, y abrirse camino hacia Madrid. No hace nada. Es un disparate, y eso prueba lo que valen estas gentes. Yo, en su caso, habría sacado en el acto de Sevilla la guarnición sublevada, y me la habría llevado al campo, iniciando una operación para marchar sobre Madrid. Es absurdo tener un día entero quieta a una guarnición sublevada, dentro de la misma población. Se desmoralizará y acobardará en seguida. Poniéndola en marcha, ya sería otra cosa. Sanjurjo ha podido ocupar Córdoba antes que nosotros, y habríamos tenido que concentrar en Alcázar de San Juan. La impresión habría sido grande, y algunos “comprometidos” que no han hecho nada, quizás le habrían secundado. En fin siempre hay que contar con los disparates del enemigo, y aprovecharlos.

Sanjurjo optó por contemporizar en vez de tomar la iniciativa, lo que seguramente impidió que aprovechara el factor sorpresa de la acción. En la fotografía vemos fuerzas de caballería en una calle Sevilla a la espera de órdenes. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Ya de noche recibo confusas noticias de Sevilla. Unos informes dicen que los sublevados inician unos movimientos sobre Zafra. ¿Es que se van a Portugal? Pero otros aseguran, con más visos de certeza, que sobre la línea férrea de Córdoba se han visto algunas gentes de Sevilla, que se disponían a cortar un puente. Si es así, no tienen propósito de avanzar ellos, sino de impedir que lleguen los nuestros.

Ruiz Trillo me ha hablado por teléfono desde varias estaciones del camino. La aviación esta posada en Daimiel, esperando la orden para actuar sobre Sevilla al amnecer de mañana. La fuerza de Cádiz también en marcha. Toda la infantería y artillería que sacamos de Madrid está en viaje. El público la ha despedido con estusiasmo.

Me dicen de Sevilla que lo ocurrido en las Cortes esta tarde ha producido mucha impresión y ha desconcertado a Sanjurjo. Que no se haya desmoronado nada ni caiga el Gobierno ni se cierre el Parlamento, les maravilla. Estaban habituados a otra cosa».


El intento golpista fallido sirvió para fortalecer la imagen del gobierno al que quería destituir. En toda España se produjeron innumerables manifestaciones de apoyo al gobierno y a la República. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

11 DE AGOSTO

Sanjurjo, sin duda ya viendo lo precario de su situación, intenta contactar de madrugada con Azaña, el cual se niega a contestarle, según Saravia solo tratan de ganar tiempo. Mas tarde:

A las tres de la mañana.

«Viene el general subsecretario a decirme que acaba de hablar por el telégrafo con el general González. Le comunica que se ha restablecido la normalidad en Sevilla, que ha vuelto a encargarse del mando y que el general Sanjurjo ha huido hacia Portugal. Todo se ha acabado. Le digo al subsecretario que suspenda los envíos de tropas. Vámonos a dormir , que es hora.»

La situación en Sevilla estaba nuevamente bajo control tras poco más de 24 horas de incertidumbre. El golpe había sido un rotundo fracaso.

Sanjurjo había llegado a Sevilla la noche Anterior acompañado por su ayudante, el teniente coronel Esteban Infantes y por su hijo Justo Sanjurjo, capitán de aviación. En la capital andaluza se reunió con el general García de la Herran y otros militares comprometidos en la acción. Los sublevados se hicieron con el control de la situación, deteniendo tanto al gobernador civil, como al militar y al alcalde de la ciudad. A continuación se proclamó el “estado de guerra”:

Tras controlar la situación, Sanjurjo decretaría en estado de guerra en Sevilla. Se redactaría una proclama que sería leida en diversos puntos de la ciudad. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Pese al éxito de la acción, Sanjurjo se quedaría solo y aislado del resto de España. La rápida respuesta del gobierno había terminado con el poco margen de maniobra que tenía, aunque seguramente la inacción de Sanjurjo también pudiera estar motivada por la creencia de que en el resto del país también había triunfado el golpe. Sea como fuere, a Sanjurjo no le quedo más remedio que tirar la toalla, e intentó huir hacia Portugal siendo detenido en Huelva.

Tras ser detenido, Sanjurjo sería trasladado a Madrid. En la imagen vemos el momento de su llegada a la Dirección General de Seguridad, alguien del público le grita ¡¡Criminal!! y Sanjurjo se revuelve contra las personas que le increpaban. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Tras su detención fue inmediatamente trasladado a Madrid, donde le esperaba, al igual que a sus compañeros de aventura un juicio sumarísimo en el que se enfrentarían a las máximas penas, incluida la capital. La aplicación o no de la pena capital a Sanjurjo despertó desde el momento de su detención un encendido debate en todo el país, entre los que eran partidarios y los que, aportando diferentes razones, se oponían.

Manuel Azaña va desgranando en sus diarios diferentes detalles que llegan a sus oídos sobre lo ocurrido durante el golpe, como los nombres de posibles implicados, etc… Así el día 20 de agosto deja anotadas en su diario las siguientes confidencias:

Fotografía de los magistrados que juzgaron a Sanjurjo y sus más directos colaboradores. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

20 DE AGOSTO

«Sanjurjo, en Sevila, cuando se creyó triunfante exclamaba: “Lo que voy a reirme de Queipo de Llano”. El pobre de Queipo no sale de su asombro, ya que tenía mucha estimación por “Pepe”.
……
Lerroux ha hecho a los periódicos unas declaraciones asombrosas: dice que Sanjurjo le invitó a tomar parte en la conspiración, y que él se negó.
Por su lado, Matres, que fue secretario de Sanjurjo, ha declarado que Lerroux rogó a los conjurados que no hiciesen nada hasta que él pronunciase su discurso en Zaragoza.
Y uno se pregunta si Lerroux es un bruto, un loco o un malvado; o las tres cosas juntas. ¿Quería detener un pronunciamiento anticipándose a derribar al Gobierno para satisfacer así a los generales? A eso lo llamó Lerroux prestar un servicio a la República.»


23 DE AGOSTO

«Cuando volví de la estación, Saravia me entregó un telegrama cifrado que el telegrafista de Sevilla ha encontrado “sospechoso”. Es del coronel Aranda, jefe de Estado Mayor del general Ruiz Trillo en Sevilla, al jefe superior de las fuerzas militares de Marruecos. Va en clave especial, sin otra indicación. El telegrafista pidió instrucciones, y se le dijo que lo remitiera aquí, suspendiendo el curso hasta nueva orden.

Descifrado el despacho podría ser que Aranda resulte comprometido en algún asunto político. Se dio orden de que cursaran el telegrama, para saber quien lo recibía y quienes contestaban. Aunque el general reside en Ceuta, el telegrama va puesto a Tetuán, sin duda para que en su Estado Mayor lo lean, y él no. En efecto, pocas horas después hemos recibido la respuesta, interceptada en Sevilla. Es de Martin Prats, hermano del jefe de la base de Tablada, cómplice de Sanjurjo. He llamado por telegrafo a los dos sujetos y mañana iran a prisiones y ante el juez.»


Como vemos, los movimientos dentro del estamento militar continúan, incluso se sospecha de nuevas intentonas en Zaragoza, Valladolid y Madrid. Mientras tanto el Juicio contra Sanjurjo continua, el día 25 de agosto Mariano Gómez, Presidente de la Sala 6ª del Supremo, se pone en contacto con Azaña para comunicarle el veredicto: Sanjurjo ha sido condenado a muerte. Nuevamente surge la polémica entre los partidarios del indulto y los que están a favor de que se ejecute la sentencia. Entre las personas partidarias de que se indulte a Sanjurjo se encuentra la madre de Fermín Galán, ejecutado tras la intentona de Jaca, que visita al presidente de la República en el Palacio de Oriente para solicitar el indulto para Sanjurjo.

Tras conocerse la sentencia fueron muchas las voces que pidieron que Sanjurjo fuera indultado y no se ejecutara la pena de muerte a la que fue condenado. En esta fotografía vemos a la madre de Fermín Galán, ejecutado tras la sublevación de Jaca, acompañada de su hijo José María, abandonando el Palacio Nacional (Palacio Real) tras solicitar el indulto al Presidente de la República. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Azaña cita a los ministros a las diez y media para tratar el tema del indulto de manera urgente:

25 DE AGOSTO

«Entramos en la cuestión de fondo, e invité a los ministros a que diesen su parecer. Prieto, por sí y por los otros dos ministros socialistas, votó por el indulto. Domingo, por sí y por Albornoz, votó lo mismo. Casares, con gran firmeza, votó porque se cumpliese la sentencia. Los demás votaron por el indulto. Todos han razonado su opinión largamente. Casares funda la suya en que el indulto rompe la firmeza del Gobierno, alienta a los conspiradores, y nos impide ser rigurosos con los extremistas.

El abogado de Sanjurjo, José Bergamín, junto a su defendido Sanjurjo. Según el pie de foto en el momento de comunicarle la sentencia. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Voté yo el último, a favor del indulto. He considerado el asunto como un caso político, en el que debe hacerse lo más útil a la República. Fusilar a Sanjurjo nos obligaría después a fusilar a otros seis u ocho que están incursos en la misma pena, y a los de Castilblanco. Serían demasiados cadáveres en el camino de la República.Hay que desacreditar los pronunciamientos, por su propio fracaso y por el descrédito de sus autores. Fusilando a Sanjurjo haríamos de él un mártir, y fundaríamos, sin quererlo, la religión de su heroísmo y su caballerosidad. Fusilando a Sanjurjo, iríamos hoy a favor de la corriente, pero se nos volvería contraria a los pocos días, a las pocas horas; los mismos que piden ahora su muerte, lo sentirían después. La monarquía cometió el disparate de fusilar a Galán y García Hernández, disparate que influyó no poco en la caida del trono; procuremos no incurrir en un yerro análogo. Se ha de acabar con la historia de los levantamientos y los fusilamientos, haciendo ver que esas acciones no producen ni gloria. Más ejemplar escarmiento es Sanjurjo fracasado, vivo en presidio, que Sanjurjo glorificado, muerto».

Sanjurjo sería encarcelado en el penal de El Dueso y posteriormente en el del Puerto de Santa María. En las elecciones de 1934 una coalición de partidos conservadores se haría con el poder, Azaña pasaría a la oposición y Sanjurjo saldría de España para exiliarse en Portugal. Dos años más tarde, en febrero de 1936, el Frente Popular ganaría las elecciones, Azaña regresaría al Gobierno y posteriormente sería nombrado Presidente de la República. Sanjurjo, desde su exilio en Estoril, sería la cabeza visible de un nuevo golpe que desde Pamplona organizaba el general Mola . Este golpe, pese a estar mejor organizado que el del 32 fracasaría también al no conseguir alcanzar todos sus objetivos y acabaría desencadenando la Guerra Civil. El general Sanjurjo moriría el 20 de Julio de 1936, cuando la avioneta con la que se dirigía a España para ponerse al frente del movimiento sedicioso, se estrellaba instantes después de despegar. Ese mismo día fallecería también su compañero de aventuras, el general García de la Herran, en los enfrentamientos entre sublevados y leales a la República que tuvieron lugar en Campamento, Madrid.

José Sanjurjo sería la cabeza visible del fallido golpe militar de julio de 1936 que acabaría desencadenando la Guerra Civil. Esta fotografía es la última en la que el general Sanjurjo aparece con vida, y fue tomada momentos antes de que se estrellara al despegar el avión (a su espalda) en el que debía viajar hacia España para ponerse al frente de la sublevación. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Aquí terminamos esta crónica doble dedicada a la Sanjurjada, un episodio histórico que podría dar para llenar páginas y páginas y del que todavía seguramente quede mucho por descubrir. La rápida neutralización del movimiento, así como la escasez de acontecimientos reseñables, hacen que no se le de la debida importancia a una acción que pudo haber cambiado el rumbo de la Historia. Muchos de los que apoyaron este primer golpe contra la República, también apoyarían el de julio de 1936, lo que pone en cuestión muchas teorías sobre el inicio de la Guerra Civil, así como los motivos que llevaron a diversos protagonistas a apoyar la sublevación del 36. Los golpistas aprendieron de sus errores del 32 y prepararon más a conciencia el golpe de julio de 1936 para no volver a cometerlos. Pero siempre nos quedará la duda de si el golpe del 32 no pudo influir en la manera de tratar el golpe del 36 por parte de Azaña y de Casares Quiroga, nuevamente en cargos directos de responsabilidad al producirse el golpe, al igual que en la noche del 10 de agosto del 32.

Se ha hablado mucho de la inactividad de Casares ante un golpe del 36, un golpe que parecía pregonado, incluso se le atribuye una frase en la que manifestaba a preguntas sobre los rumores del levantamiento, que esa noche se iría a dormir tranquilamente a su cama. ¿Consideraban Azaña y Casares que al igual que el 32 podrían controlar rápidamente la situación? ¿Dejaron hacer a los sublevados convencidos que una vez producido el golpe lo neutralizarían con facilidad? En una frase: ¿Se confiaron Casares y Azaña pensando que estaban en un escenario similar al de agosto del 32? Nunca lo sabremos.

Con esta crónica finalizamos esta temporada en Sol y Moscas. Tras un paréntesis estival, retomaremos nuestra actividad en septiembre (eso esperamos), con nuevas crónicas sobre el apasionante mundo de la guerracivilmaquia, entre ellas la prometida sobre el Norte del Burgos y el Valle de Tobalina, que por problemas de agenda, a lo que hay que sumar la huelga salvaje de tipógrafos, ha quedado a medio componer en nuestras rotativas. Que disfruten del verano y hasta pronto.

Florentino Areneros.


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viernes, 10 de agosto de 2012

LA SANJURJADA I


De Izquierda a derecha vemos al Tte. Coronel Infante, el hijo de Sanjurjo, el general Sanjurjo y el general García de la Herran, en un momento del juicio al que fueron sometidos tras el fracaso de la sublevación del 10 de agosto de 1932. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

"LA SANJURJADA"
El primer golpe contra la Republica
(Primera parte)

Por Florentino Areneros.

El 10 de agosto de 1932, hace ahora 80 años, se perpetraba el primer golpe militar contra la Segunda República, que sería conocido como “la Sanjurjada”. La intentona resultó un rotundo fracaso, y a las pocas horas el movimiento había sido completamente neutralizado. Las causas de este fracaso son diversas, desde la heterogeneidad de los implicados, hasta una pésima planificación y coordinación, sin olvidar algunas voces que hablaron directamente de traición. El golpe, que debería haber tenido dimensión nacional, solo tuvo alguna repercusión en Madrid y principalmente en Sevilla, donde el general Sanjurjo consiguió hacerse con el poder local durante unas horas. Este protagonismo haría que Sanjurjo fuera señalado como el principal artífice de este golpe, cuando en realidad era solamente una pieza más en una acción que él ni planificó ni dirigió. Los nombres de muchos de los participantes e instigadores de este golpe fallido nunca saldrían a la luz, y muchos de los implicados en esta acción, incluido el propio Sanjurjo, volverían a probar suerte en el golpe de julio de 1936.

En la Historia siempre encontramos personajes que pese a su importancia (para bien o para mal) permanecen en un segundo plano. Entre estos podemos contar a José Sanjurjo Sacanell, el general Sanjurjo, un personaje cuya actuación tuvo una gran importancia en la Historia de España en el primer tercio del Siglo XX.

José Sanjurjo Sacanell nació en Pamplona en 1872 en el seno de una familia de militares carlistas. Tanto su abuelo, como su padre, participaron en las Guerras Carlistas y su padre fallecería en el transcurso de la última carlistada cuando Sanjurjo contaba solo dos años de edad. Tras su paso por la Academia Militar, comienza su actividad militar en la Guerra de Cuba de donde regresa ya como capitán. Posteriormente participaría en múltiples acciones en el Protectorado de Marruecos, obteniendo por ello la Laureada de San Fernando. Tras el desastre de Annual de 1921, Sanjurjo participaría en las acciones para recuperar parte del territorio perdido, gracias a los méritos acumulados en estas acciones alcanzaría el generalato.

Sanjurjo, siendo gobernador militar de Zaragoza, apoyaría el golpe de Primo de Rivera de 1923, quien en 1925 le designaría como jefe de operaciones del Desembarco de Alhucemas, considerado el primer desembarco aeronaval de la historia. La operación fue un rotundo éxito, lo que motivó que ya en 1927 con la zona pacificada el Rey Alfonso XIII le distinguiera con el título de Marques del Rif. En 1928 es nombrado Director de la Guardia Civil, cargo en el que continuará en abril de 1931 cuando se proclame la II República.

El general Sanjurjo era un militar de gran prestigio dentro del ejército y muy respetado, con una brillante trayectoria militar que culminaría con la dirección del desembarco de Alhucemas, el primer desembarco aeronaval de la historia militar. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

El papel desempañado por Sanjurjo en los días que van desde el 12 de abril en que se celebraron las elecciones municipales, hasta el 14, día en el que el rey Alfonso XIII abandona España, es fundamental en el desarrollo de los acontecimientos. Existen diferentes versiones y testimonios sobre la actuación del general en aquellas intensas jornadas, pero teniendo en cuenta que Sanjurjo era un militar de probada lealtad monárquica, lo más probable es que en consonancia con la posición del monarca decidiera contemporizar con los acontecimientos sin oponerse al desarrollo de los mismos, garantizando desde su puesto de Director de la Guardia Civil tanto la salida pacifica del Rey, como el mantenimiento del orden en todo el país. No cabe ninguna duda de que si Sanjurjo hubiera decidido tomar otra posición y la actuación de la Guardia Civil hubiera sido otra, el desarrollo de los acontecimientos hubiera sido muy diferente al que conocemos. Como reconocimiento a su actuación durante esos críticos momentos, las nuevas autoridades republicanas mantendrían al general al frente del cuerpo. Sin embargo este “noviazgo”, seguramente contra natura, entre Sanjurjo y la República pronto empezaría a hacer aguas.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Como ya vimos en una crónica anterior, en mayo de 1931 diversos incidentes entre monárquicos y republicanos desembocan en graves disturbios que culminan con la quema de diversos conventos y edificios religiosos.
La situación social continuará deteriorándose a medida que pasen los meses, y Sanjurjo seguirá desempeñando lo mejor que puede su delicada función. Las tensiones entre los diversos sectores políticos que componen el bloque republicano también van en aumento, las prioridades son diferentes en cuanto a las reformas a acometer, y lo que para unos es lento, para otros es vertiginoso. Las primeras fisuras comienzan a aparecer. Por si todo esto no fuera poco, grupos contrarios a la Republica, recuperados del batacazo inesperado de Abril, no tiran la toalla y comienzan a organizarse. Sectores como la aristocracia, los terratenientes, la Iglesia y otros que ven peligrar su situación con el cambio de régimen, tratarán de evitar que las anunciadas reformas se consoliden.

Al proclamarse la II República, Sanjurjo como responsable de la Guardia Civil jugó un papel determinante en el desarrollo de los acontecimientos, lo que le valió la confianza de las autoridades republicanas que lo mantuvieron en el cargo. En la imagen le vemos junto a Manuel Azaña, el otro gran protagonista de esta crónica. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

Con Manuel Azaña como presidente del gobierno se acometieron diversas reformas de trascendental importancia, que no serían aceptadas de buen agrado por diversos sectores como ya hemos mencionado. Entre estas reformas destacamos la autonomía para Cataluña, la no confesionalidad del Estado con la consiguiente perdida de poder e influencia de la Iglesia, o la Ley de Reforma Agraria, que trataría de favorecer a los campesinos sin tierra, así como potenciar el desarrollo en una España eminentemente agrícola. Pero la reforma que más inquietaría a los militares, sería el tema de las responsabilidades, y la revisión de ascensos, sin olvidar la profunda reforma en todo el ámbito militar con la reorganización de las regiones militares y el pase a la reserva de un elevado número militares

Mediante la ley de responsabilidades, se buscaba depurar las posibles responsabilidades derivadas del apoyo de ciertos militares a la Dictadura de Primo de Rivera y a la monarquía, entre los militares investigados estaban el general Berenguer y el general Mola. Por su parte la revisión de ascensos, pretendía anular parte de los ascensos obtenidos en las campañas africanas, que habían promocionado a muchos militares por méritos de guerra en vez de por escalafón, y así tenemos el ejemplo del general Franco, que ascendió al generalato con solamente 33 años. Sanjurjo, también podría ver afectada su graduación de llevarse a cabo la revisión. Tampoco hay que olvidar, que algunos militares se sintieron incómodos con la obligación de jurar lealtad a la República.

Fotografía del gobierno presidido por Manuel Azaña: sentados vemos al Presidente de la República Alcalá Zamora y al propio Azaña. Tras ellos, de izda. a dcha.: Marcelino Domingo, Francisco Largo Caballero, Santiago Casares Quiroga, Luis de Zulueta, Álvaro de Albornoz, Lluis Nicolau d'Olwer, Indalecio Prieto, Fernando de los Rios y José Giral. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

Sanjurjo, como máximo responsable de la Guardia Civil, también pasaría por diversos episodios debieron de facilitarle la toma de su decisión. El primero de ellos tendría lugar en la localidad extremeña de Castilblanco, donde el 31 de diciembre de 1931 una manifestación de trabajadores del campo termina en un enfrentamiento con las fuerzas de la Guardia Civil, falleciendo cuatro agentes del cuerpo y un vecino del pueblo. Hay diferentes versiones sobre los hechos y se llega a decir que los cuerpos de los cuatro agentes han sido salvajemente mutilados, lo que lleva al propio Sanjurjo a manifestar: “En un rincón de la provincia de Badajoz hay un foco rifeño. Ni en el Monte Arruit, en la época del derrumbamiento de la comandancia de Melilla, los cadáveres de los cristianos fueron mutilados con un salvajismo semejante“. Los trágicos sucesos se Castilblanco hacen que la Guardia Civil extreme las precauciones para que un acontecimiento así no vuelva a suceder, y unos días más tarde otra manifestación, esta vez en la localidad riojana de Arnedo, termina nuevamente de manera trágica, la Guardia Civil abre fuego sobre los manifestantes, dejando como balance un número indeterminado, según las versiones, de muertos y heridos, entre ellos mujeres y niños. Pero no son dos hechos aislados, el descontento de amplios sectores de la población del campo va en aumento y los incidentes se suceden.

A finales de 1931 y comienzos de 1932 los sucesos de Castilblanco y de Arnedo, donde la Guardía tuvo un destacado y dramático protagonismo, colocarían a Sanjurjo en una delicada situación. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

Tras estos acontecimientos, y no sabemos si motivado por ello, el primer ministro, Manuel Azaña, decide relevar a Sanjurjo de su puesto en enero de 1932, sustituyéndole por el general Cabanellas. El general relevado pasaría a dirigir el cuerpo de Carabineros, lo que para Sanjurjo equivalía a rebajarle. Veamos como el propio Azaña cuenta en sus memorias la conversación que mantuvieron ambos cuando le comunicó el cambio de destino:

«-¿No le gusta a usted?
-No, señor Ministro, no me gusta.
-¿Qué le gusta a usted?
-Ya que usted me lo pregunta, le diré, con todo respeto, que solo me gusta la Dirección de la Guardia Civil.
-No me dijo usted eso hace un mes, cuando quisimos nombrarle para el Cuarto Militar.
-Si. Pero ahora es que usted me destituye.
-No es eso. Le cambio de destino. Si yo no tuviera confianza en usted, lo dejaría disponible, como están otros generales de quienes no me fío.
-Las circunstancias harán que, aunque usted no quiera, todo el mundo diga que usted me destituye.»


Todo este cóctel de ingredientes nos muestra a un Sanjurjo cada vez más alejado del gobierno de la República, y es en esta situación cuando comienza sus contactos con otros grupos y personas, que desde hace tiempo vienen elaborando diferentes planes para acabar con la legalidad republicana. Dentro de ese colectivo de conspiradores, encontramos una gran variedad tanto de personas como de ideas, desde monárquicos alfonsinos hasta carlistas, pasando por republicanos de derechas, militares, financieros, terratenientes, aristócratas o religiosos. En todo este entramado, Sanjurjo solo era una pieza más, ni si quiera él era el organizador, incluso posteriormente manifestaría: “Yo no era el director del Movimiento del 10 de agosto. Quizá ese fue mi error, el de no asumir la dirección principal“. El hecho de que aquel golpe sea conocido como “Sanjurjada” no es debido a que fuera el general el principal promotor, si no al hecho de que fue la personalidad de mayor relevancia que figuró entre los detenidos, y tal vez por lo “mediático” de su acción en Sevilla, pero hubo muchas más personas implicadas cuyos nombres nunca saldrían a la luz.

La nómina de los implicados en la intentona del 32 tuvo que ser mucho más amplia de lo que se conoce. El fracaso haría que muchos de ellos permanecieran en el anonimato. En esta página de Mundo Gráfico aparecen alguno de los implicados, muchos de los cuales repetirían en julio de 1936, como por ejemplo el propio Sanjurjo, generales Villegas, Jordana, Mola y Goded o el propio José Antonio Primo de Rivera. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

Francisco Márquez Hidalgo en su libro "Las sublevaciones contra la Segunda República" (uno de los utilizados como base en la elaboración de esta crónica) señala con nombres y apellidos a algunos de los más que posibles implicados en el golpe del 10 de agosto: «En la Sanjurjada estuvieron implicados de un modo o de otro los tradicionalistas navarros Joaquín Baletzena y Eugenio Sanz de Larín; los monárquicos alfonsinos representados por los generales Orgaz y Ponte y por el alfonsino Pedro Sainz Rodríguez; los militares generales Barrera, Cavalcanti, Fernández Pérez, Goded, González Carrasco, Villegas, Coronel y el coronel varela –la mayoría acogidos a la ley de retiro-; miembros de la nobleza, como el conde de Vallellano y el marqués de Eliseda; miembros de la oligarquía financiera, como José María Urquijo y Zubiría; el dirigente de las Jons Onésimo Redondo, y varios funcionarios de la administración como Encinas, Aguado y Montero y Alejandro Arias Salgado. También es seguro que Alfonso XIII, José Calvo Sotelo -exiliado en Paris- y el republicano Lerroux estaban al tanto del golpe». Esta lista se podría aumentar mucho más, con nombres de menor importancia, seguramente hubo muchos más implicados pero el fracaso de la tentativa haría que sus nombre nunca salieran a la luz y que sus responsabilidades se diluyesen.

En el mismo trabajo de Francisco Márquez Hidalgo citado anteriormente (del cual recomiendo su lectura) encontramos una breve síntesis de cual sería el plan de actuación de los golpistas: «El director del golpe, el general Barrera, dirigiría las operaciones desde Madrid con la ayuda del general Fernández Pérez; ambos contarían con el apoyo de varios regimientos de Madrid y Alcalá de Henares; en Valladolid se alzaría el general Ponte apoyado por los grupos de Onésimo Redondo; en Granada, González Carrasco; en Cádiz, el coronel Varela; y en Sevilla, Sanjurjo. Además se contaba con seis mil requetés navarros mandados por Sanz de Larín. En Madrid, desde una casa de la calle Prim, se dirigirían las operaciones para la toma del Ministerio de la Guerra y del Palacio de Comunicaciones. Mientras, las guarniciones de las ciudades sublevadas, organizadas en columnas, marcharían hacia la capital del Estado. En una finca del duque del Infantado se ultimaron los preparativos. Estaban presentes, entre otros, Barrera, Fernández Pérez, Sanz de Larín y Sanjurjo. Este manifestó la necesidad de aplazar el día, pero ya era tarde porque las ordenes habían partido». La operación fue un rotundo fracaso, solamente Sanjurjo en Sevilla se hizo con el control de una de las plazas, y en Madrid se realizó un fallido intento de asalto al Ministerio de la Guerra y el Palacio de Comunicaciones, ambos en Cibeles. Las autoridades estaban al tanto del golpe y conocían de antemano los movimientos de los golpistas. La heterogeneidad de los participantes en el golpe y la improvisación, habían hecho que mediante diversas fuentes el gobierno estuviera al tanto de la operación, algunas tan curiosas como el testimonio de una mujer (que ejercía la prostitución según algunos autores), amante de uno de los militares implicados, la cual, temerosa de que a su pareja le pudiera ocurrir algo, transmitió parte del plan a las autoridades policiales.

Retrato de Manuel Azaña, que en aquel momento ostentaba la presidencia del Gobierno y la cartera de la Guerra. Azaña dejaría reflejado en sus diarios con gran cantidad de datalles el episodio de la intentona del 32. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

Este episodio conocido como “Sanjurjada” merece de un estudio mucho más amplio y detallado, algo fuera del alcance de esta modesta publicación, por ello vamos a resumirlo tomando como base el testimonio de un testigo de excepción, alguien que vivió como protagonista principal aquellos acontecimientos y nos dejo constancia escrita de ello. Nos referimos a Manuel Azaña y a sus diarios, los cuales pese a su innegable carga de subjetividad, no dejan de tener el valor de un importantísimo documento histórico.A continuación transcribimos parte de estos diarios "robados" de manuel Azaña (que tienen tras de si una interesante historia a la que tal vez un día dediquemos una crónica), recogiendo los días y párrafos de interés relacionados con lo que se conoció como "la Sanjurjada".

5 DE AGOSTO

«La inquietud de alguno de estos personajes les sale a la cara. En los últimos días de julio estuve con el Presidente en la escuela de equitación (Carabanchel) en la ceremonia de inaugurar un busto que los oficiales de caballería dedican a un compañero, muerto en África. Allí estaban todas las autoridades militares, entre ellas el Director General de Carabineros, es decir, Sanjurjo. Todo el tiempo anduvo Sanjurjo como retraído, huido, lejos de nosotros, y cuando yo le miraba con el rabillo del ojo, sin que él se diese cuenta, advertía en su cara una expresión preocupada, y en toda su persona un no se que de abrumado. Le dije luego al Presidente: Sanjurjo debe de estar pensando alguna diablura.

Contra Sanjurjo no conviene hacer ahora nada, puesto que no tenemos ni asomo de pruebas contra él. Si mandase fuerzas del ejército le quitaría el mando, pero en la Dirección General de Carabineros no puede hacer más daño que el que haría desde su casa. No va a sublevar a los carabineros de las aduanas. La fuerza de Sanjurjo es personal, por sus amistades y por su prestigio; es lo que aquí se llama un “glorioso caudillo”. Meterlo en prisión cortaría por el momento la acción. Pero ¿cómo justifico su prisión? ¿Con la honrada convicción del Gobierno? No basta. Armaríamos un escándalo, surgiría una protesta, incluso de los republicanos, por los servicios que prestó el 14 de abril, se pondría la venda de perseguido, etcétera, y tendriamos que ponerlo en libertad como a Barrera (todavía no hay indicios contra Barrera), sin haber conseguido nada; como no consiguieramos hacerle más simpático en el ejército y provocar algún incidente enojoso. No hay sino estar vigilantes y vencerlo. La policía no da más de sí, ni averigua más, ni sabe introducirse entre los conspiradores, para poder convencerlos de culpa, antes de que den el golpe.»


Durante la inauguración de un monumento en Carabanchel a finales de julio, Azaña observó un comportamiento extraño por parte de Sanjurjo, lo que le llevó a comentar al presidente Alcalá Zamora: “Sanjurjo debe de estar pensando alguna diablura”. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

8 DE AGOSTO

«A última hora de la tarde ha venido el Director General de Seguridad, con noticias de los complots. Parece que está ya todo cuajado y a punto. Examino los recursos con que cuenta la Dirección General, y le digo a Menéndez que no hay que echar mano del ejército, sino en caso muy apurado. Mejor es arreglárselas con la policía, los de Asalto y la Guardia Civil. Después de cenar, salgo de paseo por el campo».

9 DE AGOSTO

«El día ha empezado sin novedad, y se acaba con preludios de drama. Toda parece dispuesto para esta misma noche.

He ido a las Cortes como de costumbre, y apenas llegué me sumergí en una de mis eternas comisiones. Esta vez era la agraria. Andábamos en conversaciones, entraba y salía mucha gente del antedespacho de ministros. Llegó Casares y me dijo que estaba allí el director de Seguridad y que necesitaba hablarme.

Nos reunimos los tres solos, serían las seis de la tarde. Menéndez, que es muy locuaz y acalorado, me refirió que, según las últimas confidencias, el golpe es para esta noche, en Madrid. Se proponen asaltar el ministerio de la Guerra y la Telefónica. La confidencia procede de una mujer, amante de uno de los oficiales comprometidos; no es la primera vez a lo que entiendo, que se relaciona con la Dirección General. La mujer ha delatado para que a su amigo no se le haga ningún daño. Creo haber entendido también, a traves de las profusas explicaciones de Menéndez, que el oficial amigo de la confidente, está aterrado de los compromisos que ha adquirido. Que esto es verosímil lo indica el hecho mismo de que se haya franqueado con la querida.


Arturo Menéndez, Director General de Seguridad al producirse el golpe, desarrollaría una intensa actividad, sobre todos en la neutralización de las acciones de Madrid. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

Recibida hoy mismo la última confidencia, se han practicado algunas comprobaciones, que denotan ser ciertos los informes. Por ejemplo: dijo la mujer que esta tarde, a las cinco, tenían una reunión en un café varios conspiradores, algunos conocidos, cuyos nombres dio. La policía ha observado que, en efecto, se han reunido quienes y donde dijo. No es, pues, una embustera. También ha anunciado que esta noche, a las doce, se reúnen en un piso del n.º 9 de la calle Bárbara de Braganza , cuatro o cinco personas, que vienen para este asunto. Esto es fácil de comprobar. Sabemos también la hora del golpe: las cuatro de la madrugada. Los directores son Barrera, González Carrasco, Cavalcanti, Fernández Pérez, el coronel Benito, etcétera. La fuerza principal se compone de oficiales retirados, pero creen contar con algunas unidades de la guarnición de Madrid. Tienen, respecto de mi persona, las peores intenciones (Dios se lo pague). No suena el nombre de Sanjurjo.

El Palacio de Buenavista, junto a la plaza de la Cibeles, sede del Ministerio de la Guerra y residencia de Azaña. Fue uno de los objetivos de los sublevados que fracasaron en su intento de asalto. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

Recapitulados todos los datos, que no añaden a lo que ya sabiamos más que la precisión del día y la hora (que no es poco, ciertamente), acordamos lo necesario para dominar el golpe. Les digo a Casares y a Méndez que nadie ha de enterarse de lo que ocurre, ni si quiera el Gobierno. No quiero decírselo a ningún ministro más; ningún auxilio pueden prestarme y en cambio, enterados, la alarma cundiría al instante, comenzarían als idas y venidas, los conciliabulos, y lo mejor que obtendríamos sería aventar a los conjurados hasta otro día, y no acabaríamos nunca. El mismo cuidado se ha de tener con las órdenes que se den por la Dirección de Seguridad; que nadie se percate de que estamos en un día extraordinario, y que todo lo que se haga se dé como las precauciones que habitualmente vienen tomándose».

En la noche del día 9 ya se han tomado todas las precauciones, se ha reforzado la guardia en el Palacio de Buenavista donde se encuentra Azaña, y por los jardines se encuentran parapetados Guardias de Asalto a la espera de acontecimientos. También se han mandado fuerzas para proteger la Telefónica y el Palacio de Comuicaciones, sin olvidar el control a las unidades militares. Tras la cena Azaña recibe la visita de Saravia, Menéndez y otros mandos, la información facilitada por la mujer sobre la reunión del piso de Barbara de Braganza ha resultado cierta: varias personas han llegado en varios automóviles, al ser detenidos en la vivienda, han manifestado que iban a echar una partida de poker. Se trataría del estudio de un pintor (del que no conocemos su identidad) ubicado en el último piso de la finca.

Por las confidencias de la amante de uno de los implicados, se pudo detener a un grupo de implicados que se hallaban reunidos en es estudio de un pintor (del que desconocemos su identidad) en la calle Bárbara de Braganza. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

En el Palacio de Buenavista cae la madrugada. Retomamos el relato de Azaña:

«He aquí el suceso, tal y como lo he percibido desde mi despacho. Estaba yo hablando con Saravia cuando oímos tiros por la puerta de la calle Prim. ¡Ya!, dije yo tendiendo el oído. Saravia, sin decir palabra, dio media vuelta y se marchó a su puesto. El tiroteo fue intenso, y con un breve intervalo se repitió. Después, profundo silencio. Subió Saravia y me dijo que unos militares habían ordenado al centinela de la puerta de la calle Prim más próxima a Recoletos que les abriese, y como no hizo caso, le hicieron fuego, al que contestó el centinela y los soldados apostados por allí. Han disparado mucho, quizá demasiado. Según le informaba el teniente Santiago, los asaltantes habían llegado en automóvil, y al ser rechazados, se volvieron hacia Recoletos.

Estando en esta conversación, entró Menéndez seguido de Tourné. Venía descompuesto y desesperado.
-¡Destituyame usted don Manuel! ¡No sirvo para defenderle a usted! ¡No he sabido acabar con ellos!
Estaba frenético contra sí mismo. Procuré calmarlo y me hizo relación de lo que había visto. Antes del tiroteo, dos individuos subieron de Recoletos por la calle de Prim, y pasaron despacio junto a la verja del ministerio, como reconociéndola. Al llegar cerca de la calle del Barquillo, los agentes los detuvieron, por orden de Menéndez. Seguidamente, dos automóviles vinieron por el mismo camino. Traían los faros encendidos y proyectaban la luz sobre la verja, como para deslumbrar a los que estuviesen por la parte de dentro. Se apearon unos militares y empezaron los tiros. Menéndez y Tourné hicieron fuego, y también alguno de los apostados en la calle de Xiquena; pero tuvieron que retirarse estos últimos, para esquivar los disparos de la tropa que estaba en el jardín. Los de los automóviles volvieron a montar rápidamente y retrocedieron, yéndose por Recoletos. Menéndez y los suyos consiguieron detener a tres.

Aún no había concluido Menéndez su relación cuando por teléfono nos dijeron que en la casa de Correos se habían presentado cuarenta o cincuenta oficiales, de uniforme, con propósito de apoderarse del edificio. Un pequeño retén de Guardia Civil que allí había los desarmó y detuvo a todos. Esta noticia puso muy contento a Menéndez. ¡Al fin les habían echado mano! Supusimos que eran los mismos rechazados del ministerio, que habían querido repetir el intento en Correos. Menéndez se marchó, a Correos, para hacerse cargo de los presos.


Un grupo de guardias de asalto posa en las escaleras del palacio de Comunicaciones en la Plaza de Cibeles, mientras unos compañeros sacan el cadáver de uno de los asaltantes. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

Entretanto hemos seguido buscando a Sanjurjo. He hablado otra vez con Sevilla. No sabían nada. Después, desde Gobernación, me dijeron que habían averiguado que Sanjurjo tenía reservadas habitaciones en un hotel de Sevilla. Vuelta a llamar al general (se refiere Azaña al general González al mando en Sevilla que en una conversación anterior le informa de no tener datos de ningún movimiento extraño en la ciudad). Esta vez ya “sabía algo”. Dijo que había ido a verle un ayudante de Sanjurjo, que acababa de presentarse en Sevilla. El ayudante había tenido una conversación poco clara con el general de la división. “Le veo en una actitud extraña –me decía el general González- y me permito decir al señor ministro que temo que el general Sanjurjo se coloque en una actitud de rebeldía contra el Gobierno”. Así me ha dicho textualmente.

Dos de los asaltantes del Palacio de Comunicaciones, abandonan detenidos el lugar de los hechos. No estamos seguros pero pensamos que el de la izquierda es el capitán Cabanas. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

Al general de la división de Sevilla se le notaba en el timbre de la voz el susto que tenía y en su manera de dar cuenta algo así como el propósito de inhibirse… Ninguna protesta de celo, ninguna noticia de las medidas que hubiese adoptado o que pensase adoptar. En fin, o un cobarde o un traidor. Pero como yo no tenía ningún rayo para fulminarlo desde Madrid, procuré reanimarlo o amedrentarlo, y después de decirle que en Madrid ni en ninguna parte teníamos nada que temer, le eché una chillería y le di instrucciones»

En esta imagen tomada en Sevilla tras hacerse con el poder el general Sanjurjo, vemos a este junto al general González, que se encontraba al mando de la División de Sevilla en el momento de producirse el golpe. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).

¿Qué sucedía en Sevilla? ¿Cuáles eran los planes de Sanjurjo?, ¿Qué estaba ocurriendo en otras localidades españolas o en otros puntos de Madrid? Hasta aquí la primera parte de esta crónica sobre “la Sanjurjada” que tendrá continuidad en una próxima, donde seguiremos con el relato que en sus diarios nos dejó Manuel Azaña.

Florentino Areneros.


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jueves, 2 de agosto de 2012

EL MOMUMENTO AL GENERAL MOLA

El 3 de Junio de 1939, dos años después de ocurrido el mortal accidente, se inauguraría el monumento a la memoria del general Mola en una solemne ceremonia presidida por el general Franco. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

EL MOMUMENTO AL GENERAL MOLA

En nuestra anterior crónica nos centrábamos en el accidente de aviación en el que fallecería el general Mola el 3 de Junio de 1937 el la localidad de burgalesa de Alcocero, renombrada en la actualidad como Alcocero de Mola. También conocíamos en aquella crónica como las relaciones entre Mola y Franco no fueron todo lo “idílicas” que la historiografía franquista posterior a la guerra nos ha querido mostrar. Franco al finalizar la guerra había logrado acaparar en su persona el poder y control absolutos del estado, un hecho al que sin duda contribuyó una serie de acontecimientos trágicos, pero que algunos autores no dejan de atribuir a la “baraka” del general gallego, como fueron las muertes del general Sanjurjo, la de José Antonio Primo de Rivera y la de Mola. Nunca podremos saber que habría sucedido de no haberse producido estas muertes, pero seguramente el guión habría sido bastante diferente.

La noticia de la inauguración del monumento sería recogida en primera página por los principales periódicos del país, en la imagen vemos la portada del ABC del día siguiente. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Desde antes de finalizar la guerra Franco y los ideólogos ya plantearon las bases sobre las que habría de asentarse el futuro régimen que vendría tras la victoria por las armas en la guerra, entre ellas la exaltación de la memoria de los “mártires” y de los “caídos por Dios y por España”. De todos ellos, seguramente la figura más reconocida dentro del ideario franquista sería la de José Antonio Primo de Rivera, el “Ausente”. El nuevo régimen de Franco adoptaría como principal sustrato ideológico el ideario e iconografía de la Falange haciéndolos suyos, y la figura de José Antonio, fusilado en la prisión de Alicante en noviembre de 1936, sería un referente constante a lo largo de toda la trayectoria del franquismo. Desde dentro de la propia Falange surgirían voces oponiéndose a esta “apropiación”, voces que serían rápidamente acalladas por la poderosa maquinaria de poder franquista.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Tras José Antonio, que ocupa un indiscutible primer lugar en la simbología ideológica del franquismo, nos encontraríamos con la figura del general Mola dentro de ese particular escalafón. Rara era la localidad que no tuviera entre sus calles y plazas una dedicada al “Caudillo”, otra a José Antonio, así como una al general Mola. Si José Antonio era el “asesinado”, es decir el “mártir” por excelencia, el general Mola era el principal exponente del caído en acto de servicio, en combate.

El conjunto monumental culmina en un monolito en la cumbre del cerro donde se estrelló el avión, al que se accede por una larga escalinata que comienza en el mismo lugar donde impactó el aparato. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Esta simbología tendría también su correspondencia monumental, con la construcción de diferentes estructuras que deberían servir no solo para recordar la figura y obra de los homenajeados, sino también para demostrar la grandeza y poder del régimen nacido tras ganar la guerra. Estos monumentos estarían en sintonía con construcciones similares realizadas por los fascistas italianos o los nazis alemanes. La arquitectura de estos monumentos debía simbolizar la grandeza del estado al que representaba, así como las ideas sobre las que ese estado se asentaba. Sin duda el más claro ejemplo de todo ello lo encontramos en el Valle de los Caídos, construido en la sierra madrileña, que habría de servir de mausoleo para Franco y José Antonio. En la misma línea, aunque con unas dimensiones y monumentalidad más modestas, nos encontramos con el monumento erigido a la memoria del general Mola, en Alcocero, en el mismo lugar donde se produciría el accidente que acabaría con su vida.

El accidente se produjo junto a la localidad de Alcocero, que desde aquel momento pasó a denominarse Alcocero de Mola. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

No hemos podido encontrar detalles sobre los autores del proyecto, ni de las fechas de inicio de las obras. Según sostiene Isaias Lafuente, autor del libro “Esclavos por la patria”, el 3 de julio de 1937, un mes después del accidente, un destacamento de prisioneros republicanos comienza a construir el monumento de Alcocero.

Ya durante la guerra civil los presos republicanos comenzaron a ser utilizados como mano de obra, en algunos caso y según diversos autores en un régimen cercano a la esclavitud, aunque el franquismo tratara de enmascararlo desde sutiles matizaciones, así en el decreto 281 del 28 de mayo de 1936 este nuevo cometido de los presos era contemplado como un derecho que los propios presos tenían. Veamos una parte de ese decreto:

“El derecho al trabajo, que tienen todos los españoles como principio básico declarado en el punto quinto del programa de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, no ha de ser regateado por el nuevo Estado a los prisioneros y presos rojos, en tanto que no se oponga, en su desarrollo, a las previsiones que en orden a vigilancia merecen quienes olvidaron los más elementales deberes de patriotismo.”

Este sistema se iría perfeccionando, y ya en 1938 se crearía el Patronato para la Redención de Penas, que impondría criterios “empresariales” pasando a ser el organismo que gestionara los rendimientos económicos generados por el trabajo de estos presos. También se encargaría de crear un “Fichero Fisiotécnico” en el que se recogerían tanto las habilidades laborales como la capacidad física de cada uno de los presos, para poder obtener un mayor aprovechamiento de cada uno de ellos acorde con sus capacidades. En algo menos de un año, el fichero contenía los datos de más de 100.000 presas y presos republicanos. De alguna forma estos presos eran tratados como una mercancía capaz de generar ingresos.

Desde poco después de comenzar la guerra, un elevado número de prisioneros del bando republicano serían utilizados como mano de obra barata para la realización de innumerables tareas, poniéndose a disposición tanto de organismos oficiales como de empresas privadas, muchas de las cuales lograron grandes beneficios a su costa. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Para hacernos una idea del rendimiento que se podía obtener de cada preso, decir que recibían el salario de un obrero normal, pero de ese salario solo quedaba para el preso y la familia de este, aproximadamente el veinticinco por ciento, mientras que el resto pasaba a las arcas públicas como ‘beneficio del Estado’. Sin olvidar que en muchas ocasiones era el propio preso el que debía pagar el uniforme que llevaban con su parte del salario, o incluso llegar a pagar por recibir visitas. Este sistema de explotación, proveía de mano de obra cualificada y barata desde talleres especializados a canteras, pasando por todo el rosario de obras públicas que hubo que acometer una vez finalizada la guerra. Los presos no solamente eran utilizados para obras del Estado, también estaban a disposición de las empresas que estuvieran dispuestos a pagar por ellos. La demanda de presos era grande dado que ofrecían evidentes ventajas: condiciones laborales pésimas, estaban mal alimentados, se les podía hacinar en barracones que ellos mismos se encargaban de construir, las condiciones higiénicas eran lamentables, pero sobre todo había que tener en cuenta que a estos presos se les podía hacer trabajar en jornadas de 10 o 12 horas. De esta forma se lograban incrementos de producción que iban del 20 al 60%, lo que explica esa fuerte demanda de sus servicios.

Gracias a esta rentabilidad fueron muchas las empresas que se sirvieron de esta mano de obra durante muchos años, entre las más destacadas por su tamaño e importancia estarían Dragados y Construcciones, Duro Felguera o Pórtland Ibérica, sin olvidar al constructor José Banús, que se serviría del último destacamento penitenciario del que se tiene constancia para construir la colonia de lujo Mirasierra en Madrid ya en la década de los 70. Pero no serían solamente grandes empresas, también pequeñas y medianas, así como ayuntamientos, terratenientes, caciques locales, la Iglesia y un largo etcétera.

Muchas de las más importantes infraestructuras del periodo franquista se construyeron utilizando a presos republicanos en un régimen en muchos casos cercano a la esclavitud. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Tal vez la obra más emblemática construida por estos trabajadores fuera el Valle de los Caídos, pero la huella de estos trabajadores la podemos encontrar en pantanos, canales de riego, fábricas, minas, líneas férreas, fortificaciones, puentes, túneles o incluso en la construcción de algunas cárceles, como la de Carabanchel en Madrid. Estos presos casi esclavos, son otra de las páginas negras del régimen que siguió a la guerra, una página que como otras muchas tampoco es lo suficientemente conocida.

Pero volvamos a Alcocero y a los trabajos de construcción del monumento. Según el testimonio de Francisco Romera López, publicado en el blog “Monumento al general Mola”, que ya conocimos en nuestra anterior crónica, en el invierno del 38, las autoridades solicitaron ayuda a los vecinos del pueblo:

P: Del monumento ¿qué me puede decir? ¿Cómo se llevó a cabo la construcción de este?

Fco: “Pues al año y medio de esto en invierno del 38, yo ya era alcalde, nos mandaron ayudarles a construir el monumento y en esos años estaba la cosa como para decir que no queríamos ayudar (risas). Y con bueyes y percherones y mansos nuestros y de los labradores de los pueblos de alrededor, íbamos a la cantera de Villalómez a cargar piedra que picaban allí los presos y la íbamos subiendo poco a poco hasta monte, así un montón de días y días, ¡los kilómetros que me hice yo subiendo piedras allí y mira cómo está eso ahora, todo abandonado!”

Vista del conjunto monumental contemplado desde lo alto del hito. Al final de la escalinata se observan los cinco arcos, uno por tripulante del aparato, que se alzan junto al lugar donde impactó el avión. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Finalmente el monumento se inauguró el 3 de junio de 1939, coincidiendo con el segundo aniversario del accidente. El acto sería presidido por el general Franco, quien estaría acompañado por su esposa, la viuda e hijos de Mola, el Gobierno en pleno, embajadores de Japón, Alemania e Italia, una nutrida representación de mandos militares y por el Nuncio de la Santa Sede en España Federico Tedeschini, así como por el obispo José Yanguas Messía, representante de España ante la Santa Sede. El ejército estaría representado por una compañía de cada arma.

El conjunto monumental se extiende a lo largo de la ladera del cerro donde se estrelló el avión de Mola, comprendiendo desde el lugar del impacto, hasta la cumbre del mismo. La descripción del monumento que nos ofrece el periódico ABC en la noticia del día de la inauguración lo define de esta forma:

«El monumento ocupa una ancha extensión, y la longitud desde donde diera en tierra el aparato hasta el pié de la cruz es de unos 300 metros. Aquellos sitios donde fueron hallados los cuerpos de los héroes se señalan ahora con una cruz sencilla de piedra; y todo el lugar, aquel que recogió y empapó la sangre de las víctimas, ha quedado acotado como “recinto sagrado”, que no será jamás removido ni hollado.

LA QUÍNTUPLE ARQUERÍA

Inmediatamente, por encima del “recinto sagrado” se inicia la obra monumental, que arranca con la quíntuple arquería. Cada uno de los arcos está dedicado a uno de los Caídos. El del centro, que es al propio tiempo altar, al general Mola, cuyo nombre está inscrito en letras doradas. Además, y en la parte del muro, que mira al “recinto sagrado”, se puede leer esta inscripción:


Al pie de los arcos se encuentra el “recinto sagrado” donde fueron hallados los cinco cuerpos. En este lugar se alzaba una cruz en el lugar exacto donde fue encontrado cada uno de los cuerpos, en la actualidad solo se conserva la cruz principal en el lugar donde se halló el cuerpo mutilado de Mola. Según nos informa nuestro lector Santi, se conservan las cinco cruces, no solamente una, en los lugares donde se encontraron los cuerpos de los cinco fallecidos. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

“El día 3 de junio de 1937, el invicto general D. Emilio Mola Vidal cayó en este lugar, víctima de un accidente derivado de su actividad en el mando y de su valor militante. Quien cien veces en su vida arrostró el peligro de la guerra con ánimo sereno y corazón levantado vino a morir con las alas rotas en día de niebla sobre estas tierras que su nombre han hecho sagradas. Como símbolo de lo que fue en vida, su muerte se preparó en el vuelo, entre las nubes, y en ellas quedó su espíritu abierto a las luces de la inmortalidad. ¡Honor a su recuerdo, que en el futuro marcará el pórtico de la nueva reconquista de España!. El corazón en alto, por su gloria. Y en los labios de quien quiera se detenga en este recinto sagrado una oración. 3 de junio de 1938. II Año Triunfal.”

EL GRADERÍO HASTA EL MONUMENTO

En la base de los arcos comienza una larga escalinata que culmina a los pies del hito en lo alto del cerro. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

En rampa muy acentuada sigue ascendiendo un graderío muy ancho, que alcanza hasta la carretera construida desde el pueblo de Alcocero; y luego de cruzar esta carretera, se continua aún engrandecida la escalinata, de más de cincuenta metros de anchura, para llegar al mismo pié del monumento, cuya base forma una gran cruz. El monumento es una sencilla y áspera columna de piedra que tiene en la parte anterior el escudo de España y debajo de él, en gruesas letras doradas: un apellido: Mola.»


Tras esta vibrante y detallada descripción del monumento realizada por el periodista de ABC Alberto Martín Fernández, que utilizaba el pseudónimo de “Juan Deportista”, seguimos con los detalles de la ceremonia, en la que nuevamente tomaremos como base esta misma noticia de ABC.

Poco después del mediodía llegaba al lugar Francisco Franco que fue recibido por el general López Pinto, jefe de la sexta región militar. “Su aparición, recibida por la multitud con una ovación ensordecedora, fue un momento de inusitada emoción. En este instante, el sordo roncar de los motores se aproxima, anuncia la llegada de varias escuadrillas que evolucionan sobre el monumento y dejan caer flores sobre él”.
Durante el acto de homenaje el general Franco pronunciaría un discurso acorde con la escenografía del acto. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Posteriormente tomaría la palabra el general López Pinto, que pronunciaría un discurso, terminada la alocución el “Caudillo se dispone a pronunciar su discurso, prorrumpiendo el público en aclamaciones”. Por su indudable interés, reproducimos aquí el discurso íntegro tal y como los recogió ABC:

«Mi general, españoles todos presentes en este acto: habéis venido aquí en el segundo aniversario de la muerte de nuestro querido general Mola, no a inaugurar un monumento que respondiese a su grandeza; habeis venido aquí a colocar un hito en el lugar de su sufrimiento y de su muerte. Este no es el monumento que se merece la grandeza de nuestro héroe. Esta es la urbanización del solar en que plantamos la cruz a la grandeza de un hombre que en aquellos primeros días, en los momentos duros de España, rompió en Navarra la inercia del Movimiento Nacional. Y esto no hubiera sido posible sin esa vida de Mola. Esto no se llevaría a cabo sin esos caracteres, sin estos hombres que podemos llamar los hombres africanos, curtidos en aquellas tierras áridas y areniscas que dieron a España nuestros grandes valores. Y es que en la soledad de los campos, en la meditación y en el trabajo, se forman los caracteres de la raza, igualmente que ayer se forjaban los de nuestros caudillos castellanos en estas tierras pobres de altos horizontes, en donde los castillos, con sus muros pelados, cobijaban la grandeza de los hombres en la meditación y en el trabajo, como en los monasterios, perdidos en la soledad de los campos encerraban en sus muros la madera de nuestros grandes santos.

Este homenaje que hacemos hoy a Mola es homenaje que a él se debe como guión de esa juventud africana, de esos hombres que adquirían su temple en las montañas y que tenían su corazón como su brazo al servicio de España. Esta es la cruz en el camino que pide una oración, no el monumento a la victoria, porque la victoria de España, la victoria de Mola, la victoria de Sanjurjo, la que forjaron nuestros más grandes héroes, tiene una dimensión mayor, tiene una dimensión universal, y cuando tiene ese alcance una victoria, es pobre el cemento, son pobres las piedras, hay que levantar templos, hay que edificar lugares donde se adore a Dios y se eleve el corazón ante los héroes caídos y ante los mártires. Nuestro monumento de la victoria no será un mausoleo más de piedra ni un grupo escultórico, cosa de tiempos pasados; tendrá más grande dimensión, tendrá basílica, monasterio y cuartel. Tendrá la reciedumbre de España, y con la noble aspereza de la piedra, la soledad que invita a la oración.

Españoles todos, contestadme: ¡Emilio Mola Vidal! El público contesta: ¡Presente! ¡Arriba España! El público repite el grito pronunciado por el Caudillo.»


Tras el discurso, se oficiaría una misa sobre el pequeño altar que se encuentra bajo el arco central, el que tiene grabado el nombre de Mola. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Tras una larga ovación, se inició en el altar ubicado bajo la arquería, una solemne misa oficiada por el arzobispo de Burgos, durante la cual una escuadrilla sobrevoló el monumento formando una cruz. Terminada la misa, Franco se dirigió a saludar a la viuda y a los hijos de Mola, con «visible emoción». A continuación se dirigió hacia el “campo sagrado” donde se detuvo a orar delante de las cruces emplazadas en los lugares donde fallecieron los tripulantes del avión. «Todavía algunos densos nubarrones, como aquellos otros que hace exactamente dos años envolvieron el aeroplano del general Mola, enturbien el panorama y dejan caer la lluvia abundante. Los soldadeos, los invitados, las gentes que vinieron de Navarra y de toda España para asociarse a este homenaje al jefe del Ejército del Norte, soportan esta lluvia, que es en la fecha solemne del aniversario como la reproducción de aquella trágica jornada, con su niebla y su tristeza y su llanto celestial»
. Así terminaba la crónica periodística de aquel acto solemne.

En la actualidad el aspecto que presenta el monumento es muy otro, el recinto está abandonado y el deterioro es manifiesto. Por una parte el inexorable paso del tiempo va dejando su huella, la acción de la naturaleza también se deja notar y los árboles y la vegetación comienza a reclamar lo que un día fue suyo. Pero quizá lo más grave sean los actos vandálicos y de gamberrismo, que alguno puede interpretar como reivindicativo. El debate sobre lo que hacer con lo que se conserva del monumento está abierto, al igual que lo está con otros monumentos relacionados con el franquismo como ya vimos en la crónica del monumento a los pilotos de la Legión Cóndor en el cementerio de la Almudena. Mientras continúe este debate, el deterioro continúa, y quizá llegue un momento en que el deterioro de este monumento sea irreversible.

Sobre el muro que sirve de base a los arcos, en la parte colindante al recinto de las cruces, se encuentra una inscripción conmemorativa que ha sufrido diversos e importantes daños debido a actos vandálicos. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la imagen para verla ampliada).

Terminamos esta crónica con el texto final de un librito de la colección “Temas de Hoy” dedicado al general Mola. Si en nuestra anterior crónica recogíamos el testimonio de Serrano Suñer sobre la indeferencia y frialdad con la que Franco recibió la noticia de su muerte, en esta ocasión se plantea todo lo contrario, finalizada la guerra no debía quedar ninguna duda sobre los sentimientos del “Caudillo”: «El dolor los inmovilizó a todos. La desgracia que acababa de caer sobre el corazón de España los tuvo largo tiempo anonadados. Alguien, al fin, pudo hablar para decir: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿Quién le dice esto a Franco?...”

Ningún dolor mayor sufrió en la guerra el Generalísimo. Pero supo sobreponerse, sereno, a su aflicción. “España ha perdido a su mejor hijo; yo, al más leal e inteligente compañero y amigo. Descanse en paz de Dios y… ¡adelante! ¡Arriba España!”». Como ven, muy poco que ver con la versión de Serrano Suñer.

En una próxima crónica, visitaremos otros lugares relacionados con la Guerra Civil que ha visitado el equipo de redacción de SOL Y MOSCAS desplazado al norte de Burgos, así como el de otros lugares de gran interés que se pueden visitar en la zona.

Florentino Areneros.

GALERÍA FOTOGRÁFICA

A continuación pueden contemplar una cuidada selección de algunas fotografías sobre el estado del conjunto en la actualidad, realizadas el 20 de julio de 2012 por nuestro reporter gráfico FOTO JAZ.

La carretera que llega desde Alcocero al monumento deja aun lado los arcos con el “recinto sagrado” y al otro el hito en la cima del cerro.

Una imagen de la parte posterior del hito por donde se accede al interior.

En la parte frontal, sobre la inscripción MOLA encontramos el escudo del águila.

Dos imágenes del monumento erigido en el lugar donde se estrelló el avión. En la foto superior podemos apreciar el altar bajo el arco central, el dedicado al general Mola. En la foto inferior vemos como los árboles comienzan a crecer en lo que antes fueron unas escaleras.

En la mayoría de las superficies del monumento se han realizado pintadas, mientras que otras estructuras han sido vandalizadas y sufren notables daños.

La planta del hito que corona el conjunto es de cruz griega, uno de cuyos brazos ha sido acondicionado como escalera. En estas imágenes podemos observar unas vistas del interior tomadas desde abajo y desde arriba del monumento.

Las ventanas que encontramos a lo largo de la escalera, nos recuerdan a las troneras de los fortines. En la fotografía podemos apreciar el espesor de los muros de cemento.

Las vistas de la comarca y los alrededores desde lo alto del hito son espectaculares.

De vuelta a Alcocero en el T-26 de R. Capa, una corza salió a la carretera a despedirnos.


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