miércoles, 22 de febrero de 2012

DOMINGO DE CARNAVAL

Una imagen de los asistentes a la ruta organizada por Gefrema en el Alto del Moro que tuvo lugar el pasado 19 de febrero de 2012 y fue guiada por Juan Manuel Martín del Moral “Morateño”. (Haga clic en cualquiera de las imágenes para verla ampliada).

Estimados lectores, por diversas circunstancias ajenas a mi voluntad no pude asistir personalmente a la monumental faena que cuajo ese grandioso diestro que es Juan Manuel Martín del Moral “Morateño”, comisionando para esa delicada labor informativa a nuestro redactor Abilio Ovejero. No he tenido tiempo de leer la crónica completa antes de su publicación pero conociéndole me temo nuevamente lo peor, incluso viendo el título y las fotos que ha enviado empiezo a dudar que haya asistido a la ruta. No sé en que lío se habrá metido en esta ocasión, la última vez que le vi estaba tatareando una penosa melodía de acordes flamencoides, y hace escasos minutos acaba de telefonear su esposa muy enojada, pidiéndome que si le veo por la redacción le diga que se vaya preparando cuando vuelva por casa, “si se atreve” ha remarcado. En fin, les dejo con la crónica y que sea lo que Dios quiera, en cualquier caso les pido que no sean crueles en su juicio con esta publicación, que de alguna forma tampoco tiene la culpa.

Florentino Areneros.

DOMINGO DE CARNAVAL
Por nuestro correponsal Abilio Ovejero.

Nuevamente Don Florentino ha depositado su confianza en mi persona y en su infinita bondad me encarga una delicada misión en la que espero no defraudarle: realizar el reportaje de el grandioso festejo que tuvo lugar en el monumental coso del Alto del Moro de Morata de Tajuña, donde lidiaría el afamado diestro local Juan Manuel Martín del Moral “Morateño”, que año tras año viene triunfando en esta tradicional feria de San Jarama de la que este año se conmemora el 75 aniversario.

Al coincidir la ruta con la celebración del domingo de carnaval, los asistentes fueron vestidos con trajes de época, tomando en algunos casos la identidad de algún famoso. En la fotografía los asistentes posan junto al emblemático Puente de Arganda.

Gracias a las gestiones realizadas por Don Florentino, que Dios guarde muchos años, me pude desplazar hasta la madrileña localidad de Morata de Tajuña acompañando a algunos de los más bregados y fieles aficionados de la benemérita asociación Gefrema: El Chato de Ventas, Modesto y Roberto, del que nadie me ha comunicado su apodo taurino (habrá que solucionarlo lo antes posible). A las nueve de la mañana habíamos quedado en la iglesia de Santa Cristina en el Paseo de Extremadura, de donde partimos puntuales en el automóvil de Roberto, el popular “Bobymovil”. Al volante iba Roberto con el Chato de Ventas de copiloto, en el asiento posterior Modesto y un servidor.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

El ambiente de amistad y camaradería que se respiraba al subirnos al coche duraría hasta que nos introdujimos en uno de los túneles del Madrid Río y se perdió la señal de radio. En ese momento el Chato de Ventas extrajo de su mochila un cd y dijo:
- Vamos a poner un poquito de buena música…

Como activado por un resorte desde el asiento de atrás Modesto, en un salto felino, agarró las muñecas del Chato antes de que pudiera introducir el Cd, mientras repetía:
- Otra vez no Chato, no nos das otro viaje más…

Por su parte Roberto, agarraba también a El Chato con ambas manos, aunque en esta ocasión por el gaznate. Por un momento creí que el coche estaba fuera de control, sin embargo milagrosamente se mantenía en su carril, pensé que al igual que los rejoneadores dirigen a su montura con las piernas, muy posiblemente en este caso ocurriera algo similar, aunque muy pronto esta teoría se vino abajo al constatar que lo que percutía insistentemente en boca del estomago del copiloto era la rodilla izquierda del conductor. No quedaba ninguna duda, estaba claro que el “Bobymovil” debía tener algún sistema de pilotaje automático, algo similar al “Coche Fantástico” pero más modesto, de serie vaya.

Portada del “Top Gasolineras 2011”, donde encontramos un tema que tendría dramáticas consecuencias a lo largo de la festiva jornada. Como distinguimos en la carátula se trata de un disco para "sensibilidades extremas".

Este civilizado debate venía motivado al intentar poner un disco de Falete, de quien el Chato de Ventas es un rendido admirador, en concreto su última grabación “Falete´s Greatest Hits” que Chato se había bajado de Megaupload justo dos días antes de que lo cerraran. Tras el intercambio de argumentos, la negociación llegaría a un acuerdo salomónico y por consenso se dejaría poner a Chato otro disco de su selecta discoteca (no en vano el Chato es una persona que siempre está a “La Vanguardia”), siempre que no fuera el referido cd de Falete. Siendo el elegido por aclamación a la bulgara el “Top Gasolineras 2011”.

Como dice Don Florentino cuando se refiera a estas recopilaciones: “la mejor música para viajar”. Amigos lectores que viaje más entrañable disfrutamos tarareando los acordes del inigualable “precauciooón amiiigo conductoooooor…” interpretado por Perlita de Huelva, y que me dicen de ese auténtico himno que es el “ay toro toriiito, ay torito guapo….” que cantaba ese indiscutible rey de la tonadilla que era “El Fary”, y ese “güiardechapions” carpetovetónico que es el insustituible “que viva España” del gran Manolo Escobar. Pero lo inevitable estaba apunto de llegar, comenzaron a sonar los acordes del “Sueño contigo” de Camela, y el veneno entró en mi cuerpo, y ya no me lo podría sacar en toda la jornada. Al igual que cuando una alimaña te muerde y te transmite su ponzoña que se mezcla con la sangre, así fue como la melodía se apoderó de mí, y la letra y los acordes retumbaban en mi cabeza:

Ya no puedo sentirla a mi lado
ni su cuerpo ya podré tocar
ella ya no está,
ella ya no está.....


Disfruten de la sensacional actuación de uno de los artistas más grandes de todos los tiempos: “El Fary” (nacido en plena guerra civil en 1937), interpretando uno de sus temas más sublimes. Que pedazo de artista, cómo llenaba él solo el escenario. Imprescindible, no dejen de verlo. (NOTA: En el caso de que no se abra el vídeo en su página, vayan al enlace de "Ver en Youtube", disculpen las molestias).

Cuando llegamos al punto de encuentro en una gasolinera, pensé que habíamos sido los primeros en llegar, sin embargo estaba equivocado, las huestes gefremeras se habían hecho fuertes en el bar donde tomaban amigablemente “café” o lo que fuera. Allí estaba la flor y nata de esta raza única de aventureros, esos guardianes insobornables de la ortodoxia, esa punta de lanza siempre en vanguardia en defensa de la verdadera guerracivilmaquia, la verdadera afición sin sucedáneos ni añadidos ni colorantes. Allí, destacando entre todos ellos, como si estuviera poseído de un aura alrededor de su persona, se distinguía al inigualable Moncloveño, con su generosa melena rubia, su estilizada figura, su sonrisa perfecta, su ronaldea musculatura, sus facciones talladas en mármol. Que tronío, que porte amigos lectores... No me extraña que las principales top models y actrices, tanto nacionales como de importación, estén dispuestas a cualquier cosa por fotografiarse a su lado. Junto a Moncloveño, estaban también otros muchos aficionados, tantos que sería largo de enumerar a todos: Capa, Espoleta, Hemingway, Sandoval que vino acompañado de su retoño que le saca dos cabezas, Arquitecto, Maquinista y otros muchos más. Destacando que en esta ocasión, y por ser Domingo de Carnaval, los asistentes a este festejo iban todos disfrazados con traje de época, emulando a alguno de los protagonistas de aquellos acontecimientos.

A la derecha vemos al guía de la ruta “Morateño”, caracterizado de Hans Kahle, junto a él, en el centro, vemos a “Moncloveño” caracterizado de Mijail Koltsov, al fondo distinguimos la “fragoneta” del diestro de la Cuesta de Areneros, ataviada para la ocasión.

Con puntualidad suiza comenzó el paseíllo. Morateño, que vestía un elegante terno en Marengo con taleguilla en marfil empanado, dedicó unas emotivas palabras a los allí reunidos, que abarrotaban los tendidos. En una breve exposición el diestro de la Ribera del Tajuña, remarcó cuales serían los principales hitos de su faena, así como las principales características del ganado que habría de ser lidiado y de los terrenos donde habría de desarrollarse la lidia. Tras ello se dirigió al centro del albero para recibir en los medios al primer ejemplar de la mañana: La Casa de la Radio. Aprovechando los lances de la lidia de este espectacular morlaco, Morateño fue indicando a los presentes como discurrieron los acontecimientos en este mismo ruedo que ahora pisábamos hace 75 años, las unidades que intervinieron, los avances, los contraataques, en una meritoria faena que dejó de manifiesto las enormes cualidades e inconmensurable arte de este diestro de la Ribera del Tajuña. Ya en otras crónicas, Don Florentino que es quien de verdad sabe de esto, ha glosado el sublime arte de este joven diestro, que a buen seguro nos obsequiará con muchas tardes de gloria en el futuro. Permítanme recomendarles las emotivas palabras que Don Florentino dedicó a este grandioso diestro en la crónica de su faena del año pasado en esta misma feria que llevaba por título “La venganza de Don Sando (clic aquí para ir a la crónica)”. Seguramente me deje algo en el tintero, pero durante la faena un incesante run-run sacudía mi cerebro, la melodía de Camela seguía dando vueltas por mi cabeza y no conseguía deshacerme de ella:

sueño contigo
que me has dado?
sin tu cariño no me habría enamorado
sueño contigo
que me has dado?
y es que te quiero y tu me estas olvidando
(bis)


Una imagen de la ruta en la que vemos a la derecha a El Chato de Ventas caracterizado de Coronel Casado y a su derecha a Sandoval en el papel de General Miaja. Muy contentos se les ve, algo estarán tramando.

Tras esto continuó su lidia en terrenos republicanos, lidiando ejemplares muy característicos por trincherazos, chabolos, refugios y diferentes posiciones fortificadas, con el telón de fondo de un impresionante paisaje donde se distinguía la silueta de Madrid y algunos de sus más significativos edificios en el horizonte. Mientras contemplaba este inmarcesible lienzo, observe como algunos aficionados me miraban con expresión de asombro, y rápidamente me di cuenta del motivo, estaba tatareando en voz alta la dichosa canción.

ella ya se marcho de mi lado
y un recuerdo solo me dejo
y una espina clavada en mi corazón
y una espina clavada en mi corazón


Cambió de terrenos Morateño, lidiando en esta ocasión en terrenos nacionalistas, comenzando con un soberbio ejemplar con un curioso marcaje en los lomos donde podía leerse “San Quintín”. Continuando con otros ejemplares del mismo encaste, alguno de ellos de singulares características. La lidia de Morateño fue en todo momento impecable y los tendidos se lo agradecían con atronadoras ovaciones. Mediada la mañana, se detuvo la lidia para dar paso al tradicional y comunitario bocata,¡¡Hay que ver como fajina esta gente!!,¡¡que bocatas!!, cualquier día asan una ternera en una ruta...

Un momento de la ruta en donde vemos a “Espoleta” caracterizado de Miguel Hernández dirigiendose a los asistentes.

Tras el ágape continuó la ruta y como no podía ser de otra forma comenzó la actividad de los chatarreros, y yo amigos lectores, al igual que Don Florentino, ya empiezo sospechar, no puede ser que siempre sean los mismos los que pillen tajada, y lo malo es que cada vez se nota más. En esta ruta nació la figura del “conejo arqueólogo” o el “conejo detector”, si amigos lectores así es. Se encontraba el pelotón de chatarreros desplegado en guerrilla sobre la loma del Alto del Moro, cuando Capa (uno de los que trincan habitualmente) gritó “una vaina” rápidamente se monto un corrillo, tipo trileros en la calle de Preciados, al que me sume intrigado. Y allí estaba la vaina, junto a un pequeño agujerito (sin duda hecho precipitadamente con la mano o alguna cucharilla) de donde Capa aseguraba que la bala había sido extraída gracias a la colaboración de un conejo excavador, vamos en lo de “los raíles perdición de los fortines” le puedo conceder el beneficio de la duda, pero todo tiene un límite. Por si este montaje no hubiera sido suficiente, llega Moncloveño, y tras agacharse sospechosamente dos veces, encuentra una pieza singular, y tras un examen metódico y científico de “Espoleta” certifica que se trata ni más ni menos, que de un tahalí para la bayoneta de un mauser (para mi que están compinchados y Espoleta hace de gancho). En fin señores, que esto ya no se lo cree nadie, si de lo que se trata es de motivar al personal para que asista a las rutas, que traigan a unas cheer-leaders y acabamos antes.

Fotografía donde podemos apreciar la labor de un “conejo detector”, especie también conocida como “conejo arqueólogo” tras sacar una vaina del boquetillo que se distingue a la derecha. Ja, ja y ja…

La aprición de la inefable chatarra dio pié para retomar el tema de la utilización de los detectores de metales, que tanto juego y tan interesantes reflexiones despertó en el Foro de Gefrema, eso sí siempre dentro de las habituales pautas y normas de convivencia y exquisita educación, así como extrema amabilidad, que se respetan en el seno de esta benemérita asociación. Es asombroso ver con que propiedad se expresa esta gente, y la correcta utilización que hacen de la lengua de Cervantes. Así pudimos escuchar conversaciones del tipo:
- Pues querido amigo, yo soy de la opinión de que en caso de encontrarme con alguna persona que estuviera haciendo uso de un detector, con una alta probabilidad incidiría con el citado artilugio en el espacio rotular del susodicho individuo. Sin ninguna acritud por supuesto…
- No le veo a usted capaz de semejante osadía, estimado colega, máxime teniendo en cuenta la elevada posibilidad de que el detector fuera detectado por un forense, alojado en su occipucio. Eso si, sin olvidar mi profundo respeto por lo usted opinado…


Así da gusto amigo lectores, en cualquier otro colectivo la conversación hubiera sido: “como pille a uno con detector le rompo las piernas” y “no tienes coj…, antes te abro la cabeza”. Para que luego digan algunos que la gente que se preocupa por la Guerra Civil suelen ser unos violentos sectarios cuan estudiantes de bachillerato.

Otros de los asistentes a la ruta, a la derecha Hemingway y a la izquierda con su inseparable cámara vemos a Capa.En el centro se encuentra el compañero Roberto.

La ruta continuó con normalidad, lidiándose algunos ejemplares más muy en la línea de los anteriores. Pero Morateño tenía reservado para el final al mejor de todos los morlacos de la mañana, un espectacular ejemplar de aljibe perfectamente conservado y con una impresionante colección de grabados originales en su capa, toda una autentica joya que Morateño remató de tremendo volapié desatando el éxtasis en los tendidos que inmediatamente se poblaron de pañuelos blancos pidiendo los máximos trofeos para el diestro de la Vega del Tajuña, que inmediatamente fue sacado a hombros (por los más recios, esa es la verdad) y conducido en volandas hasta el lugar donde había comenzado el paseíllo unas horas antes. Yo, mientras tanto, seguía con la tonadilla torturándome, sin encontrar la forma de sacarla de mi cabeza.

siempre que yo la tengo en mis sueños
mis ojos se empiezan a inundar
de lagrimas de amor
de lagrimas de amor.


El compañero “Modesto” dentro de una de las trincheras que se visitaron en la ruta.

A continuación nos dirigimos en festiva charanga hacia el chiringuito donde comenzó todo, mientras se escuchaban gritos de ¡¡Viva el tercio!!. En cuantos llegamos, tercios y quintos comenzaron a desfilar por la estancia, cuando me quise dar cuenta, ya iba por el segundo. El trasiego de vidrio era incesante, parecía que veníamos de cruzar el Sahara con bacalao por todo alimento. A duras penas había conseguido trajinarme el segundo, más que nada por el que dirán, cuando un compañero ya me estaba insistiendo con otro:
- ¡¡¡Coño, Abilio que no se diga….!!!
Ante el temor de ser señalado como desertor, o lo que es peor con esta gente, como casadista, decidí aceptar la invitación. Pasado un rato, no me pregunten cuanto, una voz dijo:
- Venga Abilio, remátalo que nos vamos echando leches y como te despistes te quedas aquí…
De un trago finiquité el contenido de la botella, y sin apenas tiempo de darme cuenta estaba ya montado en el coche, donde mis tres compañeros perpetraban algo parecido al “Asturias patria querida” en lo que debía de ser una competición para determinar quien era capaz de producir más decibelios, competición que habría de durar todo el trayecto. Mientras tanto la maldita canción continuaba rebotando contra las paredes de mi cráneo:

y aunque te sigo queriendo
y tu no haces caso
y todos mis intentos
son un fracaso


Un grupo de socios al corriente de pago simulan la defensa de una posición durante el recorrido de la ruta.

Sin darme cuenta, seguramente debido a mi estado de vaporización mental, habíamos llegado nuevamente al Paseo de Extremadura y estaba despidiéndome con la mano mientras el “Bobymovil” salía disparado paseo arriba quemando ruedas, dejando escapar de su interior los acordes del “Asturias patria querida”. Descendí por las escaleras del Metro y al llegar a la taquilla fue cuando me acordé de que las matemáticas son una ciencia exacta, y que tres tercios hacen un entero, que sin duda constituye un volumen superior a la cilindrada de mi vejiga. Dicen que estas cosas es mejor no pensarlas, pero claro decirlo es lo fácil, lo difícil es hacerlo. Uno no se da cuenta de lo que puede tardar el metro un domingo a mediodía hasta que le pasa algo similar. El letrero que anuncia los minutos que faltan para el próximo tren parecía funcionar en otra dimensión espaciotemporal, lo que unido a mi creciente ansiedad hacía que los minutos parecieran de 600 segundos. Decidí que una posible solución podía ser caminar de un lado a otro del andén, aunque desistí a los pocos largos al percatarme de que desde el otro andén las personas que allí estaban me miraban con asombro y alguna sonrisa, más que andar, parecía que estaba preparando un casting para la imitación de “Chiquito de la Calzada” en “Tú si que vales”. Por fin llego el “convoy”. Los túneles parecían eternos, al igual que el tiempo que permanecía el tren detenido en las estaciones, sentía que no podía más, gotitas de sudor frío comenzaron a resbalar por mi frente. Tras lo que parecieron varias horas de tortura llegué a mi estación. Aunque tenía prisa por llegar mis pasos eran cortos, retorcidos. Algún canalla parecía haberse entretenido parando las escaleras mecánicas dando al botón de stop, los ascensores como siempre no funcionaban, subir los peldaños de la escalera que daba a la calle fue todo un triunfo. Pero al salir a la luz del día se planteo ante mí otro tremendo reto: el “inmenso” parque que separa la boca del metro de mi casa. Cargado de valor comencé a recorrer lo que habrían de ser los 500 metros más largos de mi vida, pensé en Amudnsen y en la inmesidad blanca a la que se tuvo que enfrentar. Cada arbusto era una tentación, y a cada paso la tentación crecía. Eran más de las tres de la tarde, domingo, la gente estaría en sus casas descansando, nadie me podía ver, ¿porqué no?, de cualquier forma era muy improbable que consiguiera llegar integro. Traté de resistirme, pero allí estaban aquellos tres arbustos, apartados pero a la vez tan juntitos, tan densos, como llamándome. ¡¡Al carajo!! pensé, y para allí que me fui… La sensación de liberación fue tal, que comencé a entonar subconscientemente en voz alta la maldita canción:

sueño contigo
que me has dado?
sin tu cariño no me habría enamorado
sueño contigo
que me has dado?
y es que te quiero y tu me estas olvidando
(bis)


No bien acababa de comenzar a entonar el “bis” del estribillo, cuando un horrible ruido que nacía a ras de suelo chirrió a mis espaldas, ese desagradable sonido metálico, mezcla de graznido de gaviota y grito histérico de niña consentida que es el ladrido de los perritos falderos. Volví la cabeza y allí estaba aquello, una especie de rata peluda y obesa, con dos oscuras canicas vítreas que parecían salírsele de las orbitas a cada ladrido, mientras mostraba desafiante los dientes de la mandíbula inferior que sobresalían tapando su labio superior. Rígido, a cada ladrido parecía sufrir un espasmo que lo elevaba unos milímetros del suelo. Alrededor del cuello un collar con los colores de la bandera de España. Del collar ascendía una correa que acababa en una mano, y detrás de la mano allí estaban ellas, las Requejo, del 2ºB. Agarradas del brazo, apoyándose mutuamente cada una en el hombro de la otra, me miraban con expresión de asombro, los ojos muy abiertos, de tal manera que semejaban dos crías de búho sorprendidas por un cámara del National Geographic en el interior de su nido mientras dormían la siesta.

”Sultán”.

“Sultán”, que así se llama la fiera, continuaba profiriendo aquellos insoportables ladridos, por un momento pasó por mi cabeza emular a aquel jugador brasileño de filosófico nombre que lanzaba los penaltis de tacón, y proyectar a Sultán de certero remate hasta las vecinas pistas de baloncesto, pero logré contenerme. Hay cosas que es muy difícil dejar a medias y más en las condiciones en las que había empezado, pero las circunstancias ayudaron a ello, y pude recomponerme malamente, tratando de recuperar algo de mi dignidad en tan incómodo trance. Mi reputación podía darla por perdida definitivamente, no me había sorprendido cualquier persona, me habían sorprendido “ellas”: las hermanas Requejo, Patrocinio y Virtudes, dos solteronas que afirmaban rondar los 75 años, pero a las que a muchos vecinos nos hubiera gustado poder hacerlas la prueba del carbono catorce, a la par que la disección a esa alimaña de bolsillo, mearuedas de pelo grasiento. Las Requejo, entornando los ojos, mientras me examinaban de arriba abajo pronunciaron diversas frases arrastrando las sílabas para hacer más daño:
- Que vergüenza señor Ovejero...
- Con dos criaturitas que tiene....
- Y apestando a alcohol....
- ¡¡Vámonos Patro...!!
- ¡¡Vámonos Virtu…!!. Sultán, tú no mires cariño…


Afortunadamente Sultán había dejado de chirriar, y ahora escarbaba espasmódicamente con las patas traseras, mientras elevaba al mismo tiempo el hocico en señal de triunfo enseñando sus dientes inferiores, a la vez emitía un desagradable sonido similar al zureo de una paloma. Me quede completamente hundido, seguramente mi esposa ya se hubiera enterado en casa, cuando los científicos calcularon la velocidad del sonido no tuvieron en cuenta a la velocidad con que se propagan por el éter los chismes de las Requejo.

En el momento de escribir estas líneas parece que mi mujer todavía no se ha enterado de lo sucedido, las Requejo saben esperar agazapadas el momento más oportuno, cuando más daño pueden hacer, pero me temo lo peor en breve, a no mucho tardar. Hasta entonces les dejo con uno de esos videos que antes hacía Don Florentino, que espero me de otra oportunidad en el futuro. Eso si les advierto de que no hagan caso a la melodía si no quieren que se apodere de ustedes y luego no la puedan sacar de sus pensamientos, si cometen la osadía de escucharla por dos veces se arriesgan ustedes a repetirla constantemente durante dos semanas, pero si cometen la temeridad de escucharla tres o más veces, entonces necesitarán de la actuación de un exorcista para liberarse de ella. Advertidos quedan.

Vuelven los míticos vídeos de Sol y Moscas, en esta ocasión con una cuidada selección de imágenes realizada por nuestro corresponsal Abilio Ovejero, que así mismo ha elegido un tema imperecedero para la música, uno de sus favoritos, del que les advertimos de su gran peligrosidad al ser un tema extremadamente pegadizo.

Abilio Ovejero.

Nuestro corresponsal Abilio Ovejero disfrazado de soldado republicano.


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