viernes, 3 de junio de 2011

LOS INDIGNADOS

Puerta Grande del monumental coso del Cine Doré de Madrid. (Haga clic en cualquiera de las imágenes para abrirlas en una nueva pestaña).

LOS INDIGNADOS

En la tarde del pasado miércoles primero de junio, soleada aunque algo ventosa y fresca, un gran número de aficionados se congregaron en el monumental coso del histórico cine Doré de Madrid para contemplar el festejo anunciado por la empresa propietaria. Entre los numerosos aficionados, que abarrotarían dos tercios de la plaza, podíamos distinguir a algunas de las primeras figuras del mundo de la guerracivilmaquia, entre ellos al maestro Fernando Cardenal “Colmenarejo”, que ocupó su localidad de barrera acompañado de una bella y distinguida dama, así como a la no menos bella y elegante Ines “Tremis” a la que vimos en el tendido de sombra, también asistió al festejo ese Cossio andante de la guerracivilmaquia que es Juan Manuel Riesgo “Cuatro Vientos”, y por su puesto el indiscutible número uno del escalafón, el inigualable Moncloveño, que atrajo hacia si todos los focos y miradas, lo cual no nos extraña, ya que cada día que pasa este hombre parece más joven, que porte amigos lectores, que estilizada figura, que abdomen que causaría la envidia del mismísimo José Mari Aznar, en fin amigos, que estampa de torero.

El cartel estaba compuesto por Rafael Tranche y Vicente Sánchez Biosca autores del libro “El pasado es el destino”, acompañados por el historiador Xose Manuel Núñez Seixas y por ese fenómeno de la guerracivilmaquia, ese grandioso diestro, ese inigualable rufián, que no es otro que Carlos García Alix, figura indiscutible y maestro de maestros. No les podemos facilitar el nombre de la presidenta moderadora ya que no venía impreso en el programa, aunque les adelantamos que tendría un destacado y negativo protagonismo durante el transcurso del festejo.

De izquierda a derecha podemos contemplar a “Colmenarejo” y su acompañante, “Moncloveño”, Ines “Tremis” y “Cuatro Vientos” momentos antes de ocupar sus localidades.

Llegó la hora de iniciarse el festejo, pero las puertas no se abrían. La inquietud comenzó a transmitirse entre los aficionados que ya formaban una larga cola, al parecer nuevamente problemas técnicos impedían el inicio del festejo, como ya ocurriera en la memorable faena que el gran "Universitario" culminó hace unos meses en el coso del Colegio mayor África. Y yo me pregunto que diferencia hay entre conectar una manguera a la boca de riego del centro del albero y conectar un portátil a un proyector. Ya está bien amigos lectores, los aficionados no se merecen este trato, las empresas deberían esmerarse un poco más en estos detalles que van minando a la afición y la hacen quedarse en su casa. ¿De quién depende la Filmoteca?...pues eso, que dimita la ministra por este incidente intolerable, a su lado lo de la Ley Sinde es una minucia. Hasta ahí podríamos llegar.



Tras más o menos media hora de espera (y eso haciendo gala de la generosidad que caracteriza a esta publicación) los aficionados pudieron ocupar sus localidades. Tras el paseíllo, abrió el festejo la presidenta moderadora contando al público un poco por encima en que iba a consistir la lidia y presentando a los diestros que habían a de intervenir. Tomó los trastos en primer lugar uno de los autores del libro y comenzó una faena larga y deslabazada que no consiguió en ningún momento trasmitir emoción a los tendidos, donde muchos aficionados comenzaban a preguntarse si realmente era esto lo que habían venido a ver. Tomó la franela a continuación el otro autor del libro que realizó una faena continuista carente de toda emoción, en las gradas la gente se hacía cruces: ¿pero no habíamos venido a ver una corrida?. Y efectivamente señoras y señores lectores, aquello era un simulacro de lidia, los toreros se situaban en el centro del redondel, o en las tablas, o incluso dentro del burladero y comenzaban a dar capotazos aquí y allí a no se sabe bien qué, venga a adornarse, venga a echarse la muleta a la espalda, venga a saludar montera en mano a los otros diestros, venga a brindar a la presidencia… ¿Pero que es esto?, se preguntaban ya al borde de la indignación los sufridos espectadores que se miraban unos a otros con expresión de asombro e incredulidad. Y alguno de ellos comenzó a abandonar la plaza.

Glorioso pase de “El Rufián” a su primer toro.

Pero el sonido de los clarines y timbales anunciaba el cambio de diestro y saltó al albero el magistral Carlos Garcia Alix “El Rufián”. Un incontenible run run recorrió los tendidos, donde se había desatado una tremenda expectación al ver saltar al albero al maestro de Las Injurias. Sus primeras palabras fueron para dejar las cosas en su sitio, para dejar claro que el había venido a otra cosa, a torear, y que por lo tanto no traía nada preparado en consonancia con las actuaciones de sus predecesores. Pero un diestro de estas características, con su poderío, con su dominio de la técnica, tiene recursos para todo, y comenzó a dedicar brindis a sus compañeros de faena y a dar pases por aquí y por allá, lo que hizo pensar a muchos aficionados que tal vez “El Rufián” presa de algún encantamiento, iba a perpetuar la tónica de la tarde. Pero afortunadamente se trató de un breve paréntesis, sin duda fruto de la exquisita cortesía y educación que caracterizan a este diestro, y tras pedir permiso a la presidencia, se hizo con la muleta y dirigiéndose al mozo de toriles pidió por iniciativa propia la salida del primer morlaco:

- ¡¡Niñooo…!!, sácame la del Cuartel de la Montaña…

Cuando los aficionados vieron aparecer al primer astado que le había tocado en suerte (la imagen del patio del Cuartel de la Montaña salpicado de cadáveres) se volvieron a colocar sobre sus asientos convencidos de que iban a contemplar momentos sublimes. El maestro se echó la muleta a la mano izquierda, la de los billetes, para comenzar la lidia al natural. Se colocó en el sitio preciso que pedía el toro y encadenó una serie de magistrales pases al natural que hizo saltar alguna que otra lágrima de emoción en los tendidos, ante esta suprema muestra de técnica, arte y poderío que el maestro ejecutó marcando claramente los tiempos de la lidia: parar, templar y mandar.

Imagen del patio del Cuartel de la Montaña sembrado de cadáveres el 20 de julio de 1936, con la que el maestro Carlos Carcía Alix realizaría una tremenda y monumental faena.

Viendo torear a este maestro, cualquier persona aun no siendo aficionada y ni siquiera iniciada, no puede dejar de emocionarse y maravillarse. Comenzó explicando de qué forma las imágenes nos hablan, de cuales son sus secretos, de cómo escucharlas y por supuesto de cómo interrogarlas. Pase a pase fue desgranando todo lo que aquella fotografía tenía dentro, de como el calzado nos podía hablar de sus propietarios, el porqué un charco de sangre nos podía indicar la causa de su muerte, como enlazar todo ello con la literatura y testimonios sobre aquel acontecimiento, en fin amigos, una lección magistral de cómo analizar un momento y a partir de él como escribir la historia. Los aficionados no daban crédito a lo que veían sus ojos, incluso alguno de ellos llegó a gritar “¡¡¡música….!!!”. El maestro, que se estaba gustando, se vino arriba y dirigiéndose nuevamente al mozo de toriles pidió la salida de otro morlaco:>

- ¡¡Niñooo…!!, pon ahora la del Cerro de los Ángeles…

Pero inexplicablemente la presidenta saco el pañuelo de cambio de diestro y cedió la palabra al otro invitado ante el asombro e incredulidad de las gradas, que no daban crédito, ¿cómo es posible que se interrumpa así a un maestro?, ¿Qué falta de respeto era esa?. Pero bueno, según la presidencia se correría el turno y posteriormente podríamos ver lidiar al maestro el ejemplar del Cerro de los Angeles, solo era cuestión de esperar un poco.

Fotografía que debía haber sido lidiada en segundo lugar, pero que incomprensiblemente no llego a saltar al albero, lo cual causo gran indignación en los buenos aficionados.

Llegó el turno del siguiente diestro, Xose Manuel Núñez Seixas, y los que pensábamos que la lidia continuaría con la lidia ortodoxa de otro ejemplar, pronto nos dimos cuenta de lo equivocados que estábamos. El diestro orensano, al igual que los autores del libro habían hecho anteriormente, se limitó a hacer “su” faena, a dar los pases que traía ensayados y punto. Ya esta bien amigos lectores de presenciar estas faenas enlatadas que causan tremenda merma en la afición, ya esta bien de ver a maestros repitiendo los mismos pases en los mismos terrenos corrida tras corrida. Si tienen que dar un pase lo dan y punto, da igual que el toro este en la puerta de toriles y el torero en la puerta de caballos, o para que ustedes lo entiendan mejor, muchos primeros espadas llegan, cuentan “lo suyo”, y se quedan tan tranquilos, aunque no tenga nada que ver con lo que se haya venido a lidiar. Como diría Umbral “yo he venido aquí a hablar de mi libro”. O lo que es lo mismo, lo que los buenos aficionados denominan como "PEGAPASES".

Tras la actuación, larga y aburrida por cierto, del diestro gallego, la presidencia anunció el comienzo, por fin, de la corrida que los aficionados habían venido a presenciar, pero en vez de sacar al albero el ejemplar solicitado por “Rufián”, la foto de unos milicianos “fusilando” el monumento del Cerro de los Ángeles (perteneciente a una ganadería de toros broncos, que puede propiciar algún que otro revolcón al lidiador al mezclar temas “peligrosos” como la violencia contra la iglesia o los desmanes en la retaguardia republicana, temas en los que García Alix se maneja muy bien en la brega gracias a sus grandes conocimientos y dotes técnicas), la presidencia, coaccionada por los otros diestros, optó por hacer saltar al albero un ejemplar de una ganadería mucho más comercial, una fotografía de una niña con la pierna amputada que junto a su abuelo se dirige caminando penosamente hacia la frontera.

Imagen lidiada malamente en último lugar, con la que Fernando Cardenal “Colmenarejo” se lució magistralmente en un inconmensurable par de banderillas.

Para complicar más la cosa, apareció un aguacilillo comunicando a la presidencia que en breve habría que desalojar el coso por que lo tenían que utilizar para otro evento. Y entonces la lidia se convirtió en un autentico desastre, en un verdadero correcalles, en una capea de plaza mayor de pueblo en fiestas, cada diestro realizaba los quites que quería vinieran o no a cuento, y en un breve momento en el cual garcía Alix pudo poner un poco de orden y cordura en la desastrosa lidia realizando un monumental quite, volviendo a centrar la faena en las fotografías que se habían venido a visionar, llega la presidenta interrumpiendo nuevamente al diestro de Las Injurias (que falta de respeto por favor) y sin venir a cuento, se le ocurre preguntar que si las películas del bando republicano tuvieron más espectadores que las de los nacionalistas, o viceversa, destrozando toda la faena que con tanto esfuerzo y habilidad había conseguido reconducir García Alix. ¿Pero donde se ha visto esto?, ¿hacia donde se dirige la fiesta?, ¿en que manos estamos?, como esto siga así, a la guerracivilmaquia no la salva ni Esperanza Aguirre declarándola Bien de Interés Cultural.

Poco más hay que contar ya de lo que restó de festejo, muy poquito por cierto, cada diestro volvió a contar su película y cuando nos quisimos dar cuenta, unos pocos minutos nada más, ya nos estaban desalojando, aunque antes de ello, Fernando Cardenal colocó un impresionante par de banderillas (en la más pura ortodoxia de cómo interpretar una foto) en la única y breve intervención que se permitió a las personas que ocupaban los tendidos.

Otra de las fotografías que por la desidia de presidencia y empresa se quedaría en los corrales, aunque prometía mucho juego.

El público abandonó sus localidades bastante cabreado, indignado y mosqueado con este simulacro de festejo, y lamentando la oportunidad perdida de haber visto a Carlos García Alix bregando con unos morlacos a los que ni si quiera dejaron pisar la arena. Tal era el estado de frustración de los aficionados, que muchos nada más salir comenzaron a dar vivas al “tercio” (por cierto que mal tiran la cerveza en la cafetería de la Filmoteca), mientras otros daban vivas a La Rioja. En los corrillos se mascaba el malestar y la indignación, no nos extraña que cada vez sean menos los aficionados que se dejan caer por las plazas y que cada vez se organicen menos festejos.

Pero lo más triste de todo es que este simulacro de festejo se perpetró con dinero público, por lo que desde nuestra indignación pedimos nuevamente la dimisión de la Ministra, y ya puestos también la del responsable del bar de la Filmoteca, y la de Zapatero y Rubalcaba que seguro que estaban en el ajo aunque no lo quieran reconocer, y la de Su Majestad El Rey, y la del líder de la oposición por no plantear inmediatamente una pregunta al Gobierno, y la del Alcalde y la Presidenta de la Comunidad por permitir estos fraudes en su ciudad y comunidad. Ya esta bien amigos, que den una oportunidad a todos esos maletillas que están acampados en la cercana Puerta del Sol a la espera de que alguien les haga caso. Seguro que veríamos otra película.

Florentino Areneros.

4 comentarios:

  1. A sus pies. Usted si que es un maestro.

    ResponderEliminar
  2. Kolia, muchas gracias por sus palabras, que sin duda no merecemos.
    Reciba un afectuoso saludo

    ResponderEliminar
  3. Cuanto lamento haberme perdido una faena de Carlos García-Alix, el "José Tomás" de algunas de las artes de la guerracivilmaquia.

    Agradezco enormemente la crónica de don Florentino Areneros y me sumo a sus críticas y pesares sobre la decadencia en la que, cada vez con más frecuencia, está cayendo la Fiesta.

    En cualquier caso, es compromiso de los buenos aficionados y de todos los que sentimos un alto respeto por este mundo, el no "dejarnos ganar la partida".

    La Fiesta siempre ha sido materia de artista. La Lidia supone una forma de expresión lírica que no todos son capaces de alcanzar ni comprender.

    Pocos son los que logran transmitir fuerza, seguridad, sinceridad y emoción a los tendidos. Para conectar con el respetable, y que éste quede prendido, hay que torear en cuerpo y alma, alcanzando así el duende que tanto se echa en falta hoy en día.

    Para mí, el secreto esta en la verticalidad, en mirar al toro a los ojos y, en no solo parecer torero, sino en serlo de verdad.

    Demasiado intrusismo. Menos mal que aun quedan espacios con casta, clase y estilo como este blog.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. No se lamente amigo Gerión, que lo único que se perdió usted fue agarrase un soberano cabreo.

    Que razón tiene en todo lo que dice, como siempre, y como se ve de lejos a los aficionados que saben entender la Fiesta en toda su pureza como es su caso. Ya esta bien de soportar este intrusismo de los “Isidros” que solo van a la plaza cuando hay feria y personajes populares en los tendidos o toreros mediáticos en el albero, pero que nunca aparecen en las corridas de verdad, de esas que tantas hemos visto usted y yo juntos compartiendo tendido en multitud de plazas, tendidos muchas veces con grandes claros aun lidiándose ganaderías interesantes y con primeras figuras en la arena.

    Terminar diciéndole, que la afición ya echa en falta sus vibrantes artículos, en ese blog que con tanta maestría usted dirige y que tantas tardes de gloria nos ha proporcionado.

    Reciba un afectuoso saludo.

    ResponderEliminar