LO MEJOR DEL 2013
NOS FUSILARON MAL
Durante la Guerra Civil, y una vez finalizada esta, serían decenas de miles las personas que acabarían sus días frente a un pelotón de fusilamiento. La irracionalidad desatada tras el golpe militar de julio de 1936 se cobraría un elevado tributo de sangre en ambos lados, en la gran mayoría de los casos las víctimas serían personas anónimas, cuyo único delito era pensar de manera diferente, o simplemente ser acusados de ello por sus verdugos. Las cifras exactas de aquella tremenda tragedia no se conocerán nunca, y mucho menos los nombres de todos ellos, no olvidemos que pese al tiempo pasado, incomprensiblemente todavía quedan decenas de miles de personas enterradas en cunetas y en fosas comunes, algo muy difícil de justificar y que, pese a que son muchos los que prefieren mirar para otro lado, debería invitar a una reflexión colectiva. Sin embargo, pese a la dimensión de aquella tragedia, hubo casos excepcionales donde de manera casi milagrosa algunos de los condenados lograron salvar sus vidas tras ser fusilados. Hoy les traemos a estas páginas de Sol y Moscas la apasionante historia de dos de aquellas personas que tuvieron la fortuna de poder contarlo, una es el genial humorista Miguel Gila, y la otra responde al nombre de José Lorente Guerrero, un miliciano capturado en la sierra madrileña en los primeros días de la guerra.
BARCENAS Y EL ESTRAPERLO
El denominado Caso Barcenas no es el primero ni será el último de los escándalos relacionados con la clase política española. Entre este caso y otro que tuvo lugar en 1935, hace ahora casi 80 años, podemos encontrar algunas curiosas, y tal vez inquietantes, similitudes. En aquel año España estaba dirigida por un gobierno de derechas presidido por Alejandro Lerroux, líder del Partido Republicano Radical, que tenía como principal apoyo a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de Gil Robles. Este gobierno, cogido casi con alfileres, tendría que abordar un buen número de problemas durante su mandato. A finales de 1935 se haría público un caso de corrupción que afectaba a varios políticos y que haría tambalearse al gabinete. A consecuencia del escándalo, Lerroux se vería obligado a abandonar el cargo y la coalición en la que se asentaba el gobierno comenzó a hacer aguas. Ante este panorama el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, optaría por disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones que se celebrarían en febrero de 1936. Aquel escándalo político sería conocido como el Caso del Estraperlo.
RUTA DESCHAMPS
Desde hace unos días una noticia tiene revolucionados a los buenos aficionados a la guerracivilmaquia: Moncloveño vuelve a los ruedos. Desde la última aparición del indiscutible número uno del escalafón, en noviembre de 2010 cuando lidió la memorable ruta de las Brigadas Internacionales obteniendo un rotundo y apoteósico éxito, el diestro de la Cuesta de Areneros se retiró a su cortijo de la Moncloa donde ha permanecido dedicado al estudio de este noble arte.
En esta ocasión vuelve por todo lo alto, con un festejo que discurrirá por unos terrenos que el diestro conoce a la perfección, como son los de la Moncloa y la Ciudad Universitaria, y lidiando un tema apasionante: la fotografía en la Guerra Civil, bregando sobre el mismo terreno donde fueron tomadas esas fotografías hace ahora más de 70 años. A partir de las fotografías del reportero francés Albert Louis Deschamps, se realizará un recorrido por los mismos escenarios que este fotógrafo visitó en los últimos días de marzo de 1939 por el barrio de Argüelles, la Plaza de la Moncloa y la Ciudad Universitaria, pocas horas después de que las tropas del general Franco entraran en la ciudad de Madrid tras casi dos años y medio de asedio.
LA GUERRA EN EL CLÍNICO
Hace unas semanas, tras una grave cogida, estuve ingresado en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Seguramente la mayoría de los pacientes que compartían hospitalización conmigo, así como los profesionales sanitarios que trabajan en ese centro desconocían que este mismo lugar, hace ahora poco más de setenta y cinco años, fue escenario destacado de uno de los episodios más épicos, y posiblemente más desconocido en todos sus detalles, así como más determinante, de toda la Guerra Civil Española: la Batalla de Madrid. Estas mismas dependencias, pasillos y habitaciones que hoy podemos visitar, en noviembre de 1936 fueron testigos de terribles enfrentamientos, en los que se luchaba cuerpo a cuerpo, planta a planta, habitación a habitación, donde la bayoneta y la bomba de mano eran las armas más utilizadas. Esta dramática lucha, donde se produjeron innumerables acciones heroicas, se cobraría un alto precio de sangre en ambos bandos, quedando a su vez el magnífico edificio prácticamente destruido. Finalizada la guerra el edificio sería reconstruido recuperando la función para la que fue creado, y los ecos de aquella tremenda batalla se irían apagando con el tiempo. Setenta y cinco años más tarde nuevamente el hospital Clínico es escenario de otra batalla, no menos trascendente que aquella, que enfrenta a los que defienden la Sanidad Pública, representados por la práctica totalidad del personal que trabaja en el hospital, con los que pretenden recortar este imprescindible servicio público. Una lucha desigual entre los profesionales y los usuarios de la sanidad, frente a los grupos que defienden oscuros y lucrativos intereses económicos, apoyados de manera incomprensible por determinados grupos políticos que dicen buscar el interés general.
LA PINTADA QUE FRANCO NO PUDO BORRAR
En 1946 un pequeño grupo de estudiantes de la Universidad Complutense, liderados por Carmelo Soria Espinosa (quien con el paso de los años sería asesinado en Chile por la agentes de Pinochet), se unen para reorganizar la Federación Universitaria Escolar (F.U.E.), la organización estudiantil progresista más importante e influyente en el periodo anterior a la guerra. Su entusiasmo es notable, pese al gran peligro que corren. Son tiempos en los que la maquinaria represora franquista actúa sin piedad y cualquier oposición al régimen es castigada con gran dureza.
En los primeros meses de 1947 aparecen en diferentes lugares del campus pintadas con textos del tipo: “Abajo el fascismo”, “Libertad” o “viva la universidad libre”. Las pintadas tienen una particularidad, son visibles durante el día pero desaparecen por la noche. Las autoridades franquistas se encuentran desorientadas, los equipos de limpieza no consiguen hacerlas desaparecer de manera definitiva, y en su desesperación optan por picar la piedra donde han sido realizadas alguna de ellas. Con este método se consigue hacer desaparecer la pintada, pero tiene un serio inconveniente: el texto queda cincelado sobre el granito para la posteridad. Esta chapuza, digna de Pepe Gotera y Otilio, haría que las pintadas sobrevivieran largamente al franquismo, permaneciendo en este mismo lugar como poco hasta comienzos del año 2006. Sería entonces, ya con un sistema democrático consolidado y con el franquismo supuestamente en el olvido, cuando alguien de manera incomprensible se encargó de eliminar con verdadera saña estos símbolos de la lucha antifranquista para siempre.
SAN ISIDRO: JULIO DE 1936 (1ª PARTE)
El domingo 19 de julio de 1936 el caos se apoderaba de Madrid. La ciudad es un hervidero de gente y la confusión es absoluta. Las noticias y los rumores se entremezclan y transforman constantemente, generando en ocasiones combinaciones explosivas. Son muy pocos, por no decir ninguno, quienes saben lo que realmente está sucediendo, nadie controla la situación. Lo único claro es que ha habido un golpe militar que ha tenido éxito en algunas zonas de España, en Madrid varios cuarteles con sus dotaciones se han unido a los golpistas, desde el norte fuerzas al mando del general Mola se dirigen hacia la capital. El gobierno (sería más acertado decir los gobiernos ya que se han sucedido varios en pocas horas) desbordado por los acontecimientos se ve incapaz de controlar la situación con los pocos medios de que dispone y decide finalmente repartir armas entre la población. Muchos civiles se preparan para la lucha y comienzan a organizarse. Las fuerzas del orden y militares que permanecen leales al gobierno son destinados en su mayoría a neutralizar y enfrentarse a los sublevados, mientras que grupos de civiles armados toman el control de las calles. En medio de tanta confusión, muchos comienzan a aplicar su “justicia”. La tensión, el odio y la rabia, acumulados durante tanto tiempo se desbordan, noticias y rumores que llegan de todos los lados avivan todavía más estos sentimientos. La Iglesia, a la que muchos sitúan al lado de los golpistas, será uno de los principales objetivos de estos grupos de incontrolados. Muchos templos y edificios propiedad de la Iglesia serán destruidos en ese día, entre ellos la catedral de San Isidro en la calle Toledo que será devorada por las llamas. Reconstruido tras la guerra, en el templo todavía podemos contemplar algunas curiosidades relacionadas con aquellos días que recordaremos en esta crónica, como la presencia de un escudo de la familia real británica que preside una de las capillas, o la milagrosa aparición del cuerpo incorrupto del Santo que no fue afectado por las llamas.
SAN ISIDRO: JULIO DE 1936 (2ª PARTE)
En nuestra crónica anterior de Sol y Moscas narrábamos como tras el golpe militar de julio de 1936 se desataba el caos en la ciudad de Madrid, y como en aquella vorágine varias iglesias acabarían siendo pasto de las llamas, entre ellas la Catedral de San Isidro en la calle de Toledo, que sufriría importantísimos daños, tanto en su estructura, como en el rico patrimonio artístico y religioso que albergaba el templo, el cual se perdería prácticamente en su totalidad. Sin embargo las llamas no acabaron con el tesoro más valioso y mejor guardado de esta Catedral: el cuerpo incorrupto de San Isidro, patrón de Madrid. Las singulares circunstancias que concurrieron en este episodio, hacen que muchos lo consideren como un auténtico milagro.
La catedral sería reconstruida y contemplándola hoy cuesta imaginar que hace menos de 75 años se encontraba totalmente en ruinas. Llama la atención una de las capillas reconstruidas, en la que podemos contemplar un escudo de la Casa Real Británica, una curiosidad con una interesante historia detrás, donde se mezclan religiosos, diplomáticos, banqueros, espías, militares y unos cuantos sobres para sobornar voluntades de algunos salvapatrias.
HERALDO DE MADRID
El pasado 6 de junio pudimos ver lidiar juntos en Madrid a algunas de las primeras figuras del noble arte del periodismo y del estudio de la historia. En el monumental e histórico coso de la Fundación Diario Madrid algunos afortunados tuvimos el privilegio de contemplar juntos en singular cartel a Carmen del Riego, Presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, al ilustre periodista y comunicador Miguel Ángel Aguilar, el consagrado historiador José Álvarez Junco, y al gran periodista Enric Juliana, delegado del diario La Vanguardia en Madrid. En la antigüedad una excepcional conjunción de astros celestes era interpretada como anuncio de grandes acontecimientos. Del mismo modo, la alineación de esta pléyade de astros del periodismo y de la historia, solo podía presagiar algo memorable, como fue la presentación del libro “HERALDO DE MADRID, tinta catalana para la II República Española” del periodista catalán Gil Toll, quien tomaba la alternativa en Madrid arropado por este inigualable cartel de lujo. Con estos mimbres el éxito estaba asegurado.
GIBRALTAR Y LOS CATALANES
Finalizaba el verano con tres temas de candente actualidad acaparando los titulares de la actualidad informativa. Por un lado resurgía con inusitada intensidad el conflicto de Gibraltar, y por otro las grandes movilizaciones en Cataluña con motivo de la Diada del 11 de septiembre, ambas noticias serían eclipsadas por la dimensión de la que sin lugar sin lugar a dudas ha sido la noticia de este verano: el fichaje de Gareth Bale por el Real Madrid. Dejando de lado el fútbol, que es una cosa muy seria, nuestra crónica de hoy va a estar centrada en Gibraltar y los catalanes, que para sorpresa de algunos están curiosamente relacionados en la Historia, si buceamos en ella descubriremos como un puñado de catalanes ayudó a que el peñón pasara a manos británicas. Conoceremos así mismo como ambos contenciosos tienen su origen en un mismo episodio histórico, y también veremos como comparten algunos protagonistas, así como diversas curiosidades comunes.
II JORNADAS DE GEFREMA
Llega Noviembre, y con él nuevamente las fiestas patronales de Gefrema en honor de sus santos patronos San Asalto y Nuestra Señora de la Resistencia. En este año de recortes y privaciones, la directiva de Gefrema, un grupo de reconocidos manirrotos e incansables pagarrondas, para tormento de montoros y otras hierbas, con la inestimable colaboración de los quintos de este reemplazo, han tirado la casa por la ventana y han programado una serie de monumentales festejos que habrán de causar la envidia y picazón en toda la comarca y alrededores.
Serán tres grandes festejos, tres, que contarán con la presencia de algunas de las indiscutibles primerísimas figuras del noble arte de la guerracivilmaquia, aunque bien es cierto que en esta ocasión no han podido contar con el indiscutible número uno del escalafón, el inigualable "Moncloveño", que continua preparándose para su esperada reaparición. Los carteles se han elaborado cuidadosamente, tratando de dar entrada a las diversas escuelas y estilos de los muchos que abarca este singular arte, que se verán representadas por el inigualable plantel de diestros consagrados que lidiaran temáticas de los más variados encastes. Sin duda esta selección de maestros hará las delicias de los más exigentes aficionados y de los más delicados paladares, incluyendo a la intransigente Peña del Siete de Gefrema, reconocidos puristas que guardan las esencias de este sin par arte, sin olvidar tampoco a los torvos y bullangueros componentes de la Peña Taurina Casado, auténticas moscas cojoneras de los tendidos capitaneados por el ínclito “Sandoval”, siempre acompañado por su fiel escudero “el Chato de Ventas”. Unos tendidos que se anuncian abarrotados por un público incondicional como ya ha ocurrido en anteriores ediciones.
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