Plano del Cuartel de la Montaña donde se distinguen sus dependencias y su situación respecto a las calles adyacentes. (Imagen de PARES Ministerio de Cultura, obtenida del Foro de Gefrema). Haga clic en cualquiera de las imágenes de esta crónica para ampliarla en otra pestaña.
TRES DIA DE JULIO (3ª PARTE)
LUNES, 20 DE JULIO DE 1936.
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El tiroteo ha empezado pronto; nadie podría explicar como. Millares de personas rodean el cuartel de la Montaña, no esta claro contra quien disparan, no se distingue nada dentro del cuartel, sin embargo desde este responden y se comienzan a producir los primeros heridos entre los asaltantes. Un oficial de Asalto vestido con mono azul subido al parapeto agita los brazos en el aire:
-¡Altoooo el fuego, he dichoooooo! ¡Aaaltooo el fuego...!
Se trata del teniente Máximo Moreno, implicado en el asesinato de Calvo Sotelo, que tras muchos esfuerzos consigue que cese el tiroteo. Se acerca al parapeto un comandante de la Guardia Civil acompañado de dos oficiales del cuerpo, el teniente Moreno se cuadra ante él. Mientras tanto se siguen retirando heridos.
Un oficial de Asalto vestido con mono azul subido al parapeto agita los brazos en el aire:
-¡Altoooo el fuego, he dichoooooo! ¡Aaaltooo el fuego...!
(Fotografía Archivo Rojo Ministerio de Cultura. Texto Luís Romero “Tres días de Julio”).
Por la calle de Ferraz en dirección al cuartel de la Montaña avanza un obrero con un trapo blanco en la punta de un palo, con otros compañeros que le dan escolta. Desde el cuartel les han visto y les esperan. Se trata de Francisco Carmona Martínez, portador de una embajada de las fuerzas que atacan al cuartel. El teniente Moreno le ha transmitido que tiene orden del Ministerio de la Guerra de conminar a la rendición a los sublevados: deben salir desarmados, brazos en alto entregándose como prisioneros, serán tratados con respeto y juzgados de acuerdo a las leyes vigentes.
Carmona llega hasta una de las puertas del cuartel, donde es recibido por dos militares a los que comunica su deseo de hablar con el jefe del cuartel, le permiten pasar y le conducen a entrevistarse con el coronel tras vendarle los ojos. Tras un recorrido por el cuartel llega al despacho del coronel donde le quitan la venda;
- Usted dirá...
- Vengo en representación de las fuerzas militares y civiles que han puesto cerco al cuartel. Les transmito, asimismo, las ordenes del Gobierno. Deben rendirse antes de que transcurran diez minutos.
.....
- Comunique a quien le haya enviado que resistiremos mientras quede un hombre vivo. Si ustedes se empeñan nos mataremos como hombres.
- Yo reconozco su valor, pero querría que se diera cuenta de que va a arrastrar a los soldados a una muerte inútil a un sacrificio...
El coronel con un gesto da por terminada la entrevista, Carmona es conducido a la salida esta vez sin vendarle los ojos. Habrá que luchar duramente para conquistar este cuartel.
Por la calle de Ferraz en dirección al cuartel de la Montaña avanza un obrero con un trapo blanco en la punta de un palo, con otros compañeros que le dan escolta. (Fotografía Archivo Rojo Ministerio de Cultura. Texto Luís Romero “Tres días de Julio”).
-¡Altoooo el fuego, he dichoooooo! ¡Aaaltooo el fuego...!
Se trata del teniente Máximo Moreno, implicado en el asesinato de Calvo Sotelo, que tras muchos esfuerzos consigue que cese el tiroteo. Se acerca al parapeto un comandante de la Guardia Civil acompañado de dos oficiales del cuerpo, el teniente Moreno se cuadra ante él. Mientras tanto se siguen retirando heridos.
Un oficial de Asalto vestido con mono azul subido al parapeto agita los brazos en el aire:
-¡Altoooo el fuego, he dichoooooo! ¡Aaaltooo el fuego...!
(Fotografía Archivo Rojo Ministerio de Cultura. Texto Luís Romero “Tres días de Julio”).
Por la calle de Ferraz en dirección al cuartel de la Montaña avanza un obrero con un trapo blanco en la punta de un palo, con otros compañeros que le dan escolta. Desde el cuartel les han visto y les esperan. Se trata de Francisco Carmona Martínez, portador de una embajada de las fuerzas que atacan al cuartel. El teniente Moreno le ha transmitido que tiene orden del Ministerio de la Guerra de conminar a la rendición a los sublevados: deben salir desarmados, brazos en alto entregándose como prisioneros, serán tratados con respeto y juzgados de acuerdo a las leyes vigentes.
Carmona llega hasta una de las puertas del cuartel, donde es recibido por dos militares a los que comunica su deseo de hablar con el jefe del cuartel, le permiten pasar y le conducen a entrevistarse con el coronel tras vendarle los ojos. Tras un recorrido por el cuartel llega al despacho del coronel donde le quitan la venda;
- Usted dirá...
- Vengo en representación de las fuerzas militares y civiles que han puesto cerco al cuartel. Les transmito, asimismo, las ordenes del Gobierno. Deben rendirse antes de que transcurran diez minutos.
.....
- Comunique a quien le haya enviado que resistiremos mientras quede un hombre vivo. Si ustedes se empeñan nos mataremos como hombres.
- Yo reconozco su valor, pero querría que se diera cuenta de que va a arrastrar a los soldados a una muerte inútil a un sacrificio...
El coronel con un gesto da por terminada la entrevista, Carmona es conducido a la salida esta vez sin vendarle los ojos. Habrá que luchar duramente para conquistar este cuartel.
Por la calle de Ferraz en dirección al cuartel de la Montaña avanza un obrero con un trapo blanco en la punta de un palo, con otros compañeros que le dan escolta. (Fotografía Archivo Rojo Ministerio de Cultura. Texto Luís Romero “Tres días de Julio”).