Algún día se conocerá lo mucho que la arqueología de la Guerra Civil en Madrid debe al trabajo que un buen número de esforzadas personas, en muchos casos desde el anonimato, vienen realizando desinteresadamente, para dar a conocer, catalogar y divulgar, evitando de ese modo que desaparezcan, los numerosos vestigios arqueológicos que de aquel periodo todavía se conservan a lo largo del territorio de la Comunidad de Madrid. Quiero destacar en este punto la labor que desde hace cerca de quince años viene realizando la asociación GEFREMA (Grupo de Estudios del Frente de Madrid). Hay que resaltar que esta asociación ni recibe, ni ha recibido, ningún tipo de ayuda o subvención de ninguna administración pública o entidad privada, asumiendo sus socios el coste de todos los trabajos y actividades que realiza la asociación, lo que le confiere un doble valor a su labor.
Vista del fortín desde otro ángulo (FOTO JAZ) |
De todas estas personas hay algunas que destacan por su compromiso, dedicación e incansable actividad, como Guillermo Poza, quien lleva años como él dice “en busca de las huellas del pasado”, especialmente en la zona noroeste de Madrid y la cuenca del Guadarrama, un área donde el desarrollo urbano, están alterando el paisaje y dañando, de manera muchas veces irreversible, los vestigios históricos y arqueológicos que se conservan. Por otro lado, la llegada de nueva población, ajena a la rica historia de estos municipios, provoca una inevitable pérdida cultural, y de las costumbres y tradición oral transmitida de generación en generación. Para tratar de paliar en la medida de lo posible esta pérdida que puede ser irreversible, Guillermo ha creado Aquaedirrama , un ambicioso proyecto para conservar y dar a conocer el rico patrimonio histórico, cultural y paisajístico que atesora esta zona, un patrimonio desconocido para muchos de los habitantes de los diferentes municipios donde desarrolla su actividad (haga clic aquí para conocer Aquaedirrama).
Detalle del interior de una de las troneras (foto JAZ) |
Como no podía ser de otra forma, la Guerra Civil ocupa un lugar destacado dentro los múltiples ámbitos de investigación de Guillermo Poza. Fruto de este incansable trabajo, hace unos días dio a conocer la existencia de un fortín de extraordinarias dimensiones y que se encuentra en un excelente estado de conservación, de una singularidad constructiva y de diseño, que lo convierten en una pieza única. Desde hace años Guillermo venía trabajando con cartografía y fotos aéreas de diferentes épocas, así como con abundante documentación, en la localización de un conjunto de fortificaciones que habrían existido en la localidad de Alcorcón y que se creían desaparecidos. Su búsqueda le permitió localizar lo que parecía uno de estos fortines que se estaría integrado dentro de una explotación ganadera. Tras el desmantelamiento de esta explotación, se pudo comprobar que efectivamente el fortín (en realidad son 3 unidos) permanecía en el mismo lugar en el que se indicaba en la cartografía y fotografía aérea. Ahora gracis a las investigaciones de Guillermo Poza hemos podido visitar el espectacular fortín, que todavía ofrece algunas incógnitas por descifrar, pero que estamos seguros acabaran siendo desveladas. Si quieren conocer los detalles de cómo fue el proceso de localización y otras particularidades de esta singular fortificación, hagan clic sobre este texto.
Una de las entradas del fortín vista desde el interior (FOTO JAZ) |
Afortunadamente tanto a nivel social, como en las diferentes administraciones se va tomando consciencia de la importancia y el valor patrimonial e histórico de los vestigios arqueológicos de la Guerra Civil. En buena lógica hay que pensar que en un futuro cercano las administraciones, tanto la autonómica como las locales, comenzaran a destinar recursos para para censar y poner en valor todo este patrimonio hasta hoy olvidado. Pero mucho nos tememos que en este país de Lazarillos, Guzmanes y Buscones, cuando eso se produzca y aparezca el vil metal, no tardarán en responder a la llamada, “expertos”, amigos, cuñaos, asociaciones de nuevo cuño y otros entes oportunistas que se saben mover en los despachos, mientras los que de verdad se han preocupado y llevan años trabajando altruista y desinteresadamente, quedarán relegados al anonimato y el olvido. Antes de que eso ocurra, desde Sol y Moscas queremos hacer llegar a todas estas personas, entre las que destaca Guillermo Poza, nuestro reconocimiento, admiración y sincero agradecimiento. Sirva esta breve crónica como merecido y modesto homenaje.
Florentino Areneros.
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