Al igual que Madrid durante la Guerra Civil, Londres sufriría intensos bombardeos durante la II Guerra Mundial. En ambas ciudades podemos encontrar señales de aquellos acontecimientos, como en esta fachada del Victoria & Albert Mueum londinense. FOTO JAZ. (Haga clic en cualquiera de la imágenes para verlas ampliadas, al final de la crónica pueden encontrar un especial fotográfico de la presencia de la tauromaquia y de España en la capital británica).
PALAMÓS, MADRID Y LONDRES
Nuestra anterior crónica de título “EL MISTERIO DEL CLAUSTRO DE PALAMÓS” estaba dedicada al “redescubrimiento” de un claustro románico en una exclusiva finca de Palamós (Gerona). En aquel artículo conocíamos un poco de la larga y misteriosa historia de aquel claustro, del que a día de hoy todavía no se conoce su origen. También veíamos en aquella crónica como parte del conjunto había desaparecido, así como que bastantes de los elementos que componen el conjunto presentaban un notable y preocupante deterioro, en muchos casos irreversible, causado seguramente por una combinación de diversos factores como el agua del riego, lo salobre del ambiente, la humedad, el intenso viento, etc. Tras escribir aquella crónica no conocemos todavía ningún medio que se haya hecho eco de estas desapariciones y este notable deterioro, confiemos en que esta advertencia no caiga en saco roto.
Algunos de los elementos del claustro románico de Palamós han desaparecido y otros han sufrido un notable deterioro, en algunos casos irreversible, durante los últimos 50 años. La poca importancia o la dejación respecto a los elementos patrimoniales comunes en determinados momentos, puede provocar pérdidas irrecuperables en el futuro. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
En aquella crónica, también conocíamos de la existencia de varios personajes que desempeñaban un papel principal en toda la historia: el norteamericano Arthur Byne, un arquitecto que ejercía de marchante de arte en España, y el anticuario zamorano Ignacio Martinez, que hacía labores de testaferro del primero. Byne tenía una excelente relación comercial con el magnate norteamericano Randolph Hearst al que había vendido un buen número de obras de arte y elementos patrimoniales españoles, incluyendo algún monasterio que serían trasladados a los Estados Unidos piedra a piedra.
La iglesia románica de Fuentidueña (Segovia) seria desmontada piedra a piedra, previamente numeradas, y trasladada a los Estados Unidos donde se puede contemplar en la actualidad. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Pero el caso de Byne y Hearst no es un ejemplo suelto, durante el comienzo del pasado siglo, pero sobre todo durante el siglo XIX, lo que podríamos denominar expolio artístico y patrimonial amparado en un nebuloso entramado legal (las leyes las hacían las potencias coloniales), era política común tanto a nivel de estados, como de particulares. Si visitamos los principales museos de las antiguas potencias coloniales o económicas de ese periodo (Reino Unido, Francia, Alemania o Estados Unidos, entre otras) podemos contemplar innumerables objetos, e incluso edificios completos o elementos arquitectónicos de gran tamaño, que han sido sacados de su lugar de origen para ser mostrados en algún museo de un lejano país, o como ornamento de alguna plaza o conjunto. En una visita al Louvre de París podemos encontrar objetos de incalculable valor procedentes de los más diversos lugares, épocas y culturas, o incluso contemplar en sus calles algún obelisco egipcio. Nos pasaría lo mismo en otras capitales y en sus museos, o incluso en las residencias de personajes acaudalados como las del propio Hearst. Pero de entre todas las naciones seguramente la palma se la lleve el Reino Unido, la mayor potencia militar y económica de ese periodo, y su capital Londres.
Durante el siglo XIX era política común de las potencias coloniales europeas el acaparar elementos patrimoniales de sus posesiones en la metrópoli. Un ejemplo lo tenemos en este obelisco egipcio de Luxor, que podemos contemplar en la Plaza de la Concordia de Paris. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Durante décadas los súbditos de su Graciosa Majestad pusieron un gran empeño en recolectar las más variadas piezas de los más diversos lugares, de tal manera que en la actualidad podemos encontrar en la ciudad del Támesis objetos de prácticamente la mayoría de culturas que en el mundo han existido a lo largo de todas las épocas. Si visItamos los diferentes museos de la capital británica, en muchos de ellos podremos contemplar esos objetos de todas las partes del planeta, desde muy pequeños hasta gigantescas partes de edificios, pasando por joyas, pinturas, esculturas, libros, etc,etc,… Y si hay un museo entre todos que destaque por este concepto ese el British Museum, en donde podemos encontrar un auténtico catalogo de piezas excepcionales, por su valor tanto artístico o histórico, así como sentimental, destacando quizá entre todos ellos los frisos del Partenón de Atenas, largamente reclamados por las autoridades griegas pero sin obtener ningún resultado. Durante mucho tiempo los británicos han sido considerados como auténticos piratas, los más aplicados de todos, y seguramente no le falte parte de razón a esa afirmación, pero como decíamos anteriormente, la potencia que esté libre de pecado de expolio que tire la primera piedra.
El Museo Británico de Londres atesora un buen número de elementos patrimoniales trasladados desde los lugares más diversos del mundo. Seguramente los más simbólicos de todos ellos sean los frisos del Partenón de Atenas, que se exhiben en una sala de este museo. FOTO JAZ. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Pero si el British Museum es un museo con objetos procedentes de un expolio institucional, es decir, realizado con la garantía del estado, en Londres encontramos otro museo pero este hecho poquito a poco, tacita a tacita, con objetos por lo general de menor entidad que los del British, pero con un enorme valor también. Este museo responde más a lo que pudiéramos considerar como la obra de un coleccionista, a la que se fueron uniendo otras colecciones y objetos, hasta llegar a reunir un impresionante conjunto de piezas de los más diversos orígenes y procedencias. Paseando por sus salas y viendo sus colecciones se intuye detrás la mano de muchos marchantes como nuestro Arthur Byne, el principal proveedor de Hearst, personajes anónimos que se movían en la sombra, prácticamente en un ambiente de semiclandestinidad apoyados por otros personajes que les hacían de testaferros y colaboradores, como el enigmático Ignacio Martínez. Seguramente debieron existir centenares de personas como Byne y Martínez por todo el mundo, que aprovechándose de la ignorancia, así como de la avaricia de algunas personas, sin olvidar en muchos casos la connivencia de las autoridades seguramente a cambio de alguna jugosa recompensa, conseguirían hacerse con innumerables piezas, que como el claustro de Palamós acabarían en manos de particulares.
Otro de los museos londinenses donde podemos contemplar piezas de las más diversas procedencias, es el Victoria & Albert Museum. En sus colecciones encontramos objetos de todas las épocas y localizaciones a lo largo de todo el mundo. FOTO JAZ. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Nos estamos refiriendo al Victoria & Albert Museum(The Victoria and Albert Museum, National Museum of Art and Design), denominado así en honor a la reina Victoria y su esposo Alberto, una institución creada en 1852 y que es en la actualidad el mayor museo del mundo relacionado con las artes decorativas. Posee este museo un conjunto excepcional de colecciones que atesoran un total más de cuatro millones de piezas procedentes de todo el mundo, entre ellas muchas que tienen su origen en España. El museo se ubica en un edificio de enormes dimensiones (algo común en Londres, donde parece que la arquitectura de la ciudad está pensada para reflejar la grandeza del Imperio de la que era capital) de estilo victoriano. Y es en una de las fachadas de este impresionante edificio donde visitando el lugar hace unos meses nos fijamos en una serie de impactos causados por alguno de los intensos bombardeos de la aviación alemana que sufrió la ciudad durante la II Guerra Mundial. Como no podía ser de otra forma, inmediatamente nos vino a la cabeza la cantidad de lugares similares que podemos encontrar en Madrid, y otra serie de similitudes que podemos establecer entre ambas ciudades en cuanto a las consecuencias de la guerra que las dos tuvieron que padecer con unos pocos meses de distancia.
Uno de los lugares de Londres donde se pueden contemplar los efectos de los bombardeos sobre la ciudad durante la IIGM es el Victoria & Albert Museum, estas señales no solo no se han restaurado, si no que se mantienen y se explican, como elementos que forman parte de la Historia de la ciudad. FOTO JAZ. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Madrid sería la primera gran ciudad en todo el mundo que sufriría los efectos de los bombardeos aéreos indiscriminados, una nueva táctica que tiene la finalidad principal de quebrantar la moral de la población en la retaguardia y debilitando de esa forma la voluntad de resistencia. A finales de octubre de 1936 comenzarán los bombardeos sobre Madrid, una ciudad indefensa ante este tipo de ataques hasta la llegada de los primeros cazas soviéticos en noviembre. Los efectos de los bombardeos, que no buscan ningún objetivo militar, van a ser demoledores sobre la ciudad, provocando a su vez un elevado número de victimas entre la población civil.
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La tragedia y la destrucción van a hermanar a estas dos ciudades, y las escenas vividas en Madrid se repetirían de nuevo en la capital británica. De la vida bajo las bombas en ambas ciudades se conservan numerosas fotografías, por las que podemos comprobar que la destrucción y la barbarie no entienden de fronteras. Sin embargo como podemos apreciar en las fotografías de la fachada del Victoria & Albert Museum, en el Reino Unido las huellas que quedaron de aquel conflicto no solamente se conservan, si no que se muestran y explican como parte de la Historia del país, en España y concretamente en Madrid, por el contrario de entre los numerosos ejemplos que podemos encontrar a lo largo de la ciudad, ninguno de ellos está señalado como tal, incluso muchos de ellos han sido borrados o disimulados.
Un ejemplo palpable de esto que les decimos es el caso del Cabinet War Rooms, un museo en pleno centro de Londres frente a St. James Park. Este museo, que forma parte del Imperial War Museum, se encuentra ubicado en las mismas estancias desde las que Winston Churchill y sus colaboradores dirigían los destinos de la nación y el desarrollo de la guerra mientras Londres era bombardeado. Se trata de un refugio subterráneo habilitado como puesto de mando, que en la actualidad está acondicionado como lo estuvo durante la guerra, recibiendo centenares de visitas al día de personas deseosas de conocer parte de la historia de la ciudad.
En pleno centro de Londres, en Horse Guard Road, muy cercano al parlamento, se conserva lo que fue el refugio subterráneo desde donde el gobierno británico dirigía a la nación durante los bombardeos, “The Churchill War Rooms”. En la actualidad se conservan estas instalaciones perfectamente acondicionadas y que pueden ser visitadas formando parte del Imperial War Museum. FOTO JAZ. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
En Madrid tenemos una instalación equivalente en el incomparable marco del parque de El Capricho, donde se encontraba el puesto de mando, o cuartel general, del Ejercito del Centro, lo que se conoce popularmente como el Bunker del general Miaja. El palacio del Capricho fue el lugar elegido para ubicar este puesto de mando, y en los jardines se construyó un espectacular bunker subterráneo desde donde poder dirigir las operaciones en el caso de que fueran atacados. Este refugio se construyo con las mayores medidas de seguridad de la época, incluyendo defensas para la guerra química (duchas, puertas de submarino herméticas, aireadores,...), y estuvo prestando servicio desde su construcción hasta el final de la contienda, siendo uno de los lugares clave en los sucesos que tuvieron lugar en Madrid tras el golpe del coronel Casado.
El general Miaja, máximo responsable de la Defensa de Madrid durante un periodo de la Guerra Civil, posa en las escaleras del palacio de El Capricho, donde estaba ubicado su cuartel general, que contaba con un bunker de grandes dimensiones especialmente preparado para evitar los bombardeos aéreos enemigos. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Pero contrariamente a lo que ocurre en la capital británica, esta instalación esta prácticamente abandonada, cerrada a cal y canto y sin poder ser visitada, salvo en ocasiones excepcionales. El inexorable paso del tiempo, las humedades y otros agentes, unido todo ello a la falta de mantenimiento, van degradando poco a poco este espacio histórico, llevando a algunos de sus elementos a un deterioro en algunos casos irreversible. En un espacio como El Capricho, que recibe centenares de visitas, el refugio podría ser una atracción más de este lugar privilegiado, seguramente serían muchas las personas que estarían encantadas de poder visitarlo, acondicionar el lugar para convertirlo en un espacio divulgativo, al igual que se ha hecho en Londres, sería un gran acierto por parte de las autoridades que gestionan este parque y el éxito estaría asegurado.
Fotografía en la que vemos la fachada principal del palacio de El Capricho y junto a el mismo la entrada al bunker que se construyo para albergar al estado mayor del ejercito del centro republicano. FOTO JAZ. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
En la actualidad el bunker subterraneo de El Capricho se encuentra en un estado de semiabandono y presenta un lamentable deterioro que puede acabar siendo irreversible si no se adopta ninguna medida. Este refugio se podría acondicionar constituyendo un atractivo turístico más de este emblemático rincón madrileño. FOTO JAZ. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Aunque en la actualidad el tratamiento que se da al recuerdo de la guerra es diferente en ambos países, las similitudes durante las guerras que asolaron a las dos ciudades son evidentes, la destrucción, los bombardeos, el dolor, la muerte, la lucha por la supervivencia fueron similares en ambas, como podemos comprobar observando fotografías de las dos ciudades en esos periodos:
MADRID
LONDRES
MADRID
LONDRES
MADRID
LONDRES
Tanto en el Reino Unido como en Francia, por citar algunos ejemplos, los restos arquitectónicos y patrimoniales asociados a la II Guerra Mundial, son conservados y protegidos, asegurando su preservación para las futuras generaciones. Sin embargo en España no existe una voluntad firme de conservarlos, y son muchos los casos que conocemos en los que partes importantes de ese patrimonio de todos han desaparecido para siempre, y en otros casos se encuentran abandonados a su suerte, sin ningún tipo de protección o ni si quiera catalogación, y si no se pone remedio acabarán desapareciendo de manera irremediable.
Fotografía en la que observamos dos fortines de la Guerra Civil que se conservan en la madrileña Casa de Campo, junto a la Puerta del Dante. Cercano a ellos se encontraba otro fortín ya desaparecido, al igual que otros muchos a lo largo de la geografía madrileña o española. Sería necesario algún tipo de actuación que evitara más pérdidas irreversibles de este patrimonio común. FOTO JAZ. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
El misterioso claustro de Palamós, o los numerosos ejemplos del patrimonio español repartido por todo el mundo, como hemos visto en el caso de Hearst o el Victoria Albert Museum, nos hacen ver la importancia de la conservación del patrimonio histórico de todos. En su momento alguien no dio valor a aquellas piedras, o aquellas ruinas, o a aquella talla antigua y estropeada, y hoy, cuando nos damos cuenta de su verdadero valor ya es demasiado tarde para recuperarlo. Confiemos en que no ocurra lo mismo con los restos de la Guerra Civil que todavía se conservan, y que como mínimo se promulgue una figura legal a nivel nacional, que aglutine y proteja a todo este legado.
Florentino Areneros.
ESPECIAL TAUROMAQUIA Y
PRESENCIA ESPAÑOLA EN LONDRES.
TODAS LAS FOTOGRAFÍAS DE ESTE ESPECIAL FUERON TOMADAS EN LONDRES EN JUNIO DEL PASADO AÑO POR NUESTRO REPORTERO DE CABECERA FOTO JAZ. HAGA CLIC EN CUALQUIERA DE LAS MISMAS PARA VERLA AMPLIADA.
En el londinense Hyde Park encontramos el Albert Memorial, un monumento erigido en memoria del esposo de su graciosa majestad la Reina Victoria, en el mismo diferentes grupos escultóricos representan a los diferentes continentes, y en el de Europa se ha elegido como figura central a este imponente morlaco, algún día hablaremos de ello. ¡¡¡Que arte tienen estos británicos!!!.
Dos imágenes la mítica tienda de libros de viajes y mapa Stanfords, fundada en 1853, en Long Acre en el barrio de Covent Garden londinense. En el escaparate distinguimos al inconfundible toro del Guernica de Picasso y junto al mismo la inconfundible silueta del Toro de Osborne.
En la mismísima Regent Street, a dos pasos de Piccadilly Circus, nos encontramos con este bar (bueno un híbrido entre un burger y una tasca) presidido por una imponente foto de morlacos en la dehesa.
En el centro comercial de Westfield encontramos otro auténtico monumento gastronómico que hace saltar las lagrimas a cualquier nativo hispano ante la visión de ese muestrario de jamones, después de padecer una semana a base de fish and chips, o purrusaldas similares. El nombre lo dice todo “TAPAS REVOLUTION”.
En Great Newport Street vemos ondear banderas españolas, lo que no consiguió la Armada Invencible lo han conseguido las tapas.
Aunque los yayoflautas comienzan a actuar en España, en Londres ya llevan más de un año de acción, como podemos ver en estas instantáneas tomadas frente al parlamento de Westminster hace ahora un año.
Terminamos con una imagen de la sede de las denostadas cajas de ahorros españolas, que pese a todo tienen sede en Londres, ni más ni menos que en la misma Plaza de Waterloo. En esta impresionante instantánea, vemos un automóvil con una carpetovetónica y retadora matrícula “QUE 1”, al que un guardia urbano le esta poniendo una receta por su atrevimiento al estacionar. No sé si en Londres funcionará el copago con las recetas, pero me temo que esta aumentaría el ya de por sí abultado déficit de las cajas españolas.
Florentino Areneros.
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