El general Emilio Mola Vidal, conocido como “el Director” por haber organizado y coordinado los preparativos del golpe militar de julio de 1936 que desencadenaría la Guerra Civil, fallecería el 3 de junio de 1937 en un accidente de aviación. Su muerte, además de dar pié a las más diversas conjeturas, dejaría el camino despejado para que Franco pudiera ejercer un poder absoluto durante décadas. (haga clic en cualquiera de la imágenes para verlas ampliadas).
LA MUERTE DEL GENERAL MOLA
El pasado 3 de Junio de 2012 se cumplían 75 años del accidente de aviación en el que perdería la vida el general Emilio Mola. El siniestro ocurrió en tierras del municipio burgalés de Alcocero, en el monte de la Brújula, en el lugar que se conoce como “Cerro Perejil”. Con motivo de esta efeméride, me desplacé al lugar de los hechos acompañado de parte del equipo de redacción. Allí nos esperaba nuestro colaborador R. Capa, un auténtico fuera de serie en todo lo relacionado con la Guerra Civil en la provincia de Burgos, como ya dejó de manifiesto en su inigualable artículo sobre el Padre Revilla. De aquella visita guiada al lugar nace esta crónica que tendrá continuidad en una posterior dedicada al monumento construido en el lugar del accidente.
Dos años después de la muerte de Mola, en el lugar del accidente se levantaría un grandioso monumento en su honor y en el de los otros cuatro militares que le acompañaban en aquel vuelo. En la actualidad, este monumento se encuentra abandonado y con un deterioro manifiesto. FOTO JAZ. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
En la muerte del general Mola confluyen todos los ingredientes necesarios para que surjan diferentes teorías que pongan en cuestión la versión oficial de aquel episodio. Como vimos en una crónica publicada hace ahora un año , Emilio Mola fue la persona encargada de organizar y coordinar el golpe militar de julio de 1936, operación que al fracasar desencadenaría la Guerra Civil, motivo por el que sería conocido como “el Director”. Sin embargo Mola iría perdiendo protagonismo según avanzaba la contienda a medida que el prestigio y el poder del general Franco aumentaban.
En los planes iniciales del golpe, una vez que los militares se hubieran hecho con el control de la situación en el país, la persona que habría de tomar las riendas sería el general Sanjurjo, que se encontraba exiliado en Portugal desde que encabezó otro golpe militar fallido contra la República en 1932. Sanjurjo fallecería también en otro accidente de aviación al dirigirse hacia España el 20 de julio de 1936. Tras la muerte de Sanjurjo, el poder en el bando golpista recaería finalmente en el general Franco, quien acapararía todos los resortes de poder asegurándose la continuidad de esta situación una vez finalizada la guerra, algo que no agradaría a muchos de los generales que apoyaron el golpe.
El general Sanjurjo era la persona que habría de tomar el mando de los sublevados una vez consumado el golpe, sin embargo fallecería en otro accidente de aviación cuando se dirigía a España desde Lisboa. En la fotografía vemos los restos del aparato en el que viajaba tras el accidente. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
La idea inicial de Mola era la de realizar un golpe militar contundente y de desenlace fulminante. Una vez culminado el levantamiento, el poder recaería en un directorio militar con el general Sanjurjo a la cabeza, que se encargaría de asegurar el orden en el país, para una vez controlada la situación regresar los militares a los cuarteles regresando el poder a manos de civiles. De la “contundencia” de la operación nos podemos hacer una idea leyendo la “Instrucción Reservada Nº1” redactada por el mismo: "Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas", de esta parte la Historia nos ha dejado ejemplos de cómo se desarrolló el golpe, sin embargo nos quedaremos sin saber como habría sido España de haberse desarrollado los acontecimientos tal y como lo diseño Mola, sobre todo teniendo en cuenta que: “La conquista del poder ha de efectuarse aprovechando el primer momento favorable y a ella han de contribuir las Fuerzas Armadas, conjuntamente con las aportaciones que en hombres y elementos de todas clases faciliten los grupos políticos, sociedades e individuos aislados que no pertenezcan a partidos, sectas y sindicatos que reciben inspiraciones del extranjero: socialistas, masones, anarquistas, comunistas, etc.”
Félix Maíz fue ayudante personal del general Mola desde la primavera de 1936 hasta su muerte, a la muerte del general Franco publicaría un libro de memorias en el que se recogían algunas polémicas opiniones de Mola respecto a la actuación de Franco durante el golpe y la guerra. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Sin embargo como todos sabemos el golpe fracasó, comenzó la Guerra Civil, y también las diferencias entre Mola y Franco, un terreno donde nuevamente las diferentes versiones según autores, nos aseguran la polémica. Tal vez una de las obras que desde la cercanía personal más nos puedan aportar sea el libro “Mola frente a Franco” de Félix Maíz, el ayudante civil del general Mola desde la primavera de 1936 hasta la muerte del general. Un testigo de excepción que vivió en primera persona muchos de los acontecimientos más destacados de toda esta historia. El libro de Maíz no fue publicado hasta la muerte del general Franco, lo que nos puede dar una orientación de cual es su contenido. En este trabajo, el secretario de Mola nos muestra los desencuentros entre ambos generales, que ya comenzarían durante el mismo desarrollo del golpe. Según recoge Maíz, Mola responsabiliza a Franco de alguna forma, debido a sus dudas y precauciones iniciales, del fracaso del golpe: "Esas treinta y ocho horas de retraso en la toma del mando del general Franco en Marruecos se van a convertir en muchos meses de guerra", según el autor Mola llegó a manifestar refiriéndose a la situación en Marruecos: "Si llego a estar en el otro lado, esto se había concluido".
Pese a sus diferencias, Mola siempre acató con respeto y obediencia las decisiones del que fuera proclamado “Caudillo” por el bando sublevado. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Pero seguramente el mayor fracaso de Mola respecto a Franco, fue el no impedir que Franco se hiciera con un poder absoluto dentro del bando sublevado. Franco sería nombrado Generalísimo el primero de octubre de 1936 en la finca del ganadero Pérez Tabernero, en Salamanca, una reunión en la que unos militares apoyaron a Franco y otros a Mola, produciéndose un empate en la primera votación, aunque Mola finalmente se retiró de la pugna y se mostró partidario de que fuera Franco el elegido para ocupar el cargo, con la decepción de algunos militares que le apoyaban o que no veían con buenos ojos que el poder se concentrara en una figura como la de Franco. Posteriormente tras la unificación de la Falange y los Carlistas en abril del 37, Franco acapararía tanto el poder militar como el político, constituyéndose en una figura similar a la de Hitler en Alemania o Mussolini en Italia. Según recoge el general Kindelán en sus memorias, el general Cabanellas tras aquella decisión manifestó: «Ustedes no saben lo que han hecho, porque no lo conocen como yo, que lo tuve a mis órdenes en el Ejército de África como jefe de una de las unidades de la columna a mi mando; y si, como quieren, va a dársele en estos momentos España, va a creerse que es suya y no dejará a nadie que lo sustituya en la guerra ni después de ella, hasta su muerte; sin que tenga que decir nada de sus prendas militares, morales ni de otro tipo, que soy el primero en reconocer.»
Pese a haber apoyado la elección de Franco, Mola comenzó a no ver con buenos ojos la concentración excesiva de poder en manos del “Caudillo” y tampoco la forma en la que se estaba llevando la guerra, Mola se opuso al bombardeo de Guernica. Las discrepancias fueron en aumento, Mola pronunciaría dos encendidos discursos en Radio Burgos, que no gustaron a Franco, y cuando tenía preparado un tercero, Franco le impidió leerlo según recoge Maíz con un rotundo “tú te callas”.
Emilio Mola ocuparía San Sebastián en las semanas posteriores al golpe (en la imagen), sin embargo el avance de sus columnas sería detenido en la sierra de Madrid. En el momento de su muerte se encontraba dirigiendo la Campaña del Norte y Bilbao sería ocupado dos semanas después del accidente. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Otro testigo de excepción de la relación entre Mola y Franco es Ramón Serrano Suñer, cuñado del general Franco y una de las personas con más influencia y poder político durante la guerra y los primeros años del franquismo. En el libro “Serrano Suñer, conciencia y poder” de su biógrafo Ignacio Merino , encontramos algunos párrafos muy interesantes que nos pueden dar una idea de cómo era la relación entre ambos generales. Refiriendose a las fechas previas a la muerte de Mola, Serrano Suñer sostiene:
Ramón Serrano Suñer, además de cuñado del general Franco, era una de las personas con más poder e influencia en el bando sublevado. En sus memorias ofrece testimonios de indudable interés sobre las relaciones entre Mola y Franco. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
«A esas alturas, el único desafió a su autoridad era el general Mola. Muerto Sanjurjo en los primeros días de la guerra, fusilado Goded y recluido Queipo de Llano en su feudo sevillano, solo quedaba la sombra amenazante del Director, que aunque acató con nobleza la entronización de Franco, no veía con buenos ojos la excesiva concentración de poderes.
-Me alegro de tu nombramiento como generalísimo, jefe del estado y de ese partido tuyo, pero las labores de gobierno y de retaguardia exigen mayor dedicación, mi general.
Franco callaba molesto, y luego se desquitaba con su cuñado.
-Este Mola es un majadero. Claro, como es socialista, ya se sabe.
Había también diferencias de opinión en cuanto a la conducción de la guerra. A Mola le disgustaba la guerra de desgaste y aniquilación emprendida por Franco y su obsesión por tomar Madrid. Era más partidario de tomar el Norte a base de masivos bombardeos aéreos, pensando que Madrid caería por su propio peso. También quiso, al principio de la guerra, que se respetase el régimen republicano y la bandera tricolor.
A finales de Mayo tuvieron un encuentro en Burgos en el que Mola insinuó cierto reparto de poderes. Franco le atajó hablando de la importancia del liderazgo único y de la misión que la Historia le encomendaba. Al salir del despacho, Emilio Mola se encontró con Serrano Suñer. El general iba hecho una furia.
-¿Qué tal mi general?
-Mal Serrano, mal. El Caudillo ya no escucha. Ese coro de aplaudidores lo tiene cegado, pero yo ya estoy determinado. El próximo día que venga pienso proponerle oficialmente que me deje asumir la jefatura del Gobierno y que se quede con la del Ejercito, el Estado y el Partido. ¿Qué le parece a usted?.
-Pues que no lo va a tener fácil.
-Bien, ya hablaremos, ahora tengo que irme. Hasta pronto.
No volvieron a verse. »
Pero es el día previo al accidente, y el motivo del viaje, lo que puede haber despertado más dudas, según Serrano Suñer, este viajaba a Burgos para solicitar al “Caudillo” la jefatura del gobierno como hemos visto. Por su parte Maíz recoge que la anoche anterior a su muerte, Mola sostuvo una conversación con Franco en la que le escuchó decir: "No lo comprendo. Repito. Yo no paso por eso", antes de colgar dando un sonoro golpe con el teléfono.
A la mañana siguiente, Mola embarcaría en el avión en el que se desplazaba habitualmente, un Airspeed AS-6 Envoy, un avión con una curiosa historia tras de sí. Este aparato había pertenecido al Ejército Republicano, pero el 26 de septiembre de 1936 el piloto Fernando Rein Loring deserta y consigue aterrizar en Pamplona , pasando el aparato al grupo 41 de la Aviación Nacional. Desde ese momento el avión sería utilizado por el general Mola para sus desplazamientos, siendo su piloto habitual el capitán Chamorro.
Fernando Rein Loring, era un consumado piloto antes de iniciarse la guerra. Entre sus hazañas figura un vuelo en solitario entre Madrid y Manila. Comenzó la guerra en el bando republicano, consiguiendo pasarse al enemigo con el aparato que posteriormente utilizaría el general Mola para sus desplazamientos y con el que encontraría la muerte. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
A las diez y cuarto de la mañana el genral Mola sube en Vitoria al avión. Con el viajan el capitán Chamorro, un mecanico: el sargento Barreda , el teniente coronel Pozas y el comandante de Estado Mayor Senac.
El avión despega y en su vuelo sigue la carretera hacia Burgos, algunos minutos más tarde sobrevuela Miranda de Ebro y Pancorbo, a las diez y treinta y cinco el avión sigue el curso del río Oca a la altura de Briviesca. Una espesa niebla cubre el monte de la Brújula, entre Castil de Peones y la aldea de Alcocero, y el avión, que volaba a baja altura, se acaba estrellando. Una gran explosión es escuchada por muchas personas que se encuentran trabajando en las labores agrícolas en los alrededores, cuando se dirigen al lugar donde se ha producido el accidente, encuentran los cinco cadáveres muy desfigurados y a gran distancia unos de otros, el impacto ha sido brutal.
Fotografía de un Airspeed Envoy de la LAPE (Líneas Aéreas Postales Españolas) idéntico al utilizado por Mola y con el que sufriría el mortal accidente. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
En el muy interesante y recomendable blog “Monumento al General Mola”, que aporta mucha e interesante información sobre el accidente y la construcción del monumento, se recoge una entrevista con un testigo de excepción, Francisco Romera López, que sería alcalde de Alcocero entre 1938 y 1962 además de testigo directo de aquel episodio, preguntado sobre lo ocurrido el día del accidente responde:
«De ese día lo recuerdo bastante bien. Estaba con mi padre segando la cebada y oímos un golpe muy fuerte en el monte ahí arriba (señala el monte de la Brújula) y desde aquí no se ve porque se estrelló en el otro lado, pero empezó a salir humo y nosotros estábamos en una tierra que tenemos en Cueva-Cardiel, y entonces subimos por el camino que hay en ese pueblo hasta arriba con un montón de gente de allí que subió con nosotros, según estamos llegando arriba empezó a llover y nos pusimos de agua… Entonces nos metimos debajo de unos pinos que había allí y cuando escampó fuimos un poco por el cerro al otro lado y vimos un avión que estaba quemado y un vecino de los de Alcocero bajó corriendo al pueblo a llamar a la Guardia Civil desde la cabina del pueblo, mientras tanto nosotros nos acercamos un poco dando voces haber si había alguien dentro y no contestaba nadie, me acuerdo que rodeé el avión con otros dos y un poco más abajo había más piezas, bajamos hasta allí y había dos personas quemadas al lado de las piezas, me acuerdo que nos echamos las manos a la cabeza (se echa las manos a la cabeza mientras lo iba contando) y les di una voz a los que estaban allí arriba con el resto del avión y bajó mi padre con más gente y nos pusimos a mover lo cachos del avión que había allí y resulta que debajo de una plancha de acero encontramos a otro.
P: ¿Pudisteis identificar a alguno?
Fco: “No, estaban quemados, sabíamos que eran militares porque llevaban el traje, pero no nos imaginábamos que iba a ser Mola el que estaba allí muerto, suponíamos que era alguien importante porque antes raro era el avión que no llevaba a algún comandante importante o algún alto cargo”.
P: ¿Según dicen varias fuentes, Mola apareció muerto con su cámara de fotos al cuello os encontrasteis a alguno de los que viajaban en el avión con una cámara?
Fco: “Pues ahora no me acuerdo si iba con cámara o no” sólo recuerdo que todos los trajes de los que estaban allí a pesar de que alguno estaba quemado, conservaban las medallas que se ponían en el pecho”.
P: ¿Cómo fueron los momentos posteriores al accidente?
Fco: “Nos quedamos esperando a que viniese la Guardia y una vez que llegaron nos dispersaron y nos mandaron a cada uno a su casa menos a mi padre y al alcalde de Cueva-Cardiel cuando bajamos era ya tarde. A media noche bajó mi padre de monte y al día siguiente reunió a todos los hombres del pueblo y les estuvo diciendo que por orden de la guardia había que subir a monte a recoger los trozos del avión y dejarlos en el pueblo porque al día siguiente iba a venir un camión a por ellos. Los vecinos de Cueva-Cardiel vinieron también con nosotros y subimos pronto por la mañana, yo y mi padre llevamos un percherón que teníamos en el establo con un carro que utilizábamos para todo y poco a poco al cabo del día fuimos recogiendo el avión del monte y poniendo los trozos amontonados en la plaza, al día siguiente vino un camión y estuvimos cargando los trozos del avión y se lo llevaron, arriba (señala al monte) había bastante más gente, todos ellos militares y guardias”. »
Vecinos de la localidad burgalesa de Alcocero (denominada Alcocero de Mola desde el accidente hasta nuestros días) junto a los restos del aparato siniestrado que ellos mismos tuvieron que bajar desde el monte. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
La mayoría de las teorías apuntan a un accidente como consecuencia de la niebla, y seguramente esta sea la teoría acertada, pero como decimos hay diferentes versiones sobre las causas que hicieron que el aparato acabara estrellándose. Una de estas teorías sostiene que el avión, que como ya hemos dicho había pertenecido inicialmente a la aviación republicana, mantenía su matriculación original, es decir la misma que el aparato tenía en el Reino Unido donde fue adquirido. Esto pudo hacer que alguna batería antiaérea o bien aviones del ejército franquista abrieran fuego contra el avión de Mola. Según recoge el magistrado y juez de instrucción Olegario Somoza Castro en su libro ““La muerte violenta: inspección ocular y cuerpo del delito. Las decisivas primeras 24 horas””, el aparato que todavía volaba con matrícula inglesa, sería atacado al ser confundido con un avión republicano, “inmediatamente el piloto, tal vez con un motor averiado por los disparos, realizó la única maniobra evasiva que podía efectuar para salir con suerte del trance: picar hacia el suelo y volar semienvuelto en la niebla para escapar, pero un cerro se interpuso casi tras haberlo logrado”. Esto explicaría la gran violencia del impacto que se intuye por la localización de los restos y los cuerpos sobre el terreno, que estaría motivada por la gran velocidad que llevaba el aparato para efectuar la maniobra de evasión.
Otras de las posibles teorías sería la del sabotaje, que sería realizado para deshacerse de un personaje que empezaba a resultar incómodo como era el general Mola, aunque esta teoría es bastante improbable dado tal y como se produjeron los hechos. También en el blog “Monumento al General Mola” encontramos una nueva teoría, sostenida por Dionisio Chamorro Miranda, primo del piloto del avión de Mola. Según se recoge en el blog este familiar sostiene:
« “Mi cabeza ofrecería como garantía de que la muerte de Mola se debe a mi primo. Tantas veces se jugó la vida, que jugársela una más y perderla a cambio de aniquilar a un tirano no ha sido cosa que haya tenido que pensar durante mucho tiempo. Él por encima de todo, era anarquista.” El primo del capitán también facilitó que Francisco Chamorro cumplió el servicio militar en el regimiento de la caballería de Villaviciosa en Sevilla en el año 1909. Luego ese regimiento se traslado a África donde más tarde Chamorro pasó a ser asistente del teniente coronel del regimiento; y además futuro marido de su hija por obligación de este. Más tarde Chamorro contra las indicaciones de su suegro, se alejó del ejército y quedo de empleado en los muelles de Melilla. Sobrevino una huelga y participó de manera destacada por lo que el Gobierno lo trajo de nuevo a la península.
Una vez aquí empezó a trabajar en las minas de Ríotinto jugándose la vida como un minero más, pero se celebró otra huelga y volvió a manifestarse de manera superior a los demás y estuvo preso. Al salir de la cárcel la vida del capitán volvió a empezar y retornó a Melilla con su mujer y sus hijos, y dejando atrás su actuación obrera y social se incorporó al Tercio. Una vez allí empezó a escalar posiciones, hasta que llegó al servicio de la aviación y consiguió hacerse piloto, llegando así a ser el más fiable para Mola y dejando en cada vuelo su vida en las manos del capitán. »
Hasta aquí algunas de las teorías, aunque personalmente nos inclinamos a pensar que se trató de un accidente provocado por la niebla. Sea como fuere, la realidad es que la muerte de Mola, dejó el camino totalmente despejado a Franco para ejercer un poder absoluto durante las próximas décadas sin nadie que le hiciera la más mínima sombra. Mola había muerto, ahora quedaba por saber como encajaría la noticia el “Caudillo”.
Recogemos nuevamente el testimonio de Ramón Serrano Suñer, recogido por su biógrafo Ignacio Merino en el libro “Serrano Suñer, conciencia y poder” ya citado en esta crónica. Retomamos el relato del libro sobre Serrano Suñer donde lo dejamos anteriormente:
«El 3 de junio, volando de Vitoria a Burgos, cuando con toda la cuestión iba a plantearle la cuestión a Franco, su aparato se estrelló contra el cerro del Alcocero. Las lenguas desatadas hablaron de sabotaje, el parte oficial lo atribuyó a la niebla y puede que hasta fuera alcanzado por algún caza nacional, pues el general viajaba en un Airspeed Envoy que había pertenecido al ejército republicano y que él confiscó a un desertor que se había pasado al bando nacional.
Serrano guardó las últimas palabras que le escuchó (a Mola) en un cofre sin fondo de lo que pudo ser y no fue, comprendiendo que el último escollo había desaparecido, que ya nada se interpondría a su cuñado. Su baraka no lo abandonaba.
En el cuartel general recibieron la noticia con consternación. Nadie se atrevía a dar la noticia al Caudillo, y tuvo que ser el militar de más edad quien le comunicara la trágica pérdida. El almirante Cervera entró nervioso y emocionado en el despacho de Franco, y ante la mirada de este, empezó a perderse entre circunloquios y lamentos. El Generalísimo, impaciente, corto en seco su agonía.
-Vamos, dígamelo de una vez!
-El… general… Mola ha… perecido en accidente de aviación cuando venía hacia el Cuartel General. Estamos anonadados. No… no sabe cuanto lo lamento, mi general.
Franco hizo un gesto mecánico de recoger un papel. No quería contemplar los ojos húmedos del anciano.
-¡Ah, es eso! Creí que iba usted a decirme que habían hundido el Canarias.
Según Serrano Suñer, cuando el almirante Cervera, visiblemente emocionado y desencajado, comunicó a Franco en su despacho, la noticia de la muerte del general Mola, este con total frialdad le respondió: “¡Ah, es eso! Creí que iba usted a decirme que habían hundido el Canarias.” (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Era demasiado evidente que para él no era una pérdida sino un alivio. Su frialdad ante la noticia traspasó los muros de su despacho y llegó hasta los informes de los embajadores de Inglaterra y Francia. A Vegas Latapié le confió más tarde:
-Mola era un cabezota… Al fin y al cabo no es para tanto, un general que muere en el frente… bueno, pues es casi normal.
Pero quien se había muerto no era solo “un general”, sino la cabeza rectora de aquel Alzamiento, el Director, el hombre que, en definitiva debería haber compartido de alguna forma el poder y la gloria con él.
La memoria de Mola quedó diluida entre la multitud de mártires y caídos. Franco le otorgó el título de duque en 1947, con la tranquilidad de quien corona una cabeza que no puede levantarse y en un gesto inaudito de monarca hacia un vasallo leal. La presidencia del Gobierno, que Mola deseaba en persona distinta a Franco, se unió a los demás cargos que ostentaba el Caudillo y continuó así durante 36 años, hasta que Carrero Blanco -el monago oferente- consiguió, aunque por poco tiempo, el nombramiento. »
Sin duda un impresionante testimonio este de Serrano Suñer, que nos acerca a otra visión de la personalidad, muchas veces intencionadamente maquillada, del general Franco. En línea con este testimonio tenemos la del embajador alemán Von Faupel, quien anotaría en su diario "El Generalísimo, sin duda, se siente aliviado por la muerte de Mola". Franco, sin embargo, ofrecería otra imagen, la del militar y hombre dolido por la muerte de un querido compañero y amigo, y desde el momento de su muerte se encargaría de que la memoria de Mola fuera perpetuada y su figura honrada, muchas calles tomaron el nombre del malogrado general, se realizaron innumerables actos de homenaje. Pero quizá el más simbólico de todos fue la construcción de un grandioso monumento en su honor, erigido en el mismo lugar donde se produjo el accidente. Nuestra próxima crónica estará dedicada a este monumento y parte de su historia.
Florentino Areneros.
LA MUERTE DEL GENERAL MOLA
El pasado 3 de Junio de 2012 se cumplían 75 años del accidente de aviación en el que perdería la vida el general Emilio Mola. El siniestro ocurrió en tierras del municipio burgalés de Alcocero, en el monte de la Brújula, en el lugar que se conoce como “Cerro Perejil”. Con motivo de esta efeméride, me desplacé al lugar de los hechos acompañado de parte del equipo de redacción. Allí nos esperaba nuestro colaborador R. Capa, un auténtico fuera de serie en todo lo relacionado con la Guerra Civil en la provincia de Burgos, como ya dejó de manifiesto en su inigualable artículo sobre el Padre Revilla. De aquella visita guiada al lugar nace esta crónica que tendrá continuidad en una posterior dedicada al monumento construido en el lugar del accidente.
Dos años después de la muerte de Mola, en el lugar del accidente se levantaría un grandioso monumento en su honor y en el de los otros cuatro militares que le acompañaban en aquel vuelo. En la actualidad, este monumento se encuentra abandonado y con un deterioro manifiesto. FOTO JAZ. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
En la muerte del general Mola confluyen todos los ingredientes necesarios para que surjan diferentes teorías que pongan en cuestión la versión oficial de aquel episodio. Como vimos en una crónica publicada hace ahora un año , Emilio Mola fue la persona encargada de organizar y coordinar el golpe militar de julio de 1936, operación que al fracasar desencadenaría la Guerra Civil, motivo por el que sería conocido como “el Director”. Sin embargo Mola iría perdiendo protagonismo según avanzaba la contienda a medida que el prestigio y el poder del general Franco aumentaban.
En los planes iniciales del golpe, una vez que los militares se hubieran hecho con el control de la situación en el país, la persona que habría de tomar las riendas sería el general Sanjurjo, que se encontraba exiliado en Portugal desde que encabezó otro golpe militar fallido contra la República en 1932. Sanjurjo fallecería también en otro accidente de aviación al dirigirse hacia España el 20 de julio de 1936. Tras la muerte de Sanjurjo, el poder en el bando golpista recaería finalmente en el general Franco, quien acapararía todos los resortes de poder asegurándose la continuidad de esta situación una vez finalizada la guerra, algo que no agradaría a muchos de los generales que apoyaron el golpe.
El general Sanjurjo era la persona que habría de tomar el mando de los sublevados una vez consumado el golpe, sin embargo fallecería en otro accidente de aviación cuando se dirigía a España desde Lisboa. En la fotografía vemos los restos del aparato en el que viajaba tras el accidente. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
La idea inicial de Mola era la de realizar un golpe militar contundente y de desenlace fulminante. Una vez culminado el levantamiento, el poder recaería en un directorio militar con el general Sanjurjo a la cabeza, que se encargaría de asegurar el orden en el país, para una vez controlada la situación regresar los militares a los cuarteles regresando el poder a manos de civiles. De la “contundencia” de la operación nos podemos hacer una idea leyendo la “Instrucción Reservada Nº1” redactada por el mismo: "Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas", de esta parte la Historia nos ha dejado ejemplos de cómo se desarrolló el golpe, sin embargo nos quedaremos sin saber como habría sido España de haberse desarrollado los acontecimientos tal y como lo diseño Mola, sobre todo teniendo en cuenta que: “La conquista del poder ha de efectuarse aprovechando el primer momento favorable y a ella han de contribuir las Fuerzas Armadas, conjuntamente con las aportaciones que en hombres y elementos de todas clases faciliten los grupos políticos, sociedades e individuos aislados que no pertenezcan a partidos, sectas y sindicatos que reciben inspiraciones del extranjero: socialistas, masones, anarquistas, comunistas, etc.”
Félix Maíz fue ayudante personal del general Mola desde la primavera de 1936 hasta su muerte, a la muerte del general Franco publicaría un libro de memorias en el que se recogían algunas polémicas opiniones de Mola respecto a la actuación de Franco durante el golpe y la guerra. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Sin embargo como todos sabemos el golpe fracasó, comenzó la Guerra Civil, y también las diferencias entre Mola y Franco, un terreno donde nuevamente las diferentes versiones según autores, nos aseguran la polémica. Tal vez una de las obras que desde la cercanía personal más nos puedan aportar sea el libro “Mola frente a Franco” de Félix Maíz, el ayudante civil del general Mola desde la primavera de 1936 hasta la muerte del general. Un testigo de excepción que vivió en primera persona muchos de los acontecimientos más destacados de toda esta historia. El libro de Maíz no fue publicado hasta la muerte del general Franco, lo que nos puede dar una orientación de cual es su contenido. En este trabajo, el secretario de Mola nos muestra los desencuentros entre ambos generales, que ya comenzarían durante el mismo desarrollo del golpe. Según recoge Maíz, Mola responsabiliza a Franco de alguna forma, debido a sus dudas y precauciones iniciales, del fracaso del golpe: "Esas treinta y ocho horas de retraso en la toma del mando del general Franco en Marruecos se van a convertir en muchos meses de guerra", según el autor Mola llegó a manifestar refiriéndose a la situación en Marruecos: "Si llego a estar en el otro lado, esto se había concluido".
Pese a sus diferencias, Mola siempre acató con respeto y obediencia las decisiones del que fuera proclamado “Caudillo” por el bando sublevado. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Pero seguramente el mayor fracaso de Mola respecto a Franco, fue el no impedir que Franco se hiciera con un poder absoluto dentro del bando sublevado. Franco sería nombrado Generalísimo el primero de octubre de 1936 en la finca del ganadero Pérez Tabernero, en Salamanca, una reunión en la que unos militares apoyaron a Franco y otros a Mola, produciéndose un empate en la primera votación, aunque Mola finalmente se retiró de la pugna y se mostró partidario de que fuera Franco el elegido para ocupar el cargo, con la decepción de algunos militares que le apoyaban o que no veían con buenos ojos que el poder se concentrara en una figura como la de Franco. Posteriormente tras la unificación de la Falange y los Carlistas en abril del 37, Franco acapararía tanto el poder militar como el político, constituyéndose en una figura similar a la de Hitler en Alemania o Mussolini en Italia. Según recoge el general Kindelán en sus memorias, el general Cabanellas tras aquella decisión manifestó: «Ustedes no saben lo que han hecho, porque no lo conocen como yo, que lo tuve a mis órdenes en el Ejército de África como jefe de una de las unidades de la columna a mi mando; y si, como quieren, va a dársele en estos momentos España, va a creerse que es suya y no dejará a nadie que lo sustituya en la guerra ni después de ella, hasta su muerte; sin que tenga que decir nada de sus prendas militares, morales ni de otro tipo, que soy el primero en reconocer.»
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Pese a haber apoyado la elección de Franco, Mola comenzó a no ver con buenos ojos la concentración excesiva de poder en manos del “Caudillo” y tampoco la forma en la que se estaba llevando la guerra, Mola se opuso al bombardeo de Guernica. Las discrepancias fueron en aumento, Mola pronunciaría dos encendidos discursos en Radio Burgos, que no gustaron a Franco, y cuando tenía preparado un tercero, Franco le impidió leerlo según recoge Maíz con un rotundo “tú te callas”.
Emilio Mola ocuparía San Sebastián en las semanas posteriores al golpe (en la imagen), sin embargo el avance de sus columnas sería detenido en la sierra de Madrid. En el momento de su muerte se encontraba dirigiendo la Campaña del Norte y Bilbao sería ocupado dos semanas después del accidente. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Otro testigo de excepción de la relación entre Mola y Franco es Ramón Serrano Suñer, cuñado del general Franco y una de las personas con más influencia y poder político durante la guerra y los primeros años del franquismo. En el libro “Serrano Suñer, conciencia y poder” de su biógrafo Ignacio Merino , encontramos algunos párrafos muy interesantes que nos pueden dar una idea de cómo era la relación entre ambos generales. Refiriendose a las fechas previas a la muerte de Mola, Serrano Suñer sostiene:
Ramón Serrano Suñer, además de cuñado del general Franco, era una de las personas con más poder e influencia en el bando sublevado. En sus memorias ofrece testimonios de indudable interés sobre las relaciones entre Mola y Franco. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
«A esas alturas, el único desafió a su autoridad era el general Mola. Muerto Sanjurjo en los primeros días de la guerra, fusilado Goded y recluido Queipo de Llano en su feudo sevillano, solo quedaba la sombra amenazante del Director, que aunque acató con nobleza la entronización de Franco, no veía con buenos ojos la excesiva concentración de poderes.
-Me alegro de tu nombramiento como generalísimo, jefe del estado y de ese partido tuyo, pero las labores de gobierno y de retaguardia exigen mayor dedicación, mi general.
Franco callaba molesto, y luego se desquitaba con su cuñado.
-Este Mola es un majadero. Claro, como es socialista, ya se sabe.
Había también diferencias de opinión en cuanto a la conducción de la guerra. A Mola le disgustaba la guerra de desgaste y aniquilación emprendida por Franco y su obsesión por tomar Madrid. Era más partidario de tomar el Norte a base de masivos bombardeos aéreos, pensando que Madrid caería por su propio peso. También quiso, al principio de la guerra, que se respetase el régimen republicano y la bandera tricolor.
A finales de Mayo tuvieron un encuentro en Burgos en el que Mola insinuó cierto reparto de poderes. Franco le atajó hablando de la importancia del liderazgo único y de la misión que la Historia le encomendaba. Al salir del despacho, Emilio Mola se encontró con Serrano Suñer. El general iba hecho una furia.
-¿Qué tal mi general?
-Mal Serrano, mal. El Caudillo ya no escucha. Ese coro de aplaudidores lo tiene cegado, pero yo ya estoy determinado. El próximo día que venga pienso proponerle oficialmente que me deje asumir la jefatura del Gobierno y que se quede con la del Ejercito, el Estado y el Partido. ¿Qué le parece a usted?.
-Pues que no lo va a tener fácil.
-Bien, ya hablaremos, ahora tengo que irme. Hasta pronto.
No volvieron a verse. »
Pero es el día previo al accidente, y el motivo del viaje, lo que puede haber despertado más dudas, según Serrano Suñer, este viajaba a Burgos para solicitar al “Caudillo” la jefatura del gobierno como hemos visto. Por su parte Maíz recoge que la anoche anterior a su muerte, Mola sostuvo una conversación con Franco en la que le escuchó decir: "No lo comprendo. Repito. Yo no paso por eso", antes de colgar dando un sonoro golpe con el teléfono.
A la mañana siguiente, Mola embarcaría en el avión en el que se desplazaba habitualmente, un Airspeed AS-6 Envoy, un avión con una curiosa historia tras de sí. Este aparato había pertenecido al Ejército Republicano, pero el 26 de septiembre de 1936 el piloto Fernando Rein Loring deserta y consigue aterrizar en Pamplona , pasando el aparato al grupo 41 de la Aviación Nacional. Desde ese momento el avión sería utilizado por el general Mola para sus desplazamientos, siendo su piloto habitual el capitán Chamorro.
Fernando Rein Loring, era un consumado piloto antes de iniciarse la guerra. Entre sus hazañas figura un vuelo en solitario entre Madrid y Manila. Comenzó la guerra en el bando republicano, consiguiendo pasarse al enemigo con el aparato que posteriormente utilizaría el general Mola para sus desplazamientos y con el que encontraría la muerte. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
A las diez y cuarto de la mañana el genral Mola sube en Vitoria al avión. Con el viajan el capitán Chamorro, un mecanico: el sargento Barreda , el teniente coronel Pozas y el comandante de Estado Mayor Senac.
El avión despega y en su vuelo sigue la carretera hacia Burgos, algunos minutos más tarde sobrevuela Miranda de Ebro y Pancorbo, a las diez y treinta y cinco el avión sigue el curso del río Oca a la altura de Briviesca. Una espesa niebla cubre el monte de la Brújula, entre Castil de Peones y la aldea de Alcocero, y el avión, que volaba a baja altura, se acaba estrellando. Una gran explosión es escuchada por muchas personas que se encuentran trabajando en las labores agrícolas en los alrededores, cuando se dirigen al lugar donde se ha producido el accidente, encuentran los cinco cadáveres muy desfigurados y a gran distancia unos de otros, el impacto ha sido brutal.
Fotografía de un Airspeed Envoy de la LAPE (Líneas Aéreas Postales Españolas) idéntico al utilizado por Mola y con el que sufriría el mortal accidente. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
En el muy interesante y recomendable blog “Monumento al General Mola”, que aporta mucha e interesante información sobre el accidente y la construcción del monumento, se recoge una entrevista con un testigo de excepción, Francisco Romera López, que sería alcalde de Alcocero entre 1938 y 1962 además de testigo directo de aquel episodio, preguntado sobre lo ocurrido el día del accidente responde:
«De ese día lo recuerdo bastante bien. Estaba con mi padre segando la cebada y oímos un golpe muy fuerte en el monte ahí arriba (señala el monte de la Brújula) y desde aquí no se ve porque se estrelló en el otro lado, pero empezó a salir humo y nosotros estábamos en una tierra que tenemos en Cueva-Cardiel, y entonces subimos por el camino que hay en ese pueblo hasta arriba con un montón de gente de allí que subió con nosotros, según estamos llegando arriba empezó a llover y nos pusimos de agua… Entonces nos metimos debajo de unos pinos que había allí y cuando escampó fuimos un poco por el cerro al otro lado y vimos un avión que estaba quemado y un vecino de los de Alcocero bajó corriendo al pueblo a llamar a la Guardia Civil desde la cabina del pueblo, mientras tanto nosotros nos acercamos un poco dando voces haber si había alguien dentro y no contestaba nadie, me acuerdo que rodeé el avión con otros dos y un poco más abajo había más piezas, bajamos hasta allí y había dos personas quemadas al lado de las piezas, me acuerdo que nos echamos las manos a la cabeza (se echa las manos a la cabeza mientras lo iba contando) y les di una voz a los que estaban allí arriba con el resto del avión y bajó mi padre con más gente y nos pusimos a mover lo cachos del avión que había allí y resulta que debajo de una plancha de acero encontramos a otro.
P: ¿Pudisteis identificar a alguno?
Fco: “No, estaban quemados, sabíamos que eran militares porque llevaban el traje, pero no nos imaginábamos que iba a ser Mola el que estaba allí muerto, suponíamos que era alguien importante porque antes raro era el avión que no llevaba a algún comandante importante o algún alto cargo”.
P: ¿Según dicen varias fuentes, Mola apareció muerto con su cámara de fotos al cuello os encontrasteis a alguno de los que viajaban en el avión con una cámara?
Fco: “Pues ahora no me acuerdo si iba con cámara o no” sólo recuerdo que todos los trajes de los que estaban allí a pesar de que alguno estaba quemado, conservaban las medallas que se ponían en el pecho”.
P: ¿Cómo fueron los momentos posteriores al accidente?
Fco: “Nos quedamos esperando a que viniese la Guardia y una vez que llegaron nos dispersaron y nos mandaron a cada uno a su casa menos a mi padre y al alcalde de Cueva-Cardiel cuando bajamos era ya tarde. A media noche bajó mi padre de monte y al día siguiente reunió a todos los hombres del pueblo y les estuvo diciendo que por orden de la guardia había que subir a monte a recoger los trozos del avión y dejarlos en el pueblo porque al día siguiente iba a venir un camión a por ellos. Los vecinos de Cueva-Cardiel vinieron también con nosotros y subimos pronto por la mañana, yo y mi padre llevamos un percherón que teníamos en el establo con un carro que utilizábamos para todo y poco a poco al cabo del día fuimos recogiendo el avión del monte y poniendo los trozos amontonados en la plaza, al día siguiente vino un camión y estuvimos cargando los trozos del avión y se lo llevaron, arriba (señala al monte) había bastante más gente, todos ellos militares y guardias”. »
Vecinos de la localidad burgalesa de Alcocero (denominada Alcocero de Mola desde el accidente hasta nuestros días) junto a los restos del aparato siniestrado que ellos mismos tuvieron que bajar desde el monte. (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
La mayoría de las teorías apuntan a un accidente como consecuencia de la niebla, y seguramente esta sea la teoría acertada, pero como decimos hay diferentes versiones sobre las causas que hicieron que el aparato acabara estrellándose. Una de estas teorías sostiene que el avión, que como ya hemos dicho había pertenecido inicialmente a la aviación republicana, mantenía su matriculación original, es decir la misma que el aparato tenía en el Reino Unido donde fue adquirido. Esto pudo hacer que alguna batería antiaérea o bien aviones del ejército franquista abrieran fuego contra el avión de Mola. Según recoge el magistrado y juez de instrucción Olegario Somoza Castro en su libro ““La muerte violenta: inspección ocular y cuerpo del delito. Las decisivas primeras 24 horas””, el aparato que todavía volaba con matrícula inglesa, sería atacado al ser confundido con un avión republicano, “inmediatamente el piloto, tal vez con un motor averiado por los disparos, realizó la única maniobra evasiva que podía efectuar para salir con suerte del trance: picar hacia el suelo y volar semienvuelto en la niebla para escapar, pero un cerro se interpuso casi tras haberlo logrado”. Esto explicaría la gran violencia del impacto que se intuye por la localización de los restos y los cuerpos sobre el terreno, que estaría motivada por la gran velocidad que llevaba el aparato para efectuar la maniobra de evasión.
Otras de las posibles teorías sería la del sabotaje, que sería realizado para deshacerse de un personaje que empezaba a resultar incómodo como era el general Mola, aunque esta teoría es bastante improbable dado tal y como se produjeron los hechos. También en el blog “Monumento al General Mola” encontramos una nueva teoría, sostenida por Dionisio Chamorro Miranda, primo del piloto del avión de Mola. Según se recoge en el blog este familiar sostiene:
« “Mi cabeza ofrecería como garantía de que la muerte de Mola se debe a mi primo. Tantas veces se jugó la vida, que jugársela una más y perderla a cambio de aniquilar a un tirano no ha sido cosa que haya tenido que pensar durante mucho tiempo. Él por encima de todo, era anarquista.” El primo del capitán también facilitó que Francisco Chamorro cumplió el servicio militar en el regimiento de la caballería de Villaviciosa en Sevilla en el año 1909. Luego ese regimiento se traslado a África donde más tarde Chamorro pasó a ser asistente del teniente coronel del regimiento; y además futuro marido de su hija por obligación de este. Más tarde Chamorro contra las indicaciones de su suegro, se alejó del ejército y quedo de empleado en los muelles de Melilla. Sobrevino una huelga y participó de manera destacada por lo que el Gobierno lo trajo de nuevo a la península.
Una vez aquí empezó a trabajar en las minas de Ríotinto jugándose la vida como un minero más, pero se celebró otra huelga y volvió a manifestarse de manera superior a los demás y estuvo preso. Al salir de la cárcel la vida del capitán volvió a empezar y retornó a Melilla con su mujer y sus hijos, y dejando atrás su actuación obrera y social se incorporó al Tercio. Una vez allí empezó a escalar posiciones, hasta que llegó al servicio de la aviación y consiguió hacerse piloto, llegando así a ser el más fiable para Mola y dejando en cada vuelo su vida en las manos del capitán. »
Hasta aquí algunas de las teorías, aunque personalmente nos inclinamos a pensar que se trató de un accidente provocado por la niebla. Sea como fuere, la realidad es que la muerte de Mola, dejó el camino totalmente despejado a Franco para ejercer un poder absoluto durante las próximas décadas sin nadie que le hiciera la más mínima sombra. Mola había muerto, ahora quedaba por saber como encajaría la noticia el “Caudillo”.
Recogemos nuevamente el testimonio de Ramón Serrano Suñer, recogido por su biógrafo Ignacio Merino en el libro “Serrano Suñer, conciencia y poder” ya citado en esta crónica. Retomamos el relato del libro sobre Serrano Suñer donde lo dejamos anteriormente:
«El 3 de junio, volando de Vitoria a Burgos, cuando con toda la cuestión iba a plantearle la cuestión a Franco, su aparato se estrelló contra el cerro del Alcocero. Las lenguas desatadas hablaron de sabotaje, el parte oficial lo atribuyó a la niebla y puede que hasta fuera alcanzado por algún caza nacional, pues el general viajaba en un Airspeed Envoy que había pertenecido al ejército republicano y que él confiscó a un desertor que se había pasado al bando nacional.
Serrano guardó las últimas palabras que le escuchó (a Mola) en un cofre sin fondo de lo que pudo ser y no fue, comprendiendo que el último escollo había desaparecido, que ya nada se interpondría a su cuñado. Su baraka no lo abandonaba.
En el cuartel general recibieron la noticia con consternación. Nadie se atrevía a dar la noticia al Caudillo, y tuvo que ser el militar de más edad quien le comunicara la trágica pérdida. El almirante Cervera entró nervioso y emocionado en el despacho de Franco, y ante la mirada de este, empezó a perderse entre circunloquios y lamentos. El Generalísimo, impaciente, corto en seco su agonía.
-Vamos, dígamelo de una vez!
-El… general… Mola ha… perecido en accidente de aviación cuando venía hacia el Cuartel General. Estamos anonadados. No… no sabe cuanto lo lamento, mi general.
Franco hizo un gesto mecánico de recoger un papel. No quería contemplar los ojos húmedos del anciano.
-¡Ah, es eso! Creí que iba usted a decirme que habían hundido el Canarias.
Según Serrano Suñer, cuando el almirante Cervera, visiblemente emocionado y desencajado, comunicó a Franco en su despacho, la noticia de la muerte del general Mola, este con total frialdad le respondió: “¡Ah, es eso! Creí que iba usted a decirme que habían hundido el Canarias.” (Haga clic en la imagen para verla ampliada).
Era demasiado evidente que para él no era una pérdida sino un alivio. Su frialdad ante la noticia traspasó los muros de su despacho y llegó hasta los informes de los embajadores de Inglaterra y Francia. A Vegas Latapié le confió más tarde:
-Mola era un cabezota… Al fin y al cabo no es para tanto, un general que muere en el frente… bueno, pues es casi normal.
Pero quien se había muerto no era solo “un general”, sino la cabeza rectora de aquel Alzamiento, el Director, el hombre que, en definitiva debería haber compartido de alguna forma el poder y la gloria con él.
La memoria de Mola quedó diluida entre la multitud de mártires y caídos. Franco le otorgó el título de duque en 1947, con la tranquilidad de quien corona una cabeza que no puede levantarse y en un gesto inaudito de monarca hacia un vasallo leal. La presidencia del Gobierno, que Mola deseaba en persona distinta a Franco, se unió a los demás cargos que ostentaba el Caudillo y continuó así durante 36 años, hasta que Carrero Blanco -el monago oferente- consiguió, aunque por poco tiempo, el nombramiento. »
Sin duda un impresionante testimonio este de Serrano Suñer, que nos acerca a otra visión de la personalidad, muchas veces intencionadamente maquillada, del general Franco. En línea con este testimonio tenemos la del embajador alemán Von Faupel, quien anotaría en su diario "El Generalísimo, sin duda, se siente aliviado por la muerte de Mola". Franco, sin embargo, ofrecería otra imagen, la del militar y hombre dolido por la muerte de un querido compañero y amigo, y desde el momento de su muerte se encargaría de que la memoria de Mola fuera perpetuada y su figura honrada, muchas calles tomaron el nombre del malogrado general, se realizaron innumerables actos de homenaje. Pero quizá el más simbólico de todos fue la construcción de un grandioso monumento en su honor, erigido en el mismo lugar donde se produjo el accidente. Nuestra próxima crónica estará dedicada a este monumento y parte de su historia.
Florentino Areneros.
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