Una imagen de los diestros que intervinieron en el festejo. De izquierda a derecha: Fernando Hernández “Malospelos”, Ángel Viñas “Pajaritas”, Pedro García Bilbao “Alcarreño” y un espontáneo del que desconocemos su identidad. (Haga clic en cualquiera de las imágenes para verla ampliada).
¿ASESINÓ FRANCO AL GENERAL BALMES?
El pasado martes 13 de Marzo se vivía una inusual expectación entre lo más granado de la afición a nuestra guerracivilmaquia. Esa tarde estaba anunciada la ansiada reaparición ante el publico de Madrid de un de los grandes maestros de todos los tiempos, el inigualable maestro Ángel Viñas “Pajaritas”, una leyenda viva de este noble arte, que habría de lidiar el soberbio ejemplar de su propio hierro con el sonoro nombre de “la conspiración del general Franco”. Para tamaño acontecimiento la empresa organizadora eligió un lugar acorde con la categoría del diestro, ni más ni menos que el monumental coso del Ateneo de Madrid, donde tantas tardes de gloria han podido disfrutar los aficionados desde hace décadas. El cartel lo completaban otros dos afamados diestros de contrastada trayectoria: el “guadalajarí” Pedro García Bilbao “Alcarreño” y Fernando Hernández Sánchez “Malospelos”.
Desde horas antes del festejo, ya se podían ver corrillos de aficionados en las inmediaciones del 21 de la calle del Prado, donde se ubica este histórico coso, la expectación era tal que los reventas hicieron su agosto, dado que se agotó el papel a los pocos minutos de abrirse las taquillas. Al poco de abrirse las puertas, en los tendidos no cabía un alfiler, los aficionados compartían opiniones y debatían acaloradamente: ¿estaría el maestro a la altura de las expectativas?, ¿daría una espantá?, ¿se arrimarían los compañeros de cartel o harían de meras comparsas del maestro?. Todo estaba por decidir, el morlaco prometía dar mucho juego, y en el aire se respiraba ese ambiente que precede a las grandes tardes de gloria y triunfo.
Algunos de los asistentes al festejo. De izquierda a derecha: “Moncloveño”, “Inés Tremis”, “Cuatro Vientos” y una elegante señora que se sumó a la foto.
En los tendidos se encontraban algunas de las principales personalidades de este mundo de la guerracivilmaquia, destacando entre todos ellos la portentosa figura de ese también portentoso diestro de la Cuesta de Areneros que lleva por nombre “Moncloveño”, que no paró de firmar autógrafos y fotografiarse con todo aquel aficionado que se lo solicitaba. También se encontraban en los tendidos algunos de los mas distinguidos socios de esa benemérita asociación que es Gefrema, encabezados por una deslumbrante y elegante Inés Tremis, que no quiso perderse este acontecimiento, y junto a ella esa indiscutible figura del arte de la guerracivilmaquia que es el inconmensurable “Cuatro Vientos”.
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Con la puntualidad habitual en los festejos que se celebran en esta plaza, los tres diestros comenzaron el paseíllo recibiendo una cariñosa ovación de un público entregado de antemano. Sonaron clarines y timbales, y saltó a la arena “Alcarreño” para lidiar el primero de la tarde, el coso estaba “abarrotao” con espectadores incluso en el burladero, el lleno era apoteósico, tanto que en la mesa junto a los tres diestros tomó asiento un espontáneo de estética sandinista que permanecería allí sentado en la mesa durante toda la lidia, aunque no dijo ni mú durante toda la corrida.
Los diestros en el solemne momento del paseíllo.
Abría plaza el consagrado diestro Pedro García Bilbao “Alcarreño”. Lucía el diestro mielero, al que vimos hecho un “pinsé”, un elegante traje color cobalto. Su faena fue breve, sabedor de que el público ansiaba ver al maestro Viñas, limitándose a unos pases de recibo destinados a presentar tanto el libro como a los maestros que habrían de lidiar a continuación. Comenzó “Alcarreño” señalando que se trata de una reedición ampliada, de una obra que es novedosa en la trayectoria de un autor como Viñas aconstumbrado a lidiar con trabajos de mayor extensión, que abarcan aspectos más amplios de la Historia, no un tema tan concreto como el de este libro. Finalizó su faena de aliño agradeciendo al autor el prestarse a compartir este momento con el público que reventaba la sala.
A continuación salto al albero Fernando Hernández Sánchez, “Malospelos”, que vestía traje campero. En el brindis ya anunció que su faena sería breve, al igual que su antecesor, y a fe que lo cumplió. Comenzó sus lances destacando la importancia de este trabajo de Viñas a la hora de desmitificar la historiografía franquista. A continuación se echó la muleta a la izquierda, para enlazar diversas series de naturales centradas en la perseverancia de los mitos franquistas en la enseñanza (recordemos su condición de maestro), señalando cómo en muchos libros de texto se sigue considerando la muerte de Calvo Sotelo como el detonante de la Guerra Civil por poner un ejemplo entre muchos, de cómo se está formando la mentalidad de los nuevos ciudadanos en lo que fue realmente la guerra y su significado (algo similar a lo que manteníamos en una crónica anterior: La Caverna).
Cambió de terrenos “Malospelos” y se ciñó en la brega del libro de Viñas, una obra que consigue demoler con evidencias apoyadas en una sólida fuente documental las teorías que cuestionan la legitimidad del estado republicano. El asesinato de Balmes sería el primero de una larga serie que continuaría con Virgilio Leret, Medel, García Pita y un largo etcétera de militares que decidieron defender la legalidad republicana. Nuevamente volvió a elogiar el apego de Viñas a la fuente documental, aunque es este un libro que se lee de manera muy amena, como si tratara de una novela negra. Este libro está destinado a abrir una línea de investigación que sin ninguna duda seguirá dando sus frutos. Finalizó su faena de tremendo volapié anunciando la próxima aparición del “contradiccionario”, que ha de ser un “arma de combate” por la Historia, frente al Diccionario que ha elaborado la Real Academia de la Historia. Su actuación fue premiada con una calurosa ovación del respetable.
El general Franco (centro) junto al general Balmes (derecha) en una fotografía tomada en Mayo de 1936.
Finalizada la faena de “Malospelos”, ese run-run tan característico que precede a las tardes de gloria comenzó a extenderse por los abarrotados tendidos, donde los aficionados acomodaban nerviosos sus almohadillas sobre el cemento, preparándose para lo que había de venir. La temperatura había ido en aumento durante las faenas de los dos diestros precedentes, llegando incluso algunos aficionados de los tendidos de sol a sufrir pequeños mareos, lo que obligó a que unos pocos hubieran de abandonar la sala para recuperar el resuello.
Restablecida la calma en los tendidos, saltó al albero el maestro, a la par que un silencio maestrante se apoderaba de los tendidos. Vestía el maestro madrileño un elegante terno en azabache, con corbatín grana en pajarita, como es habitual en él. Sus primeras palabras durante el brindis fueron para indicar que se encontraba abrumado por el recibimiento ofrecido por tan numerosa audiencia. Tras ello arrojó hacia atrás la montera con total desprecio de toda superstición, y a pasito lento con la mirada fija en el horizonte se dirigió al centro del platillo, y allí, clavando las zapatillas en la arena esperó firme la salida del morlaco. Todos los presagios auguraban que iba a haber faena, sin ninguna duda podríamos estar hablando de Viñas como el indiscutible número uno del escalafón de la guerracivilmaquia si no fuera por la presencia de “Moncloveño”, que desde su regreso a los ruedos ocupa ese puesto de honor de manera incontestable por méritos propios.
El maestro Viñas brinda su faena a los aficionados que abarrotaban los tendidos.
En muchas ocasiones y en diferentes cosos hemos visto a “Pajaritas”, cuajar faenas en las que repite las mismas tandas de pases, una faena en la que lance tras lance, va desgranando la génesis y desarrollo de la Guerra Civil, destacando el abandono por parte de las potencias democráticas a la República, y como esta se tuvo que agarrar a la ayuda soviética, así como destacar la ingente ayuda que recibieron los sublevados por parte de las potencias totalitarias, lo que acabaría por inclinar definitivamente la situación, terminando indefectiblemente estas faenas que podríamos denominar “faena estándar” con un estoconazo al coronel Casado en todo lo alto, de efectos fulminantes y que provoca una explosión de júbilo en los tendidos . Se trata de una faena muy pulcra y aseada, donde el diestro demuestra poseer un gran poderío y dominio de la técnica, pero cuando la has contemplado un par de veces, y conociendo las cualidades y virtudes de este diestro, son faenas que acaban sabiendo a poco. Sin embargo en esta ocasión se le veía dispuesto a destapar el tarro de las esencias y cuajar una de esas apoteósicas faenas que los buenos aficionados dentro de unos años, emocionados, narraran a sus nietos.
Como decíamos el diestro se situó en el centro del redondel aguardando la salida del burel, un soberbio ejemplar que prometía dar mucho juego: el asesinato del general Balmes ordenado por el general Franco días antes de producirse el alzamiento. Sin duda un morlaco de estas características puede llevarte directo a la Puerta Grande o a la enfermería si no se sabe lidiar correctamente, frenar el ímpetu de la salida y sobre todo la ligazón, son indispensables para llevarlo toreado en todo momento. Y para fajarse con estas ganaderías el maestro Viñas es todo un especialista, y así desde el primer momento aplicó con mano firme los tres principios básicos del toreo que ya marcara Pepe-Hillo en su tauromaquia: “parar, templar y mandar”, los cuales son perfectamente aplicables a este noble arte de la guerracivilmaquia.
Un retrato del general Balmes.
Un asesinato a sangre fría ordenado por el propio Franco unos días antes de que se produjera la sublevación, es un tema de características tan explosivas, que si no se maneja adecuadamente puede acabar por explotarte en las propias manos. Sin embargo Ángel Viñas fue realizando tanda a tanda una lidia sosegada, llevando al morlaco embarcado en la muleta en todo momento, eligiendo adecuadamente los terrenos a cada lance y evitando los enganchones tan habituales con ejemplares de estos encastes.
Comenzó la brega relatando como a partir de un testimonio de una reunión entre Balmes y Franco, de la que el primero saldría visiblemente contrariado, pudo ir tejiendo mediante diversas evidencias y documentación, el hilo de su relato, que le habría de conducir hasta el mismo asesino del general. Según comentó Viñas, la muerte de Balmes y la explicación oficial que se dio de la misma es “algo insólito” como lo definió el malogrado Gabriel Cardona. La muerte de Balmes hay que incluirla en un entramado mucho más amplio que podría incluso llegar a salpicar a los servicios secretos de algún país. Para Viñas, la versión que ofrece el comandante Pinto de la Rosa sobre la muerte del general es “un cuento chino”, la muerte a causa de un disparo accidental en pleno vientre de una persona experta en el manejo de armas es algo que no se cree nadie.
Fotografía del entierro del general Balmes que se celebró en Las Palmas de Gran Canaria. Al frente de la comitiva distinguimos al general Franco.
Tanda a tanda, Viñas fue descubriendo todas las evidencias que apuntalan su teoría, empezando por el Dragón Rapide: ¿Por qué tenía orden de aterrizar en Las Palmas si Franco se encontraba en Tenerife?, también explicó como descubrió en los archivos británicos que uno de los pasajeros del avión, el coronel Pollard, había pertenecido anteriormente al Servicio Secreto de su Graciosa Majestad Británica. Curiosamente tras la muerte de Pollard y mientras se procedía a su inhumación, unos “cacos” entraron en su casa y no se llevaron ni joyas ni objetos de valor, si no casualmente los documentos del piloto fallecido. Algo que también ocurrió con otra documentación relacionada con estos episodios, como la de la autopsia de Balmes, y muchos otros documentos relacionados con este caso cuya pista se ha perdido “misteriosamente”. El diestro madrileño también aseguró poder señalar casi con total seguridad al asesino físico del general Balmes, a la persona que apretó el gatillo, pero siguiendo los consejos de sus abogados finalmente no lo hizo en el libro para evitar posibles querellas. En otro momento de la lidia confesó que este misterioso “Señor X”, se trataba de un militar, un mal militar para ser más exactos, que en 1947 escribiría a Franco pidiéndole que le sacara de un problema en el que se encontraba metido. De cualquier manera, según Viñas, la lectura de su libro ofrece numerosas pistas que nos pueden llevar a descubrir sin lugar a dudas la identidad de este enigmático personaje que asesinó al general Balmes.
El avión modelo Dragón Rapide en el que el general Franco se desplazó desde el archipiélago canario hasta el Marruecos Español. Este avión se conserva en el Museo del Aire de Cuatro Vientos.
La hipótesis que plantea Viñas de basa en sólidas evidencias, con las que el autor quiere arrojar luz sobre lo que denominó el “lado oscuro” de Franco descubriendo su verdadera personalidad, así como el papel que realmente jugó en el golpe, un papel que ha sido maquillado a lo largo de muchos años por estudios historiográficos poco serios, cuando no directamente falaces, que han tratado de alguna forma de legitimar su actuación. Para Viñas. el general Franco es un personaje que en algunos episodios como fue el del “Oro de Moscú” se comportó como un “imbécil”, “como un niñato”, muy mal asesorado por sus más fieles escuderos, individuos de una gran mediocridad también. Aprovechó estos lances el maestro para hacer un poco de pedagogía sobre el estudio de la historia, aseverando que las claves para desmitificar a Franco se encuentran en los propios archivos españoles, pero que hay que saber buscar e interpretar, respetando los hechos, contextualizando la evidencia. Para Viñas, que se declaró seguidor de la escuela británica, una interpretación neutral de la historia es metafísicamente imposible, la historia no es lo que ha pasado, porque lo que ha pasado en su totalidad es incognoscible, la historia es lo que los historiadores dicen que ha pasado, de ahí que no pueda haber historia definitiva, la historia hay que revisarla constantemente, hay que ser “revisionista” (no confundir con otros píos historiadores que se denominan así), ese es el buen historiador, el que vuelve a revisar lo ya estudiado. No en vano confesó que este libro era uno de los trabajos que más le había costado completar.
Portada del libro de Ángel Viñas que fue presentado el pasado martes.
Finalizó su apoteósica lidia, cuadrando al morlaco para ejecutar el volapié, sintetizando su tesis: Franco decidió el asesinato de Balmes el 5 o 6 de Julio, tras comprobar en la reunión que tuvo con él que no se sublevaría. Balmes no era sospechoso de izquierdismo, pero no cabía duda de su lealtad al juramento que había prestado a la República. La eliminación de Balmes garantizaba el éxito de la sublevación en todo el archipiélago, así como el de toda la operación urdida para garantizar la participación de Franco en el golpe que se acabaría produciendo el 17 de julio.
Finalizada la actuación de “Pajaritas” los tendidos se poblaron de pañuelos pidiendo los máximos trofeos para el diestro de la Complutense, que tuvo que salir dos veces a los medios a saludar en medio de una atronadora ovación.
El general Franco fotografiado junto al comandante Rogelio Azaola en el aeródromo de Tablada de Sevilla, cuando el primero se traslado a la península a finales del mes de julio de 1936.
Tras ello se inició un debate entre los diestros y los aficionados, y nuevamente se volvieron a reproducir las malas prácticas que venimos mencionando en diversas ocasiones. Es moneda común en muchos debates y coloquios posteriores a los festejos, sobre todo en los que hay gran afluencia de público, la presencia de lo que se denomina el “espontáneo”, que no es otra cosa que un aficionado que reclama una oportunidad. Para conseguir su propósito, suele permanecer agazapado en su localidad con una muletilla que habitualmente trae preparada de casa (aunque en algunos casos se improvisa utilizando un jersey o la propia camisa) y cuando llega el momento oportuno salta al callejón, y desde allí a la arena con la intención de lidiar al morlaco que se encuentra en ese momento en el ruedo. Aunque algunos aficionados (los más pachangueros, esa es la verdad) jalean a veces estos comportamientos, los buenos aficionados suelen ser críticos con ellos, sobre todo teniendo en cuenta que en muchas ocasiones estas conductas han provocado serios percances y tremendas cogidas, incluidas las del propio espontáneo en la mayoría de las ocasiones, y sin olvidar que este revuelo acaba en muchas ocasiones desviando la atención de morlaco, lidiadores y espectadores, echando a perder lo que hasta ese momento era una memorable faena. En estos debates, los aficionados deben ceñirse en sus lances en simplemente colocar el toro en suerte para que el lidiador de turno se luzca con la realización de un soberano quite, o bien avisar de alguna característica del burel que haya pasado desapercibida, para que pueda ser aprovechada por los toreros que componen el cartel en magistral tanda de pases. Lo demás como digo, son brindis al sol y enturbiar la faena, lo que muchas veces acaba produciendo encendidos intercambios en los tendidos que en algunas ocasiones pueden degenerar en auténticas broncas, como estuvo a punto de ocurrir el pasado martes en el monumental coso del Ateneo de Madrid.
Cierro esta vibrante crónica con lo que es una mala noticia para algunos, y sin embargo una buena noticia para muchos otros: el inminente fin de la crónica taurinoguerracivilera. Así es queridos amigos, los nuevos tiempos y las nuevas tecnologías van arrinconando poco a poco a los últimos de Filipinas de la crónica escrita de la guerracivilmaquia, desbordados por el arrasador poder de estos nuevos medios que imparables llegan hasta el último rincón de nuestros hogares. Así, el pasado martes mientras este pobre amanuense anotaba en una cuartilla cuanto detalle parecía de interés, a su lado, erguida en su trípode, orgullosa y altiva, una cámara de vídeo levantaba acta notarial de cuanto ocurría en el ruedo. Así es amigo lectores, esto es el fin de la crónica taurinoguerracivilera, ya no hay sitio para los Corrochanos, Abenamares, Vidales y muchos otros legendarios cronistas que a lo largo de los años han llevado el relato de nuestra fiesta y su rica terminología a los más recónditos lugares, creando con sus palabras imágenes en las mentes de sus lectores. Ahora es la propia imagen la que llega a los lectores, sobran ya las palabras.
Tras su apoteósico triunfo el diestro madrileño fue sacado a hombros por la puerta grande del Ateneo, entre las aclamaciones y ovaciones de los aficionados.
Al final de esta crónica podrán encontrar la filmación integra (incluyendo el debate posterior), aunque dividida en varios trozos, de la apoteósica faena que Ángel Viñas “Pajaritas” cuajó el pasado martes 13 en el monumental coso del Ateneo de Madrid, faena que indefectiblemente quedará cincelada en el recuerdo de los buenos aficionados que tuvieron el privilegio de poder contemplarla.
Florentino Areneros.
LOS VIDEOS DE LA CONFERENCIA
Todos los videos que enlazamos desde esta crónica pertenecen al canal de Youtube de carlmelchor, al que desde aquí queremos agradecer esta novedosa posibilidad que nos brinda para completar nuestra crónica. En los cortes que hemos encontrado en Youtube de esta presentación de Ángel Viñas, no hemos podido localizar la polémica intervención de un espontáneo a la que nos hemos referido en nuestra crónica escrita. Si en un futuro conseguimos localizar este corte que nos falta, lo uniremos a este reportaje.
- Intervención Fernando Hdez. Sánchez.(6:16)
- Intervención de Ángel Viñas. 1 de 3.(9:15)
- Intervención de Ángel Viñas. 2 de 3.(9:19)
- Intervención de Ángel Viñas. 3 de 3.(9:26)
- Debate y coloquio. 1 de 3.(7:56)
- Debate y coloquio. 2 de 3.(9:23)
- Debate y coloquio. 3 de 3.(8:46)