Fachada principal de la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas del Espíritu Santo. (FOTO JAZ). Haga Click en cualquiera de las imágenes de este reportaje para ampliarlas.
LOS ESCUDOS DE LA REPUBLICA(I):
LAS VENTAS DEL ESPÍRITU SANTO.
Y a punto de cumplirse este primer aniversario se ha producido otro memorable acontecimiento, una de estas jornadas que al igual que las conjunciones planetarias o los eclipses solares, solo se producen una vez cada cierto tiempo. Así es amigos lectores, el pasado sábado 2 de Octubre asistí en compañía del joven Moncloveño II, que pese a su notable juventud comienza a dar precoces muestras de atesorar un supremo arte, a la corrida que tuvo lugar en el madrileño coso de Las Ventas del Espíritu Santo dentro del ciclo de la Feria de Otoño. Toreaban Juan Mora, Curro Díaz y Morenito de Aranda, los astados pertenecían a la gaditana ganadería de Torrealta. Los tres diestros acabarían cortando un total de CINCO OREJAS CINCO, algo que se ha producido en muy contadas ocasiones en esta plaza y que algunos destacados cronistas han denominado ya como “ TARDE DE GLORIA”.
Dos imágenes del diestro extremeño Juan Mora en Las Ventas durante la pasada Feria de Otoño de Madrid, donde alcanzaría un gran triunfo que le permitiría salir por la Puerata Grande de la citada plaza. (FOTO JAZ y El País).
Esta conjunción galáctica de acontecimientos me ha traído a la cabeza la promesa que realicé hace tiempo a varios de nuestros lectores, en la que me comprometí a rememorar aquella gran faena de Moncloveño, visitando los lugares donde este incomparable diestro lidió a esos magníficos ejemplares de “Los Escudos de la República” así como otros que dejó sin torear al no permitirlo el tiempo, en este caso cronológico que no atmosférico, ni la autoridad. Y que mejor lugar para comenzar ese memorable recorrido que la primera plaza del mundo, en el que podemos encontrar un policromado ejemplar, de los escasos que se conservan en nuestra ciudad, de escudo republicano.
Pero antes de comenzar permítanme ponerles en situación sobre las características de esta ganadería, algo que ya realizó el propio Moncloveño, que une a sus muchas y destacadas cualidades las de destacado articulista y gran estudioso de la fiesta, publicando en la prestigiosa revista Frente de Madrid editada por Gefrema un sensacional artículo sobre estos particulares y escasos escudos que adornan nuestra ciudad. En este magistral artículo Moncloveño nos daba pelos y señales sobre el cambio realizado en los símbolos nacionales como el himno, la bandera y el escudo, que serían cambiados al pasar de un régimen monárquico a uno republicano. La Marcha Real sería sustituida por el Himno de Riego, la bandera bicolor por la tricolor, y en el tema que nos ocupa, los escudos, desaparecerían todos los símbolos que pudieran recordar a la monarquía, como las coronas que desaparecerían o serían sustituidas. En el caso de la corona real que coronaba el escudo, sería remplazada por una almenada, las coronas que estaban encima de las Columnas de Hércules, cuya simbología ya vimos en otra crónica , desaparecerían, al igual que la del león, que representa al Reino de Léon. Así mismo también desparecerían las flores de lis, símbolo de la dinastía borbónica.
Un escudo republicano en la parte superior y monárquico en la inferior, que como pueden observar se diferencian en la corona superior, mural en el primero y real en el segundo, además de que el republicano ha perdido las coronas sobre las columnas y la cabeza del león, así como el cuartel central con las flores de lis de los Borbones.
En cuanto al escudo de Madrid ocurriría algo similar, sustituyéndose la corona real por la almenada. De todas formas si ustedes están interesados en conocer al detalle esos cambios que tuvieron lugar en 1931, les aconsejo que lean el artículo del gran Moncloveño, donde encontraran una amplia información relativa a estos cambios. Como hemos comentado más arriba, en la mismísima plaza de Las Ventas podemos encontrar uno de estos escasos ejemplares que pueblan nuestra querida ciudad, pero antes de hablar sobre este colorido ejemplar, quiero aprovechar para hablarles un poco de este emblemático lugar madrileño del que la plaza toma su nombre, de Las Ventas del Espíritu Santo.
Al igual que con el escudo de la nación, el de Madrid se modificaría también sustituyendo la corana real por una corona mural o almenada, recuperando la primera durante el franquismo. El escudo de Madrid sería posteriormente modificado en la segunda mitas del siglo XX, sustituyendo los tres cuarteles del oso, dragón y corona cívica, por el del oso y el madroño solamente como lo encontramos en la actualidad. En los rótulos de las calles todavía podemos encontrar ambos emblemas.
Seguramente más de uno de ustedes, como es mi caso, se hayan preguntado de donde proviene este sonoro nombre sin encontrar respuesta. Huérfano de explicaciones decidí encomendarme a esa ágora de sabios madrileñistas, auténtico sanedrín del conocimiento de la ciudad, que no es otro que el FORO DEL VIEJO MADRID , donde rápidamente ofrecieron respuesta a mi duda, lo que quiero aprovechar para agradecer aquí públicamente.
Hace muchísimos años en lo que es la actual calle de Alcalá, entre la Plaza de Manuel Becerra y la actual plaza de toros, existía una fuente en la que tenía la costumbre de venir a posarse ni más ni menos que el mismísimo Espíritu Santo. Ante tamaño acontecimiento se levanto en las inmediaciones de la citada fuente una iglesia consagrada a tan destacado y milagroso acontecimiento. Esta iglesia permaneció en pie hasta no hace mucho tiempo, en que por el ímpetu del crecimiento urbanístico, y para sacar rendimiento económico al solar que todo hay que decirlo, fue trasladada al otro lado del arroyo Abroñigal, muy cerca del actual metro de El Carmen, de donde nuevamente sería trasladada por los mismos motivos ladrilleros, hasta el número 1 de la calle Ricardo Ortiz en el barrio de La Elipa. Como pueden comprobar, al negocio inmobiliario no lo para ni el Espíritu Santo, o ni Dios, que no olviden ustedes que es uno y trino. Sea o no cierta la leyenda e independientemente de la ubicación del templo, lo que si es cierto es que la zona adopto tan sonora denominación, la cual se conserva hasta nuestros días.
Uno de los típicos merenderos que podíamos encontrar en la barriada del Espíritu Santo. Si amplían ustedes la imagen podrán distinguir el curioso letrero: "SE GUISA DE COMER". (FOTO URBANCIDADES)LOS ESCUDOS DE LA REPUBLICA(I):
LAS VENTAS DEL ESPÍRITU SANTO.
Faltan pocas fechas para que se cumpla el primer aniversario de aquella memorable faena protagonizada por el inigualable diestro Moncloveño, en la que este joven maestro de la Cuesta de Areneros se encerró en solitario con un buen número de ejemplares de la ganadería de “Los Escudos de la República”, y que tuvo como escenario la monumental ciudad de Madrid. Una faena en la que este consagrado torero alcanzo un apoteósico triunfo solamente superado por aquella tremenda tarde. durante la pasada Feria de San Isidro en que compartió cartel en inigualable mano a mano con el sevillano maestro de maestros, con “El Zubi”.
Fotografía en la que podemos apreciar a Moncloveño rodeado de entusiastas seguidores tras culminar una memorable jornada en la que se encerró en solitario con un buen número de ejemplares de los Escudos de la República que todavía pese al paso del tiempo y dictaduras se pueden contemplar en Madrid.Y a punto de cumplirse este primer aniversario se ha producido otro memorable acontecimiento, una de estas jornadas que al igual que las conjunciones planetarias o los eclipses solares, solo se producen una vez cada cierto tiempo. Así es amigos lectores, el pasado sábado 2 de Octubre asistí en compañía del joven Moncloveño II, que pese a su notable juventud comienza a dar precoces muestras de atesorar un supremo arte, a la corrida que tuvo lugar en el madrileño coso de Las Ventas del Espíritu Santo dentro del ciclo de la Feria de Otoño. Toreaban Juan Mora, Curro Díaz y Morenito de Aranda, los astados pertenecían a la gaditana ganadería de Torrealta. Los tres diestros acabarían cortando un total de CINCO OREJAS CINCO, algo que se ha producido en muy contadas ocasiones en esta plaza y que algunos destacados cronistas han denominado ya como “ TARDE DE GLORIA”.
Dos imágenes del diestro extremeño Juan Mora en Las Ventas durante la pasada Feria de Otoño de Madrid, donde alcanzaría un gran triunfo que le permitiría salir por la Puerata Grande de la citada plaza. (FOTO JAZ y El País).
Esta conjunción galáctica de acontecimientos me ha traído a la cabeza la promesa que realicé hace tiempo a varios de nuestros lectores, en la que me comprometí a rememorar aquella gran faena de Moncloveño, visitando los lugares donde este incomparable diestro lidió a esos magníficos ejemplares de “Los Escudos de la República” así como otros que dejó sin torear al no permitirlo el tiempo, en este caso cronológico que no atmosférico, ni la autoridad. Y que mejor lugar para comenzar ese memorable recorrido que la primera plaza del mundo, en el que podemos encontrar un policromado ejemplar, de los escasos que se conservan en nuestra ciudad, de escudo republicano.
Pero antes de comenzar permítanme ponerles en situación sobre las características de esta ganadería, algo que ya realizó el propio Moncloveño, que une a sus muchas y destacadas cualidades las de destacado articulista y gran estudioso de la fiesta, publicando en la prestigiosa revista Frente de Madrid editada por Gefrema un sensacional artículo sobre estos particulares y escasos escudos que adornan nuestra ciudad. En este magistral artículo Moncloveño nos daba pelos y señales sobre el cambio realizado en los símbolos nacionales como el himno, la bandera y el escudo, que serían cambiados al pasar de un régimen monárquico a uno republicano. La Marcha Real sería sustituida por el Himno de Riego, la bandera bicolor por la tricolor, y en el tema que nos ocupa, los escudos, desaparecerían todos los símbolos que pudieran recordar a la monarquía, como las coronas que desaparecerían o serían sustituidas. En el caso de la corona real que coronaba el escudo, sería remplazada por una almenada, las coronas que estaban encima de las Columnas de Hércules, cuya simbología ya vimos en otra crónica , desaparecerían, al igual que la del león, que representa al Reino de Léon. Así mismo también desparecerían las flores de lis, símbolo de la dinastía borbónica.
Un escudo republicano en la parte superior y monárquico en la inferior, que como pueden observar se diferencian en la corona superior, mural en el primero y real en el segundo, además de que el republicano ha perdido las coronas sobre las columnas y la cabeza del león, así como el cuartel central con las flores de lis de los Borbones.
En cuanto al escudo de Madrid ocurriría algo similar, sustituyéndose la corona real por la almenada. De todas formas si ustedes están interesados en conocer al detalle esos cambios que tuvieron lugar en 1931, les aconsejo que lean el artículo del gran Moncloveño, donde encontraran una amplia información relativa a estos cambios. Como hemos comentado más arriba, en la mismísima plaza de Las Ventas podemos encontrar uno de estos escasos ejemplares que pueblan nuestra querida ciudad, pero antes de hablar sobre este colorido ejemplar, quiero aprovechar para hablarles un poco de este emblemático lugar madrileño del que la plaza toma su nombre, de Las Ventas del Espíritu Santo.
Al igual que con el escudo de la nación, el de Madrid se modificaría también sustituyendo la corana real por una corona mural o almenada, recuperando la primera durante el franquismo. El escudo de Madrid sería posteriormente modificado en la segunda mitas del siglo XX, sustituyendo los tres cuarteles del oso, dragón y corona cívica, por el del oso y el madroño solamente como lo encontramos en la actualidad. En los rótulos de las calles todavía podemos encontrar ambos emblemas.
Seguramente más de uno de ustedes, como es mi caso, se hayan preguntado de donde proviene este sonoro nombre sin encontrar respuesta. Huérfano de explicaciones decidí encomendarme a esa ágora de sabios madrileñistas, auténtico sanedrín del conocimiento de la ciudad, que no es otro que el FORO DEL VIEJO MADRID , donde rápidamente ofrecieron respuesta a mi duda, lo que quiero aprovechar para agradecer aquí públicamente.
Hace muchísimos años en lo que es la actual calle de Alcalá, entre la Plaza de Manuel Becerra y la actual plaza de toros, existía una fuente en la que tenía la costumbre de venir a posarse ni más ni menos que el mismísimo Espíritu Santo. Ante tamaño acontecimiento se levanto en las inmediaciones de la citada fuente una iglesia consagrada a tan destacado y milagroso acontecimiento. Esta iglesia permaneció en pie hasta no hace mucho tiempo, en que por el ímpetu del crecimiento urbanístico, y para sacar rendimiento económico al solar que todo hay que decirlo, fue trasladada al otro lado del arroyo Abroñigal, muy cerca del actual metro de El Carmen, de donde nuevamente sería trasladada por los mismos motivos ladrilleros, hasta el número 1 de la calle Ricardo Ortiz en el barrio de La Elipa. Como pueden comprobar, al negocio inmobiliario no lo para ni el Espíritu Santo, o ni Dios, que no olviden ustedes que es uno y trino. Sea o no cierta la leyenda e independientemente de la ubicación del templo, lo que si es cierto es que la zona adopto tan sonora denominación, la cual se conserva hasta nuestros días.
Como muchos de ustedes ya sabrán la actual calle de Alcalá sigue el trazado de la antigua Carretera de Aragón, o de Alcalá, o de Zaragoza, o de Barcelona, que a todos esos sitios se llega por ella, y como muchos también sabrán antiguamente, aunque no hace tanto de ello, existían diferentes impuestos para entrar a las ciudades, los llamados peajes que contrariamente a lo que piensan algunos no es un invento de Iberpistas, y también tenías que pasar por caja si venias a cerrar algún negocio o a vender mercancías. Por ello era habitual que en las afueras de las ciudades y a corta distancia de estas, aparecieran un buen número de establecimientos denominados ventas, donde uno podía alojarse y alimentarse a un precio mucho menor que el de intramuros. En nuestro caso estos establecimientos se establecieron en el lugar donde la carretera se cruzaba con el arroyo Abroñigal, cuyo cauce actualmente se encuentra ocupado por la M-30. Las referencias a estos establecimientos datan de antiguo, así según publicó María Isabel Gea en la revista Madrid Histórico: «La venta del Espíritu Santo empezó a funcionar el 3 de julio de 1630, cuando el Ayuntamiento concedió licencia para construirla junto al arroyo del Abroñigal. Anteriormente había sido una taberna-bodegón donde solían parar los viajeros. Su propietario en 1694 era Juan de la Peña, nacido en Torija, quien se la tenía arrendada a Juan Olmo Bermiz de la Pinto. ». Pero esta venta debía de tener una gran categoría que la hacía estar por encima de las ventas al uso, tal es así, que el propio rey Felipe V y la reina Isabel de Farnesio se hospedaron en ella en 1725. Sin embargo el negocio fue decayendo hasta desaparecer en el año de 1750. No pasarían muchos años para que el negocio reiniciara su actividad, ya que en 1772 la venta fue reconstruida en el mismo lugar dentro de una finca de cinco fanegas, según un proyecto de Manuel Machuca Vargas, discípulo de Ventura Rodríguez. El establecimiento estaba destinado exclusivamente a los pasajeros, arrieros y carruajes que utilizaran aquel camino real, ya que las condiciones impuestas por el Ayuntamiento fueron tajantes: “no podría darse posada a nadie que no fuera forastero, no se permitiría ninguna clase de contrabando, y se llevaría cuenta detallada de los comestibles vendidos, a fin de pagar los impuestos correspondientes, con absoluta prohibición de vender vino por menor ni mayor, no siendo a los pasajeros.”.No cabe duda de que se trababa de un negocio pujante y rentable, ya que consta que en 1792 la venta del Espiritu Santo estaba arrendada a Juan de Vallcorba que tenía que pagar un alquiler de 50.000 reales anuales, que era un dinerito para la época.
Alrededor de esta venta nacerían otras, acompañadas de viviendas y otras edificaciones, formándose un pequeño núcleo de población que figura como “barriere” del Espíritu Santo en un mapa militar francés de comienzos del XIX (gracias a la aportación y amabilidad de Maya, del FORO DEL VIEJO MADRID, sabemos que el término barriere no se corresponde con barrio o barriada, si no con barrera, sin duda refiriéndose a la presencia del fielato, es decir el lugar donde habría que abonar los derechos o impuestos, una especi de aduana). Más adelante en el tiempo se conocería como las Ventas del Espíritu Santo, que es como ya se denominaba a principios del siglo pasado. En ese momento en aquel lugar se podían encontrar diversos ventorrillos, restaurantes o merenderos, y el lugar era punto de reunión y ocio de las clases más populares donde era fácil encontrar a “jóvenes, soldados, chulaponas” y también algún que otro personaje de mal vivir. A todo ello se unía el continuo trasiego de cortejos fúnebres, que se dirigían o volvían del cercano Cementerio del Este, precursor de La Almudena, cortejos cuyos componentes era habitual que se detuvieran en este lugar para “olvidar las penas”. Realmente el lugar no gozaba de muy buena fama, llegando un cronista de la época a proponer un cambio de denominación para el lugar: "Ciertamente es menester mucho deseo de divertirse para pasar la tarde en las Ventas que, en vez del Espíritu Santo, deberían llamarse del Espíritu del Vino".Alrededor de esta venta nacerían otras, acompañadas de viviendas y otras edificaciones, formándose un pequeño núcleo de población que figura como “barriere” del Espíritu Santo en un mapa militar francés de comienzos del XIX (gracias a la aportación y amabilidad de Maya del FORO DEL VIEJO MADRID sabemos que el término barriere no se corresponde con barrio o barriada, si no con barrera, sin duda refiriéndose a la presencia del fielato, es decir el lugar donde habría que abonar los derechos o impuestos). Más adelante se conocería como las Ventas del Espíritu Santo, que es como ya se denominaba a principios del siglo pasado. En ese momento en aquel lugar se podían encontrar diversos ventorrillos, restaurantes o merenderos, y el lugar era punto de reunión y ocio de las clases más populares donde era fácil encontrar a “jóvenes, soldados, chulaponas” y también algún que otro personaje de mal vivir. A todo ello se unía el continuo trasiego de cortejos fúnebres, que se dirigían o volvían del cercano Cementerio del Este, precursor de La Almudena, cortejos cuyos componentes era habitual que se detuvieran en este lugar para “olvidar las penas”. Realmente el lugar no gozaba de muy buena fama, llegando un cronista de la época a proponer un cambio de denominación para el lugar: "Ciertamente es menester mucho deseo de divertirse para pasar la tarde en las Ventas que, en vez del Espíritu Santo, deberían llamarse del Espíritu del Vino".
El lugar realmente no ofrecía muchos estímulos, a la humildad de sus edificaciones, muchas de ellas auténticas chabolas, había que unir un entorno no mucho más agradable, destacando el cauce del arroyo Abroñigal, seco la mayoría del año, por donde solo corrían algunos regueros de aguas insalubres, que formaban charcas pestilentes, a lo que había que unir el mal olor que desprendían así mismo los numerosos hornos de ladrillos y tejares de la zona, que entre sus combustibles utilizaban el estiércol, junto a la polvareda que levantaba el constante trasiego del camino, si olvidar el humo que desprendían todas estas casas de comidas y merenderos. Pero aun con todo ello el lugar estaba siempre muy concurrido, predominando como hemos dicho antes las clases más populares.
La situación daría un giro en 1929 cuando se decide construir una nueva plaza de toros que sustituya a la ubicada en lo que actualmente es el Palacio de los Deportes. Esta plaza había sido construida en 1874 por los arquitectos Emilio Rodríguez Ayuso y Lorenzo Álvarez Capra. Como curiosidad mencionar que la anterior a esta, se encontraba junto a la Puerta de Alcalá, en el comienzo de la actual calle de Serrano. Como pueden comprobar las tres plazas se encontraban junto a la calle de Alcalá, toda una casualidad, y se fueron distanciando del centro según crecía la ciudad.
A principios del pasado siglo la antigua plaza se había quedado pequeña, sobre todo tras el auge que alcanzó la fiesta con la rivalidad en los ruedos de Joselito y Belmonte, que ya comentamos en una anterior crónica. Para solventar este problema se manejaban dos opciones, la primera apoyada por los aficionados más tradicionales y románticos que se resistían a abandonar tan emblemático lugar, y la opción de construir una nueva. Para esta última opción el arquitecto Jose Espeliús Anduaga (creador de edificios tan singulares de Madrid como el Cuartel General de la Armada y Museo Naval, el Consejo del Poder Judicial, o los teatros de la Zarzuela, Latina, Maravillas o Reina Victoria, entre otros muchos) había creado los planos de lo que sería esta nueva plaza, trazados según las ideas del propio “Joselito”, amigo del arquitecto, que abogaba por la creación de una plaza monumental, que permitiera contemplar el espectáculo a un mayor número de espectadores, y que también permitiera abaratar las entradas, de forma que las clases populares pudieran asistir con mayor frecuencia.
La idea va tomando forma, y la Diputación Provincial, propietaria de ambos cosos, anterior y nuevo, compra unos terrenos en 1918 a la familia Jardón (que se quedará con la gestión de la plaza durante los próximos 50 años) en la barriada de las Ventas del Espíritu Santo y se crea la sociedad anónima Nueva Plaza de Toros de Madrid, que se encargará del desarrollo del proyecto. La nueva ubicación desata inmediatamente la polémica como ustedes ya se habrán podido imaginar, no solo por la distancia al centro en aquel entonces, si no por el hecho de estar situada en una barriada que no gozaba de las simpatías de muchos madrileños como ya hemos visto. Pese a todo ello, las obras comienzan en 1922 con un presupuesto de siete millones y medio de pesetas, bajo las órdenes de Espelius, autor del proyecto. La nueva plaza tendría capacidad para 26.000 espectadores, el doble que la anterior, que disfrutaban cada uno de ellos de una perfecta visibilidad. El ruedo tenía 60 metros de diámetro, el más grande de todas las plazas del mundo en aquel momento y en la actualidad. La plaza reunía todas las cualidades imaginables para el buen desarrollo de un espectáculo taurino, incluidos los mayores adelantos técnico para la época, como una completa enfermería. El sueño de Joselito se había hecho realidad, sin embargo ni el diestro ni el arquitecto podrían ver culminada la obra, Joselito fallecería en 1920 en Talavera, como ya vimos en una crónica anterior, y Espeliús moriría en 1929 sin ver finalizadas las obras. A este arquitecto le sustituiría otro no menos legendario para la historia de Madrid y los madrileños, nada menos que Don Manuel Muñoz Monasterio que además de culminar esta auténtica catedral de la tauromaquia, construiría años más tarde otra de las catedrales que conservamos en Madrid junto a la de la Almudena, me estoy refiriendo a ese templo supremo que podemos contemplar en el Paseo de la Castellana, esa inigualable catedral del fútbol que es el estadio Santiago Bernabeu.
La construcción planteo no pocos problemas, al tenerse que realizar importantes desmontes en la parcela, y aunque en 1931 estaba prácticamente terminada, la urbanización de la zona y los accesos dejaban mucho que desear. Sin embargo la plaza se inauguraría el 17 de Junio de 1931, con una corrida extraordinaria a beneficio de los parados organizada por el Ayuntamiento de Madrid, aunque bien era cierto que las plaza todavía no se podía decir que estaba completamente terminada, sobre todo en lo referente a los accesos a la misma, el hecho de que su aforo doblara a la plaza de la calle Goya fue una importante razón de peso, dado que tratándose de un festival benéfico la recaudación sería bastante más alta.
El festejo fue presidido por el Alcalde de Madrid, Don Pedro Rico, que años más tarde se encontraría nuevamente ocupando el cargo al estallar la guerra civil y al comienzo de la Batalla de Madrid. El alcalde estaba acompañado y asesorado en el palco de la Presidencia por un grupo de veteranos diestros: “Guerrita”, Antonio Fuentes, “Bombita”, Vicente Pastor,“Machaquito”, “Guerrerito”, “Bienvenida” y “Torquito”. Y estimados lectores, por paradojas del destino y de la historia el Palco Real, creado para alojar a los miembros de la Familia Real, estaba ocupado en este día de la inauguración por Niceto Alcalá Zamora, como Presidente de la República acompañado de Alejandro Lerroux.
Se lidiarían ocho toros que fueron regalados para este benéfico evento por algunas de las más prestigiosas ganaderías del momento: Juan Pedro Domecq, Julián Fernández, Manuel García, Viuda de Concha y Sierra, Graciliano Pérez Tabernero, Hijos de Andrés Coquilla, Conde de la Corte e Indalecio García. Se encargarían de la lidia de los mismos ocho afamados toreros que se pfrecieron a torear gratis: Diego Mazquiarán “Fortuna”, Marcial Lalanda, Nicanor Villalta, FaustoBarajas, Luis Fuentes Bejarano, Vicente Barrera, Fermín Espinosa “Armillita” y Manuel Mejías “Bienvenida”. El primer toro lidiado se llamaba Hortelano y pertenecía a la ganadería gaditana de Juan Pedro Domecq. Fue tal la expectación desatada que se formó un monumental atasco en la calle de Alcalá, quedando bloqueados tranvías y automóviles, lo que provocaría que casi todos los toreros llegaran tarde al festejo, a excepción de Bejarano y Bienvenida, que inteligentemente bajarían andando desde Manuel Becerra. Tras este festejo la plaza no volvería a abrir sus puertas hasta tres años después, concretamente el 21 de Octubre de 1934, tiempo necesario para finalizar las labores de desescombro que rodean a la plaza e impiden la circulación de aficionados y vehículos.
Desde aquel momento, hasta la actualidad la historia de esta plaza daría para escribir centenares de crónicas y muchos libros, pero nos vamos a quedar en ese instante, ya que para anunciar tamaño acontecimiento se diseñó un cartel acorde con el momento, donde no podía faltar la simbología de la recién proclamada II República, en el que aparecía la nueva bandera tricolor que cruza el cartel de arriba abajo y de izquierda a derecha. En la parte superior del cartel de entre tres bandas verticales con los colores republicanos, aparece el antiguo escudo de Madrid donde la corona real ha sido sustituida por la corona mural. Como pueden ustedes observar, simbología republicana para sustituir a la monárquica. Pues bien queridos lectores, a punto de cumplirse 70 años de aquel acontecimiento, hoy podemos contemplar aquel histórico cartel inmortalizado en un mural cerámico situado en un paramento del sin duda lugar más emblemático de este inigualable templo de la tauromaquia madrileño, en la mismísima Puerta Grande de la Plaza de Toros Monumental de las Ventas del Espíritu Santo.
Este mural fue descubierto el día de la corrida de la Beneficencia de 1993 por Luis Fuentes Bejarano, uno de los diestros que tuvieron el honor de torear en aquella histórica corrida inaugural, y cualquiera que se acerque hasta este lugar lo puede contemplar, junto a la Puerta Grande, un sitio reservado para el paso de esos pocos elegidos que han triunfado en la arena, para los afortunados que han podido alcanzar la gloria, como el extremeño Juan Mora, que el pasado sábado 2 de Octubre abandonó la plaza a hombros entre aclamaciones por esta Puerta Grande tras haber cortado tres orejas. Tras haber alcanzado la gloria.
Florentino Areneros.
NOTA DE LA REDACCIÓN: En próximas entregas continuaremos el recorrido por los diferentes escudos republicanos que todavía, y casi podríamos decir que milagrosamente, se conservan en Madrid, así como alguno de ellos que han desparecido recientemente.
Para las personas interesadas en la historia de la plaza de Las Ventas durante la República y en la guerra civil, les recomiendo la imprescindible lectura del magistral artículo que el gran maestro Rafael Gonzalez Zubieta, "El Zubi", publicó en el número 17 de la prestigiosa revista Frente de Madrid editada por Gefrema.
Gran parte de la información que encontramos en esta crónica se ha obtenido de las siguientes webs que se enumeran a continuación, y a las que quiero manifestar públicamente desde estas líneas mi admiración y mi más sincero agradecimiento:
FORO DEL VIEJO MADRID:
Florentino Areneros.
NOTA DE LA REDACCIÓN: En próximas entregas continuaremos el recorrido por los diferentes escudos republicanos que todavía, y casi podríamos decir que milagrosamente, se conservan en Madrid, así como alguno de ellos que han desparecido recientemente.
Para las personas interesadas en la historia de la plaza de Las Ventas durante la República y en la guerra civil, les recomiendo la imprescindible lectura del magistral artículo que el gran maestro Rafael Gonzalez Zubieta, "El Zubi", publicó en el número 17 de la prestigiosa revista Frente de Madrid editada por Gefrema.
Gran parte de la información que encontramos en esta crónica se ha obtenido de las siguientes webs que se enumeran a continuación, y a las que quiero manifestar públicamente desde estas líneas mi admiración y mi más sincero agradecimiento:
FORO DEL VIEJO MADRID:
LA CHARCA DE LA RANA. EL BARRIO 44:
http://www.lacharcadelarana.org/index.php?option=com_content&view=article&id=50&Itemid=74
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Me cago en mis muelas Arenillas. estoy buscando en internet, por vagancia, en vez de acudir al Leguidú, y me encuentro con este memorable artículo que hay que guardar en lo mas profundo el alma
ResponderEliminarEstoy haciendo un libro sobre gente que han sido unos segundones con relacion a la ciudad de Madrid. Buscando informacion sobre los Becquer, parece ser que vivieron en una "quinta" de la "Quinta del Espiritu santo."
No estoy hablando de cosas militares, te lo aseguro, sino de poesia y pintura, bohemia, eso si.
El segundón, no es Gustavo, claro, sino Valeriano, al que le debemo unos dibujos memorables que no tienen autor.
Tambien debemos de culpar a Valeriano, el no haber tenido suficienets billetes de su hermano, como ap poder retirarnos.
Los Borbones en Pelota, antes de que Urdangarin, los dejara con el culo al aire, parecen ser suyos.
En tu cuarto de la Corrala del Foro del Viejo Madrid, tienes los datos que demuestran que los Becquer vivieron y uno de ellos, dejo de hacerlo, al lado de ese pedazo de arroyo A. BRIÑIGAL, pobre de solemnidad que no pudiendo casi nunca entregar al Manzanares, agua, la mas de veces le entregaba arena, de lla mucha que arrastraba, y el viento aventaba. Un abrazo Arenillas, ajo, agua y resina, que este va a ser un año muy largo.