¡¡Y QUE NO ESCARMIENTO…!!

Imagen del monumental coso del Círculo de Bellas Artes en 1926, lugar donde se perpetró el simulacro de corrida con motivo del 75 aniversario del golpe de 1936. Hagan clic en cualquiera de las imágenes para verlas ampliadas en otra pestaña.

¡¡Y QUE NO ESCARMIENTO…!!

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. De ser esto es cierto, algunos debemos ser muy hombres, incluyendo a algunas mujeres, porque llevamos tiempo tropezando sobre la misma piedra (que además suele estar señalizada, incluso con señales luminosas) y está claro que no escarmentamos, aunque nos estampemos una y otra vez contra el duro suelo. Sospecho que el ciclópeo piedro ha de ser de magnetita por la irresistible atracción que sobre alguno de nosotros ejerce.

Hace pocas crónicas traíamos a estas páginas el fiasco de lidia perpetrado en la monumental plaza de la Filmoteca Nacional, donde una desgraciada sucesión de aconteceres impidió a los buenos aficionados ver torear al maestro Carlos García Alix “El Rufián”, que había de enfrentarse a una cuidada selección de ejemplares guerracivileros de diferentes ganaderías, alguno de ellos de excepcional trapío y tremenda arboladura. Ayer, se anunciaba a bombo y platillo un grandioso festejo en el también monumental coso del Círculo de Bellas Artes, en el que torearían “tres grandes historiadores tres” lidiando el tan actual tema del golpe del 18 de julio en su 75 aniversario. Por orden de actuación lidiarían el prolífico Ángel Viñas, Nicolás Sánchez Albornoz y Mirta Núñez Díaz-Balart, el evento estaba organizado por el diario Público.

Todos los presagios eran negativos, incluso la noche anterior tuve una pesadilla que me hizo despertar sobresaltado, en la que una misteriosa e inquietante voz de origen desconocido me repetía “la pieeedra Florentino, la pieeedra….”. A pesar de todo, la irresistible atracción, cuan llamada de Sauron, fue creciendo durante el día y tras la épica etapa del Tour cuya emoción me produjo un desmayo de un par de horas desnucado sobre el sofá, decidí acercarme al festejo, en un temerario e inconsciente alarde de valor.

Una imagen de los abarrotados tendidos.

A pesar de que la ganadería a lidiar prometía y mucho, y de que alguno de los toreros podía destapar el tarro de las esencias aunque solo fuera en una tanda de pases, conociendo el coso y la empresa que organizaba el festejo, así como el hecho de tratarse de toreros mediáticos, todo hacía presagiar por que derroteros discurriría la lidia. En este tipo de eventos siempre queda la última esperanza de que cuando se da la oportunidad a los espectadores de saltar al albero, alguno de ellos deje colocado en suerte el morlaco a alguno de los diestros para que respondan en soberbio quite, algo que desafortunadamente ayer no se produjo.

El añorado maestro Joaquín Vidal se quejaba amargamente de esos aficionados que el denominaba “los Isidros”, es decir esos que solo asisten, abarrotando la plaza principalmente los tendidos de sombra, durante la Feria de San Isidro, sobre todo si los toreros son de los que aparecen en el “papel couché”, durante el resto de la temporada no se les ve por la plaza , independientemente del cartel. Frente a ellos los aficionados de toda la vida, que no se pierden un festejo, los aficionados de sol y andanada, los del pañuelo de cuatro nudos en la cabeza, aquellos dispuestos a no llegar a fin de mes por conseguir una localidad, o a que les pongan a caldo al llegar tarde a casa tras haberse ido a dar vivas al tercio o a Valdepeñas al bar más cercano con los amigotes tras la salida del festejo. Pues bien queridos lectores, el festejo de ayer era propicio para la presencia de los Isidros de la guerracivilmaquia que sin duda abarrotarían todas las localidades. Consciente de ello me encaminé hacia la plaza con media hora de antelación ante el peligro de quedarme sin localidades, lo que conseguí por los pelos.



Cuando llegué a los tendidos aquello estaba abarrotado. Desde barrera hasta las últimas filas de la andanada, allí no cabía un alfiler, afortunadamente conseguí una localidad parapetado tras una columna que me hacía estar completamente desenfilado del albero, es decir sin ser visto por ninguno de los diestros, y sin ver yo a ninguno. Esta precaria situación provocaba que inconscientemente, en algo similar a un etílico y pausado escorzo, me fuera escorando lateralmente, abatiendome sobre la localidad de una bella y joven señorita que ocupaba la localidad situada a la derecha de la mía. Esta involuntaria (se lo puedo prometer amigos lectores) invasión del hábitat de la joven, provocaba que a su vez ella se escorara hacia su derecha, dirigiéndome miradas de soslayo llenas de asombro y desconfianza.

Algunas de las personalidades que asistieron al evento.

El público era de lo más variopinto y como les digo abarrotaba los tendidos y pasillos, y según comunicó la presidencia al inicio del festejo se quedaron fuera más de un centenar de personas, que inquebrantables al desaliento y por la bulla que montaron durante gran parte del festejo, seguramente debieron montar un guateque a la entrada de la plaza. Y aquí quiero hacer una llamada a las autoridades, en las plazas serias, cuando un toro salta al albero se cierran las puertas de los tendidos y no entra ni sale ningún aficionado hasta que el toro es retirado, y por supuesto nadie se mueve de su localidad, aunque le entren las calicatas de la muerte o tenga la vejiga como los mofletes de los angelotes de Murillo, faltaría más por favor. Sin embargo lo de ayer parecía una capea, los aficionados entrando y saliendo continuamente, muchos hablando en corrillos, la corrida les daba igual. Y yo me pregunto ¿para qué están los alguacilillos?, si hay que dar un aviso a alguien se le da, y si hay que echarle se le echa, mientras es abroncado por el resto de aficionados al abandonar la localidad, como ocurre en los toros. Si es que se está perdiendo la autoridad, vamos directos a la anarquía, se les consiente de pequeños y luego mira lo que pasa.

Pero bueno, vamos a la corrida en si. Comenzó lidiando el profesor Ángel Viñas y tras advertir que iba a utilizar banderillas de fuego, comenzó una faena a la que ya nos tiene acostumbrados: “desde 1931 muchos sectores se conjuraron para acabar con la República, algo que intentaron y para lo que se prepararon durante toda la corta vida de la misma y que conseguirían llegado julio de 1936”. Después continuó con otra tanda también muy en su repertorio: “la República tenía perdida la guerra desde septiembre de 1936, gracias al apoyo de las potencias fascistas a Franco y al abandono sufrido por las potencias democráticas europeas, principalmente Reino Unido, el hecho de que la guerra se prolongara fue debido a la ayuda soviética, la única opción que le quedaba a la República”. Entre pase y pase mencionó algo del golpe (que era lo que habíamos venido a escuchar) pero fue solamente para dejar caer como el que no quiere la cosa la publicación de su último libro donde plantea la hipótesis del asesinato del general Balmes siguiendo ordenes de Franco. Terminó su faena arrancando una gran ovación de los tendidos, que se poblaron de pañuelos blancos pidiendo los máximos trofeos.

Portada del libro del profesor Viñas en el que desmonta algunos mitos sobre la participación del general Franco en el golpe del 36.

Luego tomó la palabra Sánchez Albornoz testigo directo de los acontecimientos ya que vivía en la calle Ferraz el 18 de julio, aunque realmente no pudo ver nada ya que estaba convaleciente en cama. Su padre en esa fecha estaba de embajador en Lisboa, y hacia allí partió embarcado en un buque de la Armada Portuguesa desde Alicante. El buque (o para ser más exactos los buques ya que eran dos) hizo escala en Cartagena, sede de la Escuadra Republicana, y allí vio como mandos lusos se dirigían para entrevistarse con mandos españoles. Una vez llegados a Lisboa, y ya residiendo en la embajada, una noche escuchó ruido de bombas y combates, posteriormente se enteraría de que los dos barcos que les habían traido se habían sublevado y habian abierto fuego contra algunos objetivos, pero serían hundidos mientras intentaban salir del estuario del Tajo, según su opinión para dirigirse a España. Esto fue lo más interesante a mi entender de su intervención, que continuó con comentarios a la violencia y tipo de cada una en ambos lados, organizada y sistemática de los nacionalistas, y espontánea y limitada en el tiempo en el bando republicano. También mencionó su paso como preso por el Valle de los Caídos. La faena resultó un poco deshilvanada, sin duda debido a la avanzada edad del diestro y a problemas de sonido, pero emotiva por momentos, lo que provocó nuevamente que un entregado público rompiera en una gran ovación cuando terminó.

En último lugar intervenía Mirta Nuñez, una diestra con muchas tablas en este tipo de festejos, que sabedora de que se encontraba ante un público entregado y consciente de lo que este público quería escuchar, comenzó la faena al estilo tremendista, arrancando encendidas ovaciones desde el principio de la misma. Desplantes, pases de castigo, el salto de la rana, etc, toda una serie de recursos que sabe gustan en los tendidos. Hemos visto a muchos diestros banderillear, pero hasta ayer no habíamos visto a ninguno ejercer de varilarguero, y ayer mirta se subio al caballo y comenzó a repartir puyazos a diestro y siniestro, principalmente a diestros esa es la verdad. Empezó por la derecha actual, el PP vaya, que utiliza el revisionismo histórico para sacra tajada en la actualidad, arremetió después contra Granados o contra el siniestro Bono (siniestro en el sentido ubicuo de la palabra), que si hubiera oído todo lo que se dijo ayer de su persona, seguramente se le habrían resentido los implantes y no dudo que se hubiera tenido que aflojar la corbata. También arremetió contra el ABC que lleva el estigma de Caín desde su fundación, sin olvidar el apoyo a Garzón, ni el citar el nuevo libro de Viñas. Y que más quieren que les cuente, ovación clamorosa, pañuelos al viento, gritos de ¡¡torera, torera..!!, en fin la apoteosis. Si de los aficionados dependiera, hubieran solicitado las dos orejas de Bono, y vamos a dejarlo ahí, en las orejas…aunque por la cantidad de pañuelos que poblaban los tendidos y la insistencia de los aficionados al agitarlos, se pedían los máximos trofeos.

El general Balmes, muerto accidentalmente mientras limpiaba su pistola según la versión oficial, pero que según al profesor Viñas fue asesinado siguiendo ordenes de Franco.

Finalizó la actuación de los diestros, y del golpe del 18 de julio en el sentido puramente histórico se había hablado bien poquito, pero me quedaba la esperanza del debate, iluso de mi. El debate fue más de lo mismo, de historia poco o nada, de memoria histórica el resto. La mayoría de las preguntas fueron casi todas en el mismo sentido y con la misma orientación, aunque quiero destacar una sobre si alguna nación había utilizado la tropas coloniales contra la población de la metrópoli como ocurrió en España, ninguno de los historiadores conocía ningún caso similar. Realmente es una pregunta que nunca se me había pasado por la cabeza, pero me parece muy interesante.

Si durante la conferencia la gente entraba y salía como si estuvieran en un chiringuito de la playa, durante el debate aquello era un correcalles, el micrófono funcionaba a veces, la gente pugnaba por preguntar, alguno incluso indignado. Recuerdo a un hombre mayor que tenia sentado delante el cual estuvo un buen rato intentando que se fijaran en él, incluso se levanto hasta la mesa, pero nada, no hubo manera de que le dejaran hacer una pregunta.

Secuencia en la que podemos comprobar el guirigay en que se acabó convirtiendo el festejo. En la secuencia podemos contemplar como un caballero de avanzada edad tras pedir insistentemente la palabra durante todo el turno de preguntas, desesperado se levanta e intenta hacerse con el micrófono, cosa que no consiguió.

Hasta aquí esta crónica de un festejo en el que habrían de intervenir “tres historiadores tres” pero en el que del noble arte de la guerracivilmaquia en el sentido ortodoxo se habló bien poco, todo derivó hacía un acto más orientado hacia la memoria histórica, muy respetable por cierto y seguramente muy necesario, pero que no coincidía con la idea que me había hecho, pueden ver la crónica del acto publicada por Público haciendo clic aqui. He de reconocer que abandoné el festejo breves momentos antes de que finalizara, realmente aquello ya había perdido interés, sobre todo tras la marcha de la joven de mi derecha. Y lo hice un poco defraudado, nuevamente había tropezado en la misma piedra una vez más y no escarmiento. Pero mi desesperación no fue nada comparada con la de otros buenos aficionados, por ejemplo el de una gran aficionada, de legendaria templanza, reconocido criterio, y apasionada defensora de la ortodoxia de la fiesta, la cual, presa de la desesperación del momento, intentó despeñarse por las escaleras del Círculo de Bellas Artes, afortunadamente sin consecuencias.

Como me dice mi buen amigo Lagartija insistentemente: “Se están cargando la Fiesta Florentino, se están cargando la Fiesta…”

Florentino Areneros.

P.D.: Por diferentes motivos técnicos hemos tenido que aplazar la publicación de la segunda y tercera parte de la trilogía “Tres días de Julio” que serán publicadas a la mayor brevedad posible.

La Redacción.