"Moncloveño" (Izda) y "El Universitario" (Dcha) posan ante las cámaras momentos antes de que el segundo impartiera su magistral conferencia sobre la guerra en la Ciudad Universitaria.
CLASE MAGISTRAL
"Ustedes , aficionados, a poco que recuerden, habrán visto muchas veces en las corridas de toros faenas de veinte, treinta, cuarenta pases y el toro cada vez más entero..." "¿Cómo es posible que con esa cantidad de pases aparentemente bellos para la gran parte del publico, el toro no se halla sometido? La respuesta es muy sencilla: lo que ha ocurrido es que el torero ha estado dando pases, y dar pases no es lo mismo que torear".
CLASE MAGISTRAL
"Ustedes , aficionados, a poco que recuerden, habrán visto muchas veces en las corridas de toros faenas de veinte, treinta, cuarenta pases y el toro cada vez más entero..." "¿Cómo es posible que con esa cantidad de pases aparentemente bellos para la gran parte del publico, el toro no se halla sometido? La respuesta es muy sencilla: lo que ha ocurrido es que el torero ha estado dando pases, y dar pases no es lo mismo que torear".
Domingo Ortega.
Comenzamos esta crónica con un pensamiento del torero manchego Domingo Ortega, uno de los grandes de la tauromaquia del Siglo XX. Muchos de ustedes si ya leyeron nuestra anterior crónica hayan adivinado ya por donde van los tiros.
El pasado jueves pudimos presenciar la faena que realizó el maestro Juan Manuel Riesgo “Cuatro Vientos” en el coso de la Fundación África, faena que se caracterizó por la densidad y reiteración de los pases, así como por una excesiva duración que sorprendentemente no provocó que desde las presidencia se enviaran los avisos reglamentarios. Este miércoles 16 de febrero pudimos contemplar la faena de otro maestro consagrado aunque no se prodigue mucho en sus actuaciones públicas, nos estamos refiriendo a Juan Antonio González Cárceles “El Universitario”. Es este diestro un profundo conocedor de la gerracivilmaquia y de sus secretos, no en vano es un gran estudioso de todo lo relacionado con la fiesta. Son varias las memorables faenas realizadas por este diestro que también ha destacado como organizador de grandes festejos, como aquella ya legendaria exposición en el Conde Duque de Madrid sobre el 75 aniversario de la facultad de Filosofía, por la que cosechó un clamoroso y glorioso triunfo que todavía se comenta con pasión en los corrillos de aficionados. También ha participado en múltiples ponencias, encuentros, publicaciones, congresos, debates, exposiciones y es además creador de una de las páginas más completas y divulgativas de todas las que podemos encontrar en Internet y que ustedes pueden visitar pulsando aquí. Como ven, una primerísima figura que sin ninguna duda ocuparía el primer puesto del escalafón de no ser por la presencia en el mismo de Moncloveño, indiscutible número uno por derecho en este soberano y noble arte.
El pasado miércoles en el monumental coso del Colegio Mayor África, prácticamente abarrotado, tuvimos ocasión de contemplar una tremenda faena, cuajada de todo un arsenal de geniales lances, con la que nos obsequió este sin par diestro. En contraposición a la corrida del pasado jueves, en esta el diestro despachó las tandas precisas, jugando acertadamente con los tiempos y los terrenos, conduciendo al burel de un terreno a otro sin abusar de la muleta, dando los pases precisos para transmitir a los tendidos sin empalagar y colocándolo en suerte con tal precisión y maestría, que ligaba unas tandas con otras manteniendo cautivo al publico, que emocionado contemplaba aquel monumental despliegue de arte. La faena se alargó un poco, bien es cierto, pero fue debido a que el morlaco daba mucho juego y una correcta lidia requería ver como respondía en todos los terrenos, si el maestro no lo hubiera hecho así, los buenos aficionados no se lo hubieran perdonado.
Comenzamos esta crónica con un pensamiento del torero manchego Domingo Ortega, uno de los grandes de la tauromaquia del Siglo XX. Muchos de ustedes si ya leyeron nuestra anterior crónica hayan adivinado ya por donde van los tiros.
El pasado jueves pudimos presenciar la faena que realizó el maestro Juan Manuel Riesgo “Cuatro Vientos” en el coso de la Fundación África, faena que se caracterizó por la densidad y reiteración de los pases, así como por una excesiva duración que sorprendentemente no provocó que desde las presidencia se enviaran los avisos reglamentarios. Este miércoles 16 de febrero pudimos contemplar la faena de otro maestro consagrado aunque no se prodigue mucho en sus actuaciones públicas, nos estamos refiriendo a Juan Antonio González Cárceles “El Universitario”. Es este diestro un profundo conocedor de la gerracivilmaquia y de sus secretos, no en vano es un gran estudioso de todo lo relacionado con la fiesta. Son varias las memorables faenas realizadas por este diestro que también ha destacado como organizador de grandes festejos, como aquella ya legendaria exposición en el Conde Duque de Madrid sobre el 75 aniversario de la facultad de Filosofía, por la que cosechó un clamoroso y glorioso triunfo que todavía se comenta con pasión en los corrillos de aficionados. También ha participado en múltiples ponencias, encuentros, publicaciones, congresos, debates, exposiciones y es además creador de una de las páginas más completas y divulgativas de todas las que podemos encontrar en Internet y que ustedes pueden visitar pulsando aquí. Como ven, una primerísima figura que sin ninguna duda ocuparía el primer puesto del escalafón de no ser por la presencia en el mismo de Moncloveño, indiscutible número uno por derecho en este soberano y noble arte.
El pasado miércoles en el monumental coso del Colegio Mayor África, prácticamente abarrotado, tuvimos ocasión de contemplar una tremenda faena, cuajada de todo un arsenal de geniales lances, con la que nos obsequió este sin par diestro. En contraposición a la corrida del pasado jueves, en esta el diestro despachó las tandas precisas, jugando acertadamente con los tiempos y los terrenos, conduciendo al burel de un terreno a otro sin abusar de la muleta, dando los pases precisos para transmitir a los tendidos sin empalagar y colocándolo en suerte con tal precisión y maestría, que ligaba unas tandas con otras manteniendo cautivo al publico, que emocionado contemplaba aquel monumental despliegue de arte. La faena se alargó un poco, bien es cierto, pero fue debido a que el morlaco daba mucho juego y una correcta lidia requería ver como respondía en todos los terrenos, si el maestro no lo hubiera hecho así, los buenos aficionados no se lo hubieran perdonado.
Una de las muchas fotografías que se pudieron contemplar en el trascurso de la conferencia. En esta imagen vemos la facultad de Filosofía y Letras a comienzos de 1937. (Click para ampliar)
La expectación para este festejo era tremenda y poco antes de la hora fijada los aficionados se aglomeraban a las puertas de la plaza. Una desagradable noticia corrió como la pólvora: el albero del coso estaba impracticable por problemas técnicos, por lo que se tuvo que improvisar una solución. La corrida se celebraría en un tentadero próximo, que si bien carecía de las prestaciones y monumentalidad del inicial, permitiría realizar la lidia aunque con más estrecheces. Las pocas localidades del tentadero se llenaron en un visto y no visto, siendo muchos los aficionados que no encontraron localidad ni siquiera en pié dentro del recinto, y muchos otros se quedaron fuera, lo que hizo que numerosos aficionados tuvieran que regresar a sus casas con el consiguiente y justificado cabreo. Al final del acto se habló con la empresa adjudicataria del coso y se han comprometido a subsanar las deficiencias para el próximo evento.
Entre los presentes numerosos representantes del mundo del arte y la cultura, entre ellos el inigualable Moncloveño, el taimado Sandoval, o el renovado Txato de Bentas, que desde que se ha enterado de que los de Bilbao nacen donde les sale de los mismos, ha descubierto que es vasco. También el maestro “Cuatro Vientos”, que aunque comenzó la lidia de pié, aprovechó un estampida de dos estudiantes que solo habían asistido para la firma de los créditos, para hacerse con un sitio en barrera.
Estupenda panorámica en la que distinguimos de izquierda a derecha la Escuela de Agrónomos, la Casa Velázquez y la Facultad de Arquitectura. bajo ambas el Puente de los Quince Ojos, obra de Torroja, completamente desfigurado en la actualidad tras ser convertido en almacén.
Empezó el diestro pozoleño con unas muy sentidas tandas que fueron mostrando a los presentes como fue la aproximación y el avance del ejército franquista sobre la ciudad, pasando a continuación a desgranar como se produjeron los combates, los avances, contraofensivas, fechas, lugares, personajes. En fin una lección magistral sobre la Batalla de Madrid en la Ciudad Universitaria, que arrancó ovaciones de aprobación en los tendidos.
Tras esto cambió al toro de terrenos y comenzó una serie pases con mucho arte centrados en la Pasarela de la Muerte donde el diestro echó el resto. Impresionante la cantidad de fotografías muchas de ellas inéditas de la colección de los descendientes del propio Laborde, el ingeniero que estuvo al pie del cañón, o en este caso al pie del río, dirigiendo la construcción de los múltiples pasadizos en ingenios que los sublevados construyeron durante todo el tiempo que duro la guerra. La condición de arquitecto del diestro así como todo el tiempo que lleva dedicando al estudio de este tema, le conceden un gran dominio, como quedó demostrado, ya que en el poco tiempo que dedicó en estos lances, cualquiera de los presentes se marcho de allí con una idea clara de lo que ocurrió en ese corto tramo del río Manzanares, nuevamente “Universitario” volvió a estar magistral, ayudado como ya hemos dicho por una excepcional colección de imágenes, croquis y planos. Especial mención al momento en que el diestro indicó a los presentes que en los tendidos se encontraba uno de los intrépidos exploradores que había sacado a la luz, junto con “Manzanares”, los restos perdidos que ahora se pueden visitar de aquella desparecida pasarela, el mismísimo Moncloveño, lo que arrancó una clamorosa ovación en los tendidos que obligaron al diestro de la Cuesta de Areneros a saludar sombrero en mano desde su localidad.
El Puente del Generalísimo, última y más completa construcción de todas las desarrolladas durante la guerra por el Ejército Franquista para salvar el río Manzanares.
Con el público ya entregado, comenzó “Universitario” la parte más vistosa de su magistral faena, ayudado de un impresionante arsenal de imágenes que fue acertadamente comentando entre la admiración del respetable, que arrancaban sentidos oles en las gradas, así como algún que otro comentario con su voz de trueno del tremendo “Cuatro Vientos” acompañando el pase, del tipo “Capitán General de Galicia” o “Los Tiradodes de Ifni -Sahara”. La plaza, o para ser más exactos el tentadero, se venía abajo contemplando la actuación de este genial maestro.
Finalizó el diestro de Pozuelo su faena de espectacular volapié, enfrentándose de poder a poder con el morlaco, sin ningún miedo, pronunciando una frase que llegó al corazón de todos los presentes. Voy a tratar de reproducirla en estas líneas, pero me es imposible transmitir la emoción y sentimiento del momento. La frase decía algo así: (en la transición)…cincuenta años después de la Guerra Civil los testigos cada vez eran menos y sus tristes recuerdos despertaban poco interés en una sociedad a la que, en esos momentos, importaba más su futuro que su pasado. Ahora, en el siglo XXI, tendrán que ser los hijos o los nietos de aquella generación, los abocados a recuperar su memoria para que «sus nombres no se borren de la historia».
Al finalizar la conferencia se sirvió un vino español a los asistentes. En esta imagen vemos al coronel Ríos Capapé, junto al fotógrafo Deschamps mientras que el popular Perico Chicote les sirve uno de sus afamados cockteles, la fotografía fue tomada al poco de finalizar la guerra y esta tomada en las ruinas de la Facultad de Arquitectura.
Fue terminar el diestro de pronunciar estas emotivas palabras y los tendidos se poblaron de pañuelos solicitando los trofeos para esta maestro consagrado, mientras una clamorosa ovación se escuchaba incluso según testigos fumadores desde el exterior del edificio. Mientras esto ocurría allí estaba impasible “Cuatro Vientos” con el brazo estirado que parecía se le iba a desgajar del cuerpo, la mano alzada y el dedo índice apuntando amenazador al techo, cuan San Pancracio rampante, o como ese niño que se sabe la respuesta y quiere decir con el dedo : “yo,yo,yo, a mí profe, a mi”, y claro la moderadora le dio la palabra, lo que aprovecho nuestro admirado amigo, para dar otra muestra de su inigualable genio y sabiduría, además de repartir parabienes a todo el mundo que algo había tenido que ver en la conferencia, incluido Moncloveño que pasaba por allí. Con invitados así da gusto, donde va a parar, incluso invito a uno de los presentes a una visita guiada al Museo del Aire, todo un caballero.
Así terminó esta magistral faena, con el diestro sacado a hombros entre aclamaciones, y con los asistentes a este magno acontecimiento tomando un vino español en el hall del colegio, al que fuimos amablemente invitados por los organizadores del acto, y que sirvió para que los aficionados pudieran comentar y rememorar los mejores momentos de la tarde así como lo más destacado de esta magistral faena. Aunque algún grupo de insaciables cierrabares, y no quiero dar nombres, una vez acabado el piscolabis continuaron trasegando en la cafetería del colegio, hasta que el guardia jurado del turno de noche les obligó a desalojar el inmueble, con las consiguientes protestas del grupo que se había hecho fuerte en un rincón de la barra.
Tras la conferencia, ponente e invitados fueron agasajados por los organizadores con un espectacular ágape. En la fotografía vemos a "Universitario" (Izda), "Moncloveño" (centro) y al recientemente euskaldunizado "Txato de Bentas" al que se le ha ido la mano con los rayos UVA.
No quisiera terminar esta crónica sin mencionar un hecho que considero destacable. En esta clase magistral Juan Antonio González Cárceles no utilizó ni en una sola ocasión el término “nacionales”, lo que no impidió que todo el mundo saliera de allí con la lección bien aprendida. Una faena amena, aseada, sin apabullar, con un derroche de conocimientos y medios técnicos notable, sin pedantería, con modestia, y muy didáctica, al alcance de todos. Una auténtica clase magistral.
Florentino Areneros.
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