LA ROJA (CON PERDÓN), EL DUQUE DE ALBA Y EL DUQUE DE FUENTEALBILLA.
"Maldito pulpo, me sepultó en el ridículo. Destruyo la obra de toda mi vida". David Spiegelhalter, profesor de Estadística y Probabilidades de la Universidad de Cambrigde, en referencia al pulpo Paul.
Si hacen ustedes memoria amigos lectores en una crónica anterior publicada en este semanario titulada "De los Austrias a Mourinho" recordábamos la llegada de esta dinastía al trono de España y como el primer monarca de la misma, Carlos I, se iba a convertir por diferentes rebotes hereditarios en el monarca más poderoso de todo el orbe, quedando bajo su autoridad gran parte de los territorios europeos entre ellos los Países Bajos, parte de los cuales conforman la actual Holanda. Tener que gobernar tantos territorios y tan diversos no es tarea fácil, sobre todo si enciman te lo complican británicos, franceses y hasta los mismos Papas de Roma, sin olvidar al taimado Turco. Con un panorama así y teniendo en cuenta que en aquellos tiempos todavía no existía la ONU, la solución a los diferentes conflictos que se pudieran producir ya se la imaginaran ustedes, se aplica por decreto la ley del más fuerte.
Además de que en aquellos tiempos no existía la ONU, tenían también el serio handicap de que tampoco existiera el avión, lo más rápido y fiable que se conocía era el caballo al galope, solo superado por el lanzamiento de emisario a la catapulta, aunque bien es cierto que el caballo ofrecía una menor siniestralidad y mayor eficacia. Por lo tanto era prácticamente imposible que un soberano si sus dominios eran muy extensos, pudiera estar todos los lugares donde había jaleo, lo que solucionaba delegando, algo tan en boga en la empresa privada actual. Y para ello elegían a personas de su total confianza y que hubieran demostrado su inquebrantable lealtad a la corona, aunque en muchas ocasiones les saliese el tiro por la culata con la elección. Sería interminable el recordar a los innumerables virreyes, validos y otros cargos de designación directa, entre los que podríamos encontrar individuos de las más diversas cataduras, desde grandes hombres hasta auténticos canallas, así como un elevado número de inútiles, seguramente el grupo más numeroso, si no que se lo pregunten a los Borbones. Hoy nos vamos a centrar en uno de esos hombres en los que los reyes ponían su confianza, en Don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, el Gran Duque de Alba (ya lo ven amigos lectores, otro noble con nombre de Brandy).
El Duque de Alba, ilustre antepasado de la actual Duquesa de Alba sin lugar a dudas más conocida que su tatarabuelo, fue un militar y diplomático español que desde muy pequeño dio muestras de su indudable talento para ambos cometidos, ya que con solo seis años se marchó acompañando a su abuelo a tomar Navarra, como el que no quiere la cosa. Su primer encargo serio se lo encomendó Carlos I en 1532, los otomanos habían llegado hasta Viena y tenían cercada la ciudad, el Duque al mando de 200.000 hombres se dirigió para allí a poner orden, aunque no le hizo falta ni desenvainar, ya que los turcos viendo lo que se les venía encima tomaron las de Villadiego, o las de Estambul que viene a ser lo mismo. Posteriormente estuvo de campaña por el norte de África, tomando la ciudad de Túnez al malísimo Barbarroja. Más tarde participaría al mando de los temibles Tercios en la batalla de Muhlberg, que contribuirían notablemente a la victoria final. El Duque que comenzaría sirviendo a Carlos I lo continuaría haciendo con su hijo Felipe II, que le nombraría Virrey de Nápoles, donde tendría que dar cuenta del mismísimo Papa de Roma Pablo IV, si amigos lectores como lo oyen, que había osado desafiar a Felipe II aliándose con el Rey de Francia, que tras el descalabro en SanQuintin, que se armó una buena, dejó abandonado al Papa que tendría que rendirse tras conquistar el Duque de Alba la ciudad de Roma.
A estas alturas del relato habrán comprendido que el Duque era un valor en alza, una persona a la que se le podían encomendar grandes tareas. Pues bien, en 1566 se producen en los Países Bajos una serie de revueltas en diferentes ciudades instigadas por los calvinistas. Felipe II no podía consentir un hecho similar en un territorio de esa importancia económica, estratégica y política, y para solucionarlo envió a uno de sus mejores hombres que como ustedes habrán podido suponer se trataba del Duque de Alba. Al igual que la ONU, o los aviones, en aquella época tampoco existía el cine, pero el Duque aplicó el principio básico e inamovible en que se basan todas las películas de John Wayne, a saber: “algo ha pasado, alguien va a cobrar”. Y dicho y hecho, para allá que se fue el Duque acompañado de un gran ejército, que si no vas en ese plan la gente no te hace caso, y lo primero que hizo fue establecer el “Tribunal de los Tumultos”, que también sería conocido como “Tribunal de la Sangre”, ustedes ya se imaginaran la razón de esta doble denominación. Pero además de ejercer una severa represión, el Duque emprendió una rigurosa política recaudatoria para poder financiar el ejército que le acompañaba, lo que terminó de encender la chispa de un ya caldeado ambiente y provocando que varias ciudades se declararan en rebeldía. Al final Felipe II decidió mandar al Duque al banquillo en 1573, pero en ese tiempo el de Alba había conseguido crearse una imagen bien definida, imagínense como sería que aun en la actualidad cuando los niños holandeses no quieren terminarse la comida sus mamas les amenazan con un contundente “como no te lo comas va a venir el Duque de Alba” que suele tener efectos fulminantes. Un tío con carisma, si señor.
Pero por si toda la obra del Duque no había sido suficiente, en 1577 los tercios españoles, que llevaban más de dos años sin cobrar, saquearon la ciudad de Amberes dejando a su paso miles de víctimas. Estos son solo episodios de un largo periodo que sería conocido como la “Guerra de los 80 años” que finalizaría al independizarse Flandes de la Corona Española. Esta guerra se puede considerar una especie de Vietnam español, en la que la Corona se dejaría un buen número de hombres, así como importantes recursos y supondría el comienzo del declive imperial. Pero también supondría el nacimiento de lo que se conocería como la “Furia Española”, pero en un sentido muy diferente al que se ha utilizado referente al juego de la selección. El concepto Furia Española comenzaría a gestarse a partir de la aparición de la “Apología del príncipe D’Orange” cuya autoría se atribuye al príncipe aunque es bien sabido que se trata de la obra de un “negro”, no en el sentido racial si no literario. En esta apología se recoge un compendio de toda la propaganda antiespañola y también en contra de la Iglesia y la temida Inquisición, creando una imagen del español sanguinario y bárbaro que disfruta haciendo barbacoas de herejes, entre otras bestialidades, entre los que destaca al Duque de Alba como una de las personas que más disfruta con estos espectáculos, según el libro, para añadir además que la mayoría de los españoles, especialmente la nobleza, tienen sangre judía o árabe. Y seguramente esto último fuera lo que más cabrearía al Duque, que te digan que eres un bestia puede pasar, incluso puede hasta llegar a gustar, pero que te digan que no tienes la sangre pura sobre todo si eres noble, eso ya si que no, hasta ahí podríamos llegar. Y claro luego pasa lo que pasa, ¡si es que van provocando!, hay que ser inconsciente para provocar a un duque español al mando de un ejército. Por su parte Ingleses y franceses recibieron con gran alegría la aparición de este best seller, que sería traducido a innumerables lenguas, ya sabemos el cariño que nos tienen, y si no que se lo pregunten a Negrín. La imagen de la España Negra se extendió rápidamente por todo el mundo, muchas veces con fundamento y otras no, como por ejemplo cuando los franceses denominaron a la sífilis como “el mal español”, cuando en realidad todo el mundo sabe que se trata de “el mal francés”, ya lo ven queridos lectores a donde conducen algunas veces los “nacionalpatrotismos” desatados.
Como hemos tenido ocasión de comprobar en varias ocasiones en las páginas de esta publicación la historia es tozuda y al final acaba perseverando la verdad. Tras más de cuatro siglos de ignonimia el pasado domingo pudimos comprobar quienes son los bestias y quienes los refinados, quienes utilizaban la violencia desmedida y quienes la elegancia y el buen hacer. Por fin nos pudimos quitar de encima ese San Benito que nos habían colocado con la mal entendida “Furia Española”. El pasado domingo la Selección Española, “La Roja”, dio una auténtica lección de buen juego a los holandeses, que solo encontró solución para detener a la Marea Roja utilizando una violencia desmedida a la que los bizarros y aguerridos jugadores españoles se enfrentaron a pecho descubierto (que se lo digan a Xavi Alonso), respondiendo a la provocación con elegancia (no fue necesario sacar a Marchena).
El partido se presentía caliente desde los prolegómenos, escuchando lo que dice la letra del himno holandés, que para más señas tiene por título “El Guillermo” en referencia a Guillermo de Orange, el que firmaba el libelo calumnisoso, nada más y nada menos. En una de sus estrofas este himno dice: “Mi alma se atormenta oh noble pueblo fiel viendo como te afrenta el español cruel”. Si esto no es echar gasolina al fuego que venga un pirómano y lo vea. Y yo me pregunto amigos lectores, ¿con quien se mete el himno español?, si por no molestar a nadie no tiene ni letra, otra lección de tolerancia desde el comienzo. Si seguimos observando el momento de los himnos podemos constatar otra realidad que indicaba claramente a lo que se iban a enfrentar nuestros muchachos, mirando los rostros de los jugadores holandeses no quedaba ninguna duda observando sus peinados de que la gran mayoría de ellos eran “calvinistas”. Pero lo más inquietante de todo era el contemplar como el propio arbitro inglés (para que queríamos más, mira que no habrá países en el mundo) era calvinista hasta el corvejón también. Si todo este cúmulo de circunstancias adversas no fuera suficiente, piensen ustedes en la cantidad de veces que estos naranjitos habrán tenido que oír siendo todavía mandarinas aquello de: “si no te comes esta sabrosa sopa de arenque escabechado con crema de remolacha y espinaca amarga, vendrá el Duque de Alba y te flambeará”, algo que tiene que marcar a fuego e indefectiblemente para toda una vida el subconsciente de cualquier niño que consiga sobrevivir a la sopa y la cocina holandesa.
El "calvinista" trio arbitral al comienzo del encuentro.
Con estos antecedentes el partido no podía comenzar de otra manera que con repetidos ataques indiscriminados contra los miembros del combinado español que respondían únicamente desplegando un soberbio juego, mientras el calvinista colegiado británico hacía suyos los acuerdos del Comité de No Intervención y miraba para otro lado, como buscando a un primo en la grada, mientras la impunidad continuaba en el terreno de juego con entradas contempladas como delito en la propia Convención de Ginebra. No narraré el partido ya que todos ustedes como buenos aficionados lo habrán visto repetido en varias ocasiones y conocen de sobra también el resultado. Solamente remarcar nuevamente el hecho de que tras cuatrocientos años de infundadas calumnias se ha hecho por fin justicia y ha quedado claramente demostrado quienes son los caballeros y quienes los rufianes. Para demostrar que somos unos caballeros, podíamos aprovechar que los hechos acontecieron en Sudáfrica para hablar de los afrikaners, pero no haremos más leña.
Ahora quisiera terminar dedicando unas palabras a este grupo humano que ha conseguido realizar esta gran epopeya, este acontecimiento épico que recordarán hasta nuestros biznietos en su senectud. Si amigos lectores un heterogéneo conjunto de jóvenes, la mayoría provenientes de clases humildes y de todos los puntos de la geografía nacional, que han logrado esta gran gesta. Alguna vez alguien dijo que lo que mejor representa a España es la paella, plato comunal por antonomasia, un plato que tiene muchos y muy variados ingredientes y que basa su excelencia en la proporción entre todos ellos, cuando todos los ingredientes se encuentran en su justa proporción acorde a las características y naturaleza de cada uno de ellos, la paella es un plato sublime difícilmente igualable, pero sin embargo, cuando se pretende que alguno de los ingredientes destaque frente a los demás, la paella se convierte en un plato insufrible, empalagoso e indigesto, cuyo fin suele ser los contenedores de basura. Pues con España pasa algo similar, esta conformada por diferentes componentes culturales, históricos y sociales, cada uno de ellos con su propia idiosincrasia y características bien definidas, que si se combinan todas ellas el resultado puede ser sublime, pero que si se pretende imponer un “ingrediente” frente a los otros en toda la paellera, o que un “ingrediente” predomine en una determinada zona de la paellera, el resultado deja mucho que desear, teniendo en muchas ocasiones que recurrir a la “comida basura”, con gran quebranto y decepción de todos los comensales. Pues bien queridos amigos lectores, esta selección ha funcionado como una sublime paella, con la precisión de un reloj suizo, como una “paella mecánica”, como un conjunto con un claro objetivo donde no ha destacado ningún “ingrediente” y cuyos resultados hemos podido gratamente constatar.
No quisiera destacar a nadie de los componentes de este colectivo, pero si mencionar a dos de ellos como representantes del grupo. Uno es el entrenador Vicente del Bosque, que ha dado a conocer a todo el mundo el “seni” salmantino, y el otro es ese manchego de Fuentealbilla, Andrés Iniesta, el autor del gol que daría el título, una persona tímida y humilde, que representa como nadie a todo el colectivo. Si en tiempos de Franco se concedieron títulos nobiliarios como “Duque de Primo de Rivera”, o “Duque de Mola”, o “Marqués de Queipo de Llano” entre muchos otros, yo pediría que a Andrés Iniesta se le conceda el Gran Ducado de Fuentealbilla con Grandeza de España. De esta forma a los niños holandeses ya no haría falta mencionarles al Duque de Alba, si no quieren tomar la sopa, bastaría con decirles: “si no quieres tomar la sopa, vendrá el Duque de Fuentealbilla”. Ya esta temblando la población de arenque del Báltico.
Hay que recordar también a toda esa gente que ha trabajado en la sombra para poder hacer este triunfo posible, serían muchas las personas a nombrar pero de entre todas ellas me quedo con una que con sus desvelos con la cantera de jugadores ha contribuido indudablemente al triunfo de España, me refiero a Joan Laporta. Desde aquí quiero agradecerle en nombre de todos los españoles su esfuerzo: “Gracias Joanete, tu excelente trabajo ha contribuido enormemente a hacer una España mejor”.
Pero no podíamos terminar una crónica de SOL Y MOSCAS sin tratar ninguno de los temas habituales de nuestra publicación, a saber los toros y la guerra civil española. A poquito que se rasque siempre en la realidad nacional siempre sale alguno de estos temas y hoy vamos a hablar brevemente del Ducado de Alba durante la Guerra Civil. Al producirse el golpe de estado de 1936 el ducado lo ostentaba Jacobo María del Pilar Carlos Manuel Fitz-James Stuart Falcó Palafox-Portocarrero y Osorio, que también ostentaba el nobiliario título británico de X Duque de Berwick, lo que le convertía en un perfecto conocedor de el país, además de contar con unas excelentes relaciones en todos los ambientes económicos y políticos, ya que también estaba emparentado con la Familia Real Británica. Dada su condición de noble estaba evidentemente opuesto a la existencia de la República, y tras la proclamación de esta se marcharía a Londres donde le sorprendería (o quizá ya lo sabía) el levantamiento del 18 de Julio de 1936. Franco no podía desaprovechar esta influyente figura, y aunque el Reino Unido no reconocía oficialmente al régimen de Franco, el Duque actuaba como una especie de embajador extraoficial del mismo. Durante todo el conflicto Don Jacobo desarrolló una intensa labor que sin duda contribuyó notablemente a la actuación, o para ser más exactos a la no actuación, británica durante la contienda española, quizá uno de los factores que más decisivamente contribuyó a la derrota final de la República. Al reconocer el gobierno británico a Franco, el Duque pasaría a ser embajador en el Reino Unido del régimen del dictador, aunque Don Jacobo, como no podía ser de otra forma debido a su condición de noble, era un monárquico convencido. Cuando Don Juan de Borbón hizo publico el Manifiesto de Lausana en el que abogaba por que Franco dejara el poder y diera paso a una monarquía constitucional y democrática, y ya se pueden ustedes imaginar la respuesta del Caudillo. Tras ello el Duque renunciaría a la embajada en Londres y hasta su muerte en 1953 se dedicaría a sus estudios históricos, llegando a dirigir la Real Academia Española de la Historia, manteniendo durante todo este tiempo una actitud de distante frialdad con el dictador.
Y termino (esta vez ya de verdad) con una pequeña historia. El Palacio de Liria de Madrid ubicado en la calle de La Princesa, es la residencia de los Duques de Alba, y al igual que otros muchos edificios del barrio de Argüelles sufrió los bombardeos de la aviación franquista. El edificio era un auténtico museo debido a la cantidad de obras de arte y objetos de valor que atesoraba. Se montó una gran operación para salvar de las llamas todos aquellos tesoros, y aquello fue utilizado por la propaganda republicana para apuntarse un gran tanto mediático mostrando como los milicianos arriesgaban sus vidas para salvar el patrimonio de un aristócrata de las llamas provocadas por la acción de la aviación fascista italiana y alemana. Hasta aquí un hecho bastante conocido para cualquier buen aficionado, pero pasados algunos tras la finalización de la guerra el Duque visitó a Franco en su despacho de El Pardo, llevándose la gran sorpresa de comprobar que este se encontraba sentado en una hermosa y valiosa antigua mesa de su propiedad que el ya había dado por perdida tras el incendio del Palacio de Liria. Al todopoderoso Franco no le haría mucha ilusión el tener que devolverla lo que sin duda contribuyó a enfriar más todavía la relación entre ambos. Esta visto que este país de pícaros por un muy alto que se este, el que no corre vuela.
Y hasta aquí la crónica de este épico acontecimiento que les hemos narrado, teníamos preparada una crónica basada en las Fiestas de San Fermin de 1936 que publicaremos la próxima semana. A continuación pueden contemplar una serie de imágenes obtenidas por el fotógrafo oficial de la redacción, FOTO JAZ, donde pueden contemplar los momentos previos al evento y la celebración en las calles del título, con la secuencia de una “peineta” desde el autobús de Xavi Alonso a un grupo de holandeses que presenciaban el desfile. Por cierto, el pobre Lagartija que recordarán ustedes por ese don que le permite predecir los grandes acontecimientos, se ha hecho una herida en el omóplato, el derecho.
Florentino Areneros.
ULTIMA HORA
La Roja a su paso por la calle de La Princesa (doble click para ampliar la imagen).
Por problemas de secado de la tinta, mostraremos en una próxima entrada la galería fotográfica del recibimiento en Madrid a la selección y preparativos del mismo, incluyendo fotos de esos lugares durante la guerra. así como una espectacular secuencia en la que vemos a Xavi Alonso dedicar una cariñosa peineta a un grupo de holandeses que contemplan el desfile desde un balcón.
permitame uzte don florentino que le sugiera que en sus proximos articulos, haga algun comentario al desarrollo de la lidia del toro Estatut y la actuacion del picador Constitucional que dejo seriamente lesionado con sus puyazos al animal, tanto es asi, que fue devuelto enrabietado a los toriles, donde al encontrarse con el toro Español le corneo dejandole invalido por lo que no podra ser toreado en adelante en los cosos de Catalunya.
ResponderEliminarEstimado Chato de Ventas, un autentico honor tener entre los lectores de esta modesta publicación a alguien que siempre esta a “La Vanguardia” de la actualidad taurina, futboolera y de la guerra civil, esperamos no defraudarle.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que menciona no dude en que tendrá cabida en este medio tan preocupado por la actualidad taurinoguerracivilera. Mañana miércoles si no me equivoco se votará en el Parlament la resolución sobre la prohibición de la Fiesta, como “usté” bien señala es posible que la faena realizada al Estatut pueda influir en el resultado de la votación, que ya sabemos que en todos sitios hay gente rencorosa. Utilizando una frase muy frecuente en el mus cuando el final de la partida es inminente y la cosa esta muy igualada, podemos decir que “incierto se presenta el reinado de Witiza” en lo referente a los toros en Cataluña. Pero sea cual sea el resultado desde SOL Y MOSCAS daremos cobertura a tan singular acontecimiento, así como a las reacciones que con toda Esperanza se habrán de producir.
Pues sí, Álvarez de Toledo es judío, y Pimentel también... Ya se sabe que arrepentidos suelen se los más extremistas.
ResponderEliminarK.R.