sábado, 28 de diciembre de 2019

EL ABUELO BRIGADISTA DE GARETH BALE

Detalle de una fotografía donde vemos un primer plano de Jonathan Bale durante su reclusión en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña en Burgos. El enorme parecido con su nieto es manifiesto. (Fotografía Biblioteca Nacional de España). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

EL ABUELO BRIGADISTA
DE GARETH BALE

Por Florentino Areneros

La Guerra Civil española está llena de singulares y emotivas historias personales, la mayoría de ellas son completamente desconocidas por el gran público, y muchas se acaban perdiendo para siempre cuando desaparecen sus protagonistas. Algunas resultan tan increíbles y fantásticas que muchos las consideran directamente una ficción fruto de alguna mente inquieta, cuando no fruto de una chanza. A veces estas historias desconocidas cobran una especial trascendencia cuando tienen alguna relación con el presente, o con algún personaje actual, como es el caso de la historia que traemos hoy a nuestras páginas.

Hace unos meses la Wales International Fighthers (WIFI), una asociación creada por antiguos brigadistas internacionales del País de Gales que a día de hoy sigue desarrollando la intensa actividad, publicó on-line parte de sus archivos y fondos documentales, entre los que se incluyen los informes y entrevistas que un importante número de brigadistas galeses redactaron a petición de la asociación años después de que finalizara la guerra, a comienzos de los años 50 del pasado siglo, en los que narraban su experiencia como miembros de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil Española. Unos testimonios que constituyen una extraordinaria fuente documental para conocer de primera mano y narrado en primera persona, las vivencias y vicisitudes de todos estos hombres, protagonistas de uno de los episodios más trascendentales de la Historia de España. Entre todos estos informes hemos encontrado el de Jonathan Bale, un joven minero galés que formó parte de las Brigadas internacionales. A ello habría que añadir el fondo documental de la Biblioteca Nacional de España, que guarda las fotografías de los brigadistas internacionales prisioneros en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña (Burgos).

Jonathan Bale, en el centro, junto a sus inseparables compañeros y amigos Thomas Jones (izquierda) y Kenneth Follet (derecha) posan para el fotógrafo junto a su perro “Churchill”. (Fotografía Biblioteca Nacional de España). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Jonathan Bale nació en el año 1913 en Pontllanfraith, ubicada en el valle de Sirhowy, una pequeña localidad del condado de Caerphilly Gales, en el seno de una humilde familia, cuyos miembros dependían desde hacía generaciones del trabajo en las minas de carbón, al igual que la mayoría de las familias de la comarca. Desde muy joven comenzó a trabajar, acompañando a su padre y tíos, en alguna de las numerosas minas de la región, la mayoría de las veces en muy duras condiciones. Su trabajo forjaría en él una marcada conciencia de clase, lo que le llevaría a afiliarse con solo 17 años al South Wales Miners Association, uno de los sindicatos o “trade union” que formaba parte de la poderosa Miners Federation of Great Britain (MFGB). Las penosas condiciones laborales, acrecentadas por los devastadores efectos de la crisis del 29 y el auge de los fascismos en Europa, convertirían a Jonathan en un comprometido activista pese a su juventud. Participaría en numerosas huelgas, dando en varias ocasiones con sus huesos en el calabozo.

Un grupo de mineros toma una cerveza en el pub de Pontllanfraith tras una dura jornada laboral. A la derecha de la imagen Genevieve, la camarera del local. (Fotografía Archivo del Ayuntamiento de Pontllanfraith). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

A comienzos de octubre de 1936 sería uno de los centenares de mineros galeses que se desplazarían en tren hasta Londres para oponerse a la manifestación que los partidarios de Oswald Mosley, líder del partido Unión Británica de Fascistas, habían convocado para el 4 de octubre. Aquella manifestación terminaría con graves enfrentamientos entre los sindicalistas y los fascistas de Mosley, en lo que se conoció como la Batalla de Cable Street. También participaría activamente en lo que se conoció como las “Marchas del Hambre”. Aquellos acontecimientos habrían de cambiar la vida de Jonathan Bale, convencido desde ese momento del inminente peligro que suponía el fascismo en Europa y de la necesidad de combatirlo.

Tres instantáneas de lo que se conocería como la Batalla de Cable Street que tuvo lugar en Londres el 4 de octubre de 1936. En la foto superior vemos al líder fascista británico Oswald Mosley pasando revista a sus partidarios antes de comenzar la manifestación. En la fotografía central vemos a los manifestantes que se dirigen a oponerse a la manifestación fascista. En la imagen inferior vemos un momento de los graves enfrentamientos entre policía y manifestantes contarios a los fascistas que se produjeron ese día. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Desde España llegaban noticias alarmantes, había comenzado la primera batalla contra el fascismo en Europa. Algunos compañeros del sindicato ya habían partido para España decididos a luchar contra los fascistas que iban ganando terreno de manera imparable. La idea comenzó a tomar fuerza en su cabeza, y finalmente a mediados de enero de 1937 se decidiría a emprender la aventura. Partiría rumbo a Londres en compañía de sus también compañeros y amigos desde la infancia Thomas Jones y Kenneth Follet, de quienes no se separaría en toda la guerra. En la estación Victoria de Londres compraron billetes de ida y vuelta de fin de semana a Paris, para lo que no era necesario pasaporte, burlando de esta forma la ley de alistamiento extranjero de 1870, un método habitual utilizado por los futuros brigadistas británicos. Partieron a Dover donde tomarían un vapor que les llevaría hasta Calais, ya en Francia.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.

Una vez en territorio francés, entraron en contacto con miembros del Partido Comunista de Francia, que habría creado una estructura para conseguir encauzar el imparable flujo de voluntarios que desde todos los rincones de Europa. Tras diversas vicisitudes conseguirían llegar a París, y desde allí hasta un pueblecito cercano a la frontera española del que Jonathan no recuerda el nombre en su informe, donde permanecerían un par de semanas hasta que finalmente consiguieron cruzar a territorio español. A los pocos días llegarían a Barcelona, y de allí a Valencia y Alicante. En su escrito Jonathan Bale deja constancia de la grata impresión que le produciría su entrada en España, menciona la constante presencia del Sol y la cegadora luz, en contraste con el brumoso clima al que estaba acostumbrado. También habla con entusiasmos de la visión del Mediterráneo, ese “gran mar azul y tranquilo”, y sus doradas playas. Tras varios días de viaje, que aprovecharían para ir conociendo un país que no dejaba de sorprenderles y admirarles, llegaron a Albacete y desde allí al pequeño pueblo de Madrigueras, donde comenzaría su entrenamiento militar.

Un grupo de brigadistas haciendo instrucción en los primeros días de su llegada a Albacete. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Junto a sus inseparables amigos sería destinado a un pelotón de ametralladoras, seguramente debido a que los tres habían trabajado con percutores neumáticos en las minas de su Gales natal. Les sería asiganda una maquina Maxim, de fabricación soviética, a la que bautizaron como “Sweet Genovieve” en recuerdo de una camarera del pub de su Pontllanfraith natal, tal y como relata Bale en su testimonio escrito. Quedarían bajo las órdenes del sargento Ben Toshack también galés como ellos, famoso en el Batallón por su mal carácter y su afición a comer bien y beber mejor. Hasta Madrigueras habían llegado los ecos de la heroica actuación del Batallón Británico en la Batalla del Jarama, donde sus componentes había protagonizado uno de los episodios más legendarios de toda la guerra con la tenaz resistencia en lo que luego se conoció como la Colina del Suicidio (Suicide Hill), un sangriento enfrentamiento en el que el Batallón perdería más de la mitad de sus componentes, consiguiendo con su extraordinario sacrificio frenar el avance del Ejército Africano del general Franco que había conseguido cruzar el Jarama la noche anterior. Gracias a la valerosa actuación de estos hombres, para muchos era la primera vez que empuñaban un arma, se consiguió frenar el imparable avance de los enemigos durante dos días con una manifiesta inferioridad de efectivos, y permitir la reorganización de las fuerzas republicanas. El sacrifico de los hombres del batallón Británico no había sido en vano.

Miembros del Batallón Británico posan con una de las banderas de la unidad. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Tras interminables semanas de preparación en Madriguerras, “in the middle of nowhere” según palabras del propio Jonathan Bale, por fin serían trasladados al frente. A comienzo de julio de 1937 serían desplazados en tren y posteriormente en camiones hasta algún lugar cercano a Madrid, iba a ser su bautismo de fuego. El 6 de julio comenzaría la ofensiva de Brunete y la compañía de Bale participaría en la toma de Villanueva de la Cañada. Aquello superaba con mucho todo lo que habían podido imaginar sobre la guerra, la visión de los primeros muertos, la sangre y las explosiones que convertían aquello en un auténtico infierno, marcarían profundamente a nuestros jóvenes protagonistas. A ello había que sumar un extraordinario calor, y el hambre y sobre todo la sed. Pese a las enormes dificultades y el terrible choque que la visión de la guerra les produjo, cumplieron con su deber. En los días posteriores participarían en el intento de toma del cerro Mosquito y el vértice Romanillos, bajo una auténtica lluvia de fuego. Al finalizar la batalla, nuevamente el Batallón Británico había sufrido un importantísimo número de bajas, entre ellas la de Kenneth, herido al ser alcanzado por un trozo de metralla, aunque afortunadamente no fue una herida grave y se pudo reincorporar a la unidad pocas semanas después. La dantesca visión de aquellos combates, el horror de la guerra, la muerte y la destrucción marcarían para siempre a Jonathan.

Estandarte del Batallón Británico donde figuran todas las batallas en las que intervino. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Desde ese momento participaría en todas las acciones en las que participó el Batallón, primero en Quinto y luego en Belchite, otro de los lugares donde comprobaría la crueldad de la guerra. Semanas más tarde participaría en los combates de Fuentes de Ebro, una desastrosa operación donde caería el mítico comandante Harold Fry, el héroe de la Colina del Suicidio.

En poco más de tres meses nuestros jóvenes amigos habían experimentado el dramático sabor de una guerra, apenas quedaba ya nada en ellos de aquellos jóvenes idealistas que salieron de Gales al comenzar el año, se habían convertido en unos experimentados y valerosos soldados. Tras la batalla de Fuentes de Ebro tendrían un periodo de descanso en tierras aragonesas, que sería aprovechado para intentar elevar la moral cada vez más dañada de estos hombres. Se organizaron diferentes actividades lúdicas y deportivas para distraer a la tropa, se organizó un campeonato de boxeo, que ganó un inglés, y un partido de fútbol entre componentes del Batallón Británico y un combinado de tropas españolas, que finalmente resultaron vencedoras del “match”. En aquel partido participaría Jonathan Bale jugando como “forward”. Jonathan Bale era un experimentado futbolista, cualidades que sin duda ha heredado el más afamado de sus nietos. En sus memorias achaca la causa de la derrota al terreno de juego “un pedregal donde no podían correr ni las cabras salvajes, pero donde los españoles se desenvolvían de manera diabólica”, en aquel partido Jonathan Bale se lesionaría, echando la culpa al estado del terreno de juego. El día del partido recibirían la visita del cantante, deportista y actor norteamericano Paul Robeson, y del líder del partido laborista Clement Attlee. Les acompañaba el político español Rafael Sánchez Guerra, que había sido presidente del Madrid C.F. hasta el comienzo de la contienda, quien al finalizar el encuentro regalaría un pequeño banderín con el escudo de su equipo a todos los participantes en el partido, un banderín del que Jonathan no se separaría hasta regresar a Gales, al igual que su ya inseparable boina de brigadista, y que presidiría el salón de su casa hasta el final de sus días, él defendía con orgullo que en España había jugado contra el Madrid.

Si en Brunete los miembros del Batallón Británico tuvieron que sufrir temperaturas superiores a los 40 grados centígrados, en Teruel, en la imagen, combatirían a menos de 20 grados bajo cero. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Si en Brunete habían experimentado un calor sahariano, ahora tendrían que padecer un frío siberiano en Teruel en enero de 1938. Tras la toma de la ciudad se desencadenó una extraordinaria ofensiva franquista que acabaría destrozando la resistencia republicana. Los hombres del Batallón Británico se vieron envueltos en las siguientes semanas en una retirada desordenada que habría de producirles numerosas pérdidas. A principios de Marzo, tras abandonar Alcañiz, se dispusieron a trazar una línea de resistencia en las afueras de la localidad. Era una mañana de niebla, nuestros jóvenes protagonistas situaron a “Sweet Genovieve” en la posición indicada por su sargento en uno de los flancos de la compañía. Al poco tiempo comenzó un fuego intenso, Jonathan no recuerda cuanto tiempo pasó, pero sin darse cuenta habían sido rodeados por un grupo de soldados moros, estaban perdidos. Levantaron las manos y se incorporaron, se pusieron en lo peor, sentían el final cerca, la ferocidad y salvajismo de estas tropas era de sobra conocida. Entonces Thomas Jones, con su potente voz, comenzó a entonar el tradicional «Dafydd y Garreg Wen», un triste canto tradicional de Gales. Aquello dejo perplejos a los enemigos, que permanecían absortos ante aquel extraño acontecimiento, mientras les apuntaban con sus fusiles. Sin duda el vozarrón de Thomas llamó la atención en los alrededores, y en ese momento apareció pistola en mano un teniente que dijo a sus hombres:

- A estos no les hagáis nada, llevárselos al comandante

Y dirigiéndose a uno de ellos le dijo

- A ti Mohamed te hago responsable de que lleguen los tres con vida, respondes con la tuya.

A continuación se dirigió a los prisioneros y tras ofrecerles un cigarrillo, comenzó a hablar con ellos pese al poco castellano que dominaban, a excepción de Kenneth que tenía cierta facilidad para las letras y los idiomas, y en el tiempo que llevaban en España había conseguido un nivel medianamente aceptable. Al enterarse de que eran ingleses les dijo que había estado en el Jarama y Brunete, y que admiraba su valor, pero que lamentaba que les hubieran engañado y que lucharan en el lado equivocado.

Un grupo de prisioneros de las Brigadas Internacionales custodiados por miembros de la Guardia Civil. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Seguidamente les condujeron no de muy buena gana y de no muy buenos modos hasta la retaguardia, aprovechando los moros el trayecto para “aligerarles” de algunas pertenencias. Tras más o menos media hora se encontraron con otro grupo más numeroso de prisioneros, que permanecían sentados formando un círculo. Allí se encontraron con otros miembros del Batallón, quienes les informaron que gran parte de los compañeros habían caído. Por la tarde fueron a una pequeña población, donde los prisioneros fueron introducidos en un corral de ovejas para pasar la noche. Los dos días siguientes lo pasaron andando casi todo el día, hasta llegar a una población más grande, de la que no recuerda el nombre, donde fueron introducidos en los vagones de un tren, también de ganado. No recuerda el tiempo que pasaron en el tren, seguramente un día entero con su noche, hasta que llegaron a Burgos. Allí hicieron descender a todos los prisioneros extranjeros y los hicieron montar en camiones, desde donde les trasladaron a un “antiguo convento muy grande” en palabras del propio Jonathan. Se trataba del monasterio de San Pedro de Cardeña, donde fueron confinados cientos de brigadistas internacionales durante la guerra.

Otra instantánea donde vemos a Jonathan Bale (en el centro) acompañado de sus inseparables amigos Thomas Jones (izquierda) y Kenneth Follet (derecha). Esta foto fue tomada antes de que fueran hechos prisioneros. (Fotografía Biblioteca Nacional de España). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Jonathan Bale y sus dos amigos permanecerían varios meses prisioneros. La vida en el monasterio era rutinaria, les obligaban a trabajar en la construcción de una carretera, aunque parece ser que su labor más habitual consistía en mover grandes piedras de un sitio a otro, para volver a llevarlas al sitio anterior al día siguiente. Otra de las ocupaciones más comunes era asistir a las soporíferas charlas de educación, donde les hablaban de los males del comunismo y de las virtudes de la religión. Pero lo que peor llevaban eran las largas ceremonias dominicales formados al sol, escuchando una interminable misa seguida de un no menos duradero discurso bien del responsable del campo, o bien del Obispo que algunos domingo tenía la “amabilidad” de visitarlos, o bien de los dos a la vez, cuando no se sumaba algún espontáneo más al “speach”, algo difícil de entender por parte de Jonathan porque al igual que él, seguramente el resto de prisioneros no se enteraban de la misa la media, nunca mejor dicho. En estas ceremonias de exaltación cuando los formaban y les hacían gritar ¡VIVA FRANCO!, los prisioneros de habla inglesa contestaban con un ¡VIVA FUCK YOU! (pronunciado viene a sonar como algo parecido a "viva fakiu"). El resto del tiempo lo pasaban ociosos deambulando por el patio, se hicieron con una mascota, un perro al que bautizaron como “Churchill”. También pasó por su cabeza el fugarse, pero era un plan irremediablemente condenado al fracaso, sin conocer el idioma y sin conocer el terreno, la fuga que era una temeridad que se pagaba muy cara.

Regularmente los prisioneros, por lo menos una vez a la semana, eran obligados a asitir a ceremonias religiosas y de exaltación del régimen franquista. Cuando eran obligados a gritar ¡VIVA FRANCO!, Bale y sus compañeros respondían ¡VIVA FUCK YOU!, que sonaba algo parecido a ¡VIVA FAKIU!. (Fotografía Biblioteca Nacional de España). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

A finales de 1938 reunieron a todos los prisioneros británicos, y les informaron que en breve partirían para su país. A los pocos días aparecieron varios autobuses con distintivos de la Cruz Roja donde subieron los prisioneros británicos y norteamericanos, atrás dejaban centenares de compañeros de otras nacionalidades de los que nunca más tendrían noticia. También dejaría Jonathan todos sus recuerdos y al pobre Churchill que fue adoptado por un brigadista polaco, solo conservó su ya inseparable boina de brigadista y el escudo del Madrid. Desde San Pedro de Cardeña se dirigieron hacia Santander escoltados por otros vehículos militares, y allí embarcarían hacia Portsmouth. A su llegada a suelo británico les esperaba un comité de recepción formado por varias decenas de simpatizantes. Tras ser minuciosamente fichados (los brigadistas no gozaban de muchas simpatías entra las autoridades y policías británicas), y pasar los diferentes trámites de inmigración serían puestos en libertad. Años después se enteraría de que el gobierno británico, por mediación del Duque de Alba, embajador extraoficial de Franco en el Reino Unido, había intercedido para poner en libertad a los ciudadanos británicos. Y Franco, deseoso de mantener buenas relaciones con el Imperio Británico una vez finalizada la guerra, habría accedido gustoso a la petición.

Brigadistas británicos a su llegada a un puerto del Reino Unido tras ser deportados desde España. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Jonathan Bale regresó a su Gales natal acompañado de sus dos inseparables amigos, ya unidos para siempre los tres con un vínculo indisoluble tras su paso por España. Conseguiría rehacer su vida y con los años formar una familia, pero nunca renunció a sus ideales ni a su pasado, siempre repetía con orgullo que él había estado en España luchando contra el fascismo. Tampoco se olvidó de su pasado sindicalista, y desarrolló una gran actividad a lo largo de toda su vida. En las legendarias huelgas de los años 80 contra las políticas mineras de Margaret Thatcher era habitual verle al frente de las manifestaciones con su inseparable boina de brigadista. Hasta el final de sus días siempre repitió que no había podido acabar con el fascismo en España, ni con el liberalismo de la Thatcher, según él el nuevo fascismo disfrazado que acabaría con el mundo si no se le paraba, pero que por lo menos lo había intentado. España siempre estuvo en su pensamiento y en el de sus amigos, tanto es así que a su primer hijo varón, su amigo Thomas Jones le bautizó como Paco en memoria de un amigo español muerto en Belchite. El recuerdo de España permanecería en sus mentes hasta el último momento.

Y esta es la increíble historia de Jonathan Bale en la Guerra Civil española, una historia en la que cayeron muchos inocentes.

Florentino Areneros.
MADRID 28 DE DICIEMBRE DE 2019



PRÓXIMAS ENTREGAS

Con este artículo sobre Jonathan Bale comenzamos una serie de entregas en la que recuperaremos las biografías de diferentes personajes anónimos que pasaron por nuestra Guerra Civil, que cobran gran interés bien pos su propia biografía, o bien con la relación que pueden mantener con algún personaje de la actualidad, como es el caso de J. Bale.

EL MILICIANO PACO BANDERAS


Francisco Banderas, Paco para los amigos, nació en Málaga en 1915, Al producirse el golpe militar que desencadenaría la Guerra Civil se presentaría voluntario para combatir a los sublevados. Tras luchar en la defensa de su ciudad, tuvo que huir al caer esta por lo que se conoció como “La Desbandá”, en la que murieron centenares de refugiados malagueños. Su biografía, pese a las numerosas peripecias que hubo de pasar durante y tras la guerra, podría ser la un miliciano más si no fuera porque Paco Banderas es el abuelo de un actor de reconocido prestigio mundial como es Antonio Banderas. En una próxima entrega repasaremos sus interesantes vivencias.

Un grupo de milicianos en Málaga a las pocas semanas de iniciarse la Guerra Civil. A la izquierda, rodeado por un círculo, vemos a Paco Banderas, abuelo del actor Antonio Banderas. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

EL CAMARADA KLAUS

En diciembre de 1936 se unió a las tropas que defendían Madrid un personaje singular, el cual se hizo rápidamente popular en todo el frente. No había muchas referencias sobre él, se trataba de un hombre ya entrado en años, con una poblada barba blanca. Decía haber llegado desde Laponia, llamarse Klaus y que había venido a España para evitar que el fascismo acabara con la ilusión de los niños. En los estadillos de tropa de estas fechas que se conservan en el Archivo de Salamanca, figura Rovaniemi, en Finlandia, como su domicilio. De carácter afable, rápidamente se ganó la simpatía y el cariño de sus compañeros, quienes le nombraban como el “Camarada Klaus”, nunca le permitieron situarse en primera línea. Se le dio como desaparecido en los combates que se produjeron al anochecer en las proximidades de Majadahonda, aunque ahora sabemos gracias al prestigioso investigador Guillermo Poza Madera, experto en esta zona, de la existencia de un parte médico del Hospital Psiquiátrico de Campaña Nº3 de Colmenarejo, donde uno de los milicianos allí ingresados, afirmaba haberle visto salir volando esa noche en un carro sin ruedas tirado por unos extraños ciervos. En el artículo que publicaremos próximamente ofreceremos muchos más detalles, incluido el parte médico, de la singular biografía de este personaje cargada de sorpresas.

El “Camarada Klauss” seguido de un nutrido grupo de jóvenes en las proximidades del frente madrileño en diciembre de 1936. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

La popularidad del “Camarada Klauss” alcanzó tal nivel que incluso le dedicaron portadas, como esta del madrileño diario Ahora del 22 de diciembre de 1936. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

ESTE ARTÍCULO
FUE PUBLICADO EL
28 DE DICIEMBRE DE 2019
DÍA DE LOS INOCENTES
TODAS LAS FOTOGRAFÍAS
SON AUTÉNTICAS

jueves, 19 de diciembre de 2019

EL FUSIL CHECO ZH29

El emperador etíope Haile Selassie con un sacerdote y dos guardias personales, uno de los cuales porta un ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
EL FUSIL CHECO ZH29

Muchas fotografías de la Guerra Civil Española esconden secretos o nos pueden proporcionar pistas para profundizar en aspectos poco conocidos de la contienda. En ocasiones gracias a las dotes de observación y al conocimiento experto de la persona que contempla la imagen, esa fotografía puede proporcionar una gran cantidad de información documental, que hasta entonces había pasado desapercibida.

Hace unas semanas recibimos un correo de Ramiro Alalado, lector de Sol y Moscas, en el que nos daba a conocer la singular y desconocida historia que se escondía tras unas fotografías de Alfonso, en las que aparecía un rifle desconocido en nuestra contienda. Ramiro Alalado, autor del artículo que encontraran a continuación, ha conseguido identificar el arma, y poner nombre también a alguno de los personajes que aparecen en las imágenes, y partir de ello, tratar de reconstruir la historia que se encerraba tras estas imágenes. Pero como suele ocurrir en muchas ocasiones tratándose de investigaciones sobre la Guerra Civil, al cerrar algunas puertas, se abren otras, aparecen nuevas incógnitas a las que responder.


EL FUSIL SEMIAUTOMATICO ZH 29 CALIBRE 7,92 mm,
DE ORIGEN CHECO,
EN LA ESPAÑA REPUBLICANA

Por Ramiro Alalado.

Vistas laterales del rifle ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

HE IDENTIFICADO, MEDIANTE LA OBSERVACIÓN DE VARIAS FOTOGRAFÍAS DEL ARCHIVO FOTOGRÁFICO ALFONSO, LA PRESENCIA DE ESTE ARMA EN LA ESPAÑA REPUBLICANA, SIENDO EXHIBIDO, EN ALGÚN LUGAR DEL ÁREA DE MADRID DURANTE LA GUERRA CIVIL DE 1936 – 1939.

EL FUSIL SEMIAUTOMÁTICO ZH 29 CAL. 7,92 mm


La famosa fábrica militar Československá Státní Zbrojovka de Brno (Moravia), más conocida como ZB, trabajo en el diseño de un fusil semiautomático que vendió bajo pedido a la República de la China Nacionalista. El diseñador fue Manuel Holek, creando en 1929 el fusil semiautomático ZH vz. 29. La letra H es una concesión a su diseñador y el 29 representa al año de entrada en producción 1929.

Era un arma con accionamiento por toma de gases, disipador de calor de aluminio rodeando parte del cañón y cargador extraíble de 5, 10 ò 20 unidades del potente cartucho de fusil calibre 7.92x57. También se fabricaron ejemplares en calibre .276 Pedersen y .30-06 americano de cara al mercado de exportación.

La industria militar checa tenía una fuerte presencia en la balanza comercial del estado. No hay datos sobre su uso por el ejército checo, aunque si hay fotos de su uso. Si sabemos de su evaluación por el ejército estadounidense que rechazo adquirir el arma. Estuvo en servicio en la China Nacionalista algunos años, pero poco antes de la invasión alemana de Checoeslovaquia dejó de fabricarse. Se calcula que solo se vendieron unos 600 ejemplares a China.

Era un arma cara, fabricada con profusión de costosas piezas de excelente acero mecanizado, con un difusor de calor construido con el caro aluminio fundido y al parecer podía dar problemas en condiciones de combate si no era mantenida y limpiada correctamente.

La República Española, que estaba inmersa en una larga guerra de desgaste, necesitaba conseguir armas evitando las restricciones del Comité de No Intervención. La República ya era cliente de la industria armamentista checa.

El fusil checo ZH 29 tenía una ventaja añadida que consistía en su munición, idéntica a la fabricada en España para el fusil Máuser producido en la Fábrica de Armas de Oviedo (FABRICA DE LA VEGA) antes de la guerra civil, arma reglamentaria en el Ejército Español, muy común entre las tropas republicanas.

Un grupo de soldados del ejército chino equipados con fusiles ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

COMO IDENTIFICAR EL ARMA: estas son las características observables del arma que nos permiten diferenciarla de cualquier otra:

- Bocacha con forma cónica desde el punto de mira. El cañón forma un ángulo de +1 grado respecto a la empuñadura de madera.
- Camisa cilíndrica de aluminio con acanaladuras, diseñada como difusor de calor para el cañón, construida de una pieza y colocada entre el cañón y la guarda de madera. El arma podía dispararse tiro a tiro o mediante ráfagas, de ahí la necesidad del difusor.
-Culata pequeña y corta, inferior en tamaño a la del fusil máuser o el moisin-nagant. se acompaña de una bayoneta tipo máuser que se engarza en la muesca bajo el cañón.
-No tiene acanaladuras en la guarda de madera para sujetar el arma durante el disparo. tampoco parece aconsejable sujetarla por el difusor de aluminio. En la foto del soldado chino (foto 1) se ve que usa la correa de cuero para mantener el arma sujeta durante el disparo.

FOTO 1: Un soldado chino disparando con un ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

-No lleva abrazaderas para sujetar la guarda al cañón.
-El punto de mira es grande y hendido.
-Tiene cuatro argollas para el correaje: dos en la guarda y dos en la culata.

EL ARMA DE LAS FOTOS DEL ARCHIVO ALFONSO tiene algunas características peculiares:

-Cargador metálico grande y recto – es el depósito para los clips de 5 balas. el arma se puede cargar introduciendo estos clips de cinco balas con la recamara abierta o mediante el intercambio de un cargador de 5, 10 ó 20 balas, relleno con uno ó mas clip de cinco balas. el que aparece en las fotos del Archivo Fotográfico Alfonso carga 20 balas.
-Varilla de limpieza alojada internamente bajo el cañón, en un agujero de la guarda de madera.

Detalle del mecanismo de disparo y carga del fusil. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

El Archivo Fotográfico Alfonso -custodiado en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares- contiene las fotografías realizadas, entre 1904 y 1989, por la saga de fotógrafos madrileños propietarios de la “Galería Fotográfica Alfonso” y sus empleados. En este inmenso legado fotográfico, hay una parte que ilustra las vicisitudes de la República Española en su lucha contra los rebeldes fascistas del general franco durante la guerra civil de 1936 – 1939.

Las fotografías que he localizado pertenecen a este periodo, aunque el fotógrafo no anotó una fecha o lugar explicito para esa secuencia de fotos.

Las fotos del Archivo Alfonso – la secuencia de fotos nos presenta una exhibición del arma en un terreno a campo abierto. A continuación paso a describirlas, teniendo en cuenta que numero.jpg es la signatura de archivo asignada por el Aga de Alcalá de Henares para la foto digitalizada:

010376.JPG – instructor checo, cuerpo a tierra, manejando el fusil zh 29 durante la exhibición. (foto 2)

010377.JPG – teniente coronel del EPR Carlos Romero Giménez, fumando en pipa, luciendo un curioso salacot con agujeros, tomando una fotografía con una cámara de 35 mm.

El teniente coronel Romero realizando las pruebas del ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

011037.JPG – instructor checo y teniente coronel romero con salacot, viendo una bomba de aviación que no exploto.

011038.JPG – soldado removiendo la tierra alrededor de la bomba de aviación sin explotar.

011039.JPG – oficial del EPR disparando, rodilla en tierra, con el fusil zh 29. Detrás, observando, el instructor checo, una chica con sombrero de paja, tal vez la traductora del checo y el teniente coronel Carlos Romero con su pipa y salacot. (foto 3)

011040.JPG – teniente coronel Carlos Romero probando el fusil zh 29. (foto 4)

011041.JPG – teniente coronel Carlos Romero probando el fusil zh 29. (foto 5)

ALGUNAS CONSIDERACIONES PREVIAS

SUPONGO que el “instructor checo”, el personaje vestido de oscuro con ropas civiles y aspecto eslavo, es de nacionalidad checa coincidente con el origen del arma. En el archivo fotográfico aparece descrito como “general ruso”.

FOTO 2: El instructor checo cuerpo a tierra manejando el fusil ZH-29 durante la exhibición. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

SUPONGO que las fotos están tomadas en algún lugar de Madrid porque Alfonsito no viajaba fuera de la capital por sus propios medios. Acompañaba a otros fotógrafos para cubrir eventos militares cuando el ejército republicano organizaba un convoy de reporteros a una zona del frente. En esta ocasión no aparece ningún representante de la prensa, solo el intrépido Alfonsito.

SUPONGO que el paisaje pertenece a la zona del valle del río Jarama. Hay fotos de mujeres lavando ropa en el río, con una mención en el archivo al final de los combates en esa zona. Además la presencia de una bomba de aviación sin explotar en la secuencia de fotos y la actuación de un artificiero recuperándola, corroborarían la suposición de que estamos cerca de la línea del frente.

FOTO 3: oficial del EPR disparando, rodilla en tierra, con el fusil ZH-29. Detrás, observando, el instructor checo, una chica con sombrero de paja, tal vez la traductora del checo y el teniente coronel Carlos Romero con su pipa y salacot. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

SUPONGO que las fotos se toman en pleno verano. La indumentaria de los presentes, las prendas de cabeza, (sombreo de paja, salacot con agujeros) o la traductora con gafas de sol, así lo sugieren. Además el fusil semiautomático ZH 29 se fabricaba en Brno, Moravia. El 1 de octubre de 1938 Alemania se anexiono ese territorio de Checoeslovaquia. Así pues, la visita de los “vendedores-instructores” checos tuvo que realizarse entre nov 1936 (romero lleva las nuevas insignias de rango del EPR) y oct 1938 cuando la fábrica checa pasa a manos alemanas. El verano de 1938 me parece menos probable para la exhibición de un fusil del que no tienen existencias almacenadas y cuya producción tardaría en llegar a las manos de la República Española.

Como conclusión de tanta suposición: creo que las fotos fueron tomadas en la zona del Jarama en agosto de 1937. Y es solo eso, una suposición.

La secuencia fotográfica nos permite identificar sin lugar a dudas el arma como el fusil semiautomático checo ZH 29. Podemos compararlo con la foto 1 que presenta un ZH 29 en manos chinas y el corte esquemático del arma sacado de un manual ruso.

Corte esquemático del arma sacado de un manual ruso. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

El teniente coronel Carlos Romero Giménez, el hombre con salacot, aparece en por el momento, en 60 fotografías diferentes del Archivo Fotográfico Alfonso, siendo fácil su identificación por su afición a fumar en pipa. en otras secuencias se le cita como jefe de las industrias de guerra romero, con imágenes de brillantes morteros recién construidos, lanzaminas de pequeño calibre, ensamblaje de ametralladoras Hotchkiss y fundición artesanal del hierro.

En Internet aparece información sobre la mina antitanque romero, una caja rectangular de hierro fundido pensada para contener de 20 a 50 kilos de dinamita, que se accionaba mediante un detonador de vidrio, al paso de un vehículo pesado. Con este curriculum cabe pensar que el coronel Carlos Romero Giménez podría formar parte de una hipotética comisión republicana encargada de evaluar el fusil ZH 29.

FOTO 4: Teniente coronel Carlos Romero probando el fusil ZH-29. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

SIN EMBARGO HAY UNA SERIE DE PREGUNTAS PARA LAS QUE NO TENGO RESPUESTA:

1 - ¿POR QUE ELEGIR LOS ALREDEDORES DE MADRID PARA LA PRUEBA?
La retaguardia valenciana, alejada del enemigo, y en contacto con el gobierno republicano, parece el lugar idóneo para realizar la prueba del arma. En el frente madrileño no había ningún poder político que pudiera decidir la compra del fusil. Además es más fácil mover a los expertos en armamento desde Madrid a valencia que trasladar la comitiva con el arma y los instructores (personajes vip que no pueden ser capturados por el enemigo) la traductora, la escolta, etc. Desde la retaguardia valenciana al frente madrileño.

2 – ¿COMO SE EXPLICA LA PRESENCIA DEL FOTÓGRAFO?
No parece que se deba dar publicidad a la prueba de un arma nueva. No suele ser común que los fotógrafos de prensa sean testigos de la evaluación de un nuevo dispositivo militar. estas restricciones se incrementan en una situación de guerra, donde además, se debería evitar dar información a la Comisión Internacional de No Intervención, empeñada en frustrar los envíos de material bélico a los combatientes.

3 - ¿COMO ES POSIBLE QUE NO HAYA NINGUNA OTRA EVIDENCIA DE ESTA EVALUACION?
No he encontrado ninguna referencia escrita sobre este acontecimiento. No hay citas que la relacionen con Carlos Romero, ninguna referencia de la fábrica checa Zb de Brno o del gobierno checo de la época, habida cuenta de la publicidad positiva que para sus posibles clientes generaría mencionar este evento. Si que se mencionaron las pruebas del arma en concursos realizados en los EEUU, Escandinavia, o Sudamérica. Consta la venta del arma a la republica china y su uso contra la invasión japonesa. De España nada. Era un secreto a voces que el gobierno checo comerciaba con la República Española vendiendo una variada panoplia de efector militares: cascos, fusiles, munición, ametralladoras, granadas de mano, espoletas, cañones, incluso algún avión. Entonces ¿por qué silenciar este asunto en concreto?

Ramiro Alalado

viernes, 8 de noviembre de 2019

LAS MILICIAS VASCAS ANTIFASCISTAS

Miliciano vasco recargando su fusil polaco en uno de los parapetos de Moncloa, febrero de 1937. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Entre los próximos 21 y 24 de noviembre se van a celebrar las VIII Jornadas de Gefrema en el salón de actos del centro Cultural de los Ejércitos de Gran Vía 13. Serán dos días de conferencias (21 y 22) y dos días de rutas guiadas (23 y 24). Comienzan las conferencias el jueves 21 de noviembre con la presentación del número 36 de la revista Frente de Madrid, y la intervención de Carlos Iriarte Aguirrezabala, quien nos hablará de Las Milicias Vascas Antifascistas en Madrid, una unidad singular compuesta por vascos residentes en Madrid al iniciarse el conflicto, o que llegaron desde otros lugares de España, y que permanecerían en primera línea del frente madrileño prácticamente durante toda la contienda.

Carlos Iriarte ha escrito un extenso y documentado artículo, el central del nuevo número de la revista que se presentará en estas VIII Jornadas, donde los interesados podrán conseguir su ejemplar. Como aperitivo a este artículo Carlos Iriarte nos envía una pequeña colaboración para publicar en Sol y Moscas, con algunas anécdotas y curiosidades de esta unidad y de alguno de sus componentes, que estamos seguros serán del interés de nuestros lectores. Al final del artículo podrán encontrar información de las VIII Jornadas y sobre la revista que se presentará en las mismas.


ANECDOTAS Y VIVENCIAS DE LAS
MILICIAS VASCAS ANTIFASCISTAS


Por Carlos Iriarte Aguirrezabala.

La extensa cobertura mediática que recibieron las Milicias Vascas ha sido una fuente imprescindible para el estudio de su trayectoria, pero también nos ha dejado un extenso anecdotario del que rescatamos aquí algunos ejemplos.

El tono ameno de estos episodios, sin embargo, no disminuye su valor histórico. No tanto por su contenido, sino por la imagen que contribuyeron a crear: un vasco romantizado de intenciones puras, “corazón de niño”, que hacía gala de un valor ingenuo, perfecto para la guerra. Un prototipo de héroe necesario en los tiempos que corrían.

Uno de los casos más conocidos es el del llamado “Rey Mago anarquista”. El 10 de febrero de 1937 la revista Mundo Gráfico publicaba una entrevista a Clemente Famaraza Sandegui, miliciano de las MVA de filiación anarquista, que luchó en el desembarco de Mallorca y llegó a Madrid con la Columna Casanellas, acabando por integrarse en las Milicias Vascas: “¿Qué iba a hacer sino pelear con mis paisanos, corriendo su misma suerte?”

El miliciano donostiarra Clemente Famaraza, que se haría famoso por donar sus ahorros para comprar juguetes para los hijos de los milicianos. (Fotografía Mundo Gráfico 10-2-1937). (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Unos días antes de la entrevista, se había presentado ante el comandante Lizárraga, ofreciendo una donación de cuarenta duros con los que comprar juguetes para los hijos de los milicianos. Sus motivaciones se remontaban a su infancia como huérfano: “Muchas veces, en la calle, recuerdo que me quedaba embobado ante los escaparates de juguetería y caminaba detrás de un niño cualquiera que tuviese en sus manos lo que a mí nunca me dieron… Cerca de casa vivían dos chiquillos. El día de Reyes les regalaron un tren maravilloso, que andaba solo por sus raíles, y lo ponían todas las tardes junto a mi puerta, para darme envidia… Aquello, tan trivial, al parecer, me hizo sentir y pensar.”

“Una sonrisa infantil vale medio mundo… Deja que los niños rían. Ellos son los hombres del mañana, y deben crecer lejos de toda amargura, para que tengan un porvenir dichoso, sin recuerdos obscuros, como los míos… ¿Doscientos pesetas? Bien. ¿No vale muchísimo más cualquiera de sus sonrisas? Una fortuna que yo tuviera sería para ellos.”

Varios milicianos se agolpan en torno a este artillero de Lekeitio, famoso por su puntería. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

La misma “esencia infantil” salía a relucir unos meses después en un reportaje de Ahora:

“Una chabola, en la que viven marineros vascos, que parece con sus literas de madera un pesquero de Bermeo o Portugalete, y que tiene dentro unos hombres sanos y fuertes que hablan siempre del mar lejano y que cuando señalan a la Casa de Velázquez, dicen “Ya quisiéramos ir navegando hasia adelante”… Un soldado de Ortega que ha inventado la perfecta teoría de los tiros: “El bala no es de temer. Lo que es peligroso es la velosidad del bala”…[sic]”

Más allá de la propaganda, los vascos hicieron honor a su fama de deportistas, enfrentándose durante un festival deportivo a los carabancheleros del batallón Primero de Mayo:

“Al aparecer en la tribuna nuestro querido compañero Ortega, en compañía de los demás jefes: Cardenal, Prada, Barceló, Rodrigo, Rillo, Sansinenea, López-Tovar, Rosales, etc., se le tributó una entusiasta ovación al tiempo que la Banda de la Brigada interpretaba el “Himno de Riego y el “Guernikako Arbola”; dándose a continuación vivas al Teniente Coronel Ortega, a la República, al Ejército Popular y a Euzkadi Azkatuta.
[…]

Se corrieron varias pruebas pedestres. Hubo lanzamiento de disco y distintos juegos olímpicos, bajo la dirección del capitán profesor de gimnasia, Heliodoro Ruiz. Y por último, se jugó un animado partido de fútbol entre los equipos de la Brigada, tercer Batallón (Primero de Mayo) contra el segundo (Milicias Vascas Antifascistas), obteniendo la victoria los muchachos vascos por una mínima diferencia: tres goles contra dos.”

El teniente coronel Ortega (con un ramo de flores) junto al general Miaja (centro con gafas) presidiendo un festival deportivo en el estadio de Chamartin. A la izquierda de la imagen, de espalds a Otega, distinguimos a Santiago Carrillo. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Sin embargo, los miembros del batallón iban mucho más allá de este estereotipo. Militares, artistas plásticos y músicos engrosaron sus filas, y dejaron su impronta. La música destacó especialmente, debido al capitán Sansinenea, barítono de profesión.

Su voz resonaba allá donde iban los vascos, entonando zortzikos como el clásico bilbaíno de “Aquí venimos los barbis”, y protagonizando alguna anécdota:

“Cuando menos se esperaba, un aire vasco cantado con buena voz despertaba a los durmientes haciéndoles reclinarse y llenaba de emoción a centinelas e imaginarias; los mismos enemigos dejaban de disparar, indicando que en las trincheras de enfrente se ponían a la escucha de los muchachos del hoy batallón vasco. Cuentan que en Navalcarnero un andaluz de Riotinto que se acercó a oír zortzicos exclamó: “Ezo eztá mu bien, pero en ahora debía cantá flamenco.” Naturalmente, Sansi no pudo complacerle porque el flamenco no le va ahora.”

Ortega y Sansi junto a otros miembros de las MVA, con las oficinas de la GAL de fondo. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

La carrera de nuestro barítono tendría influencia hasta nuestros días, aunque de manera indirecta: fue sin duda quien tuvo la idea de crear un himno de las Milicias Vascas; una composición que tendría una curiosa evolución hasta llegar a nuestros días.

La partitura la llevó a cabo el compositor donostiarra Pablo Sorozábal, con quien Sansi mantenía una estrecha relación: fue Sorozábal quien le lanzó al estrellato al darle el papel del comisario del Soviet Pedro Stakof en su famosa opereta “Katiuska, la mujer rusa” para su estreno en Madrid. En esta obra compartía escenario con Conchita Panadés, con la que se casaría en abril de 1937.

El himno que creó para las Milicias Vascas era una melodía para txistu a la que bautizó “Euzko Indarra” (“Fuerza Vasca”), que al poco tiempo recibió una letra del puño de Sansi.

El compositor Pablo Sorozabal, autor del Himno de las Milicias Vascas, en una foto de 1942. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Por desgracia, la delicada posición política del batallón vasco en la primavera de 1937 tuvo que ver con que el himno no fuese muy utilizado, y Sorozábal continuó su desarrollo por cuenta propia, instrumentándolo y rebautizándolo como “Euzkadi libre”, composición que solo se interpretó en una sola ocasión.

El fin de la guerra y la llegada del franquismo la relegó a un cajón, del que no saldría hasta 1956. Por aquel entonces, la sociedad Ozio-Bide de Deba buscaba una pieza original para la tamborrada de las fiestas locales y Sorozábal, habitual veraneante de la villa, parecía el candidato perfecto para componerla. Así narraba la petición el socio Txema Vitoria: “Un buen día se organizó un marmitako en la Sociedad al que se invitó al Maestro. Nadie se atrevía a proponerle la composición de una pieza para la Tamborrada y, según cuenta José Ignacio Urbieta, a él se le ocurrió preparar para postre, un brazo de gitano, en el que dibujó un pentagrama con unos compases de la zarzuela Katiuska. Sorozábal preguntó por el autor del postre y al ir a cortarlo reconoció las notas y dijo: "iPero esto es mío!". A lo que José Ignacio Urbieta contestó: "Sí, pero a nosotros nos hacen falta unos compases para la Tamborrada". De inmediato contestó el maestro: "yo te los hago". Y así fue como, al año siguiente, 1956, recibimos la "Marcha de Deba" o "Hirugarren Kalez-kale".”

La melodía de la Tamborrada de San Sebastian es una drivación del Himno de las Milicias Vascas que compusiera el maestro Sorozabal para esta unidad durante la guerra. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Esta marcha, sin embargo, no era una composición del todo original, sino que se trataba de una variación de “Euzkadi Libre”. De este modo pasó a ser tocada anualmente en las fiestas de Deba. Pero no sería el último salto de la carrera del viejo himno de las Milicias Vascas: de Deba pasó a ser interpretada en la multitudinaria tamborrada de San Sebastián, que se celebra todos los años el 20 de enero.

Carlos Iriarte Agurrezabala.

REVISTA FRENTE DE MADRID
NÚMERO 36


El próximo jueves 21 de noviembre a las 17:00 horas se presentará en el Centro Cultural de los Ejércitos de Madrid (Gran Vía 13) el número 36 de la revista Frente de Madrid, con una conferencia sobre las Milicias Vascas Antifascistas a cargo de Carlos Iriarte Aguirrezabala, autor del artículo central de la misma. La entrada es libre hasta completar aforo.


VIII JORNADAS DE GEFREMA

Esta conferencia está incluida en las VIII Jornadas de Gefrema. Pueden encontrar información más completa sobre las mismas en las siguientes imágenes:




martes, 5 de noviembre de 2019

RUTA BARRIO SALAMANCA I


El maestro “Licenciado” es sacado a hombros por la cuadrilla de la Agrupación de Comandos Modesto tras su apoteósico triunfo. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

RUTA BARRIO DE SALAMANCA I

Por nuestro enviado especial Florentino Areneros

Clamor, esa es la palabra queridos lectores. Clamor es la palabra que resume la extraordinaria faena que protagonizó el pasado domingo el maestro Javier Egido “Licenciado” lidiando por el barrio de Salamanca, en una soleada mañana que suponía su debut con picadores en el siempre exigente coso madrileño, un territorio vedado en el que solo los más grandes, los únicos, los elegidos, pueden alcanzar la gloria del Olimpo. Y a fe que “Licenciado” lo consiguió con creces.

Poco antes de iniciarse el paseíllo ya se escuchaba en la plaza ese inquietante run-run que precede a las mañanas de gloria. En los tendidos, que presentaban un lleno de no hay billetes, se encontraba la flor y nata del Gefrema, los auténticos guardianes del tarro de las esencias del noble arte de la guerracivilmaquia. Y allí también, emboscado bajo un sombrero innombrable, en barrera del tendido del 7, se encontraba un conocido crítico taurino de voz de trueno del que prefiero no mencionar su nombre, quien por fortuna, seguramente debido a la cercanía de los alguacilillos y el servicio de orden, guardó la compostura a lo largo del festejo.

Una imagen del paseíllo, en la que vemos a “Licenciado” (en el centro de la imagen) desmonterado al ser la primera vez que lidiaba en este coso. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Sonaron timbales y clarines, se abrieron las puertas del patio de caballos, y allí apareció “Licenciado”, con un elegante terno oliva y oro que estrenaba para la ocasión, y desmonterado como mandan la tradición y el reglamento al ser la primera vez que lidiaba en esta plaza. Tras el maestro, su inigualable cuadrilla del Arte de la benemérita Agrupación de Comandos Modesto, encabezada por "Modesto" quien lucía un elegante traje de luces en tabaco y plata. A continuación el siempre eficiente en la lidia "Merengón", junto al varilarguero "Espoleta", con un revolucionario castoreño sobre su cabeza recién traído de La Habana. Cerraba el paseillo "Jáñez", el fiel mozo de espadas del maestro, al que asistió con gran acierto durante toda la lidia, realizando con presteza los necesarios cambios de trastos. He dejado para el final al inigualable "Moncloveño" y su ronaldea figura, coronada por una tupida y poblada cabellera rubia, dicen los entendidos que sus abdominales sirvieron de modelo al molde de las tabletas de la Campana de Elgorriaga, no nos extraña que la prensa del corazón no se canse de atribuirle romances con las más cotizadas actrices y modelos del momento. Pues bien amigos lectores, "Moncloveño", el indiscutible número uno del escalafón, el hombre que lo ha alcanzado todo en el mundo de la guerracivilmaquia, el diestro que cuenta sus faenas por puertas grandes, en un gesto de humildad que le honra, decidió actuar como subalterno de "Licenciado" y formar parte de su cuadrilla. Ahí es donde se ve a los grandes hombres: en los detalles.

“Moncloveño” durante un momento de la faena. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Pero volvamos a la monumental mañana que protagonizó Javier Egido "Licenciado", con toros del hierro del Marqués de Salamanca. Comenzó su faena fijando los terrenos, como mandan los cánones, mostrando a los asistentes la historia del barrio, su origen y evolución hasta nuestros días. Seguidamente situó al morlaco en suerte en la misma plaza de la Cibeles, antes de Plaza de Castelar, protagonizando “Licenciado” un temerario desplante rodilla en tierra mirando al tendido y citando de espaldas, con total desprecio de su integridad física. El valor de este joven diestro no tiene parangón, es algo inigualable.

A estas alturas del festejo los asistentes ya asistían extasiados a las evoluciones del maestro, que seguía parando, templando y mandando. Los olés de los aficionados retumbaban por el paseo del Prado, mientras algunos de los presentes pedían a su vecino de asiento que le pellizcara para asegurarse que no estaba soñando, y que era real y no fruto de un encantamiento, los singulares portentos que estaban viendo sus ojos.

Haga clic en la imagen para ir a la página de Madrid en Guerra.


Uno de los momentos más intensos de la mañana se produjo en la calle Montalban. Un viento huracanado se levantó en medio de la arriesgada faena que el maestro estaba realizando a un astifino burel de nombre SIM, negro bragao meano y con 640 kilos en romana. Los buenos aficionados ya conocen el peligro de estas ráfagas imprevistas que dejan descubierto al diestro al desarbolarle el engaño, cuantas terribles cogidas han nacido a raíz de una ventolera. Pero “Licenciado” de nuevo dio muestras de un extraordinario temple domeñando a los elementos, para lo que contó con la inestimable ayuda de “Modesto” con el capote. Superado el peligro, prosiguió su faena el maestro conduciendo la lidia por diferentes lugares cargados de historia relacionada con la Guerra Civil.

El toro SIM, de la ganadería del Marqués de Salamanca, 640 kilos, negro bragao meano, marcado con el número 666, que fue lidiado en segundo lugar y que a punto estuvo de dar un susto al maestro. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Hizo una larga parada junto a la Puerta de Alcalá, donde recordó a los asistentes que allí se alzaba la primigenia plaza de toros de Madrid que pintara Goya. A continuación entramos en terrenos del barrio de Salamanca propiamente dicho, donde el maestro fue desgranando magistrales pases por la cantidad de rincones del barrio que esconden entre sus paredes secretos, historias y anécdotas, e historia, mucha historia. Visitamos la Alianza de Intelectuales Antifascistas, que dirigiera ese gran taurino que fue José Bergamín, la sede del PCE en Serrano, la “vaquería” de los Garrigues-Walker, la casa de Azaña, y un largo etcétera. Destacar que la mayoría de la faena de “Licenciado” la hizo con la mano izquierda, al natural, con la “mano de los billetes” que diría el añorado Joaquín Vidal, algo poco habitual en estos tiempos que corren en que los diestros abusan del derechazo y utilizan ciclópeas muletas.

El maestro hizo una parada técnica en la Plaza de Colón, junto a lo que fue la Casa de la Moneda, mientras se regaba la plaza. Prosiguiendo a continuación por otros edificios emblemáticos, como la embajada Alemana o el ABC. Finalizando su lidia con un extraordinario volapié en todo lo alto en el Museo de Escultura al Aire Libre, un lugar cargado de historia al encontrarse sobre lo que antes era conocido como la calle de la Ese, y que alberga una extraordinaria colección de piezas de algunos de los mejores artistas españoles del pasado siglo, muchos de ellos relacionados con la Republica y la Guerra Civil, con biografías en algunos casos más que interesantes, como se encargó de desgranar el maestro.

La petición de trofeos fue unánime y clamorosa en toda la plaza al finalizar el festejo. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

No había terminado todavía su faena “Licenciado” cuando ya los tendidos estaban poblados de pañuelos pidiendo los máximos trofeos para el maestro, que blandían un público, algunos con lágrimas en los ojos, completamente entregado y enfervorecido tras haber contemplado una de las más memorables faenas que se recuerdan en los últimos años. Dos fornidos mozos, saltaron al albero y alzaron en hombros al maestro y seguidamente lo sacaron entre una clamorosa ovación por la Puerta Grande de la plaza. Los buenos aficionados cuentan ya las horas que faltan para la nueva aparición del maestro en este coso salmantino, con la segunda parte del recorrido por este emblemático barrio madrileño, en la que “Licenciado” ha prometido encerrase nuevamente en solitario con los morlacos que le echen, para regalarnos otra inolvidable mañana de gloria.

QUE SUENE EL PASODOBLE:




lunes, 2 de septiembre de 2019

LAS FAROLAS REPUBLICANAS DE SAN FERMIN

Una de las últimas farolas madrileñas con la corona almenada de la República que se conservan en Madrid, a la entrada de la iglesia de San Fermín. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)
LAS FAROLAS REPUBLICANAS
DE LA IGLESIA DE SAN FERMIN

LA LAUREADA DE NAVARRA
Y UNA PLAZA EN LA HABANA



En julio de 2014 publicábamos una crónica sobre la última farola con simbología republicana que se conservaba en Madrid, concretamente y de forma paradójica, en los jardines del Palacio Real de Madrid (clic aquí para ir a la crónica) . Esta farola sería la única que habría sobrevivido en las calles madrileñas, tras la desaparición de otras similares, que de manera misteriosa iban siendo retiradas según se iba dando a conocer su ubicación. Un misterio compartido con la desaparición de otros vestigios de la época republicana, la propia Guerra Civil o la lucha antifranquista, como la singular pintada que se podía contemplar en la Facultad de Medicina hasta que en 2006, y tras una noticia publicada en la prensa, fue hecha desaparecer, siendo a día de hoy todavía un misterio quien ordenó su desaparición. También dedicamos una crónica a aquella legendaria pintada hoy desaparecida,. que pueden leer haciendo clic aquí

En aquella crónica dejamos de mencionar otro par de farolas con simbología republicana, ante el temor de que al conocerse su localización corrieran la misma suerte que sus compañeras desaparecidas. Aquellas dos farolas nos las dio a conocer el fotógrafo Mariano Mellado, autor de la mayoría de las fotografías que publicamos en aquel artículo, unas imágenes sin las cuales el artículo habría carecido de una importante base documental.

Han pasado cinco años y creemos llegado el momento de dar a conocer la ubicación de estas dos farolas. En todo este tiempo consideramos que se ha producido un cambio importante en la sensibilidad hacia estos vestigios históricos, entre otros motivos por la tarea de divulgación que asociaciones como Gefrema vienen realizando en los últimos años, sin olvidar la mayor atención que desde las distintas administraciones públicas se viene prestando a nuestro importante patrimonio. Además, pensamos que si estos vestigios son dados a conocer, será mucho más difícil que sean retirados, seguramente con nocturnidad y alevosía, como ha ocurrido en el pasado. Y por último, adelantar que estas dos farolas no son las últimas que se conservan, hemos encontrado otras en un lugar que muy pocos imaginarían, y que abren nuevas vías en la investigación del origen de estas singulares farolas, como podrán comprobar al final de este artículo.

Estas dos farolas se encuentran en un edificio singular de Madrid, aunque poco conocido, como es la Iglesia de San Fermín de los Navarros situada en la calle Eduardo Dato número 10 del madrileño barrio de Chamberí. Ambas farolas flaquean la entrada al templo.

Las dos farolas republicanas sobre dos placas conmemorativas que flanquean la entrada a la iglesia de San Fermín de los Navarros de Madrid. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

La Real Congregación de San Fermín de los Navarros es una de las entidades de mayor solera de Madrid. Fue constituida por un grupo de ilustres navarros el día de San Fermín de 1683, bajo el reinado de Carlos II. La Congregación, más allá de su función religiosa, constituyó un punto de encuentro y consolidación de la importante e influyente comunidad navarra residente a lo largo de estos siglos en Madrid, entre los que podemos encontrar destacados miembros desde su fundación, como el ilustrado marqués de Goyeneche, personaje clave en la Guerra de Sucesión por su apoyo a Felipe V, y por ser el artífice de la construcción de Nuevo Baztán. Para más información sobre la rica historia de la Congregación hagan clic aquí.

Vista exterior del templo de San Fermín en la madrileña calle de Eduardo Dato. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Tras su fundación la Real Congregación de San Fermín de los Navarros tomó como centro de sus actividades diversos templos en Madrid, hasta que 1744 adquirió la casa del Conde de Monterrey, entre la calle del Turco (actual Marqués de Cubas) y el actual Paseo del Prado, conocido entonces como Prado de San Jerónimo, donde en 1746 inaugurarían su nueva iglesia aprovechando elementos del anterior palacio. En 1884 se aprueba la construcción de lo que será la sede del Banco de España que hoy conocemos en el Paseo del Prado, por lo que la Congregación tendrá que abandonar el solar. La Congregación decidió trasladar su iglesia a unos terrenos en el Paseo del Cisne, actual Eduardo Dato, propiedad de Isabel de Borbón. Las obras se iniciarían en 1886 y se finalizarían en 1890, inaugurándose el templo el 7 de julio de ese año con la presencia de la propia Infanta Isabel.

Detalle de la fachada y verja de la iglesia. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

El templo es obra de los arquitectos Carlos Velasco y Eugenio Jiménez Corera. Al proyecto se le concedió licencia de tramitación abreviada "por ser construcción de importancia". El exterior es de estilo neomudéjar, siendo una de las obras más destacadas que de este estilo se conservan en Madrid. El templo es de forma de cruz latina, y el interior está inspirado en el estilo gótico, con un destacado retablo obra de José Yarnoz. En 1995 el edificio sería declarado Bien de Interés Cultural (BIC)

Vista del interior del templo con la figura de San Fermín tras el altar. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

A ambos lados del pórtico de entrada, presidido por una imagen en piedra de San Fermín, es donde encontramos las dos farolas con simbología republicana que son el objeto de este artículo. Pero la sorpresa no termina aquí, debajo de cada una de las farolas nos encontramos dos lápidas pétreas, con unas interesantes inscripciones relacionadas con la Guerra Civil.

Debajo de la farola que se encuentra a la derecha de la puerta, podemos leer la siguiente inscripción:

« 1936 – 1939
EN MEMORIA DE LOS MÁRTIRES
INMOLADOS POR LA SANTA CAUSA
DE LA RELIGIÓN Y DE LA PATRIA »


Y a continuación figuran los nombres de seis congregantes, es decir miembros de la Congregación, y de seis sacerdotes franciscanos que prestaban sus servicios en el templo.

Una de las placas conmemorativas donde aparecen los nombres de miembros de la congregación y religiosos muertos durante la contienda. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Tras el golpe militar del 18 de julio de 1936 que desencadenaría la Guerra Civil, la iglesia de San Fermín de los Navarros continuaría celebrando misas hasta el día 23 con “cierta normalidad” pese a la situación que se vivía en la ciudad. Sin embargo «El día 23 sólo figuran dos misas: las de los padres Legarra y Amill, y éstas, por lo visto, las celebraron ya a puertas cerradas. Sin duda, el día 23 es cuando abandonaron los últimos religiosos la residencia, saliendo los que quedaban por la ventana de una habitación que daba a la galería de una casa contigua. Poco tiempo después, los milicianos se hacían totalmente dueños de San Fermín de los Navarros, en donde ya el día 28 tenían establecido un cuartelillo. ¿Y cuál fue entonces la suerte que corrieron los franciscanos de San Fermín de los Navarros? De trece que eran, siete consiguieron salvar su vida, refugiándose en varias Embajadas. En cambio, los otros seis desaparecieron, seguramente ya en agosto de 1936; pero, no se pudo averiguar nada concreto sobre la fecha ni el lugar y circunstancias en que desaparecieron» (1). Algunos objetos de culto y valiosas imágenes se perderían para siempre, aunque otras pudieron salvarse, como el "Niño del Dolor" o el “Libro de Asientos de la Real Congregación”.
(1) Clic aquí para página web de referencia

Placa conmemorativa en la que aparece la concesión de la Laureada a la provincia de Navarra, y algunas de las palabras que pronunció el general Franco durante la ceremonia de concesión de la misma. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Debajo de la otra farola con simbología republicana, a la izquierda de la entrada a la iglesia, encontramos otra lápida con la imagen de una Cruz Laureada de San Fernando en lo alto y con el siguiente texto bajo ella:

«COMO RECUERDO A LA GESTA
HEROICA DE NAVARRA EN EL MOVIMIENTO
NACIONAL Y HOMENAJE A QUIEN TAN
RECIAMENTE ATESORA LAS VIRTUDES
DE LA RAZA CONCEDO A LA PROVINCIA
DE NAVARRA LA CRUZ LAUREADA DE
SAN FERNANDO QUE DESE HOY DEBERA
GRABAR EN SU ESCUDO»

FRANCISCO FRANCO
DADO EN BURGOS A 8 DE NOVIEMBRE DE 1937

«PUEBLO DE NAVARRA: ESPÍRITU
DE ESPAÑA: SOIS LA FLOR DE NUESTRAS
CONSTUMBRES SOIS EL HÁLITO DE
ESPAÑA EN LOS MOMENTOS DEL
MOVIMIENTO NACIONAL, LA SANGRE
DE VUESTROS HÉROES, EL ESPIRITU
DE VUESTRA RAZA, LA GENEROSIDAD
DE VUESTRAS MADRES QUEDARÁ
GRABADA EN MI CORAZÓN Y EN EL DE
TODOS LOS ESPAÑOLES, HOY ESPAÑA
OS RINDE EL HOMENAJE DEBIDO A
VUESTRO ENTUSIASMO, A VUESTRO
ESPÍRITU, A VUESTRA FE DE BUENOS
ESPAÑOLES Y VUESTRA GRANDEZA
DE CATÓLICOS.»

PALABRAS DE S.E. EL JEFE DEL ESTADO EN
PAMPLONA EL 11 DE NOVIEMBRE DE 1937


El general Franco durante un momento de la misa de campaña celebrada en Pamplona el 11 de noviembre de 1937 con motivo de la concesión de la Laureada de San Fernando a la provincia. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Esta placa hace referencia a la Laureada Colectiva que Francisco Franco otorgó a la provincia de Navarra en noviembre de 1937. El 14 de noviembre se publicaba en el BOE nº390 el Decreto 411 de fecha 8 de noviembre:

«En el resurgir de España se destacó Navarra de modo señalado por su heroísmo y sacrificio. Fue Navarra la provincia en que se fijaba la mirada de los españoles en los días tristes del derrumbamiento de la Patria; fue el crédito de sus virtudes el que la convirtió en sólida base de partida de nuestro Alzamiento, y fue su juventud en armas la que en los primeros momentos formó el nervio del Ejército del Norte. Durante toda la campaña los navarros, con su bravura legendaria, encuadrados en los Tercios de Requetés, en Banderas de Falange y en Batallones, rivalizaron en valor con las más distinguidas fuerzas del Ejército.

España entera rinde homenaje y simpatía a las virtudes y alto espíritu de un pueblo, en que no se sabe qué admirar más, si el valor de los que valientemente mueren en los frentes o la generosidad y patriotismo de quienes, alegres, entregan a la Patria lo más querido de los hogares.

Es la Cruz Laureada de San Fernando el más alto galardón de nuestras Milicias, el símbolo más destacado del valor y del sacrificio heroico. Por ello, nunca puede estar más justificada la ejecutoria que una la Cruz Laureada de San Fernando a las Cadenas gloriosas y simbólicas de su Escudo.

Fotografía del altar situado junto a la muralla de la Ciudadela de Pamplona. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Por todo ello dispongo:

Artículo único. Como recuerdo a las gestas heroicas de Navarra en el Movimiento Nacional y homenaje a quien tan reciamente atesora las virtudes de la Raza, concedo a la provincia de Navarra la Cruz Laureada de San Fernando, que desde hoy deberá grabar en su Escudo».


La concesión de esta distinción, la más alta condecoración militar española, a una colectividad, o en este caso a toda una provincia o región, solo tenía un antecedente en la Historia de España. El mismo reconocimiento le fue concedido a la ciudad de Zaragoza en 1838 por la reina María Cristina, en esta ocasión, y paradójicamente, por su heroico comportamiento precisamente contra las tropas carlistas en marzo de 1838.

El hecho de que Franco concediera en noviembre de 1937 la Laureada a Navarra tenía una profunda justificación. Apenas un mes antes, el 21 de octubre de 1937, las tropas de la IV Brigada de Navarra ocupaban Gijón y Avilés, los últimos bastiones republicanos en el Cantábrico, marcando un punto de inflexión determinante en el desarrollo de la guerra. Pero no era solamente por el importante papel que las unidades que tenían su origen en Navarra habían desempeñado en la Ofensiva del Norte, también entraban en consideración otra serie de importantes factores, tanto desde el momento de producirse el golpe militar de julio del 36, como anteriormente.

Grupo de requetés de Olite, Beire y San Martín de Unx en Tolosa, el 15 de agosto de 1936, horas después de la entrada de la Columna Tutor en la localidad. Foto: Lola Baleztena. Archivo Baleztena. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Según recoge Ramón Salas Larrazabal en su trabajo “Como ganó Navarra la Cruz Laureada de San Fernando”(2), que utilizaremos como base documental a partir de ahora, desde la misma proclamación de la II República el 14 de abril de 1931el carlismo comienza a mover sus fichas para organizar un levantamiento contra los republicanos, no hay que olvidar que la provincia tenía una larga tradición conservadora, baste el ejemplo de que en las elecciones de 1936 el Frente Popular apenas alcanzó el 20% de los votos. Ya en 1931 una delegación visita Italia para solicitar el apoyo de Mussolini a un levantamiento en España. Por su parte Manuel Fal Conde, Secretario General de la Comunión Tradicionalista Carlista, “encarga al entonces coronel Varela el mando supremo militar, y a los Tenientes coroneles Rada y Utrilla la Inspección Nacional y la de navarra Respectivamente” . Como resultado de todo ello “en 1935 ya estaban encuadrados en Navarra 5394 requetés en 899 patrullas, unidad similar a la escuadra del Ejército”.
(2) RAMÓN SALAS LARRAZABAL, «Como ganó Navarra la Cruz Laureada de San Fernando», Industrias Gráficas España, Madrid, 1980.

Los carlistas navarros comienzan a organizarse en ‘Requetés’, una unidad militar compuesta por unos 250 hombres, aproximadamente como una compañía del ejército español. Tres requetés formaban lo que se conocía como “Tercio” que agrupaba a unos 750 hombres. En la primavera de 1936, ya estaba constituido el “Tercio de Pamplona”, así como varios “requetés” en cada una de las merindades, llegando según Salas Larrazabal a agrupar a unos 8.400 boinas rojas, una fuerza impresionante aunque la mayoría careciera todavía de armas.

Un veterano requeté, seguramente combatiente de la última guerra carlista, posa con su uniforme y condecoraciones durante los actos de la concesión de la Laureada de San Fernando a la provincia de Navarra. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

También fue muy importante Navarra en los preparativos y organización del golpe militar de julio de 1936, como ya vimos en nuestra crónica “San Fermín 1936” ( clic aquí para ir a la crónica ). Pamplona, donde el general Emilio Mola Vidal desempeñaba el cargo de Gobernador Militar de Navarra, se convertiría en el lugar desde el que se organizaría y coordinaría el golpe de 1936. El general Mola fue el principal planificador y coordinador del golpe en toda España, lo que le valdría el sobrenombre de “el Director”. También sería desde Pamplona, donde dictaría sus célebres “directrices” que deberían ser cumplidas por los ejecutores del golpe, entre ellas la Primera, donde se indicaba que “la acción ha de ser en extremo violenta”.

Vista de parte del público que asistió a la ceremonia. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Consumado el golpe el 18 de julio, el apoyo de una parte muy importante de la población navarra fue inmediato y entusiasta, sin parangón en ninguno de los otros lugares donde la sublevación había triunfado. Los llamamientos pidiendo voluntarios se suceden, el propio pretendiente carlista D. Alfonso Carlos el 18 de julio se dirige a sus partidarios: «Alzarse en armas contra la República al grito de viva España, para salvar la Religión y la Patria, unidos a las tropas». Por su parte, ese mismo día el Teniente Coronel Utrilla, inspector jefe militar de los requetés navarros, quien el día 15 había puesto en alerta a sus hombres ante la inminencia del levantamiento, se dirige nuevamente a los mismos: «Cúmplase la orden del día 15, mañana en Pamplona a las seis». Además de los miles de requetés que ya estaban preparados y encuadrados en unidades con anterioridad, una avalancha de voluntarios acudió inmediatamente a los lugares de reclutamiento. Tal fue el número de hombres que acudieron a la llamada, que ya el mismo día 20 hubo que ordenar por radio que dejaran de acudir dado que no había armas para todos. Además de los requetés, y aunque en menor número, también hay que destacar la incorporación de numerosos falangistas.

Pero Franco no iba a premiar con la Laureada a Navarra solo por este apoyo y entusiasmos iniciales. La aportación de las unidades que tuvieron su origen en Navarra al desenlace de la guerra, así como el número de alistados de esa provincia, y el gran tributo de sangre que estas unidades tuvieron que pagar, serían determinantes en la concesión de este premio colectivo.

Dos imágenes de la masiva afluencia de público a la ceremonia de concesión de la Laureada de San Fernando a la provincia de Navarra. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

A la participación de los voluntarios navarros en diversos frentes al comienzo de la contienda tal vez no se le haya concedido la importancia real que tuvieron. Muchos de aquellos voluntarios se incorporarían a la Columna de Madrid mandada por García Escámez, que partiría desde Navarra hacia la capital, quedando frenada en la sierra madrileña, no sin antes haber contribuido a consolidar el golpe en otros lugares, como por ejemplo La Rioja. Y si bien es cierto que no pudieron continuar hasta Madrid, no es menos cierto que a su vez impidieron cualquier avance de las fuerzas leales hacia la meseta.

Vecinos de Olite durante el desfile celebrado el 11 de noviembre de 1937 con motivo de la concesión de la Laureada de San Fernando a la provincia. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Otro frente de interés sería el aragonés, donde nuevamente la participación de las unidades y voluntarios navarros contribuiría notablemente a consolidar las plazas donde la sublevación había triunfado, especialmente Huesca y Zaragoza, frenando el impetuoso avance de las bien nutridas columnas catalanas, en su mayoría de orientación anarquista, y fijando el frente pese a su supuesta inferioridad en armas y hombres.

Tres mujeres ataviadas con el traje regional en un momento de la ceremonia. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Pero seguramente donde mayor importancia y trascendencia tuvieron, fue en el Frente Norte, en especial en la frontera de Navarra con Guipuzcoa y Álava, una zona de especial importancia para la propia seguridad de la provincia Navarra. Este sería el frente que precisaría de mayor número de recursos humanos, y tras consolidar las posiciones e impedir una reacción del enemigo, las tropas navarras al mando del coronel Beorlegui conseguirían cerrar la frontera francesa, aislando por tierra a la zona cantábrica del resto de la zona republicana mediante su conexión a través de Francia. Una circunstancia determinante en el posterior desarrollo de la guerra en el norte, y por extensión en toda la guerra. Como podemos comprobar, la participación de estos voluntarios en los primeros días de la guerra, sería de capital importancia para el desarrollo de la misma. ¿Estaríamos hablando de otro desenlace en los primeros días de la guerra sin la presencia de los voluntarios navarros?, ¿cuanto contribuyó Navarra a la victoria final del general Franco?.

Arco del triunfo situado a la entrada de la Plaza del Castillo de Pamplona. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Pero no fueron solo los primeros días, a lo largo de toda la contienda continuaron las incorporaciones de voluntarios navarros, tanto carlistas como falangistas. Los requetés llegarían a componer 12 tercios de vanguardia exclusivamente navarros: Lacar, Montejurra, Navarra, San Miguel, Lesaca, San Fermín, Del Rey, Santiago, Abarzuza, Mª de las Nieves, Virgen del Camino y Roncesvalles. Muchos otros carlistas navarros se incorporarían en otras unidades del ejército o en tercios de otras provincias. Por su parte los falangistas navarros completarían 7 banderas. La casi totalidad de estas unidades obtendría la Medalla Militar, algunas conseguirían dos, y dos de ellas llegaron a conseguirla en tres ocasiones.

Dos instantáneas del desfile celebrado por las calles de Pamplona el 11 de noviembre de 1937 con motivo de la concesión de la Laureada de San Fernando a la provincia. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Para hacernos una idea de la movilización en la provincia de Navarra y el precio de la misma, volvemos al trabajo de Ramón Salas Larrazabal mencionado anteriormente y que nos sirve de referencia en este artículo. Salas Larrazabal toma como base un estudio preliminar de Julio Aróstegui (3) elaborado a partir de las fichas que se conservan en el Archivo de General de Navarra, y que cifra en 40.461 el número de navarros que tomaron parte en la contienda, sumando voluntarios, tanto carlistas (11.443) como falangistas (7.068), y soldados de los diferentes reemplazos (21.950). A partir de este y utilizando otra serie de variables e hipótesis (principalmente el número de voluntarios de Pamplona en proporción con otras localidades), Salas Larrazabal concluye que el número total debió superar los 43.000 efectivos. Todo ello sobre una población total de 345.000 personas en la provincia.
(3)JULIO ARÓSTEGUI SÁNCHEZ «La incorporación del voluntariado de Navarra al ejército de Franco, 1936-1939. Estudio socio-histórico cuantificado», comunicación Coloquio Internacional sobre la GCE, Barcelona, abril de 1979.

Durante la ceremonia se procedió a la jura de bandera de las nuevas promociones de tenientes y alféreces provisionales. FOTO BNE. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

El número de bajas mortales fue elevadísimo entre ellos, según un estudio de Rafael Casas de la Vega(4) citado por Salas, y elaborado a partir de un estudio elaborado pueblo a pueblo por la Jefatura Provincial del Movimiento al final de la guerra(5), sería de 4.545 navarros (1.074 falangistas, 1.700 requetés y 1.766 soldados de reemplazo, más 22 capellanes). En porcentaje de muertos sería el 13,2 por mil de toda la población de navarra, cuando la media nacional sería de 5,89 por mil, es decir, más del doble que en todo el resto de España. Entre los combatientes el 15% de los voluntarios carlistas morirían en combate, y un porcentaje similar se daría entre los falangistas navarros. En este cálculo no se incluye el número de heridos ni mutilados, que también debió de ser muy alto. El porcentaje de bajas entre los voluntarios navarros es superior al de cualquier otro colectivo militar en cualquiera de las dos zonas, incluyendo a las tropas mercenarias africanas, de la Legión, las Brigadas Internacionales, o del CTV o Legión Cóndor. Independientemente de las consideraciones personales que merezcan quienes apoyaron el golpe militar que desencadenó la guerra y el consecuente desastre humano y social que asoló España en los años posteriores, las cifras ponen de manifiesto la innegable entrega y espíritu de sacrificio de estos voluntarios navarros, en contraposición a otros que se subieron al carro cuando los vientos empezaron a ser favorables. Tampoco hay que olvidar que muchos carlistas se sentirían traicionados por el propio Franco cuando este aprobó el decreto de unificación de carlistas y falangistas en abril de 1937, que situaba a ambas organizaciones bajo su férreo mando.
(4)RAFAEL CASAS DE LA VEGA «Las milicias nacionales», Madrid, Editora Nacional, 1977.
(5)«1936-1939. Caídos por Dios y por España. Navarra», Jefatura Provincial del Movimiento, Pamplona, Editorial Gómez, 1951.


Cuadros del libro de Ramón Salas donde podemos ver el número de combatientes navarros que formaron parte del ejército franquista durante la guerra, así como las bajas totales y porcentaje de muertos de los mismos. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Para escenificar la entrega de la Laureada de San Fernando a la provincia de Navarra, se preparó una grandiosa celebración en Pamplona, que incluiría una solemne y multitudinaria misa de campaña, una jura de bandera de alféreces y tenientes, así como los habituales desfiles y demás parafernalia castrense. La ceremonia se celebró el 11 de noviembre de 1937, a partir de las fotos, y gracias a los participantes en grupo de Facebook de Gefrema, ahora sabemos que se celebró en un descampado que se encontraba frente a la entrada de la Ciudadela de Pamplona, entre la actual calle Catalina de Foix (hasta abril de este año Avenida del Ejército, como se volverá a llamar próximamente tras el cambio en el ayuntamiento)y la calle Padre Moret. Al acto asistirían miles de entusiastas personas que abarrotaron los espacios destinados al público, y entre las autoridades la celebración contó con la presencia del propio Franco, como no podía ser de otro modo, acompañado por destacados jefes militares, entre ellos los generales Martín Moreno y Espinosa de los Monteros, así como autoridades civiles y eclesiásticas.

Algunos de los mandos militares asistentes a la ceremonia. FOTO BNE.(Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Desde aquel momento la Laureada pasaría a formar parte del escudo de Navarra, rodeando al histórico de las cadenas, que forma parte a su vez del escudo de España. Tras la muerte del dictador y el regreso de la democracia a España, se modificarían los símbolos regionales tal y como se recoge en la Ley de Amejoramiento Foral de Navarra, aprobada en 1982, aunque el cambio en el escudo suscitó grandes y acalorados debates. Pero aunque oficialmente se produjo ese cambio, el antiguo escudo del franquismo se mantuvo en numerosos edificios públicos. Y así se mantuvo hasta anteayer como quien dice, cuando a partir de 2016 el Gobierno Foral de Navarra presidido por Uxue Barkos promueve la elaboración de un censo de símbolos franquistas en toda la Comunidad como paso previo a su retirada. De todos ellos, sin duda el que más polémica y debate ha suscitado, ha sido la retirada de la escultura que coronaba desde 1951 el Palacio de Navarra, actual sede del parlamento regional, una escultura obra el escultor navarro Fructuoso Orduna, que representaba a dos hombres, de la ribera y de la montaña, flanqueando a ambos lados el escudo de Navarra que incorporaba la Laureada.

En la fotografía superior podemos observar el grupo escultórico con el escudo de Navarra y la Laureada, obra de Fructuoso Orduna, que presidía la fachada del Palacio de Navarra. En las fotos inferiores podemos ver instantáneas del momento en que fue desmontado en 2016. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Navarra no sería la única provincia a la que Franco premiaría con la Laureada. Finalizada la guerra, esta distinción le sería concedida también a Valladolid. Si se había premiado a Navarra por su entusiasta y masivo apoyo al golpe de 1936, un reconocimiento que se podía atribuir mayoritariamente a los carlistas, Franco, un especialista en los “equilibrios”, no podía dejar sin premio a la contribución de los falangistas al comienzo de la contienda, y concedió la Laureada a la provincia de los “Leones de Castilla”. Todavía a día de hoy, y al contrario que en Navarra, la Laureada sigue formando parte del escudo de Valladolid. Y no solo eso, en el escudo de las camisetas de los jugadores del Real Valladolid Club de Futbol figura también la Laureda concedida por Franco en 1939.

Escudo de Valladolid con la Laureada, que también lucen los jugadores del Real Valladolid Club de Fútbol. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Pero volvamos a las dos farolas con simbología republicana ahora que ya conocemos la historia que está detrás de las dos placas conmemorativas que las acompañan.

Como comentábamos al principio, el dar a conocer su existencia puede contribuir a evitar su desaparición por la acción de algún posible justiciero nostálgico del antiguo régimen con alguna responsabilidad en el Ayuntamiento, como nos tememos que ocurrió con las otras farolas que desaparecieron en Madrid, además el edifico como hemos señalado, está declarado como Bien de Interés Cultural (BIC), lo que implica una serie de trámites y permisos previos a cualquier modificación.


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Caso aparte son las placas conmemorativas que encontramos bajo las farolas, ¿incumplen la Ley de Memoria Histórica?, ¿puede aplicarse una excepción por “razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas”?. Realmente es un tema delicado, yo personalmente en este caso concreto soy partidario de mantenerlas, creo que es mejor dejarlas donde están (dentro del recinto del templo y no directamente en la vía pública), y que se conozca bien la historia que hay detrás de ellas, que eliminarlas y dejar que este episodio de nuestra historia se olvide. La Historia puede ser un arma de doble filo y que se utilice como un bumerang. Sin ir más lejos, estoy seguro de que en estos momentos que muchos interpretan la historia adaptándola al presente, habrá políticos navarros a los que incomode que se conozca el apoyo muy mayoritario y entusiasta de gran parte de la población de la provincia al golpe de 1936, y prefieran hablar solo de la brutal represión en Navarra que comenzó en el minuto cero del golpe, siguiendo al pie de la letra las directrices de Mola. Sea como sea, las últimas farolas republicanas de Madrid son un “oxímoron patrimonial”, una de ellas se encuentra en el mismo Palacio Real de Madrid, y otras dos alumbrando dos inscripciones colocadas allí por el régimen franquista, una excepcional singularidad que debería animar a mantener todo el conjunto tal y como está.

Una tórtola sobre la corona almenada de una de las farolas de la Plaza de Armas de La Habana. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Y queremos terminar este artículo dando a conocer un extraordinario descubrimiento que puede trastocar completamente las hipótesis que veníamos barajando sobre el misterioso origen de estas farolas. Visitando hace unos meses la maravillosa ciudad de La Habana, en la Plaza de Armas, una de las más bellas plazas de la Habana Vieja, pude contemplar con asombro que todas las farolas de la plaza tenían la misma simbología republicana que las que se conservaban en Madrid, y que si no eran completamente idénticas, eran muy parecidas. Además de las farolas de la Plaza de Armas, localicé otro par de ellas en la entrada de la casa-museo de Simón Bolivar también en la Habana Vieja, y es muy posible que existan algunas más en ese mismo distrito habanero, o en el de Centro Habana, los dos con más solera de la ciudad.

En la imagen superior vemos la farola republicana del palacio Real (I) junto a una de la Plaza de Armas de La Habana(D). En la imagen inferior vemos una de las farolas de la Iglesia de San Fermín de Madrid (I) y una de las que adornan la entrada a la casa-museo de Simón Bolivar en La Habana. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Al regresar a Madrid pude comprobar comparando las fotografías que las farolas eran prácticamente idénticas, como si hubieran estado hechas con el mismo molde. Y es entonces cuando surgió la nueva hipótesis: si Cuba se independizó en 1898, las farolas muy probablemente fueran anteriores a esa fecha, y por lo tanto las de Madrid también podrían serlo, y podría tratarse concretamente del periodo de la I República Española (1873-1874).

Una farola junto a la estatua de Carlos Manuel de Céspedes en la Plaza de Armas de La Habana. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Me puse en contacto con la Oficina del Historiador de la Habana (clic aquí para ir a su página web), una entidad creada en 1938 por el Dr. Emilio Roig Leuchsenring, cuya finalidad era la protección de la Habana Vieja. Desde 1967 la Oficina está dirigida con gran acierto por el Dr. Eusebio Leal Spengler, quien desde su cargo de Historiador de La Habana coordina y gestiona toda la ingente labor de restauración y recuperación de la Habana Vieja a partir de la implementación del Plan Maestro (clic aquí para conocer más sobre el Plan Maestro). Una ingente tarea que está llevando a cabo con notable éxito y acierto, pese a las delicadas condiciones económicas por las que atraviesa el país. Hay que recordar que el Centro Histórico de la La Habana fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982.

Entrada a la casa museo de Simon Bolivar en la calle Mercaderes de La Habana Vieja, donde se observan dos farolas con la corona almenada. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)


Desde la Oficina del Historiador de la Habana se puso inmediatamente en contacto conmigo el historiador del Plan Maestro, el Dr. Arturo Pedroso Alés, a quien desde aquí quiero agradecer públicamente su atención y amabilidad, aportando interesantes datos que ofrecían nuevas vías de investigación sobre el misterioso origen de estas farolas.

Una de las cuatro farolas múltiples que podemos encontrar en las cuatro esquinas de la Plaza de Armas de La Habana. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Transcribo aquí parte del correo del Dr. Arturo Pedroso Alés:

«La historia del alumbrado público con gas arrancó en La Habana en el siglo XIX. En 1844 los señores James Rob, de Nueva Orleans y Miguel de Silva, de La Habana les fue otorgado por el ayuntamiento una concesión para construir una planta de gas. Ellos organizaron la Compañía Española de Alumbrado de Gas y contrataron el alumbrado de las calles, parques y edificios públicos por espacio de 26 años. En 1877 el ayuntamiento de La Habana otorgó una nueva concesión al señor Juan Domingo Stable para construir una nueva fábrica de gas. Ya existía la fábrica de Tallapiedra. Este señor traspasó sus derechos a la Havana Gas Light Co., corporación radicada en Nueva York que a la postre construyó la fábrica de gas de Melones. Esta empresa instaló un sistema de tuberías y maestras en las calles de La Habana y comenzó a distribuir gas en el año 1882. Esto es algo muy general y las farolas es algo muy específico. ¿Tengo mis interrogantes sobre las farolas? ¿Fueron fundidas en La Habana o vinieron de España?

Dos de las farolas con la corona almenada de la Plaza de Armas de La Habana, al fondo se distingue la fachada del palacio de los Capitanes Generales con la bandera cubana. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

La farolas las colocaban estas corporaciones previo acuerdos con el ayuntamiento. Ahora mismo no tengo la fecha de colocación de las farolas de la Plaza de Armas. Habría que buscar en el centro histórico otros ejemplares de ese tipo de farolas. No creo que abunden muchas farolas de ese tipo. Tal vez en el municipio Centro Habana puede que haya alguna en alguna calle o edificio de con cierta prestancia. La misma evolución del alumbrado de gas a electricidad poco tiempo después termino por darle el tiro de gracia a muchas de estas farolas.»


Detalle de una farola de la Plaza de Armas de La Habana con la corona mural o almenada. FOTO JAZ. (Haga clic sobre la foto para verla ampliada)

Con estos nuevos datos cobra valor la hipótesis de que las farolas “republicanas” de Madrid son en realidad decimonónicas, y no del periodo histórico de la Segunda República Española como en un principio pensamos, y como debió pensar quien ordenó retirarlas del espacio público, supuestamente por supuesto. A la vez se abren nuevos interrogantes, como el lugar donde fueron fundidas, la fecha de su fabricación, si las farolas de La Habana fueron fabricadas en España y llevadas allí posteriormente, o bien fueron fabricadas en La Habana con el mismo diseño que las españolas. Tal vez una observación más cercana de las farolas permitiera conocer algún detalle más sobre las mismas, si quedara rastro de alguna fecha o nombre de la fundición. Mientras tanto seguiremos buscando respuestas, tanto en Madrid como en La Habana.

Florentino Areneros.