Por nuestro enviado especial Florentino Areneros
A veces nos ocurren cosas para las que no podemos encontrar explicación desde la razón, experiencias que nos sobrecogen y en ocasiones nos atemorizan. Para explicar estos fenómenos los humanos desde antiguo han recurrido a la superstición y lo sobrenatural. Uno de estos fenómenos es el conocido como DEJA VU, que no es otra cosa que la sensación que tienen ciertas personas de haber estado antes en un lugar, o de que lo que les esta ocurriendo en un determinado momento lo han vivido ya anteriormente. Este particular fenómeno tiene muchas lecturas, algunos lo achacan a que el individuo que experimenta estos episodios goza de poderes sobrenaturales y premonitorios (recuerden el caso de Lagartija), pero algunos lo atribuyen a la intervención de diferentes espíritus y demonios, siendo un fenómeno muy estudiado en Haití donde esta ligado indefectiblemente a la practica de los ritos vudu. Personalmente no puedo afirmar ni desmentir que todo esto sea cierto o no, pero ante la duda mejor no meneallo y dejar a los espíritus y fuerzas del Averno tranquilas, algo que desgraciadamente por imperativos de las modas traídas de fuera de la mano de la machacona publicidad, del imperialismo cultural y de ocultos intereses económicos no estamos haciendo. Efectivamente señoras y señores lectores, hasta hace poco España era un país tranquilo desde el punto de vista esotérico, donde todo estaba atado y bien atado, si alguna bruja o similar tenía el atrevimiento de manifestarse se la pegaba lumbre en la plaza del pueblo y santas pascuas o santas ascuas, aquí no existía demonio capaz de transfigurarse con la cantera que hemos tenido siempre de primerísimas figuras del exorcismo, auténticos galácticos en el manejo del hisopo y el misal, daba gusto verlos actuar, que elegancia en el manejo del potro, que dominio de la dialéctica en los interrogatorios, y por supuesto, que manera de bendecir. Tenían ustedes que haberlos visto bendecir, como dibujaban el gesto, poniendo de soslayo los dedos índice y corazón en posición enhiesta, aunque ligeramente genuflexa, de tal forma que en inigualable escorzo definían un elegante movimiento de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, que ponía las plazas de los pueblos patas arriba. Era tal su arte que son numerosos los testimonios que indican que hasta a los propios herejes libremente confesos estando a punto de ser flambeados atados a un poste, se les saltaban las lágrimas de la emoción al ser bendecidos de aquella manera. Que conversiones amigos lectores, que autos de fe tan espectaculares donde no faltaba ni un detalle, había autenticas tortas en todo el mundo por verlos actuar, incluso desde el propio Vaticano se les invitaba a multitudinarias giras. Es sobradamente conocido el caso de esa inigualable terna de exorcistas patrios, que durante el Siglo XVI recorrieron toda Europa y parte del Nuevo Mundo en multitudinarias tournées, despertando auténticas pasiones a su paso, llegando incluso a actuar varias veces ante los Pontífices en Roma. Esta irrepetible terna sería conocida mundialmente como “Los Tres Divinos”, que arte señores, que arte…
A veces nos ocurren cosas para las que no podemos encontrar explicación desde la razón, experiencias que nos sobrecogen y en ocasiones nos atemorizan. Para explicar estos fenómenos los humanos desde antiguo han recurrido a la superstición y lo sobrenatural. Uno de estos fenómenos es el conocido como DEJA VU, que no es otra cosa que la sensación que tienen ciertas personas de haber estado antes en un lugar, o de que lo que les esta ocurriendo en un determinado momento lo han vivido ya anteriormente. Este particular fenómeno tiene muchas lecturas, algunos lo achacan a que el individuo que experimenta estos episodios goza de poderes sobrenaturales y premonitorios (recuerden el caso de Lagartija), pero algunos lo atribuyen a la intervención de diferentes espíritus y demonios, siendo un fenómeno muy estudiado en Haití donde esta ligado indefectiblemente a la practica de los ritos vudu. Personalmente no puedo afirmar ni desmentir que todo esto sea cierto o no, pero ante la duda mejor no meneallo y dejar a los espíritus y fuerzas del Averno tranquilas, algo que desgraciadamente por imperativos de las modas traídas de fuera de la mano de la machacona publicidad, del imperialismo cultural y de ocultos intereses económicos no estamos haciendo. Efectivamente señoras y señores lectores, hasta hace poco España era un país tranquilo desde el punto de vista esotérico, donde todo estaba atado y bien atado, si alguna bruja o similar tenía el atrevimiento de manifestarse se la pegaba lumbre en la plaza del pueblo y santas pascuas o santas ascuas, aquí no existía demonio capaz de transfigurarse con la cantera que hemos tenido siempre de primerísimas figuras del exorcismo, auténticos galácticos en el manejo del hisopo y el misal, daba gusto verlos actuar, que elegancia en el manejo del potro, que dominio de la dialéctica en los interrogatorios, y por supuesto, que manera de bendecir. Tenían ustedes que haberlos visto bendecir, como dibujaban el gesto, poniendo de soslayo los dedos índice y corazón en posición enhiesta, aunque ligeramente genuflexa, de tal forma que en inigualable escorzo definían un elegante movimiento de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, que ponía las plazas de los pueblos patas arriba. Era tal su arte que son numerosos los testimonios que indican que hasta a los propios herejes libremente confesos estando a punto de ser flambeados atados a un poste, se les saltaban las lágrimas de la emoción al ser bendecidos de aquella manera. Que conversiones amigos lectores, que autos de fe tan espectaculares donde no faltaba ni un detalle, había autenticas tortas en todo el mundo por verlos actuar, incluso desde el propio Vaticano se les invitaba a multitudinarias giras. Es sobradamente conocido el caso de esa inigualable terna de exorcistas patrios, que durante el Siglo XVI recorrieron toda Europa y parte del Nuevo Mundo en multitudinarias tournées, despertando auténticas pasiones a su paso, llegando incluso a actuar varias veces ante los Pontífices en Roma. Esta irrepetible terna sería conocida mundialmente como “Los Tres Divinos”, que arte señores, que arte…
Pero aquellos eran otros tiempos, como hemos dicho las modas culturales importadas están haciendo mucho daño a nuestra ancestral y tradicional cultura hispánica con la consiguiente perdida de alguno de esos indispensable valores que nos hicieron constituirnos en la reserva espiritual de Occidente. Como ustedes habrán podido observar, en los últimos años se ha puesto de rabiosa actualidad el disfrazarse de monstruo, bruja, incubo, súcubo, vampiro, hombre lobo y raleas similares y echarse a deambular por las calles ataviados de esa guisa, haciendo botellón si es necesario, con los consiguientes efectos colaterales. Imagínense ustedes a uno de estos jóvenes disfrazado de vampiro o de momia haciendo eses por las calles, menudo espectáculo patético, si Bela Lugosi levantara la cabeza. Sin ir más lejos me comentaba el otro día Moncloveño que en la ya famosa y terrorífica noche llamaron a la puerta de su finca de la Moncloa, y al abrir el diestro la puerta se encontró a un grupo de jóvenes transfigurados como para un casting de Embrujada o la Familia Monster. No había salido de su asombro cuando uno de los jóvenes le inquirió:
- ¿Truco o trato?.