Retrato de Miguel Hernández realizado en la cárcel por su amigo el escritor Antonio Buero Vallejo preso también al finalizar la guerra.(Click en cualquier imagen para ampliar).
MIGUEL HERNANDEZ Y EL TORO
Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle como un fruto
El pasado 30 de Octubre se cumplieron cien años del nacimiento de Miguel Hernández. Por este motivo han sido muy numerosos durante este año los actos y eventos celebrados para homenajear y recordar al poeta oriolano, exposiciones, congresos, conferencias, reediciones de libros, discos y giras, y un largo etcétera que nos dan idea de la dimensión que la vida y obra de Miguel Hernández ha alcanzado cien años después de su nacimiento. Centenario en el que se han volcado un buen número de administraciones independientemente de la ideología de cada una de ellas, desde el Gobierno de España al de la Generalitat Valenciana, tan dispares políticamente. Aunque quizá lo más llamativo sea el hecho de que la Comisión del Centenario de Miguel Hernández dependiente de Presidencia de Gobierno y que tiene como principal misión la de coordinar e impulsar las diversas actividades entre administraciones, así como entre las diferentes entidades publicas y privadas, este presidida por Sus Majestades los Reyes de España. Ya lo ven ustedes amigos lectores, si el otro día destacábamos la paradoja de que el Palco Real de la plaza de Las Ventas fue inaugurado por el Presidente de la República, hoy vemos como los Reyes presiden una comisión encargada de homenajear a un republicano convencido como fue Miguel Hernández. Como no podía ser de otra forma en este país de sol y sombra, de barrera y andanada, la polémica estaba servida, y no han faltado las acusaciones de oportunismo o de hipocresía entre entidades y personas. A lo que hay que añadir las jugosas subvenciones y donaciones que hacen olvidar a muchos sus ideales, o quizá para ser más exactos, que hacen que algunos muestren sus auténticos ideales cuando se presenta la ocasión y la tajada. Pero desde esta páginas apartadas de cualquier polémica, vamos a pensar que como el título de una antigua película “to er mundo e güeno” y vamos a centrarnos en lo nuestro que es la crónica taurino-guerracivilera.
No queremos desde estas páginas hacer un repaso de la trayectoria literaria de Miguel Hernández, ni queremos ni podemos que para que nos vamos a engañar, pero si nos gustaría destacar la presencia del toro en su obra. Como todos ustedes saben Miguel Hernández fue pastor en su juventud y parece ser que tanto su abuelo como su padre eran tratantes de caballos, muchos de los cuales eran utilizados en la suerte de varas de los espectáculos taurinos de la comarca, por lo que la relación del poeta con el campo, el ganado y el mundo taurino estarían presentes en su vida desde temprana edad, y tal vez influido por ello la presencia del toro esta presente desde sus primeras obras. A su vez el toro es el animal totémico por excelencia, el toro es la fertilidad, la fuerza, la muerte y la vida, la lucha y el espíritu indomable, e incluso algunos identifican al toro con España , sin lugar a dudas el toro es un recurso poético que no podía faltar en la obra de un poeta como Miguel Hernández.
En la fotografía superior vemos a Miguel Henández con sus tres hermanos y en la inferior una foto de su casa en el alicantino pueblo de Orihuela.
Desde sus primeras obras el toro esta presente en su poesía, así en 1933 se desplaza a la Universidad Popular de Cartagena para dar su conferencia sobre su “Elegía media del Toro” en la que tendría que utilizar un cartelón pintado por Francisco de Díe, que el poeta acabaría extraviándolo en el tren. También por esas fechas escribiría un poema titulado “Corrida Real” dividido en siete partes: Cartel, Plaza, Toro, Toro y Caballos, Toro y Banderillero, Toro y peón y por último Toro y Torero.
Miguel Hernández fotografiado en Cartagena.