El gran torero cordobés Rafael Molina Sánchez "Lagartijo", también conocido como "Lagartijo el Grande" (1841-1900) en el solemne momento de cortarse la coleta. (Haga Click en cualquiera de las imágenes para ampliarlas).
Por Florentino areneros
En diferentes crónicas hemos visto como lo taurino y su mundo se hunden en lo más profundo de la historia, no solo española si no europea. Y también como algunos de esos ritos y costumbres han perdurado hasta nuestros días. Cuando nos acercábamos hace unos meses hasta Cartagena a visitar su histórica y más que centenaria plaza, descubríamos que se encontraba ubicada nada más y nada menos que sobre el antiguo anfiteatro romano de Cartago Nova, menuda herencia y menuda continuidad, quien les iba a decir a aquellos canteros romanos que construyeron el anfiteatro, que dos mil años mas tarde allí mismo donde se cortaban brazos, piernas y cabezas, se cortarían orejas y rabos( "Pulse AQUÍ para ir a la crónica de CARTAGENA I"). Aunque no debemos olvidar que en los circos romanos ya se practicaba el noble arte de la tauromaquia, que en griego viene a decir algo así como lucha de toros, y era habitual ver a nobles romanos dándoles muerte en la arena, o bien como sacrificio a los dioses. También fueron los romanos los precursores de lo que hoy conocemos como suelta de vaquillas, cuando tras llenar el ruedo de cristianos soltaban unos cuantos enfurecidos uros, para jolgorio y disfrute de los graderios, hay que ver como las gastaban estos romanos, que chispa. Lo malo es que alguno empezó soltando vaquillas y acabó pegándole fuego a la ciudad. Claro, se les consiente desde pequeñitos y luego de mayores ya no hay quien haga carrera de ellos, un cachete a tiempo por muy imperial que sea el trasero a veces no viene mal. Recuerdo una escena de una película de romanos, creo recordar que era Quo Vadis ("¿Ande vas?" en versión subtitulada), en la que un fornido cristiano se enfrenta solo con sus manos, cual luso forçado, a un "fiero" toro. Escena que no dudamos causaría gran impacto en Hollywood pero que no transmitió en los tendidos de las salas cinematográficas españolas, donde hasta los niños de pecho ya sabían que aquello era una vaquilla, que además estaba afeitada, y lo que es peor, era de encaste Domecq.
Pero hoy quiero hablarles de los que sin duda eran las estrellas de los espectáculos del circo romano, de los gladiadores, que a veces debían de enfrentarse a fieros morlacos, antecedente indiscutible del actual matador. Pues bien amigos lectores, las similitudes entre gladiador y torero van mucho más allá llegando incluso a señas de identidad características que inexplicablemente han perdurado durante milenios manteniendo su simbología. Dentro de los gladiadores, encontrábamos diferentes tipos, dependiendo de las armas y atuendos que utilizaran. La figura del gladiador ha sido un referente iconográfico prácticamente desde su aparición, es extensa toda la literatura y bibliografía que podemos encontrar, asi como un buen número de películas. ¿Quien no conoce a Espartaco?, al de Roma no al diestro de Espartinas, seguramente todos ustedes hayan oído hablar de él, al igual que habrán visto la película protagonizada por Kirk Douglas, o la reciente "Gladiator" protagonizada por Russell Crowe, que tanto gusta a Pep Guardiola, la película por supuesto. Tanto, que utilizaba su banda sonora para motivar a sus bravos jugadores antes de los partidos. Aunque por rumores llegados a nuestra redacción parece ser que esto terminó cuando Joan Laporta se enteró de que el protagonista, "El Hispano", era de Mérida, y montó en cólera. ¿Como era posible que se utilizara como símbolo a un extremeño, a un charnego?, hasta ahí podríamos llegar en Camp Barça, ya era suficiente con que sus estrellas fueran de Rosario, de Fuentealbilla o de Canarias, para ahora encima tener que idolatrar a un bizarro emeritense. Sea cierto o no esta historia, lo que si es cierto es que esta temporada Guardiola ha tenido que cambiar el CD y ahora les pone una tierna melodía descafeinada del grupo británico Coldplay, en concreto "viva la vida", con la que parece que la ternura y buen rollito han entrado en el vestuario( "Pulse AQUÍ para ver el buen rollito en el vestuario azulgrana"), pero sin alcanzar los resultados deportivos que alcanzaron con la música del bravo gladiador de la bella ciudad de Mérida, donde casualmente siglos después nacería otro culé de pro, el ínclito Rodríguez Ibarra, para mayor tormento de Don Joan que seguramente hubiera preferido que este político hubiera elegido otros colores, o mejor otro color.
Por Florentino areneros
En diferentes crónicas hemos visto como lo taurino y su mundo se hunden en lo más profundo de la historia, no solo española si no europea. Y también como algunos de esos ritos y costumbres han perdurado hasta nuestros días. Cuando nos acercábamos hace unos meses hasta Cartagena a visitar su histórica y más que centenaria plaza, descubríamos que se encontraba ubicada nada más y nada menos que sobre el antiguo anfiteatro romano de Cartago Nova, menuda herencia y menuda continuidad, quien les iba a decir a aquellos canteros romanos que construyeron el anfiteatro, que dos mil años mas tarde allí mismo donde se cortaban brazos, piernas y cabezas, se cortarían orejas y rabos( "Pulse AQUÍ para ir a la crónica de CARTAGENA I"). Aunque no debemos olvidar que en los circos romanos ya se practicaba el noble arte de la tauromaquia, que en griego viene a decir algo así como lucha de toros, y era habitual ver a nobles romanos dándoles muerte en la arena, o bien como sacrificio a los dioses. También fueron los romanos los precursores de lo que hoy conocemos como suelta de vaquillas, cuando tras llenar el ruedo de cristianos soltaban unos cuantos enfurecidos uros, para jolgorio y disfrute de los graderios, hay que ver como las gastaban estos romanos, que chispa. Lo malo es que alguno empezó soltando vaquillas y acabó pegándole fuego a la ciudad. Claro, se les consiente desde pequeñitos y luego de mayores ya no hay quien haga carrera de ellos, un cachete a tiempo por muy imperial que sea el trasero a veces no viene mal. Recuerdo una escena de una película de romanos, creo recordar que era Quo Vadis ("¿Ande vas?" en versión subtitulada), en la que un fornido cristiano se enfrenta solo con sus manos, cual luso forçado, a un "fiero" toro. Escena que no dudamos causaría gran impacto en Hollywood pero que no transmitió en los tendidos de las salas cinematográficas españolas, donde hasta los niños de pecho ya sabían que aquello era una vaquilla, que además estaba afeitada, y lo que es peor, era de encaste Domecq.
Pero hoy quiero hablarles de los que sin duda eran las estrellas de los espectáculos del circo romano, de los gladiadores, que a veces debían de enfrentarse a fieros morlacos, antecedente indiscutible del actual matador. Pues bien amigos lectores, las similitudes entre gladiador y torero van mucho más allá llegando incluso a señas de identidad características que inexplicablemente han perdurado durante milenios manteniendo su simbología. Dentro de los gladiadores, encontrábamos diferentes tipos, dependiendo de las armas y atuendos que utilizaran. La figura del gladiador ha sido un referente iconográfico prácticamente desde su aparición, es extensa toda la literatura y bibliografía que podemos encontrar, asi como un buen número de películas. ¿Quien no conoce a Espartaco?, al de Roma no al diestro de Espartinas, seguramente todos ustedes hayan oído hablar de él, al igual que habrán visto la película protagonizada por Kirk Douglas, o la reciente "Gladiator" protagonizada por Russell Crowe, que tanto gusta a Pep Guardiola, la película por supuesto. Tanto, que utilizaba su banda sonora para motivar a sus bravos jugadores antes de los partidos. Aunque por rumores llegados a nuestra redacción parece ser que esto terminó cuando Joan Laporta se enteró de que el protagonista, "El Hispano", era de Mérida, y montó en cólera. ¿Como era posible que se utilizara como símbolo a un extremeño, a un charnego?, hasta ahí podríamos llegar en Camp Barça, ya era suficiente con que sus estrellas fueran de Rosario, de Fuentealbilla o de Canarias, para ahora encima tener que idolatrar a un bizarro emeritense. Sea cierto o no esta historia, lo que si es cierto es que esta temporada Guardiola ha tenido que cambiar el CD y ahora les pone una tierna melodía descafeinada del grupo británico Coldplay, en concreto "viva la vida", con la que parece que la ternura y buen rollito han entrado en el vestuario( "Pulse AQUÍ para ver el buen rollito en el vestuario azulgrana"), pero sin alcanzar los resultados deportivos que alcanzaron con la música del bravo gladiador de la bella ciudad de Mérida, donde casualmente siglos después nacería otro culé de pro, el ínclito Rodríguez Ibarra, para mayor tormento de Don Joan que seguramente hubiera preferido que este político hubiera elegido otros colores, o mejor otro color.